17 | SORPRESAS INESPERADAS
Las miradas fijas que todos nos lanzaban era de esperarse.
Estaba inquietantemente seria mientras avanzaba por los pasillos con Jayden de la mano. Las personas nos miraban boquiabiertas, muchos de ellos susurrando sin poder despegar sus ojos de nosotros. Ya podía imaginarme los chismes que correrían por ahí, estaba segura que en todos ellos yo quedaba mal. Me habían visto del brazo siendo escoltada por Dave en el baile de otoño del día sábado, minutos después había salido y vuelto a entrar con Jayden de la mano. Muchos me tildarían con apelativos despectivos como estaban acostumbrados, pero traté de que no hiciera mella en mí a pesar de que no me gustaba la atención indeseada.
Ahora mismo nada de eso me importaba, mi mente estaba girando y regresando una y otra vez al cuaderno que había leído la otra noche sobre Mia. Palabras que ella había escrito donde todo gritaba muerte. Anoche no había podido pegar el ojo y ahora aquello se evidenciaba en las ojeras enormes que había tenido que tapar con una ligera capa de base.
Mientras caminaba por los pasillos del instituto, me pregunté acerca de Mia. Qué secreto escondía. Y si iba a poder averiguarlo con solo tener sus diarios. Tenía que haber algo en ellos, algo que hubiera pasado desapercibido, algo con lo que no contaba.
—¿Estás bien? —preguntó Jayden acercándose a mi oído.
No me había dado cuenta que nos habíamos detenido a la altura de mi casillero hasta que miré mi entorno notando que estábamos al lado de este y que Jayden me miraba con las cejas alzadas, como si estuviera preocupado.
Intenté esbozar una sonrisa.
—Sí, solo pensaba. —No podía ocultarle por mucho tiempo lo que había encontrado en el cuaderno de Mia, así que decidí ser valiente y enfrentar los hechos—. Quiero hablarte acerca de algo que he encontrado ayer.
Sus facciones me indicaron su confusión.
—¿De qué?
—Hablemos luego. —Besé su mejilla—. Luego de clases, en casa.
Sonrió cuando mis labios hicieron contacto con su mejilla.
—Luego de clases tengo ensayo con la banda, la próxima semana tocaremos en Deja Vu, ¿quieres acompañarme?
—¿Al ensayo o a la tocada?
—Al ensayo —aclaró mostrando sus hoyuelos con esa sonrisa que tanto me gustaba—. Sé que irás a verme al club.
—Tenlo por seguro.
Con una mirada divertida de su rostro volteé hacia mi casillero y tomé de allí mis libros de las primeras clases que tendría. Luego fuimos al de Jayden, a unos cuantos pasos más allá para que hiciera lo mismo. Luego, tomados de la mano, me acompañó a mi primera clase del día. Biología. Y la compartía con Dave.
Al asomarme a mi clase noté que él ya estaba sentado nuestro pupitre de dos asientos, Jayden también lo notó porque adoptó una mueca al verlo, como si no fuera su mejor amigo. Yo, que no quería interponerme en su amistad ni arruinarla, traté de no mostrarme ansiosa por encontrarme con él. Después del desastre de nuestra cita en el baile de otoño no había vuelto hablar con Dave y enfrentarlo era algo que no quería.
—Nos vemos luego —murmuró Jayden tomándome del mentón y llevando mi rostro al suyo, tuve que empinarme apoyándome en la pared al mismo tiempo que él bajaba el rostro y nos encontrábamos a medio camino para un beso que me sacudió de pies a cabeza. Escuché a lo lejos algunos silbidos pero no me enfoqué en ellos mientras Jayden me devoraba la boca con avidez, como si tuviera hambre de mí. Luego se alejó como si me hubiera dejado en un charco de desenfreno y besó mi frente—. Pórtate bien.
Lo vi alejarse, su cuerpo moviéndose hasta que despareció por el pasillo.
Con el rostro rojísimo debido a la muestra abierta de cariño, entré a clases bajo la atenta mirada de todos. Ya deberían estar acostumbrados a Jayden y a mí, pero lo cierto es que nunca nos besamos antes, no frente a todo el mundo. Solo fingíamos hacerlo.
Ahora era real.
