X. Ceremonia de compromiso mortal.

[Nota: Chicos, la multi es una recopilación de todas las canciones que utilice para inspirarme en este capitulo. Recomiendo que la escuchen para que entren en ambiente. También he de decirles que las cursivas subrayadas significan un recuerdo. Esten atentos, ahora si, disfruten del capitulo.]

La risa de Octavian era pegajosa, totalmente falsa y cargada de ironía. A Will se le formo un nudo en el estomago de tan solo escucharlo.

— Es igual a su padre. No solo en la tiranía que despilfarra, también en los errores que comete. Desde el momento en que te eligió a ti como compañero...— La sonrisa desapareció totalmente del rostro del sumo sacerdote y los guardias que sostenían a Bryce comenzaron a sonreír con malicia.Por alguna razón, Solace se sentía atrapado como un vil ratón en las garras de un escuálido y hambriento gato callejero — Pero bueno, ¿que se podría esperar de un bastardo? Con la mitad de su sangre impura, ignorando las leyes de dios se sienta en el trono todos los días. La madre de su majestad era como tú joven Solace, venía de una tribu barbara ¿te cuento lo que le paso? Le hicieron unos cuantos tatuajes a base de flechas envenenadas. Soy medium William Solace y puedo decirte que de unirte a ese niño, te espera un destino similar.

Solace retrocedió unos cuantos pasos pero no por temor, sentía su sangre hervir y llegar hasta su cerebro de manera que parecía que pronto entraría en ebullición. Desde que Nicola lo hecho de la sala del trono no se sentía tan enfadado.

— Es natural que esto pase con gente sucia como Maria di Angelo y sus hijos, no nacieron con la bendición de los dioses... En pocas palabras, la gente como ustedes no debió nacer nunca.

Will no resistió más, tenía todas las intenciones de lanzarse en contra del sumo sacerdote. La rabia corría por sus venas y lo único que pensaba era en cuanto deseaba reventarle la cara a puñetazos a ese anímico... Lo habría hecho, de no ser por que una sacerdotisa de cabello rojo se lo impidió al abrazarle por detrás.—¡No lo haga príncipe Solace, si lastima a una figura de autoridad quién saldrá perjudicado es usted!

— ¡SUÉLTAME, ¿CÓMO TE ATREVES A DECIR COSAS ASÍ DE ÉL?!

— ¿Desde cuando hablar con la verdad desata tal comportamiento en un caballero?— Will podía sentir la hostilidad en palabras tan educadas, tan llenas de veneno.— Escúcheme su alteza, le estamos dando una oportunidad. Cumpla con el ritual de Hera y entonces demuestre que el gremio sacerdotal se equivoca, enséñenos de lo que es capaz...

— ¡Lo haré, haré ese estúpido ritual! Y tendrás que reconocer nuestro matrimonio. Tienes que dar tu palabra Octaviano.— Will consiguió soltarse del agarre de la chica y con la misma seguridad que usó para hablar esa mañana en el estudio del rey, decretó sus intenciones.

Octavian sonrió con victoria. Él plan de Minos estaba funcionando sin necesidad de que ellos movieran un solo dedo.

— Le doy mi palabra, príncipe del sol.

Quieres que sea tu amante y decorar tu estante.

Yo no soy como las otros 

Y no aceptaré tu oferta

¡Yo tendré un anillo de bodas!

Un amante no seré 

*****************


Will miraba con verdadero odio a Octavian. Mientras que este se erguía y le miraba con el mismo sentimiento repulsivo sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Bien. Le haré llegar con un mensajero todo lo que tiene que llevar para la ceremonia. — Dio una última reverencia y se encaminó a los pasillos para desaparecer en la oscuridad de sus sombras. — Nos veremos en la próxima luna llena, alteza Solace.

Will apretó los puños con rabia y deseo con todo su corazón que ahora mismo no estuvieran dentro de tierra sagrada, así podría reventarle a golpes la cara a ese sujeto hasta sacarle mole de la nariz.

—Su alteza...— La chica pelirroja le llamo con una voz queda pero decidida. — Vayamos fuera del templo.

Will sabía que en esos momentos tenía que hacerle caso a la chica. Le estaba costando trabajo curar sus impulsos con su poder sanador, no sabía cuánto podría contenerse para no seguir el ruido de las sandalias y saltar encima del rubio anémico de Octavian. Cedió parcialmente su cuerpo y se dejó guiar por la chica en cuestión.

Una vez fuera del templo y con la brisa del atardecer soplándole en la cara, el rubio se dio el placer de suspirar en un intento de liberar toda la tensión que había soportado dentro del templo.

—Debe tranquilizarse. Si va con sus impulsos, Octavian tendrá más motivos para abogar en su contra...

