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Me acabo de despertar y me encuentro en una suite demasiado colorida pero no me siento fuera de lugar ni mucho menos, al contrario, me siento como en mi casa. ¿Cómo ha podido cambiar tanto en unas horas?
Miro el reloj digital que hay en la mesita de noche a uno de los lados de la enorme cama y marca las ocho y media de la mañana. Quito las sábanas y las hago a un lado para poder salir de ella. Voy a la puerta, antes de salir suelto un largo suspiro, miro el largo pasillo por el cual solo veo puertas y ninguna persona. Y me doy cuenta de una cosa; este no es humilde departamento en Detroit. Abro más la puerta y salgo de donde me encontraba y ando descalzo por el pasillo buscando a alguien que me explicará que era todo esto, no logro recordar nada de lo que hice ayer, de alguna forma se me había borrado todo de mi mente.
Doblo a la izquierda y solo sigue habitando puertas, no se escucha ningún ruido, todo está en calma, silencioso.
—¡Esto parece un palacio de lo grande que es! —exclamo en voz alta —y un verdadero laberinto.
¿Quién habrá construido este palacete? ¡Habrá costado una fortuna! A lo lejos, aprecio unas escaleras que llevarán supongo al piso inferior a este que estoy pisando en estos momentos.
—¿Hola? ¿Hay alguien en casa? —solo resuena mi voz en las paredes. Nadie contesta. Estoy solo. ¿Seguiré viviendo en Detroit? Tengo que averiguarlo.
Bajo las escaleras nervioso y teniendo la incertidumbre de a quién pertenece este maravilloso palacio. ¡Me siento como un marques! Me revuelvo el pelo y se me queda más despeinado de lo que ya se encontraba.
A mano izquierda bajando por las escaleras de mármol puedo ver una gran biblioteca, entro en ella, la puerta estaba entreabierta. Veo un sobre en una mesa de escritorio de madera, en medio de ella se encuentra un sobre. Me acerco cautelosamente y veo que pone mi nombre en letra cursiva.
Nunca imagine que este momento llegaría tan pronto. Sé que cuando sepas lo que te voy a contar a través de la carta quizás no me vuelvas a hablar jamás. Antes no te lo podíamos decir ni tú lo podías saber hasta que cumplieras la mayoría de edad. Si estás leyendo esta carta es que hace unos días has cumplido los dieciocho años y que te encuentras en el palacio de Detroit.
Y como te conozco demasiado bien, seguramente estarás de los nervios por no saber afrontar lo que se te viene a partir de ahora. ¿Qué te deparará el futuro? Un mundo el cual explorar, por ejemplo.
Ese palacio es todo tuyo, es la fortuna que te dejó el bisabuelo Cibor antes de fallecer, tienes personal a tu disposición, solamente te obedecerán exclusivamente a ti sin excepciones, tienes guardaespaldas y personal de seguridad vigilando tu casa veinticuatro horas del día.
Puedes salir de esas cuatro paredes, no obstante, ten sumo cuidado. No eres una celebridad ni nada por el estilo, pero hay gente detrás del oro de la familia Chlebek.
He aquí la otra cosa importante; no confíes a simple vista, sé hábil y listo, el misterio de la familia es cosa tuya descubrirlo.
Adelante Zarek Chlebek, sumérgete en la aventura.
Alenka.
La palabra aturdido se quedaba corta teniendo presente en qué estado me encontraba. Esta carta de mi hermana Alenka me había desequilibrado por completo. Hasta hace unas horas era todo normal; hasta que me desperté y mi mundo se fue al garete. Muchas de las personas que hay fuera de estas cuatro paredes anhelarían vivir aquí. La fachada es preciosa seguro, y por dentro no tengo palabras pero para residir en un lugar extremadamente grande y solo no era muy agradable. Yo me sentiría solo, en soledad, aunque viéndolo de otras respectivas diferentes; tienes todo a tu disposición, comodidad.
Por otra parte, a veces la soledad era buena y en estos momentos lo necesitaba para poder procesar todo.
Salgo de aquella biblioteca y camino tranquilo por la recepción del palacio; no lo podría llamar de otra forma. Giré el pomo para poder abrir la gran puerta de la entrada, lo primero que recibí al abrirla fue el sol de principios de octubre, el viento que hacia me dio en toda la cara, definitivamente demasiado calor no hacía, se notaba que ya empezaba a refrescar en estas fechas.
Mire hacia abajo contemplando mi cuerpo por si no llevaba ropa puesta, efectivamente la llevaba la misma ropa de ayer, lo que no traía conmigo era mi teléfono, pero en estos momentos no lo necesitaba. Bajo las escaleras principales admirando todo lo que mis ojos pueden detectar.
En frente de mí no se encontraba nada, era espacioso el lugar, casi todo a mí alrededor era césped y bien cuidado debía de decir. Andaba cautelosamente por si alguien se acercaba; ciertamente me sentía un intruso en esta propiedad, aunque legalmente era mía, no lo llegaba a asimilar, aparte que hace menos de quince minutos me informé de todo esto.