Me senté junto a un Dave serio que sonrió cuando me aproximé.
—Hola, Clara. —Saludó como si no hubiera ocurrido nada entre nosotros.
Como si hubiera borrado todo el fin de semana de nuestras mentes y volviéramos a la época donde coqueteaba platónicamente conmigo.
Esbocé una sonrisa de lado.
—Hola.
Me incliné para sacar mi libro de Biología, sintiéndome incómoda por su mera presencia. Pero no era como si pudiera sentarme en otro lado, éramos compañeros de trabajo del curso y no podía quitármelo de encima ni aunque quisiera. El profesor nos asignó pareja y no había nada que pudiera hacer para cambiarlo.
Me senté con la espalda recta, tratando de que nuestros brazos no se rozaran en ningún momento. Pude sentir su mirada en mí por el rabillo del ojo, pero yo estaba enfocada en ordenar mis lapiceros sobre la mesa como si mi vida dependiera de ello.
El profesor aun no llegaba y eso hacía que estuviera con los nervios a flor de piel.
—Clara —murmuró mi nombre acercándose a mí.
Levanté la mirada, parpadeando al notar que se dirigía a mí a pesar de mi evidente rechazo hacia él.
—¿Sí? —Apreté un marcador en mi mano como si fuera el culpable de todo.
—No tenemos por qué comportarnos así.
—¿Así cómo? —Seguía sin mirarlo, mis ojos estaban enfocados en la puerta, rogando, como nunca, a que el profesor llegara para cortar esta vana conversación entre Dave y yo.
—Como dos ex novios que no se quieren ver ni en pintura.
—No somos ex novios —susurré mirando a mi alrededor con miedo a que alguien lo haya oído, pero todos parecían estar en lo suyo. Volteé hacia Dave y me enfrenté a su mirada, sus ojos marrones me miraban con diversión como si la situación fuera graciosa.
No lo era.
—Pero podemos seguir siendo amigos, no hay problema en eso. ¿Verdad?
Apreté mis labios.
Jayden no era alguien tóxico, hasta ahora. No me prohibía nada, con quién me juntaba o cómo me vestía. Era libre de hacer lo que quisiera y eso me gustaba, pero eso no significaba que le gustaría verme como amiga de Dave. Yo me ponía en su lugar y no me gustaría que siguiera siendo amigo de una chica que antes le gustaba y que habían salido en un par de citas.
Porque de eso se trataba una relación, de establecer límites y hacer lo que no te gustaría que te hagan, ¿verdad? Era nueva en esto de tener una relación.
Planté una sonrisa en mis labios, esperaba que se viera amistosa y no falsa como me sentía.
—Sí, podemos ser amigos, pero no sé si esté bien.
—¿Tiene algo de malo?
—¿Te gusto? —pregunté vuelta.
Una sonrisa surcó su rostro, una llena de diversión y coqueteo.
—Creo que eso es más que evidente.
—Por eso no podemos ser amigos, Dave.
—¿Quién lo dice?
—Mira, eres divertido y me pareces un gran chico, pero yo estoy con Jayden. Y ser tu amiga me parece una falta de respeto a mi novio, especialmente por todo lo que pasó entre nosotros. Podemos seguir siendo compañeros de trabajo, pero hasta ahí nuestra relación. Será lo mejor.
—Está bien, Clara, si es así como quieres que sean las cosas. Está bien.
Justo en ese momento el profesor llegó al salón e hizo que todos estuviéramos callados para empezar la clase. No pude ver la expresión en el rostro de Dave, pero noté su cuerpo tenso y la forma en cómo apretaba el lápiz en su mano. Giré mi rostro al profesor y traté de ignorarlo, ignorar todo acerca de él.
Cuando la clase finalizó, el profesor nos había dejado más preguntas para la casa acerca del trabajo en parejas. Sin embargo Dave no me dijo nada. Tomó su mochila y se fue sin darme una última mirada. Con un suspiro cansino me puse de pie y salí para encontrarme con mis amigos, pero un mensaje en mi celular detuvo mis pasos.
Dave: Nos vemos luego, Clara. Te guste o no, tendrás que verme la cara. Saludos a Jayden.
