Ⅲ: El último adiós infame
La ceremonia Aeternum Vale, es el ritual llevado a cabo para despedir y conmemorar la vida del Celestial fallecido, que, en circunstancias esperadas, el deceso era marcado por la longevidad de la vida y un largo y pleno camino recorrido.
Tal vez, esa era la anomalía presente en el cielo de Caelestis, la prematura muerte que no pudo ser prevista, sin un anuncio claro y factible de que el mayor riesgo pronto se cerniría desde las profundidades de un catastrófico territorio que se proclamó triunfador una vez más. En una retribución al daño perpetuado y que sería impuesto a los inocentes y culpables, sin importar sus intenciones.
Una vida inmortal fue arrebatada, violando las leyes establecidas y que en milenios no habían sido transgredidas.
El conocimiento murmurado por una predicción conocible, fue representada en símbolos y vistazos engañosos, que logró ser interpretada por el único sucesor viviente de un enlace directo al futuro aunque limitado a los sucesos que conocía y debían darse según lo pactado por el Cosmos y los Elteres con quienes podía comunicarse.
La ventaja no existía cuando el curso de la vida exigía el cumplimiento propuesto.
Lo que le da forma a la tormenta que logro ser aislada por el domo que TaeHyung D'Angelo sostenía, no sólo para honrar la nueva y naciente alianza entre Lucem y Tenebrae, sino como un acto silencioso de apoyo y amor consagrado a quien desde hace tiempo atrás su odio había desatado y que se desleía en el celeste de una mirada que hasta el tiempo actual amaba.
Solo que sería otra confesión que no podría ser expresada por los errores que una mente apresurada y presionada por el destino que se le fue otorgado cedió y cayó al vacío, soltando la mano de su primer amor.
―¿Te encuentras bien TaeHyung? ―cuestionó NamJoon, quien había decidido seguir a su compañero Saenon, luego de ver lo perturbado que se encontraba a raíz de la discusión con JungKook.
Aunque a simple vista y para quien lo observará, no lograría notar nada más allá de la impasible expresión de su rostro y los movimientos seguros y confiados de su cuerpo al caminar, era lo aparente que todos veían en un Celestial admirado, como lo es TaeHyung.
Una superficie, un solo lado al opuesto que se oculta bajo la sombra y el dolor, una parte de sí mismo que solo enseña lo que se espera de él. La debilidad desde la posición en la que se encontraba dentro de la jerarquía al asumir dos rangos, exigía una fortaleza inquebrantable ante los horrores que todos desconocían y que solo a los verdaderos elegidos se les permitía conocer de forma parcial y fragmentada.
Una oscura profundidad que podía entreverse por pequeños y efímeros vistazos, los cuales se exhibían en el grisáceo de sus ojos, un color tan claro y puro que proyectaba la sombra de las emociones que invadían su cuerpo, que saturaban la contención a la que se sometía día a día, una señal que en su mirada solo para quienes están dispuestos a observar más allá de lo vano e ilusorio de una posición, hallaría la carencia que en la soledad autoimpuesta sangraba desde que venció la posición por el amor.
―No hay razón para no estarlo, esto no es más que una parte del protocolo que de ahora en adelante ambos linajes vamos a seguir manteniendo ―respondió TaeHyung con un tono de voz tan calmo y apacible, como si el encuentro anterior no lo hubiese conmovido.
La verdad que los vincula a ambos, JungKook Makris y TaeHyung D'Angelo, en las ocasiones en que se encontraban uno frente el otro, dos momentos atemporales cuando sus miradas volvían al centro de atracción que localizaron en la contraria, durante unas milésimas de segundos la eternidad se filtraba sobre ellos, hasta que la realidad era corroída por el arrepentimiento y el rencor que afloraba cuando las barreras volvían a imponerse.
Las discusiones siendo la única razón viviente que los unía, tratando de arrancar los recuerdos que despertaban el fulgor desde sus entrañas.
―Sabes muy bien que no me refiero a eso ―alegó el castaño por la respuesta evasiva del pelirrojo, que a este punto hasta el que su amistad se había desarrollado a partir del trabajo descubrió como presionar y obtener una contestación sincera de parte del contrario.
El arte del engaño es la máscara que habitualmente personifica, cuando en el pasado tuvo que construir un abismo que ocultara la verdad negada a toda la raza de Celestiales y Hechiceros, y la farsa que aún se mantenía en falacias y mentiras, no eran más que un engaño necesario para mantener el equilibrio que en el sacrificio de la antigüedad se levantó y se ovacionó como la realización que a partir de las cenizas edificó su ahora ideal.
―Si lo dices por lo que sucedió hace unos minutos, no tienes de qué preocuparte ―TaeHyung cedió a ser un poco más honesto dado el lugar en el que se encontraban y al lado de quien estaba.
