17
—¿Por qué pones esa cara de susto Rafal? —pregunto sin saber nada.
—¿Qué haces con eso? — ¿Con que? ¿Por qué nunca me responden a lo que les pregunto?
—Te he explicado antes lo que he visto, y tú no me has hecho el menor caso —le digo sinceramente —he visto una silueta con un bastón —le repito lo que le había comentado antes de llegar al porche de la casa y perderse dentro de la cabaña —si empezarais a tomar enserio lo que digo y veo, iríamos por mejor camino que este —este solo atina a asentir.
—¿Ahora me puedes decir de donde lo has sacado? Has ido allí, ¿verdad? —No respondo a sus dos preguntas y para él ya le he dado una —. ¡Mierda Zarek! ¿Qué has visto? — ¿Por qué pone tanto interés en saberlo?
—Tranquilízate —repito lo que siempre me dicen a mí —, no he visto a nadie, me he encontrado este bastón insignificante.
—¿Insignificante? —repite esa palabra con los ojos bien abiertos —. No te estás dando cuenta de la reliquia que tienes delante de ti, en tu poder ahora mismo.
—¿Te estas volviendo loco? No digas tantas estupideces —Rafal resopla, y sin hacerme caso, sigue hablando.
—¿Te puedes callar y dejar que te explique? Así nunca acabamos.
—Esta bien, me callare. Habla de una vez.
—Eso que mantienes como si fuera un tesoro, el cual piensas que te robaría, le pertenece a tu padre, e suyo en su totalidad. No creo que sea casualidad que lo tengas en tus manos hora mismo.
—¿De mi padre? —Tartamudeo y me cuesta pronunciar esas palabras — ¿Mi verdadero padre? ¿Biológico? —rueda los ojos y bufa. Pienso que todo el mundo que habla conmigo pierde la paciencia enseguida.
—Efectivamente, tu padre biológico. Y el único que puede portarlo de un lugar a otro, ese es él — ¿Quiere decir que mi verdadero padre ha estado rondando esta cabaña? ¿Por qué no se ha mostrado? ¿No me quiere ver? ¿De qué se esconde? ¿De qué tiene miedo? ¿Mi madre también está? —. Deja descansar a esa locomotora a la cual llamas cerebro.
—No he estado pensando en nada —miento como un bellaco.
—Te salía humo de las orejas de lo veloz que iba la maquinaria en tu cerebro —Rafal ríe tras decir las palabras y yo no puedo estar serio ante a tal situación.
—¿Puedes dejarme tranquilo? Tengo miles de preguntas para hacer, y mientras pasa más en tiempo, se me van aglomerando de tantas que hay.
—Si puedo las responderé y escuchare cada una de ellas, pero no aquí, tendremos que ir a un sitio más resguardado de las personas cotillas —no sabía de qué estaba hablando hasta que veo una cabellera azul, Eunika.
Esta vez sí que no me quedaría callado.
—¿Se te ha perdido algo? —me dirijo a ella directamente. Ella no pone cara de sorpresa, seguramente porque se esperaba una reacción así de parte mía. Sin embargo, pone una sonrisa que me da algo de escalofríos.
Rafal me mira desaprobando mi comentario, en cuanto gira su cuerpo para mirar a Eunika, ella directamente la cara, no puede ser que sea una persona tan mala.
—No se lo tomes a mal, tiene un mal día —Eunika se hace la víctima y agacha la cabeza, dejando la mirada fija en el suelo. Bufo aburrido de su comportamiento, y dejo atrás a ellos dos.
—Espera Zarek —habla por detrás mío Rafal —no sabes cuál de ellas es tu habitación —en eso lleva toda la razón.
—¿No puedo escoger una cualquiera? —él niega.
—No, la tuya no sé porque, pero es la última de todas —cuando llegamos a mi puerta, hay una justo al lado y tengo un mal presentimiento.
Va a pasar algo malo en esa habitación.
—¿Quién dormirá en ella? —por favor que no diga el nombre de mi hermana.
—Dagmara —suelto el aire que he retenido durante unos segundos esperando el nombre de la persona.
