— Todavía estas muy lejos de tu final— Habló una voz grave y familiar detrás mío, interrumpiendo mis pensamientos.

Sin pensarlo dos veces me levante y desenvainé mi espada, no me importa quien sea, no necesito más molestias en este momento, si incluso mi cerebro está jugando en mi contra, no necesito alguien más que-

Él ... ¿Por qué está aquí?

— ¿Estas contento de verme? ¿A que sí? Pequeña lunita

Kokushibo ... Mi maestro ¿Que hace acá? Han pasado 6 años ¿¡QUE HACE ACÁ AHORA!?

¿Por qué? Acaba de morir Rengoku, Ume; tuve una pelea con mis compañeros ¿Y ahora aparece él? No es posible, no entiendo, estoy molesto, pero feliz y agradecido, quiero abrazarlo, pero no puedo olvidar que también me abandonó; las lágrimas se escapan de mis ojos, así como la espada que tenía entre mis manos.

— Querido ¿Por qué lloras? Ven acá— Dijo amablemente extendiendo ambos brazos

¿por qué? ¿Por qué esta acá en este momento? ¿Por qué no vino antes? ¿Por qué no salvó a Rengoku? ¿Por qué no salvo a Ume? ¿Por qué no salvó a mis padres? ¿por qué no salvó a mi hermano? ¡¿POR QUE ESTA AQUÍ RECIÉN AHORA?! Si él pudo salvar a todos ...

Cuanto lo odio ... Pero aun así oh, Dios mío, cuanto lo amo. Sin querer caí rendido a sus brazos, como un niño. Sentí sus ropas, su aliento, sus manos estrujándome con cariño, todo de nuevo, una vez más, luego de tanto tiempo. No, él no es culpable de nada, el inútil soy solo yo, él es demasiado bueno para ser si quiera culpable de algo.

— T-Te espere demasiado ... ¿Por qué te fuiste? — Resoplé con el poco aliento que me quedaba de tanto llorar

—Yo nunca me fui, cariño; siempre estuve contigo, y justo por eso puedo decirte que necesitas abrir los ojos-- Dijo

¿Eh? Chasqueo los dedos y aparecimos en un cuarto lleno de estanterías y libros, con una mesa chata en el centro y dos almohadas para sentarse en ellas ¿De dónde salió todo esto?

— Toma asiento, ____— Habló con ternura dándome golpes suaves en la cabeza.

Me senté, así como él me lo pidió mientras que observaba cada pequeño espacio de la habitación y como cada libro tenía un nombre más lo que parecía ser algo parecido al título de una novela.

— ¿Qué te parece esta habitación? Bonita ¿No?

— ¿Por qué volviste ahora? Yo te necesitaba— Hablé, casi gritando.

Podía sentir la sangre llegar a mi cabeza con fuerza y mi ceño fruncirse, lo amo, pero lo odio, me traicionó; aunque realmente no estoy molesto con él, realmente estoy molesto conmigo, porque no sé cómo sentirme respecto a su presencia nuevamente; cómo me odio.

— No, tú no me necesitabas, solo no entiendes ni tu poder, ni lo que eres ¿Acaso crees que elegiría una persona débil como un usuario de la luna? Te menosprecias demasiado.

— ¿Disculpa? — Susurré.

Entonces ¿No soy débil? Pero todo lo que he hecho hasta ahora demuestra lo contrario.

— Iré directo al grano, necesitas carne humana para mantenerte totalmente sano y sacar tu mayor potencial.

Sentí como si un balde de agua fría cayera en mi cabeza, Kokushibo no se puede confundir, pero, eso-eso no tiene lógica, digo, soy un humano, de carne y hueso, yo no necesito comer carne humana, para nada, no soy un demonio. Yo no soy un demonio.

— No digo que seas un demonio, pero no un cualquiera puede usar la técnica lunar, ni un humano se asustaría por que le inyecten glicina, en fin, te explicaría más, pero creo que es mejor que lo averigües por tu cuenta.

— ¿Averiguarlo por mi cuenta? ¿A qué se refiere ...?

Baje la mirada y había un trozo de carne parcialmente cocinada en un plato, con algo de sangre escurriendo de esta. Carne, carne humana, solo carne, pero me miraba, no tenía ojos, pero me miraba, no tenía boca, pero me comía, me hablaba y rogaba por auxilio "ayúdame, duele" decía y esas palabras se escabullían por mis oídos, para martirizarlos, para golpearlo y martillarlo.

Sin notarlo con la mano, empecé a dar golpes y golpes, golpes y golpes directos a mi cráneo, a mi rostro, hasta empapar mi mano de sangre, no lo veía, pero lo sentía.

— Imagine que serías débil, pero no tanto— Dijo Kokushibo, dando una pequeña risa, robándome de mis pensamientos.

Bruscamente abrí mis ojos para mirarle directamente, temblando, aunque no sé en qué momento habré empezado a temblar.

— ¿Eh? — Lo único que pude vocalizar

— Sin embargo, no importa cuán débil seas el miedo y la pena mueve a la gente— Habló ya de pie.

Antes de que lo note colocó un libro entre mis manos, de tapa roja y blanca, con un titular "El zorro vestido de mujer".

— Te acordarás el demonio que derrotase junto a Muichiro, de seguro quisieras saber más de ella ¿Cierto? Tal vez también quisieras volver a ver a ese muchacho, sé cuánto te tensas cada que se le menciona; aunque no sea el único que llama tu atención ...

— N-No sé por qué querrías que lea esto, ni que coma esa cosa, tampoco por qué dices eso de Muichiro, pero nada de lo que dices tiene sentido, así que no pienses que haré lo que dices— Hablé, ya siendo tajante tratando de mantener la mayor seriedad posible, aunque tengo muy claro que me sonroje gracias a la mención de Muichiro, pero no lo conozco, solo me parece lindo ... Solo eso.

