ⅩⅩⅥ: Las ruinas de la torre de cristal

Día 569

La luz natural de la mañana tímidamente comenzó a inundar la habitación, ya que las cortinas yacen a ambos extremos del ventanal ante la nula importancia que ambos le dieron durante la noche anterior, maravillados y colmados por la presencia contraria en la que se fundieron y alcanzaron el nirvana en múltiples ocasiones. Por lo que le dieron libertad a los truenos de acompañar la sonata del choque de sus cuerpos y los jadeos que marcaban la acumulación de la potente liberación que detuvieron en el naciente amanecer que los dos vieron arribar a Elara.

Exhaustos cedieron al anhelado descanso cuando el cielo comenzó a perder la insondable oscuridad que los impulsó a refugiarse en el abrazo contrario hasta que sus párpados marcaron el inicio de horas extendidas de sueño que comenzaron a ser violentadas para TaeHyung en el momento en el que ya no pudo ignorar la excesiva luminosidad de la habitación.

Con el cuerpo de su pareja refugiado en su pecho, estiró su brazo para llevarlo hasta sus ojos y acostumbrarse a la luz grisácea de un día lluvioso. Parpadeando sucesivamente finalmente los descubrió y sintió como sus pupilas rápidamente se contrajeron para devolver la claridad nublada que se dibujó en el ventanal.

La niebla inmersa entre la verdosa naturaleza resalta el encantador y enigmático panorama que al parecer va a definir el resto del día. El último día que van a poder compartir en Elara y lo harán bajo el calor del hogar que ahora comparten.

―Tu piel se ve casi dorada. Eres tan precioso ―murmuró JungKook con voz rasposa por los resquicios del sueño que lo fueron abandonando al sentir como su flama reaccionó a la contraria, advirtiéndole de su despertar.

Él en sincronía abrió sus ojos, apoyado en el pecho de D'Angelo y contempló la preciosa magnificencia de la naturaleza. Un distractor que lo tentó a la vez que le devolvió cada uno de los sucesivos recuerdos que los dos formaron sobre sus cuerpos y sellaron en lo profundo de sus almas.

―No quería despertarte ―la oscuridad inundó el tono del habla de TaeHyung que giró su rostro para besar los desordenados cabellos rubios de su pareja que se acercó mucho más a su cuerpo.

Subió una de sus piernas sobre las suyas y su rostro se refugió en su cuello. Rodeándolo con ambos brazos a la vez que trajo consigo la sábana que solo estaba ubicada sobre sus caderas al sentir como la temperatura posterior a su despertar comenzó a descender.

―Fue nuestra unión la que me avisó de tu despertar ―respondió besando la cálida piel de color canela que se exhibe mucho más tersa, mucho más dorada.

―¿Así de bien me veo al despertar? ―cuestionó con cierta burla en su tono que provocó una suave carcajada en JungKook, que asintió arrastrando sus labios por la zona que beso con delicadeza.

Solo para contemplarlo.

―Eres el Celestial a quien quiero seguir viendo cada día al despertar ―confesó con cierta timidez que TaeHyung reconoció en la voz baja y susurrante del menor que gritó cuando su cuerpo terminó de nuevo contra el colchón y el pelirrojo se impuso sobre él.

―No hay forma de que te retractes, Makris ―besó con suavidad los rosados labios de su pareja que correspondió con la misma dulzura. Movimientos coordinados y húmedos, respiración compartida y deseo manifestado.

Sin ninguna connotación sexual más allá de la intimidad de sellar el tangible amor en el cual están embebidos. Un elixir que los ha saturado y que en medio de la conexión de sus labios que se acarician en medio de sonrisas y suspiros robados, la materialización de la pasión reverbero en el brillo de sus miradas.

Plata y zafiro, gris y celeste, pureza y cielo. Son el complemento que los atravesó, rodeándolos con un hilo invisible que se consolidó después de beber del cáliz desbordante en delirio y frenesí.

Sus almas unidas al Cosmos en el cual fueron fecundados, de nuevo los recibe bajo el designio estipulado que debían volver a vivir.

―Eres mío, D'Angelo ―afirmó JungKook con una dulce e inocente sonrisa que fue tomada por los labios de corazón con tanta dicha a través de los minutos en los que se dedicaron a contemplarse uno al otro.

Disfrutando de la complicidad de los besos y la delicadeza de los toques sobre sus pieles que han regresado a la pureza que poseen después de las sucesivas marcas que en sus cuerpos se grabaron producto del ferviente deseo consolidado.

Sus miradas encantadas por los sentimientos que ven diluidos en la claridad que sus orbes poseen.

―Deberíamos quedarnos todo el día en casa ―pronunció JungKook, extendido como una estrella a lo largo y ancho de la cama en el momento en el que TaeHyung se puso de pie, desnudo y excelso, se detuvo frente al neblinoso paisaje que parece haber devorado el bosque, porque no hay nada más que humo denso e impoluto.

Arropado hasta el cuello, Makris halló su propio horizonte. La profunda y marcada curvatura en la ancha espalda de TaeHyung se extiende hacia los hombros que sobresalen y resaltan por los músculos que los forman. Sus torneados brazos, anchos sin ser exagerados descienden hasta un poco más allá de la cadera que realza sus glúteos, marcando el inicio de sus muslos y las largas y ágiles piernas que han sido esculpidas por las rutinas de entrenamiento que él también sigue aunque con mayor peso para definir más su musculatura.

TaeHyung es una obra labrada por la divinidad del Universo que se condensó en su esencia al interior de la crisálida que acuno su pequeño cuerpo hasta que años más tarde, la grandeza a la que está destinado brotó con fuerza cataclísmica.

―A menos que quieras ir a desafiar la baja temperatura de la niebla que puede herir nuestras pieles ―sugirió con ironía el de orbes grisáceos al girarse para ver a su adorable Tenebrae refugiado bajo las sábanas y solo sus encantadores y celestes ojos es lo único que puede apreciar de él. Además de la maraña dorada de su cabello.

―Suena como una buena idea ―respondió rodando los ojos.

Viendo a TaeHyung avanzar hasta el borde de la cama y se inclinó para dejar un suave beso en su frente. JungKook cerró los ojos para disfrutar el calor de la piel ajena que perduró durante unos segundos antes de que el frío volviera a recibirlo.

―¿Te parece si preparo un baño caliente y luego vamos a desayunar? O por lo que veo, deberíamos preparar el almuerzo dada la hora en la que estamos ―expresó D'Angelo con un guiño antes de retirarse y perderse al interior del espacioso baño. Sonriendo por el pedido infantil de JungKook para que utilizara una esencia de vainilla.

Aunque Makris se resistió caprichosamente a no abandonar la calidez proporcionada por las sábanas, el agarre en sus tobillos fue imposible de evitar cuando al ser arrastrado fuera de la cama hasta que los brazos de TaeHyung lo cargaron en dirección al baño.

―Vamos, pequeño caprichoso ―habló él con una gran sonrisa por los suaves quejidos de JungKook que causan cosquillas sobre su piel.

Por lo que el rubio se aferró con mayor ahínco al cuello ajeno que rodeó con sus brazos y apoyó su cabeza contra su pecho. Lo que le permitió escuchar los leves latidos de su corazón que en sincronía late con el propio.

La felicidad formando una coraza en sus cuerpos para blindar el fruto de su unión. El amor imperecedero, naciente e ingrávido que está fusionado a sus esencias. El cual deben preservar y defender ante cada arribo intempestivo que busque separarlos.

―En verdad está haciendo frío ―se quejó con voz mimada y un pequeño mohín enredado en sus labios que TaeHyung se inclinó a picotear al patear la puerta para ingresar con su cuerpo en brazos.

Rápidamente la calidez abrasadora inundó la atmósfera interior del baño y los vellos erizados de su piel captaron la variación que lo hizo suspirar en agrado. El vaho del agua formo un globo de temperatura distinto al que abunda en la habitación en la que anteriormente estaba y allí, aun en los brazos de su pareja el dulce aroma de la vainilla los rodeo con el éxtasis de verse envuelto por el calor interno del amplio espacio.

