Parte 7

Apenas se acomodo la gabardina cuando la puerta de la habitación fue tocada con suavidad. 

Con extrañes miro el reloj de su muñeca que marcaba las 8: 30 de la mañana, la puerta fue tocada nuevamente e igual de suave, así que rodeó la cama y fue directo a la puerta. Al abrir lo recibió el Sacerdote, esta vez se desprendió de la sotana para usar ropa casual, camisa negra con todos sus botones puestos sin faltar el collar clerical blanco, la parte de abajo de la camisa estaba recogida bajo el pantalón de tela negro perfectamente planchada y zapatos de punta negros y pulidos que casi podía ver su reflejo.

Lo miro de arriba hacia abajo en un breve chequeo para después mirarlo con una ceja alzada. Incluso con ropa casual el hombre no deja de emanar esa aura de cristiano devoto, muy pocos tienen ese reflejo.

— ... ¿Paso algo, Detective?.

— Nada. —respondió de inmediato, pero el cristiano no quedó del todo convencido:— Solo no esperaba que estuviera aquí tan temprano. —se hizo a un lado para dar espacio, invitando a que pase.

— Lo lamento, es mi costumbre llegar mucho antes del horario acordado.

Cerró la puerta al momento en que entró:— La verdad, aprecio la puntualidad. 

Will llevó ambas manos juntas a su espalda, permaneció parado y en silencio a un costado de la cama. Blakk de inmediato se acercó al escritorio.

— Solo terminó de tomar estos papeles y mi laptop para irnos.

Hubo silencio por parte de ambos, no era incómodo, pero tampoco reconfortante, por suerte no duró mucho. 

Dejando una caja mediana en el maletero con todo lo necesario montaron en el Mustang, otra vez la presencia del Detective no pasó desapercibido como el día que había llegado, solo que esta vez llamaba más la atención a los pobladores ver al reconocido Sacerdote en el asiento del copiloto, cosa que no le agrada del todo a Blakk, jamás le gusto ser el centro de atención.

— ¿Esta seguro de esto Sacerdote Shane?. —sin dejar de mirar la carretera, entrando a la calle principal para salir del pueblo:— Puede tomar un autobús hacia la ciudad o tomar prestado un auto, me temo que podría causarle problemas verlo conmigo. 

Puede que sea un hombre recto y frío, pero también sabe que se debe tener límites, y más cuando se trata de la profesión de toda la vida de alguien.

Sin embargo, el cristiano soltó una carcajada, apreciando profundamente la preocupación del castaño.

— Aprecio su preocupación Detective, pero me temo que a quien juzgan es a usted, no a mi. —con una sonrisa, ambos vieron por breve momento el letrero de bienvenida al pueblo que fue dejado atrás en un santiamén:— Las personas tienden a preocuparse o tener miedo cuando algo fuera de lo rutinario está cerca. Además del incidente, usted les causa miedo, jamás había lidiado con un caso así, o con un Detective intimidante que los interroga.

— Valla, pero que sensibles. —negó con diversión, solo un par de días aquí y ya está en la boca de todos en el pueblo.

— Así que, verme con usted les causa cierto alivio.

Es comprensible, cuando alguien puede estar amenazando la paz cotidiana es angurriento darle frente, hasta que alguien lo hace, y cuando ese alguien es de confianza la paz vuelve de una manera extraña. Aunque su misión es traer la paz al pueblo, no ser el causante de no tenerla.

Por fin salió de la calle principal para adentrarse a la amplia autopista, a partir de este punto será un viaje de casi dos horas hasta llegar a la ciudad. Al ver por el rabillo del ojo al cristiano que miraba por la ventanilla a su lado el paisaje la pradera una idea lo hizo sonreír con picardía.

— ¿Le marea los viajes largos o las carreteras?.

— No. De hecho, me encantan los viajes de carretera.

— No sale mucho del pueblo, ¿verdad?.

— Hacía años que no salía.

Sin dejar de mirar al frente sonrió aún más:— Será un viaje de 2 horas, necesito llegar lo antes posible a la comisaría.. Pero, por suerte conozco Formas para llegar antes.