— ¿Por qué...? ¿Por qué quieren hacerle daño a toda costa?...— Murmuró Will ahora dejando liberar más cosas que un suspiro. Lagrimas. — ¿No le han hecho ya mucho daño? ¿Cuál es la necesidad de seguir lastimando a una persona que de por sí está rota?

Will empezó a sollozar más fuerte. Riachuelos de lágrimas se deslizaban por sus doradas mejillas y un sonrojo debido al esfuerzo se posó en su nariz. La chica le miró con seriedad y apenas poso una mano en el hombro del joven príncipe.

—Por los prejuicios y el miedo que le tienen a algo diferente.— La muchacha lo llevó del brazo hasta llegar a un patio con Rosales y algunas plantas que Will había visto en el invernadero de la torre norte.— El rey di Angelo sin duda es muy diferente a sus antecesores. Ha roto con toda norma infligida desde la creación del país de las sombras y aun así ha logrado cosas impresionantes...

— ¿Cosas impresionantes?

La chica le sonrió con camarería y continuó llevándolo por los jardines tan pequeños hasta llegar a un edificio bastante amplio. — ¿Ya conoce este lugar alteza?

—No... No se me da mucha libertad para salir del palacio.

—Es comprensible...— Añadió la pelirroja. — Esta es una casa hogar para los niños que perdieron a sus padres en la guerra. Todos provienen de diferentes etnias, tienen distintas culturas... Después de la guerra el Rey sintió la culpa de dejar tantos huérfanos, a pesar de que ha sido la batalla menos sanguinaria en eones.

Will dejó de llorar un poco y limpió sus lágrimas con cuidado. —Había escuchado algo así... Se basó principalmente en la estrategia y el diálogo para hacerse del mundo entero.

—Exacto... Pero siempre hay países que se niegan a doblegarse ante su poder. — Añadió la chica mientras volvía a meter sus cabellos de fuego dentro del velo vestal. — Pero aún con eso, el rey ha dado asilo a todos los inocentes. Siempre ha dicho que un pueblo nunca tendrá la culpa de las malas decisiones de su gobernante.

Will frunció un poco el ceño. Ya había escuchado esa frase en uno de los discursos que dio Nico durante una audiencia con el parlamento. Sin duda el moreno tenía talento para usar las palabras a su favor.

— ¿Por qué me ha traído aquí am...?

—Rachel Elizabeth Daré, novicia candidata a ser la sucesora de la sacerdotisa vestal suprema... Usted puede llamarme Rachel. Alteza.

Will parpadeó rápidamente al ver tal presentación en la muchacha y solo vacilo un dudoso "ah... Gusto en conocerte, Rachel"

— Te traje aquí por qué quiero que entiendas algo...— la chica dejó ir su velo con el viento y así dejo libre su cabello rizado y pelirrojo, brillaba como el fuego de las antorchas de la casa y sin duda, imponía ante Will. Era guapa y el príncipe tenía que admitirlo, sin mencionar que sus ojos esmeralda brillaban de valor. — Aquí el rey di Angelo ha tenido que trabajar mucho para ganarse el puesto en el que esta, eso te da una carga mil veces más pesada. Tienes que saber hacerte digno de estar a su lado... ¿Quieres que dejen de meterse con él?

Will apretó los puños y bajo la mirada por instantes. Se sentía como cuando Helena lo regañaba de niño por acabarse las fresas en verano y no dejar nada para sus hermanos en el Harem.

— ¡¿LO QUIERES O NO, WILLIAM SOLACE?!

—Yo...

—Si dudas no podrás sobrevivir en la prueba de la diosa Hera. Los corazones débiles no están capacitados para las pruebas del amor. — de su falda, la chica saco un artilugio para acicalar el cabello. Solace la miro confundido y entonces ella retiro la parte de las cerdas para dejar a la vista una filosa daga. — Si no tienes en claro lo que quieres, temo decirte que ni al centro del laberinto vas a llegar.

Ella dio un giro rápido a la daga con los dedos de manera hábil y el mango quedo en dirección de Solace, mientras que ella sostenía con la punta de los dedos el borde de la daga.

—Todos queremos ver al Rey seguir brillando como hasta ahora Will. Ha sido el mejor monarca que hemos tenido en años y debes saber corresponder a ello. Se te ha dado el privilegio de ser su primera pareja, su esposo legal. Eres el único que podría aspirar a la corona si algo le pasara, los hijos que procrees junto a su majestad serán los primeros en la línea de sucesión... Que un extranjero llegará para tomar semejante cargo es sin duda algo que nunca había pasado. —Will pasó grueso y miró fijamente a la sacerdotisa. — Si quieres ser reconocido, viniendo hasta acá a tratar de romperle la cara al sumo pontífice de la iglesia, me temo que no durarás mucho tiempo en la candidatura a futuro rey.

Will tomó finalmente la daga de las manos de la chica y ella soltó la hoja, cediéndosela al rubio.

