Alex

Habia pasado apenas unos segundos desde que Ginna se fuera. Seguía con el libro en la mano mientras los chicos me miraban. Maldita costumbre que tenia de aparecer y desaparecer. Cerré el libro y me senté en uno de los sillones, mire como Gabe se sentaba al lado mia mirando a Richard que daba vueltas por la sala pensativo.

- Probablemente ella sabe donde localizarla -pensé en voz alta.

- ¿Localizarla? -recalcó Rich- Sugieres que esta viva.

- Ella no rompió el trato -suspiré- Así que eso seria lo razonable. Ya se que suena a locura, pero eses tratos son así.

Sabia que los chicos tenían demasiadas dudas, pero ni yo mismas sabia si conseguiría responder a mis propias preguntas como mas para responder a las de ellos. Mi bisabuela, seguía viva. Después de tantos años como pasaron, probablemente ella estaba ahí, si conocía o no su existencia era un misterio pero, tal vez mi madre estaba con ella. Recordaba que mi abuela nunca hablaba de ninguna de las dos y no se habia molestado en buscarla cuando desapareció. Así tendrían sentido sus acciones... Al menos para mi. Seguía recostada en ese sofá, sintiéndome una completa inútil. Ginna era la que hacia todo y yo supuestamente iba a protegerla. ¿De qué? Después de todo era ella quien me protegía siempre, e incluso siendo una bruja como se supone que soy, no pude ver que estaba bajo un hechizo. Tenia un lio tremendo en la cabeza, eran demasiadas cosas las que estaban pasando. Tal vez el método de Ginna funcione, ella siempre bebía cuando le pasa algo. Observé la botella que estaba en la bandeja, esta se elevó en el aire y volvió a caerse sobre la bandeja. Claro, realmente era estupida, tenia esa clase de poderes también y aun no los había usado. Realmente necesitaba un buen tortazo para reaccionar. Me concentré en la botella de nuevo y el Whisky cayó en el vaso como si alguien lo sirviese, después pensé en que estaba sosteniendo el vaso y bajo la mirada incrédula de los chicos, el vaso vino a mi. Le di un sorbo mirándolos triunfadora. Tenia que aprender a controlar mis poderes y esa, era la mejor forma de hacerlo o por lo menos la que mas me gustaba. Ginna definitivamente me habia pegado su alcoholismo.

- No es justo -afirmó Richard- Tu también tienes poder -puso una mueca de niño pequeño- Yo también quiero.

- Jodete -reí- Para ti no hay.

Me reí un buen rato de las muecas que ponía Rich, sabia que estaba haciendo el payaso para animar el ambiente. Él solía hacer eso. Creo que raras veces habia visto reír a Ginna y esas veces fue cosa de sus payasadas.

Paro de repente. Cuando miré vi que mi amiga estaba de nuevo allí acompañada de el estupido de Abigor, que me miraba curioso al verme reír.

- No me digas mas -afirmó Ginna- estabas haciendo el payaso otra vez -se sentó a mi lado apartando a Gabe, mientras miraba a Richard- ¿Verdad?

- Me pillaste -comentó Rich- Por cierto, Jace me hablo, viene de camino.

Vi que Ginna hacia su clásico gesto y ponía los ojos en blanco. Hacia tiempo que no veíamos a Jace o eso creo, con todo lo de ese hechizo estupido no tenia muy claro nada referido con mi memoria todavía. Sabia que lo conocía pero no tenia muy claro de qué. Recordaba vagamente que era el hermano pequeño de Richard, parecido a él pero con el pelo mas oscuro y mas dejado en la forma de vestir. No era tan payaso como su hermano pero por lo demás eran prácticamente idénticos.

- Cuéntanos -soltó Rich mirando de reojo al demonio- ¿Dónde estabas?

- La curiosidad mato al gato -dijo Ginna arqueando una ceja- No preguntes. Tu bisabuela -afirmó mirándome- probablemente esta en el infierno. Aquí no hay rastro de ella, habrá que buscarla en el sótano.

