El principio de las despedidas
El principio de las despedidas.
Bueno, podría decir que esto es inesperado, pero no lo es.
Mi vista se desplaza por los globos negros y rojo sangre, la música suena de forma muy baja y hasta el momento solo Fabienne y Dietmar se encuentran aquí, de hecho éste último se encuentra poniendo la última letra de un letrero que no sé qué dice hasta que se baja:
"Feliz viaje, no te mueras." Sí, incluso tiene el punto final.
Admito que no puedo luchar contra la corta risa que emito porque por supuesto que ese sería el emblema de mi fiesta de despedida. Mi reacción parece gustarle a los dos mocosos, ya que ambos me sonríen y luego la menor de todos nosotros se encarga de poner música, lo que me hace fruncir el ceño porque de hecho estaba complacido con el silencio y en lugar de poner música a un volumen normal, cómo lo haría una persona que no desea hacerse explotar los tímpanos, el volumen es tan extremo que estoy seguro de que si las ventanas no estuviesen blindadas, estarían temblando o rompiéndose.
Dietmar me sirve un vaso de ron hasta el tope y me guía hacia una silla de hierro decorada con negro y blanco, pero con alguna loca sustancia simulando ser sangre corriendo por ella, no hace falta decir que es algo perverso, pero ¿Nos sorprende?
No, nos sorprende.
—Entonces ¿Simplemente me quedo sentado aquí? —pregunto enarcando una ceja.
—Simplemente eso, solo siéntate y pon tu mirada gruñona —Me pide Dietmar.
—O puedes ponerte de pie y bailar conmigo —dice Fabienne moviéndose al ritmo de la canción.
—Prefiero quedarme sentado en este trono de sangre —Doy un trago al ron, es impresionantemente bueno— y bájale a la música, es demasiado ruidosa.
— ¿Ruidosa? ¡Es música! —Grita para que pueda escucharla y le sube todavía más.
Doy otro trago, probando si de hecho eso podría hacer todo este ruido más agradable, no funciona, pero disfruto de un buen licor mientras ignoro a Fabienne y veo a Dietmar rellenarme el vaso pese a que solo he dado un par de tragos.
— ¿Quién te dijo que así se sirve el ron? —cuestiono.
—Es el estilo Die para la despedida de su hermano mayor —Deja la botella en la mesa de bocadillos que han montado y regresa hasta mí—. ¿Cuánto se necesita para embriagarte? No te he visto borracho, solo drogado.
Me contengo de la ganas de ponerme agresivo porque si de hecho Dietmar me vio drogado ha sido por aquella vez en Londres, cuando recién aparecía y decidió que ponerme un somnífero en la comida era una opción ideal para tomar mi teléfono y escribirle a Valerie en mi nombre cuando su gran boca reveló o aceleró el proceso de que ella supiera que yo era el anónimo pintor austriaco que tanto admiraba.
El pequeño idiota creía que yo estaba lo suficiente oxidado para pensar al despertarme que mágicamente había tenido un largo sueño, al menos, parece que aprendió a no intentar hacerlo de nuevo. Dietmar a veces tiene ideas que le parecen maravillosas, pero que en realidad no lo son.
Estoy tan sumido recordándome que no debo golpear a mi pequeño hermano que soy sorprendido por un pequeño choque contra mis pies y tal vez si la música no estuviese en nivel aturdidor, hubiese escuchado a los perros ladrar anunciando su llegada, ahora se encuentran dentro de la mansión porque Livia acaba de llegar junto a Caden y los ha hecho entrar.
Alzando a Duquesa Catalina Isabel para dejarla sobre mi regazo, observo detenidamente a mi hermana mayor. Poco a poco se ha ido viendo físicamente más saludable, ha ganado algo de peso de una manera favorecedora, sus ojeras han disminuido un poco y debido a que ha comenzado a maquillarse nuevamente, es capaz de ocultarlas. Pone mucha atención a su vestimenta – pero eso parece ser algo que hacen todos mis hermanos – y hay este aire poderoso e imponente en ella que cada día parece crecer. Cómo pintor que cree que ve más allá de una simple mirada, puedo notar que sus ojos gritan dolor, historia, pasado y angustias, pero también veo determinación de no ser pisada en la vida en la que eligió gobernar, francamente no se ve cómo una oveja o una presa, está por encima de la cadena alimenticia porque está decidida a nunca más dejar que alguien llegue tan lejos para lastimarla.
Me da paz en cierta manera irme sabiendo que mi hermana es más que los pedazos de un dolor indescriptible que ha vivido. Me da sensación de paz porque ella está sufriendo, pero tiene determinación, tiene intenciones de vivir y aunque no reconozco del todo que es lo que quiere de su vida, lo importante es que precisamente lo está intentando.
