Capítulo 16
A Benjamín se le revolvió el estómago cuando recordó lo que había sucedido esa tarde. Tenía pesadez en el cuerpo y sentía la garganta seca. Su mente recordó las palabras que Roni le había dicho: deberías tú también perdonarte.
Era complicado para él cuando la había visto llorar por las palabras que una vez le dijo, había sido un imbécil y lastimó a alguien que no tenía la culpa en absoluto. A veces quería echarle la culpa a Evan Brown, pero el único culpable era él mismo. Luego de ese día, su vida cambió, se prometió a él mismo volverse una persona que no haría eso otra vez.
Y fue cuando encontró "El mundo luego de ti". Se convirtió en su libro favorito porque le cambió la perspectiva de lo que quería. Cuando la protagonista hablaba del duelo, él también lo vivía, cuando ella se lamentaba por la pérdida de su amor, él también lo hacía. Había tenido una conexión con ese libro que nada podía igualarse a lo que él llegó a sentir. Y todas las veces que lo leyó luego de eso se sintieron cada día más cerca de la sanación. Era como encontrarse consigo mismo una vez más.
Cuando lo leía, sentía que estaba conociendo más partes de él que no sabía que estaban ahí. Se había negado a verse en el espejo, pero ese libro era una clara forma de poder ver su reflejo, y le gustaba, porque para ese momento, era el único que se tomó el tiempo de conocerlo.
Por eso, hace un par de meses atrás, se sentó en su escritorio, tomó su libro y decidió escribir una carta. Al principio no estaba destinada a nadie, solo quería poder hacerlo y tener la idea de que así en algún punto, esa carta fuese de ayuda. Quizás para alguien, o quizás para él mismo.
«Hola persona,
Si estás buscando una historia de amor, entonces no sigas leyendo. El mundo luego de ti es una historia de decepción y de encuentro con uno mismo. Es la resurrección luego de la muerte de aquello que habías sido.
Espero te guste.
-Benjamín».
Al final quitó su nombre y prefirió mantenerlo en una incógnita. "B", sería como su alter ego en medio de su sanación.
Benjamín sentía rencor, B sólo quería aceptarse a sí mismo.
Benjamín creía que las personas eran malas con él sin razón alguna, pero B empezó a entender que son tus mismas acciones las que muestran cómo las personas te tratan. Fue entonces que supo, que no podía ser siempre la víctima, tampoco el victimario. No era ambas, no era ninguna porque lo que él quería, era solo ser él mismo.
Ese mismo día guardó la nota en el libro y se lo entregó a Piero, podía volver a leer su libro favorito en otra ocasión, en ese momento sólo creía que la mejor opción era compartir sus pensamientos y apoyo con la próxima persona que fuera a leerlo. Pero no fue tan rápido como pensó, se la pasó varias semanas esperando que alguien tomase el libro; vio a más de una persona ojearlo un poco, pero nadie había decidió llevárselo.
Hasta que un día, sin previo aviso, alguien decidió leerlo, y no pudo ocultar las ganas de saber de quién se trataba.
¿Cómo podría ser esa persona? Sabía que era una chica, incluso tenía dos opciones posibles porque Piero se había fijado en ellas pero jamás las había visto antes. ¿Qué le gustaba a la chica? ¿Compartían el mismo gusto por la lectura? ¿También la estaba pasando mal? ¿O quizás tomó el libro por casualidad? ¿Le habría gustado la historia? ¿Terminó todo el libro? ¿Lo odió y también odió sus notas?
Sintió como si la hubiese anhelado por mucho tiempo; y cuando vio a Ava por primera vez, deseó que fuese ella la que escogió el libro.
Las ganas de querer saber sobre una persona las había sentido antes, pero nunca con tanta necesidad, como si necesitara de ella para poder tener su día completo. De un día a otro, Ava era en lo único en que pensaba.
—¿Por qué estás así?—le dijo Piero tocando su hombro. Benjamín bajó la mirada al libro que llevaba en la mano y luego miró a su amigo.
No se había percatado, que durante todo ese tiempo, había estado organizando el mismo librero una y otra vez. Se había enfocado tanto en aquel recuerdo que no vio nada más luego de eso.
—Estaba pensando.
