Ⅷ: Caminar errante
Día 530
El deber se mantenía y bajo ninguna circunstancia actual podía evadirse o retrasarse aún más, lo que solo derivaría en mayores conflictos que manejados de forma errónea y apresurada desembocaría en un mayor caos que inevitablemente seguiría vinculado sus vidas a orbitar la contraria en un sucesivo encuentro que estaba pactado a ocurrir cada cierto tiempo.
Está en el poder de TaeHyung D'Angelo seccionar aquella ramificación que continuaba brotando y segmentar toda posibilidad apresurada antes de que las circunstancias ideales fueran gestadas por el Cosmos.
Presente actual que debe enfrentar después de su tiempo de recuperación al lado de los cuidados y en medio de la compañía de sus madres y de SeokJin quien se estaba encargando personalmente de todo el proceso que se estaba gestionando para destituir a los Celestiales que fueron denunciados por un acto potencialmente traidor en relación a las leyes políticas que los guían.
Un idilio que ya no debía ser prolongado.
Razón que lo tenía en frente de los próximos Saenones y Hechiceros que se están preparando para obtener su título oficialmente.
―Espero y exijo de ustedes su mayor capacidad, que no se contengan porque este espacio está diseñado para exponer su verdadero nivel de energía ―explicó Kaine, dirigiéndose a cada uno de los presentes, entre los que veían rostros más conocidos que otros.
Quienes estaban atentos a las palabras pronunciadas por Kaine, como el embajador de la nueva alianza que cada vez más acercaba a ambos linajes, además de los Regnandi Magus que fueron los intermediarios entre ellos, logrando afianzar y fortalecer la conexión mágica con la natural.
Lo que los tiene reunidos en Egeón, una de las demarcaciones de Tenebrae, que se caracteriza por su clima caluroso y por los amplios terrenos que les permitirán entrenar y realizar grandes despliegues de fuerza y poder, que como segunda medida de contención los Hechiceros crearon un perímetro a partir de su magia ancestral para bloquear dentro del domo invisible que recubría el espacio delimitado, toda fuga que no pudiese controlarse a tiempo.
Un área de entretenimiento diseñado por cada una de las razas existente en Caelestis.
―¿No se supone que por diferencias de raza esta preparación no debería ser exclusiva para Tenebrae y Lucem? ―cuestionó Dagmara, perteneciente a Lucem, al no comprender por qué algunos Hechiceros estaban presentes. Suficiente ya era para algunos aceptar este nuevo trato constante hacia los que por tanto tiempo se vieron enfrentados por las diferencias que los caracterizaban.
―Para responder la impertinencia de la cuestión que se responde por sí sola, Dagmara ―habló TaeHyung―. Se debe al vínculo que como razas diversas pero semejantes compartimos; la energía que le da vida a los poderes ancestrales de los Regnandi Magus está unida a la esencia que brota de nosotros a través de nuestras alas y del plasma que define nuestras habilidades, por lo que, si queremos fortalecer nuestra alianza debemos tomar en cuenta cada elemento que integra la tríada que le da vida y sostenimiento al ecosistema mágico de Caelestis, así que, sería un insulto para nuestros Elteres sobreponernos e ignorar las enseñanzas que nos han permitido desarrollarnos como la primera creación del Cosmos.
―Sin embargo, nuestro poder no es equiparable a la esencia mágica, lo que de cierta forma nos pone en desventaja unos a otros ―mencionó YuGyeom Ankar de Tenebrae.
―Como bien lo ha dicho, nos hace aparentemente incompatibles, y aun cuando la forma en que la energía brota de ambas razas es diferente tiene un mismo origen conectado a las emociones y a la naturaleza, lo que les va a permitir conocer dos formas de sentir y percibir cómo el poder es creado en sus organismos ―explicó nuevamente el pelirrojo.
―Pero siendo así, si lo que se trata de enseñar es el control y la similitud que tenemos como razas, y me disculpo por la aseveración que haré ―intervino YuGyeom―, pero usted Saenon y Krono, debido al desequilibrio causado por sus habilidades recientemente, podría no ser el mejor ejemplo de lo que está haciendo referencia.
El silencio se impuso en todo el lugar, incluso la naturaleza que se presentaba en medio de sonidos y leves movimientos se paralizó ante la ofensa que fue dirigida hacia el elegido de sus creadores.
Que fue deshecho por el inquebrantable espíritu de justicia que poseía el de orbes celestinos.
―Por eso mismo imbécil, porque ni nosotros aquí presentes aun cuando se reúna nuestro poder es comparable al de TaeHyung ―interrumpió el rubio, sin ser capaz de mantener la paciencia y no arremeter contra los graznidos que el idiota de YuGyeom dejaba salir cada vez que quería demostrarse superior en un insulso intento de compensación.
Poniendo en evidencia la poca tolerancia que le tiene a su compañero de linaje y con quien tuvo que compartir durante gran parte de su niñez debido a la formación de ambos, lo cual terminaba en peleas sin sentido y todo porque durante la adolescencia su amistad se fracturó por la negativa de JungKook a la confesión del castaño por estar interesado románticamente en él, siendo rechazado, porque en su corazón y en su vida en ese momento solo podía ser ocupado por TaeHyung. Marcando el declive de una débil amistad que terminó de romperse.
―Habla el que también fue superado por su poder como un jodido novato ―respondió YuGyeom, retando con su mirada a JungKook que tantos deseos tenía de cumplir el arrebato de golpearlo.
―Aquí es donde debería salir corriendo o llorar, dime que elegir porque aún no me decido ―manifestó con un falso mohín entre sus labios, lo que desató la risa colectiva.
En especial una de forma acorazonada que evitaba demostrar la diversión que sentía por la respuesta de JungKook y el silencioso apoyo que en su defensa salió a relucir. Importándole poco la opinión malintencionada del castaño, porque no sería la primera ni la última vez que fuese cuestionado.
―Por favor, les pido que se controlen y guarden esa animosidad para el entrenamiento ―la voz de Kaine detuvo todo posible conflicto que pudiese seguir surgiendo―. Además, Ankar, agradezco su preocupación sin claro fundamento, porque TaeHyung no es solo el Celestial más poderoso en nuestra era actual, sino que esa misma conexión con su energía y esencia le permiten comprender cómo la magia de los Hechiceros emana de su ser, y créame que no está listo para soportar el peso que D'Angelo carga, por lo que, le agradecería su silencio y su prudencia ―aunque fueran de linajes opuestos, Kaine reconoce el valor y el vínculo que une al pelirrojo con el mundo espiritual y que de allí su inconmensurable fuerza era dotada.
Aunque su mención le dio una idea a TaeHyung sobre cómo podrían iniciar la clase. Analizando y concediéndole el deseo que veía brillar en los ojos azul cielo de JungKook.
―Elter, me disculpo por mi cuestionamiento ―se sentía molesto por haber tenido que ceder ante una mayor posición de poder que desde su perspectiva el pelirrojo no merecía poseer.
―Sin más interrupciones ni dudas sobre la elección que ambos Consejos de cada linaje han designado, TaeHyung D'Angelo será el último eslabón que tendrán que superar antes de la finalización de su período de maduración para obtener su título oficialmente, así que, les deseo la mayor fortaleza para que culminen esta etapa con mérito y honor ―Kaine se despidió luego de animarlos una última vez para darle paso al nuevo instructor.