Desplazo mi mirada a Caden que da un ligero asentimiento en reconocimiento y se ubica con la espalda contra una de las paredes. Creo que hemos ganado una parte significativa de su confianza, pero no es fácil dar la espalda y esperar que no te maten cuando estás siendo cazado cómo un animal por tu papá porque incluso si a Niklas le garantizaron una tregua de manera temporal en la que él no es un objetivo, las cosas siempre serán inciertas...Al menos mientras su papá viva y desee con tanta fuerzas poner las manos sobre él.
Sin embargo hay que darle crédito, Caden Presloo se ha adaptado muy bien a todo esto.
Podría decir que me lamento por él cuando Dietmar se acerca a conversar, pero no lo hago porque parece que están creando algún vinculo de amistad o algo cómo eso, no lo sé, creo que se llevan bien, Dietmar parece empeñado en que se vuelvan un "equipo" y él o le sigue la corriente o realmente está a bordo con la locura.
—Lamento llegar tarde —Me dice Livia y desliza los dedos por la silla decorada en la que me encuentro sentado.
— ¿Tarde? ¿Había una hora establecida para este show?
Veo la hora en el reloj en mi muñeca, apenas son las seis y cuarenta de la tarde, casi temo preguntar a qué hora planean terminarlo. No soy un tipo muy fiestero, por si ellos no se han dado cuenta, pero hago esto por esa cosa llamada "amor fraternal." Vuelvo mi atención a Livia que mira en detalle el lugar en el que me encuentro sentado.
—Bonito trono, hermano —Hace una pequeña mueca que es el indicio de una triste sonrisa.
— ¿Quiere decir eso que no sabías de este asiento?
—No, eso quiere decir que es bonito de una manera siniestra —Ahora la mueca está más cercana a ser una sutil sonrisa—. He ayudado con el diseño, originalmente era la idea de Fabienne, pero le ayudé a mejorar el dibujo de lo que quería para tu trono.
»Así que la hemos mandado a hacer. Imagina a Lorenz diciéndole a uno de esos tipos que ponen o moldean instrumentos de tortura que hiciera esto —Creo escuchar una risa muy leve y baja de su parte—. Imaginarlo me parece divertido.
—Me alegra traerles alegría —Me limito a decir de manera cortante y de nuevo creo escuchar ese sonido bajo que podría ser una risa de su parte.
Bajando la vista encuentro a la bola de pelos demasiado cómoda en mi regazo, voy a extrañarla, pero no me detengo mucho en verla porque vuelvo la mirada arriba encontrando a Lord Foster Spencer dando vueltas alrededor de Fabienne que no deja de bailar con los ojos cerrados mientras el movimiento de sus labios me hace saber que se encuentra cantando pese a que sería imposible escucharla.
Bebo otro poco de ron cuando inesperadamente siento los dedos de Livia en mi cabello, en un primer momento me tenso, pero luego me relajo pese a que no es algo que me gusta que hagan.
Antes Livia solía ser una de esas hermanas molestas que están sobre ti siendo mimosas y cariñosas, pero ahora pese a que inicia el acercamiento varias veces, no es lo mismo. Piensa demasiado antes de tocarnos o hacer alguna caricia llena de cariño y no dura demasiado tiempo.
—Está bastante largo tu cabello ¿Lo cortarás antes de irte? —grita por sobre la música.
Lo llevo a la altura de los hombros, nunca entenderé la rapidez con la que me crece, pero me da igual. He pensado en cortarlo y tal vez lo haga pronto, pero tengo este pensamiento de que de esta manera o al menos con el cabello casi así de largo, Valerie me conoció. En nuestra relación mi cabello siempre se mantuvo más corto que largo y tengo que admitir que me despierta curiosidad que cómo sería su toque ahora debido a que ella es una mujer que siempre perdió sus dedos en mi cabello durante nuestros besos, sexo o por el simple placer de hacerlo.
Estoy sonriendo sin darme cuenta antes de recordar que Livia espera una respuesta de mi parte y que tiene su mirada en mí.
—Quiero ver la reacción de una persona antes de cortarlo —termino por responder, odiando tener que gritar sobre la música y odiando tener que abandonar, por ahora, mis pensamientos sobre Valerie.
Gracias al cielo, la música baja drásticamente un minuto después, pero me doy cuenta de que no es un milagro, se trata de Lorenz que ha llegado y se ha encargado de hacerlo; su llegada hace que hace Duquesa Catalina descienda de mi regazo corriendo hacia él mientras ladra. Él se limita a agacharse para hacerle mimos antes de incorporarse y ver la oscura decoración de la fiesta con una sonrisa.
—Qué perturbador ¡Me encanta! —dice, pero luego está riendo ante el hecho de que Fabienne le saca el dedo medio por haberle bajado a la música.
