Conoce a Rätsel (Parte II)
Conoce a Rätsel (Parte II).
Lorenz.
Austria, diciembre, 2018.
—¡Te odio!
Ante el grito enojado dejo de hacerle una llave en el cuello a Joshua, pero continúo apretando un brazo alrededor de su cuello mientras alzo el rostro para ver a Fabienne en la puerta con su expresión común de malcriada.
—¿Y ahora cuál es la razón de tu odio? —pregunto sin dejar de apretar el cuello de mi víctima.
Joshua golpea la palma de la mano contra el suelo en un gesto de rendición porque esta ronda la gano yo y sonriendo bajo la vista para ver su rostro tornarse de un furioso rojo ante la falta de oxígeno.
—Vas a matarlo —Dice mi hermanita con sequedad entrando al gimnasio.
—No lo mataría, Joshua es amigo ¿Cierto, Joshua?
Su respuesta es golpear un par de veces más el suelo mientras sus labios comienzan a volverse blanquecinos y los ojos se vuelven raros.
—Ah, cierto, así no puedes responder —Lo libero.
—¡Joder! Mierda, Lorenz, podrías matarme un día de estos con tus bromitas —dice en medio de una tos mientras intenta recuperar su respiración.
Joshua es de los pocos con la suficiente familiaridad y confianza para ser tan cercanos, crecimos juntos y a diferencia de mí, su papá pese a ser un asesino frío que nació y creció en Rätsel, ha sido un buen padre cosa que envidio un poco. Anton fue un mal padre, pero una parte de mí lo quiso e incluso me dolió un poco su muerte, pero me dolió más que muriera sin haber sido algún día lo suficiente bueno para que alguno de nosotros no le guardara rencor.
Siento que mis hermanos y yo nos hemos criado entre nosotros porque incluso mamá cuando estaba cuerda y nos daba abrazos, suaves palabras y momentos cálidos, nunca supo qué hacer con tantos hijos que se estaban entrenando para ser unos criminales.
Poniéndome de pie estiro la mano hacia Joshua para ayudarlo a levantarse, pero me la golpea y se mantiene en el suelo.
—Me quedaré unos segundos más aquí recuperando el aire —Ve hacia Fabienne—. Hoy te ves encantadora.
—¿Lo suficiente para llevarme a una cita? —Se entusiasma.
Fabienne tiene que estar soñando con Joshua desde que supo que los chicos además de ser asquerosos también le podrían ser útiles. No importa la charla de eres menor de edad, no le gustas, ha tenido mil novias, ella es persistente incluso cuando sospecho que últimamente mira más hacia otro individuo hospedado en la mansión.
—Hasta ahí no llego, belleza. En otra vida cuando no seamos tan trágicos te llevaré a una cita —Le dice Joshua con una sonrisa.
Le doy una larga mirada porque ya hemos tenido esta conversación sobre ser menos amistoso con la mocosa, pero él lo ve inofensivo, sin embargo en Fabienne no hay nada inofensivo, es mala y calculadora, si ella quisiera realmente podría hacerlo retorcerse y terminar en un altar sin que se dé cuenta apenas ella tenga dieciocho años. Le hago un favor cada vez que le digo que no sea tan agradable y coqueto con ella, pero ¿Me escucha? No y espero nunca se arrepienta.
—Eso dices ahora, pero ya veremos luego —dice ella sonriendo y pasando deliberadamente una mano a la altura de su pecho.
Todo era más fácil cuando estaba cómo una tabla y creía que todos los hombres éramos basura, ahora que hace excepciones es mucho peor y odio admitir que se está haciendo muy buena en el arte de seducción, veo cómo muchos soldados luchan para no caer ante sus avances.
Deteniendo cualquier movimiento que pudiese hacer sobre el ingenuo Joshua, camino hasta ella y la tomo del codo para sacarla del lugar y por supuesto que voltea sonriente.
—Te veo luego, Joshua.
—Deja de hacer eso, tiene novia —Mascullo.
—A la que dejará cómo a todas —resuelve con tranquilidad mientras la hago salir del lugar y caminar colina arriba hacia la mansión.
—Tiene veintiséis años y tú diecisiete.
—Tendré dieciocho en meses.
Detengo la caminata y la tomo de los hombros sacudiéndola, lo que la tiene gritando mi nombre con indignación.
—Deja de ser una mocosa seductora sobre Joshua. No está interesado en ti.
Para cualquiera podría sonar cruel, pero ésta es Fabienne quien también es dura con las palabras y cuya maldad en su sistema la protege. Sonríe con altanería y casi la empujo para que ruede colina abajo.
—Si no es Joshua, será alguien más. No todos te temerán, la única razón por la que no se acercan es por ustedes, pero en el futuro me van a tener tanto miedo que preferirán ceder a mi voluntad que a la de ustedes.
—Gracias al cielo no aspiras a ser Presidenta porque claramente tienes tendencia hacia el autoritarismo —mascullo liberándole los hombros y avanzando.