Quien rápidamente les ordenó que se trasladarán a la zona central para que se agruparan en la parte lateral, y cada Celestial obedeció las instrucciones dadas sin comprender el motivo detrás de lo que hacían y menos cuando veían a TaeHyung marcar dos líneas opuestas, una que iniciaba en la parte norte y la otra en la parte sur de donde estaban posicionados, viendo lo que podría ser una zona de arranque y otra de llegada, aunque la distancia entre ambas era lo que los desconcertaba; descartando inmediatamente cualquier prueba de velocidad o agilidad.
―Estas líneas que he dibujado y las cuales van en dos direcciones opuestas, están diseñadas para que dos oponentes se sitúen uno en cada extremo ―indicó D'Angelo extendiendo sus brazos de forma horizontal para señalar las líneas dibujadas―. Posición desde la cual se enfrentarán en combate para desplegar su poder, pero no lo harán través de sus habilidades sino únicamente por medio del plasma energético de sus alas, este será un combate en el que sus flamas de poder harán acto de presencia, lo que, aplica tanto por los Celestiales como los Regnandi Magus que se enfrentarán sin hacer distinción o diferencia, todo se dará en igualdad de condiciones ¿Entendido? ―cuestionó para ver si sus indicaciones fueron recibidas por el grupo.
Respuesta que llegó en cada asentimiento y exclamación de los presentes.
―¿Y quienes serán los primeros, Saenon? ―preguntó JaeBeom, Hechicero y próximo a finalizar su preparación.
La duda que esa cuestión causó, los mantuvo en un silencio que fue prolongado por parte de TaeHyung, que comenzó un trémulo y beligerante caminar mirando a cada uno, como si se decidiera por sus objetivos, cuando desde el comienzo ya sabía a quien le otorgaría su tan anhelada revancha.
―¿JungKook quieres hacer los honores del primer enfrentamiento y elegir a tu rival? ―indago parándose al frente del mencionado que con una sonrisa ladeada le agradeció el pedido que fue escuchado.
Con parsimonia se acercó a su línea demarcada y con una sonrisa pícara entre sus labios miró a quien sería su oponente.
―¿Debería mencionar tu nombre o tienes la valentía de venir hasta acá? ―reto JungKook.
―Vamos a ver de qué tanto alardeas pequeño Makris ―contestó YuGyeom acercándose hasta la línea contraria.
―Les recuerdo que en el combate de energía sólo podrá ser utilizado el impulso del plasma que da forma a sus alas, las cuales no van a materializar sino hasta que les de la orden, por lo que, en la primera parte solo transmutaran la esencia hasta sus manos qué será de donde el plasma emergerá ―indicó TaeHyung posicionándose en el otro extremo lateral a donde se ubicaba el grupo.
El fundamento de la prueba que seleccionó, es un reto para todo Celestial que está habituado desde la niñez a controlar y manifestar las alas de energía, además desde el entrenamiento inicial que reciben; el potencial defensivo está ligado directamente a la expansión de las mismas, que al desplegarse le permite al cuerpo absorber la energía y convertirlo en plasma que sale a través de ellas o de las manos, e incluso a través de distintas partes corporales, pero para ello es necesario una exhaustiva preparación.
Así que, en medio de un combate prescindir de las alas significaba acortar el nivel defensivo que se puede alcanzar, limitando y forzando al Celestial a conectar con su centro y flama para lograr el flujo adecuado con el potencial suficiente para desplegar el plasma a través de su cuerpo, lo que termina agotándolo sino se cuenta con la experiencia adecuada.
Además, aprender a pelear sin la manifestación de las alas es un habilidad obligada a desarrollar, ya que, podrían enfrentarse ante situaciones en las que desplegarlas causaría mayor daño y peligro en medio de una misión o enfrentamiento en el que se requería el anonimato como factor sorpresa.
―El que mucho habla poco demuestra al final del día, Ankar ―respondió JungKook a la provocación contraria.
La señal que anunció el comienzo de una prueba anhelada, se dio a través de la neblina que comenzó a descender alrededor del campo en el que se encontraban, creando un inmenso halo que los rodeaba, todo un acto ejercido por el control del aire que como Lucem, TaeHyung posee, originando corrientes de aire bastante frío al ser unido con las ráfagas calientes que danzan por el espacio, las cuales supo aprovechar y con ello la prueba comenzó.
En un acto veloz y prepotente, YuGyeom desplegó una esfera de considerable tamaño, con una tonalidad rojiza, ya que, el plasma que conforman las alas de energía como la misma que es emanada del cuerpo cambia de color dependiendo de las emociones que el Celestial quiera comunicar o poniendo en evidencia lo que está sintiendo; ya sea de forma consciente o como una manifestación involuntaria.
Enojo y molestia que se reflejó en la esfera que JungKook rápidamente esquivó al saltar en reversa doblando su cuerpo hacia atrás y formando un arco, que fue detenido por sus manos en el momento en que aterrizaron sobre el suelo para detener su cuerpo que fue afirmado finalmente por la caída de su pies sobre la tierra.
―Maldito impulsivo ―susurró JungKook al concluir cuál sería la posible estrategia nada elaborada de su oponente.
Quien solo buscaba atacar sin contemplación. Una conclusión que reafirmó, cuando distintas esferas comenzaron a ser enviadas en su dirección, en un ataque sucesivo y coordinado.
Ante el que respondió formando una pared que impulsó hacia arriba como un escudo para absorber los proyectiles de plasma que terminaron impactando contra su defensa, quedando desintegrada así como la pared que una vez fue deshecha lo impulsó hacia atrás levemente debido a la fuerza del encuentro entre dos esencias tan dispares.
Una motivada por el rencor y la otra por un poco de diversión y burla, que demostraría su verdadera esencia al ser desestimada.
‹‹Ese es el JungKook que conozco, quien no se limita a lo convencional›› pensó TaeHyung mientras sonreía viendo la fuerza y la astucia de Makris al enfrentar un ataque directo de forma inesperada, dado que, lo enseñado en muchas ocasiones se ciñe a lo convencional dejando espacios vacíos para la libre exploración y manifestación particular que cada Celestial deberá explorar, encontrando distintas maneras de condensar el plasma y así cada esencia sería manifestada por la oscilación de cada flama de poder.
La formación también es un proceso autodidacta.
―Siempre has sido de los que evaden en lugar de atacar directamente ―YuGyeom se mofó con la intención de molestar al rubio y verlo reaccionar más allá de una estrategia de ataque que mantiene.
Todo lo decía mientras de sus manos desprendía un espesa estela de energía condensada con la suficiente potencia para derribarlo, lo que sin duda comenzó a lograr al desprender largas líneas que ondeaban y terminaban colisionando con las esferas celestes que JungKook creaba y que rápidamente lo estaban alejando de la línea en donde aún se mantenía.
Debido a la fuerza con que era empujado, sus pies por mas fuerza que imprimía para sostenerse, no estaban resistiendo lo suficiente.
―Para ti no es fácil atacar con precisión sin descontrolarte hasta el punto en que te conviertes en un riesgo latente para los demás y para ti mismo JungKook, te conozco ―continúo retándolo con sus provocaciones para desestabilizar la concentración que sabía y en cualquier momento flaquearía.
Un factor fundamental en cualquier enfrentamiento, dependía del grado de proximidad que se pudiese tener con el oponente así tuviese que nacer desde la nada misma sino se conocía al adversario, lo vital era atacar las falencias observadas como las hipótesis que rápidamente tenían que concluirse para obtener una ventaja.
La debilidad psíquica es la venda que empaña el autocontrol que el enemigo impone.
