Parte 8
Hubo silencio por parte de ambos al salir de la comisaría, Blakk miro al cristiano un momento, Will estaba perdido en sus propios delirios. No es de extrañar después de descubrir que alguien dentro de lo que considera su hogar esté involucrado en la muerte de un amigo tan cercano, es como si tu propia familia te apuñalara por la espalda.
Soltó los hombros antes de tomar el lado izquierdo de la acera, el Sacerdote despertó al ver al castaño pasar a su lado sin detenerse.
— Detective, ¿el estacionamiento no está del otro lado?. —alcanzando al albino al poco tiempo.
— Ya es la hora del almuerzo, por lo que sería bueno comer algo antes de irnos. Y no quiero quejas, esta vez pagaré yo. —para su alivio o sorpresa el pelinegro no dijo nada y en silencio lo siguió.
No pasó mucho, después de pasar unas 4 cuadras Blakk paró frente a una cafetería ordinaria, no había muchos clientes tanto afuera como adentro del local; era rústica, un poco vieja y anticuada, pero estaba bien.
Tan pronto Blakk entro la campana de la tienda anuncio clientes, un hombre corpulento tras el mostrador lo recibió.
— ¡Valla, ya me estaba preguntando qué le pasó a uno de mis mejores clientes!.
El hombre estaba por seguir con su burla cuando noto al cristiano que vino tras Blakk, frunció los labios y miró fijamente al castaño que se acercó al mostrador.
— No te preocupes Spinks, viene conmigo.
— ... ¿Estas seguro?. —mirando de reojo a Will que solo se mantuvo en silencio y con la cabeza baja.
Blakk bufo debido a esto, llamando la atención del hombre que con un suspiro acepto.
— Bueno.. ¿Y qué vas a querer?.
— A mi lo de siempre... —volteo a mirar al cristiano un momento:— Una ensalada o algo sin carne, ¿no?.
El pelinegro hizo una breve sonrisa antes de hablar:— Un sándwich de pollo estaría bien, gracias.
El hombre asintió antes de gritar los pedidos y dirigirse tras la barra, tanto Detective como Sacerdote se sentaron en la mesa mas cercana, pegada a la ventanilla del local.
— Pensaba que los cristianos no comían carne. —soltó Blakk incrédulo.
Will con indiferencia forzó una sonrisa:— Los cristianos no tenemos limitaciones a cuánto alimentos, solo en ciertas fechas para apreciar el ayuno y la abstinencia de carne, es una virtud la cual apreciamos y veneramos, pero no aceptamos la Gula o el derroche.
Se limitó a aceptar la descripción del cristiano, Will volvió su mirada a la ventana y al exterior, apreciando el bullicio de las personas, trafico, y los edificios de los alrededores.
Blakk Miró en silencio al cristiano mientras buscaba alguna forma de preguntarle sobre el caso, pero estaba en duda después de como este reaccionó al enterarse que alguien dentro de la Sede hizo esto. Por ahora y dada la situación era mejor contenerse y hacer las preguntas de manera adecuada y en el momento justo.
Odia admitirlo, pero su mejor pista para concluir con el caso es el Sacerdote, sin Will de apoyo y mas ahora al ser el informante dentro de la Sede, jamás podría avanzar en el caso, de hecho, llego un punto en que dudo de que este caso fuera algo mas y estaba por cerrarlo como suicidio, logro evitar esa grave error gracias al cristiano.
Y aun con todos esos motivos por los cuales aún lo tiene cerca y dentro de la investigación pegados a su ideología, también odia admitir que se está apegando al hombre. Es testarudo y cabeza dura, no tanto como él, pero su tenacidad es admirable, no se rinde tan fácil, aunque es muy frágil en temas de sentimientos. Normalmente a este tipo de personas siempre las mantiene alejadas o las evita, porque sabe de sobra que estos se apegan a él, pero en este caso no tiene de otra.