- Pero mientras no reclames el trono -comentó Abigor- no es un lugar recomendable para ir de paseo.

- Nadie dijo que iba a ir yo -rió Ginna- Vas a ir tu -afirmó ignorando la cara de desaprobación del demonio- Soy tu reina, obedece.

La expresión de Abigor se tenso, por un momento pensé que Ginna iba a salir volando por los aires. Pero no hizo nada. Se quedo así un buen rato, como si intentase calmarse. Se notaba que le costaba aguantar las insolencias de mi amiga, tenia que reconocer que a veces se pasaba. Aunque eso si, sabia que era mas fuerte que él y que la mayor parte de los demonios por no decir de todos. Jugaba con la ventaja de que le convenía tenerla de su parte, después de todo, los cuatro seguidores lo matarían sin dudarlo. Después de un rato meditando desapareció. Me gire hacia Ginna, tenia intriga por saber en que estaba pensando actuando así. Al leer el diario de mi abuela, comprendía algunas cosas que estaban escritas en clave sobre los poderes que tenia su madre, uno de ellos era leer la mente. Por intentarlo no iba a pasar nada, me concentré y empecé a oír una voz que poco a poco fue cobrando mas claridad: "Eso no funciona conmigo, Alex".

- Auch -grité al sentir como si me clavasen mil agujas en la cabeza, levanté un poco la vista y puede ver que Ginna me miraba de reojo.

"Eso te pasa por meterte donde no te llaman. Si quieres saber algo, pregunta."

El dolor cesó y pude levantar la cabeza. Vi a los chicos preocupados, preguntándome si estaba bien. Seguí observando a mi amiga, respondiendo afirmativamente a las preguntas de los chicos. Habia visto algo que no me agradaba, algo turbio que causaba una sensación muy desagradable pero no tuviera tiempo suficiente para ver de que se trataba. Ginna se acercó al mueble bar, como de costumbre iba a coger la botella de Whisky. Me concentré como había echo antes y la moví para que no la diese cogido, lo conseguí pero a causa de eso la botella cayó y quedo flotando a escasos centímetros del suelo. Ginna giro la muñeca y la botella se elevo asta su mano.

- ¿Qué es esto? -dijo Gabe mirándonos -¿Guerra de poderes?

- Lo repito -gruñó Rich- No es justo, yo también quiero.

- ¿Si? -comentó Ginna sonriendo- Firma un trato conmigo. Sera agradable no tener que hacer de niñera.

- Ginna -soltó Gabe- Deja de decir estu...

Ginna habia enmudecido a Gabe, intente decir algo pero pude comprobar que hiciera lo mismo conmigo. Rich la miraba bastante interesado. Por dios, se estaba pensando de verdad hacer una trato solo porque quería tener poderes, rematadamente imbecil.

- ¿Que clase de poderes? -pregunto Rich- Y que quieres a cambio claro -bromeó- o tal vez solo quieras besarme.

- Bueno si lo quieres por escrito aunque, te aviso, firmar una contrato conmigo de esa forma requiere mucho mas que un beso -sugirió Ginna riendo- Ya sabes como va esto, tienes lo que quieres y yo tu alma después de unos cuantos añitos.

- ¿Cuantos años? -susurró.

- Bueno eso es discutible -afirmó.

- Pues suena muy interesante -dijo sonriendo- Sobre todo lo de la firma del contrato.

Llego un momento en que no tenia muy claro si estaban negociando o ligando. Estuvieron un buen rato discutiendo cláusulas del contrato cosa que empezaba a irritarme, tal vez tuviera algo que ver el echo de que seguía estando muda. Le dedique varias miradas amenazadoras hasta que por fin deshizo el hechizo.

- Por fin -solté- No vuelvas a hacer eso, es molesto, muy molesto. Y tu -dije señalando a Rich- deja de hacer el estupido, vas a vender tu alma al diablo. Nunca mejor dicho.

- Oye -dijo Ginna irritada- Tampoco es tan malo, es decir, probablemente estarás muerto antes de que pasen esos años -continuó dedicándonos una sonrisa.