☾ ☾ ☾
Toda la mañana y parte de la tarde estuve ansiosa por las palabras que Dave me había escrito. Parecían ser una burla hacia mí y no me gustó nada el tonito que usó para mandar saludos a su mejor amigo. Mi mal humor empezó al leer el mensaje y no terminó incluso cuando Jayden me abrazó en la cafetería, mostrándole a todo el mundo su interés en mí. Bueno, el mal humor menguó un poco, pero volvió a aparecer cuando salimos de clases y nos topamos con la persona que menos creí ver en el instituto.
En un auto con las ventanas bajas a pesar de ser otoño y con una chaqueta de cuero, estaba Damien Keller. El ex novio de Mia. La persona con la que me había encontrado hacía unas semanas en la fiesta de Lissandra, la misma noche en la que me había dicho que era su hermana. No me había atrevido a reaccionar, solo lo había ignorado tratando de alejarme de su entorno y pegándome a Jayden. Y lo había logrado, pero ahora estaba aquí y miraba en nuestra dirección.
Mi chico tenía su brazo envuelto alrededor de mi cintura, así que me guiaba hacia el estacionamiento donde su moto aguardaba, pero cuando vio al susodicho se acercó en aquella dirección.
—¡Ey, Jay! —Lo saludó el hermanastro de Lissandra a Jayden como si fueran amigos de toda la vida.
Tal vez lo eran.
¿Eso significaba que Jayden sabía sobre Damien y Mia?
Los miré como un halcón.
—¿Qué haces por aquí, D?
—Recojo a Lissandra. —Se encogió de hombros, luego volteó a verme con interés—. Hola, Clara.
Sonreí con normalidad cuando ambos chicos me miraron, Damien con una sonrisa y Jayden con una ceja alzada, seguro preguntándose cómo nos conocíamos.
—Hola. —No quería decir la verdad, mejor dicho, no podía. Así que con el dolor de mi corazón mentí apretando mis dedos juntos detrás de mi espalda—. Conocí a Damien en la fiesta de Lissandra, me ayudó a encontrar el baño.
El fruncimiento en la frente de Jayden se alisó al escuchar mis palabras.
Me sentí una tonta por mentir, pero había hecho una promesa a Mia de no divulgar su noviazgo con nadie y estaba decidida a mantenerlo en secreto incluso ahora que ella no estaba.
Damien fue quien alzó una ceja ante mi mentira pero no dijo nada.
—Oí que estás en una banda.
Jayden asintió.
—¿Liss te lo dijo? —Miré a mi novio cuando sus palabras salieron de su boca. No debería ponerme celosa un tonto acortamiento de nombre de su antigua novia, pero lo hacía. Estaba celosa y no había nada que pudiera hacer para cambiarlo. Así que sonreí como si no me afectara pero mi cuerpo se tensó, y sé que Jayden lo notó porque tenía un brazo alrededor de mi cintura, su dedo se deslizó por debajo de la tela de mi chaqueta y acarició mi piel desnuda. Con ese simple tacto me deshice, solté un suspiro y me apoyé en él mientras hablaba con Damien—. Deberías venir algún día a vernos, estoy seguro que te va a encantar. Tocamos en un galpón como club llamado Deja Vu. Este viernes es nuestra presentación, es importante porque vendrán varios productores musicales a ver tocar a todas las bandas.
—¿Entonces no solo tocan ustedes, sino más bandas?
—Sí, hay de todo. Rock, Indie Rock y hasta Jazz.
—Con eso último me tienes, hombre.
—Ven a vernos, puedes traer a Olivia.
Miré hacia los dos.
—¿Quién es Olivia?
—Mi novia —respondió Damien con una sonrisa de lado.
Asentí.
—¿Y tú en qué estás? —Jayden palmeó su hombro—. ¿Sigues en Leyes o ya te aburriste?
—Esa es mi primera opción.
—¿Ingresaste a la universidad? —pregunté con curiosidad.
Algo que Mia siempre había mencionado era que quería ir con Damien a la universidad, quería compartir con él la vida universitaria. Era una pena que no la estuviese disfrutando a su lado. La vida continuaba con o sin ella.