Lo veo servirse lo que podría ser tequila y luego de beberlo, viene hacia mí sin perder la pequeña sonrisa. Al llegar, desliza una mano por el hierro del asiento dando un silbido estúpido de apreciación.
—Es un buen trabajo, tal vez podríamos luego suministrarle algunos conductos de electricidad o púas para darle un uso mejor en el trabajo cuando amablemente hagamos preguntas a nuestros invitados.
—Perturbador —digo con sequedad sabiendo a qué tipo de invitados y preguntas amables se refiere.
—Creativo —Me corrige guiñándome un ojo.
— ¿En dónde está Nik? —pregunta Livia retirando su mano de mi cabello y tomando la muñeca de Lorenz para evaluar los dígitos e información que arroja su reloj—. Bien hecho, Lo, tus valores están esplendidos.
—Nik está con Gesine en uno de los despachos —Hace una mueca—, espero no estén haciendo cochinadas.
—Eres el que más cochinadas hace —dice Fabienne yendo a controlar la música, cambiando de canción.
—Nadie te pidió tu opinión —se encuentra señalando Lorenz antes de volver su atención a mí—. ¿Pasarás todo el día sentado en tu trono? Está fiesta es aburrida y no te lo tomes personal.
— ¿Cómo podría tomarme personal algo que no planeé? En todo caso, este fracaso sería de ustedes —Le hago saber y abre la boca.
—Pero ¿Qué grosería es esa? —Frunce el ceño—. Eres todo un cabrón cuando te lo propones, mira que te hemos hecho una fiesta de honor y dices algo cómo eso.
—Bueno, no fui quién señaló que esto le parecía aburrido. A mí me parece bien, no me gustan las celebraciones.
—No te gustan muchas cosas básicamente —Me dice y Livia le da un ligero empujón—. Bah, Livia, cómo si mis palabras fuesen una mentira. Éste señor es el rey de los gruñones.
—Al menos soy el rey de algo —Me escucho decir y él frunce el ceño hacia mí.
—Lorenz también es rey —dice Dietmar desde la mesa, tomando una rebanada de pizza— ¡Rey de la promiscuidad!
—No es algo para estar orgulloso, Lorenz —Lo fastidio y su ceño se frunce aún más.
—Enano maldito —Es su respuesta hacia Dietmar—, no soy un promiscuo.
— ¿Solo eres amoroso? —Por supuesto que la menor de todos nosotros se burlaría de él.
—Qué irrespetuosos son esos niños —Le dice Lorenz a Livia—. Deberíamos internarlos para que los disciplinen.
—No lo sé, ellos son encantadores y tan lindos —responde nuestra hermana mayor y sonrío.
—Lindos —rio por lo bajo—. Demonios es lo que son.
— ¡Moritz! —grita Fabienne.
—Demonios irritantes y quejumbrosos —corrijo.
Por supuesto que se quejan, pero los ignoro poniéndome de pie para ir a recargarme mi bebida, porque resulta que me la he bebido toda mientras lidiaba con la música a todo volumen. Mientras me sirvo, le lanzo una mirada a Caden que se mantiene en el mismo lugar.
Soy asocial porque así lo prefiero, porque las personas me irritan y no encuentro satisfactorio crear lazos afectivos con personas que no me interesa conocer, pero si éste chico tenía alguna vida con personas que legítimamente lo amaban, amigos y un trabajo que le gustaba, tiene que ser una absoluta tortura simplemente permanecer recargado a una pared sin siquiera un teléfono con el que fingir que su vida no ha dado un giro totalmente inesperado.
Así que además de servirme, decido ser bondadoso – cosa inesperada – y prepararle una bebida con vodka, si no le gusta se la echaré encima, quizá eso le parezca hasta gracioso. Doy un sorbo a mi propio trago mientras me dirijo a él y para su fortuna, de hecho, acepta la bebida que le ofrezco.
Me es inevitable no enarcar una ceja cuando se la bebe de un solo trago y sin hacer ninguna mueca pese a que no diluí el licor con mucho jugo de naranja, apenas si tenía una pizca.
—Sabes que no es agua ¿Verdad? —pregunto por si tenía algo de inocencia que yo podía destruir.
—Sonará cliché, pero ¿Qué es un trago de vodka puro cuando has pasado por un montón de quimios y cosas físicamente dolorosas?
—Tiene sentido tu respuesta —Es todo lo que respondo—. Y sí, es cliché.
Se hace un largo silencio al que no le doy importancia. Una de las razones por la que Caden me cae medio bien es que no es ruidoso, no busca tema de conversación forzada entre nosotros y lidia con el hecho de que no quiera hablarle en ocasiones.