―Deberías dejar de pensar en mí a cerca de un pasado que ya no existe ―alegó JungKook, con cautela en sus pasos al ponerse en pie nuevamente, después del ataque contrario que lo desplazó un par de metros hacia atrás, los que comenzó a acortar, acercándose cada vez más, imponiendo su presencia que con seguridad aguardaría el instante idóneo para atacar, en tanto, dejaba que su oponente se desgastará con mayor rapidez en cada ataque.
Porque si algo aprendió a lo largo del tiempo y sobre todo en combate, es la virtud que la paciencia otorga aunque había que ser consecuente con lo que se estuviese viviendo, a la espera de la brecha que todo escudo deslumbrante y agresivo llega a exhibir cuando la confianza obnubila la razón y la hace rehén de la vanagloria que siempre se codicia en silencio.
Rápidamente YuGyeom formó cristales por medio del plasma que se condensó con la baja temperatura que había en el lugar, lo que hizo más fácil poder fragmentarlos y crear esquirlas de distintos tamaños que fueron dirigidas al cuerpo de JungKook que con la misma materia que circulaba en su interior y que sentía moverse, en medio de un último suspiro que persiguió como una señal que alumbraba en la distancia, desprendió de su cuerpo el plasma para rodearlo al interior de una crisálida de energía anaranjada que lo cubrió completamente, dejando fluir la energía no solo a través de sus manos sino por medio de toda su extensión corpórea; dejando a los presentes absolutamente sorprendidos por su logro y alcance.
―¡Es increíble!
―Lo logró, después de todo es un Makris.
―Le hace justicia a su familia.
Susurraron algunos ante el magnífico hecho que observaban, totalmente fascinados por la superación de Makris.
Una realización que muy pocos podían alcanzar y menos con tanta destreza como JungKook lo demostraba. Siendo el segundo acto memorable que sería recordado, después del otro Celestial que pudo hacerlo a temprana edad.
TaeHyung D'Angelo no solo lo hizo a la temprana edad de trece años sino que ahora tenía tanto control sobre la energía de su cuerpo que podía desprender el plasma hasta largas distancias en una extensión material de su propia esencia.
Un acto más que lo diferenciaba del resto y los acercaba aún más debido a las similitudes que sus organismos y poderes compartían.
Sin embargo, los murmullos y fascinación que JungKook estaba generando, desataron en su oponente un deseo ferviente de herirlo, todo por defender su orgullo que estaba siendo deshonrado. Además, del rencor que se fue acumulando por el paso del tiempo hacia quien en el pasado fue su primer amor, y cada sentimiento se condenso en estelas de esencia pura en la que la electricidad mantenida por la furia se entrelazaron en una potente combinación que arrasó con el escudo que protegía a JungKook, lanzando por los aires completamente sorprendido por la fuerza del ataque.
―Desplieguen sus alas ¡Ahora! ―exclamó TaeHyung en el preciso instante en que vio a JungKook atravesando la distancia sin tener un soporte que evitará su dura colisión contra el suelo.
De forma inmediata JungKook escucho la voz de TaeHyung dirigirse hasta donde estaba sintiéndola resonar en su interior, lo que de forma automática le hizo desplegar sus alas y aterrizar segundos antes de estrellarse fatídicamente contra la tierra, posicionando sus pies sobre la misma, impulsando sus alas hacia adelante con todo el potencial que podía, desprendió una gran masa de plasma que con una velocidad sorprendente se estrelló contra el cuerpo de YuGyeom que a duras penas formó un débil escudo con sus alas cuando comenzó a sentirse consumido por la energía contraria, que seguía emanando del cuerpo de un JungKook enceguecido y que por breves momentos sus ojos celestes se iluminaron en un color más intenso con leves salpicaduras de un tono coral en ellos, que así como llegó se esfumó con velocidad.
‹‹JungKook eres más de lo que tratan de ver o provocar en ti, eres luz›› dijo TaeHyung mentalmente al rubio, solo para él, en un canal de comunicación propio.
Ocasionando una respuesta afirmativa en JungKook, que con un parpadeo volvió a enfocar su mirada en lo que estaba sucediendo y el excesivo uso de energía con la que se defendía; forzando a su organismo a controlarse una vez más.
Y en ese instante para el de orbes de cielo no hubo mayor conexión que el grisáceo de la mirada impropia, en la que encontró lo que durante tanto tiempo estuvo buscando y que solo una vez sintió en todo su esplendor, él siendo el mismo ser del pasado y el presente, sólo él comprendía la responsabilidad que un gran poder imponía y cuán ruin podía llegar a ser el dejarse seducir por el famélico delirio de la grandeza.
―Yo... Lo siento ―mencionó JungKook aún encantado por el rostro contrario, en que el que siempre hallaba entendimiento aunque luego este era reemplazado por una mueca distorsionada de orgullo y desconocimiento.
Porque después de todo no sabía cuánto seguía existiendo del TaeHyung D'Angelo que en un pasado conoció y amó.
El pelirrojo tuvo que forzarse a sí mismo a no ir tras JungKook y brindarle el consuelo que necesitaba, porque sabía cuán afectado se sentía por lo sucedido, al exponerse y mostrar su habilidad en su máxima y verdadera esencia; teniendo que velar por el estado de YuGyeom que afortunadamente seguía consciente, además de las heridas de su cuerpo que sangraban al ser expuesta por las laceraciones causadas por la fuerza abrazadora del plasma de JungKook. Dentro de todo era un buen pronóstico que no necesitaría mayor atención que la intervención de un sanador de Lucem.
El afectado apenas escuchó la trémula voz que buscaba disculparse, lo hizo reaccionar tratando de ponerse de pie con gran dificultad y siendo ayudado por uno de sus compañeros.
―Una mierda lo que dices ―escupió YuGyeom la sangre que se acumulaba en su boca cerca a los zapatos de JungKook, como una ofensa al repudiar sus actos―. Le haces honor a lo desquiciado que puedes ser cuando obtienes el poder ―jadeo afirmando su mano sobre la zona izquierda de su torso, en donde sentía una punzada proveniente de sus costillas lastimadas y muy posiblemente facturadas que lentamente se unían de nuevo.
―Hice lo que hice por defenderme, si tu insulso orgullo no te permite reconocer una justa victoria, es porque no soportas el fuego que recibes como respuesta a tus provocaciones ¿No decías que no sabía atacar? ―habló JungKook, borrando cualquier rastro de culpa por sus actos, comprendiendo que un Celestial como YuGyeom no merecía su arrepentimiento y menos cuando su acción principal fue hacerlo reaccionar y exponerlo.
Exponer la razón con la evidencia de cuán grande era su poder. Y él se encargó de ceder y demostrarlo ante todos.
―¡Pero atacarme como lo has hecho es una transgresión a las reglas de combate en el entrenamiento! ―finalmente expuso la intención que lo guío silenciosamente a provocar a JungKook.
Antes de que el nombrado pudiese rebatir, un tono imponente y melódico detuvo toda protesta de su parte.
―No crea que desconozco lo que pretendía y que ha logrado, Ankar ―impugnó TaeHyung―. Porque está en mi clase y son mis reglas, y una de ellas la cual todos conocen por la preparación a la que han sido sometidos, es que si se pretende atacar al oponente como consecuencia se recibirá una respuesta similar o superior, así que no culpes de tu incompetencia a otro, que solo se defendió de quien primero lo atacó por la espalda sin anunciarse ―explicó de manera tajante y consecuente con su carácter y forma de actuar, al reconocer que el ataque de YuGyeom fue todo menos una movida digna de un Celestial que se regía por valores y principios de valentía.
