Ⅶ: Parálisis vivencial
Desde el momento en que habían salido del centro de salud, JungKook Makris mantenía un semblante circunspecto que aparentemente reflejaba la tranquilidad en la que estaba sumido o el agotamiento que aún lo mantenía a flote. Está siendo la primera impresión para quien no lo conociera, porque YoonGi que iba a su lado, mientras conducía camino a Eukélade, notaba los sutiles gestos que perturbaban el semblante de su hermano y lo que en su mente lo estuviera incomodando.
En realidad, JungKook estaba inmerso en el control de sus pensamientos y atascado en los últimos acontecimientos que vivió, sembrando mayores dudas, las que ha ido recogiendo en medio de explicaciones parciales e incógnitas cifradas en lo que se le comunicaba. A raíz de la conversación con Seokjin un mayor sentimiento de desesperación incremento en su pecho, remarcando la diferencia que había para acceder a una verdad que se le escapaba entre las manos y se deshacía con velocidad sin permitirle conocer lo que tanto gritaba silenciosamente.
―Kook ¿Algo te pasa? ―preguntó YoonGi para hacer hablar a su hermano que se encontraba en cualquier lugar menos en el presente al interior del auto.
―Sí ―contestó el pelirrubio―. Digo no, es solo que estoy cansado así eso no tenga sentido ―se corrigió porque ni él mismo comprendía lo que le sucedía.
Más que una sensación punzante que se hacía insoportable de ignorar, llamando y pidiendo por atención, porque en lo que Jin le confirmó, entendió que había un origen, una situación que fue la primera pieza en caer y que es el inicio de la revelación que se supone debe ver. Pero desde que salió del centro de salud, buscaba entre sus memorias lo que recientemente sucedió y sólo simples ocurrencias lograba unir.
―¿Es porque nuestros padres o por TaeHyung? ―cuestionó de nuevo manteniendo un avance rápido sobre la carretera.
―¿Qué te hace suponer que estoy pensando en él? ―devolvió la pregunta a su hermano, sin comprender por qué había llegado a esa conclusión.
Luego del oleaje furioso y embravecido que lo sacudió durante un tiempo hasta apaciguar la furia que el pelirrojo despertaba con su sola mención, y después la calma alumbró como un faro abandonado en medio del mar que se levantó con deseos incesantes de una explicación que le diera un sentido lógico a lo acontecido.
Y justo allí, sentado al lado de su hermano y viendo sus ojos avellanas, que siempre lo recibían con una mirada amorosa y comprensiva, entendió que si a YoonGi lo definía una característica esa era la sinceridad, que salía a relucir cuando el momento lo requería.
―El que te hayas escapado de la habitación creyendo que no me daría cuenta dice mucho ―dijo el de orbes avellana con total naturalidad como si lo que dijera no fuese gran cosa.
Pero la reacción de JungKook fue colmada por el asombro absoluto, viéndose atrapado en sus propios actos que creía encubiertos.
―¿Fue por Kylian, cierto? Debí saber que él se pondría en evidencia a la primera pregunta ―rebatió con la gracia formada en una amplia sonrisa al seguir siendo atrapado por su hermano, incluso después de tantos años.
Es la señal que le indica que no ha cambiado en ese aspecto y que sigue siendo tan evidente cuando trata de mentir o definitivamente YoonGi tenía un sexto sentido desarrollado como hermano mayor. Si de él dependiera la respuesta se inclinaría hacia la segunda opción.
―No fue difícil darse cuenta y viendo tu demora fue lo único que logré concluir ―expresó YoonGi.
―Mi demora fue por encontrarme con SeokJin, no te hagas el desentendido hermano ―sentenció con una ceja arriba mientras observaba el perfil contrario.
―Claro pero tardaste más que eso Kook, sabes que no me puedes engañar ―canturreo a la par que ingresaba a Eukélade y comenzaban a avistarse sus singulares terrenos y la naturaleza que hoy vibraba con mayor fuerza por la potencia del sol que con sus rayos anaranjados da vivacidad y calidez.
―Si estaba con él, o más bien haciéndole compañía porque seguía inconsciente ―confesó porque no tenía sentido continuar fingiendo lo que era evidente.
―Realmente es difícil verlo en ese estado ―afirmó YoonGi.
―Si lo hubieras visto antes de que llegaras, fue... ―la voz de JungKook se cortó al recordar los sucesos que seguían vivos en su memoria. Repitiéndose simultáneamente en un ciclo que le exigía concluir más allá de lo observado en un comienzo―, nunca lo había visto en una condición similar, y ahora me aterra que pueda verse vencido y... ―se negó la posibilidad de enunciar un hecho que estaba ocurriendo, sin embargo, sabía que TaeHyung siempre había y seguiría superando los límites que se le establecían.
―Ambos sabemos que él no lo hará ―aseveró su hermano―. Pero necesito que tengas presente que van a estar de alguna forma observando tu progreso, porque de igual forma tu poder se vio aumentado y la activación automática de tu mecanismo de defensa va a despertar mayor curiosidad, la cual, recaerá sobre ambos ―advirtió en medio de la mención a lo que aún no habían discutido y que debía darse en algún momento, porque las complicaciones no sólo atravesaban el hecho de que TaeHyung despertara, sino que una vez que lograra hacerlo, las cuestiones sobre ambos seguirán aumentando.
YoonGi sabe que su deber como hermano mayor es protegerlo y evitarle mayor sufrimiento, comenzando por el recibimiento que los tenía sumergidos en la tensión que buscaban disipar, hablando de diversos temas sin ninguna profundidad, en una simple distracción para su mente.
―El pasado y esa relación siempre me perseguirá ―JungKook murmuró queriendo evitar ser escuchado, aunque de cierta forma quería conseguir lo opuesto, porque el miedo se presentaba al imaginar que sus seres más allegados conocían más de lo que se veía dispuesto a reconocer.
―Es lo que tratas de ignorar y que durante un gran fragmento de tiempo funcionó, sin embargo, ahora la situación actual ha cambiado y debes lograr unir lo que se está presentando con recurrencia ante ti ―explicó YoonGi, que a pesar de no conocer con exactitud lo que se estaba gestando por obra y gracia del destino siendo dirigido por el Cosmos, sabía apreciar la realidad que buscaba ser reconocida, en donde, su hermano estaba implicado y era su deber guiarlo y alentarlo antes de que fuera demasiado tarde.