Sin darse cuenta la mesera que siempre lo atiende se acercó con sus pedidos, dejando frente a estos y sobre la mesa los platos, el sándwich de pollo y demás condimentos acompañado de papas fritas y un vaso de jugo natural, mientras a él le trajeron un guiso bastante grande con un batido igual de grande.
— Caliente y con picante, tal como te gusta Blakk. —dijo la chica contenta.
Blakk se relamió los labios al ver el plato:— Nena, te extrañaba tanto.
La mesera asintió con una sonrisa, al notar a Will lo miró consternada, pero no duró mucho cuando alzando los hombros, volvió tras la barra.
El Sacerdote frunció los labios ante las reacciones que ha presenciado al estar junto a Blakk, más lo que descubrió en la comisaria, lo hace sentir pesado. Al momento de dirigir su mirada al castaño sobresaltó, lleno la cuchara con el guiso y estaba por llevarlo a su boca cuando sujetó su mano para evitarlo.
— ¡Espere, ¿que está haciendo?!. —mirando con indignación y cierto enfado.
— .. ¿Almorzando?.
El cristiano negó para después soltar la mano del Detective:— No antes de dar gracias.
— ¡Oh, por favor!. —como era de esperar rodó los ojos con un suspiro irritado, soltando la cuchara se recostó en la silla para cruzarse de brazos.
— Vamos Detective, son solo unos segundos.
— Bueno bueno, está bien. Rápido que mi almuerzo se enfría. —el cristiano negó con una sonrisa.
Will llevó sus manos al collar clerical para aflojar un poco, después se quitó el rosario que estaba bajo la camisa, acto seguido la alzo un poco sobre la mesa. Blakk simplemente fingió cerrar los ojos mientras observaba al pelinegro cerrar los suyos antes de empezar.
— Bendito Dios, te damos gracias por este nuevo día por tu gracia y bondad, nos has otorgado la dicha de seguir adelante en este camino lleno de peligros. Te agradecemos que nos otorgan estos alimentos, que nos dieras la oportunidad de.. ¡¡Detective!!. —Will miró de manera fulminante al castaño que, en un intento vano de hacer silencio ya estaba devorando el guiso con la cuchara llena y un trozo de pan en salsa en la otra mano.
— ¿Que?. Tengo hambre y no voy a dejar que mi comida se enfríe. —despreocupado procedió a seguir con su comida.
El cristiano gruño mientras negaba con decepción.
— Dios, dame paciencia, te lo suplico. —dijo mirando hacia el techo, después de un momento donde estuvo en silencio pero en realidad terminó de rezar, soltó los hombros y procedió a tomar su sándwich de pollo.
— ¿Al hospital central?. —pregunto Blakk confundido mientras miraba al cristiano colocarse el cinturón de seguridad:— ¿Para qué quiere ir al hospital?.
— ... Deseo hacer una visita. —evitando la mirada de Blakk.
Al ver que no tendría una respuesta más definida optó por cumplir, por lo que encendió el Ford y aceleró hacia la salida del estacionamiento.
Hubo silencio entre ambos mientras recorrían las calles de la ciudad, mirando ocasionalmente por el rabillo del ojo al cristiano que sólo apreciaba la ciudad, pero a la vez estaba congestionado, lo notaba debido a sus arcadas que no se sentía bien.
Tal vez tenga que ver con la visita al hospital tan repentina, pensaba que en realidad venía para acompañarlo a la comisaría, además de reencontrarse con Tom, para saber más sobre el caso y dar una mano, pero al parecer insistió en venir para esto.
Después de varios minutos encerrados en el tráfico y varios más para encontrar un espacio en el estacionamiento del hospital, por fin se adentraron al centro de salud. El Shane no tardó mucho en acercarse al escritorio de las secretarías.
— ¿En que le puedo ayudar, Padre?.
Mientras el cristiano se acercaba para platicar con la enfermera, Blakk se dedico a mirar a su alrededor con impaciencia, la verdad es que no le gusta los hospitales en si, le trae uno que otro recuerdo amargo, es incomodo estar aquí.