—Sí, aun estoy cursando cursos generales pero Leyes es mi primera opción. —Deslizó una sonrisa que parecía triste, como si estuviera recordando algo—. Recuerdo que una persona me dijo que lo que creemos justo, muchas veces, es una injusticia convertida a nuestro favor. Desde ahí mis ganas de estudiar Leyes fueron grandes, quiero poder encontrar la justicia sin tergiversar lo que uno cree para que juegue a su favor. No sé si lo logre, pero estaré buscándolo.
—Me parece lo justo —murmuró Jayden asintiendo mientras yo miraba a Damien con una sonrisa conocedora. Aquella frase que lo había impulsado a estudiar aquella carrera lo había dicho Mia, eso era más que obvio.
Mi amiga era la persona más lectora que conocí, siempre subrayaba frases en los libros y las anotaba por doquier cuando alguna le gustaba mucho. Apostaba a que esa frase la había sacado de alguno de sus libros leídos. Me pareció demasiado tierno que Damien haya decidido estudiar su carrera de Leyes por una frase que a Mia le había encantado.
Jayden y Damien siguieron conversando hasta que un figura alta apareció detrás del auto y abrazó a este último metiendo medio cuerpo por la ventana del lado del pasajero, justo delante de nosotros. Era Lissandra, y estaba vestida con su uniforme de porrista, por lo tanto la falda tan pequeña que usaba se le subió tanto que se le podía ver casi el trasero y la línea de ropa interior. Volteé hacia Jayden rápidamente pero él tenía puesta su vista en mí, me dedicó una pequeña sonrisa y me apretó la mano, como si quisiera decirme que todo estaba bien. O eso es lo que entendí yo.
—¿Me acompañas a La Cripta?
Arqueé mis cejas.
—¿Qué es ese lugar?
—Es donde la banda y yo ensayamos.
—Sí, vamos. —Apreté su mano con una sonrisa.
Volteamos el rostro hacia Damien y Lissandra que conversaban sin parar. Verlos lado a lado me hizo darme cuenta que no tenían pinta de hermanos, obviamente no lo eran, pero se notaba la confianza entre ambos. Como si hubiesen sido hermanos toda la vida.
—D, me iré. Tengo ensayo con la banda, pero me gustó verte.
—Y yo a ti, hombre. —Se despidieron con un choque de manos—. Tal vez vaya este viernes a verlos.
—¿A dónde? —preguntó la alta y rubia Lissandra frente a nosotros. No dejé que su mirada hacia Jayden me afectara. No tenía problemas con mi físico, pero tener a una chica tan alta y esbelta como ella delante de mí hizo que algunas inseguridades salieran a la luz, como lo baja que era a comparación de Jayden, porque ella sí era de su talla, o sus piernas largas que mostraba con orgullo. Pero refrené esos molestos pensamientos degradados y los alejé fuera de mi mente para no ser opacada por ella. Yo también era bonita y me sentía así siempre que estaba cerca a Jayden, porque me miraba como si lo fuera.
Y no había mayor prueba que esa.
Ninguno de los dos le hizo caso a Lissandra.
Se despidieron así que yo también lo hice, levantando la mano y ondeándola en el aire. Damien le dijo algo por lo bajo a Lissandra que la hizo bajar la cabeza para escucharlo y nosotros aprovechamos su distracción para alejarnos de ellos.
Caminamos hacia la moto de Jayden pero en el transcurso aparecieron Cloe y Trey, que parecían haber salido de la cancha de fútbol y no del edificio del instituto donde creí que estaban.
—Lo siento por el retraso, acabamos de salir del gimnasio —murmuró Trey plantándose frente a nosotros con Cloe a su lado.
Ella asintió, su cabello negro mojado rebotando con el movimiento.
—¿Irán a casa?
—Jayden me llevará a la cripta, donde los chicos de la banda ensayan.
—¿Podemos ir? —preguntó Trey saltando en su lugar como un niño emocionado en la mañana de Navidad.
Jayden y yo nos miramos, comunicándonos con la mirada.
—Bien —accedí yo.
—Pero no molestarás a Jess —agregó Jayden.
Trey hizo una cruz con sus dedos delante de su corazón.
—Jamás. La única que molestará será Cloe, por estar babeando por Ivor.