— Pues si es necesario que llegue antes, tome los atajos.

— Si usted insiste.

Pisó a fondo el acelerador, el auto vibro a la vez que el capo rugió con fuerza, la velocidad pasó de 80 a 140 Km por hora, no era la velocidad máxima, pero si se trataba de un Mustang del 69 con modificaciones el auto a esa velocidad parecía que estaba por volar. 

Como era de esperar, el cristiano se aferró al asiento en pánico.

— ¡¡Dios mío!!. ¡¡¿Pero qué hace?!!. —grito en pánico, pero más para hacerse escuchar, el motor rugía demasiado.

— ¡¡Así llegaremos en una hora!!. —estaba claro que estaba disfrutando el miedo racional del cristiano, con una sonrisa de par en par que no ocultaba.

— ¡¡Por amor a Dios, baje la velocidad ahora!!. —sin dejar de aferrarse el pelinegro cerró los ojos con fuerza y gritó a todo pulmón:— ¡¡¿Por que me enviaste este demonio, Dios?!!.




Al entrar a la comisaría le trajo cierta inquietud, estuvo demasiado tiempo fuera de su escritorio, y para colmo en un pueblo muy calmo; el bullicio, los teléfonos, el movimiento constante, el olor a café y aperitivos dulces, todo volvió en él de manera extraña, nada reconfortante como esperaba que fuera.

Daba igual que le agrade o no volver a su puesto de trabajo, debía informar sobre el progreso del caso, así que se adentro en la sala principal llena de escritorios ocupados por sus compañeros, algunos estaban demasiado metidos en su trabajo o en el teléfono para notarlo, pero los que lo vieron se extrañaron, más por el hecho de que no estaba solo y que su compañía sea nada menos que un cristiano.

La cosa es que todos en la comisaría saben porque la imagen es extraña y hasta sorprendente, pero nadie se atrevía a mencionarlo y mucho menos cerca del Blakk, era un secreto a viva voz.

Apenas tocó la puerta de la oficina del capitán se escuchó una queja tras la puerta, en este caso es un permiso para entrar, así que al abrir se encontró al moreno sentado en su escritorio muy metido en unos archivos. El del bigote alzó la vista un momento, sin nada de gracia cerró el archivo para recortarse en la silla.

— Más vale que hayas traído los archivos que te llevaste sin Mi permiso, Blakk. —con tono molesto se cruzó de brazos.

— Si si, incluida la evidencia que pude recopilar y.. A alguien. —al entrar y apartarse de la puerta pudo dejar ver al Sacerdote.

— ¡William!. —el moreno exclamó ansioso, levantándose de su escritorio para rodearlo y acercarse al cristiano. 

Blakk se limitó a cerrar la puerta mientras ambos se daban un abrazo.

— ¡Pero mira nada más, cuánto tiempo!. ¡¿Como fue que creciste tanto?!.

— Ojala dijera lo mismo de ti amigo mío, aunque el bigote es nuevo.

Blakk rodó los ojos al momento de escuchar la risa estruendosa de quien es su capitán, aunque desde ya mucho no lo veía así de contento, cosa que le causa curiosidad ante la historia que rodea a ambos, no era el momento para ello, pero lo tendrá en cuenta. Pasado un tiempo respetuoso para que ambos tuvieran su momento de reencuentro el moreno mostró una cara seria.

— .. Sabía que le pasó algo a Kal. Siempre fue un hombre fuerte pese a lo que le pasó. —la declaración le quitó la sonrisa a Will también, cambiando a tristeza.

— No puedo imaginar lo que tuvo que sentir todo este tiempo... Pero, ¿por que hacerle esto a un hombre inocente que jamás le hizo nada a nadie?. —frunciendo el ceño miró a ambos.

— Responder esa pregunta es nuestro trabajo William. Lo importante es que sabemos la verdad, aunque poca sea la evidencia podremos resolver esto. —con una leve sonrisa pudo tranquilizar un poco al cristiano:— