El hermano mayor
El hermano mayor.
Julio, 2017.
— ¿Por qué te gusta pintar y dibujar?
No volteo a ver a Niklas, en su lugar mantengo el ceño fruncido hacia el lienzo, es una mierda lo que pinté, una mierda colorida inservible que me cabrea ver ¿Así que qué hago? La arrojo al suelo sin importarme mancharlo, ese pobre suelo que ha de odiarme por toda la cantidad de pintura que he dejado en el los últimos meses.
—Estás dañando el suelo, quieres que sea igual de barato que tú.
—Barato tus pelotas —Le digo aun sin verlo instalando un lienzo en blanco para frustrarme de nuevo.
—No soy barato, valgo mucho.
— ¿Quién dice eso?
—Yo y debido a que mi opinión es la única que me importa, desecho la tuya.
— ¿Qué quieres, Niklas? —pregunto con un suspiro cansado sabiendo que no va a irse de inmediato.
—Te hice una pregunta ¿Por qué te gusta pintar o dibujar?
Todas las preguntas referentes a mi "arte"" siempre tocan una maldita fibra sensible dentro de mí. No me gusta hablar de lo que siento, no porque quiera fingir ser un tipo duro, solo no me gusta exponerme porque odio estar vulnerable. Cuando estoy vulnerable me siento atrapado en ese horrible lugar en dónde no podía defenderme y cualquiera podía hacerme daño.
Incluso hablarlo con Valerie, con quien he sido más honesto, suponía un esfuerzo porque puedo confiar plenamente en pocas personas, pero hablar sobre lo que siento, los gritos de esta alma maltratada y la manera en la que parece que al pintar grito todo, no es algo con lo que me sienta particularmente cómodo así que opto por darle a Niklas una verdad a medias.
—Cuando pinto dejo ir muchas cosas... —digo de manera ambigua sin verlo todavía—, es una manera de comunicarme, además Anton y Luhanne odiaban mis "mariconerías" sobre pintar y dibujar, era un hermoso jódete para darles cuando decidí usar el apellido.
—Eres bueno mintiendo, pero puedo darme cuenta de que hay más.
Volteo a verlo en el momento exacto para no perderme que camina hacia el lienzo desechado en el suelo, se le queda viendo con la cabeza ladeada.
—Y sobre papá y el viejo... —Hace una pausa—Ambos están muertos... ¡Maldición! Cuánto odio que Luhanne esté muerto, es agradable, pero me molesta haber perdido la oportunidad de matarlo —Suspira agachándose para ver el cuadro olvidado, me incomoda que lo vea tan de cerca—. ¿Por qué tratas a esta pintura cómo basura?
—Porque es mierda, una mierda.
—Qué interesante, no sabía que así se apreciaba el arte —dice incorporándose y dirigiéndome una larga mirada—. Esto es importante para ti ¿Verdad? No tienes que fingir, de hecho me da envidia.
Enarco una ceja con sorpresa mientras camina hacia mí y ve el lienzo en blanco.
—Tienes un arte que te apasiona, incluso si lo desacreditas llamándolo mierda, todavía tienes un talento que otros admiran. No todos pueden hacer arte, incluso yo sé eso.
—Tú cantas.
Su entrecejo se frunce demasiado mientras me ve con desconcierto y desagrado lo que me tiene rodando los ojos porque es una verdad. De pequeño si a Niklas le gustaba demasiado una canción – pocas veces sucedía – la cantaría sin darse cuenta con una voz que todos sus hermanos envidiarían, Luhanne lo mandaría a callar y Anton solo lo miraría con curiosidad. Luego del secuestro nunca más se escuchó cantar, pero esa voz que mamá llamaba celestial debe de estar en algún lugar oculto entre tanta oscuridad.
—Qué asco, yo no hago eso. Es una niñería del pasado.
No respondo, lo que hace que todo se quede en silencio porque ninguno de los dos dice palabra alguna, pero en última instancia decido preguntar algo.
— ¿Por qué Gesine ha venido más de una vez?
La he esquivado dos veces desde aquella vez en el salón de "entrenemos sin matarnos" cómo lo llama Lorenz, apenas dice mi nombre me doy la vuelta e ignoro su llamado ¿Qué podemos hablar? Somos un pasado lejano al que no volteo a ver y la última vez que estuvimos a solas fue antes de su no boda, cuando de hecho intentó besarme y luego actúo con normalidad frente a su prometido: Niklas.