—El único baboso aquí eres tú —murmuró ella sonrojándose hasta el punto en que su nariz también estaba roja. No le gustaba cuando la fastidiábamos con Ivor, eso lo sabía Trey y aún así seguía haciéndolo—. Yo no puedo ir.
—Mentirosa, te mueres por ir.
—Tengo tarea que hacer.
Enarqué una ceja.
—¿Tarea? ¿Un lunes por la tarde?
Cloe rodó los ojos, aún sonrojada.
—Bien, ya que tanto me insisten, iré.
—Ay babosa, ni siquiera te insistimos —espetó Trey codeándola.
—Ya cállate y pide el taxi.
Jayden observó su pequeña discusión con el rostro estoico y una ceja alzada mientras yo negaba con la cabeza, divertida con este par. Luego de que pidieran el taxi a la dirección que Jayden les dio, decidimos irnos porque el taxi estaba en camino. A los pocos minutos llegó y con eso nos subimos a la moto.
Llegamos en quince minutos, no tuvimos que esperar demasiado para que un carro se detuviera cerca a nosotros y se ahí se bajaran mis dos amigos, como siempre, discutiendo sobre algo que no pude entender.
Miré a mi alrededor con un escalofrío por el viento frío de otoño combinado con la sensación de estar en un lugar alejado llamado la cripta. Me pregunté por qué le decían así a este lugar pero no lo expresé en voz alta, preferí mantener el misterio por ahora, luego mi vena curiosa haría las preguntas correspondientes como: ¿quién consiguió el lugar? ¿De quién era? Y, ¿desde cuándo ensayaban aquí?
Caminé por delante de mis amigos y antes de que Jayden tocara la puerta, volteé hacia ellos.
—¿Quieren callarse? —espeté por lo bajo deteniendo abruptamente su pelea.
—Él empezó —señaló Cloe.
Trey rodó los ojos.
—Pareces una niña. —Le sacó la lengua, actuando también como un niño.
La puerta de la cripta, como Jayden llamaba a este lugar, se abrió. Noté que parecía un galpón, un tipo de lugar similar a un cobertizo, con una puerta grande de metal que parecía ser tipo cochera. Apareció Jess sonriéndome hasta que sus ojos marrones se posaron en Trey, ahí hizo una mueca pareciendo disgustada.
—Hola, Jay. Pasen. —Nos hizo espacio para entrar, abrazándome cuando pasé por su lado. Su aroma a lavanda me hizo sonreír, Jess parecía siempre oler a algo diferente cada vez que estaba cerca a ella, como si estuviera experimentando con los diferentes aromas de los perfumes—. Qué bueno verte, Clara. Hola, Cloe. Trey.
A este último lo saludó con un movimiento de su mano ondeando en el aire antes de girar y retirarse hacia la gran estancia. El lugar era muy amplio, en la parte trasera estaban los instrumentos de los chicos. A la izquierda habían un par de sillones de tres y dos cuerpos y dos asientos mullidos a cada lado. Al lado derecho había una mesa con sillas y una nevera pequeña conectada a la corriente. El piso era de cemento y no tenía ninguna decoración en las paredes, estas estaban vacías sin rastros de pósteres o fotos. El lugar podría parecer abandonado sino fuera por los instrumentos apilados en el suelo y el micrófono rosado que reposaban justo al frente de ellos.
—Pónganse cómodos. —Jayden, como si fuera nuestro anfitrión, nos mostró los sofás de colores con una seña—. Desde aquí podrán vernos.
Miré con curiosidad a Cloe que se acercaba a Ivor. Él estaba con su bajo en la mano, tocando algunos acordes sin mirar a nadie más, como si no existiéramos. Nos había oído llegar, pero por supuesto, no nos saludó. Lo vi levantar la mirada hacia Cloe y asentir como si la reconociera, luego volvió la cabeza hacia bajo para seguir tocando. Mi amiga se quedó a su lado, mirándolo como si fuera su dios.
Ella ya estaba más allá del punto de no retorno.
Trey y yo nos sentamos lado a lado en el sofá de colores mientras Jess se posicionaba tras el micrófono y escuchaba con atención lo que Jayden le decía. Luego mi chico volvió a mí tomando mi mano y mirándome desde su gran altura.
—Es el primer ensayo al que asistes, ¿verdad, princesa?
—Lo es.