―Es hipócrita de usted hablar de justicia cuando sólo está favoreciendo a JungKook por la relación que... ―su habla se cortó abruptamente cuando una fuerza mayor penetró en su mente y lo obligó a callarse, como una orden que estaba siendo ejecutada desde el exterior.
Precisamente por el leve destello que la marca de nacimiento en forma de sol, compuesta por una esfera y ondeantes líneas que formaban los rayos solares adquirió una mayor tonalidad ambarina, que solo JungKook logró observar por medio de su visión remota a través del cuello alto de la camisa que usaba TaeHyung y además porque se encontraba resguardado tras su imponente y torneado cuerpo.
Los demás Celestiales y Regnandi Magus se desconcertaron por la forma abrupta en que YuGyeom se calló, hasta que comprendieron quién era el ejecutor de la invasión a la psique contraria.
―No sea ignorante al hablar de un pasado que no conoce, no pretenda retar mi paciencia porque créame que no seré tan contemplativo como JungKook, aquí y ahora siempre he sido imparcial y si no queda claro esa es la razón de porque estoy solo ―aseveró TaeHyung en un arranque de sinceridad que no dejaba ver más de lo que quería exponer, no para los demás sino para JungKook que sabía cuánto le molestaba cualquier referencia al pasado que una vez tuvieron.
En el momento en que Ankar recuperó la voluntad de las acciones de su cuerpo, una profunda inspiración de aire ahondó en su sistema para oxigenar la invasión que por unos minutos lo tuvieron a merced del deseo de TaeHyung D'Angelo. Aun cuando quisiera alegar el abuso de fuerza cometido, prefería no provocar otra reacción en el Saenon que no tenía reparos en demostrar su poder.
Una nueva faceta que TaeHyung exhibía con orgullo, luego de su incursión en el mundo espiritual y el crecimiento al que se vio sometido durante días, que realmente se sintieron como horas al interior del Celestis Trinitas. Una experiencia en la que aceptó su verdadera procedencia e integro cada habilidad que se le fue otorgada por derecho de nacimiento, como un ser enaltecido llevaría el yugo de la grandeza.
Además, de la promesa que le hizo a SeokJin hace unos días, al enterarse de lo que su mejor amigo estuvo haciendo en su nombre y por garantizar su protección ante los miembros del Consejo, como acto de profundo agradecimiento, decidió enfrentar la opresión generada por la crítica a la que por tanto tiempo se enfrentó pero nunca deshizo desde la raíz, en un deber que le prometió a sus madres y a su mejor amigo, así como una promesa propia a no dejarse vencer una vez más, ni mucho menos dar la posibilidad contraria a seguir cuestionando cuando su actuar estaba alineado al bien común y a la integridad que lo caracterizaba.
―No debería someter a otro de la forma en que lo ha hecho ―manifestó YuGyeom, porque después de todo no podía quedarse callado ante la injusticia que vivió, según su propio criterio claro está.
―Si tiene alguna petición, queja, reclamo o sugerencia que hacer, es cordialmente invitado a presentarla a la oficina correspondiente para que el Consejo Absoluto la evalúe, aunque antes de considerarlo me permito decirle que de nada le servirá, debido a la atenuación que su denuncia tendrá por el ataque a su compañero y después a enfrentarse ante un superior en facultad de instructor, sin mencionar la acusación que involucra mi vida personal, de la cual, nadie más que yo y mis seres cercanos podemos opinar ¿O acaso me ven hablando de los asuntos personales de YuGyeom? ―sabía que podía ser tomado por exagerado, pero es lo que sucede cuando se presiona una y otra vez sobre una indeleble y frágil coraza que tarde o temprano cederá por la presión y enseñara su verdadera esencia y forma.
―Me encargara de llevar a Ankar a que lo revisen ―intervino MinHo sujetando el brazo del mencionado con un poco de fuerza para que no objetara nada más y dejara de una vez por todas de meterse en problemas que ni siquiera le conciernen.
―Te lo agradezco ―mencionó TaeHyung―. Ahora retomaremos la clase ―indicó reorientando la atención de los presentes ante el entrenamiento que debía continuar.
―Nos vemos en una próxima oportunidad, y recuerden este entrenamiento es más que una clase, olviden que es un espacio de prueba, esto es parte de la vida y de lo que en algún momento van a tener que enfrentar ―explicó el pelirrojo al finalizar el entrenamiento, en el que se dieron más combates y victorias.
Se despidió una última vez dejando atrás al grupo que comenzaba a desintegrarse para dirigirse a donde cada uno debía ir.
Solo que uno de ellos fue relegándose del grupo mayor y se fue quedando cada vez más atrás, hasta que fue el único que quedaba en el lugar, además de TaeHyung.
Celestial con el que JungKook tenía una conversación pendiente.
―¿Por qué aún no te has ido Makris? ―cuestionó el de orbes grisáceos al ver que JungKook seguía allí, cuando esperaba que el rubio fuera el primero en irse y más después de la exposición sobre su relación.
―Agradezco lo que hiciste hace un rato, pero no era necesario, no necesitaba que salieras en mi defensa, TaeHyung ―emitió JungKook, llegando a donde el contrario estaba ubicado.
Apenas terminó de escuchar lo que decía el de orbes celestes, fue imposible no reír con amargura por lo desafortunado que al parecer sería si se trataba de Makris.
―Lo que hice no lo hice por ti ―fue la primera mentira acumulada sobre las otras que durante los años pronunció―, al menos no en su totalidad, lo hice por el respeto que nuestro pasado merece y además no iba a permitir que un pequeño con ínfulas de grandeza pensara que tenía el derecho a seguir cuestionándome.
―¿Te parece que fue la forma correcta de hacerlo? De retenerlo por medio de la parálisis psíquica ―formuló Makris con afán y un deje de reproche en su voz, tratando de demostrar su preocupación por lo ocurrido.
No tanto por sí mismo o lo expuesto que se vio al ser retado, sino por TaeHyung y por la responsabilidad con la que siempre está demandado a actuar. Sin embargo, su manera de proceder y su evidente comportamiento fue malinterpretado de la forma opuesta a la que nació en él.
―Fue lo mínimo que podía hacer por la osadía de su reto y lo hice porque me era lícito permitirlo, no actúe por imprudencia ―dijo haciendo hincapié en la última oración en una clara indirecta que el contrario recibió.
Siendo lo que le hizo entender a JungKook que efectivamente sus palabras no fueron las adecuadas.
―¿Así será todo de ahora en adelante entre nosotros? Porque ciertamente estoy agotado de... ―dejo al aire lo último que iba a decir, porque era él quien caí en las provocaciones que en ocasiones TaeHyung le dirigía o a veces lo entendía erróneamente, e inmediatamente salía en defensa propia cuando no había un verdadero ataque, más que su deseo de herir al contrario con su resentimiento.
Pero ahora después de todo lo sucedido y que ambos estarían en constante contacto por sus obligaciones, estaba agotado del fuego que en su interior se reaviva ante la indiferencia de TaeHyung, tal cual como lo exhibía el rostro contrario en ese momento, dominado por la inexpresión más que el destello de molestia en su claros orbes.
―Obtienes lo que pides ¿O eso no fue lo que dijiste en el hospital? ―respondió TaeHyung, refiriéndose a la conversación que JungKook mantuvo con él cuando estaba inconsciente, dejándole saber que su mente registró y presenció todo lo que sucedió.
JungKook fue inundado por la sorpresa de su revelación y la conmoción en la que sus pensamientos se enredaban unos con otros sin saber que decir, aunque realmente no lo había, no había una forma de excusarse o evadir lo que por sí mismo provocó.