—Y también aceptando este ritual...

— ¿Qué? ¿Me estás diciendo que ni aun ganando el ritual podré llenar las expectativas?

—Así es... La madre de su majestad pasó la prueba y aun así ve lo que el destino le deparó.

—La madre de Nico... ¿Hizo el ritual de Hera?

— Y sobrevivió. Consiguió el anillo y pudo casarse con el rey Hendriksen. Pero aun así era mal vista por el pueblo y la corte...— Rachel bajo la mirada apenada. — Los prejuicios a veces pueden cegar tanto al punto de que la realidad nos es mostrada como una fantasía.

Will miró la daga con melancolía y sin saber qué decir realmente. ¿Había sido un error caminar hasta aquí con la idea de negociar con Octavian su reconocimiento? Había asistido al templo con la esperanza de hablar con el sacerdote, renunciar a su natalidad y religión con tal de ser reconocido bajo la iglesia de Hades y así evitar que Nicola se metiera en más problemas. Pero todo indicaba que haber ido, había sido la peor decisión.

— ¿Qué debo hacer?

— Afronta lo que has hecho. Cumple tu promesa y vence en el ritual de Hera. — Rachel le sonrió con suficiencia. — Demuéstrales a todos que eres digno de estar con su majestad.

Will miró su reflejo en la daga y empezó a reflexionar con calma todos los sucesos recientes. Desde el hecho de que fue obligado a comprometerse con alguien a quien no conocía, hasta el hecho de que por defender a su prometido terminó aceptando participar en un ritual de sacrificio humano.

"Esto es tan irónico... Pero enserio quiero ayudarlo"

Era lo más sincero que se había dicho a sí mismo en mucho tiempo.

Estaba confundido con respecto a que sentía por Nicola. Aquel niño que se ha burlado inmensidad de veces de él, que le ha faltado al respeto, le ha humillado y que muy pocas veces ha demostrado tener un poco de cariño hacia Solace que no tenga que ver con su posición como tratado de paz. De hecho parecía que Nico solo era amable cuando Solace dormía o no lo estaba viendo. Sí, di Angelo no era una persona fácil de leer y eso sólo confundía más y más a Solace.

Y aún con eso, Will estaba seguro de que bajo esa máscara de oscuridad, odio y sarcasmo, Nico era una buena persona. Alguien que solo le trataba de esa manera para protegerse a sí mismo y probablemente al propio Solace también. Lo había visto en sus ojos varías veces, desde hace años el moreno llevaba una muy pesada carga...

Jamás había visto a su madre estar junto a Apolo, lo poco que sabía era por los cuadros que había en la sala del Harem, donde cada concubina tenía un cuadro con el rey y su primogénito. Así que no sabía mucho del matrimonio... Pero había visto a Dafne y a Jacinto ayudar a su padre en diferentes cosas. Dafne era hermosa pero tenía un carácter muy fuerte, por lo que en cenas diplomáticas ella era la que evitaba que su padre cometiera alguna tontería, por otro lado, Jacinto era guapo y muy dulce, servicial, atento... Cuando Apolo tenía que salir a convivir con su gente, él era su mano derecha. Y así sucesivamente...

Con esa imagen del matrimonio es que Will se formó y que le hicieron aspirar a tener algún día. Quería ser más que una máquina de bebés... Quería ser otro soporte para Nico. Cargar sus penas también y hacerle llevar una vida más humana.

Para él, el matrimonio no era una cuestión de dignidad y muestra de poder (a pesar de que aquellos que tenían un Harem eran gente que se podía costear una familia numerosa), sino de apoyo, complementación y amor...

—A mi... No me interesa eso. No me interesa ser digno de estar a su lado o ser un ejemplo de la sociedad. Yo lo que quiero es ayudarlo, lo veo todos los días siendo un monarca excepcional, siendo severo y cruel con aquellos que quebrantan su paz, pero hay días en que es dulce y amable, a mi o a Hazel nos regala flores, hace bromas para amenar el ambiente y disfruta de estar en paz conmigo...— Will se empezó a sonrojarse progresivamente mientras más lagrimas se acumulaban en sus ojos.— É-él nunca me dice lo que siente, lo que piensa y lo que quiere, simplemente llega y me impone cosas, simplemente hace lo que le parece y aun teniendo el mundo en sus manos, sé muy bien que Nico no es feliz. Yo no quiero ser digno, solo quiero hacerle feliz.

Rachel se quedó anonada por las palabras de Will, había hablado con voz firme y lágrimas en los ojos, con total determinación que hasta a la propia pelirroja le entro un terrible temblor en las piernas. Entonces se percató. Con sus ojos verdes brillantes, los dioses le enviaron una visión. Dentro de ese muchacho llorón y totalmente sensible, algo refulgía, brillante, vibrante, muy poderoso. Un poder totalmente imponente, mayor a cualquier alfa que ella había visto en su vida, pero no desprendía la esencia de uno, sino de algo mucho más grande, más impresionante, más poderoso... La sombra de una bestia se asomó por la nuca de William Solace.

