XI. Un anillo para el sol (1/2)

I'm Back babys...

Caminó por un largo rato, Will realmente ignoraba cuanto tiempo habría pasado, tal vez una o dos horas, pero seguía vivo y eso era lo importante. Nada además de piedras que se enterraban en su delgada suela y tierra que se metía en sus sandalias, interfería en su andar. Finalmente consiguió llegar a unas escaleras que daban a una pequeña escotilla, y dado que el camino terminaba ahí, Solace quiso suponer que ya no tenía que preocuparse por si había llegado al centro del laberinto.

Subió las escaleras y al salir por la escotilla, supo que lo había logrado. Estaba en una especie de capilla blanca, con la estatua de una diosa en medio de todo y un pequeño altar con velas y un cofre plateado.

"Ese debe ser"

Will salió de llenó y corrió al altar emocionado. ¡Lo había conseguido!

— ¡Sí! Nico se pondrá feliz...— El rubio tomó el cofre entre sus manos y lo abrazo con emoción antes de abrirlo y toparse con una gran decepción. — ¿P-pero... qué?

El cofre estaba vació, no había nada dentro de él.

Will estaba confundido, ¿qué significaba eso?

Pronto lo entendió cuando una flecha paso rozando su mejilla y le causó una herida superficial. Asustado, retrocedió y miro a su alrededor. Unos diez hombres encapuchados le rodearon, todos armados con diferentes instrumentos. Bueno, al menos no le mintieron cuando le dijeron que se había metido en una ceremonia de compromiso mortal.

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Will estaba acorralado. El frío del viento le cortaba la piel al ponérsela de gallina y el brillo asesino en los ojos de todos esos sujetos le obligaba a tragar duro por la garganta.

Ahora entendía lo que le habían advertido: Octaviano jamás jugaría limpio, no cuando la muerte de Will le trajera más ventajas que nada. Pasará o no a lo largo del laberinto ya le tenían una emboscada preparada para acabar con el trabajo.

Bueno, ahora tendría que ingeníarselas para llegar a la escotilla y salir por el túnel. Con suerte podría perderlos en los cruces... Si es que el propio Will podía recordar cual era el correcto.

Busco con la mirada mientras trataba de retroceder con el cofre pegado al pecho. Si no le servía para decir que ganó la prueba, al menos le serviría de protección al pecho y puede que como evidencia de la trampa de Octavian.

Cuando logró divisarla. Intento esquivar a sus atacantes con un gran salto que consiguió sacarlo del círculo en que lo habían atrapado. Sin embargo cuando intento abrir la escotilla, se topó con el horror de que estaba atorada.

—Es inútil su alteza. Yo preferiría morir dignamente sin tener la humillación de perder en una pelea.— La voz la reconoció de algún lado. No estaba seguro pero tenía el presentimiento de que ese horrible tono ya lo había escuchado en otra parte.

Todos tenían máscaras de hierro que les cubrían la cara en su totalidad, sería imposible poder reconocer a tan solo uno de ellos.

Tenía que pensar rápido. De eso dependía que volviera a ver a Nico, que cumpliera su promesa. Acarició con miedo el anillo de Nico que colgaba sobre su pecho. "Rápido Will. Piensa, piensa..."

Miró a todos los rincones del lugar. Al parecer la salida era la principal de la sala, osea que la única manera de salir de ahí era pasar por el laberinto.

"Bueno, tal vez fue cosa del destino"

Will recitó unos cuantos cánticos en la lengua natal de Delos y en ese momento todas las antorchas del lugar se empezaron a agitar vigorosamente contra la cara de sus atacantes, distrayendo les por varios segundos hasta que se apagaron. Incluyendo la del propio Will.

Tendría que salir de ese lugar a oscuras.

Para cuando los guardias habían dejado de gritar por las posibles quemaduras y el susto. Notaron que el príncipe ya no estaba en la sala.

—¡Maldición! Hay que encontrarlo.

Con quejidos asintieron y emprendieron la búsqueda por el pasillo a oscuras. Sería mucho más difícil encontrar al muchacho de esa manera pero era lo mejor que se les podía ocurrir ahora. Tendrían que concentrar ahora no solo la poca visión que tenían para no morir con las trampas del templo, si no también sus oídos, olfato y hasta el tacto.