No logro identificar si ella es una piedra entre nosotros o solo un color opaco de fondo. Ni siquiera sé qué papel juega actualmente en la vida de Niklas.
—Tal vez viene porque no se le olvida la dirección de esta mansión —Inclina ligeramente la cabeza al responderme— o tal vez sea porque hace un tonto juego de "soy la novia de Niklas."
— ¿De qué hablas?
—Gesine solo tiene a su mamá, un inservible medio hermano y muchos viejos codiciándola para exhibir —Se encoge de hombros—. Le gusto y entiende que no le puedo dar mi tiempo. La dejo decir que es mi novia, aunque ambos sabemos que no lo es, para que nadie la lastime y porque no estoy interesado en romance o esa tontería.
»A cambio ella no me estorba, no te menciona y no me agobia. No es mi novia, pero a ella le gusta decir que lo es para espantar a los pervertidos o evitar que su hermano la comprometa con alguno. No es algo que me esté molestando en este momento, así que la dejo hacerlo mientras no me joda los negocios o esta existencia vacía que llamamos vida.
— ¿Por qué ella quiere hablar conmigo?
— ¿Por qué le gusta la atención? ¿Desea un intenso triángulo amoroso entre hermanos? ¿Quiere que peleemos por ella cómo algún juguete codiciado? ¿Te ama? ¿Le gustas? La verdad no lo sé y poco me importa, pero ambos sabremos que no parará hasta que le des una intensa mirada de desprecio que pareces tener registrada.
Siento su mirada sobre mí y debido a que no está hablando, giro para encontrarme con sus ojos y saber qué demonios quiere ahora.
— ¿Mamá habló contigo?
— ¿Hoy? —Asiente— No, no lo ha hecho ¿Por qué? Seguro me dice más de lo mismo, que no quiere que me vaya —Lo último suena con sequedad.
»Un año es demasiado, incluso si le envié esa carta, mi novia o ex no sabe nada de mí. Mi loro me olvidará y mis amigos avanzan. No poder escribirles o contactarlos es una mierda, quiero ir a casa.
—Pero es un año en donde no levantas sospechas, en donde cualquiera deuda queda saldada, donde todos están a salvos y cuando vuelvas será definitivo. Irás a tu casa.
Lo sé y la promesa de que es finalizando diciembre que podré irme me tiene queriendo desear que los mese vuelen. Siempre destacaré el tiempo que paso con mis hermanos, pero volver a Londres ya se siente cómo una necesidad y este lugar me hace daño. Algunas veces tengo pesadillas basadas en recuerdos y otras en escenas aterradoras que supongo representan algunos miedos. Ahora soy este hombre que parece vivir alerta y entiendo más sobre la vida criminal de lo que debería.
—Quiero ser para ustedes su hermano, pero incluso estando aquí, sé que mi vida es en Londres y no porque los odio, sabes que me caen medio bien.
—Afortunadamente —dice con ironía—. Tú también me agradas, si soy honesto.
Eso me hace sonreír un poco y él me devuelve el gesto.
—Me has dicho que naciste para esta vida y que no la dejarías, Niklas, siento lo mismo sobre ser un simple pintor y profesor de historia del arte.
— ¿Simple pintor? Las pinturas que llamas mierdas están valoradas en miles de libras y en ocasiones millones, que molesto y desagradable eres fingiendo modestia.
»Qué asco los que fingen que no les gusta tener dinero para verse humildes, los maldigo.
— ¿Qué pasa contigo y eso de ir maldiciendo a las personas?
—Me divierte, las personas son muy tontas y creyentes. Cuando le dices "te maldigo" o "maldito tú y tu familia" se cagan y estremecen cómo si fueses algún Dios desatando caos. Es un buen entretenimiento.
—Tal vez se trata de que cuando maldices, generalmente haces sufrir a esa persona...
—Uhmm, no lo pensé de esa forma.
—Me alegra haber puesto la idea en ti, hermanito.
—En fin, sigue con tu mierda, lo que quería saber es si mamá había hablado contigo...
—Si es sobre algo especial, no, no ha hablado conmigo.
—Uhm no creo que te guste mucho lo que te dirá, pero será interesante ver tu reacción, me avisas si la empiezas a odiar o algo cómo eso.
— ¿De qué hablas? —Ahora me siento en estado de alarma por toda esta premisa que me está dando.
—Le prometí que le daría dos semanas para que te lo dijera ella o te lo diría yo, veamos quién te da las lamentables noticas... Al menos no ha sido mi error ni mi culpa.