Con él podía permitirse descender las paredes del laberinto para llegar a su ser real, porque NamJoon logró ganarse su confianza y respeto, además, de ser imparcial, aun cuando era el mejor amigo de JungKook, él conocía ambos lados de un mismo conflicto, conoció el dolor directo que sufrió uno, y la repercusión que hasta ahora el otro seguía experimentando.
―Mis preguntas no son infundadas en la carencia de una razón ―prosiguió con un tono de voz bajo, solo para ser escuchado por su compañero―. Se que no es fácil afrontar la responsabilidad que cargas y más cuando debes enfrentarte a Kook ―sería cruel no comprender y juzgar las acciones que TaeHyung tomó en el pasado.
Un joven que se vio siendo lanzado a un designio que le pedía sacrificar decisiones y experiencias.
Y era una posición que NamJoon Roux comprendió, cuando la verdad se le fue presentada de forma parcial, un acceso limitado se le mostró, para que comprendiera el yugo que permitió construir la vida que todos conocen.
Solamente la ignorancia sería tan pedante y presumida para no aceptar razones una vez estas sean enseñadas.
―Son las situaciones que debo asumir, después de todo, mis decisiones fueron las que causaron que cumpliera con mi destino ―la ironía repercutía en las palabras mencionadas por TaeHyung, y como no hacerlo, nadie tendría el derecho de juzgarlo, no cuando entendían la razón que lo lleva a asumir un decreto dado por los Elteres.
―Pero no debes reprocharte la razón que te llevo a ejecutar un mandato que te fue impuesto, un pedido casi que imposible de rechazar ―NamJoon buscaba disminuir la culpa que hasta hoy día en D'Angelo reverberaba y se mantenía intacta con el tiempo.
Una batalla perdida desde el instante en que con cuidado seleccionaba sus palabras para permitirle al pelirrojo aceptar una verdad que todo este tiempo ha estado frente a sí mismo, ante la cual la negación concluía con toda evidencia lógica que se le presentara.
Si el perdón no iniciaba como una oportunidad personal y propia, todas las razones que sustenten el error en el que se está convencido y que se ha repetido de forma recurrente a causa de las decisiones tomadas, el ciclo se volverá un pecado que estará grabado a fuego en la memoria, que no olvida.
―Fue una elección que me hace sentir honrado de haber sido elegido, la cual no podía rechazar ―rebatió como era usual para él cuando ambos volvían a hablar sobre el mismo tema―. Si bien no es reprochable porque era lo que debía hacer, sí lo es la forma en que lo hice, es algo que no tiene discusión ―puntualizó con la clara convicción de sus errores pasados.
―Podrías haberlo hecho diferente, pero eso ahora... ―fue detenido por la mirada gris y fría que le pedía callar y no continuar profundizando en una herida que fue detenida en el tiempo.
―Estoy aquí solo para cumplir con mi labor, es lo único que ahora debería importarme ―TaeHyung agradeció que NamJoon acatara su súplica, pero ahora la ceremonia y el correcto desarrollo de la misma debía darse por finalizada, para volver de nuevo a su vida y su rutina diaria―. Deberías volver junto a tu pareja y JungKook que de seguro ahora mismo necesita todo el apoyo posible así no lo admita ―sonrió sin gracia alguna.
Porque al parecer ambos eran más compatibles de lo que llegarían a aceptar a viva voz.
―Ambos se parecen mucho en eso ¿No crees, Tae? ―se permitió disfrutar de la clara irritación del menor.
―Soy tu superior, recuérdalo NamJoon ―discutió TaeHyung con una fingida arrogancia.
―Sabemos que la posición de dictador no es para ti ―confirmó NamJoon, aun cuando el menor fuera su superior en la jerarquía, ese nunca fue un motivo para TaeHyung de imponerse sobre los demás para hacerse notar.
―Debería de intentarlo en estos días para ver que tal me va ―expresó con diversión mientras lo dejaba de lado.
La vía principal era delimitada por las hileras de Rubí y Ópalo Boulder mezclados que estaban ubicadas a cada lado del mismo, guiando y orientando el recorrido a lo largo de la extensión del lugar sagrado que se bifurca en secciones paralelas y más reducidas para crear accesos por todo el terreno, atravesando y dirigiendo el panorama de un emblemático y mágico espacio hasta el altar principal.
La diversidad hipnotizaba cada perspectiva y ángulo desde el cual se situará para contemplar los destellos que eran formados por la unión y fusión de cristales y piedras preciosas excepcionales, variadas y singulares que daban vida a una construcción irregular, aunque pequeña, la cual contenía y evidenciaba la esencia del Celestial fallecido.