Meneo la cabeza de izquierda a derecha, para intentar sacar todos los malos pensamientos que me están viniendo ahora mismo a la mente.
—¿Pasa algo muchacho? No tienes buena cara. De un momento a otro se ha quedado blanca como la leche. ¿Sucede algo? — niego con la cabeza sin querer responder a nada.
—Iré a dormir, eso me hará bien —le comunico. Mi acompañante asiente sin nada que decir.
—Descansa —dice brevemente — mañana hablaremos de eso —señala con su dedo índice al bastón.
Vaya charla me espera dentro de unas horas. Resoplo y abro la puerta de la habitación, cierro está detrás de mí y me apoyo en ella, me deslizo hasta que mi cuerpo toca el suelo de madera.
Dejo la vara a un lado de mi cuerpo, paso una de mis manos por mi pelo, echándolo hacia atrás, a que algunos mechones largos me estaban estorbando.
Intento respirar hondo. No es normal que desde que cumplí los dieciocho años me pasen cosas extrañísimas. E entero que son mis padres, no lo son, ahora se encuentran en un hospital. Mi bisabuelo al cual creía que muerto, resulta que es el sabio. Y en este momento...bueno, hace unos pocos minutos me entero que mi padre biológico ronda por estas tierras. No entiendo de qué se esconde. Si es algo o alguien.
Mi vida es un caos, no me dicen nada, pero yo no hago nada para saber la verdad tampoco, es muy fácil que te den las cosas hechas, y yo opto siempre por ese camino, que resulta que es el más fácil de escoger.
Resoplo fuertemente, si no reacciono ahora, no sé cuándo diantres lo hare.
Me estoy volviendo loco, mi mano izquierda da un fuerte bofetón sin previo a mi mejilla.
¿Mi cuerpo se maneja solo ahora? ¿El cerebro no es el que manda las acciones que tiene que hacer mi cuerpo?
Mi cuerpo estaba en total descontrol, parece como si alguien lo manejara.
—¡Rafal, Alenka! —vocifero, espero que me escuchen. Otra hostia que me da mi propia mano. ¡Me va a dejar la mejilla roja!
Se escuchan pisadas fuertes y a los segundos, se escuchan unos toques en la puerta la cual me encuentro apoyado.
—¿Zarek? ¿Qué pasa? Abre la puerta, chico —me habla desde el otro lado.
—Mi cuerpo responde por sí solo, yo no lo puedo controlar —no escucho ningún sonido del otro lado; eso hace que piense que se ha ido — ¿Rafal, donde está mi hermana?
—Tranquilo muchacho está aquí junto a mí, intenta apartarte —intento moverme, pero el cuerpo vuelve a la misma posición de nuevo.
¡Joder! ¿Qué coño le pasa a mi cuerpo? ¿Qué le han hecho para que este así?
—Intenta mantener el mayor tiempo posible el control de su cuerpo.
—Él es demasiado fuerte, no puedo mantenerlo más, es demasiado poderoso y fuerte.
—¡Inténtalo! —pega un chillido.
—No puedo más —se escucha un sonido sordo.
—Eres un ser inservible.
Abro los ojos de par en par. Estos están rojos esmeralda. Mi cuerpo estaba siendo "manipulado" por dos extraños que no tenían ni la más remota idea de quienes eran, no obstante, no creo que tuvieran buenas intenciones al hacer lo que estaban haciendo, y si lo han podido hacer una vez, no quita que puedan hacerlo una segunda vez.
Mi cuerpo se ha debilitado, debo de intentar que no controlen mi cuerpo cuando le plazca a las personas, eso hace que mi cuerpo sea más débil.
—Zarek por favor, intenta apartarte de la puerta, queremos entrar —ahora es mi hermana la que habla —Zarek —suplica.
—Un momento por favor —intento levantarme, pero no siento casi las piernas. Intento desplazarme y lo consigo, despacio y con cuidado me voy desplazando a la pared que hay al lado de la puerta.
—Ya podéis entrar, no la abráis del todo, que estoy cerca de ella —aviso de antemano.
