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Mi mente aun esta confundida, nublada; solo tengo una frase que merodea mi cabeza, un pequeño << ¿Por qué? >> sé que en escasos momentos es extremadamente difícil responder a todos los por qué de nuestra vida, pero estos, que tienen mi mente repleta de tantas suposiciones, debo encontrarles respuesta.

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El tiempo ha pasado tan rápido, que ya es hora de almorzar; en el comedor esta ya servido el delicioso estofado de res; mis ganas de empezar son infinitas, pero como de costumbre esperamos a mi padre; devoro la comida como si no hubiera un mañana, por un momento mi mente solo pensó en la calidez de la comida y en los distintos sabores. Fue perfecto para alejarme un poco de la realidad.

Las ideas para sacar información a los Spilemn son infinitas, y de igual forma son improbables, es predecible que no me dejen entrevistarlos más si el motivo es la desaparición de su hija. Colocar cámaras es algo tentativo, solo si logro encontrar a alguien que sea capaz de invadir propiedad privada; solo pienso en alguien, en Alejandro; ya sabe mucho al respecto así que no le quedara de otra que colaborar. Espero conozca a otro que sirva de cómplice.

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Mi conversación con él es clara y precisa, y demasiado rápida. No le conté detalle de lo que necesitaba porque desconfió de las llamadas telefónicas, nadie sabe si alguien más escucha lo que dices por estos aparatos. Me veré en su trabajo dentro de unas horas, ya que me pidió tiempo de terminar algunas cosas pendientes.

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La torre de internet es un gran edificio que se encuentra en el área central de la ciudad, está hecho prácticamente de cristal, desde lejos es muy difícil lograr ver las uniones que lo mantienen en pie.

El elevador indica el piso número 39, ahí trabaja mi primo; allí solo hay filas y filas de cubículos, trato de evaluar cada uno de los rostros de las personas que en ellos están sentados, tratando de encontrar la cara familiar de mi primo; al fin logro visualizarlo y me dirijo hacia él; está con unos amigos charlando, al llegar a él, rápidamente me saluda y me presenta a sus compañeros <<Juan, experto en cámaras y en aparatos eléctricos, Carlos, experto en juegos Electrónicos y Joaquín, experto en teléfonos móviles>> él sólo me menciona sus nombres, pero logro adivinar en que son expertos gracias a sus placas colgadas en su camisa, indican en que son "Buenos".

—Dime ¿En qué te puedo ayudar?— lo miré—Oh, tranquilo, ellos nos ayudaran— Mi expresión debió ser muy exacta, ya que respondió rápidamente

—Sucede lo siguiente, los padres de Londres me tomaron el pelo, Londres jamás ha visitado la casa de su tía margo, capaz ni siquiera sabe que existe— tenía la atención de todos— Es por eso que quiero colocar cámaras en la casa de los Spilemn. ¿Podrán ayudarme?

—Juan ¿Qué dices? ¿Nos apuntamos?, nos hace falta algo de diversión

¿Diversión? ¿Es una broma?, como algo con el que pueden poner en riesgo su libertad (Destacando que pueden arrestarnos por invadir propiedad privada) ¿puede ser divertido?

—Claro, ayudemos a este chico. Manos a la obra.

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Llego a mi casa listo para esperar a Juan quien instalará un programa de vigilancia en mi computadora, muevo mi montaña de ropa sucia tirada en el suelo hacia debajo de la cama, sacudo mi dormitorio; lo "acomodo", y arreglo lo que puedo; mi mente se enciende y me advierte que no le he notificado nada a mi mamá que Juan vendrá y no sé si Carlos y Joaquín también, e indudable mi primo Alejandro.

Salgo de mi habitación y me dispongo a buscarla por la casa, que para mi sorpresa no está en ningún lado, ni en la lavandería ni en el cuarto de mi hermana, que incluso ocasione que me gritara como si hubiera hecho algo malo en abrir la puerta sin avisar

*Ding Dong*

Rápidamente corro hacia la puerta.

Mi madre abre la puerta.

<< ¡Dios! ¿Ahora qué le dijo a mi mamá?>>

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