―La muerte es un acto más ante el que somos espectadores, somos visionarios y pacientes al desenlace final que termina por consumar la flama de la existencia dada por el Cosmos ―Valar elevó el tono de su voz para dirigirse a todos los presentes, una vez terminaron el recorrido y cada asistente se ubicó en el área cercana al altar, lugar desde el cual la Kalar de Tenebrae procedía con el inicio de la ceremonia―. Somos la raza original, la heredera del Cosmos y del vasto e inconmensurable Universo.
››Hemos sido bendecidos con el don de la inmortalidad que nos permite llevar largas vidas, sin embargo, la eternidad nunca debe ser deseada y envidiada, porque el ciclo de existencia comienza a partir de la creación y finaliza cuando la destrucción reclama y se impone sobre aquello que el tiempo debe dar por terminado. Para nosotros este es nuestro periodo de historia, la guía que se ha repetido desde que los Elteres fueron enviados a Caelestis.
››El orden natural ha sido quebrantado, una vida ha sido tomada y reclamada antes del tiempo y ha sido asesinada sin contemplación, EunWoo Kosta, un Tenebrae que a sus veintiséis años abandonó de forma precipitada la existencia terrenal, incluso le quitó la posibilidad de desarrollar su potencial, su periodo de maduración inacabado fue el factor que lo terminó condenando. No hay culpables ni mejores decisiones que ahora puedan ser juzgadas de imprudentes o precipitadas, fueron las acciones y el odio que nuestros antecesores desataron, que ahora debemos pagar y sufrir en el presente.
En medio del discurso que Valar continuaba con firmeza y determinación, la atención de JungKook Makris naufragó cuando las palabras de la Kalar de Tenebrae fueron una respuesta silenciosa a los cuestionamientos y reproches que no se habían detenido desde el fatídico día 505, desde el momento en que sostuvo el cuerpo ensangrentado de EunWoo en sus brazos sin posibilidad alguna de ayudarlo.
Una coincidencia que daba calma a la turbulenta tormenta que en su interior armonizaba con la lluvia exterior, las palabras indicadas que, al ser pronunciadas por Valar, sin saberlo en el instante en que lo mencionó, ella dirigió su mirada hasta hallar la celeste, y justo allí comprendió que era una respuesta particular y dedicada para acallar el remordimiento que continuaba sintiendo.
―¿Sucede algo Kook? ―YoonGi preguntó con evidente preocupación al ver que su hermano retrocedía para salir de su posición en la parte frontal del grupo.
―Solo escuche lo que tanto necesitaba entender ―ver el desconcierto en el rostro de su hermano lo hizo sonreír con sinceridad―. Estoy bien, pero no quiero seguir al frente de todo, no cuando no tengo intención de dar un discurso, así que prefiero estar un poco más atrás de todo ―aclaró para que YoonGi no elevara su preocupación como solía hacerlo.
―Te creo, Luna Makris, te buscaré luego para que volvamos juntos ―se sentía agradecido al ver el semblante de su hermano un poco más relajado y tranquilo.
―Por supuesto, tu turno de conductor elegido aún no termina ―se burló de su hermano, mientras terminaba de girarse y dirigirse a la parte final de todo, y que en cualquier momento gracias a su habilidad de visión remota no se perdería detalle alguno de lo que sucediera.
Aun cuando, ya conociera el desarrollo y hubiese presenciado cada fase de la ceremonia, siempre era un espectáculo magistral ver el momento exacto en que el poder de su linaje formado en esencia por medio de la manifestación viva de los elementos que rigen a los Tenebraes, el fuego y la tierra, que serían invocados como materia pura para ser sostenidas por el aire y ser unidos en una sola composición por el vínculo que la magia de los Regnandi Magus aportaría para crear un nuevo destello que ocuparía un lugar dentro de los campos de cristales.
He allí la importancia de la unión entre ambas razas, los Celestiales y los Regnandi Magus, son el pilar del equilibrio interno de la energía y la magia, como la estabilidad de la balanza natural con la cual coexisten en armonía, ambos debían vincularse para llevar a cabo los rituales más importantes dentro de Caelestis, ya sea para conmemorar el nacimiento de las nuevas generaciones o dar el último adiós a quien ha perecido finalmente en la inmortalidad.
Un sentimiento agridulce que lo embargaba por la desgracia de ahora tener que contemplar el nombre de ese Celestial que formó parte vital de su pasado y que yacería inmortalizado dentro de un remanente de cristal y una identidad grabada sobre una pequeña inscripción que la acompañaría eternamente.
―En este situación lo usual sería que integres el homenaje que realizarán los Celestiales más cercanos al motivo de la ceremonia ―pronunció TaeHyung cuando se acercó a JungKook, en el momento en que lo vio llegar, aunque siendo sinceros, él ya lo esperaba interceptar desde que comenzó a alejarse de la zona frontal.
Solo esperaba que no terminaran en una discusión nuevamente.