»¿Por qué es que me odias? —Pregunto finalmente y recibo un golpe en mi espalda que escuece un poco porque ha aprendido cómo poner fuerza y qué puntos golpear—. ¡Joder! ¿Pero por qué hoy estás más insoportable?
—Hiciste que el imbécil de mi escuela cancelará mi cita ¡Niklas me lo dijo!
Maldito Niklas, se lo dijo por la única razón de que sabía que Fabienne sería un puto karma sobre mí. La escucho decirme cómo le arruino sus citas y que solo ella tiene poder de descartarlos. No me queda claro si quiere un novio o está en busca de un lacayo perfecto, pero no está buscando buenos candidatos.
—Ese imbécil por el que te has vuelto un chihuahua rabioso, difundió hace dos meses fotos sexuales de una de tus compañeras de clase.
—¿Lo investigaste?
—Por supuesto que lo hice. Esas fotos que corrieron las difundió él y te sorprendería el material que Die borró de su computadora ¿Es la clase de hombre que quieres en tu vida, Fabienne?
Detesta descubrir que su show fue en vano y que tengo la razón, pero es lo suficiente inteligente para aceptarlo porque ella sabe que nunca le mentiría sobre eso y el berrinche es solo una costumbre porque tampoco me cuestiona lo que hago, tiene conocimiento de que la protegemos.
Lógicamente me asquea la simple idea de que mi hermanita pudiera tener vida sexual y para mí nadie nunca será suficiente bueno para ella porque Fabienne caprichosa o no, posee una inteligencia, carisma y poder destacable de la que dudo alguien se iguale, pero eso no quiere decir que desee cortarle las experiencias o encerrarla, mientras no se embarace o termine con una basura, por mí está más que bien.
—Quiero las pruebas de que fue él —exige.
—¿No me crees?
—Por supuesto que te creo. Quiero las pruebas para hundir a ese maldito bastardo por mi propia cuenta.
—Ah, esa es mi hermanita —Le pellizco la mejilla—. Le diré a Die que te las entregue.
—Bien —Continúo caminando dejándola atrás, pero alcanzo a escuchar sus palabras:
—¿Y ahora a quién le pido una cita? Tendré que evaluar de nuevo a los candidatos.
Y ahí va de nuevo en su búsqueda de un fiel seguidor al que llamar novio.
Llego hasta la casa y camino hacia la cocina principal con Duquesa Catalina Isabel siguiéndome, tomo una botella de agua temperatura ambiente y bebo de ello a la par que reviso las estadísticas en mi reloj para medir en qué estado me encuentro tras casi dos horas y medias de entrenamiento, todo parece controlado con mis niveles.
Siempre he escuchado la diabetes es casi o igual de mala que un cáncer, pero debido a que gozo de medicamentos avanzados la verdad es que más allá de casi morir cuando fue descubierto y cuando Niklas casi me ahoga en un pastel al pillarme comiéndolo a escondidas, he llevado una vida más normal que cualquiera que lo padezca incluso si no hiciéramos chistes de ello ni siquiera recordaría tan seguido que la padezco.
Me dirijo hasta la sala, deteniéndome al escuchar las notas inconfundibles del piano que pensé que duraría toda una vida siendo un adorno o algo que la ocasional visita talentosa tocaría, cabe destacar que en dos años no hemos tenido ninguna visita más allá de Gesine y ella ni siquiera cuenta realmente.
Con la fiel Duquesa Catalina trotando detrás de mí, avanzo hacia el sonido, adentrándome en una de las tantas salas de estar de la mansión y viendo a Niklas sentando en el banco de terciopelo negro, creando música siniestra e inquietante en el majestuoso piano negro.
Tengo que admitir que estoy sorprendido, no ha tocado ese piano desde que tenía al menos unos quince años, pero la destreza con la que sus dedos se mueven sobre las teclas me hace saber que en alguna otra parte tuvo que haberlo hecho.
Por otra parte no sé si preocuparme o dejarlo pasar. Soy una de las personas que más lo conoce, quizá la única, hemos estado juntos, lado a lado, durante años y tengo la certeza de que además de ser hermanos somos grandes amigos de la manera en la que dos tipos que comparten destino pueden serlo. Es por ello que sé que Niklas es cómo un círculo: vive del poder, mata, tortura y trabaja en hacer de Rätsel algo aún más grande y destruir a los Fischer, no es que sea predecible, pero sé cómo funciona y todo el asunto de tocar canciones no sé muy bien donde ubicarlo o si es una alteración.
No llega tan lejos como para cantar, eso no lo ha hecho desde que fue secuestrado hace tantos años y francamente con la pubertad y toda esa mierda, no sé si aún lo tiene en él puesto que su voz cambió.
Sabe que estoy aquí porque siempre está atento, pero no se detiene así que acorto la distancia y recargo la cadera del piano en tanto la canción va en crescendo y sus dedos se mueven con rapidez y agilidad. Es todo un contraste ver cómo las manos que causan tanto dolor y hacen sangrar también pueden reproducir una pieza cómo esta y sin siquiera leer una partitura.
Es increíble ver lo que somos y lo que pudimos haber sido.
