30

—¿Vamos a hablar u os vais a mantener callados? —hacia unos minutos que habían llegado los tres. Aunque no me servía de nada que se mantuvieran sin decir nada.

Me estaban poniendo cada vez más nervioso, pasaban los minutos y no decían ni una simple palabra, tampoco es tan complicado hablar.

—Chicos empezad por decirme quien es Jedrek Kava, es lo más reciente y por lo que os ha llamado Eunika —me encontraba sentado a los pies de la cama sin mirar a nadie en concreto.

Se miran entre ellos con caras muy serias, pero sin intenciones de querer hablar. ¡Maldita sea!

—Decidme de una santa vez quien es Jedrek Kava —Aleksy y Eunika miran a la puerta, intentando esquivar la mirada. Rehúyen de ella, sin embargo Bogdan me mira fijamente, resopla fuertemente y pasa una mano por su pelo despeinándolo.

—Jedrek Kava es...

—¡No! —pega un chillido Eunika.

—¡Tiene derecho a saberlo!

—Florián se va a enterar.

—Pues que se entere, Zarek debe saber quién es esa persona. Si le vamos a esconder toda la información que poseemos, el jamás sabrá que hacer o como actuar.

En cierta parte Bogdan tenía razón, come me omiten de datos importantes es normal que no sepa ciertas cosas o simplemente como proceder en algunas ocasiones que me piden decir algo y no sé dónde diantres esta algo o saber alguna cosa que desconozco.

—Lo primero que te voy a decir que no lo has soñado ni nada por el estilo, la persona era de carne y hueso —casi me rio por la explicación de Bogdan, pero agradezco que me lo diga, así ya puedo estar tranquilo y saber que no era una paranoia mía.

—Gracias por aclararlo.

—Jedrek Kava trabajaba para ti —con eso ya me quedo sin palabras —, aparte de eso...es de tu familia también —si ya estaba sorprendido, ahora lo estaba aún más. ¿Más Chlebek's que soportar? ¡La que me espera!

—¿Qué? ¡Rebobina! ¿Qué es para mí? ¿Primo, tío, abuelo...? ¿Pero cuantos familiares me van a salir ahora?—A Bogdan se le asoma una media sonrisa y niega a la vez con la cabeza.

—No es ninguno de los que has nombrado...es tu hermano menor —para mí el tiempo y el lugar se ha parado, al acabar de decirme eso. ¿Hermano? ¿Desde cuándo yo tengo un hermano? Solo he tenido una hermana y esa siempre ha sido Alenka.

¡Un momento! No lleva el apellido Chlebek.

—¿No te habrás confundido? Quizás hayas querido decir primo.

—Lo he dicho bien, es tu hermano.

—¿Y porque no lleva el mismo apellido que yo?

—Y yo que pensaba que eras más rápido en pillar las cosas. No sois del mismo padre —ahora es menos confuso.

—¿Sabéis si algún pariente más va aparecer? —Los tres me miran con caras raras —Quitad esas caras, solo era para saber. Quizás tengo más familia pedida por el mundo, quién sabe.

—Solo tienes uno, y no es hermano, es hermanastro.

—Lo que sea —digo sin interés. Espero que con la llegada de un hermanastro no retrase nada o empeore las cosas, aunque por lo que he podido percibir antes, Jedrek es un cabrón de primera.

—¿Qué quieres hacer? —vaya pregunta más idiota acaba de hacer.

—Salir de aquí corriendo sin mirar atrás. Tu pregunta ha sido bastante absurda teniendo en cuenta que no estoy aquí por placer. Pero da la casualidad que no puedo hacerlo.

—Perdón —se disculpa Aleksy.

—No pidas perdón sin ni siquiera sentirlo —escupo.

—Si son sinceras — ¿se está quedando conmigo?

—Claro que si —hablo con un notable sarcasmo —si lo sintierais —ahora hablo para los tres —, me ayudaríais a salir de este edificio, o lo que sea que es esto.

—No es tan complicado Zarek, hay miles de cámaras, nos vigilan todo el tiempo por si damos un paso en falso y desde hace horas han reforzado la seguridad. ¿Adivina por qué?

