Unos pocos tragos


Unos pocos tragos...

Soy un buen bebedor, de los mejores, pero incluso yo puedo embriagarme si llevo más de cinco horas bebiendo, literalmente no ha habido un puto momento en donde en mi mano no se encuentre un vaso con licor, estoy seguro de que eso equivale a un par de botellas o algo así para mí solo.

Así que me mantengo con la espalda recargada de la pared para no estar inestable ni caerme, lo ojos entrecerrados porque me pesan y...Sonriendo. Mi subconsciente me recuerda que no soy un tipo que viva riendo ni mostrando los dientes al mundo, pero mi borrachera me impide borrar la sonrisa. Lo odio.

Veo a Livia acercarse a mí con pasos lentos, se ve cansada, creo que quiere irse a dormir, pero no quiere desperdiciar su tiempo conmigo porque pronto se irán, específicamente mañana.

Mi sonrisa crece cuando su mano va a mi mejilla y eso la hace reír, lo que me trae alegría porque entonces se ve un poco feliz y eso es bueno, muy bueno.

—Qué raro es verte sonreír así, Moritz —Ahora su mano se apoya sobre mi hombro—, aunque también es inquietante, es cómo entrar a un mundo paralelo. No sé, me causa gracia, pero es perturbador.

—No puedo dejar de sonreír.

— ¿No? —Se ríe de nuevo y sacudo la cabeza en negación.

—Te ves raro —dice Lorenz llegando hasta nosotros—. Es gracioso verte sonreír durante tanto tiempo como si fueses feliz o conocieras esa emoción.

—Imbécil —Le digo.

—Tu insulto pierde fuerza si te mantienes sonriendo así —Se ríe mientras con sus dedos Livia intenta bajarme las comisuras de los labios para que deje de sonreír—. En serio, detente.

—No puedo.

—Qué miedo —finge estremecerse.

Livia termina con su lucha con las comisuras de mi boca cuando se da cuenta de que es inútil.

—Bueno, es tarde y mañana debemos tomar un vuelo en la tarde, quisiera intentar dormir —anuncia ella—. Y supongo que mañana se limpiará todo el desastre —asiente hacia las botellas en el suelo junto a confeti y otras tantas cosas que han caído—. Descansa, Moritz, me alegra que la pasaras bien en tu despedida.

Se acerca para darme un abrazo, siendo tan cálida y reconfortante cómo lo ha sido siempre incluso después de todo su dolor. Lorenz y yo la vemos antes de evaluar la sala en donde Fabienne se encuentra dormida en el sofá junto a Niklas que está leyendo algún libro de anatomía y Dietmar está jugando cartas con Caden o tal vez le enseña a cómo contar cartas, estafar, engañar, ya sabes, todas esas cosas que en primer lugar lo hicieron un objetivo a destruir dentro un casino.

Livia le da un pellizco en la mejilla a Lorenz que le toma la mano y se la besa con una sonrisa.

—Descansa, Liv, ten los duces sueños que yo no puedo tenerlos porque me muero —Le pide y rio.

—Bueno, al menos hiciste reír a Moritz versión borracha —Es lo que dice nuestra hermana mayor antes de acercarse a Fabienne y despertarla de forma sutil.

Poco después ambas se están alejando para irse a descansar y yo por alguna razón, de la que culparé al alcohol, me siento en el suelo junto a Lorenz con la espalda recargada de la pared y las piernas extendidas frente a mí.

— ¿Estás ansioso por volver? —Me pregunta sin pretensiones o reproches.

—Sí, pero no porque quiera dejarlos, solo porque extraño muchas cosas y personas —Finalmente soy capaz de dejar de sonreír...Tanto—. Estoy ansioso y nervioso.

—Bueno, aprovecharé a esta Moritz hablador —Se acerca más— ¿Por qué estás nervioso?

—Me he ido muchísimo tiempo, demasiado. Siento que será cómo volver a empezar —Me rio de forma breve—. ¿Sabías que el día que tomé ese jet privado para volver dejé colgado a unos alumnos bastante brutos que iban a recuperar su nota? Me cabrea saber que alguien que no soy yo pudo haber calificado a esas bestias, a veces respondían unas cosas que no tenían ningún sentido.

— ¿Qué clase de profesor eres?

—El que quiere que aprendan, no quiero que memoricen para que me repitan cómo loros, quiero que aprendan e interpreten lo que leen, que lo analicen y se formen opiniones. La historia narra hechos que ya están, que sucedieron y para sentirla o explicarla no necesitas inventar.

»Si repites lo olvidarás en dos semanas o tal vez menos, si lo analizas habrán elementos inesperados que te harán recordarlos durante mucho tiempo.

—Historia del arte ¿Cierto? —Asiento—. Eres un profesor maldito, puedo intuirlo.

