Historia 1


Ellos se habían ido, me habían dejado... Seguro estaban felices y perdices...

Mientras Belinda y yo estamos aquí, en el mundo mortal solas... Había pasado un año de lo sucedido...

Belinda se quedó sola y decidió quedarse a vivir con nosotras.

Hoy nos marchabamos a foks...

Una de mis primas se casaba, Bella Swan, claramente yo tenía que estar ahí y de paso olvidarme de ellos.

—Ok—Belinda preparaba la ropa, mí cuarto había cambiado mucho durante este año, ahora el color rojo y negro lo dominaban, ninguna decoración que tratara sobre vampiros. —tenemos todo.

—Entonces... —mi madre nos analizaba, ella había logrado lo que alguna vez quise... —¿Se quedarán con ella?.

Asentimos a la vez, no quería saber nada de lo sobrenatural, nunca más.

—Es lo mejor, créeme... Nadie fuera de aqui sabe sobre los vampiros, el mundo nos tomo por locos.—Mis palabras ahora son un tanto frías, durante el año había mejorado mi problemita con las palabras, ahora era casi imposible equivocarme.

Mi prima Bella había logrado convencernos de venir a su casa, ella sabía lo doloroso que era una ruptura, aprovechó su boda para que nos quedáramos con Charlie, mi tío, porque no lo quería dejar solo.

Sabía que era solo una excusa para sacarnos de aquí y consolarnos demasiado, Bella podía ser tímida, pero conmigo en particular era muy apegada era la única a la que no le incomodaba que la abrazara.

Mi mamá nos llevó al aeropuerto donde esperamos pacientemente por unas horas... Que se note el humor. Tenía hambre, sueño y para colmo me dolían los pies.

Después de alguna hora nuestro vuelo partió, no pasó nada importante Belinda y yo no nos enteramos de nada ya que nos la pasamos durmiendo.

El avión aterrizó en Port Ángeles, nos bajamos dirigiéndonos directamente al baño, llevaba demasiadas horas sin al menos lavarme la cara.

Entramos dándonos una lavada de cara para que se nos quite la cara de sueño, durante este año Bella se volvió el refugio de ambas, Belinda tan parlanchina como siempre resultó fácil para Bella volverse su amiga.

Las cuñadas De Bella y nosotras dos éramos las damas de honor, Bella en las videollamadas nos había presentado a las dos, Rosalie y Alice... La segunda planeaba todo y como buena prima sabía todos los gustos de Bella así que básicamente la boda la preparamos ambas, hasta el último detalle.

Salimos del Baño hablando de cómo serían nuestros vestidos, aún faltaban detalles estaba a semanas de que se celebrará la boda, faltaban nuestros vestidos que serán elegidos ahora que estamos las cuatro aquí, y el vestido de novia que bella se negó a elegirlo sin que yo no esté aquí.

Recogimos nuestras maletas para luego dirigiéndonos al área donde reciben a los recién llegados.

—¿Crees que Bella se acordó de recogernos? .—Belinda aún se ponía nerviosa cuando se trataba de atención, sus padres siempre se olvidaban de ella y se concentran en Max.

—Se que si Elin...—le sonreí pasando uno de mis brazos por sus hombros, nos habíamos convertido básicamente en hermanas.

Belinda miraba todas las personas buscando a mi prima, vi un grupo de personas con nuestros nombres en un cartel escritos en una perfecta caligrafía, el chico que lo levantaba era musculoso, parecía un oso, si no fuera por su sonrisa me estaria cagando de miedo, nos acercamos, una maraña de cabellos Color chocolate estaba a la vista serca del oso versión persona.

—¡Bella!—le grite y la maraña de pelo giro mostrando la cara de mi prima, está corrió a mi encuentro yo solté la maleta también corriendo a ella brincando arriba suyo. —Bellita, te extrañe demaciado ahora sí me pegaré a ti como una garrapata.

—Si no te pegas a mi te golpeó—me abrazo más fuerte, ambas caímos al piso.

Los acompañantes de mi prima y Belinda rieron, Bella miro a Belinda, esta se puso nerviosa por la atención.

Mi prima le extendió su mano derecha en forma de saludo, Belinda parecía algo desilusionada -creía que bella la abrazaría- se le pasó correspondiendo el saludo, cuando Bella la Jalo a nuestro abrazo en el piso.

—¡Lin!—Belinda algo descolocada por la muestra repentina de afecto la abraza, las personas pasaban al lado nuestro mirándonos como bichos raros.