En otra vida podríamos estar teniendo algo cómo Moritz, tal vez Niklas sería un aclamado músico y yo alguna mierda prestigiosa en donde pudiese dar uso a mi cerebro, pero no es lo que somos y al final no es lo que elegimos ser. Porque es cierto que nacimos en esta vida y que hemos pasado por cosas muy malas, pero en última instancia cuando Luhanne dejó de respirar sentimos la paz que pensamos solo tendríamos alejados de esta vida. Desde el momento en el que raptamos al viejo las cosas fueron diferentes y nos gustó.
Lo que antes se sentía cómo un castigo comenzó a tener su encantado cuando lo hacíamos bajo nuestros términos, cuando no obedecíamos a Luhanne y el poder era algo en nuestras manos.
Siempre senté que quería ir a la universidad, me aferraba mucho a ese pensamiento y entonces lo conseguí bajo el mando de Niklas: entré queriendo probar una pizca de la normalidad y no me gustó. Me aburrió desde el primer minuto y mientras estaba en un salón de clases escuchando cosas que ya sabía fantaseé sobre lastimar al tipo que Niklas había capturado, supe ese primer día que la normalidad que pensé ansiaba no era para mí, lo odié.
Tras un largo análisis de mí luego de la decepción de la normalidad, descubrí que odiaba los métodos anticuados y desorganizados de Luhanne, que lo que me sucedía era que no sentía lealtad hacia mi abuelo y ni siquiera hacia mi padre, pero en el momento en el que Niklas estuvo en la cima todo lo que pensé es que quería estar a su lado, ser su igual, supe que daría mi vida por este imbécil sin pensarlo y que su mente junto a la mía podrían hacer cosas grandes y aquí estamos:
Sin arrepentimientos, siendo el resultado de nuestras elecciones y supongo que nos gusta. No justificaré lo que hacemos diciendo que somos almas torturadas, Niklas ni siquiera lo hace con base a su cautiverio porque Moritz es un ejemplo de que hay más caminos incluso si aún tiene nuestra oscuridad en él, pero en última instancia nosotros cinco escogimos esto. Livia, Dietmar o Fabienne pudieron optar por un nuevo comienzo con ayuda de Moritz, pero supongo que la sangre llama fuerte y al igual que yo, perciben todo diferente cuando el líder es Niklas.
Nos dicen los locos austriacos porque saben lo que hacemos y eso está bien porque puede que abunde el miedo, pero también lo que a mí más me gusta: el respeto y la confianza. Cuando construyes un imperio con súbditos que te respetan y confían en que eres la solución y el cambio, manejarlos es fácil. Las personas no son difíciles de descifrar, solo tienes que observarlas y ver sus anhelos, lo que quieren escuchar, te conviertes en ello y de repente eres el puto Dios al que quieren servir. El control puede ser tan adictivo cómo el poder y la confianza te da el poder de destruirlos cuando dan un paso en falso o en la dirección equivocada.
Por eso me gusta ser la imagen feliz al lado de Niklas, porque me subestiman, piensan que pueden llegar a mí, que encontrarán piedad y seré su salvación, pero luego simplemente los destruyo sin que lo vieran venir. De pequeño siempre fui así, lo manejaba de diferente manera, pero si nací con este talento ¿Quién soy yo para desperdiciarlo?
—Eso fue tan oscuro cómo tu alma —digo cuando deja de tocar y me da una pequeña sonrisa.
—O cómo la tuya —Me evalúa con la mirada—. Entonces ¿La mocosa no te apuñaló cómo dijo que haría?
—No, sobreviví al berrinche.
—Tiene demasiado temperamento y ese será su peor enemigo —comenta.
—O el mejor, depende de cuándo explote —Le hago saber.
»Así que... —Hago una pausa adrede, sabiendo que lo odia— ¿Por qué tocabas ahora?
—Porque quiero.
Esa es una respuesta universal para tantas cosas que en serio la odio, siempre que puede es lo que dice.
—¿Cuáles son los planes para hoy? —pregunto sabiendo que hoy no dirá más sobre haber tocado el piano.
—Es un día tranquilo, hay que revisar una transacción ilegal, pasarse por la clínica y el laboratorio —Hace una pausa—. Mañana tenemos una reunión en una de las empresas de la que somos socios y una en una de las nuestras.
—¿Cuándo llega Dietmar?
Nuestro hermanito se encuentra en uno de los que han sido sus constantes viajes de semanas o a veces un mes, su propia misión, la primera realmente y lo está haciendo bastante bien.
—Para las festividades, nada cómo celebrar la navidad en familia —Se burla—, pero solo serán pocos días. Está comprometido con lo que está haciendo.
—Tengo que decir que me llena de orgullo —Sonrío pensando en Dietmar—, lo está haciendo bien.
Niklas hace un gesto en acuerdo y se levanta, alisando un pliegue de su camisa antes de darme una mirada.
—El momento se acerca —Me hace saber—. Es cuestión de poco tiempo para que todo en Australia explote, el desenlace me genera curiosidad. Espero todos tengan en claro los resultados que quiero.
Destruir los laboratorios en Australia.
