33
—¿Chicos? —llamo a mis amigos y a los tres que me habían ayudado a salir del edificio. Nadie responde. No sé dónde se han metido, y es una broma es una de muy mal gusto. Me angustio no ver a nadie alrededor y no saber exactamente donde están — ¡Salid de donde quiera que estéis! Me estoy poniendo de los nervios —siguen sin contestar.
Estaba en medio de una calle solitaria, por una parte era bueno eso, así no veían de forma extraña pensando internamente que estaba como un loco hablando en alto.
Miraba en las dos direcciones que podía mirar, calle arriba y calle abajo. No me atrevía a moverme, ni ir por callejones que quizás me lleven a otros y al final me pierda y no encuentre el camino de vuelta.
—¡Basta chicos! —Mis nervios estaban llegando al límite, para mí esto eran bromas de muy mal gusto.
La figura de una persona se estaba reflejando en la pared que tenía en frente. Yo estaba de espaldas a la carretera y no podía ver de quién se trataba, aparte que me estaba entrando algo de miedo hacerlo y encontrarme con la persona.
Me quedo estático, sin mover ni un musculo a la espera de que suceda algo.
Vuelvo al mundo real, ya que alguien me está hablando y me quedo con la duda de quién será esa persona misteriosa.
—¿Qué te acaba de pasar? —Yo todavía tengo los ojos cerrados, aunque sabía bien quien había formulado esa pregunta.
Intentaba respirar con normalidad para poder abrir los ojos y mirarle, pero me escocían los ojos, seguramente están de un color rojo llameante.
—Zarek...de nuevo tienes los ojos rojos, y ahora sí que dan miedo, parece que van a escupir fuego en cualquier momento.
—No sé porque se han puesto de color rojo, pero algo anda mal. Cada vez que he tenido algún sueño, sea despierto o dormido, jamás se me han cambiado de color.
—Extraño —expresa el pelirrojo.
—Casi todo lo que pasa en mi entorno desde el día que amanecí en el palacio es demasiado raro. Es muy inusual, antes era todo normal, tenía una familia, una hermana, que aunque no son de mi sangre, sentía como si lo fueran —suspiro fuertemente, mientras echo mi pelo hacia atrás —. Todo cayó ese día, el día después de mi cumpleaños. Odio ese maldito día. Ahora tres personas de mi familia estaban con un pie en la tumba y yo no estaba lejos de estar en la misma situación.
—No te desesperes Zarek, encontraremos el antídoto.
—¿Tu a donde crees que ha ido Florián? —Le respondo con una pregunta —No intentes justificarle —le advierto.
No sé si creer en el comportamiento que está teniendo Aleksy. Puede que sea una estrategia de Florián para mantenerme vigilado, que el pelirrojo se gane mi confianza y le suelte todo y así se mantiene informado o puede que sea lo contrario a lo que mi mente quiere creer.
Estoy con muchas dudas en mi cabeza. Mis ojos recorren el sitio en donde estoy situado e intento calmarme un poco.
—¿Cómo he llegado hasta aquí? Se supone que una persona amenace en su cama si a la noche anterior se metió en ella —llevo mis dos manos hacia mi pelo y me lo estiro llegando a un punto que casi me hago daño.
Estoy al borde de la desesperación.
¿Quién demonios se despierta en medio de un pasillo que encima ni lo reconoce?
—¡Basta Zarek, te vas a lastimar! —Me indica Aleksy —Y eso no va a ser bueno —el menor de mis problemas ahora es hacerme daño a mi mismo.
—Me importa tres pinos, lo que sea bueno o malo para mí.
—Estas fuera de sí, que solo te has despertado en un pasillo...—deja de hablar porque sabe que algo de razón tengo de ponerme así. Pero quizás con menos dramatismo en mis palabras.
—De acuerdo lo he exagerado un poco, pero es que, que yo sepa no soy sonámbulo —digo dubitativamente la última palabra.