Siendo un fiel creyente de la retribución que deviene de los propios actos y las consecuencias que deben afrontarse por cada decisión tomada, sin beneficiar un lado aparente de la balanza que se tambalea, sino que, después de la explosión emocional derivada de la experiencia, el razonamiento se presentaba en un alegato que buscaba el origen de la pérdida.
Que su hermano deberá desentrañar.
―¿Porque siento que sabes más de lo que puedes decir? Está bien que los demás cercanos a mí conozcan esas incógnitas pero tú eres mi hermano y nunca hemos faltado a la confianza del otro ―expresó con gran pesar, el cual se manifestó en el tono pesaroso que mantenía.
―Kook, porque no se más de lo que tú sabes, pero a causa de lo que he ido observando en este último tiempo es que concuerdo en que debe haber una acción que precede el comportamiento de TaeHyung, y ahora he podido analizar una serie de minucias que si te centras también lograrás capturarlas ―declaró a la vez que la impotencia comenzaba a aflorar a razón del mismo dolor que su pequeño hermano se negaba a afrontar una vez más.
Se trataba de revivir no solo el pasado sino comprenderlo desde el actual presente en el que las posibles explicaciones son dadas.
―A eso es a lo que me refiero, que nadie es lo suficientemente claro con lo que me dicen, más que partes fragmentadas que parecen adivinanzas que debo resolver ―JungKook contestó tratando de expresar su enojo pero comprendiendo que de nada serviría, porque cada proceso que como Celestiales enfrentaban y el cual comenzaba como un llamado único y particular a seguir, dependía de la voluntad propia de definirlo a partir de las evidencias que solo eran mostradas a los merecedores de lo que tanto clamaron por alcanzar.
―Y vaya que eres malo adivinando hermanito, eso me ha quedado claro ―bromeó el mayor.
―¿Por qué crees que sigo atascado en el mismo punto de partida cuando todos me llevan una gran ventaja? ―la ironía se palpó en su respuesta acerca del proceso que comprende pero que tanto le cuesta aceptar.
El proceso personal que busca transformar y pulir el carácter que define a cada Celestial y Regnandi Magus, por medio, de retos o vivencias que para ser enfrentadas se debe descubrir la forma particular en que se presenta para ser revelado una vez sea superado, sin estar determinado por el éxito o el fracaso.
Camino que JungKook ha recorrido, anhelante de la culminación que continuará de forma imperecedera si no se está dispuesto a seguir las pesquisas dejadas y la decisión de guiar el camino por las señales que llegan desde diferentes direcciones, no obstante, un solo entramado era el verdadero a suceder, que sigue escapándose de su control.
―Es parte de la travesía de cada uno, no puedes esperar que todo te sea dado Kook, no cuando sabes que las señales están ante ti a la espera de ser tomadas en cuenta, luego de mantenerse entre las sombras ―puntualizó YoonGi, en un acuerdo similar a lo que JungKook se encontraba pensando.
―Es cruel cuando parecen tener un pequeño trozo de lo que debo descubrir y ante lo que me encuentro navegando sin saber qué dirección seguir, aun cuando ustedes tratan de iluminar esas señales, mi propia capacidad si se trata de mi pasado no es la más acertada ni confiable ―confesó en medio de un suspiro de añoranza que abandonó sus labios, sin saber a dónde debería fijar su atención para lograr captar lo que los demás han podido encontrar.
―Sé que si la verdad te llegará sin tu estar listo para encontrarla, la rechazarías apenas fuera pronunciada y más si se trata de TaeHyung y el pasado de sus acciones ―rebatió y giró su rostro brevemente para ver a JungKook con la indignación floreciendo en su rostro en la misma medida que la aceptación de sus palabras.
Porque sabía que desde el momento en que todo terminó se rehusó a cualquier contacto que indicará una excusa que respaldará sus acciones, no estando dispuesto a escuchar una justificación más que el derecho meritorio de lo que el pelirrojo debía de afrontar.
La posición que eligió fue mantenerse alejado y condenar cualquier acción contraria, un hábito que aún persiste. Reteniendo su propia fuerza que determinaría la cognición sobre las variables que se presentan.
―Eso era antes de que todo explorará de cierta forma ―añadió JungKook aún con la duda como la emoción predominante, ante la que, debía imponerse si quería asegurar su victoria en el presente que buscaba condenarlo.
―La verdadera pregunta es ¿Cuál es el epítome que originó el primer estallido? ―preguntó YoonGi.
Toda cuestión que pudiese ser enunciada o réplica posterior como manifestación de la incomprensión quedó suspendida entre ambos al entrar al estacionamiento que estaba ubicado en tierra, justo en el límite designado antes del inicio de las viviendas suspendidas en los montículos flotantes. Al reparar la presencia del auto de sus padres que se identificaba por los ornamentos ceremoniales que siempre llevaban, en una insignia que reflejaba su posición dentro la jerarquía.
Sin decir nada, más que una mirada compartida en la que expresaban el aliento y la fortaleza que le brindarían al contrario en todo momento. Sus pasos resonaron sobre el pavimento mientras se dirigían a los elevadores ubicados en la zona de parqueo que a JungKook le correspondía, en la parte norte en la frontera con Proteus.
Ambos trataban de disipar la ansiedad del próximo encuentro por medio del golpeteo de sus zapatos a la espera del ascensor que querían y se tardará un poco más, retrasando así su llegada, sin embargo, era un deseo que lo pronto no ocurriría. Arribando con precisión y en los tiempos estipulados el ascenso que los llevaría hasta la casa de JungKook llegó y con ello la tensión se amontonaba con cada metro superado sobre el nivel de la superficie.
El destino siendo marcado por el tintineo que emitió el ascensor al llegar a la distancia marcada en el controlador.
―No estás solo Kook ―formuló YoonGi, sujetando la mano contraria al salir y cruzar el pasillo exterior con paredes cubiertas por grandes ventanales en toda su extensión.
―Estamos juntos ―completo JungKook apresado la mano de su hermano entre la propia con un poco más de fuerza.
Su caminar se detuvo abruptamente a mitad del largo pasillo cuando no visualizaron a sus padres en el recibidor que JungKook había instalado a mitad del trayecto, ya que, para accionar el elevador hasta la designación en donde estaba su departamento, se requiera un código que acciona el sistema de movimiento del mismo, esto como parte de la seguridad que se manejaba para evitar cualquier violación a la privacidad, el cual suele compartir con cada uno de sus visitantes.