- Que agradable -susurró Rich- Bueno que te parece, mm no se ¿Cincuenta años?

Vi como Ginna arqueaba una ceja mostrando que no le agradaba. Pero para mi sorpresa accedió sin discutir. Todo indicaba que tramaba algo. Conocía a mi amiga, nunca daba nada sin recibir algo y tratándose de tantos años no se trataba solo de su alma. Estaba cambiando, ya no era la misma de siempre pero no podía hacer nada. Seria muy hipócrita si lo hiciese, yo también había cambiado y después de todo los sucedido lo veía normal. No sabia en donde desembocaría todo eso pero ya le habia hecho una promesa que no pensaba romper.

Seguían y seguían hablando de lo mismo, sinceramente no tenia humor para estar escuchando esas cosa. Me levanté y salí al jardín. Recordaba perfectamente como mi abuela salia allí siempre que quería pensar, siempre decía que la ayudaba a tranquilizarse. Me senté en un pequeño taburete y intente imitar la forma en la que ella meditaba. Intente relajarme, pero me era imposible. Me sentía como en eses momentos típicos que tienes que hacer un examen y asta que no sales de la sala donde lo hiciste no te pasa. Tenia demasiadas cosas en la cabeza, hubiera sido practico que existiesen los pensaderos de Harry Potter. En que cosas me pongo a pensar. Me despeine el cabello girándolo hacia un lado y luego hacia otro. Necesitaba gritar o tal vez un solo minuto de paz llegaría. Pero eso era totalmente imposible y si optaba por gritar los vecinos pensarían que estaba loca. Claro que muy cuerda he de admitir que no estoy, y todo esto solo lo empeoraba. Si fuese por ahí diciendo que soy una bruja y la que es casi mi hermana es un demonio, definitivamente, me encerrarían en un psiquiátrico de alta seguridad. Volví a zarandear mi pelo. Dirigí mi mirada hacia un pared que en teoría tendría que ser blanca, pero estaba toda marcada de pies. Los pies de Ginna. Creo recordar que era hay donde practicaba parkour. Tendría que haberle dicho que me enseñase, me seria bastante práctico. La simple idea de encontrar a mi bisabuela me había desmoronado, aguante todo lo demás pero eso, realmente era mi limite. Mientras susurraba maldiciones por lo bajo pude observar, unos pies que se acercaban a mi dirección. Al levantar la cabeza me encontré con Gabe que se agachó y se limitó a mirarme. Muchas veces he dicho que me sentía observada pero esta vez si era una sensación muy exagerada. Probablemente puse alguna mueca de desagrado porque, así como se habia agachado, se levantó y dirigió hacia la puerta.

- Si necesitas algo -dijo- aparte de estar sola -pude ver perfectamente que me miraba de reojo- avísame.

Cerró la puerta. Otra vez sola, volví a mi mundo. No sabia muy bien si prefería que todo esto fuera un estupido sueño o, si por lo contrario, estaba feliz de poder tener familia aparte de Ginna. Acabaria subiéndome por las paredes, necesitaba salir de aquella casa. Pase rápidamente por la sala, cogiendo las llaves del coche de Ginna y sin dar ni la mas mínima explicación me subí al Munstang y me fui.