—No me interesa ser digno, solo quiero estar ahí para él. —La visión se terminó. — Pasaré esa prueba, pero será con el único propósito de que no se metan más con él por sus intenciones de querer casarse conmigo. Quiero aminorar su carga.

Rachel parpadeo confundida y totalmente asombrada... No entendía que había sido esa breve imagen que sus poderes le permitieron, pero no quiso tomarle importancia, la tormenta en los ojos de Will había bajado y ahora solo veía a un muchacho con la determinación de un dios para conquistar los cielos. Se dio el lujo de sonreír, era la misma mirada que ella vio en María di Angelo cuando tomó la misma prueba, Rachel era muy pequeña en ese entonces, pero desde que vio a la madre del rey supo que era una mujer muy especial, que cambiaría el destino del reino de manera cósmica y vaya que lo hizo... Su predicción acerca de que ella sería quien diera luz al descendiente más importante de la dinastía Eliseum fue lo que la llevó a ser candidata a la jefa de sacerdotisas.

Will en ese momento le daba la misma intuición que aquella guapa extranjera... Jamás se imaginó que esa idea cambiaría con el tiempo.

—Entonces... Te ayudaré.

— ¿Eh? Pero...

—Escucha, aunque pasaras la prueba de manera justa, Octavian no te dejará ganar. Estuvo hablando con el ministro de economía hace unos días....

— ¡¿Minos habló con Octaviano?!—Algo conmocionado preguntó Solace.

—Sí, estaba paseando con las demás novicias cuando sentí la presencia del ministro... Él fue quien te acuso con Octavian de pagano. No pude escuchar toda la conversación porque después pasaron a los aposentos del sumo sacerdote, pero si ese hombre está involucrado en esto, es porque hay algo más. — Rachel pensó un poco antes de saber exactamente qué hacer. — Claramente esto no es de buena fe... Pero creo tener una idea de cómo puedes llegar al centro del laberinto sin morir.

***

La palabra "enojado" se quedaba totalmente corta para poder describir el humor de Nico en esos momentos. Decir que estaba molesto era lo mínimo. Tenía frente a él a Rosalya y a los sirvientes personales su prometido, Lou y Cecil. Todos tenían la cabeza gacha y se notaba que temblaban del terror.

—Les pedí solo una cosa... Tenían una sola obligación...

—M-majestad... Le juró por los dioses que nosotros no estábamos enterados...

— ¡Eso no me importa, tenían que cuidar de mi prometido solo hasta la hora de la cena! ¡¿Y qué pasó?! EL PRÍNCIPE SOLACE LLEVA DESAPARECIDO TODO EL DÍA.— Fría y cargada de furia, como una tormenta invernal, la voz de Nico resonó en toda la sala del trono hasta calar los huesos de todos los presentes, tanto que la pobre Rosalya cayó de rodillas al suelo, mientras gimoteaba asustada. —Les advierto, si algo le ha pasado a mi prometido, toda culpa recaerá sobre ustedes.

—Nico...— Hazel trató de intervenir pero de inmediato su hermano la mandó a callar con un "ahora no Hazel."

—M-majestad... Perdone mi ineptitud, yo fui la que ayudo al príncipe a salir del palacio. —Intervino Rosalya al ver el temor tan estancado en los ojos de Lou y Cecil. — M-me dijo que volvería antes de la cena.

— ¡¿Y le has creído semejante mentira?! El príncipe acaba de sufrir un atentado contra su vida, ahora mismo lo que menos debería hacer es salir a exponerse al mundo exterior. —Jules la regaño por detrás al ver que la cara del rey se deformaba de la ira al saber ahora quién había ayudado a Will.— Majestad, yo mismo me encargaré de que esta niña tenga su casti...

—Veinte azotes. — Decretó Nico sin piedad alguna. Tanto que hasta Hazel y los demás sirvientes ahogaron un jadeo. — Y que sean en la plaza de palacio.

Rosalya empezó a llorar aterrada.

—M-majestad... Eso es...

— ¡Nico, esto es demasiado! Es una niña, no puedes hacer eso...

—Hay muchas maneras de volverla una adulta Hazel...—Nico miró con frialdad a la morena y por un instante, a la otra chica también le dieron ganas de llorar. Con volverla una adulta se refería a quitarle la virginidad por la fuerza... Un castigo implementado por su padre.

—N-no te atreverías Nico.

—Ponme a prueba...— Nico frunció el ceño antes de girarse y dar la orden de que se llevarán a la chica. Rosalya gritó aterrada e implorando piedad, era una escena de temer. Una que no habían presenciado desde hacía meses... Específicamente desde que Will había llegado a palacio. — Y que quede claro, este castigo será duplicado para el próximo que se atreva a desobedecer a una tarea tan fácil como vigilar a mi prometido.

