21
—Ni se te ocurra hacer una estupidez —se adelanta a decirme Alenka.
En estos momentos no llegaba a pensar con claridad. Mi cabreo siempre ha ido por delante de la sensatez. Lo más inteligente seria ahora es ir donde están todos y hablar con ellos y decidir qué hacer en este caso; si ir a por Nadzia o seguir adelante, encontrar el libro, salvar de la muerte a Iwona, Cibor y Dyzek para después no dejar que el mundo caiga y recuperar a la pequeña Nadzia.
—Vamos —le digo a mi hermana mientras me levanto del suelo y ella me imita —iremos con los demás y decidiremos que hacer.
Ella me mira extrañada. Más o menos sé que está pensando, da la casualidad que yo debería de estar rompiendo cada cosa que se pusiera en mi camino y también gritando a todo pulmón, por dentro estoy así, sin embargo intento mantener la compostura para que no se enfaden conmigo por mi falta de paciencia y cordura en la mayoría de los casos.
—Estas demasiado...calmado y es extraño verte en este estado.
—Si pudieras verme como estoy por dentro no dirías lo mismo, hermanita —le confirmo.
—Ya decía yo que todo no podía ser de colorines —suspira.
Las luces del pasillo están apagadas y está demasiado oscuro, por una de las ventanas que da a la parte trasera de la cabaña se ve que llueve a cantaros y que no tiene pinta de que vaya a parar en todo el día.
—¿Qué hora es? —pregunto con curiosidad, parecía que era por la tarde y ya fuera casi la noche,
—A penas son las doce del mediodía.
—Con este temporal tan ganas de quedarse dormido todo el día —bostezo.
—Tienes razón, pero ahora no es momento para dormir.
—¿Dónde están todos? —pregunto al no ver a nadie en el salón cuando entramos. Mi hermana se encoje de hombros sin saber.
—En sus habitaciones supongo que deberán estar. Iré a por ellos, tu espera aquí. No rompas nada —advierte algo divertida.
—Muy graciosa —digo sarcástico.
Sale del salón rápidamente y yo me desplomo en el mismo que me senté ayer. Dejo caer mi cabeza hacia atrás, apoyando mi cabeza en el respaldo. No quiero cerrar los ojos ya que si no me iba a dormir, tengo un sueño que no me mantengo despierto. Si pasan unos minutos más nadie me va a despertar.
—Zarek, despierta. No es hora de dormir —mi hermana me habla y eso quiere decir que han llegado todos.
—Estoy despierto —digo aun con los ojos cerrados.
—¡Zarek! —advierte. Mejor no cabrear a mi hermana. Abro los ojos y la veo observándome a un lado de mí. Le sonrío.
—Y no estaba dormido —me da una mala mirada —solo debía de aclararlo.
Mi mirada va a parar a Dagmara, está sentada en una de las butacas más alejadas de donde me encuentro yo, su mirada está puesta en sus pies. Sé que se siente mal por no haber hecho nada en cuanto a Nadzia.
—Dagmara —la llamo. Mi hermana me mira con reproche, peto no le voy a decir nada que le vaya a sentir mal —, no es tu culpa, estabas dormida, y no te diste cuenta —le digo en cuanto su mirada sube y la posa en mis ojos.
Si estaba enfadado porque los imbéciles de Eunika, Bogdan y Aleksy se hayan atrevido a llevarse a nuestra niña, pero ella no pudo hacer nada, estaba profundamente dormida. Hasta quizás pudieron haberle puesto alguna cosa para que no se despertara y no notara nada.
—¿Bebes algo por las noches?
—Agua, siempre tengo a mano mi botellín por si acaso me entra sed, que suele suceder a menudo.
—¿En qué estás pensando Zarek? —Rafal al ver mi cara de pensativo, pide explicaciones, aunque a un no lo tengo muy claro, intento hacerlo lo mejor posible.
—Pienso que han cambiado el agua de Dagmara por alguna sustancia rara que puede hacer dormir a una persona y que no se pueda despertar ni escuchar ningún ruido —todos me miran atentamente dubitativos y cada uno en sus propios pensamientos.