—¡Hola chicas!—la duende que respondía al nombre de Alice casi literalmente bailo a nosotras. —¡Bienvenidas a Forks!.

—Gracias Alice. —ambas hablamos al unísono, riéndonos al darnos cuenta —¿Quién es el novio?—mire a los otros buscando a la pareja de mi prima.

—¡Cia!—Bella se volvió roja de la vergüenza.

—¡Shh!, Son prioridades Bellita.

—Soy yo...—un cobrizo con una sonrisa de satisfacción al ver a mi prima feliz, me extendió su mano... Que estaba completamente fría, como la de ellos. —Soy Edward Cullen... Si Lucía... Es lo que piensas, pero algo diferente.

Y ahí me enteré que habían dos tipos de Vampiro, los que conocía y ellos... También encontramos una nueva familia.

Carlisle compartía mi curiosidad por lo desconocido.

Esme se volvió una verdadera madre para ambas, mas para Belinda.

Rosalíe se volvió una hermana sobreprotectora con Belinda y una amiga fiel para mí.

Emmett y Jasper se volvieron mis proyectores más Emmett que Jasper, Alice se convirtió en nuestra aliada de Compras, todo en poco tiempo.

Las cosas empeoraron cuando Bella volvió de su luna de Miel, ella estaba embarazada, lo cual para los suyos era imposible y si las cosas no podían ser peor, si pudo... Un nómada nos mordió a ambas... Terminamos siendo unas Vampiras frías.


Ya había pasado tres siglos... Y si aún los extrañaba, ahora estábamos de vuelta en Alaska. Llevamos un año aquí, Belinda y yo habíamos viajado por todo el mundo ya... Edward, Bella y Renesmee estaban felices, todo volvió a ser perfecto.

—Sabes... —Belinda aún estática en su lugar -en nuestra nueva casa, su habitación Básicamente-me dirige una mirada con sus ojos ahora de un dorado brillante... —No me arrepiento de nada.

Su voz ya no era igual a la de hace unos siglos, ahora era más seductora como la voz de una locutora erótica -sin pasar a lo vulgar- no tan baja ni tan alta.

La mía también había cambiado, desde mi transformación -mi voz se asemejaba a la de un cantante- deje mi cabello crecer más, ahora estaba lacio llegaba a más allá de mis caderas, unos mechones rojos eran lo que más me hacía resaltar mi piel pálida...

Sorprendentemente nosotros éramos mil veces más hermosos que los "colmilludos".

Básicamente estábamos sobre ellos...

Me moví a mi rapidez -la más abitual- moviendo mi roba en su lugar, termine todo rápidamente, mezclas de rojo, negro y azul dominaban mi clóset.

—Yo tampoco me arrepiento...—sonreí de lado...—somos mejores.

Ambas reímos, Alice entra saltando a la habitación.

Habíamos comprado dos casas para cubrir la mentira... Emmett fingía que tenía 19 -recién cumplidos- años, Bella y Reneesme las "gemelas" y nosotras éramos las hermanas que después de la muerte de nuestros padres quedaron al cuidado...

Nos mudamos con ellos porque nuestra tía Esme se preocupaba demasiado al dejarnos solos.

Rosalie y Jasper eran unos sobrinos maternos de Carlisle, que perdieron a sus padres y ahora se quedaban con sus tíos. Edward y Alice eran los hijos adoptivos de Carlisle y Esme.

Emmett, Bella, Reneesme, Belinda y yo éramos los McCarty; Rosalie y Jasper eran los mellizos Hale; Edward y Alice eran los hermanos Cullen.

Los "mellizos" estudiaban en la universidad en línea ya que ayudaban a su tía con su diseño de eventos... Emmett estaba iniciando la universidad y trabajaba para mantenernos.

Las "Gemelas", Edward, Alice, Elin y yo teníamos que ir a la escuela, nuestros dones los mantenían a salvo.

Elin podría hacerte olvidar, ver, alterar e insertar nuevos o viejos recuerdos en tu cabeza.

Bella era un escudo mental y físico era inmune a cualquier don, y nos incluía en ese par.

Renesmee podía transmitir sus pensamientos con el tacto y leer a los ajenos.

En cambio yo, era un espejo, todo don que veía lo copiaba, se guardaba e inmediatamente sabía controlar sus niveles y sus fortalezas, también podía anular los dones.

Belinda y yo habíamos pasado un siglo con los vulturis -después de que vinieran por Reenesme- Aro nos dejó ir ya que nuestros dones eran más para batallas, el mismo Calius nos entrenó llamándonos sus "estrellas de la muerte".