—Me gusta que ustedes... —dice, pero se detiene y aprieta los labios.
Bueno, no quería hablar, pero en vista de que pronto me iré supongo que por una vez en mi vida podría voluntariamente participar en una conversación con Caden que tiene pinta de ponerse intensa.
—No soy muy paciente para esperar —Hablo— y ahora tengo que admitir que me intriga la continuación de la frase que dice que te gusta algo sobre esta familia con fines cuestionables.
—Esta familia es diferente, pero tiene algo... —Se calla cómo si reorganizara sus palabras—. Me gusta que pese a que fui demasiado comunicativo sobre mi infancia y la enfermedad que padecí, aquí no soy el tipo que tuvo cáncer, eso da un poco de alivio.
»Para quienes me conocieron con cáncer, soy el niño que sobrevivió y para quienes se enteran luego de conocerme, me dan esa molesta mirada de simpatía —finge estremecerse—. Amo a quienes estuvieron conmigo en ese momento difícil, pero hay otros que solo me ven cómo aquel niño.
»Soy más que un superviviente, soy más que una estadística de superación del cáncer. No quiero que eso sea lo que defina quién es Caden Presloo y yo... Me siento incómodo cuando quieren decirme lo grande que soy por sobrevivir o lo impresionados que están, me molesta.
Lo miro de pies a cabeza y eso parece cabrearlo un poco, lo que me resulta un poco divertido, pero que también me da igual.
—Pues mira, si te soy sincero no sabría que el cáncer casi te lleva de no ser porque lo dijiste, tampoco tienes cara de enfermo y llevas la suficiente tinta con el fin de ocultar cada posible cicatriz que haya quedado en ti, que casi pareciera que no hay registro.
—No llevo tatuajes por eso...
Le doy una larga mirada y desvía los ojos porque he tocado algún punto sensible en el que no tenía interés, no es que esa haya sido mi intención.
—No hay nada de malo en querer cubrir las marcas que no me gustan y más cuando es con algo que me apasiona. Mis tatuajes son más que eso.
—No te pido explicaciones, señalaba un hecho —Me encojo de hombros— y volviendo a tus lamentos...
—No son lamentos.
—No encontrarás que mis hermanos y yo te veamos con simpatía por haber tenido una infancia de mierda, porque nosotros tampoco la tuvimos fácil.
»Aquí todos hemos pasado por momentos jodidos, algunos más de una vez, incluso la niña mimada —asiento hacia Fabienne— ha tenido su parte justa, porque nadie que crezca o viva en este entorno queda intacto.
Pienso en la declaración que me dijo Jan, ese imbécil que no me desagrada del todo, sobre que amar a un Schwarzenberg es cómo una maldición, no lo veo alejado de la realidad, solo hay que ver el infierno emocional que Valerie Evans ha atravesado por haberse enamorado de mí.
—Mis hermanos jamás te verán con lástima, primero porque desconocen de tal emoción incluso Livia y segundo porque tu supervivencia para ellos significa respeto, enfrentaste dolores diferentes a los que hemos vivido, pero fue una batalla y aquí estás.
»Aquí nunca serás el niño que tuvo cáncer incluso si Niklas te molesta llamándote niño con cáncer, no serás tu enfermedad, eres simplemente Caden, el chico que han acogido y al que Niklas no quiere matar.
—Importante recalcar que no me quiere matar —dice con ironía—, suficiente tengo con ese maldito alemán que ahora quiere ser un padre malvado.
»Me jodió la vida. No estuvo cuando lo necesitamos y apareció para acabar con mi familia y destruirme. Luché tanto por mi vida y quería hacer cosas que no incluían una vida en Austria en donde aprender a sobrevivir y defenderme es vital.
—Pareciera que hay mucho más que eso molestándote y no es que quiera que me lo cuentes, solo hago una acotación.
No le pregunté, pero igual habla y yo...No soy su puto terapeuta, pero en lugar de irme y dejarlo hablando solo, tengo un gesto de cortesía al quedarme.
—Estar aquí...No está tan mal.
Leo entre líneas porque me recuerda a mí. Pase casi toda mi vida negando esta parte de mí, alegando que no me gustaba estar aquí, pero con un profundo sentimiento de que este también había sido un hogar o al menos lo es cuando estoy con mis hermanos, cuando hablo mi lengua materna, cuando pienso en estrategias o logísticas de las que pensé nunca haría uso. Mi mente luchó durante años contra la idea de asociarme a esto, a este lugar, esta Organización, esta vida y ahora entiendo que la razón de esa lucha se debía a la existencia de Luhanne, la falta de una paternidad mejor por parte de Anton, el pasado doloroso que siempre he querido olvidar y la profunda culpa de que una parte de mí, y no es pequeña, está arraigada a este lugar.