―Sé lo que dije, por ello, lo único que te pido es que ambos mantengamos la distancia que hasta ahora hemos cumplido ―declaró, no sabía por cuanta vez lo mismo no solo a TaeHyung sino a los ruegos internos que busca acallar constantemente y que en los últimos días eran más incesantes y desesperantes por ser atendidos.
―¿Y cuándo hemos estado juntos de nuevo? ―devolvió TaeHyung la misma pregunta.
―Jodidamente sabes a lo que me refiero. Ahora por un deber al parecer tenemos que interactuar y ya tengo suficiente como para añadirle mayor presión ―se sentía verdaderamente molesto con lo cínico que podía llegar a ser TaeHyung.
―Mi actuar seguirá siendo el mismo que he forjado hasta ahora, el cual me define y me representa, y si eso supone un problema para ti entonces el inconveniente no es mío sino tuyo ―declaró él admirando el azul cristalino en los ojos impropios que tanto añoraba en sus noches de soledad.
―Es imposible tener una conversación contigo y que el orgullo sea el primero en hablar ―con exasperación dejó salir el aire a través de su boca para tratar de obtener un poco de calma.
―De qué sirve si al igual no te das cuenta de lo que en realidad sucede ―confesó el pelirrojo, que hacía su mayor esfuerzo por contenerse y cumplir con lo pactado que el destino le permitió conocer.
Un amor que existió y que en el presente no era más que los resquicios sobrevivientes de una deshecha pasión que fue destruida por un error que cometió, por lo que, luego de renunciar a la última esperanza que agonizaba y que por más intentos en los que trató de abogar al entendimiento, las crueles experiencias seguían como cenizas que cada cierto tiempo volvían a quemar al tacto sobre la piel.
Aunque fue lo último que le costó asumir en el mundo espiritual, contra lo que se negó una vez tras otra a aceptar, debió hacerlo, no solo por expiar sus culpas sino para deshacerse de la atadura que se impuso, como el verdadero verdugo que merecía ser apedreado por sus errores. Fue la reivindicación de su alma y el encuentro con el perdón que tanto necesitaba, y si para lograrlo debía desprenderse de todo el amor que siempre le tendría a JungKook, debía hacerlo, por él y para él; no era el tiempo de pensar en el otro, ya no más, quien solo le lanzaba su odio, que aunque merecido ya no se hostigaría a sí mismo ni mucho menos aceptaría cada daga del contraria.
―¡Estoy harto de que todo el tiempo estén lanzándome lo que ignoro, en lugar de mostrarme la verdad! Depositan en mí una culpa que crece y crece, aun cuando halle una primera muestra nadie parece dispuesto a decirlo ―manifestó JungKook desbordado en emoción y cargado de contradicción, porque justamente se estaba desahogando con D'Angelo, quien ha sido la causa del cúmulo de sensaciones que lo ahogan.
Como efecto de la gravedad que los atraía a ambos, tan envolvente, terminó más cerca del cuerpo contrario sin proponérselo realmente, sin ser plenamente consciente hasta que logró detallar las pequeñas salpicaduras oscuras que poseen los iris grisáceos.
El enojo consumió el tono celestino de sus ojos pero la vez confusión y melancolía en lo que el pelirrojo pudo apreciar.
―Ya no está en mi mostrártelo o al menos aún no es el momento o tal vez ya no existe y me sigo aferrando cruelmente a esa utopía ―pedía piedad o una señal que le dijera lo que debía hacer, porque de lo contrario seguiría el mismo camino de la decadencia de la cual había decidido desligarse.
Una perdición infame a la que sucumbiría sucesivamente, ambos como testigos de un juramento consagrado por el dolor, que volvía a vibrar cuando las barreras se desmoronaban y quedaban desnudos.
―Si no puedes decirlo, al menos dime porque... ―me dejaste cuando más te amaba, quiso decir, pero la afonía se formó en una contundente presión sobre su garganta que le impidió pronunciar la mayor cuestión que rogaba por conocer.
Pero no necesito decirlo, porque TaeHyung sabía a lo que se refería y lo supo sin hacer uso de ninguna habilidad que le diera una mayor ventaja, más que el hecho de conocer y poder predecir la causa del amargo dolor que veía desprenderse de los orbes cristalinos en la manifestación de las lágrimas que comenzaron a transgredir la belleza excelsa de JungKook, así como su rostro inevitablemente decidió acompañarlo en la miseria que continuaban sintiendo.
Tan cercanos pero con el arrepentimiento desprendiéndose como una segunda capa de piel que dejaba expuesta la añoranza creadora de conflictos y dudas que se albergaban en dos corazones, uno abogado a la renuncia y el otro lanzado a la contradicción.
―Está todo frente a ti y por más que quisiera decirlo he prometido dejarlo ir ―susurró TaeHyung en el minúsculo espacio que los separa, sintiendo la cálida respiración contraria chocar contra sus labios.
―¿Estamos destinados a la lejanía? ―cuestionó como una confesión hacia los orbes grisáceos de los que no se podía desprender, no era tan fuerte para apartar la mirada del color más fascinante nunca antes contemplado para sí mismo.
En ese momento estaban sosteniendo lo que más deseaban pero a la vez lo que mayor culpa les generaba.
―Como siempre lo he dicho, solo tú puedes deshacer la distancia que nos separa ―confesó TaeHyung, humedeciendo sus labios con su lengua en un lento recorrido que fue seguido por los orbes celestes que imitaron la acción contraria, la cual atrajo su atención.
Y en ese suspiro pesado en el que sentían la respiración del otro, este se volvió más denso y con el leve regusto del aliento contrario, que los tenía sedientos y necesitados por aspirarlo de la fuente original.
Tentando a la suerte y burlando el destino que los vigilaba.
―Una última vez ―reveló el rubio sin saber con exactitud lo que sus palabras querían expresar. En realidad, ninguno de los dos estaba atento a nada más que los labios contrarios.
Por lo que, con afán y deseo, decidieron hacer del caos existente uno mayor, porque podían ser fuertes e inquebrantables ante el mundo pero no cuando orbitaban con gracia al ser impar que tienen al frente.
Ninguno sabe quién fue el primero en retroceder y el último en suspirar, antes de que la valentía regresará, sus labios se encontraron, se reconocieron después de los años en que se pertenecieron por última vez. Un beso desaforado y bravío por la fuerza con que sostenían el cuerpo que anhelaban sentir entre sus brazos una vez más hasta extinguir la hoguera que cobraba mayor potencia.
―Mmm... ―JungKook jadeó sutilmente por el placer que recorrió en una oleada veloz cada terminación nerviosa que se expandía a partir del toque contrario sobre su cuerpo.
TaeHyung afirmó con fiereza la marcada cintura de JungKook quien con sus brazos rodeó el cuello impropio y llevo sus manos al sedoso cabello pelirrojo que sostuvo con un poco de fuerza y en un pequeño jugueteo jalo un par de cabellos que solo hizo suspirar de placer a D'Angelo, que estaba cegado por el delirio del placer.
Atreviéndose a tomar mucho más de lo que podía, tomó entre sus dientes el labio inferior de JungKook jalando un poco y pasando su lengua por donde sus incisivos dejaron pequeñas marcas, y como respuesta un gemido ahogado emergió de la garganta del rubio, que se sentía exaltado bajo su propia piel.
Queriendo más y deseando más, una peligrosa combinación si se estaba dispuesto a conseguirlo, tomarlo y arrebatarlo pasionalmente.