—Malditamente bueno.

—Seguro —Se ríe—, malditamente bueno, pero maldito.

»Pero en serio, Moritz, te fuiste más allá de un año, no es cómo si hubiese sido un siglo en donde hayamos avanzado o el Reino Unido tuviese una nueva Reina en tu ausencia, esa vieja no se morirá aun.

— ¡Dios salve a la Reina! —digo con burla y Lorenz ríe.

—La cosa es que detén el drama sobre los cambios y de todas maneras, si muchas cosas han cambiado en tu ausencia tienes una buena capacidad para adaptarte, lo has demostrado.

—No lo entiendes, Lo.

—Entonces puedes explicármelo, hermano mayor.

Suspiro y me paso una mano por la barba, odio estar hablando tanto y desprecio no poder detenerme ¡Maldito alcohol!

—Cuando me fui era este respetado profesor universitario, también era éste pintor aclamado que llenaba galerías y hacía que las personas se mataran por conseguir un pase privado a una exhibición de sus mierdas —Sonrío de costado—. Me conocía, aunque no quisiera, cada detalle de lo que pasaba en la vida de mis mejores amigos y las cosas que pasaban en sus familias. Frecuentaba lugares, tenía la comodidad de mi casa, lugares concretos en los que me gustaba pintar y tenía a mi loro...

—Ah, el encantador Gring —Se ríe—. Es un maldito, pero muy divertido.

—Es inteligente de una manera que impresiona, siempre aprende algo nuevo, lastimosamente suele ser algo ofensivo —Me rio—. Y la tenía a ella.

— ¿A Va...?

—Por favor no digas su nombre, no me gusta decirlo aquí. Me da miedo.

—Te da miedo... —repite—. Pocas cosas en esta vida te dan miedo.

—Que ella sea lastimada de cualquier forma, pero sobre todo por mí, es uno de mis miedos más grandes.

»Ella es...Lo es todo —Hago una ademán con la mano intentado abarcar un círculo y eso lo hace reír—. Es en serio, pequeño puto, tal vez desconozca lo que es estar enamorado y pensar que una persona puede llenar tu cama de la misma manera en la que llena tus pensamientos y el órgano inservible que bombea sangre y late en tu pecho.

—Entonces ¿Solo follas a lo vainilla y misionero en una cama?

Giro el rostro para verlo al rostro con los ojos a medio cerrar y entonces me rio de este pobre estúpido ingenuo del romance. Lo malo de ser un pequeño cínico del romance es que crees que lo sabes todo y cuando te enamoras, te caes de culo. Hablo desde la experiencia.

—Me das risa, Lorenz —Su sonrisa vacila ante mis palabras—. Porque aquí estás, haciendo bromas sobre el hecho de que amo a una mujer que me llena en todos los sentidos, creyéndote un listillo y súper poderoso del sexo porque follas a quién sea cuándo quieras y en las posiciones que deseas, eso es divertido y está bien que lo goces, pero ¿Sabes?

»Eres un maldito ingenuo qué pensará que el mundo está ardiendo en fuego cuando entiendas de lo que hablo —Palmeo de manera torpe su brazo—. Escucha bien las palabras de tu hermano mayor: enamorarse es la peor maldición que puede existir en la misma medida en la que es la más dulces de las torturas. Te ciega, te vuelve tonto, saca a relucir lo mejor y a veces lo peor de ti, te quita el sueño, te hace actuar de formas extrañas, pero sobre todo te hace decirte "odio esta maldita emoción, pero me alegro de sentirla."

Lorenz simplemente me ve, creo que más que sorprendido de lo que puede ser esa cosa llamada amor, está impactado de que sea yo quien le hable de ello. Lo sé, a mí también me sorprende, pero de nuevo: culpemos al alcohol.

— ¡Joder! Qué bueno que me cayó bien, porque creo que estás atrapado con ella para siempre, solo escúchate, resulta que tienes sentimientos y emociones más allá del desprecio, fastidio y la molestia.

—Sin embargo, deja de pensar que todo estará bien solo porque vuelvo, no es tan fácil.

— ¡Pero ¿Qué rayos pasa contigo?! Todo lo que dices es que no es fácil.

—Para alguien que labora en el mundo del crimen me sorprende que te sorprenda que te diga que nada es fácil.

—Precisamente porque vivo en esto te digo que las cosas son difíciles, pero no imposibles y me estás enfadando con toda esta cosa de "no lo entiendes" "es difícil". Amas a esa mujer, eras feliz con ella, tienes no solo una sino dos profesiones exitosas. Tienes cientos de miles de libras en tu cuenta.

—Millones —corrijo—. Por las pinturas y todo lo de...La familia.

Mi aclaratoria lo hace parpadear varias veces y yo sonrío.