—Estás como ido—le respondió.— ¿Te sientes bien?
No lo hacía, pero tampoco podía explicar cómo se sentía. era una sensación incómoda la que tenía. Como si el miedo y la culpa se apoderaron de él. Roni le había dicho que lo había perdonado, pero para él era imposible verlo. Quizás si ella lo odiaba, le habría sido mejor poder sobrellevar todo. ¿Cómo no lo odiaba si le había roto el corazón?
—¿Te han roto el corazón?
—¿Ah? Bueno, quizás una o dos veces—respondió él sin comprender el cambio de su conversación.—¿Qué te sucede?
—¿Y le has roto el corazón a alguien?
—No lo sé—le dijo—. A veces lo hacemos sin darnos cuenta. No es nuestra culpa.
—Pero si fue mi culpa—lo miró, Piero entendió entonces a qué se refería—. Ella vino hoy, acaba de irse.
—¿Roni?
—Sigue con Evan—le informó, Benjamín dejó el libro en el estate y fue a sentarse en una de las sillas que estaban en la sección de libros usados.
—¿Te molesta que siga con Evan?
—¿Debería?—Piero se acercó un poco a él. Benjamín suspiró acordándose del chico y en cómo se había sentido al respecto—. No conocí lo suficiente a Evan, ¿cómo podría molestarme?
Evan Brown era un misterio para él. Siempre había sido el centro de atención, todos querían ser su amigo, era guapo, venía de una familia reconocida y era bueno en el fútbol. Tenía todo lo que Benjamín quería, y por mucho que lo intentara no podía llegar a ser como él. ¡Qué molesto era no poder tener lo que él tenía! Siempre pensó que había un problema con él, tenía que encontrar su lado negativo, su debilidad, pero se dio cuenta tarde, que lo que hacía a Evan tan atractivo para todo el mundo no era algo que él tuviese solamente, no era una sola cosa, sino era todas sus virtudes y defectos que iban en una perfecta sincronía.
Él no se llamaba a sí mismo perfecto, era más que notorio que no lo era, pero Benjamín se obsesionó con la idea al punto de odiarse a sí mismo.
¿Por qué no era como Evan Brown?
Era simple, él no era Evan Brown. Era Benjamín Acevedo y no podía compararse, no eran las mismas personas, no habían vivido las mismas experiencias.
Así que al final, también se culpó a sí mismo por odiarse en secreto.
......
Leyendo El Mundo Luego de Ti, Ava se percató de algo: Joanne Jones tenía una fijación con la melancolía y le gustaba mucho poder plasmarlo en cada página. La protagonista parecía estar en un ciclo sin salida, y al igual que B, parecía usar esa melancolía para reconocerse antes del daño que le habían causado.
«Cuando Liz dice que amar y perder, parecía lo mismo, siento que se refiere a cuando debes dejar una parte de ti y de tu pasado para poder amarte nuevamente.»
Cuando pensaba en B, pensaba en un chico que había estado solo mucho tiempo. ¿Qué era de él ahora? ¿Era feliz? ¿Había conseguido a alguien que lo acompañara? Hay veces en las que sentimos que debemos estar solos para poder poner las cosas en orden, pero también era bueno tener a alguien que nos acompañe en esos momentos en donde queremos soltar y que nos recuerde que al final, aunque no lo pareciera, no estábamos solos.
Ella quería ser esa persona para B. Quería poder acercarse a él y darle un abrazo porque sentía que no se lo habían dado en mucho tiempo.
Cuando pensaba en B y en Benjamín como la misma persona, sentía una presión en el pecho que le daba la sensación de estar tan lejos de él pero tan cerca al mismo tiempo. Quería ser su amiga, pero también quería ser algo más, compartir todos sus pensamientos en la intimidad de conocerse mutuamente.
¿Podía conocerlo al terminar el libro?
¿Qué pasaría si B no era Benjamín realmente?
¿Se podía enamorar de dos personas al mismo tiempo?
¿Qué pasaría si ambos estuvieran frente a ella? ¿A quién elegiría?
Así como Joanne decía en su libro: creo que el amor es confuso, porque quizás no estoy viendo a la persona adecuada.
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Holi, disculpen el retraso :c espero les guste
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