―Vi lo que quería, obtuve mis respuestas y presente mi plegaria al Cosmos, es más que suficiente para mí ―aclaró volteando a ver de forma fugaz al pelirrojo que no apartaba su mirada que estaba pasada al frente, en donde el altar y el discurso de los familiares tomaba ocurrencia.
―La fortaleza esté de tu lado ―D'Angelo pronunció la frase que se solía decir a quienes habían perdido a un familiar, un voto de aliento.
Para JungKook era todo una novedad dada por la sorpresa de tener a TaeHyung a su lado, luego de haberlo visto en el momento en que llegó hasta la parte trasera del grupo y lo vio, tan inmaculado como solo él podía serlo, así que, cuando percibió su esencia acercándose sus alarmas se activaron preparándolo para otro posible encuentro desafortunado, que si bien, respondía y no se le dejaba amedrentar, el desgaste era lo que obtenía cuando su dolor y odio era dirigido hacia los ojos grises que aún poseían el color que siempre ha sido su favorito.
La inconfundible esencia que emanaba de su cuerpo, siempre había sido de sus fragancias preferidas, la vainilla, que podía ser tan tenue y cálida, hasta llegar a altas concentraciones y actuar como un repelente tan invasivo y desagradable, pero D'Angelo, era y continuaba siendo la síntesis de la calma y el placer que despertaba lentamente para impactar y arrasar con todo a su paso.
La consumación de la novedad que tanto anhelo en el pasado.
―¿Ya volvimos a ignorarnos o necesitas que te deje solo? ―volvió a cuestionar cuando noto el sombrío silencio de JungKook que se quedó viéndolo con una excesiva atención, y para este momento no sabía si el deseo que veía en el celeste de sus ojos era por la sorpresa o porque se contenía de querer golpearlo por lo que le dijo hace un rato.
―Disculpa, es solo que... ―si no hubiese sido por la melódica y profunda voz del contrario, aun seguiría en medio de la ensoñación de seguir admirando ese rostro esculpido y cincelado que fue formado por las deidades del Cosmos, y de nuevo se estaba perdiendo en sus contemplaciones―. Agradezco tus deseos, TaeHyung ―con un leve carraspeo logro recuperar la firmeza de su voz y la estabilidad del oxígeno que por instantes no sentía suficiente para llenar sus pulmones y deshacerse en suspiros.
―¿Tan sorprendente es para ti que no estemos discutiendo? Aunque si mal no recuerdo eres tú quién suele iniciar y yo solo te sigo la corriente ―su sonrisa se amplió con una naturalidad de la que carecía desde hace un tiempo al ver la expresión molesta del rubio.
‹‹Hace tanto tiempo había dejado de ser la causa de esa jodida sonrisa, que ahora se mantiene oculta›› divago el ojiceleste al contemplar sin disimulo alguno la risa del pelirrojo, que hizo a su corazón vibrar, porque desde hace un tiempo así no lo hubiese comentado con nadie más que con sus propios pensamientos cuando se encontraba en la soledad de su casa, concluía que la sonrisa que en ocasiones veía en TaeHyung desde la distancia cuando sus actividades se cruzaban y compartían el mismo espacio, era actuada como una simple cortesía social que por su posición debía de mantener.
―Ahora resulta que el impulsivo soy yo, gran jugada D'Angelo ―sabía que TaeHyung solo buscaba molestarlo y presentar una disculpa silenciosa por el encuentro anterior.
Que bien se siente por una ocasión en donde se encontraban hablando, mantener las defensas bajas y simplemente conversar, sin ningún propósito oculto.
―Puede ser que yo contribuya, pero el enojo siempre resalta en ti con mayor facilidad, eso no puedes negarlo, Makris ―objetó con alegría al ver esa adorable sonrisa del menor y sus mejillas adquirir una leve tonalidad rosácea al saberse expuesto ante su carente control emocional y quedar en evidencia nuevamente.
―Al parecer sabes cómo presionarme hasta hacerme reaccionar ―y no era su intensión que lo dicho haya sonado con un leve deje de coqueteo ¿O sí?, lo que estaba hecho ya no podía ser corregido, al menos esperaba que haya pasado desapercibido para el de ojos grises que por la luz del día se veían tan claros, tan atrayentes.
Su mala fortuna lo precede, porque, para D'Angelo no había detalle que pasara inadvertido, y no solo ese era su indicador, sino que todo en su cuerpo reaccionó con fervor y añoranza cuando sintió el calor que emanaba del contrario que estaba un poco más cerca, y juro sentir una oleada de sensaciones y reminiscencias olvidadas que fueron traídas por la bruma de la calidez que ambos cuerpos creaban.
El anhelo parecía superarlos y el placer de sobrepasar los límites prometidos en el tiempo lejano, parecían difuminarse para liberar la pasión que los consumía cada vez más con gran intensidad.
