Capítulo 7

¿Qué chica es?

Salió del trabajo y tomó el metro que lo dejaba a unas calles de la librería. Se colocó sus audífonos y seleccionó su canción favorita del momento en Spotify, era una canción de los noventa pero le encantaba mucho el ritmo de ella. El metro estaba vacío para esa zona, cosa que le resultó bastante normal debido a que no era muy frecuentado a esa hora. Le gustaba cuando era así, podía sentir la tranquilidad y sentarse sin que nadie lo molestase.

Quería llegar a la librería lo más pronto posible y poder hablar con Piero. Había tenido una conversación con Claudia y Jorge sobre la chica del libro, y llegó a la conclusión que sí podía estar sintiendo algo por ella. Pero era un sentimiento de curiosidad enorme que quería saber cómo era, conocer todo sobre ella y ser su amigo.

O bueno, seguro eso al principio. Benjamín podía enamorarse rápido pero al mismo tiempo podía jugar con tus sentimientos.

Siempre se arrepentiría de lo que había sucedido en la universidad. Detestaba esa versión de él, quería eliminarla por completo. Pero a veces se encontraba con personas que le hacían recordar cómo había sido.

—Al fin llegas—le dijo Piero esperándolo fuera de la librería.

Miró a su amigo, llevaba dos libros en la mano y se había puesto sus lentes de lectura.

—¿Me estabas esperando?

—Claro que sí—respondió—, no hay nadie en la librería en este momento—entró a la librería.

Benjamín lo siguió, y en efecto, no había nadie en la librería. Quizás por la hora, aunque solían pasar los chicos luego del colegio para ver los libros y las revistas que tenía.

—¿Qué significa el mensaje que me enviaste?—le preguntó.

—¿Mmm?

—Los dos nombres: Ava y Pattie.

—¿Qué crees que significa?—lo miró como si fuera lo más obvio—. Duh, son las dos chicas. Las que estás buscando por todos lados.

Benjamín lo miró sin comprender cómo había conseguido sus nombres tan rápido.

—¿Regresaron a la librería?

—Pues ha pasado algo surreal—le respondió y se puso a acomodar los libros en la estantería cerca de la caja—, me las he encontrado en un café. Salí con los chicos un momento y tropecé con ellas al entrar. Las vi, me reconocieron y ahí aproveché la oportunidad de saber los nombres.

—¿Supiste quién tiene el libro?—se paró a su lado para verlo.

—No, intenté, les pregunté pero Carlos me llamó antes de que ellas pudieran contestar.

—¿Crees que volverán?

—Es posible, si de verdad les gusta leer regresarán—respondió Piero.

—Ahora que lo pienso, ¿no tienes sus nombres en tu base de datos?

—Sí, pero no lo vamos a buscar, eso es ilegal—respondió—, además, ya hice mucho en conseguir sus nombres, no te voy a hacer de cupido, si tu quieres, tu lograrás encontrarla por tu cuenta. ¿Crees que en el pasado podías encontrar a la chica por internet? Pues no, no existía el internet.

—Ya, vale—respondió Benjamín—, esperaré a que venga a la librería. Pero deberás decirme quién es, no he visto el rostro de ninguna.

Abrieron la puerta de la librería y ambos voltearon. Ahí estaba una chica que venía acompañada de un niño, Benjamín volteó a ver a Piero y él negó, no era la chica, pero no podía estar haciendo lo mismo con cada chica que entrara al establecimiento.

—No es, son dos chicas—respondió.

—Pero no creo que estén siempre juntas, ¿o sí?

—No lo sé, las he visto dos veces y siempre están juntas, creo que podría ser así siempre.

—¿Y cómo es ella?—preguntó—, ¿Cómo son las chicas?

—Una es pelirroja y otra castaña, ambas son altas o quizás mayor al promedio—respondió—. son lindas, agradables y no sé qué más decirte.

—Eres pésimo para estas cosas y eso que te gusta leer—respondió.

Piero se rio por eso.

—¿Eso qué tiene que ver?

—Que normalmente los que leen tienen más palabras para usar—respondió y observó a la chica que entró.

—¿Y cuál era más bonita? ¿Ava o Pattie?—preguntó intentando no mostrar mucho interés, aunque realmente se moría por saberlo.

Piero lo miró con una sonrisa.

—Ah sí, ¿por qué quieres saber eso eh?

—Pues solo me causa curiosidad.

—¿Y si la más linda es quién no leyó el libro? ¿Entonces qué haces?

Benjamín| no dijo nada.

—Estoy aquí por el libro no por la belleza.

—Entonces no te importaría saber cómo es—respondió—. Déjaselo a la vida, que el misterio se mantenga hasta que venga nuevamente a buscar otro libro.

....

Ava había leído tres capítulos en los minutos que llevaba sentada en la cafetería. Tenía un café a medio tomar y una libreta amarilla con los apuntes y preguntas que se le iban ocurriendo mientras avanzaba en la lectura. Tenía que confesar que estaba sorprendida con la historia, le gustaba mucho lo que llevaba y no esperaba que algo así pudiese gustarle.

Algo escrito por Joanne Jones.

Tenía que reconocer que era buena la historia y podía entender el furor que había causado cuando salió. También entendía al chico, entendía con sus palabras y apuntes por qué le había gustado tanto. Tenía un punto de vista tan diferente a lo que realmente era la historia. El Mundo luego de ti era una novela romántica sobre el amor, pero para "B" era un antes y después en él, en reconocerse y aceptarse a él mismo y aprender que a veces, los libros que nos gustan dicen más de nosotros que del propio libro.

«Escuché que si algo te hace feliz, entonces debes aferrarte a ello, pero me di cuenta que tú me hacías feliz y me dolió tanto cuando intenté hacerlo. Pasé mucho tiempo para luego entender, que eso que me hace feliz soy yo misma, entonces quise aferrarme a ello»

—Vaya—dijo luego de leerlo. Era cierto, lo que te hacía feliz fácilmente podías ser tú y a veces se nos olvidaba. Buscábamos miles de formas para poder encontrar la felicidad en otros pero la felicidad la hallábamos primero en nosotros mismos.

«Cuando acepté quién era, pude comenzar a amarme y pude encontrarme en los versos de este libro. —B»

—¿Qué quieres decir con esto?—habló en voz alta. Miró a su alrededor y todos parecían estar ocupados en sus propios asuntos.

¿Y si "B" se encontraba en esa cafetería también ocupado en su propio asunto? ¿Qué haría? ¿Cómo podría reconocerlo? ¿Qué pensaría "B" sobre ella? ¿Se llevarían bien? ¿Se odiarían? ¿Podrían pasar horas hablando?

Era interesante para ella ver cómo Joanne Jones había sido parte de ella sin quererlo. Ahora parecía agradecerle un poco, porque el libro que había escrito había ayudado a alguien que, a pesar de no conocerlo, sentía que lo conocía de toda la vida.

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