—Gracias por preocuparte Nico, pero no necesito niñeras. — Interrumpió Will mientras ingresaba en la sala del trono, con sus ropas normales y una capa. — Y no castigarás a nadie más que a mí.

—Will...— La fría mirada de Nico cambió casi al instante de que Solace apareció en escena, esta incluso se iluminó y dejó a todos sorprendidos. — ¡¿S-se puede saber dónde estabas?!

— ¿Se puedes saber qué haces jugando al verdugo?

— ¡Respóndeme cuando te hago una pregunta!

— ¡Tú respóndeme primero!

— ¡Yo soy el rey aquí, yo soy quien hace las preguntas!

— ¡Yo soy el mayor, respétame di Angelo!— La conversación siguió así por varios minutos en los que los dos chicos seguían discutiendo y discutiendo, tratando de evadir las preguntas iniciales. Todos solo movían la cabeza en dirección a la voz de los dos jóvenes.

— ¡Déjate de evasivas Nicola!

— ¡Tú déjate de eso, te estas portando como un niño!

—Mira quien lo dice, el mocoso al que apenas le cabe la corona en la cabeza. — Un silencio sepulcral se hizo de toda la sala mientras una gran tensión se formaba en la conexión de las miradas de ambos chicos.

—Todo el mundo fuera de aquí, tengo que hablar con mi prometido... ¿QUÉ NO ME ESCUCHARON? LARGO.— Vocifero Nico y nadie se negó a tal petición, hasta los propios guardias salieron corriendo de la sala, dejando a Jules Albert al último, quien se encargó de cerrar la puerta de la sala para darle privacidad a los dos jóvenes.

Una vez solos, el ambiente pareció relajarse un poco pero Solace aún era capaz de sentir la tensión en el aire. Así que tratando de serenarse un poco, dejó escapar un suspiro.

—Bien. Sé que te mereces una explicación di Angelo, yo...— Will no terminó la oración, los labios del rey se lo impidieron al atrapar su propia boca en un beso fogoso e inexperto. De inmediato el sonrojo del enojo pasó a ser uno de vergüenza. Sentía cosquillas en la boca del estómago y no resistió al impulso de poner sus manos en los costados del rostro del rey... Encajaba tan bien entre ellas. Will notó que el rey estaba de puntas para poder alcanzarlo mejor y dado que el rey no tenía ninguna intención de separarse de él, decidió ayudarlo al tomarlo de la cintura y levantarlo lo suficiente como para que este pudiera envolver sus piernas alrededor de su cuerpo. Sin embargo Nico no capto del todo el mensaje hasta que Solace dirigió una de sus manos a un muslo del moreno y lo direccionó al lugar donde quería. En el rostro del menor el sonrojo creció hasta la punta de las orejas y al tener su cadera pegada a la de Will dejó escapar un jadeo ahogado.

Encajaban tan bien... A Will le daba la impresión de que sus cuerpos habían sido creados para pertenecer al otro, encajar completamente y complementarse hasta formar uno solo.

Después de varios segundos más y unos cuantos besos cortos. Ambos juntaron sus frentes, o al menos eso hizo Nico.

—... ¿Dónde coño estuviste...?

— ¿Hace unas horas?— Will quiso bromear un poco tratando de evadir el tema de nueva cuenta. Digamos que la broma no le salió como esperaba.

—... Toda mi vida. — Acto seguido, Nico continúo comiéndole la boca a su prometido por unos cuantos minutos más. Nicola di Angelo también sabía jugar sus propias cartas.

Cuando ambos estuvieron satisfechos, fue que Will le contó todo lo que había pasado en el templo de los dioses, exceptuando su charla con la sacerdotisa y aligerando un poco la discusión que tuvo con Octavian.

— ¿A caso eres idiota, Will?

—Ah... No, al menos mi coeficiente intelectual dice otra cosa.

—Pues deberías volver a presentar el examen de Atenas, porque lo que acabas de hacer ha sido una completa tontería. Con esto solo has demostrado que no tienes educación. — Nico se sobó el puente de la nariz mientras suspiraba fastidiado. —Mira que atacar a un monje del templo y ponerte a discutir con el sumo pontífice...

— ¡Él empezó!

—No me importa quién empezó, lo que importa es que ahora estarás en la mira del consejo. Tu visita al templo será noticia en todo el reino sino es que en el mundo, Octavian no dudara en difamarte... Pero bueno, tal vez eso nos sirva y ya ni siquiera seas candidato para presentar el ritual. — Murmuró algo aliviado este Nico.

—Ah sí, respecto a eso... Octavian enviara un mensajero con las cosas que necesito llevar. Mi ceremonia será en la próxima luna llena. —Solace habló como si nada mientras jugaba con un mechón de pelo que le colgaba entre los ojos.