Por lo que, siguieron su camino entre miradas que denotaban duda hasta que culminaron su trayecto delimitado por la puerta que se abría con una combinación que solo ellos dos conocían y lugar en el que Jeon YoungMi y Gael Makris no estaban a la espera de que la misma fuese abierta, lo que incrementó el desconcierto, porque eso quería decir que habían ingresado sin el consentimiento del menor, que apretó aún más la mano de su hermano para tratar de mitigar el enojo que comenzaba a despertar.
―Si acaso puedo dudar de que ellos no están en el interior, ruego porque sea así, porque sí han llegado a transgredir mi confianza, lo siento, pero será lo último que tolerare ―murmuró JungKook, mientras pulsaba el teclado para validar el acceso a su hogar sobre el tablero digital.
Espacio que fue usurpado por deseo de sus progenitores que una vez más vulneraban los límites que imponía, en un acto contrario que demostraba la superioridad que tenían y de la que ponían gozar sin autorización alguna de su hijo menor.
La condescendencia se desmoronaba y caía bajo sus pies, marcando los pasos que dejaba en su recorrido hasta llegar a la sala en donde sus padres de manera despreocupada y cómoda los esperaban sentados desde el gran sillón blanco que tenía armonizando con los más pequeños de color vinotinto y negro, ubicados sobre una inmensa alfombra color crema que mantenía la sobriedad y disminuía la colorida decoración que creaba un lienzo por todo el espacio.
Equilibrio que ahora yacía deshecho y vulnerado ante la invasión perpetrada por quienes no habían sido invitados y menos aún tras las intenciones que motivaban su atemporal presencia. Un anuncio para remarcar el renombre que los Makris seguían adquiriendo, como el motivo principal de su actuar y presencia en su nombre ante la reunión que tuvieron con algunos miembros del Consejo Absoluto.
―Bienvenidos, los estábamos esperando ―YoungMi fue la primera en reparar en la presencia de sus hijos que se quedaron parados en la entrada de la sala, hacia los que con emoción y añoranza se dirigió para saludarlos luego de un tiempo sin verlos.
Exactitud en la que había pasado más de 100 días, y que ahora en el presente, el día 510, sus caminos volvían a coincidir, luego de la conocida lejanía que comenzó a ser más recurrente cinco años antes de la iniciación de JungKook y su proceso de maduración, donde su refugio se volcó sobre su hermano y su pareja en ese momento, para asumir la ausencia que sus padres. Hasta que a los veinte años inició su última etapa en la que estuvieron presentes de forma fluctuante, cuando aparecían solamente en la presencia de un logro o reconocimiento que recibir.
―Es una alegría ver que estás en casa Kook y que te encuentras bien ―mencionó Gael, desde el asiento en donde continuada descansando a la espera de sus hijos que habían dado un par de pasos más al interior de la habitación.
Para YoonGi y JungKook ver nuevamente a sus padres y apreciar cada uno de sus rasgos tan opuestos, determinados por la ascendencia coreana de su madre que gozaba de una belleza delicada y encantadora, enmarcada por su rostro de porcelana, el cual resaltaba por sus finas facciones y sus preciosos ojos color avellana tan claros que fueron heredados por su hijo mayor, para ser realzada por su largo cabello azabache que gozaba de resplandor propio. Y Gael, de ascendencia griega, que con su atractivo apolíneo y semblante exquisito, eclipsaba con una belleza que gravitaba en sus ojos color cielo que su hijo menor también poseía, además de su cabello rubio que ambos heredaron, en una mezcla de la belleza de ambos progenitores que se unió de forma excelsa en sus dos hijos.
―Podrían dejar de fingir, por favor ―expresó JungKook, una vez se alejó del cuerpo de su hermano para dirigirse hacia la mesa central ubicada al frente del sofá, tomando el controlador que accionó el mecanismo de las persianas para cubrir los inmensos ventanales y así disminuir el exceso de luz que el sol aún deslumbraba en Caelestis―. Porque estoy comenzando a sentir un leve dolor de cabeza y tener que fingir no ayudaría a mi estado ―sentenció con la apatía reflejada en su rostro y el desinterés expresado en su tono impávido en un indicio claro del malestar que la situación le estaba generando.
―Creo que no es una forma adecuada de recibir a tus padres después de este tiempo alejados ―opinó YoungMi con la molestia comenzando a manifestarse en su expresión contenida para no delatar alguna señal visual de su irritación.
―Menos aún que estén aquí como sin nada después de pasar tanto tiempo sin vernos y aún más que hayan entrado sin autorización alguna al departamento de JungKook ― pronunció YoonGi―. Que gran forma tienen de crear un gran recibimiento ―concluyó con indiferencia y molestia expresada en sus ojos que refulge en leves chispas ambarinas.
―YoonGi te estás extralimitando y tus reclamos no tienen fundamento para la acusación que pretendes ―sentenció Gael en búsqueda de resaltar su mandato como figura de autoridad y penalizar cualquier intento de insubordinación.
―Entonces les parece correcto entrar a mi departamento cuando hasta donde sabía en ningún momento les di la clave de acceso, más que para el elevador y esperar en el recibidor en el cual claramente no estaban ―dijo JungKook―. Y es lo que más me aterra, el saber cómo obtuvieron la contraseña y el cinismo de presentarse sólo cuando el apellido Makris va a ser comentado por mi sobrecarga de poder, y no porque les interese mi estado sino por el absurdo circo que ante los miembros del Consejo se fueron a jactar del orgullo que sienten por nosotros, cuando lo que verdaderamente les importa es el poder que viene vinculado a nosotros ―finalizó con el desagrado centelleando en sus ojos que se tornaron del color azul oscuro del bravío mar que siente correr en su interior.
Al terminar de confesar lo que en ocasiones similares había dicho como una verdad incompleta, la opresión que yacía sobre su pecho cuando tenía que ver a sus padres y más cuando ellos trataban de vincularse a su vida con vanos pretextos sin esforzarse realmente, comenzó a disiparse gradualmente en que pronunciaba cada palabra y se convertía en una realidad cuando resonó en medio de la habitación.
Permitiéndole encontrar la tranquilidad que no sabía y necesitaba para alivianar la carga que acarreaba sobre sí mismo, así significará terminar de romper el débil lazo que comparte sus padres.