―¿Ya no te seguirás quejando? ―bromeó el Lucem para inclinar el cuerpo de JungKook y que sus pies desnudos, de la misma forma en que el resto de su anatomía, entrarán en contacto con el suelo que lo sacudió brevemente.

―Aunque el piso aún se siente frío ―JungKook se quejó tan solo para molestar a su pareja que bufo, alejándose en dirección al lavabo de donde tomó un cepillo para limpiar sus dientes.

Acción que él imitó mientras el agua termina de llenar la inmensa bañera labrada en ónix.

―Es bastante complejo calentar el suelo, mi cielo ―dijo con total ironía, cepillando sus dientes y escupió la espuma contenida en su boca, la cual terminó desplazando por su mejilla debido al empujón que JungKook le dio con su cadera para enjugar primero su boca.

―Pues deberías hacerlo ―expresó JungKook, dejando su cepillo en el vaso contenedor, alejándose alzo los hombros bajo la risa del pelirrojo.

―JiMin opinaría lo contrario, como un gasto de energía innecesario ante el que tu cuerpo se adapta en los primeros segundos de contacto ―comentó él haciendo alusión a la profesión del Regnandi Magus y siendo atacado traicioneramente por una bola formada por la toalla que su pareja le lanzó y que apresó entre su mano con gran agilidad.

―Odio los buenos reflejos que tienes ―bramó con un nuevo puchero que derrito las defensas de TaeHyung.

Quien dejó la toalla sobre el mesón central y se encaminó hacia el precioso cuerpo de piel nívea que lo recibió con los brazos extendidos.

―Somos una pareja que se sale de los límites establecidos, así que te aguantes, amore mio ―enunció D'Angelo sobre los sonrientes labios que acariciaron los suyos, sin tocarlos.

Un suave roce que recae sobre la rosada piel que tomaron con absoluta suavidad. Deslizándose a través de la boca ajena para incursionar en cada rincón ya explorado.

―Te amo con toda mi esencia, sol de Lucem ―pronunció Makris besando el lunar en la punta de la nariz de piel canela e impulsos sus cuerpos unidos a ingresar con la mayor premura a la cuna acuosa con burbujas y pétalos de lirios que aromatizan el dulzor de la vainilla.

―Te amo con todo mi ser, luna de Tenebrae ―respondió TaeHyung, siguiendo la necesidad de su pareja por sumergir su cuerpo en la calidez del agua que los hizo suspirar en placer.

Sus pieles agradecidas por el estímulo que deshizo la coraza natural que sus organismos accionan para protegerlos del frío. Otorgando un descanso a la homeostasis que decreció al ser colmada por la acondicionada temperatura del agua.

TaeHyung estiró su mano para tomar el bote de shampoo con el cual se acercó hacia el cuerpo ajeno que estiró sus piernas para que pudiera sentarse sobre ellas. JungKook totalmente encantado por el beso que recibió y que perlo sus orbes celestes de emoción, debido a la suaves caricias con las que TaeHyung va mojando su cabello, poco a poco e impidiendo que el agua caiga en sus ojos.

―Podría acostumbrarme a esto cada día ―mencionó JungKook con su mirada en el pecho ajeno y sus manos se aventuraron hacia los muslos que están sobre los suyos bajo el agua. Toqueteando la piel que se erizo a la vez que una sonrisa estiró la comisura de sus labios.

―¿Cada uno de los 1.010 días del año en curso? ―cuestionó D'Angelo, verificando que los rubios cabellos estuvieran lo suficientemente húmedos, por lo que echó un poco del líquido entre sus manos, frotando para formar la espuma con la que comenzó a lavar su cabello.

Incrustando sus dedos con delicadeza fue tallando el cuero cabelludo para barrer cualquier resquicio de sudor o partículas que se hayan adherido a las hebras que alboroto mucho más bajo el quejido de su pequeña y mimada pareja que se dejó hacer.

―Algunos días puedes hacerlo tu y luego yo, de cualquier modo no importa quien empiece o quien lo termine, sino el hecho de no darle espacio a las discusiones que nos alejen de estos momentos ―emitió con cierta timidez y agradeció de no tener que ver la pureza en los orbes de plata que inevitablemente lo harían enredarse con sus palabras.

Ya que en el avance de los últimos días aún se siente viviendo en medio de un idílico sueño al proyectar el futuro que se abre frente a ambos y a través de la cotidianidad de vivir experiencias comunes que los aten a la presencia constante del otro en medio de sus rutinas, más allá de la guerra que los une como raza, son estos instantes que lo sacuden por la felicidad que cada mirada, toque o sonrisa produce en sí mismo.

JungKook se ha visualizado viviendo en la tranquilidad de una longeva vida junto a TaeHyung en una sucesiva acumulación de momentos que continúen fortaleciendo el vínculo indisoluble entre sus almas.

Así que hablar de la proyección de lo que ambos esperan de la relación que están construyendo, logra intimidarlo al no terminar de aprehender la realidad que está experimentando, luego de creerla lejana y quimérica.

―¿Qué esta acción se convierta en una disculpa silenciosa? ―TaeHyung condenso la necesidad que urge en la mente de JungKook por ser expresada.

Cada anhelo y cada límite que espera de la relación que están construyendo, D'Angelo quiere que sea manifestado en la misma medida que establecen acuerdos a partir de lo que desean del otro como pareja. Aquellos puntos innegociables y que van a afrontar según vayan surgiendo en el largo camino que les queda por recorrer.

―Sí ―afirmó el menor―. Ya sea en la mañana o en la noche, cuando el enojo o las emociones se hayan apaciguado, porque no me imagino haciendo esto estando enojado contigo y reprimiendo mis deseos se ahogarte en el agua ―bromeó, agitando un poco su cabeza y TaeHyung apresó entre sus muslos las piernas sobre las que está sentado para no moverse y evitar llenar su cara de shampoo.

―O yo accidentalmente derramando el shampoo sobre tu rostro ―continuó tallando el cuero cabelludo con movimientos circulares y se acercó un poco más al cuerpo de piel caliza. Las manos ajenas ascendieron hasta posarse en su cadera, apretando tan solo un poco para grabar la textura de su piel en su memoria sensorial.

―Sería una buena terapia de exposición ¿No crees? ―respondió JungKook suspirando, totalmente relajado y concentrado en la forma en que los dedos de TaeHyung lavan su cabello.

―Un poco agresiva pero después de todo así te gusta ―su nalga fue pellizcada por Makris que rio frente a su queja y la dureza con la que comenzó deslizar sus manos entre sus hebras.

Deteniéndose para observar el cielo en la mirada del Celestial de mejillas sonrojadas por el calor que los rodea.

TaeHyung está totalmente hipnotizado por la sublime belleza que su pareja posee.

―Es algo que también disfruto y que tu amas causar en mí ―expresó él, inclinando su rostro para recibir los labios de corazón que se enredaron con los suyos. Marcando un perezoso compás en el que compartieron el oxígeno que lleva la esencia ajena encapsulada.

―Pero es algo que podemos hacer, de la misma forma en que si hemos discutido, no nos vayamos de casa sin despedirnos, así sea una escueta palabra pero que sea una aviso para el otro ―añadió TaeHyung a la dulce sugerencia de su pareja.

―Puede que nos estemos centrando mucho en las discusiones que ni hemos tenido, pero siento que es uno de los puntos más importantes porque así podemos decir lo que más duele o nos incomoda que se haga en esas situaciones ―expresó JungKook―. Por eso, te pido que después de que el enojo pase, me digas aquello que por mi impulsividad te disgusto e incómodo. Aunque sé que en su mayoría ya sabemos todo del otro, pero no está demás fingir que apenas nos conocemos y estamos estableciendo acuerdos.

―Finjamos que nuestras mentes no están conectadas y que desde hace mucho, casi desde nuestra infancia no nos conocemos ―ironizó TaeHyung, considerando apropiado comenzar a enjuagar la espuma.

Por lo que inclinó la cabeza de JungKook ligeramente hacia atrás y con un ayuda de un pequeño bol que lleno de agua comenzó a disolver los resto de shampoo, teniendo cuidado de que los residuos no llenaran el rostro ajeno que al igual cerró los ojos por precaución.