Fue como una de sus manos se deslizó por el marcado torso de TaeHyung, reconociendo los pectorales que ahora los siente mucho más a diferencia del pasado, y en leves caricias fue descendiendo cada vez más hasta los abdominales y sin perder tiempo introdujo su mano dentro de la camisa para sentir la textura de la piel que creía olvidada.
―Ahhh... JungKook ―jadeo TaeHyung cuando la mano un poco fría de Makris entró en contacto con su ardiente piel y su reacción fue sujetar la mano traviesa que continuó su recorrido cuando terminó de delinear cada abdominal formado, llegando hasta su pelvis de donde la desplazó antes de que llegara a tocar un punto que daría un desenlace para el que aún no estaban listos.
―Déjame... ―JungKook resoplo, sintiendo como su brazo derecho fue elevado sobre su cabeza, mientras el otro seguía aferrado a la parte posterior del cuello de TaeHyung.
Un último suspiro que se vio cortado por el estridente trueno que hizo retumbar el cielo bicolor de Egeón, en una perfecta mezcla y diferenciada del color turquesa y lila, que representaban a los dos amantes que volvieron a sujetar la consciencia que orientaron hacia el lugar en el que estaban y al lado de quien compartían.
Y una vez más el cielo exhibió su imponencia a través del relámpago que iluminó lo que el día ya poseía, una serie de truenos se oyeron como trompetas en lo alto en su presagio que sólo los seres elegidos podrían llegar a reconocer.
Dos almas ahora reunidas por un extraño e incómodo presentimiento, se alejaron con renuencia del cuerpo ante el que querían sucumbir y en los ojos ajenos vieron la oculta verdad que pronto los destrozaría.
―¿Te arrepientes? ―fue lo último que TaeHyung hubiese querido preguntar, pero como parte de su visión hacia la vida, prefería esperar lo peor antes que ilusionarse falsamente con un sentimiento de esperanza infundado en la mismísima nada.
Además, de la perturbación que el rostro de JungKook trataba de acallar, evidenciando lo perdido que se estaba sintiendo. Y el dolor se hizo más grande cuando su mirada volvió a los labios contrarios un poco hinchados, en una muestra de lo que ambos quisieron que sucediera.
¿Acaso había coaccionado la voluntad de JungKook?
―¿Debería de hacerlo? ―objetó de vuelta absolutamente aturdido y a la espera de una señal que guiará las palabras a través de sus pensamientos para saber cómo responder.
Solo ante TaeHyung D'Angelo perdía la noción racional que siempre lo caracterizaba. O si no, cuál sería la razón por la cual su atención seguía fija en los labios rojos y brillantes por los restos de la saliva que unía ambas esencias, queriendo degustarla nuevamente.
―Diría que es contradictorio porque días atrás tomaste una decisión y no coincide con lo que acaba de suceder ―TaeHyung explicó con toda la calma a la que podía sujetarse, para sostener la batalla que en su interior sucedía por lo que permitió que pasara.
No sabía si era correcto el desenlace que para sí mismo seguía como una incógnita, porque entre todo lo que tuvo que aprender e integrar del futuro con el que está en constante relación, lo único que omitió o por incapacidad propia no le fue posible conocer lo que realmente terminaría representando la figura borrosa de JungKook en su propia existencia.
―Soy plenamente consciente de mis decisiones ―respondió el rubio de forma semiautomática porque en verdad ni se reconocía a sí mismo con lo que estaba diciendo, ya que las palabras que salían para dar una respuesta, no resonaban en su interior, no las sentía propias y voluntarias sino como parte de una acción en la que era espectador, al sentirse fuera de foco y protagonismo.
No era más que una marioneta movida por los hilos del destino que lo guiaría hasta el límite del abismo.
―¿Entonces porque después de tanto has cedido a besarme? ―preguntó TaeHyung.
―Por el simple hecho de quise hacerlo y por la razón que por más que me moleste admitirlo, termino volviendo a ti, aun cuando trate de imponer una cruda distancia entre ambos. No es irónico, que sea yo quien regrese a ti cuando fuiste quien me abandono en el pasado, parece una broma si lo piensas ―JungKook reveló sintiendo el ardor en sus ojos, porque después de tanto tiempo estaba expresando lo que contuvo y contuvo hasta que adquirió una forma amorfa y desfigurada a partir los fragmentos de una pasión inocente la cual miraba y ya no podía reconocer, no podía reconocerse a sí mismo a través del pasado que tanto quería destruir.
Aunque no lo reconocería a viva voz, en el inconsciente de sus anhelos la esperanza retorcida floreció en un inhóspito terreno plagado del rencor y el sufrimiento para germinar en un pequeño vestigio al que tanto quería volver y al que le sonreía de vez en cuando en medio de la oscuridad de sus solitarias noches, allí podía reconocer el Celestial que siempre fue, una semilla que resguardaba con fiereza para que no fuera usurpada nuevamente, para que su captor y creador no volviera a reclamarla.
Porque tal vez y solo como un efímero pensamiento, esta vez estaría dispuesto a otorgársela voluntariamente.
―¿Nunca te has puesto a pensar así sea por un minuto en que hay una razón que justifique parcialmente lo que hice aquella vez? ―cuestionó D'Angelo comprendiendo que el momento que estaban viviendo es la oportunidad que tantas veces en el pasado suplico por tener y ahora cuando ante sus ojos estaba sucediendo, no podía dejar de sentirse erróneo.
Nada había cambiado, porque aún lo incógnito no debía ser revelado.
―Cómo puedes pedirme algo así cuando fui yo quien en un abrir y cerrar de ojos se vio lanzado al olvido ―dirigió ambas manos hasta su rostro por el que corrían espesas y ligeras lágrimas, porque si estaban hablando de lo que por años pospusieron, no se reservaría nada, ya no estaba dispuesto a seguir sintiendo como su alma sufría en silencio―. ¿Cómo hacerlo cuando sentí que perdí una parte de mí que hasta ahora no he podido recuperar? ¿Dime como debería hacerlo TaeHyung? ―su voz se escuchaba entrecortada por el nudo que se aferra a su garganta, quemando y creciendo para hacerle sentir mayor aflicción y condena en su propia piel foránea.
TaeHyung desvío su mirada hacia el cielo colmado de nubes cargadas de tensión y que próximamente condensarían la carga que soportaban en una feroz lluvia, similar a las lágrimas que de sus orbes platinados comenzaron a derramarse como destellos de estrellas que cubren su rostro, buscando piedad para poder revelar lo que estaba muriendo en su ser, una escabrosa verdad.
―Yo... Renuncie a lo que era y todo por el inmenso amor que te tenía ―y te sigo teniendo quiso completar, pero eso solo lastimaría más a JungKook, y ya era suficiente.
―Nunca te pedí que lo hicieras, solo te pedí que no me soltaras, porque si nos teníamos uno al otro el amor perduraría, pero fuiste quien primero lo olvido, fuiste el primero y el último en destrozar mi naciente amor ―en cada palabra que decía el odio se hacía presente y en su mirada se desprendía el vacío que lo consumía tratando de alcanzar la causa de su desdicha.
―¡No sigas, por favor JungKook! Detente ―suplicó TaeHyung, tomando una honda respiración porque su llanto oprime su pecho dificultando cada inhalación que rogaba y fuera la última.
―Por lo que sientes y por lo que he vivido, no exijas una comprensión de la que no eres merecedor, no cuando has seguido con tu vida ¡Y yo sigo estancado en el mismo maldito momento que se repite! ―JungKook gritó con tanta fuerza que resintió tal impulso por el leve escozor que sintió en sus cuerdas vocales al ser forzadas en un arrebato de ira y dolor.