―Todo lo que hemos hecho ha sido por ustedes, nuestros hijos y es un vil insulto lo que estás diciendo JungKook Makris, porque hemos sido quienes te hemos apoyado y quienes ahora de igual forma que en el pasado encubrimos la anomalía que en ocasiones desestabiliza tu nivel de energía y centro de poder, es una deshonra escucharte decirlo por caprichos absurdos cuando ya eres un adulto y no un pequeño niño que necesita de constante supervisión ―sentenció Gael, poniéndose de pie para imponer su presencia, en una muestra de poder.
―¡Fui yo quien lo sugirió después de acudir a Jin por ayuda! Después de que ustedes estaban más preocupados por la ceremonia de nombramiento que estaban a punto de recibir. Ustedes son el más claro ejemplo de la hipocresía ―con gran enojo YoonGi salió en defensa de su hermano y de lo que en un pasado tuvo que idear para encubrir lo que estaba pasando. A lo que sus padres accedieron cuando por un momento repararon en las consecuencias que todo tendría y la ventaja que ganarían a largo plazo.
―Les recuerdo a ustedes dos ―YoungMi los señaló a ambos―, quienes son y lo que representan en este hogar, por el que Gael y yo hemos dado nuestro mayor amor y devoción por que sean lo que ahora son y lo que han... ―no pudo continuar con su alegato cuando la risa estruendosa e irónica de JungKook llamó su atención.
―Le recuerdo que ustedes a medida que fueron ascendiendo en su trabajo, su ausencia fue más notoria y nosotros lo entendimos porque era su tiempo de triunfar una vez que habían consolidado su familia ―se detuvo para analizar y escoger con precisión sus siguientes palabras, porque no quería actuar sólo por impulso y después arrepentirse―. YoonGi y yo estuvimos para ustedes, tratando de evitar los errores o problemas que no pudiésemos solucionar por nosotros mismos, todo con tal de darles el espacio que necesitaban.
››¿Pero qué ocurrió? Ustedes cada vez más prolongaban sus estancias fuera de casa y aun cuando pedíamos por verlos al inicio accedían pero luego ya ni para eso estaban disponibles, porque al parecer siendo sus hijos también debíamos hacer parte de su agenda.
››No estuvieron para YoonGi cuando tuvo que afrontar el enseñarme a mí a entrenar y soportar las pruebas que ni podía conocer porque sus habilidades de Krono son distintas a las mías. No estuvieron ahí cuando él los necesitaba para afrontar su primera decepción amorosa y todo lo que hasta ahora sigue implicando. Aún menos cuando mi vida se derrumbó ante mi más grande dolor que fue terminar con TaeHyung ¿Y adivinen que paso? Nuevamente no estuvieron ahí, solo cuando por nuestro compromiso y fortaleza resaltábamos, lo que nos hacía acreedores de reconocimientos, para los que sí tenían el tiempo de presentarse y venir para estrechar manos políticas hasta que todo acabara con un par de abrazos de felicitación, que terminaba con una pronta despedida. Así que, no le permito, Saenon YoungMi hablar de una familia que en el olvido quedó.
Se felicitó a sí mismo por terminar con el silencio que estuvo guardando durante años, pero que ahora ya no le puede importar menos.
―Si hablas de devoción y amor es parte del deber que como familia al decidir darnos vida a ambos a través de su esencia debían cumplir, y lo hicieron hasta cierta parte de nuestra infancia y pero se olvidaron que es una decisión de vida que no termina o al menos no se abandona a mitad del camino ―declaró YoonGi en apoyo a lo que finalmente su hermano se había atrevido a decir y ni podía estar más orgulloso.
―No tienen autoridad para decirnos cómo ser padres y mucho menos creer que tienen el criterio suficiente para estar en nuestro nivel ―Gael lanzó sus palabras hirientes y llenas de cólera que al formarse en palabras y letras se convirtió en la sonara tétrica que tanto temía por querer controlar, obtenido lo opuesto al terminar lastimando a sus hijos.
Y como parte del impulso que asaltó su sistema se acercó amenazadoramente a JungKook que fue refugiado tras el cuerpo de YoonGi que reaccionó con rapidez para protegerlo a si su hermano fuera lo suficientemente capaz de defenderse.
―Ni te atrevas a hacerlo ―pronunció entre dientes con su mirada avellana clavada en el puño que mantiene la mano de su padre rojiza por la fuerza.
Mientras YoungMi se mantiene incrédula al lado de su esposo que impulsó hacia su cuerpo para alejarlo de sus hijos, sin lograr identificar cuál emoción requería su atención de toda la avalancha que estaba sintiendo, optando por el silencio antes de seguir causando más daño del que sabía y había hecho. Uno tan palpable en el enojo de la mirada semejante que comparte con YoonGi y la decepción en los orbes de cielo de su pequeño JungKook que ha cambiado tanto y hasta ahora lo contempla.
―Es una lástima que nos considere inferiores padre, y para ahorrarle el tiempo que tan valioso es para ustedes, los invito a que se vayan de mi casa a la que ingresaron sin autorización ―sentenció JungKook saliendo del refugio de su hermano y animando a sus padres a que apuraran sus pasos mediante el movimiento de sus manos en dirección al pasillo que los guiará hasta la puerta.
Aunque detuvo su avance cuando una punzada se alojó con insistencia en su pecho, transmitiéndole el sentir ajeno que se negaba a reconocer. Que invadía su ser en la algidez de la necesidad que cada vez era más apremiante por hacerse notar, presintiendo lo que ahora se iluminaba como una clara respuesta a la que su mente llegó a alcanzar.
―Y para su tranquilidad nosotros dos nos haremos cargo de nuestros conflictos como hemos hecho hasta ahora, así que, no será necesario que tengan que darnos de su congraciado tiempo para ver si pueden o no ver a sus hijos ―explicó YoonGi a la par que abría la puerta para remarcar el deseo de ambos. Ayudando a su hermano al notar el abatimiento que lo había hecho detener sus pasos antes de llegar a la entrada, estado que solo él pudo percibir en JungKook.
Ya que, la atención de los demás presentes de forma usual no estaba sobre ellos sino sobre sí mismos de forma egoísta, en una renuncia a lo que fueron y continuaban siendo.
La desolación al despedirse de sus padres, a quienes durante su infancia admiraron por lo que eran y el poder que poseían, orgullosos de continuar su camino hasta que este mismo se encargó de separarlos en una prueba que Gael y YoungMi fracasaron sin darse cuenta, al creer que lo único seguro que tendrían de forma incondicional era la presencia de sus hijos.
Cuando equivocados estaban porque el destino una vez más les demostró que aquello que los motivaba en un inicio, a lo largo del tiempo se fue desvaneciendo para ser recluido en las reminiscencias de un pasado que en el presente yacía fracturado y deshecho.