—De acuerdo, millones, somos ricos —asiente antes de retomar su discurso—. No estás enfermo, tienes unos hermanos que matarían por ti, literalmente, y personas en Londres que te aman. Tienes los genes, mírate, si eres todo un hombre guapo —Me palmea la mejilla con más fuerza de la necesaria—. Sabes disparar y acuchillar...

— ¿Cómo es que esto último es algo bueno?

—Lo es, lo es totalmente —asegura con firmeza—. Tienes herramientas para lograr lo que te propongas, pero decir "no es tan fácil" no te lo hará sencillo, así que deja esa horrible actitud y enderézate que todos sabemos que eres un hijo de puta con un talento para el liderazgo increíble, un mandón irremediable que le gustan las cosas a su manera.

»Irás a Londres, hablarás con tu agente para que ordene toda tu mierda y sepan que el descanso del súper pinto austriaco terminó. Pintarás en todos los lugares esos que dices y con todo lo que has vivido este último tiempo tendrás para pintar muchas cosas increíbles —Enarco una ceja y sonríe—. Irás a tu universidad, inventarás alguna excusa y si no funciona le recuerdas que eres un profesor increíble que puede encontrar trabajo en cualquier otra universidad o...

— ¿O?

—Siempre puedes pagar —Su sonrisa se vuelve ladeada—. No sería un delito tan grave, aunque sería raro pagar por un puesto de trabajo...Espera ¿Por qué estás trabajando de profesor si acabas de admitir que tienes un montón de dinero en tu cuenta? ¿Y cómo no estás saliendo en una revista cómo uno de los millonarios guapos del año o algo así?

—No tenía que ver los lamentables rostros de mis estudiantes, era en línea y me gusta la historia del arte, me gusta creer que meto algo en sus cerebros, hay demasiado malos profesores ocupando lugares que no deberían y sobre la revista... Anónimo, recuerda.

— ¿Por qué anónimo?

—Porque no me gustan las personas, no me gusta compartir mi aire. Solo quiero pintar no a personas alabándome incluso si mi trabajo no les gusta. Me divierto cuando me catalogan de inculto o inadecuado en las exhibiciones de mis propias obras por usar ropa "inadecuada". También soy anónimo porque me cuidaba el culo, han pasado años, pero hay que admitir que hay algo de familiaridad física entre todos nosotros.

—Sí, somos hermosos y estamos buenos.

Eso me hace reír y él también lo hace mientras me paso una mano por el cabello para despejarlo de mi rostro.

—Puede que sea difícil volver de nuevo a tu vida y asimilar los cambios que puedan haber, pero puedes con esos y más ¿Sabes por qué, hermano mayor?

—Seguramente lo sé.

—Seguramente —afirma con diversión—, pero déjame decirlo.

—De acuerdo.

—Porque cuando eras un niño creciste entre un sistema horrible y opresor lleno de castigos que ningún niño debería vivir, porque fuiste al infierno y saliste de él con determinación de sobrevivir, luchaste fuerte por no caer y lo lograste. Hiciste una vida estupenda desde cero, conseguiste personas que te aman y a las que amas. Viniste con nosotros, nos protegiste, peleaste a nuestro lado, no juzgas ni condenas y llevas el apellido con el que naciste de manera feroz incluso si no es de manera legal.

»Tienes una cantidad de ferocidad en ti que se alimenta de la oscuridad que sabes controlar y eres determinado, es algo que está en todos nosotros, luchas y no te rindes. No hay obstáculos, Moritz, para ti no lo hay.

— ¿Y si hay alguien más?

Su sonrisa se vuelve oscura.

—Se la robas, le recuerdas que nadie será cómo tú, qué nadie la pintará cómo tú, que nadie la pensará y amará cómo tú.

—Eso no suena correcto —Le sonrío.

—A veces es aceptable portarnos mal.

—No es un buen consejo —Me rio—, pero lo tendré en cuenta.

—De igual manera tienes que tener alguna sorpresa inesperada que te haga ganar puntos, algo que no le hayas dado, que desee mucho, que la haga no odiarte demasiado en caso de que lo haga.

Me paso las manos por el rostro reflexionando sobre ello. No suelo hablar mucho y no digo mucha mierda sobre mis sentimientos, ni siquiera a Valerie, por lo que técnicamente hay mucho que no le he dicho o con lo que no he sido tan expresivo. Hablo poco de mis sentimientos, pero cuando lo he hecho quiero creer que no ha sido tan malo.

—Tal vez el secreto o el motivo —susurro.

— ¿De qué?

—De mi arte —Volteo a verlo—. No me gusta hablar de ello, pero por ella lo haría.

—Entones tendremos esa as bajo la manga. Ahora ¿Qué tal irnos a dormir? Parece que debes descansar tu borrachera y yo analizar ciertos asuntos antes de viajar.