Me voy, estaré en Londres y volveré a mi hogar, pero una parte de mí siempre será Moritz, no creo que alguna vez pueda volver a ocultarlo e ignorar su existencia.
Por alguna razón Caden despierta en mí una empatía que desconocía, tal vez sea que me identifico un poco con él o que me da algo de ¿Pesar? Ver las circunstancias que lo trajeron aquí. Tiene un caparazón duro, pero ha pasado por demasiado, le han quitado elecciones, han querido volverlo un peón, pero es lo suficiente fuerte para sobrevivir. Puede que no lleve nuestra sangre, pero me ha sorprendido darme cuenta, al igual que mis hermanos, de que tiene mucho de los Schwarzenberg en él y tal vez esa sea la razón por la que Niklas es algo más con él, por la que quiere protegerlo y respaldado, por la que lo deja vivir en esta mansión. Incluso mi mamá, con algo de reservas y sus extrañas maneras de actuar, lo trata...Diferente a como lo es con otros.
—No sientas culpa, Caden. Todos tenemos algo oscuro en nosotros, solo que algunos lo tenemos en mayores cantidades —Bueno no sé si lo que le estoy diciendo es mierda, pero él me escucha—. La sociedad tiene reglas y un arco moral sobre el que debemos vivir o se supone esas son las reglas. Esos arquetipos morales generan conflictos cuando te encuentras en este tipo de situaciones en donde lo que definitivamente nos dicen que es condenable y que no está bien, no se siente o se ve tan mal y comienzas a justificarle, a encontrarle sentido.
»Mis hermanos e incluso yo, no somos buenos. Decir Rätsel en Austria y otros países tiene un impacto, esta familia vive en el Crimen Organizado, sin embargo, milagrosamente hay algo bueno en los miembros de esta familia o al menos en ellos —Veo hacia mis cuatro hermanos e incluso casi sonrío notando que Fabienne sigue bailando—. Te cuestionas por qué no sientes horror o rechazo hacia esta vida, por qué comienzas a sentirte tan cómodo, por qué sientes que podrías haber nacido para esto que se siente tan natural cómo respirar. "¿Por qué no estoy corriendo horrorizado y no lo condeno?"
»Y sí, está mal, lo ideal sería irse corriendo que es básicamente lo que hago en este momento —Vuelvo la vista a él—, pero ¿Sabes qué pasa con la sociedad de mierda? Que tiene reglas que parecen estar hechas para romperlas, que el sistema judicial es asqueroso en la mayoría de los países y que a veces incluso sin unirte al juego el sistema no te protege, te joden y luego no saben cómo darte respuesta porque está corrompido.
»Existen muchas personas buenas u honorables en su trabajo, pero en cada cosecha hay al menos un par de manzanas podridas que te venderán, te dañarán y no te protegerán. Entonces, te daré un consejo que no me estás pidiendo y qué tampoco sé por qué te lo digo...
—De acuerdo —debe de estar sorprendido de que le haya hablado en tantas oraciones, francamente también lo estoy.
—Llega hasta donde te sientas cómodo, no te tortures pensando en por qué esto no te escandaliza. Sobrevive, adáptate, no dejes que te jodan, mantén las partes de ti que te hacen quién eres y no te culpes por estar aquí, por acoplarte y sentirte parte de algo que te hace sentir en casa.
»Tal vez has elegido una familia sin darte cuenta y esa familia también parece haberte elegido a ti. No creo que lo que te esté diciendo sea correcto, pero decirte algo cursi cómo: "se fiel, no caigas en esta vida" sería condenarte a que termines en una bolsa para cadáveres o disuelto en ácido, porque ya lo dijo Lorenz una vez: jodes o te joden —Tomo un respiro—. Sobrevive, Caden y si en el proceso descubres partes de ti que nunca esperaste encontrar o sacar a la luz, no te asustes, porque el mundo en una gran circunferencia llena de corrupción en la que cada quien esconde sus trapos sucios mientras juzga al que lleva su oscuridad a plena luz.
» ¿Estar mal matar? Sí ¿El tráfico es malo? Claro, pero ¿Seguirá existiendo? Por supuesto —Doy un largo trago a mi bebida hasta acabarlo—. Con Niklas al menos tienes algo que ninguno de ellos tuvieron: elección.
— ¿De qué tipo?
—Elección de qué tanto quieres ensuciarte las manos, hasta dónde quieres llegar, elección de irte o quedarte al final. Él es cruel, desequilibrado y hay algo realmente mal en su cabeza, pero tiene un sentido retorcido de lo que es justo con quienes le agradan.
— ¿Crees que Niklas es el que más me asusta? —Me sorprende con una risa corta y ve hacia Lorenz—. Él da más miedo o al menos a mí me pone los nervios de punta.