―Han sido y siempre serán nuestros hijos ―fue lo único que YoungMi logró decir en medio de las dudas, el dolor y el enojo que estaban recorriendo su sistema, y su primer deseo de imponerse y negar las mentiras que sus hijos decían en lo que pensó como un capricho, se fue desvaneciendo cuando pudo ver el abatimiento en los ojos de sus dos pequeños tesoros. Tormento que se profundizó al ver que no reconocía más que la decepción en el rostro de ambos, el cual se venía negando a admitir.
Una verdad que terminó estallando por efecto de la tensión acumulada y la cronología no otorgó más contemplación y decidió accionar el plan que tenía trazado.
―Necesito que me escuches, porque sé que tu conciencia ahora más que nunca está presente, aunque sea como un mecanismo de defensa a la espera de un estímulo ―expresó Jin, luego de haber terminado de presentar los requerimientos necesarios en contra de los partidarios de la reunión que quería ver reducido a TaeHyung.
Una lástima que en su camino el próximo heredero de Lucem, se haya presentado para obstaculizar sus planes.
―Sé que debes estar agotado en la decadencia de tu mente al canalizar el futuro que te ha sometido y que parece afianzarse cada vez más en ti, aun cuando no puedas admitirlo como su elegido, has sido designado por tu valor y vitalidad ―continuo Jin con el monólogo que parecía mantener con el contrario, con la seguridad de reconocer que estaba siendo escuchado, al menos la intencionalidad de sus palabras―. He estado allí presente para resguardarte ante cualquier posible caída y fallando en el intento porque nunca te muestras lo suficientemente decaído, aunque es lo que tu logras en la mayoría menos en mí, quien ha sabido reconocer cada momento de aflicción.
››Como ahora, porque sé lo que estás haciendo y lo que pretendes TaeHyung D'Angelo, te conozco como si hubiéramos sido engendrados en la misma crisálida o al menos por los mismos padres, tal vez me estoy desviando y que si me oyeras probablemente ya me hubieras dejado hablando solo, pero es un castigo para ti que tendrás que escuchar por seguir recluido aquí.
››Estoy seguro de que te estas rindiendo o lo intentas, porque la vida no es una decisión en la que podamos interferir voluntariamente sin ser el tiempo idóneo y estipulado en nuestra línea existencial, por lo que, puedo afirmar que esta situación ahora representa una posibilidad que no habías podido contemplar y que ante el Elter podrás suplicar.
SeokJin detuvo sus reclamos y resguardo entre sus manos la contraria que yacía inerte sobre la cama a un lado de su cuerpo, que se encontraba un poco fría aunque con la temperatura adecuada. En un acto para distraer el latente llanto que estaba amenazado con presentarse.
―Tienes una posibilidad que no te negaran, no a ti, solo que no te dejaré hacerlo, nunca te he pedido algo concreto más que busques ser feliz, aun cuando ha sido difícil y que aún no has salido de todo el tormento, pero lo has logrado en pequeñas fracciones en las que ambos nos hemos guiado ―suspiró con fuerza para liberar la tensión que buscaba destrozar su pecho a la par que acariciaba la mano contraria―. Sin embargo, de forma egoísta necesito que no te rindas, porque mi felicidad está vinculada a ti, además, tus madres no podrían resistirlo, ellas en medio de la agonía podrían irse desvaneciendo hasta extinguir la vitalidad de su flama y partir en tu encuentro. Porque tu madre como la anterior Kalar de Tenebrae, tiene esa autoridad directa con el plano celestial y puede influir en el balance de la muerte.
››Desearía confesarte lo que se me ha revelado pero es mi deber influir en que pueda cumplirse, y para ello debes vivir Tae, te lo ruego, aun cuando las sombras sigan atadas a tu vida están serán vencidas por la grandeza a la que estás destinado y a cada prueba de la que saldrás victorioso. Eres mi leal compañero y una parte de lo que me motiva, por favor, no es momento de que me abandones.
Y la sorpresa inundó su rostro al sentir un movimiento leve que simulaba un apretón sobre sus manos que lo único que sostenían era la de TaeHyung que reaccionó someramente reafirmando que lo escuchaba aunque sin precisar en la fuerza del cumplimiento a lo que se le pedía.
Pero estaba allí, la mente del pelirrojo pudo registrar la solemne fuerza que provenía del contrario, al que reconoció y se mostró para dar tranquilidad.
―Continua así Tae, eres mi más grande orgullo ―expresó Jin con tímidas lágrimas que se desprendían de sus orbes esmeralda en júbilo por la presencia de Tae a través de su tacto cálido que adquirió mayor vigor.
Día 520
El avance del tiempo se condenso en las horas que transcurrieron y avanzaron sin cesar, en una marcha orquestada por el deber de cumplir con lo que el destino preparaba, hasta que los días fueron apareciendo con la imposición del sol sobre el cielo de tonos anaranjados que se lucía en calidez durante las veinte horas que se le concedían, para ceder su espacio a la luna que en la noche reinaba en las catorce horas restantes de un día compuesto por treinta y cuatro de ellas, que terminaron por acumularse en 10 días en los que TaeHyung yacía como entidad física en un absoluto reposo mientras que su esencia y espíritu de vida se hallaban aún en medio del mundo espiritual, Celestis Trinitas, en el que sucesivamente era entrenado una y otra vez, repitiendo la misma secuencia y observando que detalles habían sido omitidos, para analizar y estructurar la información valiosa a ser sintetizada en una armonía en la que el futuro se manifestaba.
Sin embargo, no fue sólo un tiempo de descanso terrenal sino que en alma y propiedad logró fortalecer sus convicciones y reencontrarse con una parte de sí mismo que había perdido hace un tiempo, y que ahora una vez lloro y grito hasta la afonía, aceptó que el pasado era un remanente de lo que había hecho y que aunque no estuviese orgulloso, este constituyó cada acontecimiento que ahora por medio de la experiencia adquirió la sabiduría y aprendió a cómo actuar y con qué precaución hacerlo.
El pasado había sido liberado y expiado del pecado que no debió existir en un principio. TaeHyung D'Angelo renació como un nuevo ser dotado de poder y sabiduría, enaltecido por la proeza que logró superar, como el vínculo que le proporcionó el resplandor de calma que en el nirvana de la espiritualidad pudo hallar.
Un suspiro de vitalidad emanó de entre sus labios en una señal que indicaba su regreso al plano terrenal.