―Y que mucho menos tuvimos una relación de más de tres años ―añadió expulsando el agua que entró en su boca y que dejó el regusto a shampoo de fresa en su boca.

―La que en su mayoría nos terminó de enseñar mucho más acerca del otro ―continuó D'Angelo―. Sin embargo, ahora estamos ante otra versión que estamos conociendo y que incluso, nos da la ventaja de saber cómo abordar las complicaciones que nos lleguen a desestabilizar.

―Sabemos darnos el espacio necesario cuando estamos enojados ―resaltó JungKook.

―Sabemos que le agrada hacer al otro y aquello que solo hacemos por compartir con el otro ―prosiguió el pelirrojo, terminando de remover en su totalidad la espuma del cabello dorado. Entre sus manos sostuvo el rostro de JungKook para atraerlo y besar su frente descubierta.

―Sabemos los límites de cada uno que son inalterables, así como aquellos que pueden ser presionados―-el menor reanudó la conversación y suspiró a gusto por los besos dejados en sus labios.

―Somos la felicidad del otro ―confesó D'Angelo y se sentó sobre la bañera, cuando las manos de JungKook se situaron en su pecho, empujándolo hacia atrás para ser él quien, ahora este sentado sobre sus piernas.

Para llevar a cabo el mismo proceso que él, humedeciendo su cabello para después lavarlo.

―Y somos la fortaleza del otro ―finalizó besando los dulces labios de corazón, antes de retomar su concentración en la actividad en la que estuvieron inmersos por varios minutos más, hasta que el agua perdió todo rastro de calidez y sus estómagos reclamaron la presencia del almuerzo debido a la pérdida del desayuno.

―Me pasas, por favor, ese cucharón ―solicitó el pelirrojo, indicando con su mano la cuchara especial que requiere, la cual posee una malla metálica en la curvatura que le va a permitir sacar los espárragos del agua tibia.

―¿No sería más fácil sacarlos con la mano? ―devolvió con una gran sonrisa en su rostro mientras le entregaba el objetivo pedido a su pareja que rodó los ojos por su comentario.

Después de todo el agua no está caliente y sus pieles no van a resentir la inmersión.

―Se supone que debemos seguir las reglas culinarias y que por algo estos objetos fueron diseñados así no los necesitáramos, genio ―respondió TaeHyung sonriendo y negando por la gran carcajada de JungKook que retorno su atención en la salsa de tomate casera que está preparando para bañar la pasta plana que su pareja hace unos minutos termino de hacer.

―Si tu madre me escuchara me golpearía la cabeza con ese mismo cucharón para que entendiera su importancia ―comentó JungKook, imaginando la real escena que en el pasado lo hizo acreedor de un suave golpe con la tabla sobre la que se cortan los vegetales al opinar que podía hacerse sobre la mesa de granito pulido.

La peor ofensa que Amelia alguna vez llegó a escuchar en su cocina.

―No vas a querer provocarla de nuevo ―comentó D'Angelo señalando con la cuchara en alto después de haber sacado los espárragos del agua y ponerlos sobre el bol de vidrio en el que están los tomatitos cortados a la mitad.

―Aún sigo asombrado porque hayas preparado la pasta ¿Tus madres te lo enseñaron? ―cuestionó probando la salsa que le falta un poco más de sal, por lo que le añadió una pizca antes de seguir revolviendo.

Al alzar su rostro el nuboso día lo recibió en conjunto con el sonido de la lluvia que no ha cesado desde la noche anterior. Motivo por el cual, ambos eligieron prendas abrigadas. Sacos de cuello alto oscuros, que él acompañó con unos pantalones de jean anchos que caen por sus piernas, en cambio, TaeHyung, eligió un pantalón de tela del mismo color. Finalizando con los calcetines a juego que tienen una base antideslizante para evitar caídas.

―Si te digo quien lo hizo... ―canturreó D'Angelo, tomando otra olla más pequeña para llenarla con agua y ponerla de nuevo sobre la estufa eléctrica para hervir el líquido al que le agrego un poco de sal y unas hojas de menta para aromatizarla y darle frescura.

―Mejor ni me lo digas que se me quita el apetito ―dijo entre dientes, luchando con la molestia que la sola mención de ese Celestial en particular genera en su vida.

En realidad, no le daría tanta importancia a BoGum, si él en el pasado no hubiera tratado de aprovechar cada oportunidad que tenía con TaeHyung. Sobre todo cuando discutían, él era quien estaba allí para consolarlo.

Como una sombra al acecho que buscaba lentamente filtrarse en medio de cualquier brecha que identificará en ambos. Un compartimiento que TaeHyung freno y que es parte del motivo por el cual Dimou eligió en su momento avanzar en sus estudios para armonizar con la magia ancestral que rige a su linaje.

Por más que el tiempo haya transcurrido, para JungKook es una pequeña espina que sigue alojada en su corazón.

―No se trata del Celestial en el que estás pensando ―aclaró TaeHyung, tratando de ocultar su sonrisa, porque aún le impresiona que la sola mención o referencia de BoGum logre desestabilizar tan fácil a su adorable pareja que jadeo con ironía.

―¿Y porque no lo aclaraste desde el principio? ―inquirió el rubio, revolviendo con calma la salsa para no dañar su proceso de cocción.

―Porque aún no se en que instancia esta tu relación con HyungSik, así que preferí omitirlo, aunque no pensé que tu mente iba a irse hasta figuras tan lejanas ―en esa ocasión no disimulo la risa que se abrió paso y por más que JungKook apretó los labios para seguir fingiendo su malestar, terminó imitando la sonora sonrisa que rompió en el espacio.

―Hubieras comenzado por ahí ―bufo Makris con una vocecita tierna.

―Disculpa mi falta de tacto ―bromeó verificando que el agua comenzó a hervir por lo que tomo la pasta recién hecha para sumergirla con cuidado.

―Puedo decir que estamos en una zona neutral, porque ya no me fastidia demasiado su presencia ―aclaró JungKook, impresionado consigo mismo por el cambio en la relación que hay entre ambos.

Ya que desde el comienzo mismo en el que volvió a ver la presencia de Park, la contradicción lo asaltó y fue él el primer eslabón que le arrojó la verdad que se negaba a aceptar. Lo que orillo a HyungSik a tomar diversas medidas, entre ellas la más insulsa y mundana de todas.

Los celos fueron el epicentro que lo mantuvo en medio de la marea hasta que finalmente, al llegar a la orilla, sus sentimientos fueron tan claros, de la misma forma en la que reconoció el daño que le estaba ocasionando a D'Angelo por su egoísta comportamiento. Un incentivo que esclareció la represión que llevaba alojada en su interior y que él, por más irritante que fuera en ocasiones, los acercó a los dos, ya sea por medio de las discusiones que los rodeo, y que inevitablemente desató el primer encuentro entre los dos.

―¿Será por qué HyungSik está saliendo con SeokJin? ―dijo con cierta picardía en su tono de voz a la vez que dejó la pasta en el agua y se concentró en sofreír la carne cortada en pequeñas tiras que luego van a unir con la salsa que JungKook está preparando.

―No ―JungKook verbalizó una pequeña mentira que los hizo reír, porque claramente en algo influye la sorprendente relación que entre ese par se está formando―. Bueno, tan solo un poco, pero no podías esperar que no me molestara, cuando él descaradamente te beso en Proteus solo para provocarme.

―¿Pero funcionó o no? Porque fue lo que después nos hizo encontrarnos en una acalorada discusión y de allí la contradicción en la que estábamos inmersos halló un punto medio de conciliación ―explicó TaeHyung revolviendo la carne con unas pinzas y le añadió un poco de salsa picante para realzar su sabor.

Inmediatamente, JungKook bajo la pequeña olla de la estufa y ayudado de un guante especial la sujeto para verter el contenido sobre la carne a la que TaeHyung a la par le añadió las verduras que tenía separadas.

―Estamos hoy aquí cocinando juntos, así que creo que fue la chispa que volvió a encender nuestras emociones ―reconoció JungKook, inclinándose para depositar un suave beso en la mejilla de su pareja que giró el rostro para besar con extrema delicadeza sus labios.