»Sonriente, relajado, amigable hasta el punto en el que no te das cuenta que se lo dices todo y en donde bajas tanto la guardia que no te das cuenta cuándo ataca —Regresa la mirada a mí—. Lorenz es peligroso y creo que lo subestiman, no cometeré ese error.
Ladeo la cabeza de manera pensativa porque incluso yo mismo bajé la guardia con Lorenz para ser tomado por sorpresa con su tipo de maldad y crueldad, sin duda alguna es muy engañoso con la personalidad que maneja. Mientras Niklas tiene su reputación y ese aire siniestro y desequilibrado viviendo debajo de la ironía y frialdad, Lorenz es todo color y vida engañosa envolviéndote sin que te des cuenta.
Pero ¿No son todos mis hermanos un peligro significativo habitando en el mundo? ¿No lo soy yo?
—Sí, mis hermanos son peligrosos en diferentes maneras.
—Tus hermanos... —repite.
—Sí, estoy seguro de que lo sabías, pero fingías que no, de la misma manera en la que sé que no te atreverás a decir nada. Te has vuelto tan parte de esto sin darte cuenta que ya ni siquiera se te pasa por la cabeza cometer traición, no por miedo a represalias porque creo que le perdiste miedo a la muerte —Me paso una mano por la barba tardando en continuar—, lo haces por lealtad. Sin darte cuenta le tienes lealtad a la familia que te hizo parte de ellos.
Lord Foster Spencer ladra y cuando alzo la vista lo encuentro yendo hacia Niklas que de hecho viene con nuestra madre. Ese perro es el verdadero protegido de Niklas. Mi mirada se encuentra con la de mamá y ella me da una sonrisa temblorosa a la que respondo con un asentimiento.
Ella y yo estamos en un buen lugar, la amo y siempre lo haré, pero es difícil que seamos la madre e hijo que ella desea porque ese lazo lo construí con mi abuela y porque siento que la distancia física nos hizo una emocional que ha sido muy difícil de eliminar. No soy un hombre fácil e incluso cuando lo intento, simplemente no logro que conectemos de la manera en la que ella lo desea, me hace sentir un poco culpable, pero no lo suficiente porque sé que no es mi culpa. Yo me fui y aunque ella se quedó y entiendo todas las razones, me hubiese gustado algún tipo de acercamiento que no ameritara de mis idas de una vez al año.
Durante años la vi pocas veces al ser obligado a viajar una vez al año a Austria y al cumplir los dieciocho...Ni siquiera la veía todos los años, tal vez lo hice unas seis veces durante todo ese tiempo, quizá menos y siempre la extrañé y aunque me consuela saber que también me extrañara y que me ama, eso no quema ni elimina nuestra distancia. Soy capaz de abrazarla, camino con ella por el jardín, comemos juntos y nos decimos que nos amamos, pero no es lo mismo y siento que nunca lo será.
Y es una lástima, es doloroso, porque durante años he visto la manera en la que las madres de mis amigos son con ellos e incluso he sido receptor de sus cariños maternales lo que hizo más difícil vivir con el hecho de que mamá y yo no seríamos así nunca.
Antes de que pueda dedicarle más pensamientos al tema, Niklas se acerca a nosotros mientras mamá va hacia Dietmar que le sonríe, supongo que él siempre será un niño de mamá y no es algo que alguno vaya a reprocharle cuando por fortuna, él y Fabienne han tenido una madre que los cuidó, mimó y estuvo para ellos al crecer tanto cómo pudo o mientras no estaban internados, ella ha estado para ellos más de lo que estuvo para sus primeros cuatro hijos.
— ¿Te dan celos? —pregunta Niklas llegando hasta nosotros.
Su pregunta me hace darme cuenta de que dejé demasiado tiempo la mirada en mamá y Dietmar sonriéndose.
—No —respondo con sequedad, diciendo con una palabra más de lo que me gustaría, sin embargo, Niklas no habla al respecto.
—Me dijiste que querías trabajo —Se dirige ahora a Caden dándole una larga mirada — y siento que ir cobrando, torturando o asesinando no es el tipo de trabajo que me pedías... Tendrás uno, ya me he decidido, pero te lo digo después.
» ¿Por qué no estás en tu famoso trono, Moritz? —Ahora su atención está en mí—. Parece perturbadoramente bonito y fue caro, bastante caro, es calidad.
—No esperaba menos de ti en cuanto a costo —murmuro viendo mi vaso vacío.
Casi como si lo invocara, Dietmar aparece con una botella y otro vaso. Me recarga la bebida y le sirve a Niklas, el cual ve con curiosidad a nuestro hermano menor.
— ¿Y tú que quieres que actúas cómo un esclavo? —Le pregunta.
