Cacería de brujas
Desperté totalmente agitado esa mañana, con el sudor cubriendo mi cuerpo. Nuevamente como cada noche, volví a tener ese sueño en el cual era asesinado por una mujer, aquella despiadada a quien no podía verle el rostro.
Toqué mi pecho, sentí como me dolía, aunque al mirar no había nada, ni una herida, ni un rasguño, no había ni una sola marca de que aquel omento había sido real, pero dolía y se sentía real.
Miré a mi lado en la cama y ahí la vi a ella, con su melena rubia cubriéndole la mitad de la espalda, estaba desnuda y lo único que tapaba su cuerpo era una sabana blanca con la cual nos habíamos cubierto después de habernos entregado en lujuria y pasión la noche anterior. Me levanté rápidamente de ahí sin saber que estaba haciendo, sin saber porqué había terminado allí con ella sin siquiera haberla conocido.
Me vestí, busqué a Bimbo y salimos de la casa caminando rumbo a nuestro hogar. Ni siquiera sabía en donde estaba, no conocía el nombre de la calle ni del barrio, pero sabía que debía estar en mi casa lo antes posible.
Me di cuenta enseguida que estábamos muy lejos de casa, y que caminando me tomaría un poco más de tiempo llegar, pero no me importó, aquella caminata me serviría para poder pensar en lo que había hecho, y por sobre todo pensar en el sueño que había tenido, y del porqué, después de tantos días, el sueño ahora se dividió en dos.
Comencé soñando lo mismo que todas las noches. Me vi a mismo corriendo a través de una casa, luchando con los obstáculos del lugar para evitar que aquella mujer me matara, pero sin importar que hiciese, ella siempre terminaba acabando con mi vida. El sueño nunca cambiaba, excepto aquella noche.
Fue como si de repente una neblina cubriera ese sueño y me transportara a un lago, conocía aquel lugar era uno de los lagos de la ciudad, y al fondo se veía una cabaña.
Un muchacho rubio colocó una especie de lampara antigua en el lago, y se inclinó a mirar el agua, aunque estaba completamente oscura y no se veía nada. Yo lo conocía, era uno de los amigos de Dani, uno de los que iba a lado mío en la camioneta aquella noche.
—¿Qué es esa cosa Dariel? —preguntó uno de ellos, era el tipo rudo que manejaba la camioneta.
—Un antiguo regalo que me dio una bruja de Nueva Orleans, esta lámpara se ilumina cuando hay seres mágicos cerca —dijo Dariel.
—¿Una bruja? —preguntó Dani. Tenía un cuchillo en la mano y una linterna en la otra, venía de entre los árboles de pino. — Creí que las matábamos, no que hacíamos amistad con ellas —. Añadió.
—Bueno —contestó Dariel—, yo no diría amistad el engañarla para que encantara algo para mí, llevarla a la cama y cortarle el cuello mientras dormía —todos rieron grotescamente.
—Pues si el plan de hoy no funciona, quizás yo pueda hacer lo mismo con Nimue —dijo Dani. Escuchar ese nombre hizo que mi corazón latiera a mil.
—Ten cuidado Dani, porque pareciera que tu amigo el patético va a ganarte la jugada —habló el conductor.
—¿Quién? ¿Kael? —rio con fuerza— No digas estupideces Theodor, el chico no puede ni conquistar su reflejo en el espejo, mucho menos a una de las brujas más antiguas que existe.
—Pues pareciera que a Felicity la tiene muy enganchada —habló el hermano de Dariel.
—¿Celoso Greg? —preguntó Dariel alborotándole el cabello.
—Pues no deberías —dijo Dani—, Felicity es una cazadora muy profesional, y conoce el plan a la perfección. Conquistará a Kael para alejarlo de Nimue y a su vez, sacarle toda la información que el chico sepa sobre esa cosa. —Aquellas palabras estaban tan frescas en mi mente, que a medida que caminaba solo sentía rabia y rencor, pero al igual que mi muerte, aquello solo era un sueño.
—Así es —habló Theodor—, creemos firmemente que la bruja usará a ese chico para salirse con la suya, lo que no sabemos qué es exactamente lo que quiere, y además, no sabemos el porqué, así que hay que estar alertas.
—Sí, sí, debo admitir que esta charla a la orilla del lago me fascina, pero... hay una bruja a la que debemos matar —dijo Dariel sacando su lampara del agua. — Aquí no está, vayamos a la cabaña, ya conocen su posición.