―Estoy agradecida de que estés de vuelta con nosotras hijo ―expresó Amelia D'Angelo una de las madres de TaeHyung, que se encontraba en la habitación del pelirrojo a la espera de alguna novedad, y que tanto ella como su esposa, horas después de lo ocurrido viajaron de inmediato aun cuando ambas estaban bastante lejos.
Precisamente en Cefeo, demarcación de la Región Potentiae que pertenece a los Regnandi Magus, supervisando los avances de las últimas reformas necesarias para inaugurar el nuevo centro de entretenimiento en una zona neutral, siendo el territorio de los Hechiceros lo que lo hacía idóneo, ya que, la raza mágica se encarga del balance y el equilibrio natural en Caelestis, y su ubicación representaría un enlace neutral en donde Lucem y Tenebrae continuarían coexistiendo y fortaleciendo los lazos que ya se venían formando.
Y al enterarse del estado de su pequeño descendiente, dejaron todo para ir con él y relevar a Jin en su cuidado, alternándose entre los tres así no fuera necesario, porque TaeHyung seguía en un sueño profundo.
―Tranquilo mi pequeño, estás aquí de nuevo ―Amelia volvió a hablar, buscando esclarecer el desconcierto que brillaba en los ojos grisáceos idénticos a los propios. Siendo el único rasgo además de los lunares que poseía en el rostro, lo que heredó de ella, porque de resto cada composición y detalle fue esculpido como la versión masculina de su amada esposa.
―Yo... ―el tono bajo y grave del pelirrojo tembló por la inestabilidad de sus cuerdas vocales a las que se les dificultaba administrar la cantidad de aire necesario para entonar un sonido estable y audible que debido a la inactividad durante los días fue perdiendo precisión inmediata.
―No te esfuerces, sólo respira y concéntrate en sentirte parte de la realidad nuevamente ―Amelia deposito un beso sobre la frente de su hijo para ir en busca de agua para hidratar un poco la garganta y boca de Tae, y que le fuese más fácil poder hablar.
No obstante, fue detenida antes de concretar cualquier avance significativo por la mano de su hijo sujetada a su brazo en un agarre trémulo pero firme.
―Gracias ―susurró TaeHyung, afirmando ahora la mano de su madre entre la propia, para percibir el primer contacto con el presente terrenal que ahora volvía a ocupar.
Luego de la travesía en medio de la tribulación experimentada en el mundo espiritual, la cual, estuvo marcada por la serenidad y el silencio reparador que era profesado en los momentos en que se dedicaba a recorrer el paraíso que se puso a su disposición, como un oasis que alimentaba y nutría su ser, para después ser puesto a prueba bajo el fuego de la opresión centelleante que pulía e instruida la capacidad y potestad que se le fue concedida.
Hasta obtener el resultado esperado, ahora sabe lo que debe realizar y conoce lo que se le fue mostrado. El futuro se unió a su ser y en sus células se hallaba encriptado el código de acceso e interpretación.
―Eres parte de mi vida y de mi esencia, mi TaeHyung ―enunció Amelia, mientras con delicadas y suaves caricias sostenía la unión formada por las manos de ambos.
Sentir el tacto que lo cuido y lo sostuvo desde su nacimiento, era lo que TaeHyung tanto necesitaba sentir, el abrigo de sus seres amados que de forma incondicional estaban allí para sostenerlo sin que tuviera que pedirlo o hacer un esfuerzo por derrumbar su orgullo al verse debilitado como ahora se encontraba.
―Te estabas tardando un poco TaeHyung D'Angelo ¿No crees? ―cuestionó Selene, la ex-Kalar de Tenebrae que se había unido hace más de cien años a su amada esposa, Amelia D'Angelo, perteneciente a Lucem, ambas formando una unión que en principio desató comentarios y cuestiones enardecidas de censura y desagrado.
En un comienzo por la prohibición aparente de ciertos grupos y Celestiales que se oponían a las libres uniones interraciales, siendo el primer obstáculo, la sanción social de sus allegados y algunos familiares que pertenecían a dos linajes, Lucem y Tenebrae, como la segunda intrincación que se hacía evidente, además, porque Selene Colleti en ese momento era la líder regente de su linaje, lo que desataba controversia entre los altos miembros del Consejo o figuras reconocidas dentro de Tenebrae que se negaban a que su líder estuviera con una Celestial a la que consideraban inferior.
Pero fue esa misma unión la que llevó a la gloria de Tenebrae durante todo el mandato de Selene al lado de su fiel coraza de amor que era alimentada con fervor por parte de Amelia, quien la respaldo en cada decisión con la prudencia del actuar que siempre le recordaba mantener, con las opiniones que recitaba de acuerdo a lo que era conveniente en el momento hacer y el tiempo que debía respetarse sin violentar un control absoluto de comprensión hacia su relación, que aunque reticentes y absurdos, cada opositor tuvo que reconocer en silencio la grandeza de ellas como pareja.
Hasta que sintieron que era la época perfecta para cumplir el mayor anhelo que su ser interior pedir por ver realizado, dar vida a partir de la propia y verla manifestada en un pequeño ser naciente, que luego de la espera del ciclo que cada cinco años les permitía concebir a la próxima generación de Celestiales, les dio la oportunidad de unir la esencia dispar de ambas en el enlace que la magia de los Hechiceros terminó por integrar y formar la crisálida en donde su más profundo amor vivía.
Al que se entregaron con toda la devoción posible que palpitaba al unísono en que percibieron por primera vez el latido arrítmico y perfecto del corazón de su hijo, por quien, dejarían atrás la mayoría de sus obligaciones y la sucesión al poder para dedicarse enteramente a la familia que ahora formarían.
―Lo bueno se hace esperar ¿O no? ―TaeHyung logró decir con gran esfuerzo al ver de nuevo a sus dos madres, que aunque tuvieran que ausentarse por las labores que así como él debían cumplir, su comunicación era constante y la presencia se mantenía como un aliciente que da calma.
Como ahora, luego del avance y fluir del tiempo en el que la vida inexorable e imperecedera de la que gozaban y se les fue dada como uno de los mayores dones del Cosmos, los rostros de sus madres no habían cambiado en demasía desde que podía comenzar a evocar recuerdos de su temprana niñez, y al tiempo presente, su belleza seguía inmaculada y bendecida por el periodo vital que sólo acentuaba y refinaba mucho más sus rasgos.