Y con tal intriga, el enloquecedor desgraciado sale de mi habitación dejándome una sensación amarga sobre lo que sea que mi madre, asfixiándome, vaya a decirme. En este momento no tengo la paciencia ni bondad para aguantar la mierda de nadie y temo por lo que sea que mi madre vaya a decirme y mi posible reacción.
Antes era un malhumorado gruñón que odiaba compartir su aire, lo sigo siendo, pero súmale el hecho de que parece que todo me molesta más y que tengo demasiado cabreo que quiero drenar. Eso no dará buenos resultados.
No quiero volverme un loco agresivo. Salgo muy poco de esta mansión por discreción y porque así lo quiero, no estoy aquí para hacer turismo y no hay nada que quiera ver de nuevo en Austria, estoy en una fase en donde siento un profundo rechazo por todo, casi parecería un odioso berrinchudo, pero me justifico diciendo que esto ha sido demasiado; pasé de años de mantenerme al margen de esta vida a disparar, sobrevivir luego de explosiones de granadas y realizar logísticas para mi hermano, alias, jefe de una organización criminal, es que me resulta hasta absurdo pensarlo.
— ¿Moritz o Edmun? ¿Quién carajos soy? —pregunto con la mirada en el lienzo en blanco.
Porque sé que quiero ser Edmun, pero ni siquiera quiero pensar en quién en realidad podría ser con ese tinte de oscuridad difuso y complejo que habita en mi interior y que mientras más tiempo paso aquí, más emerge.
***
¿Cómo terminé sosteniendo un arma una vez más? Esa es una interesante pregunta.
La primera vez que sostuve un arma tenía nueve años, las manos me temblaban y tenía a Anton agachado detrás de mí indicándome, sorprendentemente con paciencia, cómo debía tomarla y cómo apuntar. Hay algo retorcido sobre el hecho de que fuese paciente y amable mientras me explicaba sobre armas a una edad tan temprana. Es incluso más perturbador pensar en lo agradecido que estaba de que fuese mi padre, comportándose amable, en lugar de mi abuelo que me aterraba.
Con el tiempo he de admitir que lo sabía todo sobre un arma, de hecho, al ser secuestrado, cuando me apuntaban era muy consciente de todas las maneras en las que podrían dispararme sin matarme, calibres y la velocidad a la que la bala me impactaría. Todo eso se quedó conmigo.
Parece extraño que recuerde todo sobre ello cómo si se tratara de volver a manejar bicicleta luego de años. Pese a que la última vez que había sostenido un arma en fue a los trece años, casi catorce, me sorprendió que cuando la sostuve en el encuentro con los italianos, estuviese familiarizado con el agarre y posterior a ello, cuando le disparé a Mauricio, mi puntería fue exacta. Un talento o una maldición, no lo sé, pero el conocimiento está latente.
Así que ahora, al lado de Fabienne, la veo disparar primero a uno de los maniquíes en el estómago ella resopla frustrada y me dice que es mi turno, agradezco el silenciador cuando doy tres disparos en una rápida sucesión: uno en cada pierna y luego en el centro de la cabeza.
—Moritz... Pensé que no asesinaste a Maurizzio con tu disparo por mala puntería, pero...Eres tan bueno cómo los demás —Volteo a verla y del asombro pasa al disgusto—. ¡Genial! Soy la única que aún tiene una puntería de mierda.
—Una bala en el estómago puede reventar órganos y tienes otras maneras de asesinar a tu víctima, no eres mala.
Me doy cuenta de mis palabras, estoy asumiendo y aceptando la realidad de que en verdad ella puede verse en algún momento en la obligación de disparar y no puedo censurarlo, porque precisamente por haber aprendido con nuestros hermanos, fue que Livia actúo en aquella noche de la granada. Fabienne necesita estar lo más preparada que pueda para este mundo si en el donde crecerá.
Cuando nos reencontramos los seis el año pasado, todos parecían tener sus reservas sobre esta vida, todo mezclado con el desprecio a Luhanne y sus maneras de llevar el poder, pero ahora que el viejo no, está todos parecen en paz y calma sobre vivir dentro de este mundo, con el apoyo incondicional a Niklas. Ninguno habla de salir o que esto no sea lo que quieren, lo asumen y me atrevería a decir que lo disfrutan ¿Así se siente el poder? Porque aunque Niklas esté al mando, ellos están a su lado para las decisiones.