―Diría que aún conozco lo incorrecto de ti y la pureza que tanto tratas de esconder, Chiaro di luna ―TaeHyung susurró de forma tan íntima y colmada de intensidad que impactó contra la oreja contraria, al haber girado su rostro en dirección a JungKook quien se esforzaba por contenerse y no dar paso a la tentación de encontrar la mirada contraria que no sabía en qué momento sus cuerpos por inercia y acción propia terminaron por acercarse y acortar la distancia.
JungKook Makris se vio sumido en el deleite de su cercana presencia, tan deseaba que terminó de lanzarlo al delirio del placer que fue evocado por ese condenado sobrenombre que dejó de provenir de los labios contrarios, los cuales no paraban de rozar la parte posterior de su oreja estimulada por su respiración pausada y rítmica, buscando avivar las sensaciones que comenzaban a encender sus terminaciones nerviosas que ya ardían calcinando todo a su paso.
Las dudas, el rencor, la ira que quedó del tórrido amor que se desvaneció hasta ser apaciguado durante minutos solo fueron dos seres que se reencontraban, el tiempo pasó a ser una minucia en medio de la nada inhabitada, ocupada por dos cuerpos que se pertenecían desde que sus miradas se encontraron, a través de ellas sus almas se sincronizaron y las predicciones fueron infundadas, por ellos, por el caos que creaban juntos para instaurar un nuevo orden.
―TaeHyung, te imploro que... ―acaso debía rogar por la lejanía del cuerpo contrario para poder recuperar su espacio vital que fue allanado y usurpado, cuando realmente solo estaba cumpliendo con el mayor anhelo que se mantenía en medio de los deseos que junto al contrario construyó en un pasado al que buscaba no volver.
Su autocontrol tambaleaba por el aturdimiento en el que su cuerpo se sumió cuando cedió a la tentación de girar un poco su rostro para encontrar la intensa mirada colmada de una vehemencia desenfrenada que se deslizaba sobre ambos.
―¿Qué termine con la distancia o que me aleje de nuevo? Se claro, porque esta es nuestra última oportunidad, la última que puedo tener ―TaeHyung se encontraba perdido en el frenesí de sus sentidos que sólo volvían a la vida del lugar en el que los recluyó al olvido, cuando tenía a JungKook tan cerca, cuando su olor a lluvia inundaba su sistema y lo transportaba a los recuerdos que se veía reviviendo en la soledad autoimpuesta que debía cumplir.
JungKook sucumbió ante la codicia que ya no lograba acallar cuando decidió enfrentar el límite que lo separaba del abismo de la perdición. Que lo llevó a sujetar la mano de TaeHyung que más cercana estaba a su cuerpo, sin tocarlo, a la espera del impulso que decidió enfrentar.
―Termina con el dolor que ya no... ―un leve estallido proveniente del altar en donde la ceremonia proseguía irrumpió con potencia en la consciencia de JungKook que había sido profanada por voluntad propia al ceder su poder al deseo de TaeHyung.
Una explosión iridiscente se expandió por el lugar y ante los presentes que veían fascinados la creación que nacía de la unión de ambas razas, que luego del enlace del poder de cada uno, el nombre del Celestial fue escrito a través de la nueva materia que fue elevada por acción del aire hasta que se desintegró en haces de luz de los cuales descendió un nuevo destello, una nueva composición excepcional, en el momento en que se posó sobre la base del altar, los cielos detuvieron sus lamentos y el silencio invadió cada rincón.
La esencia de EunWoo Kosta finalmente había sido solidificada y condensada en los cristales que perdían el potente fulgor que adquirió después de que el estallido le diera vida, y como efecto adverso la cordura de JungKook volvió a encenderse y recordar en qué lugar se encontraba y al lado de quien estaba, a punto de ser abatido por la calidez del Celestial que sostenía su mano con fuerza.
Como una respuesta anticipada a lo que sabía y vendría a continuación, y si estaba en TaeHyung prolongarlo en la ilusión de la finitud de los segundos, lo haría, lo retendría hasta que volvieran a ser lo que eran antes, dos seres que sólo se contemplaban en la distancia que ensombrecía sus almas.
―Te pido una vez más que te alejes, es lo que debemos hacer ―el paso de la saliva nunca se sintió tan áspero y amargo cuando se obligó a sí mismo a pronunciar lo que tanto se negaba, aunque sea por unos instantes más.
―No estoy dispuesto a hacerlo otra vez, ya no más ―ambos continuaban unidos, renuentes a separarse―. Dependerá de ti JungKook ―su temor más grande se volvería real, como una consecuencia que fue desatada con su imprudencia.
―Es cínico de ti decirlo, cuando sin ninguna contemplación en el pasado fuiste tu quien así lo decidió ―se permitió caer en el dulce almíbar que la compañía contraria siempre lograba inundar su ser.