Los oscuros pasillos eran tenebrosos. Sonido de ratas corriendo entre los pies y la sensación de constante alerta puesto que el templo estaba repleto de trampas que estaban ocultas a simple vista era lo que mantenía a Will lo bastante despierto como para hacerlo aún más cuidadoso con el sonido de sus pasos. Sabía que sus atacantes le pisaban los talones y un mínimo error desataría su trágico final.

Aparentemente las cosas estaban llendo relativamente bien y Will pudo relajarse en su escondite cuando escucho los pasos de los sicarios de Octavian alejarse cada vez mas. Pero esa calma le duró muy poco tiempo, dió un paso en falso de lo más simple y activo la primera trampa.

Unas pocas antorchas se incendiaron en el lugar donde Will se escondía, así pudo darse cuánta de que era una pequeña cámara y que dentro estaban muchas estatuas con espadas... espadas que pronto comenzaron a girar en el aire con toda la intención de decapitarlo. Y para empeorar la situación, podía escuchar como debido al ruido de la trampa los hombres de máscaras de hierro regresaban y corrían en su dirección.

—¿Es que a mí nada me puede salir bien?—se repitió tratando de esquivar los ataques de dichas estatuas mientras la habitación se reducía cada vez más y más. ¿Pero como...? Will volteo al techo por unos segundos y se percató de que las paredes, encima, se estaban deslizando para ir cerrando la habitación hasta no dejarle más espacio.

Excelente. Osea que si no moría decapitado por las espadas o deshoyado por los gatos del sumo sacerdote, moriría aplastado.

Justo en ese momento los hombres de Octavian llegaron a la entrada de la cámara e inteligentemente detuvieron el paso. Al parecer la situación de Will era tan mala que ya ni se molestaron en entrar. Se limitaron a admirar como el príncipe de Delos perdía la vida en una de las tantas trampas del templo. Pero no, Will no les brindaría dicho espectáculo.

Tenía que pensar y rápido. Pero la presión de escuchar las paredes crujir y la sensación del viento cortante que causaban las espadas en el lugar, advirtiéndole de todos los movimientos de las estatuas no le dejaban pensar con claridad... entonces se percató de una salida que estaba al fondo de la alcoba, pequeña pero lo suficientemente estrecha como para que Will se las arreglará para salir de ahí arrastrándose.

—Bien Will... demostremosles a estos sujetos como en Delos también hay guerreros.

Con gran agilidad Solace estaba consiguiendo evitar a las espadas. Se acordaba de los entrenamientos que había tenido con su abuela y tía durante su infancia y se percató que no eran tan diferentes a esta trampa, solo que en vez de ser unos postes de madera maciza que a lo mucho podían sacarle unos cuantos moretones, ahora eran espadas que fácilmente podrían decapitarlo. Era complicado, tenía su mirada fija en la dirección de la pequeña salida que estaba en el fondo de la sala a vez que por la izquierda le rozaba una filosa cuchilla y al instante siguiente, por el frente le venía un hacha y así sucesivamente.

Lo consiguió. Tanto fue así que cuando empezó a entrar por el agujero, escucho claramente a los chicos de Octavian gritarse mutuamente del por qué no habían entrado a la habitación para terminar el trabajo que las trampas no consiguieron.

El lugar era mohoso, húmedo y caluroso, olía tanto a podredumbre que Will sentía constantemente unas intensas ganas de vomitar debido al fétido aroma. Probablemente su hermosa túnica blanca ahora estaba negra por el lodo y la suciedad del lugar, sentía la tierra impregnarse en su piel y en su dorado cabello y encima, sentía el sabor metálico de la sangre sobre sus labios, probablemente tenía una herida ocasionada por las espadas y ahora dentro de ese lugar, era muy probable que se le infectara. Asqueroso.

Estuvo a nada de sucumbir a las arcadas y a las lágrimas cuando un sonido muy peculiar y una sensación de frescura le llegaron de lleno a la cara. Podía escuchar algo muy parecido a un silbido y la frescura le elevaba los cabellos por encima de la mirada. Era el viento.

¡Joder, que era el puto viento! Significaba que dicho pasadizo daba directamente a las afueras del templo. Con algo de suerte daría afuera del laberinto, hacia las huertas o el bosque de los alrededores. Cuando el olor a tierra mojada se mezcló con la peste del lugar, Solace suspiró aliviado. Iba a salir de ese horrendo problema.

O al menos quería mentalizar esa posibilidad.