—Mañana volvemos a clases—empezó a saltar en su lugar.

—Otra vez—Renesmee habla leyendo su libro, sentada en el sofá blanco de Elin.

—Touche—Elin ahora peinaba su cabello haciendo una coleta alta con el, su seguridad había subido estos siglos -los Cullen nos habían armado hasta la última pieza de nuestro corazón- se coloca la pulsera de plata con la gema de un color rojo carmesí, el logo de nuestro aquelarre/familia estaba en el.

El mío era igual sólo que en un collar, el de Bella era un anillo, y el de Renesmee un medallón rojo con el logo en el, adentro tenía una foto de todos juntos.

Son rojas carmesí porque las tres fuimos neófitas juntas.

Siempre llevábamos uno, algo que nos representaba como lo que éramos realmente, una familia pero también un aquelarre.

La noche pasó volando, luego de tener una eternidad por delante todo parecía ir más rápido a veces...

Ahora me preparaba para otro día lleno de mortales en la cafetería, pero hoy había algo diferente: alguien hablaba de nosotros a los nuevos.

Puse los ojos en blanco, Alice -parada algo lejos de la pareja, nos miraba preocupada- Edward y Bella abrazados nos esperaban a Belinda y a mi, Renesmee, había inventado que estaba "enferma".

—¿Listas?—Bella parecía preocupada de algo que le había dicho Edward.

—obviamente, ¿Que hay nuevo?—Belinda hablo sarcástica moviendo un poco su cola de caballo de un lado a otro, viendo sus botas altas.

—Ed... ¿Que sucede?—me acerque levemente.

Son ellos... Alejandro, Daysi, Max, Mirco, hasta Marelyn. Alice me lanzo el pensamiento parecía querer entrar y golpear a Mirco.

Solté a Jadeo, sabía que lo volvería a ver, pero no demasiado pronto. Tome la mano de Belinda transmitiendo mis pensamientos, ella se sorprendió un poco por la noticia, pero luego alzó su ceja confundido con la mención de Marelyn.

Le hicimos señas a la pareja para que entrara.

Edward entró aún abrazado a Bella, la chismosa no se hizo esperar...

—Mira, son ellos...—vi a través de la mente de Edward las caras de esa mesa, Mirco obviamente era igual, solo parecía más desganado tenía, su pelo recogido en una coleta baja. —Ella es Isabella McCarty, pero prefiere que la llamen Bella... Y él es su novio Edward... Y viven juntos, eso es incómodo.

Mire a Belinda estaba ansiosa, se abrazo a Alice, esta me hizo señas de que irían primero, mi cabeza se concentró en la reacción de la mesa.

—Ellas son Alice Cullen y Belinda McCarty...—Ante la mención del nombre Max levanta su cabeza viendo como su hermana, pasaba delante suyo, abrazada al brazo de Alice, con una sonrisa de superioridad y unos ojos dorados completamente fríos. —Alice es muy rara y sale con uno de los Mellizos Hale.

Solté un suspiro de aburrimiento ante sus palabras, empuje la puerta poniendo mi máscara de Hielo. Y todos los chicos de la cafeteria me voltearon a ver.

Mirco y Daysi, aún no podían creérselo y me taladraban con su mirada pensando que era un espejismo.

—Y por supuesto Lucía McCarty, es bellísima obviamente... Pero somos muy poco para ella... Bueno también para Belinda. —el chico que estaba al lado de Mirco suelta un suspiro lujurioso, fue inevitable no poner mis ojos en blanco por su exageración.

Me senté junto a mis hermanos Belinda paso un Brazo por mis hombros, mirando disimuladamente a Marelyn, está sólo pensaba que;

¿cómo era posible que siguiéramos igual?, ¿porque éramos más hermosas que ella?.

Lo obligó, la muy descarada aprovechó que ellos fueron meses después por ustedes, se cortó delante de Alejandro el no se controló y la mordió. Edward nos lanzaba miradas, yo le pasaba los pensamientos a Elin.

Está cucaracha seguía igual... Más podrida si fuera posible. Reí con Belinda. Por sus pensamientos

Nos gustaba compartir el pensamiento, pero siempre prevenía no entrar en la cabeza de nadie, Bella había aprendido a invertir su escudo y siempre cubría a Edward, permitiéndole elegir si quería leer sus pensamientos, o lo hacía yo.

Desde ese momento Edward se sentía relajado más con nosotras cerca.