Pero ya era momento de salir de la ilusión que se enredó y trepó por sus cuerpos aprisionándolos de nuevo en la epifanía de un recuerdo, al que debía despedazar y sepultar sin piedad alguna, ya lo había hecho una vez, así que no sería nada hacerlo de nuevo, al menos, eso quería creer.
―JungKook, hay muchos más que aún ignoras y que debes enfrentar ―la súplica bañaba su voz, en un pedido silencioso que le permitirá al rubio comprender el sentido que se escondía detrás de sus palabras.
Voraz y profundo fue su ruego que solo incomodaría a su mente que aún no estaba preparada para indagar bajo la superficie.
―Mantén la promesa que en el pasado nos condenó ―de forma renuente dio un paso hacia adelante para poner distancia con el cuerpo del cual no quería desprenderse―. Y te pido que mantengamos la distancia, no te necesito de nuevo en mi vida y tampoco quiero que así sea, por favor, entiéndelo ―en esta ocasión el dolor que impactó sobre su corazón y que comprimió su pecho en el dolor que lo inundó tanto que tuvo que llevar su mano hacia dicha zona para darse un poco de consuelo.
Porque en esta ocasión se había roto a sí mismo cuando vio la aflicción inundar esos ojos grisáceos que tanto amo, y que ahora solo le transmitían la desolación más escabrosa que pudo haber sido consciente que podía causar, así haya sido quien en su pasado lo lastimo, no quería ser quien devuelva dolor con venganza.
Pero ya estaba hecho y una vez las palabras que fueron anunciadas debían mantenerse.
Se sintió su peor enemigo cuando pudo observar una lagrima surcando solitaria por la mejilla de TaeHyung que con rapidez se giró para darle la espalda y emprender el camino de regreso al palacio.
Dejando a JungKook ahogado en el aura de angustia y añoranza que percibió en el caminar del contrario, queriendo detener de nuevo su huida, pero una nueva tormenta se desató y las nubes se aglomeraron con mayor decadencia para derramar una agresiva y potente lluvia en compañía de los truenos que llenaron todo el espacio con sus estridentes y retumbantes sonidos, en una alegoría por la vida que ya había sido reclamada por el vacío del Universo.
Y lo único que pudo hacer fue avanzar hasta el límite que demarcaba la protección final del domo, para atravesarlo y ser cubierto por la insaciable lluvia que buscaba consumir todo a su paso, solo allí permitió que el arrepentimiento se diluya para acompañar las gotas que impactaron contra su cuerpo, buscando una efímera contención que lo retuviera para no ir en búsqueda de unos brazos ajenos a los que se había jurado jamás volver.
Pobres almas que creyeron que mostraba su dolor por la pérdida de su amigo, pobres ilusos que ignoraban el anhelo desgarrador de dos Celestiales que se contemplaban a la distancia, por el deseo imperante de ir en búsqueda de a quien habían lastimado.
Cuando la ceremonia Aeternum Vale finalizó, YoonGi Makris busco a su hermano en los alrededores con desesperación, porque había logrado ver que este estaba en compañía de TaeHyung y aunque su preocupación lo hubiese llevado a llegar hasta ellos, NamJoon se lo impidió, alegando que les concernía a ellos seguir desatando el caos que desde hace tanto venían ocasionando.
Pero en un día como hoy, no podía sentirse en plena calma al dejar que su hermano enfrente el pasado del que nunca podrá deshacerse, porque solamente el conocía cuanto el Saenon y Krono podía afectar a JungKook, solo él ha sido el mayor confidente en lo relacionado con el pelirrojo, solo ante él su hermano expuso el inmenso dolor sobre la pérdida de su primer amor. Por lo que, apenas se dio por terminado el evento, corrió en su búsqueda, encontrándolo en los limites más allá de donde se encontraban siendo cubierto y empapado por la lluvia que había regresado con mayor potencia.
Un acontecimiento que, si bien era desconcertante para los Celestiales durante una ceremonia, estaba escalando en gravedad por lo insólito de la fuerza descomunal con la que estaba cayendo en un anuncio de su enojo o dolor, era una explicación inexacta de lo que estaba ocurriendo.
‹‹El cielo se deshace en gotas de desolación por la pérdida del vínculo que se seguía manteniendo, pero que tanto daño continuaba reapareciendo, causado por la traición y un vil engaño que en ecos expansivos sería descubierto››
Y al ver la expresión ausente en su pequeño hermano tuvo el presentimiento de que de nuevo sucedía, el tiempo vivido parecía querer imponerse nuevamente.
―¡JungKook vámonos de aquí! ―YoonGi gritó para hacerlo reaccionar, porque no sólo su expresión denotaba lo ensimismado que estaba, sino que su mente fue desconectada y sus actos denegados de cualquier movimiento consciente que no fuese más que para mantenerlo en pie―. ¿Cómo puedes exponerte de esta forma? Por favor, no me hagas esto, no otra vez, déjame ayudarte ―realmente sus sospechas estaban desbordando la causa que explicaba el comportamiento de su hermano, pero sentía que algo más que ignoraba o no conocía le estaba sucediendo.