Ambos veían la penuria en su máximo esplendor proveniente del contrario que poco a poco se desmoronaba como consecuencia del deber que desconocían y estaban cumpliendo.
No obstante, TaeHyung presentía lo que sucedía y como una fuerza mayor empujaba sus acciones dándole la certeza de un porvenir desconocido. Un futuro que los Elteres le juraron que conocería en el momento en que la sangre tiñera el cielo.
―Tu egoísmo es la causa que no te permite ver más allá del dolor que has vivido, JungKook ―acusó TaeHyung, cansado de que su agonía fuera ignorada, de que su padecimiento no fuera reconocido y en cambio llevará un estigma que remarcaba lo nefasto que podía llegar a ser.
Sabe que es una consecuencia, pero joder que tampoco fue fácil para él.
―No te atrevas TaeHyung, no lo hagas, no intentes minimizar mi dolor, no cuando la causa sigue presente en mi vida ―pidió JungKook.
―¿Acaso crees ser el único merecedor de sufrir? ¿Crees que has sido el único doliente en todo esto? ―reprochó el pelirrojo harto de ser el culpable de la desdicha a la que tuvo que hacerle frente en el pasado como mejor creyó que podría hacerlo.
―¡Jodidamente sí, porque solamente tú y nadie más que tú me dejo sin darme una mísera explicación! Así que perdóname por estar tan centrado en mi dolor, cuando la razón que te llevo a hacerlo parece que se esfumó porque ahora has obtenido el futuro brillante que deseabas ―JungKook sabe que el rencor habla por sí mismo, tomando el foco de su consciencia y guiando sus pasos hacia la crueldad, porque ver el tormento en los ojos que tanto amaba contemplar carentes de brillo y pasmados por la impresión lo hizo sentir el suplicio ajeno como propio.
Aun así continuó arrojando verbalmente lo que desde un inicio debió hablarse, pero aquí estaban gritando sus temores y tratando de defender sus traumas.
―Mira más allá de lo que tienes enfrente JungKook, porque si crees que mi vida ha sido de ensueño por el poder y la grandeza creo que tú mismo viste tal maravilla cuando termine colapsando hace días ¿Eres consciente de lo que sucede a tu alrededor o prefieres ser la víctima eterna? ―imputó por primera vez reconociendo que también había sido una víctima dentro de los sucesos que el Cosmos ideó.
Además de la impresión que siente por no reconocer al ser que tiene delante, no reconoce a JungKook y sus palabras tan lacerantes y dolientes como nunca antes lo había llegado a ver.
―¡Entonces dime por qué lo hiciste, dime la razón para liberarme de una vez por todas del pasado que me sigue atando! ―clamo JungKook desesperado por la presión que estaba alojada en su pecho desde el momento en que las lágrimas comenzaron a derramarse de los orbes grisáceos con mayor ímpetu tras cada acusación que vociferaba.
Pero en la escasez de un sentido apropiado para manifestar su suplicio, se terminó condenando a la represión del silencio hasta extinguirlo en medio de las dudas que ya había reconocido, solo que ahora todo se estaba deformando por la lucha de fuerzas opuestas en su interior, en las que reinaba la desolación con la que convivió por años, además de la añoranza que se avivó con imponencia luego de sentir el elixir del que fue privado desde la última vez en que pudo sentirlo entre sus labios.
―Si no lo hice, es porque en ese momento no podía hacerlo y es algo que aún no ha cambiado, porque el futuro no puede ser contado en su totalidad, no al menos cuando no se está capacitado para afrontarlo ―por más que lo intentaba, la respuesta aún no se mostraba ante él, por más que pedía una luz que le permitiera finalmente confesarlo, nada sucedía.
Hasta que las gotas de lluvia comenzaron a desprenderse del nubarrón formado por las nubes, en una tenue caída marcada por un desplazamiento constante y armonioso que comenzó a arropar sus cuerpos, cada gota se deshacía al impacto y penetraba su ropa, deslizándose por la piel expuesta, como un manto que busca darles consuelo acompañando el recorrido de las saladas lágrimas que se desbordan con mayor ímpetu, dificultando el habla y entrecortando los murmullos que morían aprisionados en sus gargantas antes de ser enunciados.
―Pero ser ese Celestial al que un día le prometiste un sin fin de maravillas para luego mancillarlas con tu traición, al menos me haría mínimamente merecedor de esa verdad ―su ira fue decreciendo para dejar en su lugar un vacío devastador en su corazón que palpita dificultosamente en su pecho.
El enojo se apaciguaba con el rocío de la lluvia sobre sí mismo, aliviando el escozor que generaba la pérdida de su primer amor, y en su recorrido limpiando cada herida que su alma luciría de ahora en adelante.
―Por eso lo pregunte ¿Te arrepientas de lo que acaba de suceder? ―era una necesidad saber que no solo él se volvió a sentir tan vivo a través de un beso.
―¿Tu amor llegó a ser sincero? ¿Realmente me amaste TaeHyung? ―inquirió para no tener que responder a una cuestión de la que no tenía certeza alguna. No se sentía preparado para afrontar la acumulación de sentimientos y emociones que por tanto tiempo ignoro voluntariamente, y que ahora escapaban sin contención alguna, vagando, reclamando su importancia, pero volviendo a ser desplazadas.
En medio de una noche lluviosa, dos jóvenes amantes se encontraban para sentir la calma y la euforia de la vida atrapada en la mirada contraria, jóvenes e inocentes que amaban con tanta intensidad aún para la edad que tenían.
―Existirán circunstancias que te hagan dudar del afecto o amor que alguien dice tenerte, e incluso llegarás a ser dejado de lado por quien tanto decía apreciarte ―pronunció TaeHyung al lado de JungKook mientras observaban la gran tormenta que sacudía los cielos de Eukélade―. Pero lo único que me atrevo a decir que será inamovible y de lo que nunca debes dudar es de mi sincero y eterno amor, porque para mí siempre serás el ser que el Cosmos creo para mí y a quien le pertenezco ―y una gran oleada de felicidad lo invadió cuando los orbes celestes avivaron el brillo que naturalmente poseían y esa bella sonrisa tímida término por enamorarlo aún más, si es que aquello era posible.
―Estás haciendo un juramento bajo una noche de luna ¿Sabes lo que significa, Tae? ―cuestionó el rubio, resplandeciendo bajo la luz lunar que se colaba a través de la ventana y descansando sobre el pecho de TaeHyung que inmediatamente lo rodeo con sus cálidos brazos.
―Significa que mi juramento ha de mantenerse mientras la verdad sea la que guíe mis actos ―respondió TaeHyung, besando castamente los labios anhelantes que lo recibieron con gusto.
Era una creencia que en Caelestis existía desde antaño, cuando en medio de una noche de tormenta, ambas lunas resplandecían en su característico color, plata y oro, formando una alianza inquebrantable, cuando el cielo exhibía a ambos astros sin ocultarlos durante una fuerte llovizna, era el momento en que el Cosmos los vería y ante el que podían jurar o prometer sinceramente lo que sus corazones deseaban; pero debían atenerse a las consecuencias de engañar al destino si con el tiempo lo pronunciado no se mantenía, era un enlace que sellaba las palabras y que accionaba al Universo para interceder por ellos y encaminarlos hacia lo sagrado de su anhelo.
