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Nota de autora: Hola a todos que seguís aquí leyendo esta historia aunque he estado muy desaparecida últimamente. No era mi intención estar tan desaparecida. En estos últimos meses he estado inmersa en mis estudios de la universidad. También, he vivido un momento de mi vida muy triste para mí, pasar por una pérdida hace todo muy duro, y yo perdí a mi abuelo. Él era como mi padre y hasta las ganas de estudiar se me quitaron. Tuve que lidiar con los estudios aunque no quise, y fue por esas cosas que dejé esta historia incompleta. Pero es hora de volver. Espero que os guste este capítulo y me perdonéis por desaparecer por tanto tiempo. 

Os recomiendo que antes de leer este capítulo escucharais la canción de arriba para un mejor entendimiento de este capítulo.


Hacía unos cuantos meses que salí del hospital. No sé cuántos exactamente ya que en aquel lugar el tiempo pasa muy lentamente. Unos días después de salir de allí, Tony me invitó a cenar a un restaurante de Los Angeles. Un restaurante frente al mar.

Una vez me explicó que veraneaban todos los años allí y que ese restaurante era el mejor restaurante cerca al hotel donde solían hospedarse por ese periodo de tiempo. Me quedé maravillada por la belleza de aquel restaurante y por las vistas al mar. Todo parecía volver a la normalidad.

- ¿En qué piensas?-. Preguntó Tony al verme inmersa en mis pensamientos que en lo que me estaba contando.

- Perdona, no estaba pensando en nada-, sacudí mi cabeza como si con ese gesto los pensamientos se disiparan-, ¿qué me estabas diciendo?

- ¿Qué quieres comer?-. Preguntó enseñándome la carta.

- Eras tú quien venía aquí con su familia, ya que conoces este sitio muy bien, confiaré en tu criterio-. Respondí mientras le sonreía y acariciaba su  mejilla.

- De acuerdo, voy a la barra para ordenar el pedido de ambos-. Dijo levantándose de su sitio.

Moví mi cabeza de arriba a abajo en signo de afirmación y me puse a leer todos los mensajes que tenía en el móvil. Tenía que ponerme al día ya que no leí los mensajes en meses. El médico no me lo recomendó, dijo que tenía que volver a la realidad poco a poco.

Entre los cientos de mensajes que tenía, se encontraban los mensajes que mi madre me mandó en todo aquel tiempo. Me preocupé ya que mi madre no me mandaba ningún mensaje a no ser que algo fuerte hubiera pasado. Me asusté y decidí leerlos.

- Ya he vuelto-. Anunció Tony con una sonrisa de oreja a oreja.

Yo no dije nada, ni lo miré, estaba absorta en los mensajes no leídos. No me podía creer lo que estaba leyendo, no podía ser verdad. No, tenía que ser un mal sueño. Eso es, una pesadilla el cual tenía que despertar rápidamente. Sí, eso era. Una pesadilla.

- ¿Estás bien?-. Preguntó Tony con un tono de voz de preocupación mientras posaba su mano en mi hombro.

Cuando terminé de leer todos los mensajes que tenía pendientes de mi madre, miré a Tony con los ojos encharcados de lágrimas, no podía creer lo que había leído. Tony tenía su cara de preocupación y cuando me vio en aquel estado, su rostro de preocupación se acentuó mucho más.

- ¿Qué pasa?-. Preguntó casi en un susurro.

Yo no podía decírselo ya que las palabras no salían ni a la de tres. No sabía como explicarle. Por lo que él cogió mi móvil y leyó toda la conversación. Después de unos cuantos minutos, él me abrazó y fue a la barra sin mediar palabra conmigo.

- Vayámonos-. Ordenó cogiendo sus cosas cuando volvió a la mesa donde me encontraba.

Lo miré raro. ¿Qué pasaba con la comida que ya ordenó? ¿Qué pasaba con la bebida que ya nos trajeron. Este restaurante tenía pinta de ser muy caro y él, ¿rechazó la comida?

- Está todo pagado, te llevaré a tu casa, eras de aquí, ¿no?