―Por eso fue que te tardaste un poco más en nacer TaeHyung, superando el tiempo supuesto para que los demás y en condiciones normales nacieran ―dijo Selene con la mayor tranquilidad posible a la par que se dirigía a la mesa situada al frente de la cama en donde estaba su hijo para servir un poco de agua y que había sido pedida momentos antes.
―¿Estás diciendo que soy anormal? ―TaeHyung mencionó en medio de la falsa indignación que sentía por las palabras de su madre, que como siempre no perdía oportunidad para molestarlo con su retraso en el nacimiento.
El cual superó el tiempo establecido de seis meses, sin ninguna razón que permitiera concluir porque le tomó cuatro meses más en nacer, cuando se determinó que la salud y las condiciones de la crisálida eran óptimas para el mantenimiento del cuerpo gestado.
Y hoy más de veintiocho años después tal vez la razón de la demora que tuvo a sus madres en la incertidumbre y el dolor constante debido a la falta de una explicación concreta, podía concluirse que su cuerpo y mente estaban siendo formados para ser quien era en el presente, de forma que la naturaleza mágica y Celestial determinaron que su próximo heredero debía mantenerse resguardado durante más tiempo para que pudiera cumplir con lo que se le destino como profecía en la existencia que aún estaba comenzando a recorrer.
―Si tú lo dices, no me atrevería a contradecirte, rojito ―Selene se burló de su hijo llamándolo por el sobrenombre que durante gran parte de su infancia ambas usaron con él. Por la peculiaridad de su cabello rojo, que difería un poco del propio que era un poco más anaranjado, en cambio, el de TaeHyung reverberaba en intensidad de concentración del pigmento haciendo de su rojo uno más profundo.
―Lo que tu madre quiere decir ―intervino Amelia dándole un leve pellizco a su pareja que ni se inmutó ante dicha acción o al menos es lo que aparento―, es que si tomaste más tiempo en nacer, todo se debía a la grandeza para la que estabas destinado y esta última prueba es una muestra de ello ―explicó sosteniendo la mano de su hijo y sintiendo el calor del cuerpo de su esposa contra su espalda.
―Es lo mismo que dice tu madre solo que más bonito ―dijo Selene depositando un beso sobre la cabeza de su pareja, quien se giró para corresponder el beso que le pedía silenciosamente a su esposa que no dudo en complacerla. Aunque un toque efímero pero profundo que le permitió a ambas conectarse y sentir la tranquilidad de ahora tener a su hijo con ellas de nuevo.
Para TaeHyung presenciar cada acto de amor entre sus madres lo hacía sentirse orgulloso por la relación que forjaron y que mantenían hasta el presente, en donde el tiempo fortaleció el vínculo que las unía y que no hacía más que solidificarse, debido a la voluntad de ellas por mantener juntas en una relación que sólo se extinguirá en el día de su muerte.
Ambas siendo el ejemplo que lo mantenía anhelante de una relación similar, pidiendo por una oportunidad de ser merecedor de un igual que guiará sus pasos y sostuviera su mano en cada amargura del camino y vivir su existencia imperecedera en medio de un amor que anhelaba la eternidad. Solo que después de lo vivido y la inmensa responsabilidad que su poder representaba, creía lejana esa posibilidad debido al compromiso y valentía que su pareja debería tener, para estar con el dador del futuro.
De forma paralela y lejana, una realidad conocida fue impactada como efecto adverso por la revelación que traía con su presencia y en un acto colateral se imponía para hacerse presente de una vez por todas.
―Kook ¿Qué fue lo que sucedió? ―cuestionó YoonGi al hallar a su hermano en el balcón ubicado en la habitación, lugar al que JungKook se dirigía con mayor frecuencia para conectar y reflexionar una vez sus padres se marcharon hace varias días atrás.
Dejando detrás de ausencia una paz que ambos hermanos sintieron al enterarse que ellos retomaron sus actividades como si nada hubiese sucedido. Lo que les dio tranquilidad por saber que su presencia ya no será requerida.
―¿Tiene que ver con lo que pasó con Gael y YoungMi? ―ahora no se sentía preparado para nombrarlos y mucho menos en lo que podía notar de JungKook, de nombrarlos como sus padres, en un minúsculo acto de mostrar su dolor y molestia.
―No realmente, no tiene que ver con ellos ―respondió con sinceridad el ojiazul sin querer reservarse lo que sucedió hace unos días y que quiso mantener para sí mismo hasta comprender lo que ocurrió.
Como enunciar una respuesta que ni una mente perturbada lograba comprender en su totalidad, aun asumiendo lo enseñado e integrando una cuestión que destruía más de lo supuesto que estaba a reparar lo que las dudas desintegraron a su paso.
―¿Quieres hablarlo o quieres que te deje solo? ―preguntó el de orbes avellana, cruzando el umbral de la ventana y situándose a un lado del cuerpo opuesto.
―Volví a sentir a TaeHyung, al principio no sabía si era mi dolor o un susurro lejano por lo que siempre quise decirles a ellos ―dijo haciendo referencia a sus padres―. Pero rápidamente me di cuenta que esa no era la causa de lo que sentí, fue él a quien volví a percibir con tanta fuerza como la primera vez en que nuestra conexión se estableció.
―¿Qué fue lo que percibiste Kook? ―YoonGi esperaba que verdaderamente su hermano estuviese hallando un punto de conciliación entre las dudas tormentosas.
Aun cuando para el futuro Saenon las cuestiones seguían aumentando de proporción y no estuviese en su facultad expresar de la mejor manera el entramado que ante sus ojos se abría sin orden consecuente que precediera a la lógica racional que trataba de aplicar, se dio cuenta de pequeños detalles cuando conecto con TaeHyung.
Como si la flama del contrario buscará mostrarle el camino a seguir, dejando pequeños resquicios para dirigirlo a dónde debía llegar.
―Se trataba de una visión y sé que es así porque la desesperación de él era inconfundible para mí, solo que las imágenes no se me mostraron sino el sonido de los gritos, el llanto desolador de la pérdida y luego la inmensa felicidad de las sonrisas que me hicieron sentir como si perteneciera a lo que TaeHyung vio, pero luego todo volvió a separarse y oía clamores de locura que sólo buscaban venganza ―JungKook terminó de decir las ideas inconexas que logró ver.
―Puede ser parte de lo que TaeHyung vio y que lo llevó al colapso ―preciso YoonGi en una explicación circunstancial por los hechos vividos.