—Elin...—Alice llamó a Belinda en susurros nos hizo señas de buscar la comida para disimular

No me dejen sola... Belinda nos compartió sus pensamientos a mí y a Edward, mi cuñado, le tomo la mano consolándola, le pase el pensamiento a Bella y Alice, tomando sus manos.

Las tres -Alice, Elin y yo- nos acercamos al mesón con el almuerzo tomando, cosas al azar yo tomé una Pizza con ajó.

Sentí a alguien atrás mío, giré viendo a Mirco.

—¿Podríamos hablar?—él intentó tomar mi mano con delicadeza, lo alejó a su fuerza con disimuló, se sorprendió ante mi acción, Edward estabo detrás mío en unos segundos, ahora protegiéndome, Bella estaba abrazando a Elin.

—No tenemos nada que hablar Vladimoff. —mis palabras sonaron frías.

—Vamos Hermana—Elin me tomó del brazo, mi mirada fría peleaba con la mirada triste de Mirco.

Lo curioso era que ahora, la que fue una estrella común en mi cuello, se convirtió en la fuente de mi don, Belinda ahora también tenía una pero, de cuatro puntas.

Mirco apartó la mirada derrotado, fui llevada por Belinda a nuestra mesa, Bella puso su escudo que al tomar la mano de Belinda se creó un espejismo de nosotros, comiendo mientras yo volvía nada la comida.

Belinda disfrutó torturarlos hacerlos ver que éramos felices, hacía que rieramos de babosadas que alguno había dicho.

Edward se sentía satisfecho, con los pensamientos de estos, estaban devastados.

El camino de vuelta a casa fue tranquilizador, relajante. Siempre quise saber qué pensarían ellos de mi al volver a vernos.

Ahora que lo sabía estaba relajada.

Papá -Carlisle- se encontró con Ulises en el hospital, al parecer su esposa Ana, había empezado a trabajar como doctora.

Estábamos con Esme, Rose, Elin y yo haciendo las compras del mercado... Éramos las que más soportaba el olor a comida humana.

Pasamos por la parte de las carnes crudas.

—Anita, mira esta carne no se ve tan mal—La voz de Catalina estaba ahí, nuestros primeros años en esta vida le había mandado mensajes, que ella respondía también, hablaba de cuánto me extrañaba Su "cuagulito".

En resumen ella y la abuela de Daysi fueron las únicas que sabían de nuestra existencia, nos escribían e hablaban con ambas, María había armado una rebelión para subir al mundo mortal y convertirnos, porque también estaba molesta con los padres de Max, olvidarse de su hija así como si no fuera nada.

Dejo de insistir cuando el "avión" que nos llevaba de regreso se estalló.

Luego de eso le había escrito una carta a María para que no se preocupara por nosotras y que en unos años hablariamos y estaríamos completamente igual.

Catalina en cambio leyó los pensamientos de María, pero guardo el secreto torturando estos siglos a Mirco por no haberme convertido.

Así una vez al año le mandaba una carta para que supieran que estábamos bien. Sin ubicación para que no vinieran.

María Sabía sobre nuestro tipo, resulta que fue porque Drácula se metió con una bruja de magia blanca y la engañó... Y ella en venganza nos creó para que lo matáramos, le salió el tiro por la culata porque ninguno pensaba otra cosa que en sangre en su etapa de neófito.

Gracias a nosotras Drácula habló con los vulturis, haciendo un trato. Desde ese momento Ulises sabía de la existencia de nosotros pero no sabía que éramos unos de ellos.

Intercambié miradas con todos, tomé la mano de mi madre y mi hermana compartiendoles quien eran, Esme sonrió complacida dispuesta a ir a presentarse.

Rosalie, se quejó y juró matarlos si me insultaban.

Los que estaban aquí eran las mujeres de la familia dejando fuera a Daysi y Marelyn

Nos acercamos con sigilo, me pare detrás de María y Catalina.

Ana y Noelia parecieron sorprendidas de verme igual o más hermosa que ellos.

Catalina y Maria discutian por la carne que era más sabrosa.

—Hola—hable mientras ponía mi cabeza en medio de ellas, ambas dieron un brinco en su lugar.

—¿Qué? ¿como?—Ana me miraba de anonadada y soltó un sollozo, María me había dicho cuánto había llorado ella por nosotras.

—Hola Ana—Belinda saluda con su mano, abrazada a Rosalie.