— ¡¿Qué?! — Nico corrió al lado de Will y sus ojos desbordaban enfado. — ¿Y has accedido así como así?

—Yo di mi palabra... Como príncipe de Delos tengo que cumplir con ello.

Nico se estampo la palma de la mano en la frente mientras gritaba frustrado y trataba de empatizar la calma que el rubio presentaba en esos momentos.

—Will... ¿Eres consciente de que esto no es de buena fe, verdad? Lo que buscan es matarte. La flecha no les funciono, ahora buscan eliminarte de manera diplomática.

Will miro a los lados mientras sus labios se relajaban en una mueca despreocupada antes de cambiar a una sonrisa inocente. — Sí, lo sé.

— ¿Y aún con eso accediste sin más? ¡Es que no eres consciente de nada aquí!

—No, esto va más allá de eso. Soy muy consciente de que tu gente no me quiere como tu esposo, también de que al casarte conmigo estas rompiendo una de las tradiciones más sagradas para el consejo... Y también de que ya estás cansado de tanta mierda en tu vida. — Nico se giró a mirar a Will con duda por lo último que había dicho. — No soy tan atolondrado como piensas di Angelo. Sé que llevas una enorme carga en tus hombros desde el día en que naciste. Hijo de una concubina extranjera, único varón alfa de la escasa camada... Quiero ayudarte.

— ¿Eh?

—Mira, mi madre enfermó gravemente cuando yo nací, al punto de que entró en un estado de coma del cual hasta la fecha no ha despertado y pase a ser cuidado por mis hermanos mayores y mi abuela Leto por lo que yo nunca he visto como es un matrimonio a nivel más personal, que es ser la pareja de un gobernante y demás. Pero las concubinas de mi padre estaban ahí para dar el ejemplo y lo poco que veía en fiestas y en la hora de la comida, es que el matrimonio es cuestión de apoyarse y amarse... No sé si yo sea digno de caminar a tu lado, pero eso es lo que menos me interesa, yo solo quiero estar ahí para ti, ser el apoyo que te ha faltado todos estos años... Si me lo permites. — Will caminó hasta estar cerca de Nico, se arrodillo frente a él y tomo una de las manos con dulzura para dejar un casto beso sobre ellas. — Nico, voy a presentar el ritual tal como se lo he prometido al sumo pontífice. Pero a ti, a ti te prometo que llevaré acabo esa ceremonia mortal y que saldré con vida. Conseguiré ese jodido anillo y me casaré contigo. No quiero causarte más problemas y si esto los aminora un poco, habrá valido y valdrán cada una de las heridas que pueda hacerme dentro del laberinto.

El sonrojo en la cara de Nico creció hasta teñirse de un rojo intenso y molestarle de sobremanera por el calor tan acogedor de su rostro. Es que Will no dejaba de maravillarlo, cuando se volvió rey y conquisto el mundo, pensó que ya nada podía sorprenderlo, pero claro, es que en ese entonces aún no conocía a Solace, él era quien cada día le demostraba a Nico que cosas más maravillosas le podían esperar en un día cualquiera, se moría por casarse con él y que todas las mañanas este le sorprendiera con algo nuevo.

—Tu... eres un completo idiota ¿Lo sabías?

—Dime algo que no sepa.

Ambos se sonrieron con ternura por unos instantes hasta que Nico dejó escapar el aire contenido en su pecho por tantas emociones juntas.

—Bueno, me has dejado en claro que no importa lo que diga tomarás la prueba, entonces ahora es mi turno. — El moreno se alejó unos centímetros para poder separarse y darle un anillo que tenía atado a una cadena que escondía debajo de su ropa. — Toma esto y llévalo contigo en todo momento.

— ¿Esto...? — Will miró con curiosidad la sortija amarrada a la cadena, se trataba de un anillo de plata con unas hermosas joyas que cambiaban de colores con la luz del Sol, igual que las plumas de un pavo real.

—Es el anillo que mi madre ganó durante su prueba del ritual de Hera. —Will miro sorprendido a Nico y con una sola mirada de sus ojos confundidos, basto para que di Angelo le leyera la mente. — Es un amuleto de la suerte, en caso de que algo salga mal. Huye. Entrega este anillo diciendo que es el del templo.

—Nico...

—Es solo en caso de que algo salga mal. Confió en que lo lograrás. En quien no confió es en Octavian... A parte, es de la suerte. Ese anillo me ha acompañado toda mi vida y veme aquí, siendo el gobernante del mundo y el único sobreviviente de los di Angelo. — Nico le dio una sonrisa burlona con la cual trataba de ocultar su tristeza al darse cuenta de que era cierto, de los tres, él era el único que seguía con vida.