Por suerte no pasó mucho cuando el Sacerdote terminó de platicar con la secretaria para adentrarse en el pasillo.
Tomaron el ascensor donde Will presionó el botón del cuarto piso, donde están los pacientes en sus habitaciones, lo sabe de sobra por las innumerables veces de estar en este hospital.
Tenía mucha curiosidad por saber a quién estaba visitando el Sacerdote, pero era mejor mantener el silencio y más al ver inquieto al otro. Apenas el ascensor abrió sus puertas el cristiano salió con prisa, pasando puerta tras puerta en la sección pública hasta que miro extrañado que entraron al área infantil, antes de decirle al pelinegro que tal vez se ha confundido de sección este se acerco a una de las puertas y abrió.
En la habitación decorada especialmente para los niños había 5 camillas, pero solo dos niños, uno que estaba al otro extremo con los que parecen ser su familia y un doctor, y otro completamente solo en pijamas recostado en la camilla y al lado un suero inyectado en la vena de su mano.
Tan pronto el niño vio al Sacerdote se sentó sobre la camilla feliz.
— ¡¡Sacerdote Shane!!.
— ¡Symothy, que alegría verte!. —el cristiano se acercó rápido a la camilla para abrazar al niño, el menor le devolvió el abrazo con cariño.
Blakk simplemente miró la escena estupefacto, con que la visita era a un niño. Seguramente uno de los niños de la Sede en los que el Sacerdote se encarga de cuidar y educar, así que no es de extrañar, pero ver esta cercanía casi paternal le es nuevo.
— ¿Cuándo podré volver?. —pregunto entusiasmado el menor.
El cristiano con una sonrisa se sentó a su lado.
— La paciencia trae virtud. —llevando una mano al cabello del menor:— Cuando los doctores digan que estás sano podrás volver a casa.
— ¡Pero yo no me siento enfermo, padre!.
— Los males se manifiestan de muchas formas, debes tener paciencia Symothy. —el cristiano dejó al menos un momento para mirarlo con una sonrisa, hizo un gesto con la mano indicando que se acercara.
Supone que es para que no esté solo o apartado, pero tampoco cree que sea buena idea entrometerse. De todas formas y frunciendo los labios se acercó hasta estas a un paso de la camilla.
— Symothy, este gran hombre de aquí es el Detective Thaddeus Blakk, fue tan amable de traerme para visitarte.
— ¡¡¿Es policía?, que genial!!. —al niño se le iluminaron los ojos, claramente exaltado.
Ya está acostumbrado a este tipo de reacciones por parte de los niños quienes, con total inocencia, piensan que el oficio es significado de grandeza, conoce a unos cuantos quienes de saber lo que en verdad es ser policía se hubieran dedicado a otra cosa.
— Un gusto, Symothy. —al ver la exaltación del niño llevó su mano al puente de su nariz, Will sonrió porque también se dio cuenta que el niño estaba por bombardear con preguntas sobre su oficio.
Ya Blakk se lo estaba imaginando preguntando sobre su placa, su arma, a cuantos ha arrestado, que si ha atrapado asesinos, sobre sus casos, si ha matado a alguien, entre otras cosas. Por suerte, el doctor que estaba con la familia junto al niño se separó de estos y se acercó a ellos, más en especial al cristiano.
— Disculpe, ¿es usted el Padre William Shane, cuidador del niño?.
El pelinegro se levantó de inmediato con una sonrisa:— ¡Si!. Quiero decir, si. —con vergüenza inclinó un poco la cabeza:— ¿Cómo se encuentra el niño?.
El doctor hizo un rápido vistazo a Blakk y al niño antes de dirigirse al cristiano, el médico señaló la puerta con el ceño fruncido, el pelinegro frunció las cejas sin entender al momento, pero cuando el profesional se adelantó se dio cuenta que tenían que hablar en privado.