Un significativo número de muertos.
Conseguir tantos conejillos cómo se pueda.
El conejillo número dos bajo ninguna circunstancias puede quedar en mano de los Fischer, en realidad ninguno de ellos, pero si sucediese con Azhar Beckett estoy seguro de que el derramamiento de sangre será colosal para cualquiera que haga que eso sea posible.
Recuperar a todas nuestras anclas en Australia.
Comenzar lo que esperamos sea la guerra final que estoy seguro de que se tratará de una larga batalla llena de sangre durante un muy buen buen tiempo, porque ninguna mafia cae de la noche a la mañana o sin luchar y aunque odie a los Fischer no por nada se han mantenido regentes durante tantas generaciones en las que siempre estuvimos enemistados.
Si lo analizas, Luhanne con sus traiciones y ambiciones fue lo más cercano a una alianza que pudo haber entre las familias, pero el viejo está muerto y nosotros no queremos ninguna alianza ni siquiera un armisticio.
—Tengo mucha curiosidad —digo para molestarlo cómo otras tantas veces—. ¿Qué pasará con ella una vez esté en Austria? ¿La traerás a la mansión y la cortejaras para que te dé besitos de amor?
»¿La "orientarás" —Es lo que dice— con largas folladas y luego tendrás minis Niklas rondando por toda la casa? Me pido estar presente cuando Gesine aparezca y actúe cómo solo ella sabe hacerlo y Azhar —pronuncio su nombre cómo pocas veces lo hago— se vuelva emocional y posiblemente la apuñale.
Todo lo que Niklas hace es darme esa larga mirada antes de comenzar a avanzar hacia la salida y riendo lo sigo. Creo que ni él mismo sabe qué hará cuando todo esté hecho y ella esté en Austria o tal vez lo sabe y no lo comparte.
Estoy preocupado y no porque sienta que se vaya a volver blando o cambiar. A mí lo que me preocupa es que podría tener a una pareja de locos respirándome en la nuca. Vi el vídeo de Azhar Beckett asesinando a sus padres y la vi haciendo muchas más cosas para saber que enfadarla es la cosa más equivocada que alguien pudiese hacer y a mi hermano no le gusta que la lastimen, lo odia, lo que hace que básicamente me preocupe de que alguien lance una mala mirada o mal comentario y termine muerto antes de siquiera alcanzar a decir "ah".
No sé muy bien cómo se siente Niklas, no es que vaya a decirlo, y dudo que esté enamorado pese a mis bromitas, eso es algo muy, pero muy difícil en nosotros. Tal vez tiene un deseo oscuro o alguna puta conexión en camino a ser más; no lo cuestiono, pero así cómo me parece interesante toda la situación también es un poco inquietante. Es demasiada fuerza y locura reunida, pero para mi suerte no planeo matarme con ella y mi radiante personalidad no generará sus deseos de apuñalarme o de que yo la apuñale.
—Llama a Atlas —Ordena Niklas de la nada, lo que me toma por sorpresa.
—¿Por qué? —pregunto.
He viajado una vez más a Australia desde que conocí a quién fue el sujeto número cuatro y hay varias cosas que puedo garantizar:
Lo cabreo.
Disfruto cabrearlo porque el tipo tiene serios deseos de matarme.
También quiero matarlo, pero no puedo y no debo.
Creo que tiene un perverso deseo sobre mí o tal vez sobre hacerme sangrar.
Quiero matarlo casi tanto cómo me pregunto si se divertiría de otras formas.
En conclusión: algún día alguno de los dos sangrará, tal vez ambos, y me preocupa que en el futuro se encuentre en Austria y tengamos que convivir, porque Niklas comienza a confiar en él y le gusta cómo trabaja. Yo no confío tanto, porque cómo ya dije, queremos matarnos...Aunque yo puedo ser más tolerante si me lo propongo, pero estoy 100% de que él no.
—¿Por qué? —pregunto nuevamente cuando no me responde.
Niklas me da una sonrisita y sé lo que me responderá a continuación:
—Porque quiero.
—Un día te arrancaré esas malditas palabras, Niklas —Le aseguro y se encoge de hombros.
—Llámalo para una actualización más concreta sobre número tres y recalcarle una vez más que puede morir, pero preferiría si me deja los honores.
Y se va, dejándome con el ceño fruncido y unas ganas bastante serias de darle un puñetazo, sin embargo, acostumbrado a sus estados de ánimos y con mi despreocupación habitual hago el camino hacia mi habitación, sonriendo cuando paso por el despacho que ha ambientado Livia y en dónde hace un serio trabajo sobre la contabilidad de la Organización con ayuda de un par de personas expertas en ello, entre ellos uno de la vieja generación que sorprendentemente no nos odia a nosotros ni al cambio.
Tomo una ducha, alargándola lo suficiente cuando me masturbo por el simple placer de querer quitarme lo tenso y de alargar el momento de la llamada, pero tras vestirme finalmente la hago para ser ignorado.
Maldito imbécil. Te mataré un día de estos.
Lorenz: responde de inmediato
El mensaje se marca cómo leído y no responde.