Procedieron a entrar en el lugar. Uno por la puerta de atrás, ambos hermanos por las ventanas, y Dani usó la puerta principal. Cuando terminaron de buscar y todos se reunieron en una habitación, la luz de esta se prendió, y frente a la ventana, de cara a ella, sentada en un sillón estaba Nimue, con su melena pelirroja cayendo por los lados y una actitud totalmente despreocupada.
—Será mejor que no se te ocurra nada estúpido bruja, o este será tu fin —dijo Greg apuntándole con una ballesta.
—Será tu fin de todos modos, pero es mejor que no intentes nada, así será más fácil, aunque no prometo que menos doloroso —bromeó Dariel.
—Sin bromas —ordenó Dani—, date la vuelta Nimue, o te voltearé a flechazos —pero ella no se movió, ni siquiera habló, solo estaba sentada en el sillón, mirando la ventana.
—Es una trampa —susurró Greg—, no es ella.
—Sí es —dijo Dani—, pero no sé porqué razón no se mueve —. Entonces se acercó a ella, volteó el sillón y vieron lo que sucedía.
Era el cuerpo de Nimue, pero sus ojos eran vidriosos, como si realmente no estuviera allí. Era una de las imágenes más aterradoras que vi en mi vida.
Entonces, pasó algo más aterrador todavía.
Ella habló.
—¿De verdad creían que unos simples cazadores iban a poder sorprenderme a mí? —hablaba lento, con la voz rasposa como si un vidrio cortara su garganta al momento de intentar producir palabra.
—Se acabo Nimue —dijo Dani—, este es tu fin.
—No Daniel... este no es mi fin, este ni siquiera es mi comienzo, pero no puedo decir lo mismo para la linda cazadora Felicity.
Greg llevó una mano a su cintura para agarrar su cuchillo, pero Dani lo detuvo.
—¿A qué te refieres? —preguntó.
—¿Creían que no descubriría su plan? ¿Qué no me daría cuenta lo que harían con mi ingenuo Kael? —Su imagen entonces cambió como si un holograma se distorsionara, y la joven en la silla se transformó en Felicity— Siempre estoy a un paso delante de ustedes, su esfuerzo y valentía, aunque admirables, también son inútiles.
—Eso es lo que tú crees maldita escoria —dijo Greg sacando su cuchillo—, pero te enseñaré lo inútil que es cuando te clave esta daga en tu cráneo.
—¡Greg no! —lo alertó Dani— Ella no es Nimue, es Felicity...
—La bruja la poseyó previendo lo que íbamos a hacer —dijo Dariel.
—¡Mentira! Yo mismo la dejé en el bar y me despedí de ella como siempre lo hacemos —replicó Greg.
—Un beso en cada mejilla y un beso en la boca, tú le dices "adiós bella mía" y ella te responde "adiós mi dulce amor". Soy una bruja Greg, ¿creíste que no podía quitar de su mente aquellas patéticas palabras?
—¿Cómo supiste lo que iba a pasar? —preguntó Dani.
—Porque vigilaba a mi presa, y vi como salías corriendo cuando Kael te hablaba de mí, vi como ibas directo a Dariel y se reunían con Felicity para armar un plan —Era raro ver como Felicity contaba todo eso con su voz, pero hablando con aquel tono frío y sepulcral.— Una vez la aprese, solo tuve que indagar por información en su cerebro, y de ahí... solo seguí el plan —se rio—, y debo admitir que aunque me encanta seguir drenando energía del cuerpo de su amada cazadora, un joven me espera en la cama para caer bajo mis hechizos, o debo decir, bajo los hechizos de Felicity —volvió a reír una vez más y entonces el cuerpo de la Felicity que estaba allí sentada comenzó a convulsionar, y un segundo después, cayó al suelo.
Lo último que recuerdo antes de despertar totalmente agitado, es que Dani se inclinó para tomarle el pulso del cuello.
—Sigue viva —dijo—, pero no por mucho...
Llegué a mi casa, le quité a Bimbo la correa y dejé que correteara por las habitaciones mientras me tiraba en la cama, con mis manos en mi cabeza y mirando el techo.
Aquel solo había sido un sueño más, era imposible que yo pudiera ver lo que pasaba en tiempo real, y peor aun que Nimue fuera una bruja, que Dani y sus amigos sean cazadores de brujas, y que Felicity no sea Felicity...