Cuando la luz de la luna llena se reveló frente a su campo de visión, Will se creyó verdaderamente a salvó, abrazado por la fría luz del astro como una recompensa al estrés que había vivido en esas horribles horas dentro del templo. Respiró hondamente y reviso su cuerpo en búsqueda de heridas. Encontró un corte muy superficial en su mejilla y unos cuantos rasguños, nada que con ungüentos de Jacinto podrían curar rápidamente. O incluso su propio poder curativo podría curar esa herida pero Will no deseaba desmayarse en mitad del bosque mientras era perseguido por una orden de sicarios.

Cuando comprobó que no se había lastimado de gravedad, tomó la decisión de caminar rodeando los muros del laberinto. Con toda la cautela posible, procurando no hacer ningún sonido. Si era verdad lo que le dijeron, probablemente habrían más sicarios persiguiéndole en los alrededores.

Hubo un momento en que llegó a las afueras de una torre del templo, con un pequeño arco que daba a un compartimento secreto... Por alguna extraña razón, el rubio sintió que una fuerza superior le jalaba de las caderas hacia ese lugar. Sin pensarlo mucho, accedió a ingresar en dicho lugar y se topó con que esa torre era algo así como un jardín privado para rezar, con una fuente en el centro que tenía el grabado del dios del cielo, Zeus y la diosa Hera haciendo el amor. Contrario a lo que cualquiera se podría imaginar, este era un cuadro muy hermoso, no era morboso en lo absoluto, solo era la imagen de dos personas amándose. Así era como lo veía Will.

Hizo una pequeña reverencia, tal como había visto a los sacerdotes hacer al iniciar su prueba en la estatua principal del templo y con cautela pidió permiso para ocupar el agua de la fuente para limpiarse la cara y las manos. Ni corto ni perezoso fue a hacer su cometido y sin esperar lo que ocurrió, un objeto solido cayó dentro de la fuente sin que Will pudiera evitarlo y de no ser por el sonido que hizo al chocar contra la superficie del agua, jamás se habría percatado de ello.

Cuando Will consiguió asomarse se topó con el anillo de la madre de Nico, hundiéndose en las aguas cristalinas de la fuente. Parecía que el seguro de la cadena donde había colgado el anillo, se había roto, así que rápidamente lo saco del agua y se dispuso a tratar de componer el seguro. Aparentemente lo consiguió y decidió tomarse unos segundos para admirar la sortija con más detalle... Sin duda era una pieza de joyería invaluable. Oro blanco con una hermosa gema de colores cambiantes en el centro, con un grabado de figuras desconocidas para Will. La leyenda al interior de la joya decía en un idioma que Solace desconocía totalmente, lo siguiente:

Fide, donec tandem universum.

Parecía ser una frase muy bella porque al chico le conmovió al punto de dejar escapar un suspiro enamorado. Entonces pensó en que de haber conseguido su propio anillo, tendría que ponérselo a Nico el día de su boda, como símbolo de su unión eterna. Quiso soñar un poco con su propia boda y basándose en lo que había leído en los libros de historia, se imaginó su celebración. Al parecer se hacía una ceremonia en el templo de los doce dioses fundadores y se hacía un juramento bajo la luz principal de la capilla, ambos novios llevan ropa blanca y una corona que los distingue como monarcas, después es la ceremonia de entrega de anillos y viene una gran fiesta que se da en el palacio principal, todos los monarcas asisten al evento, se hace una entrega de regalos y finalmente llega la ceremonia que da inicio a la noche de bodas, en donde se rompen dos copas de cristal, los novios la pisan y el rey debe de llevar a su cónyuge en brazos hasta la habitación real.

—Siempre me hizo ilusión mi propia boda... Apesta que hasta por eso tengo que estar a punto de morir. — Suspiró con tristeza mientras abrazaba el anillo contra su propio pecho.— ¿Realmente podré ser feliz a tu lado Di Angelo?

Se separó del anillo y recordó con una mueca triste lo último que le dijo Nico cuando le entregó el anillo.

Admiró por segundos la maravillosa joya que reflectaba la luz de la luna cuando algo en su superficie le llamó la atención. Una sombra negra que apuntaba con una flecha en su dirección... Apenas Will alcanzó a reaccionar cuando la flecha cayó a tan solo unos milímetros de donde él estaba. Lo habían encontrado.

Decidió emprender la carrera afuera del pequeño santuario y correr ahora hacia el bosque con la esperanza de perder a sus agresores en el camino, pero no contaba con que estos le siguieran el paso tan de cerca. Exactamente, cinco hombres le estaban pisando los talones y en cierto momento uno de ellos arrojó una filosa daga a los pies de Will, lo que le causó una herida profunda en la pierna y eso le hizo caer de forma abrupta al suelo.