―Y sé que ahora mismo ha despertado y es algo que me llena de tranquilidad, una que necesitaba por el enfrentamiento de hace unos días atrás ―determinó al reconocer y permitirse aceptar que ese breve enlace que mantuvo con el pelirrojo le ayudó a sobrellevar el dolor sobre la discusión que tuvo que enfrentar con ambas figuras paternas, y que ahora yace deshecho y sin ninguna intención de su parte por volver a establecer.
―Sabes que lo que sigue no será fácil, porque debes volver a entrenar y terminar por estilizar tus niveles Kook ―YoonGi explicó nuevamente lo que era pertinente a tener en cuenta en los próximos días. Una verdad que ya ha sido anunciada.
―Lo sé Yoon, ahora se o ya aceptó cuál ha sido el inicio del declive que ahora ha sumergido lo que por años he ido construyendo ―interrumpió a su hermano y las posibles explicaciones que aunque se refieran a TaeHyung, su necesidad de manifestar este hecho era más apremiante, y si no lo decía ahora, tal vez se acobardaría hasta ahogarse nuevamente en la incertidumbre.
―Si que te gusta dar vueltas para decir las cosas ¿Cierto ricitos de luna? ―YoonGi se burló de Kook al ver el nerviosismo que infructuosamente oculta.
Desde pequeños él tenía que sacarle las palabras a su hermano por medio de cuestiones o preguntas que para otros podrían ser excesivas por la insistencia, pero con JungKook había aprendido que cuando era forzado a hablar sobre aquello que se le dificultaba por formular, era un método que le proporcionaba el espacio para dejar fluir las contenciones de cada barrera formada.
―Es tu deber como hermano mayor adivinar que me pasa o al menos así lo hacías cuando éramos pequeños ―indicó JungKook, refiriéndose al pasado donde su hermano parecía saber qué le sucedía sin tener que presionarlo, un estado que fue cambiando a medida que ambos fueron creciendo.
Pero lo que no había cambiado era la sensibilidad de YoonGi para captar las variaciones que indicaban que algo le sucede.
―Pues con los pucheros que hacías quien no se iba a dar cuenta ―explicó con ironía el mayor, en una pequeña mentira que tenía leves matices reales.
―Tampoco era así, bueno no tanto ―preciso el rubio con un pequeño mohín sobre sus labios de forma inconsciente sin darse cuenta de lo que hacía. Siendo todo un espectáculo para su hermano que lo veía con un tímida sonrisa para no ponerlo en evidencia.
―Bueno dime lo que sucede en realidad ―el mayor lo invito a recobrar la valentía que instantes atrás había impulsado con alegoría.
―¿Fue a partir de la muerte de EunWoo? ―afirmó en una cuestión en la que aún trataba de ahondar.
―¿Me estás preguntando o lo estás afirmando? ―cuestionó de regreso.
Si JungKook debía ser sincero ni él mismo sabía con claridad a lo que quería llegar o lo que se esforzaba por comunicar, puesto que, enunciarlo sonaba a una afirmación que sabía y estaba diciendo más no que resonara directamente en su interior para poder procesarlo.
―Estoy afirmando que el inicio fue a partir de la muerte de Kosta y aunque no tenga una explicación coherente, él desde hace un tiempo cambio tanto de distintas formas y en diferentes sentidos que hacían resaltar nuestra incompatibilidad aún más que antes, como si hubiese descubierto un nuevo rostro detrás de lo que quería mostrarme ―explicó JungKook sorprendiéndose por la conclusión a la que estaba llegando.
Siendo el efecto directo de la presencia de su hermano que siempre le transmitía un aura sosegada en la cantidad justa para darle forma a lo que lo estuviera atormentándolo y en medio de las palabras aleatorias comenzaba a aflorar el ritmo consecuente de los hechos que necesitaba comprender.
―En lo que yo podía ver en él, si había algo que lo caracterizaba era la espontaneidad que creo que fue lo que los unió en un inicio como amigos, porque era alguien persistente, lo que años después los llevó a tener una relación fugaz, pero después puedo respaldar lo que estás diciendo, él en su último tiempo de vida por momentos era un ser distinto que vivía en la zozobra y la paranoia, tal vez, todo se debe a la presión que sentía al no alcanzar su periodo de maduración ―manifestó YoonGi, con gran certeza en lo que decía, después de todo, era producto de los hechos objetivos que ambos comenzaron a notar.
―Parecía ser un espejismo de lo que alguna vez fue ―concordó con respecto a lo que decía su hermano―. Y posterior a su asesinato, todo parece seguir igual y que el rumbo no se ha visto alterado más que por la sorpresa y el desconocimiento de lo que sucedió, pero algo en mi interior siente que lo que su muerte sembró sigue sobre nosotros y que el tiempo transcurre en la misma relatividad supuesta a hacerlo ―el de orbes azules afirmó con toda la seguridad de la que podía hacer uso en una situación tan voluble como en la que se encontraba.
Aunque sentía que comenzaba a emerger del letargo autoimpuesto que lo sometió a la renuncia brindaba por el conocimiento sobre lo que se estuvo negando con tanto ímpetu. Y ahora, una vez confesó su más íntimo secreto, comenzó a respirar con mayor aprehensión, desvaneciendo los límites enredados en su camino y exhalando el indómito poder que poseía.
―O tal vez es así como debe ser ―YoonGi preciso y trato de encontrar una forma asertiva para esclarecer lo que dijo, al ver la expresión interrogante en su hermano―. Solo aquellos destinados a la absoluta grandeza en Caelestis y bendecidos por cada Elter, podrán guiar a todo un pueblo que al parecer va hacia la decadencia que ha destruido a otras razas en la inmensa vastedad del Universo.
―Y ese primer designado es TaeHyung y no debería preocuparme en la forma en que lo hago, pero me aterra que su bienestar se vea comprometido nuevamente ―afirmó con su corazón escociendo en ardor al rememorar lo que fueron y que ahora eran.
―Tú serás quien has sido y no te retengas por lo que debería ser, sino por lo que indudablemente nazca de ti, sin cuestionarte si es lo más prudente debido al pasado que los separó ―después de la intervención del mayor, se sumieron en un tenso silencio en el que podía leerse las futuras cuestiones que se avivaron nuevamente.
Ambos sin saberlo seguían el rumbo pactado que si bien había sido modificado, la esencia misma de la inmortalidad continuaba existiendo y arremolinándose en el abismo de la perdición que deberían cruzar para hallar las respuestas verídicas de lo que tanto se planteaban por localizar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top