―Si no fuera así, no hubiera hecho la promesa que hice aquella noche y no te hubiera antepuesto ante todo lo que vi ―reveló D'Angelo haciendo alusión a la promesa que le juró a JungKook aquella noche donde la juventud de su amor enardecía.
Una referencia que terminó por romper la cordura a la que el rubio se aferraba, porque en años se permitió rememorar ese suceso, esa experiencia a la que se encontró aborreciendo con todas sus fuerzas y reclamando a un ausente Elter o Cosmos que le explicara porque le permitió a TaeHyung enunciar una blasfemia que se desintegró como el aleteo de una mariposa en un efecto devastador y que continuaba perdurando hasta el presente.
―¿Soy la causa de todo lo que has vivido? ―JungKook se sentía indignado, incrédulo por lo que decía el contrario.
―No intentas tergiversar mis palabras, lo hice porque te amaba y... ―no quiso terminar su confesión, porque de nada serviría más que para desatar un enojo mayor en Makris.
―¿Como lo haces TaeHyung, como puedes seguir ocultándome la verdad? ―en realidad no esperaba una respuesta certera, no cuando ambos giraban en torno a una discusión gastada en la que evitaban la sinceridad.
Estaban alargando el tiempo aunque se lastimaran con sus palabras y mentiras formadas, seguían teniendo más tiempo entre ellos.
―¿Estás dispuesto a escuchar lo que tengo para decir? ―indago el pelirrojo.
―Es todo lo que dirás, en la única oportunidad que hemos tenido, solo cuestionaras dejando el mismo vacío como en un inicio con tu-tu partida ―estaba tiritando por el frío que sentía irradiar desde sus huesos, como si desde allí naciera y se estuviera deshaciendo en presencia de quien lo causó en su momento.
―Estoy harto de que lo hagas ver como si para mi hubiera sido la decisión más fácil de elegir ―una sonrisa desencajada curvó sus labios por la irritación de las palabras sin fundamento del rubio.
―Me arrepiento, me arrepiento de vivir este instante si lo único que encuentro son pretextos que carecen de soporte, lo siento TaeHyung, pero no puedo creer en nada de lo que viene de ti ―JungKook preso de la desesperación dijo lo que creía como una verdad innegable para sí mismo, pero tan solo segundos después se dio cuenta de su error. Porque una vez más la contradicción lo llenó de egoísmo al creer valido su actuar en una retribución por la tristeza que vivió.
El pelirrojo estaba reviviendo el dolor que se autoimpuso en el pasado cuando terminó todo vínculo con JungKook, solo que ahora el suplicio era mayor, al comprender la aseveración del odio que Makris manifestaba en cada sentimiento que le arrojaba para hacerlo sentir culpable, más de lo que ya se sentía, y de lo cual luchaba por desprenderse.
―¿Entonces por qué sigues aquí, porque sigues delante de mí? Cuando en medio de mi inconsciencia prometiste dejarme ir de una vez por todas ―respondió TaeHyung.
La lluvia voraz que amenazaba con querer devorarlos con su torrencial tormenta, continuaba cayendo y ganando más fuerza acompañada de los vientos que incrementaba los azotes del agua en dos cuerpos que ya no sentían más que el dolor emocional del que se estaban despidiendo.
Una despedida postergada por años, por fin, estaba concluyendo.
―Porque sigo siendo el mismo pequeño iluso que creyó en ti hace mucho ―se siente tan miserable y desdichado―. ¡Porque sigues volviendo cuando creo que ya te superé y aborrezco la facilidad con que lo logras! ―JungKook arremetió nuevamente, totalmente fuera de sí y siendo dominado por los opuestos que en su interior residían.
―Si atacarme te dará el consuelo que tu alma necesita, hazlo ―dijo TaeHyung, viendo las minúsculas partículas de plasma que aun en medio del torrencial que caía, comenzaron a desprenderse de las manos contrarias, anunciando un previsible ataque comandado por el desequilibrio al que está sometiendo a su flama de poder al no gestionar adecuadamente sus emociones―. Si lo que deseas es herirme de forma proporcional al dolor que has sentido, no te retengas ―rápidamente acortó la distancia que mantenían y sujetó la mano contraria con leves ondas flameantes y la posiciono sobre su pecho.
JungKook al darse cuenta del descontrol en el que sus emociones lo sumergieron hasta actuar involuntariamente y preparar a su cuerpo para atacar a TaeHyung, se sintió horrorizado de la oscuridad que estuvo albergando en su ser durante tanto, se sintió un ser ruin al querer lastimarlo así haya sido movilizado por la activación de su sistema autónomo de defensa.
Lo que era inconcebible y aún más reprochable porque hasta el día de hoy lo que más quería era el bienestar de TaeHyung, sin importarle lo sucedido. Pero aquí estaba a punto de herirlo, totalmente aterrado mantuvo su atención en las leves flamas provenientes de su mano.
―Suéltame, déjame, te estás haciendo daño ―mencionó con desesperación al ver que su mano seguía aferrada al pecho contrario con tanta fuerza que no podía alejar el mal que causaba de TaeHyung.
―¿Acaso no logras ver que no estás lastimándome? No al menos ahora que eres consciente de lo que estás haciendo, no ahora que ves más allá de las señales que tanto acusas que cometí ―pronunció D'Angelo con un tono apacible de voz para calmar la perturbación de JungKook, que asombrado dirigió su atención a las flamas que eran desprendidas y observó cómo están danzaban sobre la piel protegida del contrario por la ropa que utiliza, admiro como el plasma acariciaba la zona sin llegar a herirlo, como si lo reconociera.
O por la orden voluntaria de su flama de poder en no herir al otro nexo vital que reconocía como parte de sí mismo.
―Por más que lo quiera, nunca lo haría, Tae ―cerró sus ojos degustando las palabras que hace tanto no pronunciaba, un pequeño diminutivo del nombre contrario que solo lo lleno de desdicha al recordar lo que estuvo a punto de hacer―. Podre tocar el averno bajo mis pies, pero lo haría para que tu estuvieras bien y eso me pone en una jodida contradicción porque también quiere que ardas en él, a mi lado ―la angustia fluía por su ser al darse cuenta en lo que se estaban convirtiendo, de lo que estaban haciendo después de mucho tiempo.
Debilitado y arrepentido reposo su frente sobre la impropia, ambos en un último y definitivo encuentro. Manteniéndose en la misma posición por varios minutos.
―Comprendes porque ahora debemos... ―TaeHyung debía decirlo, pero una cosa es saberlo y otra saber hacerlo―, debemos alejarnos, porque el rencor te está intoxicando y a mí el anhelo que nunca volveré a sentir me está consumiendo.
Compartieron un último suspiro que rogaba morir en los labios contrarios, pero eso solo causaría mayor penuria de la que esa noche habían creado.
Una tortura por la degradación del amor que un día los unió, ahora los estaba condenando a lastimarse mutuamente, y si había algo que querían mantener era el excelso recuerdo de que en el pasado fueron tan amados y que allí debía terminar todo, en el pasado que fue, sin importar el presente que los martirizaba.
O al menos fue lo que determinaron cuando sus pasos se alejaron.
Autora:
El trasfondo de esta escena es mostrar la contradicción que JungKook necesita gestionar y aclarar, porque el rencor lo ha movilizado durante años, buscando retribuirle a TaeHyung el dolor que le causó. Por lo que, deben desprenderse de las esperanzas y del dolor si quieren seguir juntos, o de lo contrario seguirán teniendo una relación tóxica.
Además, hay situaciones que deben ser descubiertas por la propia voluntad y no a la espera de que las respuestas lleguen, que es lo que JungKook espera que suceda.
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