―Sácame de aquí, por favor ―la trémula voz de JungKook se hizo oír en un leve susurro, como si fuera una confesión que no podía ser escuchada por nadie más que su hermano, solo para quien lo ha levantado cada que sus rodillas se sostenían débiles sobre el suelo.
En esta ocasión su caída fue detenida una vez más por su hermano, además, por la protección que le estaban brindando JiMin y NamJoon, al desviar la posible atención que sobre ambos podía recaer al estar aún inmersos en medio de la tormenta.
YoonGi con gran apuro sostuvo el cuerpo de su hermano que notaba cada vez más lejano y con urgencia de llegar hasta el auto para resguardarlo y emprender el camino de regreso a Eukélade, apremiando sus pasos mientras lucha con el pesado cuerpo de JungKook. En medio del recorrido dejó de sentir la lluvia que hasta hace segundos los impregnaba para sentir la calidez y el refugio de un domo que visualizo al elevar su mirada y ver que los cubría solamente a ellos en su desplazamiento, aislándolos aún mejor de cualquier mirada curiosa que tanto buscaban evitar.
Para YoonGi la respuesta fue clara y contundente, porque solo había un Celestial que podría sostener e impedir el avance de la lluvia a través de varios domos simultáneos y donde sea que TaeHyung se encontrará agradecía su ayuda, por más que el tormento del que era víctima su hermano haya sido causado por ambos como los únicos involucrados dentro de su deshecha relación, sabia cuanto el pelirrojo se preocupaba con JungKook.
―¡Apresúrate! ―exclamó JiMin con apuro para que llegaran hasta el lugar que el pavimento le permitió acercar la camioneta, acortando la distancia que tenían que recorrer hasta llegar al estacionamiento.
En un acto impulsivo al que tuvo que recurrir a su magia para encender el auto, cuando vio que TaeHyung desde una de las ventanas laterales del palacio, observaba con angustia el sufrimiento de JungKook, así que no lo dudo y mientras NamJoon continuaba ayudando con la distracción, salió corriendo para proporcionarles un escape más rápido.
―Ayúdame a ingresarlo al auto ―le pidió YoonGi cuando llegó hasta donde estaba y con prisa se desplazó para abrir la puerta trasera para que el menor estuviese más cómodo.
Si no fuese por el débil estado de su hermano, haber volado era la mejor opción, sin embargo, dadas las condiciones actuales esto solo terminaría desgastándolo y causándole un mayor daño.
―Ve con cuidado, no hay prisa ―JiMin le recordó a YoonGi en el momento en que cerró la puerta del lado del piloto apenas este ingreso y se puso en marcha para salir de Caronte.
―Kook va a estar bien, él siempre logra resurgir a través del dolor ―fue lo primero que le dijo NamJoon, cuando ingresaron al salón del departamento, una vez la ceremonia se dio por concluida, debido a interrupción de la lluvia que llevó a cancelar las demás actividades que se tenían propuestas.
―Lo sé, es solo que me impactó verlo así, tan decaído ―JiMin contestó con evidente preocupación, refugiándose en el pecho descubierto de su pareja que desprendía una agradable sensación reconfortante.
Una vez que llegaron al departamento del mayor completamente mojados, en un absoluto y cómplice silencio se dispusieron a tomar un baño caliente para regular la temperatura y ahora se encontraban ante el inmenso ventanal que tenía la sala de estar y que le permitía contemplar el panorama desde la altura en la que se encontraban.
―Ni te podrías hacer una idea de lo doloroso que fue verlo cuando inicio todo entre ambos, fue desgastante ―explicó el castaño depositando delicados besos sobre el cuello del contrario que suspiraba por la agradable sensación de estar entre sus brazos.
―La verdad cuando lo vi casi al borde de la inconsciencia, me sentí impotente porque no sabía que hacer ―era doloroso ver caer la inmensa fortaleza que JungKook mantenía, para ser destruida otra vez a causa del mismo Celestial que en el pasado lo hizo por primera vez, así no haya estado allí para vivirlo junto a él.
―Aun no comprendo que debió pasar para que Kook terminara tan afectado ―expresó con duda―. Lo único que puedo concluir es que acumulo tanto para sí mismo, manteniéndose inalterable y absorbiendo cada disputa que ha tenido con TaeHyung cuando se encuentran en el mismo lugar, que, desde hace un tiempo hacia acá, ha aumentado la intensidad y es muy probable que...