Will observo por unos minutos más el anillo y hasta se dio su tiempo para pasar sus dedos a lo largo de la joya, para finalmente colgárselo al cuello.

—Gracias...

***


La temida noche llegó y ahí estaban. La luz de la luna llena resplandecía como única fuente de luz de no ser por las antorchas que delimitaban el inició del laberinto. Varios sacerdotes y sacerdotisas estaban reunidos en el patio con una vela entre manos.

También estaba la guardia real junto a Will y Nico.

Will estaba vestido con su ropa tradicional de Delos, esa misma túnica con la que llegó y sus sandalias sencillas. Sus zafiros, quienes le acompañaban como una sombra más y el cabello suelto. Sobre sus hombros una capa negra le acobijaba del frió callante de la noche en el país de Hades.

—Creí haberle dicho que debía venir con ropa cómoda, su alteza Solace.

—Agradezco sus atenciones conmigo, sumo pontífice. Pero para mí, no hay nada más cómodo como la ropa de mi natal Delos. — Will pudo escuchar perfectamente como Octavian rechinaba los dientes en esa macabra sonrisa suya.

—Bien... Como quiera entonces. — Octavian se giró y dio órdenes para que le acercarán un papiro antiguo. — Comenzaremos el ritual con la lectura previa de las reglas para dar inicio a la ceremonia. Tal como se ha establecido desde el inicio de nuestra nación, el ritual debe llevarse a cabo en una noche de luna llena en fechas cercanas al solsticio de invierno, el individuo seleccionado para llevarlo a cabo tiene estrictamente prohibido llevar armas a lo largo de todo su recorrido, también quedan prohibidos los mapas y cualquier otro artefacto que sirva de orientación ya que es una prueba que está diseñada para poner a prueba los instintos y las habilidades de una persona. La prueba se inicia al dar la media noche y termina al salir el sol, de no salir de la prueba de manera victoriosa en tiempo y forma, el individuo en concreto ha admitido la derrota ante el poder de la diosa Hera, el templo no se hace responsable de cualquier herida o incluso perdida de la vida a partir del instante en que...

Octavian seguía enumerando una a unas todas las absurdas reglas de ese ritual, mientras que Will solo podía pensar en lo último que hablo con Rachel, ese día en el jardín.

—Tienes que ser inteligente, aunque consigas el anillo, ellos no te dejaran llegar al final. Lo peligroso del ritual no es el hecho de llegar al centro del laberinto, sino salir con vida de él. — Le empezó a explicar la chica. — Si hay algo que Octavian odia en esta vida, es perder, que las cosas no salgan como él quiere.

— ¿Qué hago para que no me maten entonces?

—Hay un pasadizo... Un pasadizo secreto que el rey Hendriksen mandó a construir cuando la señorita di Angelo presento la prueba, quiso protegerla de la muerte, así que sin decirle a nadie, mando a construir una entrada secreta que la ayudara a atravesar el laberinto sin necesidad de pasar por las horribles pruebas. Se encuentra unos metros más allá de la entrada, la señal está marcada en la pared, si la tocas, el pasadizo se abrirá ante ti. Solo debes seguir las señales y estarás dentro y fuera del laberinto antes de las tres de la mañana.

—Y como regla principal, una vez que el ritual haya empezado, NADIE PUEDE INTERVENIR. — Finalmente Octavian se había callado. — ¿Estás de acuerdo con ello, William Solace?

—Sí. Acepto cada una de tus normas Octaviano V.

—Si es así, que comience la ceremonia.

Octavian chasqueo los dedos y una sacerdotisa se acercó para darle una antorcha encendida. El único objeto con el cual Will podía entrar en el laberinto. Solace le dio las gracias y empezó a caminar con determinación hacia el laberinto, no sin antes darle una mirada a su prometido y sonreírle con ganas mientras se despedía de él con una mano, como si solo fuera a dar un paseo y volvería en un rato. La mueca de Nico le dejo en claro que su broma no fue nada graciosa.

Will entonces entro.

Uno a uno los sacerdotes fueron dejando el lugar hasta que solo quedaron Octavian y el propio d Angelo.

—Veamos qué tan fuerte es la voluntad de vuestro príncipe, Alteza.

—Más que la tuya, sin duda lo es. Mira que venderte a Minos para derrocarme ha sido lo más bajo que te he visto cometer en siete años de servicio.

—Oh no Alteza, aún no ha visto lo peor de mí. — Octavian le sonrió con sorna antes de caminar y desviarse un poco para susurrar a unos arbustos, cuidando no ser visto por el rey. — Ya saben que hacer... Desaparézcanlo.

Will continúo caminando unos metros mientras trataba de buscar con cuidado en las paredes. ¿Una señal? Tal vez Rachel debió comentarle que absolutamente todas las paredes del laberinto estaban grabadas con símbolos irreconocibles para el pobre rubio. ¿Cómo encontrar una señal divina en medio de tanto caos artístico?