Abren la puerta dejándola entornada y miran a todas las direcciones una vez entran, hasta que sus ojos recaen en los míos y mi hermana es la primera en entrar.
—¿Qué ha sucedido? —se interesa por saber.
—¿Primero me podríais dejar en la cama? Es para estar más como, y después os contaré que me ha pasado. Todo —los miro atentamente para saber sus reacciones.
Levanto mis dos brazos y extendiéndolos a los lados para que me ayuden. Ellos se agachan hasta llegar a mi altura y poder levantarme de una manera más cómoda.
—Podrías ayudar un poco, ¿no? —Pregunta mi hermana con mala cara — Que yo sepa no te has quedado invalido.
¡Maldita sea! Que bien me conoce.
—Esta bien —refunfuño. Aunque es en vano hacerlo, ya que siempre acabo haciéndole caso.
Mi cuerpo cae casi como peso muerto a los pies de la cama. Suelto un largo suspiro, echo la cabeza para atrás y entreabro mi boca para expulsar el aire.
Siento que alguien se sienta a mi lado, y por el lado en que lo hace, sé que es mi hermana. Pongo de nuevo la cabeza recta, para justo ver a Rafal coger una silla y ponerla frente a mí y sentarse.
—Ahora sí, cuéntanos —los dos me miran atentamente a la expectativa de lo que voy a decir, sin decir ni una palabra más.
—¿Te acuerdas antes de llegar a mi habitación me he parado un segundo a mirar la que está justo al lado? —mi hermana no tiene ni idea de lo que hablo, pero yo sé muy bien que Rafal sí.
—Correcto. Si me acuerdo —digo serio —. ¿Qué pasa con eso? —en estos momentos tengo un nudo en mi garganta que no se quitara ni con un vaso de agua.
—En la habitación de Dagmara pasará algo malo —antes de que digan algo sigo hablando —, lo que no sé, es quien va a salir perjudicado.
—¿Cómo puedes saber eso? — Mi hermana esta perpleja y no sale de su asombro, aunque también la conozco y sé que está nerviosa. Yo pensaba que aquí íbamos a estar a salvo y sin problemas, pero parece que estos vienen junto a nosotros metidos en las maletas que llevamos —. Quizás te has confundido y has visto u oído algo distinto —Alenka suplica que sean falsas esas palabras que digo. Paso mi brazo izquierdo por ella y la abrazo y apoya su cabeza en mi hombro.
—Hay algo más —siento a mi hermana suspirar una vez más.
—Empieza a decirnos —dice en voz baja Rafal. Alenka no dice nada, y tampoco levanta su cabeza.
—Han manejado mi cuerpo a su antojo —observo con la mirada a Rafal y no dice nada, aunque su cara es de asombro absoluto — ¿No diréis nada?
Durante unos minutos, mi habitación se queda en silencio.
—¿Sabes quién ha sido? —niego con la cabeza.
—Sus voces no las he escuchado en toda mi corta vida. No obstante, ellos saben perfectamente quién soy yo.
—No lo dudaba ni un instante —me dice mi chófer —tú de este mundo que te rodea ahora mismo, no conoces a la mitad de las personas, pero ellas a ti sí. Debes tener una precaución gigantesca a la hora de dar un paso, uno en falso puede ser una catástrofe.
—¿Qué podemos hacer? —me siento inquieto por saber qué respuesta me van a dar.
—Lo primero, no cruzarnos de brazos y hacer algo, pero antes de eso todos los que están en esta casa deben saber qué es lo que está pasando —me niego a que Eunika sepa algo.
—No estoy de acuerdo con lo que dices —le digo directamente a Rafal.
—¿Algo en concreto? —creo que se a barrunta lo que es.
—No me fio absolutamente nada de Eunika —no quiero que sepa nada referente a esto ni a nada es más, preferiría que no este.
