Cuando volví en mí, estaba atado en una silla, a mi lado estaba Clay, atado a una silla como yo lo estaba. Caia sangre desde su frente, suspuse que estos mal nacidos le habían echo eso para que no opusiera resistencia. Me dolía la cabeza una barbaridad. Luego recordé el golpe que alguien me metió por detrás y supuse que era de eso.

Alcé la cabeza, era de día, unos rayos de luz entraron desde las ventanas de aquel almacén. Volví a agachar la cabeza y gemí de dolor, sentía que mi cabeza explotaría en cualquier momento. Volvía a levantar la cabeza para ver lo que había. Vi a dos chicos, supuse que estaban ahí para vigilarnos, o eso creía, ya que estabas dormidos.

Volví la cabeza hacia mi izquierda para mirar a Clay, se estaba despertando ya que hacía unos ruiditos como cuando una madre va a despertar a su hijo y éste le grita "un ratito más". Decidí hablarle para que despertara del todo.

- Clay, Clay, soy yo, Tony-. Susurré para que Clay me escuchara.

Clay giró la cabeza hacia su derecha con los ojos entre abiertos, después se quejó de dolor, lo que hizo que los vigilantes se sobresaltaran y nos miraran. Como un rayo, los miré, venían directos la sitio donde yo y Clay nos encontrabamos.

- Bien, bellos durmientes, menos mal que os habeis despertado-. Dijo uno de ellos con voz burlonas.

- ¿Quienes sois?-. Pregunté con voz dura para indicarles que no tenía miedo de ellos ni de su intimidaciones.

- ¿Crees que somos tan tontos como para vendernos de tal manera?-. Contestó el otro con una pregunta. Seguían con esa voz burlona, me estaban cabreando y no sabían de lo que era capaz de hacer.

- No pasa nada, lo único es que no queremos problemas-. Dijo Clay para que la situación no empeorara.

Los otros se fueron a las sillas donde se encontraban durmiendo unos minutos atrás y yo miré a Clay con una mirada asesina. No quería que él se metiera en esto mucho ya que él no sabe cómo defenderse, pero yo sí. Entrenaba desde hace unos años atrás boxeo y sabía dónde dar para derrotar a mi adversario y para que no le quedaran muchas marcas. Sabía dónde dar para producirle a mi contrincante dolor, mucho dolor.

Moví mis manos, las cuales estaban atadas, para saber cómo han atado las cuerdas que rodeaban mis manos para poder soltarnos. Doble nudo. Dificil de desatar.

No me molestó en absoluto que nos hayan atado con doble nudo ya que sabía como desatarlo sin muchas complicaciones. Clay me estaba mirando atento a todo movimiento que hacía para luego intentar imitarme y así soltarse él también.

- No me imites. Tengo un plan para sacarnos de este sitio-. Susurré para que no hiciera nada que pudiera estropear mi plan.

- Cuentamelo-. Susurró también Clay pero negué con la cabeza y le susurré que lo haría más tarde.

Mi plan parecía funcionar en mi cabeza a la perfección, temía al ejecutamiento.

Con dificultad y detenimiento pude liberarme de las cuerdas que ataban a mis manos. Clay me hizo un gesto para que lo desatara pero yo le hice otro para que entendiera que aún no era el momento para desatarlo a él. Me levanté de la silla donde estaba, los que nos vigilaban dejaron de reir y de burlarse de alguien que no me interesaba ni lo más mínimo, cuando vieron que había podido desatarme. Empecé a andar hacia ellos, mientras que ellos cogían sus pistolas. Esquibé todas las balas que dispararon. Por fín estaba delante de ellos y empecé a luchar con ellos. Era de esperar que no supieran nada de defensa personal ni boxeo, pues les gané.

Estando los otros en el suelo, pude coger dos móviles que tenían y otros dos walkie talkies. Me dirigí hacia Clay, que me miraba muy impresionado por lo que acababa de ver, y lo desaté.

Mi plan se había ejecutado a la perfección. Tal y como esperaba. Sonreía por mi victoria.

- ¿Ahora que tenemos que hacer?- Preguntó Clay al ver los móviles que había cogido "prestado" a esas dos nenazas.

- Mirar los móviles para ver si hay alguna pista de donde pueden estar Tania y Anne-. Respondí mientras ne dirigía hacia fuera del almacén.

- No podeis escapar de aquí-. Dijo uno de los que nos estaban vigilando con una poca de dificultad.

- ¿Me lo vas a impedir tú?-. Pregunté con vurlándome y riéndome de sus palabras.

- Tony...-, Clay decidió a hablar sin saber cómo decirme lo que me tenía que decir-, se llevaron el Mustang.

Me sorprendí al escuchar lo que Clay me comunicó. No lo podía creer. Eché a correr hacia el exterior para comprobar si lo que Clay dijo era cierto o no. Mi rabia creció cuando no vi mi coche por ninguna parte.

Decidí volver dentro del almacén. Uno de los que nos vigilaban se estaba riendo. Eso hizo incrementar mi rabia y le pegué un puñetazo en toda la cara.

- ¿Dónde está mi coche?-. Pregunté casi gritándole.

No habló, por lo que iba a propiciarle otro puñetazo para que hablara. Pero ni amenazándole servía. Le di otro puñetazo. Éste escupió sangre que tenía en la boca por los puñetazos, pero no habló. Iba a pegarle otro puñetazo, pero me paró su compañero que estaba dispuesto a hablar.

- Mi jefe se lo llevó-. Confesó.

- ¿Dónde se lo llevó?-. Pregunté con voz amenazadora, pues ya sabía lo que le haría si no hablaba.

- No lo sé-. Contestó.

No le creía y levanté mi puño para pegarle a él, como hice con su compañero.

- Te juro por lo que más quiero que no lo sé-. Dijo asustado por lo que podría llegar a hacer.

- Solo nos paga por estar aquí. No sabemos donde vive ni nada de él-. Añadió el otro compañero al que pegué.

- ¿Cómo os dan las ordenes?-. Pregunté de nuevo.

- Por el móvil que nos has robado o por los wakie talkies que también nos has robado-. Dijo el mismo de antes.

Asentí ya que parecían que estaban siendo sinceros. Me levanté, me fui hacia la puerta y vi un todo terreno aparcado.

- ¿Ese todo terreno es vuestro?-. Pregunté con tranquilidad.

Ellos asintieron. Me acerqué de nuevo a ellos y les metí la mano en los bolsillos hasta que di con las llaves de aquel coche. Me levanté y me fui con Clay hacia la puerta.

- No es robar lo que he echo, ha sido "coger prestado".

Dicho eso, nos fuimos cerrando con un portazo la puerta de aquel almacén dispuesto a encontrar a Tania y Anne.