Al ver la expresión de preocupación del Sacerdote no pudo evitar sentirse pesado, muchas veces esto indicaba muy malas noticias. Observó como el doctor y Sacerdote cerraban la puerta mientras él se quedaba con el menor.
— Es algo malo.. ¿Verdad?. —hablo el pequeño, lo miró con expresión triste y decaída.
En cambio Blakk sonrió burlón.
— A veces es para decirles que comes mucha comida chatarra, bebes mucha soda.. O fumas y bebes alcohol. —el niño quedó estupefacto al escuchar aquello:— Si es eso último, me temo que tendré que arrestarte niño.
— ¡¡Yo no fumo ni bebo, el Padre Shane dice que eso es malo para la salud!!.
Blakk sonrió con picardía al ver la angustia del niño, por lo menos lo desvió del tema para que no se preocupara.
Al salir del hospital lo golpeó la brisa fresca del atardecer, no tuvo que rebuscar, el Sacerdote se encontraba sentado en una de las bancas del pequeño parque al lado de la entrada del hospital.
Con saña metió sus manos en los bolsillos de la gabardina y a pasos rápidos se acercó, estuvo un rato buscando al cristiano por el hospital después de perderlo de vista al charlar con el doctor.
Al estar cerca miro al Sacerdote, este se encontraba en completo silencio, su mirada en el suelo, su rosario en su mano la cual acariciaba sin parar. En silencio tomó asiento junto a este y se permitió contemplar el cielo naranja rojizo con una que otras nubes, pronto será de noche y tendrán que volver al pueblo.
Después de un tiempo de silencio respetable el Sacerdote suspiro, dejando por fin de mover el rosario se inclinó y dejó descansar sus codos sobre sus piernas.
— ... Su corazón.. es débil. —soltó con pesar:— Necesita ser operado del corazón, sino... Morirá.
— ... Se requiere una gran suma de dinero, ¿verdad?. —el silencio del cristiano fue su respuesta.
Gruño a lo bajo, pero estiró sus brazos hacia arriba haciendo tronar una que otras articulaciones antes de levantarse.
— Pues bueno, será mejor empezar con las peticiones a partir de ahora.
El cristiano alzó la mirada confundido:— ¿Que?.
— Las peticiones para hacer donaciones. Mañana puedes ir con los del pueblo para correr la voz y hacer donaciones. —el Sacerdote se alzó de golpe al escucharlo.
— ¡Si, estoy seguro que con la ayuda del pueblo tendremos suficiente para la operación!. —el cristiano se mostró jovial.
— Y puedo llamar a un par de mis compañeros de trabajo, no se negaran en ayudar.
Will se sorprendió con esto:— Tu.. ¿Me harías ese favor?.
— ¿Por qué no?, la verdad es que el mocoso me cayó bien.
Antes de darse cuenta el Sacerdote en un movimiento rápido lo rodeo con ambos brazos y lo apretó con fuerza, el abrazo fue abrumador y cargado, lo suficiente para dejarlo aturdido y en seco pese a que no duraron mucho. No escucho bien lo que había dicho el cristiano antes de salir corriendo de regreso al hospital, se quedó ensimismado en el apretón que aun sentía, este tipo de afectos es demasiado raro y nuevo para el.
Por suerte no tardaron mucho para subir al Ford y tomar la autopista de regreso al pueblo, y dado que salieron en la tarde llegarán temprano en la noche, para su extrañes Will volvió con lo que parecía un frasco de cristal un poco grande en sus manos, pero no le dio vueltas al asunto.
En todo el camino tuvo que soportar escuchar al Sacerdote y sus ideas para los donativos, también los sermones y hasta las críticas de la actitud de Blakk, fueron unas largas 3 horas de viaje, pero por una vez fue tolerable.
No le importo, simplemente dejó que el cristiano expresara libremente sus ideas, de cierta manera era tranquilizante verlo así, despreocupado, alegre, inquieto. Al llegar al pueblo todo se veía diferente, al ser aún temprano las familias y uno que otros locales aún estaban abiertos, se veía mejor así a su parecer.