―Esto es algo que también quiero que hagamos, que después de un largo día o al iniciarlo, ambos nos tomemos el tiempo para cocinar juntos y hablar de cualquier trivialidad posible o tan solo en silencio ―expresó TaeHyung con profundo anhelo que le compartió a JungKook a través de la conexión que sus flamas poseen y que los hizo sonreír con tangible amor en sus miradas.

―Es algo que podemos hacer ―manifestó Makris, terminando de combinar la salsa con los demás ingredientes.

―Iré poniendo la mesa ―indicó D'Angelo al apagar el fuego de la pasta que ya está en su punto y del cajón superior tomó los platos necesarios para acomodarlos sobre la mesa.

JungKook asintió, finalizando con su tarea y busco un recipiente más grande en el cual depositó la pasta y encima vertió la salsa con las verduras y la carne que revolvió para que todo quedara parejo y con la cantidad perfecta de condimentos. Mientras TaeHyung iba y venía, ultimando los detalles, su mirada celeste se perdió en la espalda de su pareja y en un recuento fugaz sus recuerdos adquirieron forma entre el pasado y el actual presente que no llegó a anhelar.

Porque la sola esperanza se convirtió en el peor de los males que se le hayan podido conceder. Ya que la ilusión se fue marchitando con el tiempo y JungKook prefirió imponer el odio como una medida preventiva que se fue desvaneciendo, en la misma medida que sus aspiraciones nunca volvieron a emerger tras la huida de TaeHyung.

El hecho de estar en medio de un presente sempiterno junto a su pareja imperecedera lo colma de profundo éxtasis y agradecimiento por tener una nueva oportunidad que los ha unido con entrañable fuerza.

―Ya está todo listo ―cantó Makris, negando para dejar ir la cuestión intrusiva que no está seguro de querer enfrentar en ese momento.

Por lo que la calma retornó a través de la mirada de plata y cabellos rojizos que agitaron las pulsaciones de su corazón y extendieron una gran sonrisa en su rostro que fue besada una última vez antes de disponerse a disfrutar del almuerzo que entre los dos prepararon en el resguardo del hogar que está rodeado por la densa niebla que se niega a abandonar el día.

―¿No te parecería incómodo? Digo no quiero que sientas que quiero invadir tu espacio con mi presencia ―cuestionó JungKook, apoyado en el lateral izquierdo del amplio sofá de la sala frente al gran ventanal que exhibe el paso y los movimientos de la niebla.

Los dos disfrutando de la calidez otorgada por la chimenea que encendieron. Después de haber terminado de lavar los platos utilizados y ordenar un poco la casa, se fueron hacia el lugar a descansar y pasar las horas restantes del día contemplando la presencia contraria.

TaeHyung desde el otro extremo con sus piernas extendidas y apoyadas sobre las ajenas, devolvió su mirada del blanquecino panorama hacia su sonrojada pareja, debido a la propuesta que le hizo.

―No tengo problema Kook, si te lo propongo es porque quiero verte al despertar e irme a dormir en tu compañía. Tal cual como lo mencionamos hace un rato en el baño ―aclaró D'Angelo la duda que ensombrece la calidez del cielo en la mirada de JungKook que dejó de verlo con una gran sonrisa apareciendo en su rostro.

―Podríamos alternarnos, unas semanas en tu casa y luego en la mía. O también aquellas temporadas donde queramos estar en la soledad de nuestros hogares, pero sin dejar de vernos ―propuso el rubio a la sugerencia de su pareja para organizar el tiempo que quieren pasar juntos.

Entre las propuestas, TaeHyung expuso la más sencilla, dado que las aspiraciones de ambos se vinculan a pasar gran parte del tiempo juntos, mientras puedan y sus labores lo permitan; la solución del pelirrojo fue invitarlo a pasar varios días con él.

Vivir juntos sin que sea algo permanente, ya que, cada uno está arraigado al hogar que independientemente han construido y que no quieren dejar ir. Pero tampoco quieren estar demasiado tiempo sin la presencia contraria.

Luego de pasar esos dos días conviviendo en medio de actividades y experiencias cotidianas, en sus pechos se anidó el deseo hogareño de permanecer en la mutua tranquilidad que sus presencias crean.

―A menos que, y no digo que tenga que ser ahora, pero podemos ir viendo cómo nos sentimos en ese ir y venir, y contemplar la idea de construir un hogar para los dos. En el cual estemos juntos durante los días que queramos y que nuestros hogares actuales no sean más que lugares de descanso ―ideo TaeHyung otra alternativa que le agrado mucho más a JungKook, cuando la emoción engrandeció sus preciosos orbes al considerar la posibilidad real de hacerlo.

―Oh, eso sería... ―se cortó a sí mismo por el chillido de emoción que se cruzó en su voz. Ya que D'Angelo le dio voz a lo que quiere. Vivir con él en un nuevo lugar que no lleve los pesares pasados, sino que sea un nuevo hogar que los reciba a partir de lo que quieren construir―. Sería lo que más anhelo ―expuso un poco avergonzado por los deseos que brotan desde lo profundo de su ser, como si hubieran permanecido sellados en su memoria y ahora, reclaman por ser manifestados.

Como si TaeHyung tuviera la voluntad para negarle algo al precioso ser sonrojado y cohibido que es poseer de los suspiros que le dedica y de los anhelos que le profesa silenciosamente.

D'Angelo lo ama con tanta fuerza.

―Entonces podríamos ir mirando lugares y opciones. O podemos preguntarle a JiMin que terrenos alejados están disponibles y construir nuestro hogar desde los cimientos, que cada uno añada lo que quiere tanto para la exterior como el diseño de interiores ―TaeHyung sonrió con amplitud por la felicidad de estar planeando junto a su pareja el nuevo hogar que siempre quisieron pero que en el pasado los fragmentos de ese sueño codiciado los hirió profundamente.

Pero, hoy, están concertando los detalles de cómo encaminar el desarrollo de su relación y afianzar con solidez el porvenir que con ilusión alumbra sus vidas.

―Me gustaría más la segunda propuesta. Que los dos propongamos los diversos diseños y ya que JiMin mire como carajos unir dos personalidades distintas en un mismo hogar ―bromeó JungKook, sonriendo y moviendo las piernas de su pareja que ligeramente lo pateó sin dejar de sonreír.

―¿Este será el final de su amistad? ―expresó con voz gruesa e inundada de terror al imaginar el conflicto que le van a generar Dubois cuando concreten una cita con él.

―Déjame ese detalle a mí para ir preparando a JiMin ―solicitó JungKook, acostándose en el sofá y apoyó su cabeza sobre el reposabrazos. Sin que la posición le impida ver el hermoso rostro de piel dorada de su pareja que aceptó su sugerencia.

Ambos de acuerdo con el nuevo proyecto en el que se van a embarcar y que los llena de vibrante emoción por darle definición a su unión.

―Podríamos concentrarnos en eso cuando la nueva alianza con Proteus avance y que claro, JiMin tenga tiempo para sentarse con nosotros y tratar de no enloquecer ―mencionó TaeHyung riendo junto a su pareja.

El silencio los acogió durante varios minutos en los que apreciaron la niebla que se ha ido engrosando a lo largo de la tarde hasta ocultar la luz del sol que es escasa. Dejándolos sumidos en la penumbra del interior que es iluminado por las llamas de la chimenea que chispea al consumir los troncos de madera que avivan la calidez en la que respiran.

Sin embargo, D'Angelo no puede seguir dilatando el tiempo y fingir que no reconoce la vacilación en la mirada de JungKook que ha estado evitando hablar sobre un tema que desconoce, pero que siente tangible en medio del espacio que comparten.

Algo lo está perturbando desde el momento en el que estaban cocinando, pero no indago a la espera de que el rubio fuera quien tomara la decisión de compartirlo cuando se sintiera preparado. Pero al ver que sigue dudando, cree que intervenir y motivar la incomodidad que su pareja siente es lo adecuado si quieren formar una sólida relación.

―Puedes decirlo, Chiaro di luna ―manifestó TaeHyung con su atención desplegada en el ventanal para que su mirada no ejerza presión sobre JungKook.