— No des nada por sentado, para cuando termines de leerlo llámame, solo necesitas estar a solas y decir mi nombre, aparecerás en esta misma habitación.

De repente la puerta se abrió y Muichiro se encontraba delante mío.

— ¿____? ¿Qué haces acá?

— ¿Eh?

Volteé mi cabeza para buscar kokushibo, pero ya no estaba, al igual que la pequeña habitación en la que me encontraba, ahora estaba en frente de la mansión Tokito y empapado por una lluvia, que ni sé cuando empezó.

— Entra, si te quedas mucho tiempo debajo de la lluvia te vas a resfriar, pasa-- Exigió cordialmente y con su tranquilidad usual.

Hizo unos movimientos con sus manos e inmediatamente aparecieron sirvientes quienes me entregaron una cobija para secarme y personalmente Muichiro me instalo en una habitación de huéspedes de su gran hogar.

Estoy demasiado confundido, no entiendo nada ¿Qué pasa? ¿Qué se supone que está pasando? ¿Qué debo hacer? Kokushibo me habrá mandado aquí por algo en especifico eso es seguro ¿Qué quiere de mí ahora?

— Pareces algo intranquilo ¿Estas bien? -- Preguntó Muichiro, con amabilidad y una pequeña sonrisa

— Sí, sí, estoy bien, bien, estoy-- Hablé, aunque hiperventilando un poco.

— ¿Puedes respirar bien?

— No, la verdad creo que no-- Dije con la poca fuerza que me quedaba.

— Okey, mírame, primero que nada, mira mis ojos ¿Como son?

— Son ... Verdes ... ¿Azules? ¿Verde azul?

— Sí, algo así ¿Escuchas mi voz? ¿Como es?

— Cómo ... Un suspiro, muy tranquila y baja, suave.

— Bien-- Levantó sus manos— ¿Ves mis manos? Tócalas y dime como son.

Acaricié sus pequeñas manos y palmas.

— Son, ásperas y callosas, se nota como trabajas con la espada.

— Ujum, lo sé ...—espero un pequeño rato y dio un suspiro— ¿Te sientes mejor?

— Sí, un poco, bueno, al menos ya no estoy hiperventilando, eso es bueno, gracias.

— Eso está bien, espérame un rato, te traeré algo de té caliente, te ayudará a dormir.

Muichiro se fue de la habitación y no sé qué habrá hecho, pero me sentí más calmado, es realmente amable, al inicio era tan diferente, pero ahora actúa como si se preocupará por mí ... No, nonono, deja de pensar en eso, él solo es cordial, ay, soy muy débil a los chicos así de lindos. Por otro lado y pensando en algo más importante, no sé qué haré con el libro que me dio Kokushibo, no sé qué busque, ni cual sea su intención con todo esto, pero no lo va a conseguir.

— Revisa tu bolsillo antes de decir cosas tan tajantes— Habló una voz interna en mi cabeza, la misma de kokushibo.

¿Eh?

— Solo aceptaré tu visita si es que has leído ese libro, no te creas tan inteligente, mocoso.

¿Mi bolsillo? ¡UME!

¡Ume! ¡UME! Ume está en mi bolsillo, ya no está, se la llevo ¿Qué hago? Por dios se la llevo, no hago nada bien, ni para cuidar su cuerpo soy bueno, no merezco ser padres de ella. No puede ser, no puede ser ¿Ahora que hago? No quiero leer esta porquería, pero Ume, no la puedo dejar así, no la quiero dejar así. Mierda, soy tan tonto, soy un inepto.

— Acá están los tés, son verdes, no sé si te gusten.

Antes de haberlo notado Muichiro entró por la puerta y me vio en mi desesperación dando vueltas.

— ____ ¿Qué pas-

Antes de que termine la oración lo tome de los hombros y se le resbalaron ambos tés.

Sin dejarlo terminar la oración lo tomé de los hombros, con fuerza, empujándolo conta la pared, cosa que hizo que los tés se resbalaran de sus manos.

— ¿¡En verdad soy tan malo!?

— ¿Malo? No, para nada ¿Qué cosas dices?—Titubeó.

— ¿¡Consideras que soy un asqueroso!? ¿¡Crees que todo lo que pasó es mi culpa?!

— No eres asqueroso y ¿Cómo que todo lo que pasó? ¿Qué pasó? Si te refieres a lo de tu última misión, no lo creo ¿Por qué? ¿Alguien te dijo lo contrario?

Se veía asustado, tal vez lo habré estado tomando muy fuerte de los hombros o mi expresión es demasiado desgarradora no lo sé, pero finalmente caí rendido en su hombro, sollozando, viéndome miserable, por lo que él con sus brazos rodeo mi torso, dándome un cálido abrazo, que al instante correspondí.

— No merezco nada, ni ser cazador de demonios ni nada de lo bueno que me haya pasado.

— ¿Qué dices? Hasta cuando alguien te trata mal eres muy amable y no pierdes los estribos, necesitas descansar un poco.

Tomó mi cabeza con amabilidad y me empezó a dar pequeños golpecitos cariñosos. Estábamos demasiado cerca, podía sentir su respiración en mi hombro y el roce de los uniformes de ambos.

— Todo va a estar bie-

Lo besé.

No se preocupen si no les gusta Muichiro, porque no va a ser el único con el que el prota va a tener algo, la historia da para más.

En cuanto al horario de publicación trataré que sea los viernes por la noche ewe, entre 8 a 10 u 11 maso menos, en fin, miaaaau.