Absolutamente a lo largo y ancho de las paredes todo estaba lleno de garabatos.

—Bravo... Esto va mejorando.

Entonces Will decidió tantear las paredes para ver si así era capaz de tener algo de suerte. Y la tuvo, primero porque se percató de que un solo espacio de la pared estaba vacío, libre de garabatos y símbolos raros, pero podía sentir un relieve en dicho espacio. Lo delineo con delicadeza y en efecto, se trataba de algo que él conocía, un triángulo. Colocó su dedo en dónde el suponía que era el centro y una puerta secreta se abrió de par en par.

—Un pasadizo oscuro y que apesta a humedad... Debes de importarme demasiado como para que meta mi trasero en un lugar como este di Angelo. —Cuando Solace entró al túnel, casi le daban unas ganas de vomitar tremendas. El olor a humedad era muy potente y el frío de la oscuridad le asfixiaba de sobre manera. A Will nunca le habían gustado los lugares oscuros ya que siempre se sentía agobiado dentro de ellos, le recordaban a la horrible oscuridad en la que pasó atrapado cuando era niño y cayó por las escaleras de palacio. Despertar de una temible oscuridad sin saber tu propio nombre y quienes eran todas esas personas que lloraban por tu estado, era agobiante, más con solo doce años de edad. Simplemente la oscuridad le traía muy malos recuerdos.

La luz de la antorcha ayudaba un poco, no iluminaba tanto como lo haría una flecha de luz pero, era lo suficiente como para que Will viera por donde caminaba. Miro a los lados y vio que estaba entre dos paredes, en un solo corredor, el cual tenía la forma de un triángulo...— Bien, supongo que esa es mi señal.

Caminó por un largo rato, Will realmente ignoraba cuanto tiempo habría pasado, tal vez una o dos horas, pero seguía vivo y eso era lo importante. Nada además de piedras que se enterraban en su delgada suela y tierra que se metía en sus sandalias, interfería en su andar. Finalmente consiguió llegar a unas escaleras que daban a una pequeña escotilla, y dado que el camino terminaba ahí, Solace quiso suponer que ya no tenía que preocuparse por si había llegado al centro del laberinto.

Subió las escaleras y al salir por la escotilla, supo que lo había logrado. Estaba en una especie de capilla blanca, con la estatua de una diosa en medio de todo y un pequeño altar con velas y un cofre plateado.

"Ese debe ser"

Will salió de llenó y corrió al altar emocionado. ¡Lo había conseguido!

— ¡Sí! Nico se pondrá feliz...— El rubio tomó el cofre entre sus manos y lo abrazo con emoción antes de abrirlo y toparse con una gran decepción. — ¿P-pero... qué?

El cofre estaba vació, no había nada dentro de él.

Will estaba confundido, ¿qué significaba eso?

Pronto lo entendió cuando una flecha paso rozando su mejilla y le causó una herida superficial. Asustado, retrocedió y miro a su alrededor. Unos diez hombres encapuchados le rodearon, todos armados con diferentes instrumentos. Bueno, al menos no le mintieron cuando le dijeron que se había metido en una ceremonia de compromiso mortal.

***************************************************************************************

¡Frijolitos míos, estoy viva!

Sí, tarde como siempre pero ya les traje su actualización del mes. Y es que estas semanas han sido de locos, tuve mi examen final de diseño y producción (ese en el que tenía que transformar un salón en roma) y pues, casi muero de estrés... Pero lo logre. Pasé con buena calificación y tengo dos semanitas libres antes de que vuelva a clases. Lo cual quiere decir que tendré más chance de actualizar.

Quiero hacer un maratón de MR. Blue por que realmente tengo muchas ideas para ese fanfic que merecen ser plasmadas, YAAAAAAAAAAAAAA. Pero tengo mis prioridades y entre esas, entra "el mundo aun es hermoso" por que sé que muchos esperan esto cada mes. Así que aquí lo tienen.

¿Qué les ha parecido este capitulo? Yo la verdad estoy muy emocionada por lo que se viene en próximos capítulos. Apenas es el comienzo de las aventuras de estos dos matrimoniados y es que acción en su vida de casados (y no casados)  jamás les faltara.

Bueno, ahora si con su permiso, me retiro a dormir chicos... Son las 4:20 am y se supone que mañana me voy temprano a hacer unos mandados.

PD. Antes de irme, quiero compartirles estos dibujitos que uno de los frijolitos me ha mandado y que he de decirles, me ha encantado. 

Créditos a Black_Board

¿Cómo olvidar esa icónica escena de la cachetada solangelo? ❤️

Una de las escenas que más disfrute escribir y ahora hasta la han dibujado, neta te has ganado un lugar en mi Kokoro y este cap, va para ti.

Ahora sí, sin más que decir. Nos leemos luego ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top