Quien ante esa corta pero profunda invitación miró al pelirrojo en busca de una respuesta que llegó en el adorado perfil que se robó un hondo suspiro de sus pulmones, esforzándose por condensar lo que quiere saber a la vez que busca la mejor forma posible de decirlo.

No tiene sentido negar lo que incluso para él está siendo incómodo de sostener.

―Durante estos días he estado pensando en algo que tal vez ya no es importante, porque los dos estamos juntos, pero me gustaría saber que sucedió después de todo ―pronunció JungKook, agradecido de no ver los orbes grisáceos y evitar la duda que arde en su garganta.

―Estoy dispuesto a darte la respuesta que buscas ―ese es el motivo principal del viaje, tener un espacio que proteja la verdad que le ha ido enseñando a JungKook a través de las sucesivas preguntas que se le han ido ocurriendo.

Y al parecer esa es la última de todas. La más importante y la que ha requerido de mayor entereza por parte del rubio para escuchar.

―La carta ―murmuró JungKook, dejando ir su voz en medio de una profunda respiración que soltó de golpe ante el encuentro con los orbes impropios―. Esa carta que ese día mencionaste y que incluso hasta hace poco volvió a ser mencionada, pero que yo nunca recibí, es más no sé qué tan real fue.

Su mención dio apertura a la evocación que se desplegó en la memoria de TaeHyung. Le dio definición a su imagen pasada que entre lágrimas escribió una sola carta en la que contuvo parte de su mundo que fue enterrado en el propio abismo que él cabo hasta que se encerró entre sus paredes.

Años después logró vivir a través del dolor que como una sombra halló liberación hasta que se cristalizó en la naciente relación que los tiene reunidos después de tanto tiempo de espera.

―Esa carta fue real ―expresó D'Angelo, volviendo a mirar el paisaje y su respiración contenida salió de su boca como una imitación de la niebla que abunda en el exterior y que parece haberse filtrado hasta sus pulmones.

JungKook quiso retirar sus palabras y omitir la necesidad palpitante en deseo por develar lo que aun, por su propia cuenta, no ha podido descubrir. O tal vez es el miedo de enfrentar una verdad para la que aún no está listo.

―¿Estás preparado para conocer lo que decía esa carta, Kook? ¿Estás preparado para reconocer la verdad que subyace a todo lo que durante estos años he tratado de que concluyas por tu misma voluntad? ―cuestiono D'Angelo, aun sin querer ver el cielo encapsulado en la mirada de JungKook que ante esa mención los recuerdos se desataron.

Aquellas aireadas conversaciones que solía tener con él y que terminaban en discusiones sin sentido por las provocaciones de TaeHyung que eran encubiertas en medio de misterios que al azar enunciaba para decirle lo ciego que estaba frente a la realidad.

Un enigma que hoy es cognoscible para él. Al menos, una parte de la gran vastedad que no puede conocer.

―Quiero descubrirlo. Quiero saber que tan listo estoy para enfrentar el último misterio que durante este tiempo no me ha dado tregua ―respondió Makris, presionando sus labios al vacilar acerca del significado de lo que el pelirrojo le quiere transmitir.

Su mente fue invadida por la psique de TaeHyung que le solicitó el acceso para mostrarle la escabrosa revelación que de forma obstinada lo asustó al darse cuenta que se apresuró en aprehender más de lo que estaba listo para sostener.

Todo inició con el fatídico día en el que TaeHyung le pidió en medio de un silencioso ruego retenido en su mirada de plata a la espera de que aceptara lo que con tanta necesidad le recordaba.

‹‹Si permites que todo lo que te enseñe llegue a ti en lo que te escribí, lo comprenderás, o al menos, te dará la calma que yo no puedo darte ahora mismo›› TaeHyung sustrajo el recuerdo que perlo sus orbes celestes al ver esa misma escena desde el presente en el que están unidos.

Además de que conoce el motivo por el cual D'Angelo lo abandonó ese día, bajo la lluvia y el tormento de sus almas sollozantes. Una escena que se diluyó sobre el agua, construyendo toda una secuencia de imágenes y escenas en las que el Lucem lo atacaba acerca de la ignorancia con la cual estaba encubriendo a un Celestial que fue el artífice de la mayor jugarreta que los condenó a los dos.

―No... ―JungKook musitó con los ojos cerrados, viviente en la secuencia que TaeHyung le está compartiendo.

Confundiéndolo porque no comprende cuál es la razón de evocar las acusaciones que TaeHyung pronunció en contra de EunWoo. A pesar de que su impulsiva actitud lo quiso hacer reaccionar y deshacer el enlace entre sus mentes, se obligó a enfrentar todo lo que él desee mostrarle.

Porque fue él mismo quien pidió lo que ahora lo está aturdiendo. Y la respuesta llegó más pronto de lo que esperaba.

Lo siento, vida de mi existencia, hoy debo dejarte e irme como un cobarde, para que tengas una vida plena sin que la muerte toque tu puerta.

La sangre será la condena del futuro que ya no podremos tener. Un porvenir al que le cierro la puerta al sellarlo con los fragmentos de mi alma que te pertenecen a ti. Soy devoto al amor que nos prometimos y juramos bajo el encanto de una noche de luna.

Sin embargo, el destino predeterminado nos mueve con sus hilos y nos ahoga para cumplir su voluntad. Razón que me moviliza a enfrentar los horrores que asumo para salvarnos de una destrucción temprana.

La crueldad nos rodea y está más cerca de lo que creemos, aun no puedo definirla porque mis habilidades son limitadas pero hago esto para tener una ventaja. Mi amor es inmortal, unido a la esencia cósmica que me dio vida.

Una que será arrebatada en el futuro y que deseo evitar la elección que podrá llegar a destrozarte, sobre todo a mí al ver que nunca debió presentarse en nuestro amor.

Eres el sentido de mi existencia. Eres el fragmento de vida que me impulsa a enfrentar la soledad que está destinada para mí.

Hasta pronto, mi etérea luna de Tenebrae.

TaeHyung le mostró a JungKook el momento exacto en el que escribió la funesta carta que le tocó escribir varias veces porque sus lágrimas traicioneras caían sobre las palabras y la tinta terminaba corriéndose. Por lo que debía volver a empezar con la letanía que desprendió un hondo sollozo desde el pecho del menor que retrajo su cuerpo para sentarse y llevar sus piernas hasta su pecho.

Totalmente horrorizado por contrastar ambos espacios temporales a través del sufrimiento que él prolongó como un castigo para TaeHyung, que en su momento se exacerbó por la incomprensible insistencia del pelirrojo para que leyera la insulsa carta que agito el enojo, debido a la cobardía de no enunciar la verdad en ese instante en el que fue a buscarlo.

De nuevo él y su imprudencia alargó la desdicha que muy posiblemente hubiera llegado a consolar su alma afligida en cada oración en la que la devoción de TaeHyung le fue dirigida. En la misma medida que la sospecha hubiera adquirido forma a raíz del misterio implícito en varias de las líneas escritas.

Empero, él detesto esa presencia incorpórea que TaeHyung le dejó y en un acto de protesta, una penitencia a través de la cual le prohibió a D'Angelo obtener una liberación por sus decisiones en medio de las letras que también fue un castigo impuesto para él. Porque no quería tener que presenciar las mentiras que volverían a desintegrar su fluctuante equilibrio emocional.

―No tienes por qué culparte, amore mio ―TaeHyung fue el primero en hablar para sacar al menor del espacio mental en el que está recluido dentro de sus propios tormentos en los que se está recriminando por sus acciones.

A él también le duele rememorar la crueldad de la cual ambos fueron víctimas. Por más que quiera reprochar el actuar de JungKook, no está en él hacerlo, ni mucho menos desea que él sienta la demoledora culpa que lo está atacando.

Makris actuó a partir de lo que en esa época era. Luchando por no perderse a sí mismo en la agonía que lo estaba consumiendo por la abrupta separación que no tuvo un cierre. Él fue abandonado de la noche a la mañana, y sobre su orgullo fue a buscarlo para obtener una respuesta que él le negó directamente.