—Como es tan fácil también estar en mi situación.

—Mira Zarek no te lo iba a decir, pero tu solito te has metido esto. Si no hubieras querido vengarte y hacer todo este paripé que has montado, nada de esto habría sucedido —creo que Bogdan ya estaba cansado de mis insoportables rabietas.

—Tranquilízate.

—Eso debes hacer tu, me estoy cansando de tu maldita actitud.

—¡Que novedad! Esa afirmación la sé desde hace bastante tiempo. Todos sabemos que me soportas bien poco.

—¿Podéis dejar de pelear? Me aburre esta situación.

—¡Cállate Eunika! —decimos los dos a la vez.

—Y ahora hablan a la vez —le dice a Aleksy, después su atención vuelve a nosotros —. ¡A mí no me mandáis callaras malditos!

—Que humor traes...—miro hacia arriba para mirar al techo y distraerme: aunque en realidad era para no mirara a Eunika.

—Vosotros dos lo habéis provocado, yo estaba demasiado tranquila.

Que dramatismo el suyo. Tampoco ha sido para tanto. Solo se ha quedado en una pequeña disputa.

—En fin dejemos de lado esta "discusión". ¿Quieres saber algo más sobre Jedrek?

Sería el momento perfecto para saber más cosas acerca de él, me lo estaban poniendo en bandeja. Aleksy me estaba dando ese pequeño trofeo que yo necesitaba y yo no lo iba a desperdiciar.

—Sí, ¿nos llevábamos bien o simplemente empezó a trabajar aquí con chantajes? —sé que puede que la haya cagado diciendo esto, pero puede caber la posibilidad de que por chantajes de Jedrek ha entrado a trabajar aquí. Desde que entro a la habitación no me dio buena espina, y menos desde el momento que se le vino a la cabeza abrir su boca.

Aleksy desde un momento me mira serio para después soltar una carcajada. ¿Qué es lo gracioso?

—¿He dicho algún chiste? —y como siempre yo exagerándolo todo.

—No, para nada —intenta esconder la sonrisa, sin embargo falla.

—¿Estás seguro? —frunzo el ceño mirándolo.

—No seas tan cascarrabias, Zarek. No me he reído por burlarme o por cualquier cosa extraña que se te haya pasado por la cabeza —me conocen, a veces puedo odiar a la gente que sabe cómo soy.

—¿Me dirás cuál de las dos opciones es la correcta? —me aburre repetir tanto las cosas, aunque la mayoría de la veces soy obligado hacerlo más de una vez por el simple hecho de que van diciendo diferentes cosas y al final no contestan a lo que uno pide o se pregunta, y en muchos casos de estos, me sucede a mí.

—¿Puedes repetirlas? Es que se me han olvidado —sé que estaba mintiendo, pero para no discutir se las digo.

—¿Me llevaba bien con él y empezó a trabajar aquí por sus propios medios o entró con chantajes a este lugar?

—La segunda —responde seguro y con firmeza el pelirrojo.

—Creo que su arma más fuerte es la extorsión, jamás le he visto hacer algo por las buenas —comenta Eunika.

—En eso, te doy toda la razón —concuerda con ella Bogdan.

Vaya, vaya. Que elemento tengo por hermano. Nos ha salido travieso el niño.

—Ten cuidado con él. Lo más probable que hagas oídos sordos a lo que te digamos, pero mantente alerta. Tu hermanito no es trigo limpio, juega sucio.

Sé que es por mí bien que me estén avisando de todo esto, pero como anteriormente ha dicho Bogdan, lo más probable es que haga caso omiso, aunque sea perjudicial para mí mismo.

—Haz las cosas con cabeza, piensa antes de actuar Zarek —me pide Aleksy.

—¿Por qué debería confiar en vosotros? ¡Estáis en el bando de Florián!

—Como si el tuyo fuera mejor, ¿todavía no te das cuenta que eres mucho más peligroso que Florián? —Pregunta con aburrimiento Eunika —Yo ya estoy un poco cansada de repetirlo, y seguramente que ellos dos también, señala a las dos personas restantes que están en la habitación y se han callado por completo.