Conducir aquel coche era genial. Si algo tenía que reconocer es que Ginna entendía de coches o más bien de Munstang. Estaba a unos quilómetros del centro de la ciudad. Según iba recorriendo el camino, imágenes de mi supuesta niñez aparecían en mi cabeza. Pase por un parque apartado a donde según mi mente solía llevarme mi abuelo. En mis recuerdos parecía quererlo mucho, cosa que ahora es imposible puesto que ni siquiera recordaba su cara. Según parecía los efectos del hechizo desaparecerían con el tiempo, pero a mi entender, aunque los recuerdos regresen a mi memoria los sentimientos que estés guardaban no volverían de la nada. Cada minuto que pasaba estaba más cursi, tal vez debería aprender más de Ginna, al menos ella parecía que no le afectase nada. Pura fachada, creo. Alce la vista para encontrarme con los edificios de Detroit. Busque mentalmente algún bar al que soliera ir, cosa bastante complicada aunque viendo como bebe mi querida hermana a alguno seguro que íbamos. Recordé uno en especial, más que un bar parecía una pequeña sala con todos eses sofás. Aparque en el aparcamiento y entre. Todo seguía igual que en mis recuerdos. Al subir las tres pequeñas escaleras me encontré con ese ambiente relajado con cierto olor a tabaco y cerveza. La música de estilo rock y algo country invadió mis oídos, mientras que mi vista recorría el lugar. Una barra de madera y piedra, con unas paredes pintadas de un verde bosque bastante curioso decoradas con cuadros y posters antiguos. En una de las paredes había una enorme estantería repleta de libros y juegos de mesa. Las mesas a juego con la barra acompañadas de sofás de color negro que tenían un aspecto bastante confortable. Todo parecía estratégicamente colocado. Al profundizar en el bar pude ver una mesa de cristal negro al fondo de todo, con un sofá rojo y dos taburetes del mismo color colocados justo en frente de un viejo piano. Pude verme sentada en ese sofá con Ginna, aparentemente era nuestro lugar favorito. Me dirigía hasta él y me senté. Había una guitara acústica colocada encima de uno de los taburetes, sabía que Ginna tocaba la guitarra y por un momento pensé oírla hay sentada tocando. Vi acercase al camarero con una cerveza y ponerla en frente de mí.

- Cuanto tiempo sin verte por aquí, Alex -dijo- ¿Y Ginna?

- Hoy estaba algo ocupada -dije algo confusa- Haber si la próxima vez puede venir -sonreí intentando disimular.

- Claro -dijo devolviéndome la sonrisa y regresando a la barra.

Realmente este era nuestro sitio favorito. Le di un trago largo a la cerveza, mi preferida. Me acomode en el sofá y seguí bebiendo lentamente. Deje que los recuerdos me invadieran, la mayor parte de los mejores momentos que habia pasado con mi hermana parecía que habían sido en este bar. Podía tratar de engañarme a mi misma pero solo habia una cosa de todo lo ocurrido que me preocupaba. El comportamiento de mi hermana no era normal, sin contar con lo que casi habia visto en su mente y esa actitud defensiva. La frase que me dijera en ese momento paso por mi cabeza: "Si quieres saber algo, pregunta." Y si le preguntase todas esas dudas que tenia, ¿qué pasaría?

Seguí bebiendo durante un buen rato. Vi como el camarero me hacia una seña que no supe entender hasta que observé la mesa. Había por lo menos diez botellas de cerveza vacías. Realmente me habia pasado con dos horas bebiendo sin parar, definitivamente, mi hermana me habia contagiado su alcoholismo. Me levante impresionantemente sin caerme y me dirigí a la barra para pagar.

- ¿Un mal día? -preguntó el camarero señalando las botellas de cerveza- Esa forma de beber recuerdo que era propia de Ginna no tuya.

- Muchas cosas en la cabeza -reí- Y si, creo que Ginna me contagio su forma de beber.

- No sabia que era contagioso -bromeó- son 20 dolares.

Le tendí el billete mientras me despedía. Pensé que me iba a costar mas bajar las escaleras aunque, el problema ahora era que tenia que conducir el coche de mi hermana. Si algo recordaba era que ese coche era como su propio hijo, si se lo devolvía con un solo arañazo era capaz de matarme. Revisé que nadie estuviera mirando, aquella calle estaba totalmente desierta así que la llamé. Tardo un rato, pero cuando volví a mirar el coche, ella estaba apoyada en él.

- ¿Si? -preguntó- Cuéntame.

- Primero, bebí demasiado -dije atropelladamente- y se como eres con tu coche. Tercero... No espera, segundo, tengo muchas preguntas que hacerte -pude ver como ponía los ojos en blanco- No me mires así, fuiste tu la que dijiste: "Si quieres saber algo, pregunta." -finalice intentando hacer una rara imitación de su voz.