Pensar en todo eso solo hacía que mi cabeza diera vueltas y más vueltas. Me levanté de la cama y me asomé a la ventana que daba a la calle, desde ahí veía la casa de Dani, y por lo que veía, él ya estaba en casa.
Decidí visitarlo. Agarré a Bimbo, Sali de casa y crucé la calle. Toqué la puerta, pero nadie salió, lo hice de nuevo y esperé, nada... Estaba a punto de volver a casa cuando un Dani ojeroso y con cara de sorpresa abrió la puerta.
—¿Kael? ¿Qué haces aquí?
—Bimbo te extrañaba —dije y pasé, aunque parecía que él no estaba muy ansioso de que lo hiciera.
—¿Estás bien? —me preguntó con un poco más de preocupación que lo habitual.
—La verdad... no tanto —respondí, y aquello le llamó la atención. Hizo que me sentara en su sofá y me ofreció una taza de café que estaba por tomar, él se sirvió otra y me miro atento.
—Te escucho, cuéntame.
—Tuve un sueño muy extraño, bueno... dos, pero uno ya lo conoces, ese en el que muero por que una mujer me asesina —digo riendo, ya que cuando se lo dije la primera vez, así fue como había reaccionado.
—Espera, ¿dices que volviste a soñar con tu muerte? —preguntó preocupado.
—No es que haya vuelto a soñar lo mismo, sino que, no dejo de tener ese sueño, y cada vez es más real, esta mañana me desperté con el pecho adolorido por las heridas que sufrí en el sueño, ¡y no tenía nada! —dije rascándome ahí donde me había dolido al despertar— Pero lo más raro aún... es el nuevo sueño que tuve, y ese, créeme, que probablemente te interese más.
Dani hizo una mueca de confusión y bebió un sorbo de su café. Hizo un además con su mano para que continuará y eso hice.
Le conté a Dani todo el sueño, y su cara pasó de asombro, a seriedad y por último a preocupación extrema, todo mientras le contaba. Se hizo un silencio profundo en la habitación, que se rompió por los ladridos de Bimbo cuando un ave se posó en el alfeizar de la ventana.
Dani comenzó a reír, pero su risa era nerviosa, no como siempre se reía, esta vez era como si lo hiciese para poder zafar de la situación.
—Kael... mi queridísimo Kael... creo que te estás volviendo loco —dijo y me miro con esa preocupación que trataba de esconder; sin embargo, yo también reí.
—La verdad es que no podría estar más de acuerdo contigo —respondí y también bebí del café. — Pero me preocupa, y no lo voy a negar, siento que estos sueños juegan con mi mente, hay momentos incluso que tengo ese sueño de morirme y ni siquiera estoy dormido.
—¿Te pasa muy seguido? —preguntó él.
—Ya te lo he dicho, todos los días —contesté—, y es desesperante la verdad.
—Me lo imagino, pero estoy seguro de que podemos solucionarlo, por el momento, no le des tantas vueltas al asunto, trata de tomar unas pastillas para dormir y descansa, quizás, el hecho de que no estés durmiendo bien hace que también tengas esas visiones de día.
—Quizás... —susurré.
—Tengo unas pastillas buenísimas que suelo usar cuando viajo de campamento con mis amigos, ya sabes, como le tengo miedo a ciertos animales, me tomo esas pastillas y puedo dormir sin preocupaciones, voy a traértelas —dijo y se levantó, perdiéndose detrás de la puerta de su habitación.
Unos minutos después, volvió con un frasco de vidrio lleno de pastillas encapsuladas de color amarillas, tenían una etiqueta vieja y desgastada. Parecía un medicamento natural, hecho por algún campesino.
—Ten, son pastillas naturales hechas a base de hierbas, las compré cuando viaje a México, son buenísimas, y yo tengo otro frasco —dijo cuando estaba a punto de decirle que no quería quitarle sus pastillas si era tan especiales.
—Esta bien doctor Dani, ¿y como me las debo tomar? —pregunté riendo.
—Una por noche, o créeme que no despertarás nunca —bromeó.
—Bien... pues creo que me tomaré una y me iré a dormir un rato, necesito descansar por lo menos una semana entera —dije entre risas.
—Hey... a parte de esos sueños raros, ¿hay algo que no te dejó dormir anoche? —preguntó con su tono de voz picarón.
—Solo digamos que una sexy rubia despampanante que se movía como la gloria —dije recordando todo lo que había hecho con Felicity.