Livia no es una simple mujer adorno, Niklas le dio confianza, poder y liderazgo algo que la vieja escuela nunca hubiese puesto en manos de una mujer. Fabienne está siendo entrenada y educada para saber defenderse, para saber de negocios, para ser alguien y no una joven hermosa que intercambiar con el fin de hacer las paces entre organizaciones o familias. Lo tiempos están cambiando y con ello la percepción de mis hermanos sobre esta vida y una parte de mí se siente reconfortado porque, entonces, egoístamente me digo que esta vez están eligiendo y que lo prefieren, incluso Dietmar. Porque tengo la ligera sensación de que el mocoso no tiene planes de volver conmigo, no lo menciona y cada vez lo veo más y más instalado en esta vida.
Una vez me dijo que Londres era genial, pero Austria era su hogar, no quise escucharlo por la absurda y arrogante idea de "lo estoy ayudando a tener una nueva vida", pero tal vez el problema de Dietmar no era la familia, eran las formas y el método. Niklas no lo obligaría a quitar vidas, pero le daría misiones o trabajos que exploten las cualidades invaluables en otras áreas que lo alimentan y le encantan, Dietmar ama sus dones y no renunciar a ello, mantenerse al lado de los demás, ganar montones de dinero para sus gustos caros y mantenerse en Austria o con libertad de movilidad con seguridad, suena increíble según su percepción.
Dietmar no volverá y ni siquiera necesitamos conversarlo, ambos lo tenemos muy claro, sin embargo, me gustaría que me lo dijera porque hasta no escucharlo en voz alta no lo creeré.
—Al menos soy mortal con los cuchillos —dice mi pequeña hermana trayéndome de nuevo a la conversación.
Para probar su punto, toma un juego de cuchillos y arroja tres de ellos en puntos letales en cada maniquí, lo hace con precisión y rapidez. Impresionante.
—Moritz —dice la voz de Gesine desde la puerta y un cuchillo aterriza a un lado de su cabeza en el marco de la puerta.
El sonido del cuchillo cayendo al suelo llena el lugar antes de que un sonido medio grito venga de la invitada no deseada, Fabienne ríe por lo bajo mientras susurra un "qué asustadiza" seguido de un "qué maldita buena puntería."
— ¡¿Qué se supone qué haces?! —Le grita Gesine a mi hermana, entrando al lugar.
—Me preparo para ser más que una mujer bonita —responde Fabienne con una mano en la cintura—. No quiero pertenecer a una familia poderosa sin saber de los negocios, quiero protegerme y estar atenta a atacar a cualquiera que quiera lastimarme.
»Tengo que saber protegerme sin ayuda de mis hermanos, tener fuerza y seguir siendo absurdamente inteligente. Se puede ser hermosa y estar buena sin ser una inútil ¿Sabías? —Le da una falsa sonrisa—. No quiero ser tú.
—No sabes nada de lo que dices, Fabienne ni de mi vida.
—Lo único fatal en tu vida es que te mataron a tu papito.
Veo el tenso intercambio en silencio porque este no es mi asunto, pero Fabienne tiene un punto. Pese a que su padre trabajaba para esta organización al igual que lo hace actualmente su hermano, Gesine nunca ha sido expuesta a un daño. Colegios privados, fiestas reconocidas, vida en sociedad, amigos importantes, eventos sociales y muchísimo dinero, eso es todo lo que ella ha tenido. Además, sé con certeza que su papá la mimaba, nunca le levantó la mano o la voz, fue criada cómo una princesa a la que le hicieron creer que tenía derecho a tener todo lo que quisiera sin ganárselo. De joven ignoré estas cosas, pero cómo adulto me alegro de haber esquivado esa bala, espero Niklas también lo haga.
Genuinamente me alegro de que nunca haya padecido las partes horrendas de este estilo de vida; no fue secuestrada, violada o abusada de cualquier manera sexual, no han atentado con su vida, no ha tocado un arma, nunca le han dado o ha dado una golpiza, nunca se ha ensuciado las manos de sangre, nunca ha tenido que sobrevivir porque siempre ha podido vivir. Da un poco de envidia ver cuán fácil parece poder tener una vida normal dentro de este mundo y tal vez de ahí inició la animosidad por parte de Fabienne.
Sin embargo, debo hacer a un lado mi cinismo y reconocer que tal vez haya algún daño interior, que tal vez incluso bajo todas esas circunstancias tiene derecho a sentirse infeliz, inconforme o tener algún sufrimiento del que desconozcamos, es solo que ese no es mi asunto y lo hago a un lado porque decido que no me importa.