¿Cuántas hectáreas podría tener esto? ¡Es enorme! Ahora no me haría falta ir a hacer ejercicio, paseaba por los alrededores y ya podía dormir como un bebé.
Si todavía me encontraba en Detroit debería estar un poco apartado del centro de la ciudad.
Estaba andando por uno de los laterales caminando, me encontraba como una nube de algodón y no bajaba de ahí. Todo aquí me sorprendía, es como si nunca hubiera visto todo esto y en realidad no lo hice...quizás solo en fotos.
—¿Dónde están las personas en este lugar? ¡Estoy más que solo! —hablo a la nada.
—¿Señor Chlebek? —me interrumpe una voz masculina a mi espalda.
—¿Quién es usted? —no estaba muy asociado con las formalidades, pero creo que me voy a tener que acostumbrar a ello.
—Soy Aleksy, soy tu representante — ¿representante? No sé de lo que me está hablando.
—Perdone —me excuso — ¿Que acaba de decir hace un segundo?
—Soy tu representante —vuelve a repetir —soy el que lleva tu agenda y el que debe saber en todo momento que hace y que deja de hacer; seré tu sombra, si no lo hago la familia Chlebek me matará —dice más para sí mismo.
Aleksy debe tener unos veinticinco años de edad, no es de los chicos más altos que me he podido topar, pero tiene una estatura buena, el color de su cabello es pelirrojo y lo lleva un poco despeinado.
—¿Cómo es eso de que mi familia te va a matar si no estás detrás de mí culo todo el día? Se supone que tengo guardaespaldas.
—Déjelo estar señor, no vaya a ser que meta la pata —me mira con los ojos abiertos. ¿Llevará mucho tiempo trabajando para mi familia?
—¿Aleksy lleva mucho tiempo trabajando para nosotros? —mi pregunta no le sorprende en lo absoluto.
—Mis familiares llevan años sirviéndole a la tuya —me sorprendo. La verdad que es demasiado joven para que esté trabajando en un "mansión" y no trabajar quizás en algo que le interese más.
—Perdona la pregunta que le voy a hacer, pero... ¿usted tiene estudios y metas que alcanzar algún día?
—No se preocupe —es demasiado educado, se ve que viene de una educación muy buena —y sí, he ido a la universidad. He estudiado arquitectura y construcción. Este sitio no se ha construido solo. Hace tan solo un par de semanas que la terminamos por completo —dice orgulloso de su trabajo. Y de verdad que debería estarlo, ha hecho un buen trabajo, aunque es demasiado grande, lo sigo pensando.
—Hiciste un muy buen trabajo —lo alago.
—Muchas gracias señor —me agradece.
—Deja las formalidades Aleksy, soy más pequeño que tú y al hablarme tan formal me haces sentir más mayor —digo sinceramente —, solo dime Zarek.
—De acuerdo —asiente subiendo y bajando su cabeza repetidas veces —. ¿Quiere...? —carraspea —. ¿Quieres que te muestre toda la longitud del terreno que ahora posees?
—Lo agradecería.
—Entonces vamos a coger uno de los mini coches que son especialmente para esto.
—Tengo una duda —él me mira expectante a que prosiga —. ¿Porque si va a vivir una sola persona es tan grande todo esto? —él se ríe por como gesticulo cuando hablo.
—Uste...tú no vas a ser el único habitante de tu palacio.
—¿Y quién osa irrumpir en mi humilde morada? —digo vacilante.
—Sus mejores amigos Dagmara, Eunika, Bogdan y Julek, vendrán a vivir aquí.
—¿Ellos estaban al tanto de todo? —no puede ser que todos en mi entorno más cercano sabe que es lo que pasa y yo no, eso me frustra.
—Si no es hoy, lo descubrirás mañana o los próximos días. ¿Has leído la carta que te dejó tu hermana Alenka escrita? —es lo primero que me pregunta.
—Sí.
—¿No te da curiosidad el porqué de todo esto? —señalo en todas las direcciones posibles.
—La verdad es que algo, sí.
—Con el transcurso de los días supongo que lo irás descubriendo.
—¿No me puedes adelantar algo?
—Me temo que no —dijo con pesadez.
Dejamos de hablar de ese tema para enfrascarnos en otra distinta, ya en el mini coche me iba mostrando los diferentes lugares del terreno. Hasta que me enseño la casa de arriba abajo; enterita.
Me mostró una piscina que parecía más de competición que para disfrutar y jugar. Amaba nadar, de pequeño iba a natación, pero hace dos años deje aparcado eso. Dicha piscina estaba dentro de la casa, en el piso menos uno.
—¿Se puede nadar en la piscina? —la señalo.
—Sí —una respuesta corta y sencilla.
—Perfecto veo que no pasa nada que sea otoño, es una piscina cerrada que puedes ir a cualquier momento ya que no debía salir a la calle.
—Exactamente, es lo mejor que hay. Ya me gustaría a mí hacer unos largos en esa piscina, lástima que el personal no puede.