Así que el odio que JungKook le profesó, en cierta instancia se fundamenta en la deconstrucción en la que vivió y que para salir de esa vacío calcinante en el que estaba, el resentimiento fue la estrategia que lo rescato de donde estaba preso.

―Si tan solo hubiera leído esa carta ―respondió él conteniendo la respiración y permitiéndole a sus lágrimas inundar sus mejillas.

Resintiendo la distancia que quiere deshacer para ser acunado por las brazos que en su lugar de extenderse para recibirlo, apresó uno de los cojines cercanos. Todo porque se lo pidió al pelirrojo.

No quiere tocarlo en ese momento en el que se siente tan frágil que el mínimo roce con su cuerpo lo hará ceder al llanto que quiere retener. JungKook ha aceptado parte de sus actos punibles cometidos en el pasado.

El hecho de estar con él en ese idílico paraíso, es la muestra tangible de que ambos han logrado conciliar los errores pasados que han sido expiados de la responsabilidad que de seguir manteniendo, solo los terminaría de alejar.

Por ello, decidieron enfrentar el presente a partir de una nueva relación, que si bien trae consigo las bases construidas en el pasado, han logrado establecer una tregua con sus demonios. Los cuales, emergen frente a situaciones que transgreden el perdón otorgado hasta el momento y que vuelve a ser puesto a prueba.

―Aunque sea difícil hacerlo, recuerda mi cielo, que no nos espera nada bueno si tan solo nos dedicamos a juzgar nuestras equivocaciones ―recordó D'Angelo, suspirando con cierto abatimiento porque aún no le ha terminado de revelar todo a JungKook.

Y por más que no quiere evitar un nuevo golpe, debe ser completamente sincero, si buscan darle solidez a su relación.

―Lo tengo presente Tae, pero es difícil no caer en ese mismo hábito enfermizo ―pronunció Makris, apaciguando su respiración en la mirada grisácea en la que se perdió por varios minutos en los que terminó de asimilar la realidad.

Condenar sus decisiones y enjuiciar sus acciones lo inducirá en el bucle tormentoso en el que la amargura será el manto que cubra sus días.

Si en verdad está arrepentido de su actuar, la única estrategia de la cual dispone, es enmendar el daño ocasionado pero sin remover las heridas que siempre existirán, pero que está en él cuidar hasta sanar las remembranzas que en algún punto dejarán de arder.

Debe hacerlo por el amor que reverbera en su alma.

Debe hacerlo por la felicidad que va a forjar para TaeHyung. Él merece la dicha que se le fue arrebatada en el pasado y que él se va a encargar de darle vida.

―Poco a poco ambos seguiremos avanzando, para que al recordar el pasado no sea más que una experiencia trágica que tuvimos que vivir ―bromeó TaeHyung, escuchando la suave risa llorosa de JungKook que volvió a estirar sus piernas para unirlas con las suyas.

Él aun acostado en el sofá y el rubio viéndolo desde arriba al estar sentado.

―En esa medida, tengo que decir así no tenga sentido ―expresó con una risita nerviosa, resguardando sus manos entre sus piernas―. De haber leído toda la carta, tal vez, algo hubiera cambiado. Aunque sabemos que debíamos atravesar esas experiencias para que nuestra unión haya vuelto a surgir.

―¿Pero hubieras sido capaz de leerla a pesar del enojo? ¿Si hubiera insistido en que lo hicieras, en verdad la hubieras leído? ―cuestionó con una pícara sonrisa que dibujó la respuesta en el rostro de JungKook que bufo por adivinar su posible actuar en el pasado.

―Es por eso que lo digo tonto―farfullo él, tímido y sonriente. Negando por la gran facilidad que tiene D'Angelo para hacerlo sonreír y devolver la calma que él consume con extrema rapidez y que lo lleva a perder el foco en algunas ocasiones.

―Pensemos en que si hubieras leído la carta y hubieras comprendido mínimamente lo que trataba de decirte ―dijo con voz cantarina―. Hubieras ido a buscarme y el entrenamiento al que debía someterme, es muy probable que lo hubiera abandonado.

››Lo cual, no supone un error, porque hubiera sido nuestro deseo mutuo de estar juntos y aunque, aún siguiéramos juntos, ni tú ni yo hubiéramos alcanzado nuestro potencial y la inevitable guerra venidera, es muy posible que sin nuestra intervención, el desastre terminaría con más muertes de las ya pactadas.

Ideó un posible devenir del tiempo y de los hechos que en secuencia probablemente hubieran sucedido en sus vidas en medio de la sentencia que sobre ellos está impuesta.

―Debíamos vivir lo que vivimos para llegar a este presente siendo quienes somos, teniendo el poder que poseemos y que nos permitirá luchar por nuestra raza, pero también por nuestro amor, por nuestra felicidad ―completo JungKook la verdad que finalmente pudo asimilar.

De no haber transitado por los interminables caminos que con dolor y parte de sí mismos pérdidas en el trayecto, hoy, incluso, su bienestar futuro estaría altamente comprometido. No es como si en la actualidad no lo estuvieran, pero poseen ventajas y habilidades que de haber continuado juntos, muy posiblemente, no hubieran ascendido al nivel que estaban designados.

―Cada variación u ocurrencia por más ira o molestia que desate, no podía ser de otra forma, ya que estaba estipulado a ocurrir y por ende debíamos estar los dos en este momento. Siendo quienes somos ―finalizó TaeHyung con total adoración en su mirada de plata.

La cual le permitió a JungKook aspirar a la aceptación que TaeHyung ha logrado tramitar para vivir en el aquí y el ahora, sin aferrarse en exceso a las decisiones pasadas que ya murieron.

―Pero hay algo que no comprendo ―formuló el rubio con la palpitante duda alumbrando sus recuerdos y bajo la penetrante mirada de TaeHyung le dio voz al nuevo conflicto que iba a desatarse―. A pesar del enojo y la ira que sentía, si bien no llegue a leer la carta, si recuerdo que la que encontré en mi habitación no estaba escrita a puño y letra, sino en aquella máquina de escribir que aún conservas, esa la misma tipografía.

―No comprendo Kook, ¿Llegaste a leerla? ―cuestionó TaeHyung anticipando lo que vendría después de su revelación.

―No, no la leí, porque al tenerla entre mis manos solo la destrocé, pero por lo que pude ver en el papel las letras fueron hechas en máquina, así que no sé si dejaste dos partes y en el camino se perdió la otra, o quien la entregó no lo hizo completamente ―sugirió con cierta extrañeza al recordar esa característica fundamental que hasta ese momento apenas recordó.

Además, sabe que D'Angelo no fue quien dejó esa carta allí porque estuvo todo el tiempo en su casa hasta que dio con la ubicación del pelirrojo y fue a buscarlo. Por lo que cree que alguien más en ese tránsito llegó a su casa y entró, burlando la seguridad que sus padres tenían instalada.

―Kook ―llamó TaeHyung la dispersa atención del rubio que volvió a perderse entre sus recuerdos y al espabilar, la profunda mirada que le dirigieron los orbes grisáceos lo alertaron―. Solo hice una carta y la escribí yo ―confesó dándole paso al silencio que fue inundado por el sonido de los truenos que anteceden el comienzo de una nueva tormenta en Elara.

―No entiendo Tae ―murmuró él con el pulso acelerado y una incómoda presión en su nuca. Como una advertencia que tiene enredada en la punta de la lengua pero que niega a aceptar―. ¿Cómo se supone que llegó la carta que escribiste hasta mi habitación?

―SeokJin fue quien llevó esa carta, te la iba a entregar pero tú no estabas, así que vio que la ventana de tu habitación estaba abierta y la lanzó, dejándola sobre el escritorio ―explicó con suma paciencia para que la revelación no agite en demasía a JungKook.

―¿Estás diciendo que SeokJin fue quien llevó la carta que escribiste, solo una? ―preguntó el Tenebrae, recibiendo un asentimiento como confirmación y recordó los momentos en los que Caruso se disculpó por las decisiones de TaeHyung.

En la misma medida que trata de generar dudas en él para que observara el panorama que durante todo ese tiempo estuvo frente a sus ojos. Incluso, YoonGi parecía estar seguro de que D'Angelo ocultaba algo más.