Se ponen a "discutir" de lo que piensan cada uno y yo desconecto al segundo. Como siempre que pasa que las voces me hablan, mis ojos se ponen rojos. Casi ninguno de los presentes ha estado cuando sucede esto y están con la boca abierta. Me quedo paralizado y Florián me habla.
—Qué fácil ha resultado quitarte a la mocosa. Tantas personas en la cabaña y ninguno sabéis hacer nada, par de ineptos.
—Y tú eres un maldito cobarde que tienes no tienes las agallas de venir aquí. Ella no me debilita si está lejos. Creo que no sabes tanto como creías.
—¿Se mas que tú? Por algo me llaman el viejo Florián.
—No porque seas más "mayor" debes ser más inteligente. El más inteligente no es por el que más estudios tenga.
—Cuidaremos a Nadzia, no te preocupes —ríe falsamente.
Atente a las consecuencias si le tocas tan solo una maldita vez, cerdo.
Parpadeo un par de veces y me revuelvo incomodo en mi sitio. ¡Mierda! De nuevo lo mismo que sucedió ayer.
—Florián de nuevo —suspiro sin fuerzas y cansado.
El hablar cuando no soy consciente de que lo estoy haciendo me agota todas las energías que tengo.
—Necesito comer algo, tengo que reponer fuerzas.
—Está bien hermanito, pero luego nos tendrás que decir lo que la voz de Florián te ha dicho —me apunta con el dedo —. ¿Qué quieres comer? —alzo las dos cejas diciéndole con eso que quería comer.
—Ya sabes que quiero de comer. Spaghetti, una de mis comidas favoritas en el mundo, Alenka.
Todos se carcajean al escucharme hablar de esa forma que al final estallamos mi hermana y yo en carcajadas. Al menos tenemos estos momentos tranquilos, en los cuales desconectamos de todo.
—A comer Spaghetti entonces —dice alegremente Witold y relamiéndose los labios como si ya tuviera su plato delante de él.
—Cuidado Witold, que se te cae la baba y todavía no los hemos cocinado —le digo divertido.
—Aquí falta Minka para que nos cocinara algo rico. Casi todos somos un asco en la cocina —reconoce Rafal.
—¡Oye! Yo me manejo bien en ella —le reprocho —, que tú no sepas como cocinar no implica que los demás no lo sepamos hacer.
Pequeñas montañas se interponían en mi camino haciendo que tuviera que reducir la caminata, subirlas y bajarlas hacían que mis piernas se agotaran rápidamente. A la lejanía se veía una casa no muy grande, alrededor de ella tenía una verja a su alrededor.
Pego un bote en la cama y me despierto al momento. ¿De quién sería esa casa? ¿Los sueños son reales o solamente se producen en mí imaginación?
Después de comer me había venido a mi habitación para descansar un rato, no sabía exactamente qué hora era. En mi mesilla se encontraba mi móvil, lo cojo y lo desbloqueo. Ya era bien entrada la tarde.
Salgo de la cama, me pongo los pantalones de chándal que tenía a mano, unas zapatillas y la camiseta básica que siempre me acompañaba. Abro la puerta de mi habitación.
De nuevo me encuentro con el pasillo vacío y oscuro, está completamente de noche afuera, pongo la linterna para poder ver algo más de lo que en estos momentos veo, que es igual a nada.
Lo primero que veo son todas las puertas abiertas, voy avanzando hasta dejar el pasillo de las habitaciones atrás, parecía una situación demasiado misteriosa, no se escuchaba ningún ruido dentro de la cabaña. ¿Dónde diantres están todos?
—¿Se puede saber dónde estáis? —solo escucho el silencio de nuevo, mi voz suena en un eco. Voy camino a la cocina, nadie, todo está apagado.
Si esto es una broma es de muy mal gusto, me estoy acojonando vivo.
—¿Cómo se siente ese vacío? Te han dejado solo, en una colina donde jamás has estado solo. Con miles de preguntas sin respuesta aun. ¿Vas a poder hacer todo tú? Yo no te creo capaz. Tienes que salvar a cuatro personas y no sabes por dónde empezar muchacho.