Hago un conteo rápido y respiro hondo antes marcar y marcar una y otra vez. Dos pueden jugar este maldito juego y no me cansaré. Cuando me aburro de marcarle llamadas, opto por vídeollamadas una y otra vez, dedico una hora a presionar y presionar hasta que el maldito se rinde y su rostro lleno de desprecio aparece en la pantalla de mi teléfono.
Sonrío, siempre consigo ganar.
Su expresión se recompone a una de indiferencia que tengo que admitir es bastante buena, es difícil de leer, pero soy bueno en ello y sé que está cabreado de mi insistencia, que no quiere hablar conmigo y que odia ser él que haya cedido al contestar.
—¿Qué quieres?
—Hola, Atlas ¿Qué tal todo? —Me burlo.
—Bien, podría estar mejor si no fuese acosado con llamadas que no quiero atender.
—Uhm... —murmuro.
Y aquí comienza la absurda competencia de miradas que siempre sigo porque no me rindo, pero que nunca entiendo por qué inicia. Tal vez le di unas muy malas vibras o quizá se trata de lo que le dije cuando entré a la habitación al conocernos o tal vez es simplemente que está enojado con el puto mundo por todo lo que ha vivido y canaliza su odio en mí, no me ofende, soy muy capaz de lidiar con su odio.
Hay que admitir que él es algo muy bueno para ver, cuando le dije a Niklas que se parecía a esos personajes de mangas era bastante honesto, tiene que gustarle visualmente a todo el que lo conoce aunque resulta intimidante por su irrealismo, estoy seguro de que si no hubiesen experimentado con él su piel no sería tan pálida ni sus ojos tan abismalmente oscuros, pero seguiría siendo atractivo.
—Muy bien, el concurso de miradas es divertido, pero ambos tenemos cosas que hacer...Por separado, claro —Aclaro lo último y aprieta los labios—. Tranquilo, es una llamada corta para una breve actualización del tres y para hacerte saber que Niklas preferiría darle la muerte, pero que no se enoja si muere en el acto cuando todo explote.
—Ese es mío, soy quien lo hará sangrar —Me dice y bueno, le creo, suena con determinación—. Me lo debe.
—Es una mierda confiar en las personas equivocadas ¿Eh? Las traiciones de quienes llegas a querer duelen más que una puñalada o una bala.
Veo el destello de dolor en sus ojos antes de que desaparezca y comience a darme actualizaciones con voz plana. Tengo buena memoria por lo que no necesito tomar anotaciones y tengo que admitir que tiene orden y es bastante claro con lo que dice, no todos saben dar la información precisa sin desviarse, por suerte él lo hace en pocos minutos en los que termino asintiendo.
—De acuerdo, ante cualquier alteración no dudes en comunicarte —Digo, cercano a cortar la comunicación, pero en última instancia sonrío—. Oh y casi lo olvido.
—¿Qué cosa? —pregunta con desconfianza sin saber si tomarme en serio porque estoy sonriendo.
—Te arreglaré la habitación de al lado de la mía por si cuando vienes te sientes solo y te da miedo, no me importa que te metas a mi cama.
Y descubro mi nueva arma contra Atlas: el coqueteo.
Lo toma por sorpresa incluso lo desconcierta y poco después lo odia cuando finaliza la llamada y yo me estoy riendo. Qué divertido es cabrear a ese tipo.
Estoy riendo hasta que múltiples mensajes entrantes me llega poco después.
Andy: tenemos un código aquí
Andy: Esto va a explotar
Andy: ellas pronto van a saberlo
Andy: necesito que uno de ustedes venga
Andy: alto rangos de los Fischer planean venir a comprobarlas y tomarlas
Andy: no tengo detalles aun
Andy: pero algo grande va a suceder
Andy: se aproxima un caos
Andy: no respondas y si algo has de saber llama al carrusel.
Lo que se traduce al código de llamar al teléfono de opción C que maneja. Marco el número de Niklas sabiendo que habrá un ligero cambio de planes y que no le va a gustar.
Mierda.
No se suponía que sería tan pronto y altos rangos yendo a Australia por los conejillos altera muchas cosas.
***
Mayo, 2019.
No debí haber venido a clases, que cosa tan tediosa, pero bueno, en dos meses debería estar terminando cómo el mejor estudiante de la generación. No sé qué haré con mi título universitario, pero supongo que se verá bien en algún lugar de mi habitación o cómo pisapapeles, tal vez incluso lo puedo poner en mi cuenta de Instagram "licenciado" ciertamente se ve mejor que poner criminal.
Todos murmuran sobre el estudiante cerebrito que está por obtener la licenciatura en tres años o poco menos, más cuando dicho estudiante aparece cuando quiere, pero nadie cuestiona mi inteligencia porque he demostrado más de una vez que no soy un tramposo, que aprendo con facilidad por mi cuenta y que solo vengo a presentar exámenes o a ver qué tan divertida puede ser la dichosa vida universitaria que ciertamente he encontrado aburrida.