—Alguien tuvo demasiada acción anoche ¿eh? —dijo Dani, empujándome con el codo y levantando su ceja indagatoriamente.
—Felicity es increíble —dije yo—, pero si quieres los detalles... déjame dormir primero —agité el frasco con pastillas frente a su cara.
El me dio la vuelta de cara a la puerta y comenzó a empujarme a la salida, abrió la puerta y me sacó de la casa.
—Entonces ve, tómate esa pastilla, duerme y despierta más fresco que una lechuga de supermercado, porque quiero saberlo todo, TOOOODO —dijo comportándose como el idiota que siempre era, aunque aún así, parecía comportarse extraño.
—¿Te das cuenta que me estas corriendo de tu casa? —dije levantando una ceja.
—Es por una buena causa —respondió él encogiéndose de hombros.
Negué con la cabeza y reí mientras caminaba cruzando la calle, rumbo a mi casa.
*NARRA DANI: *
Kael salió de la casa y lo vi marchar con mucha preocupación. Mi amigo se había convertido en el juguete viviente de una abominación antigua. Cerré la puerta y me di la vuelta pegándome a ella.
Casi se me sale el corazón por la boca cuando veo a Theodor, Dariel, Greg y Felicity parados en la puerta de la sala mirándome con los brazos cruzados. Felicity iba abrazada a Greg, porque, aunque estaba allí, la verdad era que no tenía casi fuerzas, y estaba viva de milagro.
—Ella lo domina ¿no es así? —preguntó Dariel.
Asentí, por alguna razón no quería decir lo que estaba pensando, pero era inútil porque todos lo sabían y todos estaban pensando lo mismo.
—Se adentró en su mente —respondió Theodor—, está jugando con el muchacho como un gato cuando caza un ratón.
—Si continúa con eso, ella lo matará.
—Es lo que quiere —dije recordando el sueño recurrente que Kael estaba teniendo—. Quiere asesinarlo y quiere que él sepa que morirá, pero no se la razón, pero ha estado enseñándole la forma en que va a matarlo una y otra vez. Lo esta volviendo loco.
—Debemos ayudarlo —sugirió Felicity, hablando débilmente.
—¿Cómo? —preguntó Greg.
Y aunque también quería ayudar a mi amigo, debía concentrarme en ayudar a este mundo, y debía erradicar a esa bruja malvada de este planeta. Estaba decidido a hacerlo, aunque para ello deba sacrificar al amigo más sincero y leal que haya tenido
—Por el momento, nuestra prioridad es matar a Nimue, pero no podemos hacerlo si no sabemos qué es lo que está buscando. Una bruja ancestral, que creíamos muerta, reapareció de la nada y con un propósito, para lo cual está usando a mi amigo. No sabemos qué quiere ni porqué lo quiere, y si queremos averiguarlo... —señalé a la puerta—, ese muchacho de allí es nuestra solución.
—¿Qué esperas conseguir? —preguntó Theodor.
—¿Y qué acabas de hacer? —continuó preguntando Dariel.
—No eres el único que engañó a una criatura mágica para recibir algo a cambio antes de asesinarla —contesté, aunque no me sentía muy orgulloso recordando como asesiné a ese elfo druida—. Las pastillas que le di son a base de hierbas para tener sueños guiados, a través de ellas, Kael podrá tener sueños más lúcidos y podremos sacar más detalles de lo que Nimue está mostrándole.
—Sabes que los sueños así consumirán la energía de ese chico —advirtió Theodor.
—Nimue lo necesita para algo, y va a matarlo de una manera específica, así que no me preocupo mucho de eso por ahora —dije—, lo que sí me preocupa es que posea los cuerpos de los miembros del equipo, eso impide que confiemos uno en el otro —advertí mirando a Felicity.
—¿Qué podemos hacer? —preguntó ella.
—Estar alerta a cualquier cambio en cualquiera de nosotros —contesté—, ahora, cambiando un poco de tema, Dariel, ¿a qué hora llega el equipo de Washington?
—Deberían estar llegando ya, quedé en que los veríamos en el mismo lugar de siempre.
—Perfecto, ¿y tienes una idea ya de lo que están transfiriendo a nuestro cuartel?
—Sí —contestó él—, Annabeth me dijo que es una pieza mágica usada por una tribu indígena, tiene muchísimo poder y es muy peligroso.
—Pero, ¿qué es?
—Un colgante elefante...
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