—Eso no está en nuestra mano, ella debe quedarse, sabemos que no es de tu agrado — ¿Por qué debe estar aquí? —ella tiene que quedarse —mira a mi hermana y ella hace un gesto como afirmando algo, dándole voz para que diga algo que yo desconozco —, tampoco nos satisface a nosotros tenerla entre nosotros, pero no andamos con cara de perro cada vez que la vemos, ya que sabemos que solo actúa como es cuando estas solo con ella o nadie la mira. No debes preocuparte de nada, todo está bajo control. Por ahora ella no es una amenaza. Aunque si descubre...—sus ojos van al suelo, justo al lugar donde estaba yo sentado, ahí se encuentra la vara —eso —la señala —, estamos fritos.
—¿Me estáis diciendo que habéis fingido todo este tiempo? —me echo hacia un lado y eso hace que mi hermana caiga de lado. La observo para ver su cara y voy intercalando, mirándoles a los dos. Sus rostros me lo confirman.
—Me tuve que ir a la casa del bosque porque me tomasteis por mentiroso, ¿recuerdas eso hermanita? —ella no me quiere mirar.
—No seas así, no fue culpa ni de tu hermana, de Julek o de Dagmara. ¡Basta de culpar a los demás! Siempre es lo mismo contigo. No todos están en contra tuyo o guardan información que no te pueden decir. Ellos son los menos culpables —termina de hablar Rafal —. Si te guardamos las cosas, y no te las contamos será porque tenemos una razón de peso. Deja salir al serrín que tienes en la cabeza y deja respirar a tu cerebro y así podrías pensar mejor.
Bufo y me desespero, aunque tiene toda la razón. Dejo que mi cuerpo se eche para atrás y mi espalda toque el colchón.
—¿Podríais dejarme solo? Necesito dormir.
—Descansa —mi hermana aprieta mi brazo pero al minuto lo suelta, noto que se levanta y va junto con Rafal a la puerta y se marchan.
Ahora que estoy completamente solo, extiendo los brazos a ambos lados de la cama y encojo mis piernas, flexionándolas.
¿No puede ser tan fácil que alguien dentro de mi círculo de amigos sea malo? ¿Qué fue de Bogdan y Aleksy? Estas semanas no he sabido nada de ellos. ¿Estarán todavía con Florián?
Otra pregunta más que debo añadir a la lista.
Me levanto de mi cama con cuidado de no hacerlo rápido para no marearme. Mis pies pisan el suelo y estos se arrastran lento hasta llegar al bastón que he dejado tirado en el suelo, y vuelvo enseguida a la comodidad de mi cama.
Hay inscripciones escritas en el bastón, están en otro idioma, pro curiosamente las leo a la perfección, aparte de eso lo entiendo
"Cuida lo que tienes, no pierdas lo que posees".
De todas las palabras que hay, ese es la frase que más me llamó la atención.
¿Para qué he dicho que quería dormir si sigo despierto?
La puerta de mi habitación se abre de par en par y por ella entra la persona que no quería ver, Eunika. Para que no vea las vara la guardo debajo de la almohada velozmente, y eso me sorprende de mí mismo.
—¿Te puedes ir? Creo que te has perdido de habitación.
—No lo he hecho, he venido a ver a mi querido amigo —dice con burla.
—¿Te puedes retirar de mi habitación? Quiero descansar, si quieres molestar a alguien, ve a conseguirte a otra persona, yo no estoy disponible para tus tonterías de niña idiota.
Eunika ha dejado la puerta abierta y eso me da la gran libertad de ver si hay alguien en el pasillo y justo mi hermana viene caminando por él.
—¡Alenka! —la llamo, me fijo de nuevo en el careto de Eunika y ahora me ve sorprendida al escuchar el nombre de mi hermana, y por eso se gira a verle. Mi hermana acelera el paso que llevaba para llegar.
—¿Tú no deberías estar ya en el quinto sueño? —Alenka me habla a mí.
—Si hermanita, pero resulta que he tenido una visita improvista —señalo a Eunika.
—Eunika, deja descansar a mi hermano, esta derrotado de tanto viaje —ella no le reprocha nada a mi hermana y me dejan solo en mi habitación, aunque no sin antes llevarme una mirada de advertencia de parte de mi hermana. Me levanto cuando cierra la puerta y le pongo el seguro para que no entre nadie más, y menos esa loca.
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