—Bueno dejemos eso aparte, lo bueno es que ya estamos en el lugar donde debemos burlas las cámaras de seguridad —abro los ojos como si fueran platos.
¿Sería muy descabellado haber venido aquí sonámbulo sabiendo que hoy teníamos que venir aquí? ¿Y el sueño que he tenido donde diantres queda?
—¿Y si he venido aquí por eso mismo? —Aleksy al principio no sabe de qué hablo, sin embargo, un minuto después su cara cambia.
—Nos estamos volviendo locos, ¿verdad? —estoy de acuerdo con él. Un poco más majaras y nos mandan directos a un psiquiátrico.
Dejo caer mis manos a los costados de mi cuerpo, mientras que el pelirrojo se agacha y se sienta a mi lado. No me mira ya que tiene su vista en un punto exacto.
—¿Ahora qué pasa? —dirijo mi mirada hacia donde esta puesta la suya y veo la diminuta cámara que esta incrustada en la pared.
—Debemos darnos prisa — ¿Ahora que le ha dado? No tenemos nada preparado. ¿Se quiere ir sin ningún recurso para poder sobrevivir al menos cinco días?
—¿Preparado? —Él asiente todavía sin mirarme —Pues sinceramente hablando, nunca estoy dispuesto a nada, pero si hay que hacerlo, se hace —sentencio con algo de inseguridad.
—No hay tiempo de coger nada, lo único que vamos a llevar son las cosas que han guardado justo antes de entrar a la sala de los ordenadores —me deja descolocado —cuando la luz roja parpadee tres veces consecutivamente, es hora de irnos —deja salir todo el aire que tenía retenido.
—Yo no me puedo ir así —salto de inmediato. Miro mi vestimenta y le doy un codazo —. ¿Quieres que vaya con estas pintas por ahí?
—¿Tu aspecto o tu ropa es el menor de tus problemas? Ya te cambiaras cuando estemos en un lugar alejado. Además en donde estamos nadie te conoce Zarek, deja el drama por una vez en tu vida, no sé porque no estudiaste una carrera de drama, se te daría de lujo la verdad.
Sé que soy algo exagerado pero es que no quiero ir por la calle llevando un pantalón de pijama puesto. Ya me miran bastante por el color de mi cabello, no quiero que me miren peor por llevar la ropa de dormir.
—Deja a parte eso, ya que nos vamos a ir como estemos ahora mismo, deja de replicar de una vez por todas. A veces puedes resultar bastante cansino —bufo enfadado. Me cruzo de brazos y frunzo el ceño.
Me quedo fijamente a la camarita incrustada en la pared esperando a que parpadeara tres veces la luz roja, pero me di cuenta de algo, si esta incrustada, solo se ve de donde graban.
—Tengo alguna que otra pregunta para hacerte —el hace un ruidito indicando que lo haga — ¿Por qué os habéis adelantado a lo acordado ayer? Ayer hablamos de que íbamos a verlo hoy y pensé que lo haríamos cuando me lo has dicho antes. ¡Me has engañado!
—Te voy a interrumpir un momento para poder explicártelo —lo miro furioso, pero me mantengo en silencio —. Esto no es una excusa ni mucho menos, no obstante, contigo íbamos a tardar el doble, ya sea en venir, mirar y en volver, preparar las cosas e irnos de aquí.
—Eso es verdad lo hubiera atrasado más.
—¿Alguna pregunta más? —yo asiento con la cabeza sin mirarle.
—¿Dónde parpadea la lucecita si esta...? —antes de poder formular toda la pregunta, tres parpadeos como me había indicado Aleksy.
Su mirada estaba en el mismo lugar donde yo la había tenido instantes antes.
—Es hora —dicho esto apoyo mi palma derecha en el suelo y con impulso intento levantarme.
—Deja que te ayude —me indica, él ya está de pie, en frente de pie, con sus dos brazos estirados en mi dirección para poder ayudarme.
