31
Este lugar era algo parecido a un hotel o eso es la impresión que me había dado al andar por los pasillos junto con Aleksy. Bogdan se llevó a Jedrek para que no hubiera una disputa entre nosotros. Más tarde se reuniría con nosotros, pero antes debía ir a hablar con Florián. Al último nombrado no lo había visto desde que me caí al suelo, y ya habían pasado unas cuantas horas de eso.
—¿A dónde vamos? —iba arrastrando los pies. No habíamos andado mucho, sin embargo, me empezaban a doler.
—Al comedor, a que comas algo. Debes tener hambre, ¿no? —asiento conforme.
—¿Falta mucho para llegar? —si su respuesta era afirmativa, me sentaría un momento a descansar mis piernas. Parecía un señor mayor que tenía que llevar un bastón a todas partes para poder apoyarse en nada y no cansarse tanto o simplemente no andar demasiado.
—No, aunque si quieres podemos descansar un poco si te duelen las piernas —se gira a verme a la cara —, sé que te duelen, pero sin embargo no lo dices por orgullo, a parte que se escuchan el arrastre de tus pies al andar. Te delatas tu solo —hago una mueca.
Aquí no se puede esconder nada, ni fingir. Te pillan enseguida.
—No hace falta —gruño.
—Eres un gruñón de primera —me dice sin siquiera mirarme, tiene la mirada fija en el camino.
De nuevo nos sumergimos en un silencio. Ninguno de los dos tiene intenciones de hablar. Siento un hormigueo en mis piernas que me hacen pararme y un segundo después me encuentro en el suelo. He caído de culo en el frío piso.
Aleksy inmediatamente frena y se da la vuelta mirándome con una media sonrisa y negando con la cabeza.
—¿Cuándo será el día que no seas tan orgulloso? Te dicen alguna cosa que es para tu propio beneficio y rechazas esa gran oferta. Necesitabas sentarte en alguna parte, tus piernas ya no soportan tanto y eso ya lo deberías de saber.
—¿Realmente que me está pasando? —quise saber
—Creo que esa respuesta la sabes tú perfectamente —Aleksy cierra los ojos —, estas muriendo lentamente.
Hago una mueca y miro hacia otro lado sin querer mirarle a la cara.
—¿No existe algo con lo que me pueda curar?
El pelirrojo me mira, pero no habla, pienso yo que estará pensando si hay una manera o no, creo y debo pensar que lo está haciendo.
—Hay una, pero es muy difícil de conseguir —habla por fin.
—Difícil o no, debo conseguir ese antídoto, curarme, aparte de ir a curar también a mi bisabuelo y mis padres —suspiro. Hay que hacer muchas cosas.
—¿No son demasiadas cosas para el poco tiempo que te queda?
—Si me quedo aquí es normal que el tiempo corra en mi contra —reprocho.
—¡Tranquilízate señor gruñón, te ayudaremos! —suelto una carcajada.
—No puedo confiar en vosotros y ya sabes el porqué; El viejo Florián.
Tengo ventaja sobre ellos, ya sé dónde está el libro, y no me lo van a arrebatar, ya que me tendrían que arrancar la piel y eso jamás lo voy a permitir.
En alguna parte debía poner como conseguir dicho antídoto, seguramente no sería el mismo que necesitaría para mis padres y bisabuelo. Pero para poder recuperarlos y tenerlos sanos y salvos, debía ponerme yo bien.
—Zarek por dios, te estoy ofreciendo mi ayuda, aleja el nombre de Florián por un momento de tu mente.
—¡No puedo! —Me desespero yo solo conmigo mismo —Siempre está ahí. Florián sabe todos los movimientos que hago, nunca podré salir de aquí, solo con su permiso o que me eche de aquí. Y eso no va a pasar.
Al levantar la mirada, veo a Aleksy con una media sonrisa.
—¿Qué?
—Con ayuda si podrías, pero da la casualidad que alguien muy testarudo no quiere —se hace el loco.