—Los pervertidos quieren y exigen que mi hermano me case con uno de ellos —dice Gesine a Fabienne.
— ¿Y? Luhanne me quería prometer básicamente desde que nací a bastardos, búscate una excusa mejor para ser una mártir —Bufa mi hermana—. Además, todos sabemos que estás usando a Niklas para salir de eso y también sabemos que tu hermano jamás te daría cómo un costal de papas.
»Eres falsa y mentirosa y estás equivocada si crees que Nik te compra el disfraz —Le sonríe—. Ten cuidado, Gesine, no eres la que manipula, solo eres una pieza con poca utilidad.
Diciendo eso, Fabienne se va dejándome a solas con Gesine. Ella ve el arma en mis manos y luego de vuelta a mi rostro.
—Hablemos, Moritz.
— ¿Qué tanto puedes querer decirme y qué tanto crees que quiera escuchar?
No me responde y doy el suspiro más teatral de mi vida para que sea consciente de cuán infeliz me hace este intercambio. Haciendo acopio de las palabras de Niklas hace unos días, sé que ella no parará y prefiero arrancármela cómo una tirita de una vez y evitar que esté sobre mí, pero está bastante claro que esa conversación no la tendremos en un lugar lleno de armas y cuchillos por lo que le indico que salgamos y cierro la puerta con seguro detrás de mí.
Me molesta un poco la libertad con la que camina por la casa y parece estarme guiando, cómo si tuviera algún derecho genuino sobre esto. Terminamos en una de las salas de estar y viendo que no tomaré asiento, tampoco lo hace.
— ¿Por qué me evitas?
— ¿Por qué no quiero hablar contigo? —Me rasco la barba—. Pensé que eso era bastante obvio.
— ¿Qué te hice para merecer tu desprecio?
—No te desprecio, eso conlleva demasiados sentimientos. Simplemente me niego a participar en cualquier escenita en donde intentes besarme de nuevo o crear malentendidos con mi hermano.
—Solías amarme.
—Hace más de una década y si lo analizas, básicamente fui inculcado para amarte cuando nos comprometieron y amaba la idea de estar comprometido con una amiga que suponía conocía, estaba deslumbrado por ti. Estaba enamorado de la idea, tal vez no de ti.
—Eso es cruel.
—No soy conocido por ser dulce —Me encojo de hombros—. Si quieres evitarte lo amargo, entonces no me busques. No sé qué esperabas de esta conversación.
—Te amé y la única razón por la que no me fui contigo fue porque no podías darme la vida que me merecía.
—Muchas gracias por eso, el divorcio habría salido bastante caro.
— ¡Deja de jugar! Soy seria sobre mis palabras.
—Yo también lo soy.
—Juegas a ser este tipo duro, pero ni siquiera pudiste tomar el mando de tu familia. No tienes el coraje ni valentía.
Me resulta odioso y depreciable que hable de una situación de la que nada sabe y más cuando su vida ha sido tan privilegiada.
—Te ves estúpida opinando de un mundo del que no sabes nada. Si lo que buscas es una reacción de mi parte, estás perdiendo tu tiempo.
Ella se acerca a mí, demasiado y cuando su mano sube con la intención de tocarme le tomo la muñeca procurando no lastimarla.
— ¿A qué juegas? Quieres que Niklas ceda ante ti y te dé todo, pero también quieres jugar con su hermano ¿Crees que ese es un buen movimiento?
—Niklas no me ama, no quiere hacerlo, pero sabe que nadie más lo querría.
No puedo evitar reír mientras libero su mano, la primera risa de esta semana y tal vez la primera carcajada del mes.
—Niklas seguramente es de los desgraciados más deseados de Austria e incluso con su oscuridad, más de una quiere nadar en ella —Mi voz es dura—. Eres reemplazable, no te mientas y en donde escuche que estás diciéndole esa mierda de que nadie más lo querrá...
— ¿Qué harás? —Alza la barbilla desafiándome— ¿Ahora juegas al hermano mayor?
Me inclino hacia ella para que no se pierda ninguna de mis próximas palabras:
—No me conoces, no sabes de lo que soy capaz. Hazle algo a Niklas y no me importará nada ¿Lo entiendes? Tienes razón, no te ama y no es tu novio. Quieres ser una reina, pero él no te escogió y no lo hará —Sonrío—. No importa qué cartas juegues para atraparlo, Niklas siempre irá muy por delante de ti y te dejará atrás, siempre.