Siento que la gente universitaria es demasiado infantil o no sé si es que llevo una vida demasiado adulta a mis veintiséis años, pero todo ese asunto de fiestas, rollos y drogas me parece lejano, no es que no me vaya de juerga cuando lo quiero, pero me gustan otros tipos de fiestas que no incluyen dramas estudiantiles. Incluso me siento cómo un estudiante viejo y eso es por culpa de Anton que no me dejo saciar mi curiosidad cuando era un adolescente que pudo haber aplicado desde temprana edad, pero no, él tenía que hacer lo que el viejo Luhanne quisiera.
En cuanto a los ligues, he tenido unas cuantas aventuras con estudiantes, eso ha estado divertido y entretenido, el sexo tiene que ser el mejor placer y a mí me encanta tenerlo mucho e incluso me animo conociendo a tantas personas cómo puedo porque me gusta descifrarlas, algunos son más difíciles que otros. Me parece un reto ganar sus confianzas dándole la versión de mí más conveniente para atraparlos, Dietmar constantemente se queja de que no sabe realmente si me conoce porque me adapto a lo que se espera o más me conviene.
Lo bueno de venir a una de las mejores universidades de Austria es coincidir con hijos de políticos, personas importantes, unas que otras pequeñas casas criminales, futuros criminales e incluso familiares o propias figuras del mundo artístico y he logrado calar y hacerme espacio en cada uno de ellos para cuando sea una carta que pueda usar. Así que esos aspectos son los no aburridos de venir a la universidad cuando lo creo necesario, pero ¿Las clases? ¿Los profesores que no soportan a un estudiante que tiene razón y sabe más que ellos? Me fastidian, eso explica porque estoy luchando contra un bostezo con la vista clavada en el gran reloj en la pared y cuando la aguja más pequeña finalmente se mueve y marca que han pasado cuarenta minutos desde que inició el examen, considero que ya he estado el tiempo suficiente aquí con una prueba que terminé hace veinte minutos.
Le doy una sonrisa de suficiencia a la profesora de cincuenta años que se niega a jubilarse, pasa las noches en algunos casinos y vive arrojando su basura en la calle, también sé que echó de casa a su nieta lesbiana de dieciocho años que está a su cargo desde los doce años tras la muerte de sus padres. Ésta señora tiene la imagen tierna, pero es despiadada y ama reprobar a tantos estudiantes cómo pueda y sé que su sangre hierve por no poder conmigo. Entrego mi prueba sin dejar de sonreír y me inclino para hablarle en voz baja.
—Se equivocó en el ejercicio cuatro, lo corregí, pero tranquila, será nuestro secreto, profesora —Le guiño un ojo—. Oh y saludo le envía Martha.
Ese es el nombre de la nieta que repudió y abandonó y que ahora trabaja en una de nuestras empresas limpias de mensajera, poco le importa, pero se sobresalta de qué yo lo sepa. Salgo del salón de clases y respondo los saludos de personas que conozco y de otras de las que no sé, pero que saben de mí.
Es difícil que no sepas quién es un Schwarzenberg en Austria, es un secreto a voces que somos criminales, pero también una de las familias más influyentes, Anton solía regocijarse al decir que contribuíamos demasiado a la economía del país y aunque era un arrogante, hay que admitir que tan equivocado no estaba. A veces siento que no hay lugar en donde nuestras manos no estén metidas y en donde no alcanzamos se contaminan con la presencia de los Fischer.
Mientras hago mi camino por el extenso Campus hacia el estacionamiento en donde se encuentra mi auto custodiado, porque no quiero ninguna sorpresa bomba, leo los mensajes de mi teléfono. Dos horas es lo que he estado alejado y ya tengo un mensaje de Livia ordenándome que la llame, lo que hago de inmediato.
—¿Algo de lo que alarmarme?
—Necesitas calmar a Niklas antes de que mate a toda Austria.
—¿Muy grave?
—No tanto, pero ya sabes cómo funciona, o drena su ira o dejará cuerpos a su paso y no es algo que esté planeado.
Tarareo y me desvío de mi camino aumentando la velocidad de mis pasos. Hay muchas cosas que no se planean, pero que sabemos que ocurren sobre la marcha cuando Niklas se cabrea y termina haciendo alguna matanza, arruinándole el negocio a alguien o molestando a otros, porque el problema con Niklas es que siempre tiene control, pero cuando siente, siente demasiado y no sabe drenarlo, se desborda y no le importa lo que arrastra en el camino mientras destruye.
Aun puedo recordar el cabreo monumental el pasado enero cuando se cargó encima a seis personas de una manera que ni siquiera pude comprender qué miembros pertenecían a cada cuerpo y sí, debían y merecían morir, pero ¡Mierda! Fue todo un maldito desastre.
—¿En dónde está Niklas? —pregunto cuando Livia termina se explicación.
—En Margareten.
—¿Qué hace? ¿Reza en la Catedral de San Esteban? ¿O está en la Ópera de Viena? —Me burlo— ¡Oh, ya sé! ¿Está viendo si puede comprar el Palacio de Schönbrunn?
—Está por Naschmarkt.