—¡Ay!, ¡Mi chaparrita!... QUÍTATE NOELIA—Maria empujó a Noelia del camino —¡Mi Chaparrita!— abrió sus brazos para abrazarme fuertemente mientras menciona mi nombre en código una y otra vez, -era para los que no sabían de nosotras.

Ma fille (mi niña)—se dirige a Belinda y esta se soltó de Rosalie abrazándola.

—Por Drácula, Lucía ¡La inmortalidad te sienta de maravilla! Definitivamente las vampiras de su clase son ¡divinas! —Lanzó miradas a Rosalie mientras juntaba sus manos mirando mis ojos. —¡¿PORQUE NO PUEDO LEERTE LA MENTE?!.

Reímos. —El don de Bella, mi "hermana". —le recordé quien era—ella es un escudo mental, ningún don funciona con ella a menos que ella quiera.

Ella se estampo la mano en su frente, confundida.

—Haber yo le explico—Belinda, le tomó del brazo haciendo que la mirara a los ojos, estábamos cómodas con un lector de mentes.

Le enseño toda nuestra vida inmortal y nuestra familia, nuestros dones todo.

—O ya veo... ¿Podría conocer a su cuñado?, nunca conocí a alguien que también leyera la mente—sonreí de lado—me fascina tu don, volver los dones ajenos tuyos, es... No hay palabras.

Julieta que se había mantenido al margen de la situación, se acercó a mi.

—Entonces tú eres... Chaparrita. —asenti.

Si eres un espejo de poderes, ¿Me estás oyendo?.

—Si—Su cara se volvió un poema—pero el mío es más a voluntad, como el de mi cuñado... Oigo lo que piensas en el momento, el líder de nuestro... Tipo si puede ver todo de ti. Mi escudo me protege de que me escuchen.

Sus ojos brillaron con ilusión, sonreí de medio lado vi a Catalina, mientras tomaba de los hombros a Julieta, puse un dedo en su nuca una de las puntas de mi estrella se copió ahí, poniéndole un escudo permanente.

—Si me debilitó demasiado se bajará mucho, ahora eres inmune a todos los dones.

—¡JULIETA!—Catalina le gritó en regaño.

—Maria—llame para llamar la atención. —Ella es Esme nuestra practicamente madre y nuestra hermana Rosalie.

—Un placer... Cher—Maria entiende una mano.—Mi Chaparrita me habló mucho de ti, es un completo placer.

—Mamá, estas son Ana, María, Catalina, Julieta y Noelia. —Elin señala a cada una.

—Oh es la nueva Compañera de mi esposo... —habla nuestra madre tomando la mano de Ana.

—Mucho gusto Esme. —nos lanza miradas a Belinda y a Mi. —y también gracias por cuidarlas.

Nuestra madre le regala una sonrisa maternal.

Las semanas pasaron.

Daysi y Mirco intentan hablarme, mientras Max y Alejo persiguen a Belinda por todos lados.

Nuestro Aquelarre a parte de esas persecuciones se llevaban bien con ellos. Más Ana y Esme.

Como los O'Brian, Vladimoff y De La Torre se quedaban en una casa algo pequeña, se mudaron al bosque, nuestro territorio después de que nosotros le crearemos una casa.

Los padres de Max aún no veían a Belinda, según él no era el momento adecuado.

Ulises y Carlisle creaban una fórmula para los nuestros, habíamos descubierto que los postres vampíricos eran deliciosos para nosotros, más que de animales.

Emmett era más fuerte que Noelia claramente pero siempre hacían peleas amistosas para saber quién ganaba en batalla.

Rosalie se la pasaba con Julieta y Vicente -que había dejado de envejecer el mismo año que nosotras- llenaban su vacío por querer tener hijos.

Mañana seria uno de esos días en que había una tormenta y habíamos decidido jugar Béisbol.

No jugaban desde lo sucedido con Bella, solo que ahora era una batalla entre familias, amistosa claro.

Los equipos estaban formados ya que los únicos que no jugarían serían: Esme, Maria, Julieta y Vicente.

Maria se llevaba de maravilla con Alice, ya que le daba ojeadas al futuro de Drácula que grababa otra de sus películas.

Edward y Mirco compartían el amor por la música.

Durante mi primer siglo de esta vida, exactamente cuando cumplí 67 años -50 años después de mi transformación- Bella envío de regalo un Diario rojo, con el logo del aquelarre y una nota que decía:

Si no me escribes, espero al menos saber en un cuaderno si estabas bien.

Desde ese entonces, cada que cumplo 50 años más en esta vida, Bella me regala un diario, del mismo tipo, solo que con diferentes dibujos rojos. Ya iba por el sexto diario, y mi forma de que nadie comprenda y dejar todo era escribir canciones.