Asentí. Él había pagado toda la comida que había ordenado aunque no nos la hubiéramos comido. Fue un desperdicio. Él me ayudó a recoger las cosas y nos dirigimos a su coche. Le comenté que vivía en el sur de Los Angeles, y nosotros nos encontrábamos en una parte bastante tranquila del norte de esta grande ciudad.

Las lágrimas cesaron pero éstas volvieron cuando en la radio del coche salió una canción titulado Dime Qué Ves? de Lytos. Me gustaban las canciones de este rapero español, cuando estaba aprendiendo la lengua castellana, busqué canciones en español para habituarme a escuchar ese idioma, y me salió este rapero en recomendados. Amaba cada canción ya que me veía reflejada en cada letra.

Analizaba la letra de la canción, y las primeras lágrimas empezaron a asomar. Toda la verdad es lo que cantaba en todas sus canciones y esa canción no sería la excepción. Ya no me reconocía, todos me conocían pero yo no creía que no me pudiera conocer. O la gente solo conocía lo que yo solo quería mostrarles de mí. ¿Tony me conoce de verdad o solo lo que yo le mostraba? Estaba perdida en mis propios pensamientos.

Después de casi tres horas de recorrido, llegamos al hospital donde mi madre me dijo que mi padre estaba. Corrí hasta su habitación, cuando llegué pude observar a mi madre llorando desesperadamente, y en la cama...pude observar un cuerpo debajo de aquellas áspera sábana blanca de hospital. Todo mi mundo se derrumbó en solo unas milésimas de segundos.

- Mamá...-. Intenté abrazarla mientras mis lágrimas caían en una velocidad increíble, pero mi madre me empujó para que no le abrazara.

- Te dije todo lo que estaba pasando y tú ignoraste todos aquellos mensajes-, me gritaba desconsoladamente-, ¡y ahora está muerto!

- Para, por favor-. Le rogué, pero no paraba de decirme cosas muy crueles, quería decirle que estaba en el hospital en aquellos momentos, pero no me dejaba expresarme, solo gritaba cosas que sería impensables decirle a una hija, hasta que me echó de la habitación.

Cuando salí de la habitación, me apoyé en la pared enfrente de la habitación donde el cuerpo sin vida de mi padre yacía. Dejé que mi cuerpo se deslizara lentamente por la pared hasta que mi cuerpo tocó el frío suelo. Me tapé mi rostro empapado por las lágrimas con mis manos mientras lloraba desconsoladamente.

- Lo siento, Anna-. Me dijo Tony mientras me abrazaba fuertemente.

Pero la ira de no haber estado en su lecho de muerte para decirle lo mucho que le quería, controló mi cuerpo y lo empujé. Lo empujé tan fuerte que hice que se cayera y después de eso me levanté  muy deprisa para gritarle cosas que no creía que le dijera a él. Cosas que hacían daño, entre ellas estaba un: me arrepiento de conocerte. Él estaba asustado por mi extraña y repentina reacción. Estuve así, gritándole como si fuera el culpable de todo, cuando no lo era, y todo terminó cuando le espeté que se fuera y no volviera jamás. Y lo hizo, se fue porque mi tonta ira habló por mí cuando lo que quería era que me abrazara muy fuerte y me dijera que todo estaría bien, aunque no fuera cierta.

Me quedé allí, parada, viendo como se iba y frustrada por no poder hacer nada, ya que fui yo quién le dijo que se fuera, entre gritos. Le dije que se fuera, y él me hizo caso. Mientras veía caminar en dirección a la salida, quería gritarle que se quedara, que no se fuera. Quería correr tras él y abrazarlo, pedirle perdón por el espectáculo ofrecido por mi ira. Pero no lo hice. Me quedé allí, mirando como se iba, como la razón de levantarme todos los días se iba, mientras maldecía todo lo que anteriormente le dije. Ojalá tener una máquina del tiempo para poder hacer todas las cosas bien, para cambiar las consecuencias de mis actos, para haber podido tener una oportunidad de despedirme de mi padre y decirle todo lo nunca le dije porque pensaba que tenía tiempo de decírselo, cuando el tiempo es ilimitado y cuando menos te lo esperas, se acaba. 

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