—No, todavía parece ser que no me ha entrado en la cabeza o quizás si, quien sabe. Igual he hecho caso omiso a lo que decías cuando me lo repetías cientos de veces. Una vez vale, dos también, pero más veces ya resulta un poco cansino y empieza aburrir.

—Él que cansa aquí con su actitud e mierda, eres tú. Te estamos contando cosas que no deberíamos decirte, y tampoco se nos está permitido hablar contigo.

—Vaya reglas os han puesto. ¿Sois marionetas? —mi risa resuena en toda la habitación.

—No te pases de la raya Zarek. Ve con cuidado, no te quemes con fuego. No digas cosas de las que luego te puedes arrepentir.

—Arrepentirme nunca, en mil años lo haría. Y ya me he quemado más de una vez con fuego, una vez más para mí no es nada, Bogdan.

—Eres desesperante.

—Tú no te quedas atrás.

No sé quién de los dos podía sacar de sus casillas antes al otro. No somos dos personas que se rindan fácilmente, aunque seguramente antes de que pase algo, Aleksy y Eunika nos pongan un alto.

—¿No os cansáis de ser tan imbéciles? —Eunika se había levantado de su silla para hacer que se sentara Bogdan —Quédate sentado y no me hagas cabrear más —le dice señalándolo con el dedo índice de su mano derecha.

Este hace el amago de levantarse, ella lo echa para atrás y le vuelve a repetir que se mantenga quieto. Se da la vuelta y su mirada da con la mía. ¡Estoy en problemas!

—En cuanto a ti —empieza a hablarme —, no lo provoques.

—Yo no he hecho nada —me hago el inocente, cosa que las cuatro personas que estábamos en la habitación sabíamos que era completamente falso.

—Zarek no te hagas el inocente, porque no va a cola. Provocas y luego no quieres que te lo reprochen. Increíble. Si no lo hicieras, no te tendrían que llamar la atención como si fueras un niño pequeño. ¿Te tengo que recordar que tienes dieciocho años y no dos? —negué con la cabeza sin querer hablar en voz alta por sea caso.

—Me sale inconscientemente, me sale solo —me encojo de hombros tras dar esa respuesta tan boba.

—¿Enserio pondrás esa excusa? —se me queda mirando varios segundos para negar con la cabeza —jamás cambiaras.

—¡Que molesta eres, maldita sea Eunika! —Grito furioso — ¿Cuándo vas a dejar de decir constantemente esa palabra? No voy a cambiar porque tu o el resto de personas me lo repita cien mil veces. Eso debe venir de mí, no de vosotros. Además si yo estoy bien como soy, a ti te tiene que dar igual y si no te gusta, mira para otro lado o simplemente pasa de mí.

La habitación se quedó en silencio hasta que unos aplausos nos sacaron de esa tranquilidad que se había formado. Mi mirada dio a parar a la persona la cual seguía aplaudiendo con efusividad y este era el pelirrojo. Le miro sorprendido y el solo se encoge de hombros y me da una media sonrisa. Sonrisa que borra al conectar su mirada con la de la única chica que se encuentra aquí, la peli azul.

—No me mires así Eunika, Zarek lleva toda la razón. Las personas no van a cambiar a placer de otras —ella sin decir nada, gira su cara para poder verme y yo subo mis dos cejas esperando a que hable, pero solo se me queda mirando fijamente.

—¿No tienes nada para decirme? —intento que diga algo.

—No —dice seria. Gira en su propio eje y va directa a la puerta, cuando sale, cierra de un portazo.

—Creo que no la has cerrado —grito para que me escuche.

—¡Jodete! —pega un grito desde el otro lado.

—¡Joder! —maldice Bogan —Ahora la tenemos que soportar cabreada, genial —se queja.

—Protestas por vicio, por dios —niego con la cabeza.

Me había olvidado por completo que me dolía todo el cuerpo, me intento estirar de una manera demasiado rara, que hasta los dos me miran extrañados.