Tenía cientos de ellas, unas que jamás nadie verá. A parte de Elin que los leía y les creaba la música.

Teniendo otros seis libros celestes con decoraciones en dorado y el logo familiar, esos eran de ella, con la partitura de cada canción, sea en guitarra, violín, piano o cualquier otro instrumento.

Los 6 diarios tenían un estante solo para ellos y el actual en que estuviera escribiendo tenía un bolígrafo mágico, transparente, solo en mis manos o en las de Belinda se veía que escribíamos.

En mi habitación.

Los otros 6 estaban en otra estantería en la habitación de Elin.

Muebles doradas, con rojo, paredes blancas, varios estantes de libros y música, un armario lleno hasta el tope de ropa y zapatos, un baño con un jacuzzi eso estaba en mi habitación.

Tome el sexto libro, casi estaba por terminarlo, lo abrí con lápiz mágico en mano, las páginas negras antes vacías- fueron llenadas con líneas rojas que se transformaron en letras.

Solté un suspiro innecesario volviendo a escribir sobre el olvido y sanar... Luego surgió una canción llena de indirectas, para que... Los entrometidos perseguidores dejen de acosarme.

Elin tocó la puerta...

Sálvame de esta estúpida... Se supone que mis progenitores vienen a conocer a nuestra familia.

Fui a abrir la puerta, encontrando a Elin que entró a toda prisa seguida por Marelyn y Daysi.

Suspiré de nuevo, no tenía paciencia.

Ambas -Elin y yo- chocamos miradas, le tomé la mano compartiendo la canción que escribí.

O les quedaría tan bien, ahora mismo hago la pista.

En un segundo Belinda tenía su diario número 6, para ella también era reconfortante escribir las pistas, solo que ella lo hace con mágia, aún tomadas del brazo pasandonos los pensamientos ambas escribiendo -una sin necesitar abrir su cuaderno- ignoramos los gritos de Daysi con Marelyn que aún querías Max para ella, a pesar de que estuviera casado con Daysi desde hace 200 años.

—Chiguagua...—levante mi mirada fría a Marelyn—puedes callarte y respetar a los hombres ajenos...

—Supera de una buena vez que Max nunca te quiso... Y las veces que estuvo contigo fue para olvidar a Daysi —Elin la mira con burla —por favor Valorate de una buena vez.

—¡Vez! Hasta ellas se dieron cuenta que Max claramente me ama a MÍ—rodé los ojos por como resalta las palabras. —Es MI esposo, MI pareja.

—Tu también deberías de dejar ser tan infantil, si te volviste inmortal en contra de tu voluntad, pero no quita que te comportes así, madura.

—Pero, si tú me rogabas para que te convirtiera... Inmediatamente nos fuimos viniste aquí y conseguiste lo que querías... —La bofetada que le di resonó en toda la casa, en un pestañeo humano ya estaban todos mis hermanos estaba aquí,-omiendo a Emmett, Alice y Jasper que habían ido a cazar- Bella y Rosalie me abrazaron alejándome de Daysi.

—No sabes nada de que paso, ¡NADA!. —un sollozo salió de mis labios aferrándome a mis hermanas.

—Yo, Lucía lo siento, perdón yo... —intentó agarrar mi mano pero Belinda la alejó.

—Largo...—susurro entre dientes Elin.

—yo de verdad...—Daysi intentó volver a acercarse pero Elin la empujó a la puerta.

—¡LARGO!—La saca de la habitación, mira a Marelyn —Tu también ¡LARGO!.

—Pero Belu... —Los ojos de Elin se oscurecen del enfado, Marelyn inconscientemente toma una postura defensiva.

Belinda la arroja por la ventana y está cae sosteniéndose apenas evitando el golpe.

Elin salto cayendo con elegancia y sutileza, ambas empezaron a gruñir el auto de Max se estaciona en la parte delantera de la casa, toda mi familia lo oye, Esme y Ana corren a velocidad vampirica a abrir la puerta -ajena a que pasaba en nuestro patio.

Los pensamientos de Zaira y los Vladimoff llegaron rápidamente a mi hermano y a mi ambos giramos a la puerta que daba al patio. Rosalie y Bella estaban tensas viendo los movimientos de Marelyn por si acaso.

Belinda odiaba que se metieran en sus peleas.

Esme se percató del alboroto en el patio pero pensaba que era un de nuestros juegos amistosos así que guió a los padres -de Max, Mirco, Daysi y Carlisle- a enseñarles las habitaciones.