¿Por qué seré a veces fácil de convencer? Así es imposible. Aunque realmente, muy en el fondo necesitaba esa ayuda que me estaba brindando, pero algo me decía que me estaban utilizando, y le diría a Florián o ya estaría al tanto de todo, puede ser otra opción.
—¿Cómo sabré que esto no es un plan de él? —erre que erre.
—¿No puedes confiar por lo menos una vez en tu vida de que algo vaya bien?
—No —digo simplemente —, recuérdalo. Soy negativo a más no poder —sonrío.
—Con eso pensamientos no llegaras a ninguna parte Zarek, recapacita antes de que sea tarde.
¿Y si por esta vez me fio y me dan una puñalada por la espalda? ¿No sé si arriesgarme o no? ¡Estoy indeciso!
—Estoy esperando una respuesta por tu parte Zarek, debo avisarle a los demás —me pongo en alerta.
—¿Eunika y Bogdan? —pregunto aun sabiendo la respuesta.
—Claro, ¿quiénes si no? —no quería que fuesen ellos y menos ella. Estoy casi seguro que Eunika es la que le cuenta todo.
—No estoy de acuerdo en que vengan —me pongo serio.
—¿Algo en específico?
Claro que si —me pongo a la defensiva. Aleksy mantiene sus dos cejas subidas, y mantiene una mirada divertida —Bogdan me da un poco igual, pero Eunika no.
—O vienen los dos o ninguno. Es más, si no vienen ellos yo tampoco voy contigo. ¿Lo entiendes?
¿Conmigo se tiene que hacer todo por las malas?
—¿Entonces?
—Está bien, vendrán. Pero hay algo que necesitamos antes.
—¿Qué es?
—El libro —contesto obvio. Me estaba haciendo el desentendido, como si no supiera donde está su paradero.
—Lo encontraremos —dice decidido.
Tengo mis dudas de decirle ahora. Mejor esperar más tiempo a que yo confíe más en ellos. A parte que los sueños me podrían proporcionar la visión de ver que dicen en esos renglones.
Hago una mueca por lo que acabo de pensar. Si es que me delato yo solo. Esperemos que no se haya dado cuenta.
—¿Ocurre algo? —dubitativo le miro. Estoy indeciso, pero finalmente me reservo la información para decírselo en otro momento más adecuado, ya que estamos en medio de un pasillo con miles de cámaras que están pendientes a lo que hago y digo, no es muy lógico que se lo suelte y que le entregue en bandeja a Florián la información que él requiere.
—Absolutamente nada, ¿Qué me podría suceder?
—No lo sé, tú dirás, eres el que hace muecas raras.
Ya he estado bastante tiempo descansando aquí y me muero por llenar mi estómago de comida comestible, llevo bastantes días sin poder comer, aunque según me han dicho, pero para mí ha sido poco.
—¿Podemos ir ya al comedor? Tengo mucha hambre —levanto la mirada hacia Aleksy, pero este tiene su móvil entre las manos, así que no me presta la más mínima de las atenciones — ¡Eo, Zarek llamando a Aleksy!
Tarda en reaccionar un poco, pero finalmente aparta sus ojos se apartan de la pantalla del móvil para posarlos en mí.
—Pero si hay vida aparte de ver una pantalla —dramatizo.
—¿Puedes seguir caminando?
—El caminar es el menor de mis problemas, necesito comer algo.
—No te quiero escuchar el resto del camino hasta llegar al comedor —advierte, y sé que no lo dice en bromas.
Guarda primero el móvil en uno de los bolsillos que contiene su pantalón, y me extiende su mano para poder ayudarme a levantarme del frio suelo donde estoy sentado.
—¿Puedes moverte solo o requieres de ayuda? —me pregunta una vez estoy a la par suya.
—Necesito esa ayuda para poder caminar, siento que si voy solo voy a caer redondo al suelo.
—No creí jamás que ibas a estar en este estado, no tan pronto —comenta dejándome perplejo.
Pasa una mano por mi espalda para poder sostenerme y poder avanzar. Siento mis piernas temblar y eso que damos pasos de tortuga, no sé cuánto tardáremos, pero creo que a este ritmo me hare viejo.