—Espero que te guste. —Besó mi mejilla y yo hice de todo para no derretirme, pero me fue imposible.
Lo miré caminar hacia su batería y sentarse detrás, en sus manos llevaba las baquetas de madera. No podía apartar mi vista de él, incluso cuando Cloe se sentó a mi otro lado y Trey me codeó. Estaba demasiado embelesada en mi novio.
Con un toque de baquetas empezó el ensayo. Era la primera vez que venía a uno, especialmente a este lugar, y decir que me gustó se quedaba pequeño ante la magnitud de mi disfrute. Ver a Jayden en su elemento más apasionado, como lo era tocar la batería, creó en mí un sentimiento de gratitud. Saber que se había refugiando en su música durante la pérdida de Mia y su madre me sabía muy bien, porque significaba que no había estado solo todo este tiempo.
Había encontrado a su familia en la banda, su pasión en la batería y sus ganas de seguir viviendo en la música. Estaba tan agradecida que no pude evitar sonreír al verlo tan ensimismado en tocar como nunca, poniendo todo de él en aquel ensayo.
Lo vi levantar la cabeza y guiñarme el ojo, puede que fuera inocente pero inmediatamente me sonrojé mientras mis amigos soltaban risitas y me codeaban como los molestos que eran.
—Eres afortunada —murmuró Trey dándome golpecitos con su dedo por encima de mi rodilla. Empujé su mano mientras alzaba las cejas.
—¿Y eso por qué?
—Porque encontraste a tu chico ideal.
Miré a Jayden, golpeando la batería con las baquetas a un ritmo acelerado. Desde que empecé a leer libros juveniles a una edad temprana, mi sueño siempre fue encontrar un chico como en los libros que leía. Un chico de ensueño, uno que me amara incondicionalmente y que se desviviera por mí. Nunca creí lograr encontrarlo, porque choqué con la realidad dándome cuenta que los chicos así no existían mas que solo en los libros, pero ahora me daba cuenta que estaba equivocada.
Lo había encontrado.
En Jayden.
Era él.
—Tienes razón —susurré sin poder despegar mis ojos de su figura—. Encontré a mi chico de los libros, el que siempre soñé tener mientas leía.
—Eres una afortunada —dijo Cloe a mi lado, soltando un suspiro.
Realmente lo era.
La mirada de mi mejor amiga estaba clavada en Ivor quien tocaba el bajo con esmero, su rostro estoico, muy diferente al de Jayden quien sonreía feliz por tocar su instrumento favorito. La voz aterciopelada de Jess daba un toque único a esta banda. Az no se quedaba atrás con la guitarra eléctrica, tocaba como nunca vi tocar a nadie más, se notaba la pasión de cada uno en lo que hacían. No eran una banda más, eran algo grande. Tocaban una conocida canción de Maneskin que nos tenía a todos moviendo la cabeza y golpeando nuestros pies en el suelo por el ritmo de la batería a cargo de Jayden y la voz rasgada tan bonita de Jess.
Continuaron tocando por un par de horas más hasta que todos estaban sudando y nosotros con la boca ligeramente abierta por lo que estábamos presenciando.
—Son realmente buenos —dijo Trey sin poder despegar su vista de Jess.
Cloe tampoco podía despegar su mirada de Ivor, incluso cuando él en ningún momento había volteado a mirarla. No como Jayden que cada cierto tiempo volteaba hacia donde estaba sentada y me guiñaba el ojo, logrando que mi corazón latiera tan rápido que acompasaba con su batería.
Más tarde ese día, luego de haber presenciado el mejor ensayo del mundo, estábamos Jayden y yo en el sofá de mi sala, viendo una serie coreana que tanto me gustaba. Lo había forzado a verla conmigo, y a pesar de su negativa al principio, estaba disfrutándola ahora. Habíamos llegado del ensayo y lo primero que hizo Jayden fue tomar una dicha rápida para cambiarse y unirse a mí en el sofá. Mamá aún no llegaba del trabajo pero lo haría en cualquier momento, así que aprovechábamos nuestro momento a solas para acurrucarnos en el sofá bajo miles de mantas mientras comíamos palomitas de maíz que compramos del supermercado para meterlos en el microondas y rociarlos por encima de mantequilla derretida.