Mirco, Zaira, Alejo, vinieron... Max se fue a consolar a Daysi que estaba en algún lado llorando sin lágrimas.

Zaira al ver el confrontamiento sin saber que era Belinda, se mete a defender a Marelyn.

Yo como reflejo también saltó a defender a mi hermana, ambas con posturas defensivas gruñendonos, Zaira se dio cuenta que éramos nosotros, también se sorprendió estaba lista para detener a Marelyn.

—¿Que es este alboroto?—Marelyn y Zaira vieron a la progenitora de Elin, quien se pavoneo al frente de todos teniendo demasiada de en su belleza.

—Nada Señora De la Torre... Los chicos jugaban... —Rosalie llama su atención la madre de Max se intimidó casi de inmediato con su belleza.

Superior que la suya de sobremanera...

Por Drácula, tienen mejor cutis que yo, ¿es algún otro tipo de sangre?, Se supone que también son vampiros y que la diferencia eran sus ojos ¡No esto!.

Rodé mis ojos tomando la mano de Belinda, ella estaba de espaldas Aún matándose con la mirada Marelyn.

También rodó los ojos al leer los pensamientos de su progenitora.

—Lucia, Belinda... ¿Que sucede?—Esme se movió rápido a nosotras, tomando la mano izquierda de Belinda y a mi la derecha.

—Solo ajustamos cuentas Mamá, todo está bien— Elin acaricia su mano tranquilizandola.

—¿Belinda?—Albaro veía incrédulo a la nueva versión de su hija.

Bueno, al menos me alivia de que la niña esté bien...

Definitivamente Álvaro había mejorado mucho estos siglos.

Como aún tenía la mano de Elin tomada, miró algo sorprendida a su progenitor.

—Si soy yo... Sr de la Torre... —Su tono siguió siendo frío.

Su progenitora, Linet da la vuelta, creyendo no encontrar una rival por su belleza. Su cara terminó siendo un poema. Su cabeza intentaba ubicar lo que quedó de su hija.

—Murió el día que la dejaste en el 'mundo mortal', como la llaman los suyos.

Contesto su pregunta no hecha.

—Hola Lucia... —Zaira busco mi mirada y al tenerla su cuerpo se estremeció, sonrió con coquetería.

—Hola Zaira es un placer volver a verte...—¿Ya les había dicho que nuestro tipo de Vampiros tienen compañera?... Lo malo es que tambien mirco es el mio...

¿Dos?... Dios estamos atadas a nuestros Ex...

—Espera a que Kate se entere...— Elin refunfuño.

—Callate. —Edward nos miraba con burla, casi riéndose a carcajadas.

Estuve frente a él en un segundo tomando su mano y en otro frente a Catalina.

En estos días no he podido presentarlos, Los Vladimoff no habían venido aquí, a parte de Julieta.

—Cata... El es Mi cuñado Edward...—Ella estaba mirando fijamente a Edward, sabiendo que piensan todos aquí.

—Necesito conocer a Bella... Es tan tierno como piensas de ella. —Él sonríe más llevándola a su esposa.

—Hola Julieta... Rose está junto a Bella... ¿Cómo sigue tu paz mental?... —Me burlé, Mirco me lanza una mirada confundido...—¿Se lo explicas a tu hermano?.

—El don de Lucia es un espejo... Todos los dones se vuelven suyos, supera sus límites y así... Su hermana Bella es un escudo mental, ningún don funciona con ella, Lucia reflejo su don y ahora lo tiene, me puso un escudo personal...

Él parecía pensativo.

—Entonces... Lucía te protegió de que mamá te leyera los pensamientos...—Su voz empezó a sonar emocionada.

—Resulta que su estrella se volvió el centro de todo... Una de las puntas se copió a mi cuello... Asi se que se mantiene—Se la enseña a su hermano, que ahora miraba con más fascinación, a mi pero con un poco de desilusión.

Dudo que si le pidiera una me lo colocara...

—Mirco... Mi hermano el que le acabo de presentar a tu madre lee la mente... Asique... —A pesar de que me dejo, tirada se que durante todos estos años no a tenido paz mental.

Me acerque Rápido, mis dedos fríos tocaron su nuca, Su mirada conectó con la mía, A parte de protegerlo, sin querer lo marque. El miro a Zaira, que hablaba con una Alice recién alimentada. Mi sonrisa se agrandó. cuando la paso de mi a ella. Lo solté, Julieta se le acercó, tomando su mano.