—¿Falta mucho para llegar a nuestro destino? —bufo.
—El comedor está allí —me indica una puerta, también blanca que en estos instantes está abierta por una persona.
—Pensé que no íbamos a llegar en mil años.
—¿Te han dicho alguna vez lo exagerado que eres? —Ríe, a mí sin embargo no me hace ni pizca de gracia.
—Me lo habrán dicho un sinfín de veces, pero da la casualidad que las cosas que me importan bien poco, no suelo prestarles atención.
—Vale que hay cosas que no hay que darles importancia, en cambio tú eres totalmente opuesto, las que tomas importancias, son las que no tienen valor y viceversa. Eres un caso aparte.
—No me estás diciendo nada nuevo Aleksy —hora es mi turno de reírme.
—Esto es a lo que me refiero, no es momento para reírse, pero lo haces.
—¿Acaso ahora se me prohíbe reírme o qué? —Este niega a mi pregunta.
—Déjalo así, no legaremos a ninguna parte si seguimos con el tema y al final discutiremos y es lo último que quiero hacer contigo.
—Sabes que saldrías perdiendo —me refiero al humo negro.
—No es porque podrías ganar y para colmo injustamente a mi parecer, sino porque no llevas la razón en casi ninguna de las palabras que sueltas por la boca. El humo te hace ganar, pero aun así hay veces que te cabreas sin sentido y usas esa habilidad que te hace "poderoso". Y no sé si te has dado cuenta pero si la usas muy seguido eres más ambicioso aun de utilizarla y saber que esa "batalla" en la que estas combatiendo está ganada y de lejos —se ha desahogado. Pienso que esto lo tenía dentro de él y lo quería sacar sí o sí.
¿Tenía razón? Por supuesto que sí. ¿Iba a cambiar en ese aspecto? El tiempo lo sabría.
—¿Algo que decir, Zarek o te mantendrás callado y seguirás dando por culo como siempre?
—Si estas intentando pincharme para que suelte alguna de mis palabras cuando estoy de mal humor lo estas consiguiendo Aleksy.
—No todo lo que se te dice va para que te cabrees chico, aprende a diferenciar un poco.
Llegamos a la puerta del comedor para que podamos entrar, primero paso yo y el la mantiene abierta.
La sala está muy grande, al fondo veo donde está la comida y todo lo demás son mesas, hay más de cuarenta. Mis ojos se desplazan para ver todo sorprendido. La sala está bastante llena de personas, la mayoría está sentada en sus respectivos asientos comiendo y charlando con el de al lado. Intento encontrar a Eunika y Bogdan que son los únicos que conozco aparte de Jedrek y Florián. Al único que logro localizar es a mi medio hermano, aunque este de espaldas sé que es él. La persona que se encuentra en frente levanta la cabeza y me pilla observando a Jedrek, el chico le hace un gesto para que mire en mi dirección, al principio tiene una cara seria para luego cambiarla a una bastante cómica. ¿Le causo gracia o qué? Niega con la cabeza y de nuevo me da la espalda.
—¿Avanzamos? —me dice Aleksy a mi lado. Yo sin decir nada empiezo a caminar.
—Esto me recuerda al comedor del instituto. ¿El viejo ha reclutado a niños? —me mofo.
Al no escuchar ninguna palabra de parte del pelirrojo, mi cabeza gira en su dirección para verle a la cara.
—¿He dicho alguna verdad? —hace una mueca rara.
—¡No me jodas! —Florián está mal de la cabeza —El viejo está perdiendo la poca inteligencia que le quedaba.
—No me hagas reír, llamaremos la atención y es lo menos que quieres hacer, aunque si te soy sincero ya lo eres —me da una palmada en la espalda y con la otra mano señala a mi alrededor, miro hacia donde me ha señalado y es cierto, todas las miradas están puestas en mí.
—Quita esa cara de amargado hermanito, ¿no te gusta la atención? —Gruño como contestación — ¿Eres un cerdito? No sabía que tenía un animal por hermano.