―No soportará más y que haya sido desencadenado por lo que sea que hablaron en esos momentos en que los vimos juntos ―contempló lo dicho por Nam, como una acertada conclusión que derivó en el estado de JungKook―. Igualmente, me sorprendió que TaeHyung lo haya ayudado, sé que nunca ha llegado a lastimarlo físicamente, pero haberlo protegido, demostró que está pendiente de Kook, así trate de aparentar lo contrario ―el desconcierto del azabache fue aún mayor cuando trato de buscarlo para preguntarle qué había pasado, y se encontró con la absoluta ausencia de su presencia.
TaeHyung se fue en el preciso instante en que YoonGi reanudo el camino para alejarse, llevándose con él su único motivo para estar presente en una acto que conmemoraba a un Celestial que tanto aborrecía.
―Para él su centro de atracción siempre estará en JungKook, créeme para Tae no ha sido fácil afrontar su decisión ―de lo poco que el pelirrojo le había compartido y asemejándolo con el poder que le fue otorgado por el peso de la verdad, conocía que la realidad del pasado había sido más compleja que dos corazones marchitos por un error.
―¿Tú sabes más de lo que puedes llegar a contar, cierto? ―JiMin lo entendía, porque, así como NamJoon le debía lealtad al Consejo, el también acarreaba con los secretos que sus antecesores resguardaron.
―Si para mi representa un yugo, para TaeHyung es un calvario, su responsabilidad es más grande de lo que todos creen conocer ―concluyó NamJoon con un delicado beso sobre el cabello azabache de JiMin.
―De seguro que en el pasado por mi carente autocontrol hubiera terminado golpeando el agraciado rostro de TaeHyung ―objetó JiMin sosteniendo las manos del contrario que se encontraban rodeando su abdomen y proporcionando leves caricias, buscando deshacer la aflicción en la que ambos se sumergieron.
―Increíble que tu molestia te permita reconocer el atractivo de TaeHyung, gracias por lo que me toca a mí ―trataba de fingir una inexistente molestia ante JiMin, porque si debía ser sincero, el pelirrojo fue bendecido por la gracia divina.
―Es imposible no mirarlo cuando en la Academia debía escuchar constantemente sobre TaeHyung D'Angelo sin parar ―gruño al recordar la gran importancia que desde muy joven fue depositada sobre el contrario―. Además, yo caí esclavo de tu sonrisa y esos hoyuelos que tengo el placer de contemplar cada mañana ―dijo a la vez que se giraba para sostener entre sus manos el rostro del Celestial que tanto amaba.
―Te amo con lo que soy, JiMin Dubois ―expresó NamJoon, descubriendo otra vez más el significado del amor en los ojos lilas que iluminaban sus días.
―Te amo a partir de lo que he sido, NamJoon Roux ―lo amaba a través de cada momento que fue parte de sí mismo y de quien sería en el futuro.
Ambos se conocieron, cuando JiMin recién ingresaba a la Academia, que era el lugar de formación destinado para los Celestiales como para los Hechiceros, que además de cumplir con el entrenamiento y la preparación como la raza de guerreros que eran, también si así lo querían podían aprender una nueva profesión para desempeñar paralelamente.
Y su elección fue por la arquitectura que fue motivada por las asombrosas construcciones que la naturaleza de Caelestis había creado, por lo que, con gran aspiración a sus veinte años, aún sin iniciar su periodo de maduración como Regnandi Magus, que difería del de los Celestiales; se cruzó por primera vez con los aquellos ojos ámbar que tanto lo impactaron, por poseer una tonalidad que nunca antes aprecio.
Impactando la vida de ambos por la belleza del contrario, la cual no podían apreciar con la frecuencia que deseaban, porque NamJoon a sus veintidós años se preparaba para finalizar sus estudios como genetista, lo que dificulto durante ese primer año que pudiesen conocerse a profundidad más que por saludos o conversaciones ocasionales.
Cuando el mayor terminó su carrera de formación, disponía de mayor tiempo y una excusa que llevaba como nombre JungKook Makris que desarrollaba sus estudios en Arte, lo que le permitió tener una fachada para ir a visitarlo y buscar al bonito ser de ojos hechizantes.
La naturalidad fue floreciendo entre los dos, la comodidad y la conexión que en similitudes que se complementaban los unieron; y con el avanzar del tiempo, una relación de cuatro años en el presente era su motivo de felicidad.
Un amor sólido que compartían y construían junto al otro, gracias al hogar que habían formado entre Orión, que es la demarcación de los Hechiceros en la región de Potentiae que hace parte de Spes, la región de los Tenebrae, y Caronte, demarcación a la cual NamJoon se había trasladado de Eukélade, en un principio por sus obligaciones como Saenon, que después se complemento con la cercanía que tenía con el lugar de residencia de JiMin. Por ende, compartían sus dos hogares para seguir conectando con sus orígenes y con los de su pareja.
Una relación que les brindaba la fortaleza y la armonía que tanto desearon, y que el Cosmos los llevó a encontrarse.
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