Todavía no logro entender y saber, pero estaré libre de las garras de Florián, aun no sé cuántos días podremos estar sin saber nada de ese sujeto, pero espero que lleguemos a los dos días. Aunque siendo sincero no creo que llegue ni a veinticuatro horas, ya que si lo pensamos bien, él sabe cada paso que doy, puede hablar conmigo a través de la mente. Tiene varios recursos para poder descubrir donde me ubico.
Y mi negatividad sale a flote una vez más.
—¡No podemos hacerlo! —suspiro. Aleksy me mira sin entender nada tras mis repentinas palabras.
—¿Qué ocurre ahora? —habla un poco cansado.
—¿Qué te apuestas a que nos encuentra antes de que pasen veinticuatro horas? —Él abre los ojos. Acto seguido niega con la cabeza.
—¿Quieres que apostemos? —Me mira fijamente deteniéndome para que no avancemos —Vas a salir perdiendo. Te aviso de antemano para que luego no me vengas a replicar nada.
Por el pasillo que íbamos andando bastante despacio, no había nadie que nos pudiera delatar con el viejo Florián. Esto estaba realmente vacío de gente. ¿Han desparecido las personas por arte de magia?
—¿En qué piensas Zarek? Te noto demasiado pensativo.
—Esto esta desierto —señalo —. ¿Dónde están las demás personas?
—Maniático —susurra —. Están en otra área. No te preocupes, sigue caminando que al final no vamos a llegar a ninguna parte con este ritmo caribeño que llevamos
La verdad es que si estábamos tardando bastante más, piernas ya no funcionaban como antes. Así que teníamos que ir a la velocidad mínima y aun así me cansaba también.
—Lo siento por esto, pero va a ser lo mejor, podremos ir más rápido —escucho la voz de Aleksy. Yo no entendía nada de lo que iba a pasar y porque me pedía perdón, hasta que un pañuelo de tela entra en escena, lo acerca a mi nariz, intento forcejear y quitármelo sin éxito.
El último pensamiento que tengo antes de perder la consciencia es que en cuanto la recobre, Aleksy se va a llevar una paliza de mi parte y una bien gorda.
Lentamente voy despertando, no me encuentro en una cama, eso lo tengo bastante claro, estoy demasiado incómodo. Aun no sé dónde estoy puesto que mis ojos todavía no han visto la claridad del día.
—¿Dónde estoy? —hablo sin siquiera saber si hay alguien cerca de mí.
—Estamos en Legnica, es una ciudad de Polonia. Estate tranquilo —esa es la voz de Bogdan.
¿Dónde se estará escondiendo Aleksy?
—¿Tu amigo? —el silencio aparece, no me contesta —. Te he hecho una pregunta bastante sencilla.
Poco a poco voy abriendo los ojos para poder ver el panorama ante mis ojos. Bogdan efectivamente esta justo en frente mío.
—¿Y? —intento que me dé la respuesta. Simplemente se encoge de hombros y mira hacia otro lado. Cobarde.
Supuestamente estamos en Legnica y yo me hago una pregunta. ¿Qué carajos hacemos aquí en Legnica si los demás están en Poznań?
—¿Por qué no estamos en Poznań? ¿Cómo van a venir los chicos con nosotros? Ellos están allí.
—A veces resultas ser demasiado irritante. Ellos están a punto de llegar, Aleksy ha ido a por ellos. El edificio no estaba en la ciudad de Poznań. Así que relájate un poco y mantente callado, que así resultas ser más amigable —es un cabrón de primera.
—¿Qué hacemos aquí? —Hago la pregunta en voz alta —en esta ciudad no está el libro —intento que la voz me salga normal y no nerviosa para que no sospeche nada.
—¿Cómo sabes eso?
—Porque cuando resulta que el libro debe estar en Posnania, por eso fuimos allí.
—¿Sabes el paradero del libro Zarek? —quiere indagar mas Bogdan, y eso no son buenas noticias para mí.
—¿Por qué debería saberlo? ¿No sé ni cómo es? —me estaba poniendo cada vez más nervioso con las preguntas que me hacia Bogdan.