—¿Niklas? ¿En un mercado popular? No tiene sentido, diría que es de muy poca clase y vería a todos con asco.
—Es donde alguno de los Fischer se están reuniendo con aliados —Livia hace una pausa breve—...Santino está ahí —susurra y la conozco lo suficiente para notar el cambio en su voz.
—Mierda.
Santino, uno de los Capos de los De Rosa, específicamente uno de los que trabajó con Maurizzio a las espaldas del Don, Consigliere y el Sottocapo para incursionar en la droga que los Fischer han desarrollado y en cada uno de los planes con los que pretenden hundirnos, pero lo más importante y la razón del tono de voz de Livia: Santino fue uno de ellos, de los que la lastimó, un posible candidato a padre de Ace cómo otros tantos y ahora solo pienso en que si Niklas no lo mata, yo lo haré o tal vez ese es un derecho que tiene nuestra hermana mayor.
—¿Por qué tendría que detener a Niklas? —pregunto con seriedad.
—Porque está solo en territorio enemigo y no puede iniciar una guerra, no ahora. Soy la primera que quiere acabar con esa escoria, Lorenz, pero no así, no en medio de una reunión con gente importante y soldados de los Fischer. Ve por Niklas, ahora.
Tengo duros momentos y maldigo cuando me doy cuenta que tiene razón. Niklas no es inmortal, pero cabreado hace desastres colosales de sangre, pierde la razón cómo una maldita bestia que se libera.
—Lo haré, pero tienes que entender que para este punto ya podría ser demasiado tarde.
—Inténtalo, eres quizá la única persona que puede hacerlo razonar cuando está en modo asesino. Hazlo.
—Cómo ordene, mi general —digo con ironía.
Finalizo la llamada y entro por el estrecho callejón entre la facultad de idiomas y educación, girando rápidamente y arremetiendo contra la persona que me ha estado siguiendo durante días y que cree que no me he dado cuenta.
Es alto, casi tanto como yo, pero mucho más liviano de lo que espero, pero también bastante rápido cuando me patea el costado, sin embargo estoy tan acostumbrado al dolor y tan entrenado que no me inmuto y le doy con el codo en la barbilla, ocasionando que sus dientes raspen su lengua al morderla y comience a sangrar. Tomándolo del cuello le estrello la espalda de la pared y apenas deja escapar un leve sonido. Aprieto los dedos alrededor cuello delgado y otro sonido más claro viene de su parte.
—Espera... ¿Qué? —murmuro en tanto con mi otra mano le quito la capucha.
Se lame la sangre del labio inferior amplio y carnoso en tanto ojos almendrados y rasgados en las esquinas de color marrón tan claros que parece dorados me miran de manera hostil, no con miedo o angustia, solo desafiante y cabreada porque acabo de estampar contra una pared y casi partirle la mandíbula a una mujer que no conozco de nada, pero que tiene días cabreándome con una persecución de la que creía que no me daba cuenta.
Sin embargo, estoy de verdad sorprendido porque esto no es lo que esperaba encontrar y no oculto mi expresión lo suficientemente rápido.
—¿Qué? ¿Las mujeres no podemos pelear? —Me pregunta con voz rasposa y ronca a través de mi agarre que se hace solo un poco más flojo.
Hay un sonido detrás de mí y la única razón por la que sé que no es un aliado de esta desconocida es por la manera en la que se tensa ante la nueva presencia. Aprieto bien su garganta antes de girar y encontrar a Atlas a pocos metros de nosotros, pero ¿Qué carajos? ¿Y éste cuándo pisó Viena?
La última vez que supe de su actualización estaba en Australia ayudando con el maldito desastre que aun abunda tras la manera en la que todo el asunto de los conejillos detonó y las consecuencias que trajo consigo.
Oculto mi desconcierto ante su presencia para tener el control de la situación mientras Atlas ve de la señorita que me seguía a mí. Le hago un asentimiento que espero interprete cómo que se acerque antes de volver la atención a la invitada de mi mano.
—¿Por qué me estás siguiendo? Hay mejores formas de pedirme una cita, no necesitas acecharme incluso si hay una gran probabilidad de que te rechace, pero es porque no tengo citas ¿Cierto, Atlas?
Todo lo que el mencionado hace es enarcarme una ceja y detenerse a mi lado pareciendo fastidiado y molesto, por supuesto.
—¿Quieres matarlo? —pregunta a la desconocida— Porque yo también, pero no es algo que debas hacer.
—Exacto, nadie me mata —aseguro—. ¿Por qué me seguías?
No responde y la veo en busca de algún reconocimiento de conocerla o alguna foto que haya estudiado. Conozco a casi todos los soldados de las mafias porque me gusta tener ventaja de cada pieza de nuestro rompecabezas, también conozco a los miembros de las familias, amigos, conyugues, amantes, asesinos a sueldo que suelen ser usados por los mencionados, socios y políticos, pero no ubico de nada a ésta mujer y eso me molesta.
Me enfada todavía más su silencio reacio mientras me observa.
—Revísala —Le ordeno a Atlas.