— ¿Qué hay de ti? —Avanza, su pecho tocando mi torso—. ¿Me dejarás atrás?
—Yo a ti no te dejé atrás —Retrocedo—. Te dejé enterrada en el pasado de dónde no debes volver.
»Eres una pintura hermosa por fuera que no me dice nada por dentro, no colecciono cuadros para exhibirlos, mucho menos uno vacío.
—Eres demasiado cruel, siempre fui buena contigo.
—Soy un Schwarzenberg, ser cruel es parte de ello. Déjame en paz, no seré amable contigo, no tenemos nada de qué hablar.
—Tu madre dijo que te quedarías.
—Sí, bueno, mi madre también dijo en medio de unas píldoras que Anton y tu padre estaban vivos, pero ya ves, ambos se encuentran siendo comidos por gusanos.
Su boca cuelga abierta ante la crudeza de mis palabras y me encojo de hombros.
—No sé dónde vives, pero ¿Qué pasa si lo descubro y...?
—Te mato, si haces eso, tendré que silenciarte, cariño y no sería bonito —dice Niklas desde la puerta.
¿Cuánto escuchó? No me importa, pero a Gesine parece que sí. Tal vez sí iba a en busca de un triángulo amoroso.
— ¿Por qué vienes tanto a nuestra casa? ¿Qué hay de malo en la tuya? —pregunta Niklas sin moverse de la entrada—¿Tienes algún gusto perverso sobre que mis hermanos sean groseros contigo?
—Livia es amable y vine porque no quiero estar sola.
—Esta casa no es un refugio —Le hago saber y Niklas sonríe.
—Ni una iglesia —agrega—. Ya escuchaste lo que Moritz tenía para decir, no te quiere, lo fastidias y le quitas tiempo ¿Necesitas más aclaratorias?
—Tenemos un trato, Niklas.
La sonrisa de mi hermano se borra y su semblante se torna serio mientras camina con lentitud hasta ella y se inclina lo suficiente para hablarle desde muy cerca.
—No tengo ningún trato contigo, no te prometí ni debo nada. Te dejo armarte el show de nosotros siendo novios porque no interfiere en mis asuntos y me importa poco, pero ponme a prueba o vuelve a decir cosas que no son ciertas y no me importará decir que tú y yo no tenemos nada que ver.
—Tenemos sexo, eso es algo.
—Sexo consensuado y esporádico que no nos ata a nada.
— ¿Por qué te gusta intimidarme? Esto es violencia.
—No, cariño, esto no es violencia ni trato de intimidarte. Este soy yo haciéndote saber que la vida de mis hermanos está por encima, intenta dañar a Moritz y te reencontrarás con tu padre. Soy yo diciéndote que no me vengas con tus juegos o amenazas ¿Nos estamos entendiendo?
—No sé qué clase de juego perverso quieres jugar, pero mantente alejada de mí, Gesine —Le advierto—. No tenemos nada de qué hablar.
—Las malas personas siempre pagan —Es lo que dice pasando de Niklas e yendo a la salida.
—Sí, por eso es que tu papá se quema en el infierno —Se burla Niklas y ella se tensa, pero continúa caminando hasta perderse de nuestra vista.
»Ella será problemas más adelante —dice con fastidio—, puedo intuirlo y solo pensarlo, me molesta.
No opino al respecto y simplemente tomo un profundo respiro porque me agotó toda esta línea de exnovia de hermanos queriéndolos a ambos.
—Tienes razón —dice tras un breve silencio.
— ¿Sobre qué? —pregunto.
—Ella no es mi reina y quedará atrás, siempre quedará atrás.
»No sé si esa reina existe, pero sé que no es Gesine, jamás fue ella... Al menos para mí —dice con burla y entiendo la indirecta.
Suelto un bufido y tropiezo su hombro con el mío y sonríe de costado antes de devolverme el golpe en el hombro.
Gesine está enterrada en el pasado, ni siquiera le hace sombra lo que siento por Valerie Evans. No me importa si quedo cómo un imbécil por compararlas, pero nadie nunca será cómo la niña buena, nadie nunca tendrá tantos colores y arte en su ser cómo ella y nadie nunca será capaz de ser tal obra de arte con el simple hecho de respirar.
Llámalo adoración o admiración, pero también molestamente – por lo cursi – hay que admitir que se trata de amor.
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