— ¿Yo? Nada, solo atiendo por el placer de ser un buen hermano menor.
— ¿Te acuerdas cuando tenías seis años y te caíste en un estanque de agua bastante helado?
—Sí, me salvaste, Nik...Lo hiciste luego de verme unos largos segundos mientras sonreías.
—Estaba pensando que tal vez debí dejarte ahogarte —dice Niklas pensativo—. Es que gritabas mucho y me resultaba tan molesto que preferí sacarte a esperar que la muerte te callara.
—Entonces estaré agradecido con mi fortuna de que quisieras que me callara rápido —finge una risa falsa.
Niklas lo desestima con una mano y da un sorbo a su trago viendo a Fabienne bailar.
—Qué ridícula se ve —comenta.
—No lo hace mal —Esas son las palabras de Caden y Dietmar voltea a verlo—. ¿Qué? No soy un mentiroso.
—No dije que lo hiciera mal, dije que se ve ridícula. Puede hacerlo bien y verse ridícula en el proceso.
—No entiendo cómo sería eso posible —le digo a Niklas y él se encoge de hombros.
No sé por qué repentinamente a mi mente viene la conversación que tuvimos la última vez sobre su primer asesinato y sobre esa chica en Australia que tiene su atención, bueno, he dedicado más de un pensamiento a ese tema, pero siempre termino alejándome para no enredarme en esa red de telaraña. Así que decido que es mejor centrarme en la conversación sobre Fabienne bailando.
—Conozco esa canción —dice Caden pareciendo paralizarse cuando la melodía cambia.
Ladeo la cabeza intentando ubicar la canción al igual que Niklas, pero pese a sonarme conocida no la reconozco y eso tiene sentido cuando recuerdas que no me dedico a escuchar canciones o seguir las tendencias musicales.
—Esa canción es genial —dice Dietmar comenzando a moverse al ritmo.
— ¿De quién es? —pregunta Niklas con fastidio.
Vagamente me pregunto si las personas nos encuentran a nosotros dos un poco parecidos, porque a veces me resulta un auténtico odioso...Pero también lo soy.
—Es BG.5 —responde Dietmar—. Grupo británico, tipos súper amados, discos, bla bla bla, éxito, bla bla bla, premios...
»A Fabienne les encanta —asiente hacia nuestra hermana cantando y bailando—. Deberías conseguirlos para su cumpleaños.
— ¿Me crees MTV patrocinando mis súper dulces dieciséis? —pregunta Niklas.
—Ah, pero sabes de qué iba el programa si los mencionas —comento y él aprieta los labios.
Caden no habla, simplemente parece absorber la canción, está paralizado y en un principio bastante pálido, pero luego está sonrojado y es simplemente extraño mientras cierra los ojos cómo sintiera la canción. Que muchacho tan raro, digno de esta familia.
—Ah —digo cuando la canción casi termina—. BG.5 —asiento—. Los recuerdo, conocí a dos de ellos. Fueron molestos con su alegría y efusividad, pero no desagradables.
En el cumpleaños de Holden Harris, presentador del programa InfoNews y amiguísimo de Valerie, me vi rodeado de dos miembros de la banda con demasiado entusiasmo que me hablaban con demasiada confianza para mi gusto, pero no los odié, quería que se largaran y me dejaran solo, pero no me caían mal. No conozco del todo sus canciones, para el caso, no me sé ningunas, pero no lo hacen mal.
Los ojos de Caden se abren con rapidez mientras me mira de una manera perturbadora que me hace dar un asentimiento y alejarme porque no me apetece presenciar ninguna rareza o tener que darle algún otro consejo mientras desnuda su alma.
Estoy dirigiéndome a mi "trono", pero la vida me castiga haciendo que Fabienne alcance mi mano y exija que baile con ella. Es de esa manera cómo termino de pie con los brazos cruzados mientras ella da vueltas a mi alrededor cantando y sonriendo, transmite alegría y me llena de una calidez que finalmente me hace sonreírle.
Luego de muchísimos años vi a mi hermanita, la niña que había dejado siendo muy pequeña. Nuestro reencuentro no fue dulce, ella me había visto cómo un desconocido y con tanto reproche, estaba recelosa sobre dejarme acércame, sobre mostrarme algún tipo de afecto y aunque luego me aceptó, había mucha cautela porque supongo que le parecía un desconocido.
Cuando fui enviado a Londres a los trece años para comenzar una nueva vida y dejar atrás mi horrible pasado, abandonar a mis hermanos no se vio cómo una traición y tampoco me importó demasiado porque quería protegerme, cuidarme, estaba desesperado por vencer mis sombras y algún tipo de oportunidad de otra vida. Incluso con el transcurso de los años, no pensé demasiado en ello, fui lo suficiente cínico cómo para mantener una escasa y horrible relación con Niklas y un silencio con mis otros hermanos, si acaso vería un par de veces a Livia y por su propio interés, no por mi iniciativa.