Después de mi imitación pude ver que, aun intentando evitarlo, comenzó a reír sin parar. Me izo una señal para que subiera al coche, le lancé las llaves y me senté en el asiento del copiloto. Ella entró seguidamente y arrancó el coche. Vi que me miraba de vez en cuando de reojo cosa que me incomodaba por alguna razón desconocida.

- ¿Y bien? -dijo impaciente- El camino hasta casa no es tan largo -puse una cara de confusión y ella continuó- Digo que preguntes.

- Ya, claro -suspiré pesadamente.

Era fácil decir que tenia muchas dudas pero por donde coño iba a empezar. O que preguntas debería hacerle, esa duda me mataba y la cantidad generosa de alcohol que llevaba encima no ayudaba. Comencé a despeinarme como hacia siempre que estaba nerviosa, movía el pelo de un lado para el otro hasta que Ginna me agarro el brazo para que parase.

- Vale ya -dijo- Estas nerviosa lo se, pero la que va a acabar de los nervios voy a ser yo -me soltó el brazo y intenté relajarme- Bien, no sabes por donde empezar. Es eso ¿no?

Asentí con la cabeza. En eses momentos me sentía como un libro que podías coger y leer fácilmente pero claro, tenia que tener en cuenta que Ginna era Ginna. De repente chasqueo los dedos delante de mis ojos para que le prestara atención, ni siquiera me habia enterado de que aparcara en el parque por el cual habia pasado antes.

- Haber -suspiró- Lo de antes, no es que lo hiciera apropósito pero suele pasar cuando intentas leerle la mente a alguien y este no te deja -dijo encogiéndose de hombros- cosas raras. Por otro lado, lo de Rich, me conviene que tenga poderes y pueda cuidar se si mismo. En cualquier momento lo pueden atacar. Y lo de tu bisabuela, pues ahí ya no se que decirte.

- Ya -susurré- supongo que tienes razón, no puedes estar pendiente de todos -medite lo que decía haciendo una pausa demasiado dramática, esto parecía teatro- Creo que estoy bastante estresada, lo de leerte la mente, no lo pensé muy bien. Me acabara estallando la cabeza si sigo pensando tanto.

- Ya te dije muchas veces que no me gusta que pienses tanto -dijo- Tienes que aprender a dejarte llevar un poco. Si no si que acabaras estallando, aunque mientras que no sea conmigo...

- Muy graciosa -solté intentando parecer enfadada pero como siempre acabe riéndome sin parar.

Dejar de pensar. Seria realmente eficaz si supiera la forma de hacerlo. Siempre había sido de ese tipo de personas que piensan demasiado, tal vez por ello hacia tan buenas migas con Ginna dado que ella "se dejaba llevar" como solía decir. La cosa es que cuando me ponía a pensar se me ocurrían ideas descabelladas como también solía decir Ginna, pero siempre salían bien porque ella manejaba la situación. Dependía demasiado de mi amiga, en cierto modo sabia que eso no era malo pero tenia tendencia a bloquearme cuando me quedaba sola. Le eche un vistacito rápido aprovechando que estaba centrada en conducir, cada vez que pensaba en ella solo me venia a la mente lo mucho que cambiara pero era en estes momentos cuando veía que seguía siendo la misma solo que, con decisiones mas drásticas.

Mire hacia la carretera, podía verse ya el tejado negro de mi casa. Ginna aparcó justo delante y salió de coche. Salí también y la vi apoyada en el techo del coche, mirándome.

- Toma -dijo lanzándome las llaves del coche- Tengo cosas que hacer.

Se dio la vuelta dispuesta a irse. Me giré y dirigí hacia la puerta de la casa, echando un vistazo antes de entrar. Pude ver que Ginna seguía allí, giro levemente la cabeza hacia mi y pude jurar que susurro algo como:

- Ten cuidado.