Estaba rodeado, en medio del bosque y con el muslo sangrando a borbotones.

— ¿Quiere saber algo gracioso majestad? Escuche que los habitantes de Delos tienen en la sangre ser unos completos cobardes. Protegidos en su isla que aparece y desaparece constantemente del mapa, despreciando a los demás reinos no aceptando alianzas, pero vendiendo medicinas a los países altos... Esto solo prueba que ese chiste de mal gusto es verdad, usted es débil y cobarde. — Solace gimoteaba en el suelo, con la vista borrosa y tratando de dirigir su poder curativo a su pierna lo más que podía... pero era muy difícil, sus poderes siempre se habían rehusado a curarle de manera espontanea, por el contrario, solo lo ayudaban a aminorar el dolor o alguna otra cosa menor, pero no a cerrar totalmente una herida a menos que estuviese dormido y ese no era el mejor momento para ponerse a soñar. — Nosotros provenimos de un país bajo, de esos a los que ustedes les negaron la ayuda cuando solicitaron apoyo médico por la guerra de los tres años... El rey Di Angelo no es mejor que su padre y el casarse con un sanador no limpiara todo el daño que ha hecho. ¿Construir una casa hogar para los huérfanos que dejó su guerra? ¿Acueductos para el pueblo que por años ha muerto de peste y sed? Por favor.

Will apenas podía mantener el hilo de la conversación, el usar sus poderes y el shock de estar viendo su herida sangrar, no le estaba ayudando en ese momento. Pero estaba haciendo lo posible por evocar las caras de sus atacantes. De nuevo esas horribles mascaras de hierro .

—Bueno, si sirve de consuelo, diremos que murió en la trampa final del templo. Tal vez eso calme el adolorido corazón de su alteza cuando le llevemos tu túnica ensangrentada.

El chico que hablaba dirigió su espada al brazo de Solace y le hizo otra herida al enterrar la punta de su arma blanca en el hombro de Will, ese mismo donde semanas antes había recibido una flecha. El alarido de dolor del joven rubio despertó una sonrisa enferma en los cinco hombres y para este punto el chico de delos ya estaba llorando en el suelo, aferrándose al anillo que colgaba en su pecho. Lo único que Solace había formulado en ese momento era una sola oración... Llamando a su pareja destinada.

Entonces se escuchó un gruñido desde las sombras, un gruñido que detuvo la acción. Como una sombra veloz, un manchón negro de oscuridad con ojos negros, una bestia surgió de los matorrales para atacar a los cinco hombres de la máscara, Will solo escuchaba los alaridos de los hombres, que peleaban con algo que no estaba claro para la visión de Solace. Todo ocurría tan rápido, que a duras penas alcanzo a ver como todos los secuaces de Octavian escapaban con heridas de gravedad de la zona, incluso llegó a ver el rostro de uno de sus atacantes ya que le habían arrancado la máscara y ahora no poseía una oreja.

— ¡Maldito perro demoníaco!

— ¡No creas que ese chucho te protegerá siempre William Solace. Esta noche apenas está comenzando! — Escucho maldecir a uno de los hombres. — ¡Los demás te seguirán el rastro, príncipe pagano!

Por breves instantes Solace creyó desmayarse, los ojos le pesaban y el corazón repiqueteaba en su pecho con insistencia. Podía sentir la caliente sangre escurrirse de sus dos heridas de gravedad y como estas palpitaban de dolor. Después percibió una sensación húmeda y cálida en la mejilla, junto con unos aullidos lastimeros a su lado.

—¿Cer... bero? — Pronunció con dificultad y en respuesta recibió un lengüetazo de lleno en la cara. — Gra...cias amiguito... Te debo una.


Will entonces perdió la conciencia.


Hola frijolitos.

Mucho tiempo desde la ultima vez que actualice... En mi defensa, la universidad me ha consumido. Mi carrera demanda mucha atención y el 70 % de mi energía, así que en mis tiempos libres aprovechaba para dormir.

Pero ya estoy de vuelta y con doble actualización¡¡¡

En un ratito les subo la segunda parte de este capitulo y si jebus lo permite, puede que en la semana tengan otro episodio.

ESTA VEZ VENGO CON TODO¡¡ A parte en el siguiente capitulo tengo una sorpresa que quiero compartirles en la cual he estado trabajando mientras me ausente.

Nos vemos en un momento mis frijoles. LOS AMOOO


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