—Hermanastro y gracias a dios, no quisiera una persona tan malévola como tú de hermano.
—No me vas a ofender con tus palabras de bebé.
—Sujétame que lo ahorco —le susurro a Aleksy.
—Quieto ahí, no hagas ningún escándalo aquí. Vas a salir perdiendo aquí —bufo de nuevo —. ¡Vamos, debes comer! Y no puedes estar mucho rato de pie, así que avancemos para que nos den la comida.
Cuando estamos comiendo en silencio y tranquilos en una mesa alejada de la entrada, las dos sillas que tenemos en frente de nosotros son arrastras, levanto un momento la vista del plato para mi mirar quienes son los que se están sentando en nuestra mesa.
—Chicos —nos saluda Bogdan.
Como casi siempre pasa, yo me concentro en la comida mientras los demás charlan mientras también hacen la misma acción que yo.
—¿Pues dejar por un momento la comida en un segundo plano y hacernos caso por una vez en tu vida? —Bogdan llama mi atención y no tengo más remedio que prestarle atención, aunque mis intenciones sean muy distintas.
—¿Qué quieres? —Suelto borde —Ni comer se puede —me quejo.
—No protestes tanto y haznos caso, que parece que estas en la luna. Aterriza de una vez en la tierra.
—¿Qué quieres? —Repito de nuevo —No estoy para tus estupideces, prefiero comer antes que estar escuchando como parloteas. Si quieres que te preste la atención que requieres de mi parte, espera a que termine.
En un momento veo como abre los ojos y mira hacia Eunika y Aleksy para ver sus reacciones, al ver que se hacen los desentendidos, vuelvo a terminar mi comida.
—¡Ya estoy listo! ¿Algo que queráis decirme? —desplazo un poco la bandeja al centro de la mesa para poder poner mis pazos encima de la mesa y prestarles atención. Los tres dejan de hablar entre ellos y su atención recae en mí.
—Necesitamos planear la escapada cuanto antes —baja el tono de su voz para que las personas que nos rodean no nos oigan.
—¿Tú te crees que este es un lugar apropiado para hablar de eso exactamente? ¿Has visto que estamos rodeados de gente?
—¿Y dónde quieres que lo hablemos? Si cada vez que nos juntamos nosotros cuatro acabamos cabreados
—En eso te tengo que dar la razón —afirma Eunika —, y contestándole a Bogdan, en alguno de nuestros cuartos —se señala a ella misma para luego hacerlo con el pelirrojo y Bogdan.
—Pues vamos entonces. Tengo varias condiciones para salir de aquí —digo mientras me levanto, con intenciones de llevar la bandeja a su sitio, pero Aleksy me pone una mano en mi brazo indicándome que la deje.
—Ahora pasaran a recogerla —asiento sin hablar.
Nos dirigimos a la puerta, el pelirrojo de nuevo me sujeta de la misma forma que hace un rato para que no me caiga. Vamos todos casi a la par cuando salimos del comedor dirección a la habitación de la única chica del cuarteto.
—¿Vas bien Zarek?
—Si —respondo a lo que me pregunta Bogdan.
El camino hasta la puerta del comedor me había estado fijando por si Jedrek aún estaba por allí, pero gracias a dios ya no se encontraba por ahí, se había esfumado.
Las habitaciones algo alejadas de las habitaciones, pero en el mismo piso, aunque eso no parecía, de tanto laberinto que hay aquí.
Ahora podría andar un poco más rápido que antes, seguramente ha sido por haber ingerido por fin comida.
—Hemos llegado —la voz de Eunika me hace aterrizar de nuevo y poder prestarle atención.
Ella abre la puerta y nos deja pasar. Cada uno se sienta en una silla haciendo una especie de círculo para poder vernos mejor y el primero que habla es Bogdan.
—¿Qué condición es la que quieres poner? —hace la primera pregunta.
—Debemos ir a por los demás, no los dejare tirados. Ellos vinieron conmigo —No voy a dar mi brazo a torcer en esta decisión. Si dicen que no, pues esperare hasta que Florián se digne a dejarme ir.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top