Cuidado. ¿Cuidado de qué? No me dio tiempo a preguntarle, desapareció en ese mismo instante dejándome con aquella duda. Abrí la puerta y entre dejando que se cerrase sola. Avancé hacia la sala donde me encontré a los tres chicos charlando alegremente, como si no estuviera pasando nada. Ilusos. Jace se levantó del sofá para venir a abrazarme, retribuirle el abrazo fue un poco forzoso pero lo hice igual. Aunque aparentemente se notó mi poco esfuerzo dado que se quedo mirandome fijamente. Le dediqué una sonrisa.

- Dejala -afirmó Rich saliendo en mi ayuda- está algo cansada últimamente.

- Ya veo -dijo- Entiendo, demasiadas cosas en la cabeza seguro.

- No sabes cuantas -susurré.

Me deje caer pesadamente sobre el sofá no sin antes coger la botella de whisky y un vaso. Me serví tranquilamente mirando de reojo la cara que ponía Jace.

- Si, Ginna me contagio su forma de beber -aclaré antes de que se molestara en decir algo.

- Y el carácter -añadió Gabe.

Lo mire amenazadoramente con la botella lista para tirársela a la cara pero, acostumbrado a los enfados de Ginna se escondió detrás de Rich. Iluso. Me fije atentamente en la pared que tenían detrás, un horrible jarrón descansaba en una pequeña estantería y empecé a moverlo lentamente. Hice un giro de muñeca, indicando con un dedo que mirasen para atrás y cuando lo hicieron deje caer el jarrón que acertó de lleno en la cara de Gabe. Vi que caía con tal lentitud que aquello parecía una escena dramática de una película, excepto por mi risa y la de Jace que sonaban de fondo. Gabe empezó a maldecir y a susurrar cosas incomprensibles. Cualquiera diría que me estaba echando un maleficio, irónico puesto que la bruja de la historia era yo. Ese pensamiento hizo aumentar mi risa de forma escandalosa, realmente empezaba a tener un humor muy raro. Habia conseguido liberar parte del estrés que tenia encima gracias a aquella sesión de risoterapia a costa de Gabe y igualmente la cantidad de alcohol que había bebido parecía estar desapareciendo. Aun así el sueño estaba apareciendo molestamente como era de esperar, así que me dirigí hacia mi habitación y me acosté sin molestarme siquiera en ponerme un pijama. Habia sido un día largo y tal como se presentaban los problemas, los siguientes serian iguales o peores.

El sol golpeo mi cara haciéndome girar bruscamente en la cama. Mierda, me habia olvidado de cerrar las persianas. Tanteé la mesita buscando el móvil y observé la hora que este marcaba: Las siete de la mañana. ¿Qué mierda hacia yo despierta a esa hora? Escuche ruido en la parte de abajo, probablemente de los chicos. Me levante perezosamente y ande hasta la cocina, allí estaban los dos desayunando tranquilamente. Saludaron cordialmente a lo que respondí con una mirada amenazadora.

- ¿Qué mierda hacéis levantados a esta hora? -solté mientras me sentaba.

- Hombre Ginna -bromeó Rich- Te metiste en el cuerpo de Alex.

- Que gracioso -solté- Bua me parto de risa vamos. Os caísteis de la cama ¿No?

Rich se llevo la mano a la cabeza fingiendo buscar un chichón mientras ponía muecas de dolor.

- Si -afirmó riéndose- No veas el golpe que me llevé. Me duele toda la cabeza, claro que a Gabe, le duele toda la cara.

Reí levemente acordándome del espectáculo del día anterior. Gabe se limitó a soltar un gruñido en forma de protesta, aunque eso en vez de hacernos parar todavía aumentó mas la risa de ambos. Las bromas de Rich y Jace hacían mas llevadero todo pero aun así y con todo lo de que últimamente tenía el humor de mi hermana seguían faltando las contestaciones y las bromas de Ginna. Desde el día anterior no había vuelto a saber de ella y puede parecer poco tiempo pero sabia que algo estaba pasando. Algo que ella no me quería contar.

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