—Tú me quieres hacer confundir aparte de hacerme creer que estoy solo. El único que se va a quedar solitario y como un alma en pena, vas a ser tú, Florián. Deja de intentar confundirme más. Te has llevado a Nadzia y no puedo ir a por ella, pero iré, y aparte de rescatarla, te voy a destruir, te voy aplastar como a una maldita cucaracha. ¡No te vas a librar! Si tú amenazas, voy a empezar a hacerlo yo también. A ver si el alumno supera al maestro.
—¡No sabes con quien te estas metiendo Zarek!
—Creo que eres tú el que todavía no lo logra entender. Yo nunca he querido todo lo que me está sucediendo, ni las habilidades que tengo, si pudiera elegir, elegiría no tenerlas. Pero esta es la vida que me toca vivir. Tú serás "poderoso" pero yo lo soy más. Deja de molestar, ya tendrás oportunidad de verme de frente cuando me tengas frente a frente.
A estas alturas tenía los ojos rojos que casi soltaban fuego por ellos. Las luces de la casa se encienden.
—¿Hola? —vuelvo a preguntar.
—Aquí Zarek, aquí —la voz de Alenka no se escucha muy lejana, pero tampoco dentro de la casa.
¡Voy a matar a Florián por esto! Sé que ha sido él, el causante de todo esto.
Abro la puerta de la entrada, lo primero que veo es que sigue lloviendo pero con menos intensidad que antes.
Miro hacia un lado y veo a todos sentados, atados de manos y pies. Me doy un par de minutos disfrutar de como están.
—Deja de mofarte y ven a desatarnos enclenque —refunfuñe Rafal.
—Un segundo más por favor —desbloqueo de nuevo el móvil y le doy a la cámara para sacar una foto, hay que inmortalizar este momento.
—Zarek basta, desátanos, tengo frio y estoy asquerosa. ¡Necesito una ducha urgentemente!
Bajo por los escalones que tiene y avanzo por la hierba mojada. Al haber llovido tanto, está todo completamente húmedo y lleno de charcos, que pise por donde pise me voy a empapar y ensuciar por la tierra mojada.
—¡Mierda! Qué asco.
—Solo es tierra Zarek, no te vas a morir por eso —me reprocha Alenka.
—Ya voy desesperada —me da una mala mirada y llego hasta ellos —ahora por darme prisa, vas a ser la última —bromeo.
Primero suelto a Witold, y este se masajea las muñecas un instante, no sé cuánto tiempo habrán estado atados pero debe ser incómodo y también si forcejeas te puedes llegar hacer daño y alguna que otra herida. Witold me va ayudando y va soltando a los demás. Siento la mirada de mi hermana y sé que no me está mirando de una forma tierna y de buena hermana.
—Voy pesada —me acerco a ella, y ella pone una gran sonrisa. Esto no traerá nada bueno. Le quito las cuerdas, se da unos minutos para hacer lo mismo que han hecho todos. Después se levanta y me da un buen golpe en mi hombro derecho —. ¿Y eso a que ha venido? —me quejo.
—No te duele y tampoco te hagas el inocente. ¿Me querías dejar aquí a la intemperie parta que me diera un resfriado? Eres un mal hermano Zarek —ya estamos, suspiro. El modo dramática se ha puesto en funcionamiento.
—Me a bañarte —le digo señalando la cabaña.
—Yo soy la hermana mayor, yo debería decirte que hacer —reprocha. Parece una niña pequeña comportándose así, me hace gracia, casi nunca ha tenido estas actitudes.
—A dentro Alenka, no te lo repito de nuevo —ella va caminando hacia la cabaña, los demás siguen aquí todavía, deben estar igual que mi hermana también —será mejor que vayáis a ducharos o por lo menos mientras os vais turnando, esperad dentro, hace frio aquí fuera.