¿Así que todo remite a esa omisión de la carta que se negó a leer?

―Pero entonces cómo se explica la presencia de esa otra carta ―inquirió con su rostro inundado en confusión y la evasión de la mirada contraria anticipó el enojo que se deslizó traicioneramente en su corazón.

―Recuerdas que antes de mostrarte la carta, avive los recuerdos en los que luchaba por decirte que había más de lo que querías reconocer ―no cree que haya una forma acertada de decirle la verdad a JungKook más que confrontarlo con aquello que deliberadamente lo cegó.

―Creo que él es quien menos tiene que ver con esto Tae ―se está esforzando por controlar el incipiente enojo que palpita en sus venas. Cerró los ojos y el acto fugaz duró tan solo una efímeros segundos porque la verdad recayó con gran estrépito sobre él.

Sobre la burbuja que trata de mantener.

―Fue EunWoo quien intercambió mi carta por la que tomó su reemplazo, que es la que finalmente viste así no la hayas leído ―reveló TaeHyung.

Es un tema delicado de abordar debido a la muerte prematura de Kosta y el significado que él tenía para JungKook, así tuvieran una deshecha relación en medio, el cariño persistía.

Así sea cruel, para TaeHyung su muerte no puede significar menos, porque a lo largo de los años trató de develar el misterio de la existencia de EunWoo que siempre le suscito dudas que no logró resolver.

Sospechas sin fundamentos que sigue manteniendo hasta la actualidad.

―¿Tienes pruebas? ―cuestionó JungKook, pasando su lengua por su mejilla con el desafío abrazando su mirada.

―¿Son necesarias para que me creas? ―reto D'Angelo.

―Por favor, sabes lo importante que él en algún momento fue para mí y que ahora trates de ensuciar su memoria, como lo hiciste desde el primer día de su muerte, me supone un gran conflicto porque creo que es motivado por la enemistad que había entre ambos ―no está seguro si todo se remite a los celos o porque había un motivo oculto al que TaeHyung se sigue aferrando.

―Sé que él te acompaño en esos primeros momentos cuando recién estabas enfrentando tu adaptación a la designación que se te otorgó ―relato TaeHyung, aferrando con fuerza el oxígeno en sus pulmones para darle claridad a sus pensamientos―. Luego mantuvieron una sólida amistad que tras nuestra ruptura, algo más los unió y de la misma forma a cabo por distanciarlos. Sin embargo, él siempre oculto más de lo que tu llegaste a saber.

―¿Ahora se supone que sabes más de él que yo? ―indagó con acidez en su voz y cruzó sus brazos sobre su pecho, inconscientemente protegiéndose de la verdad.

―El pasado esconde más de lo que estás dispuesto a ver ―enunció las mismas palabras que le dijo a JungKook el día en el que se encontraron para el homenaje de despedida de EunWoo―. Y por más que quiera esclarecer cada duda para ti, también es algo que te corresponde reconocer, porque por más que te diga y señale cada variante si no la compruebas por ti mismo, seguirás actuando a la defensiva y la confianza a la que le haces alusión de nada va a servir.

Frente a esa mención, JungKook mordió su labio con fuerza ante lo obstinado que está siendo.

―¿Por qué se siente como si nada hubiera cambiado? Al menos lo concerniente a la vida de EunWoo y las diferencias que reconozco y durante el último tiempo se hicieron visibles en él. Pero decir que él fue quien cambió las cartas es muy fuerte ―expresó JungKook, conflictuado y cansado de los misterios que TaeHyung le ha develado pero que él también debe alcanzar.

―Lo vi en mis sueños, lo vi en medio de una de las proyecciones que Neclum me compartió ―TaeHyung dudo de darle verbalización, pero el impulso llego a través del ulular de viento que su oído captó en medio de la potente tormenta y la niebla que le dio definición a lo que será el comienzo para JungKook.

―¿Es posible que sea una equivocación? ―cuestionó Makris no esperando una respuesta. Tan solo trata de sostener lo único que le quedaba de realidad en su pasado, así esté muerto.

―La verdad se me presentó 2 años después de nuestra ruptura y SeokJin me ayudó a confirmarlo. Así que no hay duda de que fue EunWoo Kosta quien lo hizo ―mordió su lengua para no insultar su memoria, solo por respeto a JungKook que volvió a bajar la guardia mientras trata de comprender todo lo que le está revelando.

―Pero él no... ―JungKook susurró, conteniendo el llanto en su garganta. Inclinó su rostro hacia el alto techo blanquecino para ordenar las dudas que le gritan consideración―. Tal vez él lo hizo creyendo que con eso podía llegar a aliviar mi dolor ―ni sabe lo que está diciendo, pero siente la necesidad de excusar el comportamiento que le cuesta asumir por parte del Celestial que sin importar lo sucedido después de su fallida relación, fue su soporte en varios momentos de su vida.

―Kook, por favor. Tratas de no dudar de su memoria, pero no dudaste en decirme si tenía pruebas sobre lo que él hizo ―la molestia fue palpable en su tono y el rechazo en su mirada lo dirigió de nuevo hacia la espesa niebla para aferrarse a la calma que está ardiendo igual que las cenizas de la chimenea.

―Entiende que él era importante para mí y aunque en los últimos años era un jodido dolor de cabeza, tampoco deseaba su muerte. No como tú que prácticamente te mofaste de su muerte debido al poco poder que poseía ―explicó JungKook un poco alterado al ver la arrogancia manifestarse en la sonrisa de corazón que TaeHyung le dedicó al blanquecino paisaje.

Lo que encendió la llama del enojo.

―Mi molestia hacia él va mucho más allá que solo haber tomado la carta. Hay mucho más que he tratado de que reconozcas ―dijo D'Angelo un poco cansado al ver que ese tema sigue siendo una zona peligrosa de transitar.

No obstante, debe empujar el límite levantado por JungKook.

―Entonces dímelo de una vez TaeHyung ―exclamó él, volviendo a retraer sus piernas hacia su torso, contrariado por la insistencia que palpita en su flama que le pide calma.

Pero sus intranquilos pensamientos van de un extremo al otro, sucesivamente, lo que le impide ordenarlos en una secuencia lógica a la que se sigue negando.

―Así como vi lo que él hizo con la carta, también vi su muerte ―reveló con dureza y sin una pizca de remordimiento en su mirada cuando la dirigió hacia el estoico rostro de piel caliza.

TaeHyung se sentó y colocó sus pies en el suelo para impulsarse al ponerse de pie y caminar hacia el ventanal desde donde puede percibirse el frío de una veloz tarde que ha consumido el tiempo restante que les queda.

―¿Qué estás diciendo? ―exclamó JungKook, girando su cuerpo, aun el sofá, para enfrentar la etérea imagen del pelirrojo que no le devolvió la mirada.

En su lugar, sintió como el vínculo entre ambos se cerró abruptamente. Un suave jadeo se desprendió de sus labios por la molestia que se instaló en su pecho.

¿Qué es lo que TaeHyung está tratando de ocultarle?

‹‹Debes descubrir tu verdad›› la voz de Abraene fue reconocible para JungKook.

Un susurro que sintió en su oído logró aquietar la explosiva reacción y que trató de validar al buscar la presencia que no fue revelada, pero que llegó hasta él por medio de la conexión que posee con su Elter y que hizo referencia a lo que TaeHyung le ha estado diciendo.

Debe ver por sí mismo la verdad que consumió su razón cuando D'Angelo confirmó lo que se negaba a creer.

―Ante mi mente el futuro se presentó y vi la muerte de EunWoo ―repitió TaeHyung con las manos refugiadas en los bolsillos del pantalón, resintiendo el esfuerzo por ocluir el vínculo que los une―. Al inicio no fue tan claro, porque son fragmentos que a veces se presentan sin un orden secuencial, por lo que estuve varios días tratando de darle definición hasta que me enteré de la misión que emprendieron y terminé de confirmar lo que horas después llegó ―cerró los párpados con fuerza por el lamento proveniente de JungKook.

El rubio aferró sus pies en el suelo, llevando sus manos hacia su pecho, encorvando su cuerpo hacia adelante por las lágrimas que inevitablemente cayeron con amargura en su rostro. Sus recuerdos deshicieron la barrera que los mantenía mínimamente unidos para no destrozar la integridad del pasado que está siendo desfigurado.