Si Jayden estaba cansado luego de su ensayo con la banda no lo mostró.
Me rodeaba desde atrás con ambos brazos mientras estaba recostada en su pecho, sintiendo cómo su corazón latía acompasado con el mío, como si estuvieran sincronizados. En la pantalla del televisor se vislumbraba a la protagonista de mi nuevo dorama favorito junto al chico de sus sueños, pero yo no podía concentrarme en ellos. Todo mi cuerpo, toda mi concentración y todos mis sentidos estaban volcados en el chico debajo de mí, en su cuerpo caliente, su aroma amaderado y su tacto hacían que mi cuerpo entrara en cortocircuito por la cantidad de emociones que experimentaba.
Ahora, en mitad de la tarde y a solas, debería de hacer lo que mi mente me había advertido toda la tarde. Hablarle sobre Mia, pero no tenía idea de cómo abordar el tema sin que se pusiera como loco. Porque sabía cómo sería su reacción ante la amenaza que Mia tenía, sabía que Jayden querría poner su casa patas arriba con tal de conseguir más pruebas, y claro que lo apoyaría, pero no estaba tan segura de hacerlo ahora y malograr el momento.
Abrí la boca para decir algo, pero me quedé callada.
Volví a intentarlo de nuevo.
—¿Jayden? —murmuré su nombre en un tono bajo de voz.
—¿Sí, princesa?
Me quedé callada por tanto tiempo que Jayden bajó la mirada hacia mí.
—¿Tú crees que Mia tuvo un acosador?
Sentí su cuerpo tensarse debajo de mí.
—Sí, lo creo. ¿Por qué?
Me prestó toda su atención, inclinando la cabeza y olvidándose de lo que se reproducía en la pantalla del televisor. Sus ojos verdes me miraron con atención, aun así no dejó de comer las palomitas.
—Yo... no lo sé. A menudo me pregunto qué podría haber sido tan fuerte para ella como para haber hecho lo que hizo. —Me encogí de hombros, mi voz volviéndose ronca por las emociones encontradas al hablar de su muerte—. ¿Realmente crees que fue su novio?
Asintió fervientemente.
—Si lo escondía es por algún motivo. Mi hermana no hacía las cosas al azar. —Su mandíbula se contrajo al decir aquellas palabras—. Creo que el chico misterioso tenía mucho que ver con las marcas que dejó en su cuerpo la noche del... de su muerte.
—¿Tú crees que él dañaba?
—Estoy seguro de eso.
—Pero Mia jamás me lo dijo... ella me lo contaba todo, Jayden. Absolutamente todo.
Jayden negó.
—No te dijo el nombre de ese chico porque quería encubrirlo. —Apreté los labios tratando de que mi rostro no se contrajera al oírlo. Porque sí, Mia me había dicho su nombre y no era nadie más que Damien Keller. El amigo de Jayden. Pero no podía decirle aquello. Uno por la promesa que le hice a mi mejor amiga antes de morir, y dos, porque no creía que Damien dañara a Mia de ninguna manera. Él realmente la amaba, había sido testigo de su amor y nunca la trató con malicia. Jamás. Damien era amoroso con ella, no podría haber sido el culpable de su muerte. Jayden se llevó una mano al mentón antes de volver a hablar—. Sé que ese chico es el culpable y tarde o temprano va a pagarlo.
—Pero en sus diarios nunca habló mal de él, siempre escribía cosas bonitas de su relación.
Los diarios de Mia, en los que escribía cosas bonitas de su día a día sin mencionar el nombre de su novio, habían sido leídos por Jayden, la tía Susan, mi madre y por supuesto yo. Eran diarios romantizando su vida al punto de que todo parecía irle tan bien que nadie podría sospechar nunca sobre su suicidio.
—Clara, hay algo que no sabes de mi hermana.
Alcé la mirada hacia él.
—¿Qué? —susurré con miedo.
Su rostro serio me indicó que era algo que me dejaría impresionada. Así que me preparé para la inminente sorpresa. Solo que nunca supe que podría llegar a ser algo tan grave como lo que diría a continuación.
—Mia sufría de bipolaridad.
☽ ☽ ☼ ☾ ☾
Nota de autora:
¿Se esperaban eso? Omg
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