Asiento viéndolo ponerse de pie y luego aceptando la mano que extiende hacia mí. Niklas apenas nos da un asentimiento mientras continúa leyendo su libro, no sé cuándo Dietmar y Caden se han ido.

—Déjalo —dice Lorenz sobre Niklas mientras subimos las escaleras—. Está aprendiendo seguramente una nueva forma de dar dolor.

—Qué bonito aprendizaje —No puedo evitar decir.

—Él es muy...Sangriento, está bien que aprenda un poco sobre puntos específicos porque para ser un hombre que odia ensuciarse, hace derramar demasiada sangre y ocasiona demasiados desastres de cosas que deberían ir conectadas o dentro del cuerpo.

— ¿No te asquea o te asusta? ¿No te paraliza? ¿No tienes pesadillas?

—No sé si quieras escuchar la respuesta —dice deteniéndose en la puerta de su habitación.

— ¿No te has dado cuenta de que no me asusta quién eres?

Me ve fijamente a los ojos cómo si buscara algo, verificando que no miento y luego se mete las manos en los bolsillos delanteros del pantalón.

—No me asquea, no me asusta, tampoco me paralizo y cuando tengo pesadillas no es sobre lo que hice o hago —Admite.

»Quiero vivir, quiero que mis hermanos vivan y para hacerlo debemos cuidar este imperio que viene desde antes de nosotros, para eso tengo que eliminar cualquier amenaza y ¿Sabes algo? Puedo lidiar con la mierda que hago y con el hecho de que no somos buenas personas, pero fuera de la familia no soporto el tipo de persona que no se limita a actuar en contra de personas que viven en esta vida, hay quienes lo llevan a personas inocentes y eso me enoja, la gente así debe morir ¿No lo crees?

Abro la boca y por un momento creo que diré "sí", pero la cierro de inmediato.

—A mí me gusta el poder, Moritz, y queremos más —Sonríe casi de una manera recatada cómo si se disculpara— y cuando le hago daño a la gente que me enoja la verdad es que me siento bien y cuando veo a Niklas hacerlo y liberar a ese demonio dentro de él solo lamento que haga tanto desastre —Se encoge de hombros—. Está muy claro que no me iré al cielo, por eso mientras viva gozaré de unos buenos momentos de paraíso y cuando vaya al infierno, me encargaré de también tener poder mientras ardo.

Asiento con lentitud y pienso en las palabras de Caden sobre Lorenz siendo muy peligroso y espeluznante con su actitud confiada y amistosa envolvente, proceso sus palabras y la tranquilidad y diversión dentro de ellas. Claramente algo no está muy bien en él y claramente él lo hace funcionar y se adapta increíblemente bien a este hecho.

Aquí estuve yo, un tiempo atrás, asociando al hombre frente a mí con un pobre ingenuo dentro de la familia equivocada que quería ir a la universidad y resulta que era una de esas facetas, de esas caras que muestra cuando le conviene. Juega con miles de imágenes sobre quién es, pero éste con las manos en los bolsillos, sonrisa de costado y mirada despreocupada que habla sobre poder es realmente mi hermanito.

Acortando la distancia entre nosotros lo tomo por sorpresa cuando lo abrazo, tal vez, con demasiada fuerza.

—Me caes medio bien así que cuídate mucho. No quiero saber las cosas que haces para mantenerte vivo, pero hazlas porque no quiero que mueras ¿De acuerdo? Y de nuevo lo siento.

— ¿Por qué?

—Por tardar tanto en volver a ustedes, prometo que la próxima vez no tomará tanto tiempo.

Me alejo dando un paso hacia atrás y él me ve de manera pensativa.

—Amo a mamá, pero te confesaré algo, hermano mayor —Respira hondo—. Solo hay cinco personas en este mundo por las que daría la vida, por los que haría cualquier cosa sin importarme mi bienestar o supervivencia y tú eres uno de ellos.

»Anton y Helga me trajeron a este mundo, pero mis hermanos lo son todo, son mi vida y creo que esa es la clase de declaración que no todos podrán entender —Sonríe—. Cuando en la escuela pedían que dibujara a mis personas favoritas, no era papá o mamá, eran mis hermanos. De manera morbosa imaginaba a nuestros padres muriendo, pero nunca fui capaz de hacerlo con ustedes.

»Solo hay cinco personas que me escucharán decirle que los ame y eres uno de ellos. Te amo y espero ver tu amargada cara más pronto que tarde. Ahora, ve a descansar ese culo borracho...Hermano mayor.

Asiento y giro, llevándome sus palabras conmigo. Nunca más: nunca los dejaré atrás.



Vuelvo pronto, que estoy terminando el siguiente :*

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