—Es verdad que con todo esto se me ha olvidado preguntarte —me dice Aleksy —. ¿Qué tal te encuentras? —no escondo la sorpresa en mi rostro y creo que él lo nota, cuando me levanto de la cama, puesto que me había tumbado para estirarme anteriormente.

Creo que este chico me ha leído la mente y sabía que estaba pensando en que estoy mucho mejor que ayer.

—¿Lees la mente? —sé que suena como si estuviera loco. Él no responde, pero me observa.

—¿Qué? —pregunta confundido.

—Simplemente...déjalo —digo despacio.

—Y...—me quedo observándolo esperando a que siga con lo que quiere decir, pero caigo en la cuenta de que todavía no le he respondido.

—Mucho mejor que hace un par de horas, gracias por preguntar —Le agradezco. Sabía que tendrían que ser unas cuantas horas más, pero lo que no sabía es que si fuera era de día todavía —. ¿Os puedo preguntar algo? —me fijo en los dos, aunque si llego a saberlo antes, solo le pregunto a Aleksy, ya que Bogdan está con los ojos cerrados sin prestar atención —. Rectifico, ¿te puedo preguntar algo? —me corrijo yo mismo.

—Claro, dime.

—¿Afuera es de día?

—¿Qué pregunta más extraña me acabas de hacer? ¿Dónde tienes el móvil? Ahí puedes ver la hora que es y deducir si es de noche o de día.

—No tengo mi teléfono aquí, o he buscado por todas partes —hago una mueca.

—Florián no ha mandado a que te quitemos el móvil, no sé quién ha podido ser.

¿Si no ha sido Florián, quien podría haber sido el graciosillo?

—¿Entonces quien tiene mi móvil?

—Y yo que voy a saber, no estoy pendiente de nadie aquí dentro. Bastante que me preocupo por mí mismo.

Creo que me voy a mantener calladito mejor, así Aleksy no se abalanza hacia donde estoy para darme una buena hostia.

Los minutos pasaban y nadie se dignaba a hablar, yo eche la cabeza para atrás mirando el techo. Así me quede por más de cinco minutos.

Cuando estaba a punto de cerrar los ojos, el sonido de la puerta me hace no cerrarlos. ¿Quién habrá entrado ahora? ¿Habrá vuelto Eunika?

—¿Tan holgazán eres que todavía no te has ni levantado de la cama? —Jedrek aparece y se apoya en el respaldo de la silla que esta Bogdan mas dormido que despierto.

—¿A ti no te han enseñado modales acaso? Vaya maleducado estas hecho. ¿Así te han educado? —le señalo de arriba abajo.

—Como si tú fueras el más indicado de hablar de modales — ¿Este es imbécil? Yo no voy hablando a nadie con esos aires de grandeza como ha hecho él.

—¿Te estas escuchando lo que dices?

—Zarek —me llama Aleksy, le presto atención y prosigue —, no te alteres que ya sabemos lo que nos viene.

—Si me escucho —me responde y yo lo único que hago es reírme.

—Primero si me levanto de la cama no es tu maldito problema y segundo, hazme un favor y piérdete por cualquier rincón de este sitio, pero si te marchas me alegraría incluso más.

—¿Irme de dónde? —ríe. ¡Uy! ¿A este chico no le han dicho es peligroso cabrearme?

—Mira te lo voy a decir solo una vez más y espero que se te grabe en tu minúsculo cerebro. Lárgate de este cuarto y para hacerme incluso más feliz, de este edificio en el que estamos también.

—¿Qué más quiere el amo que haga su esclavo? —dice con burla.

—Que desaparezcas de este planeta para siempre, hermanito.

—Eso no será posible —sonríe de lado — ¿Con que ya te han comentado que compartimos sangre? Interesante.

—¿Te doy un consejo Jedrek? —Aleksy estaba atento a todo lo que estaba pasando y parece ser que sabía que estaba a punto de explotar. Este hace un ruidito para que le diga —sal de la habitación.

—¿Y porque? Tengo derecho a estar donde quiera.

—Tú mismo, yo te he avisado.



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