Puedo recordar a Niklas llamándome para hablarme sobre su boda y lo tensa que fue la conversación, la manera en la que dije algo sobre que estuviese muerto y cómo me resentía. Me avergüenza pensar en cuánto silencio mantuve con mis hermanos y aunque la boda de Niklas con Gesine me parecía un atentico error, la verdad es que ese evento fue precisamente el que logró conectarnos una vez más, en años no habíamos estado juntos en un mismo lugar. Si Dietmar no hubiese salvado a esa chica llamada Layla y asesinado a aquella basura de Beck, nunca hubiese viajado a Londres intentando refugiarse, nunca lo hubiese acogido de mala gana y en consecuencia Lorenz no habría ido por él, haciéndome viajar poco después a Austria.
De una manera perversa, cosas horribles y oscuras hicieron que nos reencontráramos y que ahora tengamos esta estrecha relación, cómo si los años de mi ausencia nunca hubiesen pasado, cómo si Livia no hubiese estado años viviendo en Italia siendo restringida de su familia, cómo si Dietmar y Fabienne no hubiesen pasado una parte significativa de sus vidas en un internado en Alemania. Este último año se ha sentido cómo una oportunidad de vivir juntos muchos momentos que antes no pudimos, ni siquiera cuando éramos unos niños asustadizos aprendiendo a vivir en esta familia.
Y Fabienne, la niña que me vio con ojos molestos y resentidos, ahora es ésta niña sonriéndome y viéndome con un amor fraternal que me trae paz y deshace muchos de los nudos de mi interior.
Cuando la música cambia a una más suave y pausada, parece que ella irá a cambiarla, pero la detengo atrayéndola y tomando una de sus manos en la mía, sus ojos se abren con sorpresa, pero no pierde el tiempo llevando un brazo alrededor de mi hombro, dibujando en su rostro una gran sonrisa llena de diversión mientras nos balanceamos de manera suave al ritmo de la música.
—Pensé que no viviría el día en el que mi hermano mayor bailaría a gusto conmigo.
—No te la creas tanto.
—Sí que me la creeré bastante, porque esto parecía algo imposible —poco a poco su sonrisa disminuye—. Voy a extrañarte, siento que un año fue un parpadeo. Pasé tantos años sin ti que ahora me da miedo no verte nunca más.
—Volverás a verme, lo prometo —No parece muy confiada de mis palabras—. Lamento mucho mi ausencia en tantos años, nada podrá compensar el no haber estado mientras crecías, el haberme vuelto un extraño, pero nunca más seré ese hermano. Incluso a la distancia sabrás de mí, porque no te abandonaré, no quiero perderte y no vas a perderme.
»Te seguiré viendo crecer y ser ésta engreída persona con unas habilidades increíbles con armas blancas, seguirás siendo mi molesta hermana menor y yo seguiré siendo...Tu Moritz. Eso no cambiará.
—Me salvaste la vida esa noche, has hecho tanto por mí. Incluso si te hago enloquecer me permites estar a tu lado con conversaciones unilaterales, me regalaste una bonita pintura para mi habitación y me dijiste que nunca dejara que nadie callara mi voz. También apoyas el control que quiero tener sobre mi vida, me respetas y agradezco eso.
—Eres una engreída fastidiosa, pero también una buena chica en cierta manera —Le doy una pequeña sonrisa—. Igualmente eres una malcriada pretenciosa derrochadora de dinero.
Eso último la hace reír y luego se libera de mi mano y me envuelve la cintura con sus brazos, enterrando su rostro en mi pecho.
—Te extraño mucho.
—Pero si aún no me he ido, mocosa.
—Pero ya te extraño —dice y tengo que aceptar que eso me conmueve mientras enredo mis brazos a su alrededor—. Te amo.
Se hace un largo silencio y alza la vista. Por supuesto que no tiene ni una sola lágrima porque en todo este tiempo que llevo aquí, ni siquiera frente a las situaciones difíciles, he visto a Fabienne llorar.
Se siente pequeña y frágil entre mis brazos, pero ella es todo lo contrario. Es de las personas más fuertes y con determinación que conozco.
—Te amo —repite y le sonrío.
—Me caes bien —Me limito a decir.
Me golpea el brazo con fuerza y luego ríe abrazándome de nuevo. Alzo la vista sonriendo y me encuentro con la mirada de Livia, ella me da una sonrisa que no llega a sus ojos, pero no es una mueca y eso me da esperanza.
No me he ido y ya los extraño.
Espero se encuentren bien❤
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Espero les guste.
Un beso.
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