Ellos asienten dándome la razón y hacemos el mismo recorrido que Alenka. Cuando ya estamos en el salón que parece ser el punto exacto donde hacemos las reuniones para hablar sobre cosas importantes.
—¿Qué coño ha pasado para que vosotros hayáis acabado fuera de casa y atados? —pido alguna explicación lógica a todo esto.
—No tengo ni la menor idea. Esto ha sido obra de Florián pero no sé cómo han sucedido las cosas. Todos nos encontrábamos aquí mismo charlando tranquilamente, hasta que de repente despertamos afuera en el estado que nos así encontrado —Miloslaw me cuenta lo poco que puede lograr acordarse.
—Sé que ha sido Florián. De nuevo hemos hablado. No sé para que se empeña en hablarme, me vuelve cada vez más loco, logrando que me coma la olla de una manera exagerada.
—Eso es lo que quiere lograr, intenta no hacerlo. Es complicado y mucho, solo debes intentarlo —esta vez me dice Witold.
—Pensé que os había pasado algo u os había llevado, una de las dos opciones —digo suspirando fuertemente. Echo mi cabeza hacia atrás y mis manos van a mi pelo y lo revuelvo, dejando unos mechones de pelo para delante, quedando en mi frente.
—No ha sucedido nada grave. Lo que hay que hacer es conseguir el libro antes que ellos.
—Pero no sabemos cuál es el paradero del libro —hago una mueca.
—Quizás está en Europa —dice pensativo Miloslaw.
¿Europa? Ahí está Polonia y nuestros nombres vienen derivados de ese país, quizás no sea algo lógico pero puede ser que este allí.
—No he acabado de entenderlo —dice Witold, me doy un golpe en la frente.
—¿Qué origen tiene nuestros nombres? —le pregunto sin decirle el país. Además contra menos digamos, Florián menos sabe.
—Comprendo —dice, lo miro medio inseguro.
En este mismo instante, mi hermana, Dagmara y Julek venían ya limpios, se sientas en las sillas y nos miran atentos.
—¿De qué habláis? —pregunta Julek.
—De que sospechamos donde puede estar el libro de mi bisabuelo.
—¿Dónde? —la curiosidad de mi hermana me sorprende.
—En Europa. Viajaremos allí mañana.
—¿Mañana? —hablan todos a la vez y me hace gracia, pero respondo serio.
—Cuanto antes solucionemos todo este problema, antes volvemos a nuestras vidas insulsas.
—Tu vida será aburrida, la mía no —me dice con gracia Dagmara —. Hay que comentarle esto a Rafal que le parece.
—Viajaremos entonces, por intentarlo no perdemos nada —pensé que Rafal no iba a estar de acuerdo con esta idea tan loca de irnos hasta Polonia para ir a buscar un libro que no sabemos específicamente en qué lugar del país se encuentra.
—Estoy desconcertado con tu respuesta Rafal —me sincero.
—¿Porque? —pregunta.
—Nunca hubiera pensado que nos dejarías viajar.
—No lo digas mucho, a ver si va a cambiar de opinión —me dice Dagmara. Me encojo de hombros y no digo nada más.
—¿A qué esperáis? —abrimos los ojos. ¿A que esperamos de qué? —Id a hacer las maletas. ¡Corred!
Los cuatro nos ponemos de pie rápidamente mientras nos miramos a los ojos. Salimos del salón juntos, dejando a Witold, Rafal y Miloslaw dentro y charlando.
—¿Y ahora que pasara? —Dagmara y sus suposiciones.
Cierro de nuevo los ojos y mi cuerpo deja de andar para quedarse quieto.
—¿Enserio pensabas que no me voy a enterar de a donde os dirigís?
—Quizás no lo sabes, ya que en vez de cerebro tienes una nuez de remplazo. Tu cerebro esta oxidado, como no lo usas se está desintegrando de su mal uso.
—¿Te crees muy chistoso muchacho?
—Gracioso no, pero más inteligente que tú, seguro. Aparte de que yo si le doy uso a mi cerebro.
—¡Voy por ti!
—Y yo te estoy esperando...con los brazos abiertos querido Florián.
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