El chico de pelo morado sabia como hacerme sentir nervioso, bombardeándome a preguntas. Sé que él está dudando en estos momentos de mí, pero todavía no era tiempo de soltar donde estaba el libro viejo. El libro nos podía llevar directamente a los antídotos que debíamos conseguir. ¿Cómo sabia eso? Podía leer las páginas a través de mi mente. ¿Qué cómo hago eso? No tengo ni la menor idea sinceramente.
—¿Zarek? —oigo que alguien pregunta por mí, giro mi cabeza para ver quién es esa persona que acaba de nombrarme y veo a mi hermana.
—¡Alenka! —grito a todo pulmón. Si debo ser franco, la he echado mucho de menos.
Veo que la chica de pelo amarillo, me observa con una gigante sonrisa en su rostro, me espera unos metros con los brazos abiertos, invitándome a darle un abrazo.
Con ayuda de Bogdan logro ponerme en pie, él me ayuda a andar hasta poder llegar hasta donde esta Alenka. Cuando estamos a un paso de ella, me coge de los brazos y me aproxima a su cuerpo.
—Te he echado de menos hermanito —dice con sinceridad —desde que los chicos nos rescataron a Julek y a mí, hemos estado todos buscándote —me informa —. Y otra cosa más, Nadzia ha estado muy triste desde que no estabas y eso que solo que ha pasado poco tiempo, dos días máximo.
—Parece como si hubiese sido un mes —resoplo. Siento mis piernas como gelatinas —, Alenka llévame al banco de nuevo, necesito sentarme y descansar las piernas.
—Me vas a tener que explicar con pelos y señales lo que te pasa, la última vez que te vi, no estabas...enfermo —habla angustiada por ver la situación en la que me encuentro.
Mi hermana me ayuda a llegar al banco y me siento al lado de Rafal, que no se inmuta de que me he sentada a su lado, ya que se encuentra muy centrado en el tema que está charlando junto con los demás.
—¿Desde cuándo tus piernas no funcionan como una persona de tu edad? — ¿Le miento? No es la mejor opción.
—Todo mi cuerpo se fue debilitando cuando Florián hacia esas "llamadas" conmigo a través de la mente.
La sorpresa en su rostro no se hace esperar, pero su cara cambia de un segundo a otro al de enfado.
—¿No tenías intenciones de decírnoslo a ninguno de nosotros? —se refiere a todos los demás.
—Solo hay un remedio para quitar esto y es el antídoto, igual que para curar a mamá, a papá y a mi bisabuelo.
—¿Es el mismo antídoto para todos? —niego con la cabeza v, es uno diferente para cada uno y están distribuidos en una parte del mundo cada uno.
—¿Cómo sabes todo eso? ¿Te lo ha dicho alguien? —de nuevo niego con la cabeza, a la vez que digo no.
—Necesito saber cuánto tiempo les queda a todos —si se aproximara a decirme una fecha exacta, sería lo mejor.
—¿Semanas? —dice por decir. ¿Hace cuánto no sabe nada de ellos?
—No tienes ni la menor idea. No has hablado con las enfermeras que cuidan a nuestros padres —digo lo que no me quería afirmar ella.
La verdad que no le podía reprochar nada, ya que yo no le había avisado que mi cuerpo está muy debilitado.
—Cuéntame como sabes lo de los antídotos —me susurra mientras mira hacia los demás por si acaso alguno está poniendo la oreja para escuchar de que hablamos.
—Aquí no te lo puedo contar. Te lo diré una vez estemos los dos solos, aquí hay mucha gente curiosa.
Miro en todas las direcciones y todavía no aparece Aleksy. ¿Se estará escondiendo de mí?
—¿Sabéis sonde se ha escondido Aleksy? —hablo esta vez para todos.
—Viene por allí —me indica Eunika.
Mi sonrisa se ensancha al verlo, él al contrario que a mí, se le borra la sonrisa. Sabe que le espera ahora.
¡La venganza es dulce!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top