Me encuentro tumbado en mi cama, mirando al techo sin hacer nada, cuándo la puerta suena haciéndome saber que al otro lado alguien está esperando a que le dé permiso para entrar.
—Pase —alzo la voz para que me escuche.
—Señ...Zarek, tus amigos te esperan abajo, acaban de llegar —me levanto inmediatamente de donde actualmente me encontraba y me puse a la par de Aleksy quién se apartó para dejarme pasar. Iba por el miso que había hecho al subir a mi habitación hace ya un par de horas.
—Te esperan en la biblioteca —me comenta Aleksy a mi lado. Casi pego un bote cuando lo veo a mi par, pensaba que iba unos pasos más atrás que yo.
—Me has asustado —me pongo una mano en el pecho.
—¿Alguna vez te han dicho que eres muy dramático?
—A cada momento —digo divertido mientras bajo las escaleras.
Voy directo a la biblioteca sin siquiera fijarme en nada más hasta que abro las dos puertas de madera y cuando miro en el interior de la habitación me encuentro con Julek, en la silla giratoria dando vueltas como si fuera un niño pequeño. Dagmara se encontraba tumbada en el suelo, pero con los pies encima del sofá, donde en realidad debería estar sentada como personas normales, Eunika sentada en la mesa del escritorio cogiendo con sus manos unas figuritas de cristal que justo en este momento casi se le cae la que tenía en la mano, y él último que faltaba era Bogdan, que no lo veía por ninguna parte.
Me doy la vuelta para preguntarle a Aleksy donde se encuentra Bogdan, pero justo estaba viniendo desde la parte de atrás de las escaleras.
—¿De dónde vienes? —le pregunto a mi amigo, este no me ve ya que va con el móvil y se sobresalta cuando me escucha.
—En el baño —sube y baja sus cejas con gracia —. ¿Ya has saludado a los demás?
—No, pero los he visto.
—¿Y a qué esperas? —pone uno de sus brazos en mis hombros y me guía de nuevo a la biblioteca, toda la atención va dirigida a Aleksy en cuanto entramos en el lugar — ¡Chicos! —llama su atención Bogdan.
—¡Zarek! —Chillan las dos locas que me han tocado por amigas —extiendo los brazos para que vengan a abrazarme.
Eunika es la que antes llega ya que solo tiene que dar un saltito para bajarse del escritorio, viene medio corriendo que al abrazarme tengo que retroceder unos pasos para estabilizarme. Dagmara me abraza por la espalda y me da un beso en la mejilla.
—Ya pensaba que te habías olvidado de nosotros manzanita. ¿Qué tal tu cuarto? —me siento en desventaja al no saber prácticamente nada de los que pasa a mi alrededor, estoy un tanto incómodo.
—¿Desde cuándo sabéis todo esto? ¡Me he despertado en un lugar desconocido! Y me he enterad de poco, a mi parecer, por medio de una carta que me escribió mi hermana. ¿No se os ha ocurrido nombrarlo en algún momento?
—Lo tenemos prohibido Zarek —replicó Julek serio —y baja ese tono de voz. Nosotros no tenemos la culpa de todo esto. Si a alguien le debes reclamar algo es a tu familia —dice la cruel verdad. Tiene razón.
—¿Dónde están? No vinieron ayer por mi cumpleaños y dudo que lleguen.
—Vendrán, eso te lo podemos asegurar completamente, pero antes deben hacer varias paradas antes de presentarse en tu gran palacio a deleitarnos con sus presencias.
—Se podían quedar en dónde sea que estén.
—¡No! —Me reprende Dagmara —son tus padres y hermana y si no sabes lo que a tu alrededor pasa ten un poco de iniciativa y empieza a buscar las pistas que están delante de tus narices. Ellos hubieran deseado estar contigo en tu décimo octavo cumpleaños, pero por razones de mucho peso han tenido que ausentarse.
—Dagmara con más tacto por favor —le dice Bogdan.
—¿Y qué debo de ver que está frente a mis ojos? — yo sigo empeñado en lo mismo. En saber que esconden.
—Para empezar la carta que te mandó Alenka. ¿Que contiene la carta? —Dagmara se lleva los brazos a la cabeza desesperada.
—Desisto con esto, es un cabezota —me acusa —intentarlo vosotros.
—Aleksy por favor, cierra la puerta, tendremos más privacidad —el aludido va hacia la puerta y se iba a marchar, pero Julek le detiene —no te vayas, te necesitaremos.
—Siéntate en la silla —me pide Julek. Hago lo que me pide y se coloca enfrente de mí. Coge el sobre que en el interior contiene la carta y la abre y la saca y la pone en la mesa —Léela en voz alta.
—Ya la leí —la aparto un poco. Suspira fuertemente pero no comenta nada.
—No has leído lo más importante, porque esta camuflado —sube una de sus cejas desafiante.
Conforme iba leyendo en alto para que escucharan los demás y aparte yo, iban apareciendo letras al final de la carta. ¿Qué?
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