Estaciono el auto frente a la entrada de la Sede, chasqueando la lengua miró al cristiano que desde que entraron al pueblo permaneció en silencio, miró un momento a la Sede para después mirarlo con desdén.
— .. Le agradezco mucho su ayuda, Detective.
— No me agradezcas, son pequeñeces.
— De las cosas pequeñas se llega a grandes cosas. Usted me ha ayudado pese a todo. —el cristiano miró el frasco vacío con tristeza.
Blakk frunció el ceño:— No digas eso, tu... Ahm. —no es bueno animando a las personas, pero debía hacerlo esta vez:— ... Lo admito, sin tu ayuda jamás hubiera llegado tan lejos en el caso.
Will lo miró, hizo una sonrisa antes de volver su mirada al frasco:— Lamento que mi presencia le sea tan incómoda, Detective.
Al escuchar eso Blakk miró de reojo al cristiano, Will sintió la mirada fija sobre él, estaba por salir pero el castaño colocó el seguro, evitando que este salga del auto.
El albino llevó una mano al volante y con la otra señaló al cristiano.
— ¿Qué fue lo que te contaron?.
Will se encogió de hombros, claramente nervioso:— .. N-no se de qué habla, Detective.
— De esta no te escapas. Te deje cierto tiempo en mi escritorio, y se que mis compañeros son muy lengua suelta. —recalco, inclinándose más cerca del Sacerdote, intimidando para meterle presión:— ¿Qué te dijeron?.
Will se encogió aún más, sujetando con fuerza el frasco, no pasó mucho cuando el pelinegro cayó por la presión y la cercanía, soltando un suspiro derrotado.
— ¡Me contaron sobre tu último caso!... El del Padre Viggo Dare. —Blakk por fin retrocedió, soltando un gruñido fuerte al escucharlo, pese a ello prosiguió:— Me dijeron que después de ese caso tu.. Odias a los Sacerdotes.
— Exagerados como siempre. —bufo con una carcajada:— .. ¿Y te contaron de qué trató el caso?.
— ... Solo me dijeron que aquel Padre.. Abusaba de las laicas jóvenes.
— ¿Solo eso?. —el cristiano asintió con pena:— Bien, es mejor que no sepa nada más.
— En verdad lo lamento Detective, no quise.
— No fue tu intención, no te preocupes. —llevando una mano al costado de su cabeza empezó a dar masaje:— Desgraciadamente, me tocó de compañeros a unos ineptos.. Pero sepa esto, soy adulto y sé que no todos son iguales... Tu me lo has demostrado.
Tal vez fue demasiado directo, provocando que el cristiano lo mire sorprendido, y tal vez Blakk miró mal, pero también vio un rubor sobre su rostro.
— Sea como sea, ahora lo que importa es el caso, Sacerdote Shane. —quitando el seguro del auto:— Buenas noches.
Will le sonrió de par en par, saliendo del auto se acercó al portón aun sin seguro para abrirlo.
— ¡Espere, Sacerdote!. —el cristiano confundido volvió al auto y se inclinó:— Aquí está parte de mi donativo. —sacando su mano de la gabardina unos billetes, el cristiano los tomó consternado, viendo que eran fajos de a 20 dólares.
— Detective.. Esto es.
— 1, 000 dólares, hubiera dado más, pero me temo que me quedaría sin la mensualidad para la vieja loca del hotel. —sonrió para sí mismo antes de encender el auto:— En fin, nos mantendremos en contacto, y tenga mucho cuidado Sacerdote.
El cristiano aún consternado retrocedió, observando como el auto tomaba el carril contrario para regresar al hotel. Permaneció allí observando el auto hasta que desapareció al tomar la curva. Miro el fajo de billetes para después con una sonrisa abrir el frasco y meter el dinero, aferrándose al frasco volvió a mirar a la carretera donde el auto había desaparecido recién.
— .. Que Dios te bendiga, Thaddeus.
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