—¿Estás bien mirco?—Hizo su sonido con la boca, Belinda se le acercó cargándola una magia Rosa rodó su garganta buscando la falla. Luego de ahí no hubo más Ipos.

—Si Julieta... Estoy bien, ¿Que me hiciste Lucia?.

—Se dice gracias.—Rode mis ojos, gire buscando a Zaira. —Zaira, ¿Podríamos hablar?

Los meses se volvieron años... Zaira y yo llegamos a Ser más que amigas, pero sabía que aún quería a Mirco...

Él estaba algo resentido con nosotras, como ahora somos pareja. Zaira me había propuesto torturarlo un poco, su mente estaba confundida, no se celos de vernos juntas, centia celos de no formar parte.

Zaira estaba recostada en mi cuarto había sido una de las veces en que se había quedado a descansar... Usando la cama para, otros términos.

Estaba en ropa interior, una de encaje rojo... cuando tocaron la puerta, el olor de Mirco entro en el ambiente. Zaira me lanzo una mirada desde la cama.

Cubierta por mis sábanas doradas, completamente desnuda bajo ellas. Gatee a su lado besándola.

Ahora lo traigo para confundirlo más...

Zaira sonrió compacida

¿Y si él no quiere conmigo?

Oh va a querer. Volví a besarla, levantándo me de la cama tomando el camisón de seda color borgoña... Zaira me dio una nalgada.

—¡Ehy!—Se ríe, yo niego con la cabeza, me acerco a abrir la puerta, Zaira se recuesta cubriendo parte de sus pechos y caderas.

Abrí la puerta, Mirco se movió nervioso desde su lugar.

—Hola Mirco— Mi voz lo regreso a la realidad, viéndome de arriba a abajo, sus ojos se llenaron de lujuria mientras sus colmillos empezaron a salir, solo un poco. —¿Gustas entrar?.

El soltó un leve gruñido mirando fijamente mis piernas descubiertas, me aparte y el entro, quedando estático al ver a Zaira, que le sonreía con picardía.

El sonido de la puerta hizo que diera un brinco, mi espalda choco lentamente con la madera de esta... Poniendo seguro a la puerta, subiendo las paredes escudo.

—H-hola Zaira... Y yo, emm no quería molestar, ahora mismo me voy—Cuando dio la vuelta viéndome cubrir la puerta, levanté mi mano derecha moviendo uno de mis dedos en negación. —¿Lucia?...

—Dime Mirco...—mi voz salió ronca, el traga grueso.

—Me dirías para que me llamaste...

—Sabes Mirco, los nuestros tienen algo llamado compañero... Tu bruja lo llamaría alma gemela... Zaira es la mía.

Su cara parecía de decepción.

Me acerqué a Mirco, mientras el retrocede callendo en la cama, Zaira lo esperaba sentada, el se movió rápido, buscando como safarse. Algo imposible porque yo me subí arriba de el.

—Lucia ¿Que estás haciendo? —su voz salió ente cortada, intercabiando miradas entre Zaira y yo.

—Lo que traba de decir... Es que tú también lo eres... De ambas. —yo moví su cabello a un lado, el parecía confundido.

—Mirco te estoy ofreciendo una oportunidad, con las dos...

Su mirada cambio a una de lujuria absoluta, Zaira le beso el cuello dándole pequeños mordiscos yo le quitaba la ropa lentamente, aún sobre el, moviéndome. Fui la primera en besarlo en los labios.

El beso era demacido lujurioso, el se apartó de mis labios, empecé a besarle el cuello, dando mordidas pequeñas, el beso a Zaira mordiendo su labio inferior. Los colmillos de el se clavaron en el cuello de Zaira, probocandole un gemido de placer. Mientras yo lo mordía a El.

Más años pasaron... Zaira y yo nos convertimos en las esposas de Mirco, una como su Mánager y la otra como la jefa de seguridad, y las letras de el.

Catalina estaba complacida con tener dos Nueras, no le importaba en lo más mínimo. Ambas amábamos a su hijo y era lo que le importaba.

Las fanáticas no se lo tomaron muy bien, pero al ver que no éramos celosas y que de vez en cuando le organizamos cenas en privado con el, se sintieron felices.

Belinda se había casado por segunda vez con Kate, aún haciendo sufrir a Alejo. Aunque Kate disfrutaba Coquetear y tener uno que otro roce con el.

Todo estaba bien, todo estaría perfecto, por fin teníamos nuestro felices para siempre.

Fin

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