TaeHyung, su amor eterno, previo la muerte que no evitó y que le permitió al destino cobrar la vida de la forma más cruel posible, y que en ocasiones, aparece en sus pesadillas.

―¿Cuántos días? ―JungKook averiguo con el miedo impulsado en su corazón al ver que el Saenon y Krono de Lucem lo observó con la mayor crudeza reflejada en su apático rostro.

Pero en su pura mirada de plata reconoció el dolor que trata de disimular.

Para él no está siendo fácil asimilar el dolor que le está causando a JungKook.

―Dos días antes de su expedición a Nix ―reveló D'Angelo. Manteniéndose de pie en el mismo punto a la espera de la explosiva reacción que no tardó en llegar.

―¿En ese tiempo no consideraste hacer nada? ―gritó JungKook, rompiendo la fragilidad de la postura en la que estaba al ponerse de pie, aunque sin avanzar hacia él.

Hacia quien su alma clama por sentir para que contenga la marea que en su memoria está desatada. Los recuerdos, las sensaciones, las experiencias y las conversaciones que compartió con EunWoo van y vienen. Careciendo del control que su flama le está negando por cerrar, reteniéndolo para que ahonde en las incongruencias que palpitan en su cabeza por el sórdido dolor que no le da descanso.

Y que solo incrementa ante cada palabra que TaeHyung enuncia.

―No ―asevero él―. Así hubiera tenido la licitud para hacerlo, no lo hubiera hecho ―no va a fingir algo que no siente, porque en lo profundo de sus entrañas, en medio de ese vínculo que lo une a su Elter, hallo cierto grado de validación frente a la muerte de EunWoo.

Aprobando su muerte como una retribución a sus actos. Los cuales sigue sin descubrir, pero que en definitiva sabe habitaban en la presencia de Kosta.

Carece de pruebas, mas tiene la confirmación de la unión cósmica con Neclum.

―¿Cómo puedes ser tan cruel? No te pido que llores su muerte ni que empatices con él, pero dejarlo morir de la forma tan desgarradora que lo hizo, tampoco es justo solo por haber hecho lo que hizo ―sollozó sin lágrimas que no quiere derramar.

Un quejido asombrado por la dureza que TaeHyung posee.

―JungKook, esto va más allá de una carta. Porque incluso él disfruto de mentirte con la verdad que él leyó ―confesó con el pecho ardiendo―. Esto remite al hecho de que no es natural que nunca su periodo de maduración haya iniciado, ni sus cambios volátiles.

―No lo descubrimos porque tú lo dejaste morir ―emitió el rubio obstinadamente, sin ser consciente de lo que está diciendo.

―¿Ahora soy yo el responsable de su muerte? ―preguntó con sarcasmo, llevando su cabello hacia atrás. Tallando con fuerza su cuero cabelludo para contener la frustración.

No quiere actuar impulsivamente y arrepentirse después de sus acciones.

―Claro que no ―se apresuró a decir, moviendo sus manos para enfatizar sus palabras-. Pero tuviste dos días en los que podías haber ideado una forma de evitar su muerte, al menos no su muerte como tal, porque sé que no se puede, pero no que haya muerto atravesado por ese filo ―camino hacia el pelirrojo que se alejó de él.

Hiriéndolo por el rechazo que impuso con esos pasos de distancia.

―¿Sabes cuál fue el motivo de mi decisión en el pasado? ―cuestionó TaeHyung mirando el suelo para evitar enfrentar la mirada de cielo que enardece en contradicción.

―¿A qué te refieres? ―dudó sin comprender la cuestión de lo que D'Angelo le está planteando.

―¿Sabes por qué motivo arriesgue nuestra relación en el pasado? ―volvió a decir a la vez que retrocedió dos pasos más cuando sintió el enojo desatarse en su interior.

―Para tratar de evitar la muerte de mi hermano y que de alguna forma dejará de repetirse en el futuro ―respondió JungKook en medio de la marea de emociones que lo encerraron en la precipitación de sus actos.

Esa sola mención retorno a su exasperada necesidad hasta el punto origen que le recordó lo importante.

TaeHyung y su integridad. YoonGi y su vida.

―Exacto, porque ni a la muerte podemos burlar. Pero te prometí que vamos a hacer algo JungKook ¿Te lo hice saber o no? ―quiso saber si al menos en ese momento Makris mantiene presente la promesa que va a cumplir.

―Lo hiciste, pero... ―su tardía toma de conciencia fue interrumpida por las filosas palabras de su preciado amor.

―Si evitaba la muerte de EunWoo algo más hubiera sucedido, otra muerte hubiera sido reclamada o una retribución en mi contra hubiera sido adjudicada ―dijo, sonriendo con ironía y respirando con fuerza―. Ya una vez arriesgue toda mi existencia por una sucesión que sigue alumbrando en el futuro, así que no iba a arriesgarme por él.

―Tae, sé que no podías evitarlo ―confesó JungKook, mirando sus manos entrelazadas sin tener la valentía de afrontar el dolor en los orbes de plata.

―¿No te importa conocer la razón de porque EunWoo actuaba de la forma en que lo hacía? ¿Por qué nunca se activó su periodo de evolución? ―cuestionó de forma susurrante, sin excederse en el tono de su voz que fue mucho peor para JungKook de escuchar―. No, claro que no, hubiera sido mejor que el filo del diamante me hubiera atravesado a mí para que tu preciado Kosta siguiera presente ―la molestia se hizo palpable en la forma que tensionó su mandíbula para callarse e irse del lugar, herido y enojado por la impulsividad de JungKook que no le permite ver más allá de lo que considera correcto.

―Jamás vuelvo a decir eso, TaeHyung ―exclamó con dureza, deteniendo el avance del pelirrojo.

―¿Qué sentido tiene, si aun cuando sabes el precio que tuve que pagar me reclamas por no haber hecho nada? ―inquirió él―. No es justo que en un momento trates de aliviar la culpa que siento y luego seas la causa de la misma por no haber hecho más de lo que podía.

―Por favor, Tae, vuelve ―pidió JungKook pateando el suelo por su jodida imprudencia que lo desconecto de la realidad que conoce y que juró enfrentar junto a TaeHyung.

Junto a su pareja, junto a su eterno compañero.

A quien acaba de lastimar al arrojarlo al abismo del cual le tomó tantos años salir. De nuevo y su jodida imprudencia que lo lleva a imponer lo cree correcto. Ignorando el gran motivo que antecede al destino mismo.

La voluntad designada cuando la muerte reclama una vida no puede ser vulnerada. Sangre por sangre. Vida por vida. Cuerpo por cuerpo.

―Lo siento ―murmuró a la figura desvanecida que dejó de ver por sus ojos abnegados en lágrimas y arrepentimiento.

JungKook sintió el frío golpearlo con fuerza y la debilidad atacarlo, por lo que se sentó lo más cerca que pudo al ventanal, tocando con sus manos el vidrio y cerró sus ojos, sollozando bajito por el dolor de descubrir que la muerte de EunWoo fue anticipada, pero no nuevo, recayó sobre TaeHyung.

Lloro, lloro por ser egoísta, porque si debe arriesgar más vidas para tener a D'Angelo a su lado lo hará sin importar el costo.

Es tan egoísta y no se arrepiente de aspirar a la cristalización que puede derrumbar su mundo. No le interesa, si es TaeHyung quien va a sostenerlo.

Su respiración se atascó en su pecho, las palabras enunciadas se clavaron en su corazón producto de la forma detestable en la que sigue actuando. Perdón, perdón por ser tan impulsivo y destrozar al ser que ha jurado proteger. 

Autora:

Es más que merecido terminar el año 2024 con MS.

Con esto quiero decirles que estamos a tres capítulos de iniciar el tercer fragmento de la historia y con ello el resurgimiento de una fuerza milenaria. Y que esta anunciado desde el comienzo de la historia.

Muchas gracias por acompañarme durante este año y espero con ilusión durante el 2025, darle fin a MS 👊🏼 Feliz y bonito año para todos 🧡

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