Y veo cómo la postura del mencionado se pone rígida. Ah cierto, toda la cosa de las órdenes tocan una cuerda sensible, pero no tengo tiempo para jugar a la simpatía así que es algo bueno que se recompone rápido y mientras aun sostengo a la mujer del cuello, él se agacha descubriendo la primera arma de la invitada: un cuchillo.
La maldita mujer me sonríe.
—¿Sabes, Lorenz? Esto podría ser el comienzo de un trío —comenta la mujer con su voz rasposa.
No me sorprende que sepa mi nombre, la mayoría lo hace, así que no le doy mayor importancia, me sorprende más su audacia, casi me hace reír en medio de la situación.
—Querrás decir triángulo amoroso —digo de manera distraída viendo que al lado del cuchillo en el suelo ahora se encuentra la estrella de Shuriken que Atlas acaba de encontrarle.
—No, quise decir trío. Míranos, dos apuestos hombres sosteniendo a una indefensa mujer contra la pared, genera mucha tensión incluso tu mano rodeándome el cuello de forma ruda mientras otro me manosea es un buen inicio para un excelente vídeo sexual —Sus palabras se registran en mi mente y vuelvo la vista a ella, Atlas también lo hace.
—Gracias por tu oferta, la consideraremos, pero ahora dime quién mierda te envía y por qué me seguías.
No tengo tiempo que perder cuando Niklas muy bien podría estar arrasando con una buena parte de mafiosos o quién sabe qué otra matanza.
La sonrisa burlona de la mujer se borra y su barbilla puntiaguda sobresale de manera obstinada sin signos de miedo o señales de estar intimidada.
—Quiero ver a Niklas.
—Todos, cariño, todos —Me burlo.
—Hablo en serio, Lorenz.
—Uhm, me parece que me hablas con demasiada familiaridad para el tiempo que tenemos de conocernos. Dime por qué me seguías —Aprieto más fuerte mis dedos en su garganta mientras Atlas se incorpora lo suficiente para revisar detrás de su espalda.
El cabello oscuro de Atlas me roza el brazo en tanto mantengo la mirada conectada a la de ella y él se acerca lo suficiente a su cuerpo para sacar un revolver magnum, modelo 500, creando una rara cadena de toques entre nosotros en la que en otras circunstancias prestaría atención.
—Ya te lo dije —Baja la vista a Atlas que le tantea el estómago en busca de más y luego la vuelve a mí—. Estoy bastante cómoda en esta posición e incluso halagada, pero te sigo porque quiero ver a Niklas.
No veo signos de mentira en ella, su postura es determinada y no delata nerviosismo así que tiene que estar hablando muy en serio.
Atlas ahora lleva sus dedos debajo del borde su sujetador y ella le sonríe, separando innecesariamente las piernas, lo que me tiene enarcando una ceja y consigue que ella parpadee con lentitud hacia mí. Me atrevería a decir que está en loca porque me o nos está coqueteando mientras la tenemos en una situación vulnerable.
—Ya deja de revisar a la pequeña pervertida, ella lo está disfrutando demasiado y parece que no esconde más —Le hago saber a Atlas.
—Me parece que escondía mucho —murmura incorporándose y viendo hacia sus pies en donde descansan un cuchillo, una navaja la estrella y el revolver.
—¿Por qué tan armada?
—Para jugar contigo y con él, es que a veces es bueno llevar juguetes ¿No crees?
Aprieto los labios porque muy a mi pesar tengo que admitir que es una buena respuesta que además tiene a Atlas resoplando y cabreándose, lo que es algo positivo desde mi punto de vista teniendo en cuenta que ahora no soy la única persona a la que sin razón alguna quiere asesinar.
—¿Por qué quieres hablar con Niklas? Será mejor que dejes de jugar porque nos haces perder tiempo y eso me enoja y cuando me enojo las cosas son menos simpática, no me apetece hacerte sangrar, pero si es lo que hay que hacer no me detendré.
Hay unos breves segundos de silencio antes de que vuelva a hablar:
—Soy Ágatha Mulok.
Rebusco en mi mente, todo en blanco.
—No, no me suenas, hazlo mejor, cariño —ordeno.
—Tal vez te sueno con mi apellido de bastarda —Hace una innecesaria pausa dramática—: Fischer.
—¿Fischer? —repito para comprobar que no escuché mal, pero la expresión de odio absoluto de Atlas me lo confirma.
—Un internado, un bosque, mi guardaespaldas, tu hermano sacándole los ojos y un cuchillo abriendo una y otra vez sobre la piel —dice con lentitud sin despegar sus ojos de los míos.
Y una vez pienso en una palabra: Mierda.
Es la maldita niña Fischer que presenció el primer asesinato de Niklas.
YYYYYYYY nos resta la última parte (La III) que está escrita, pero aun no corrijo. Así que volveré pronto.
Lorenz que sepas que por ti renuncio al azúcar y me puedes estampar de una pared con tu mano en mi cuello. Me apunto.
Redes sociales:
Instagram/ Younow/ Tiktok: DarlisStefany
Twitter: Darlis_Steff
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top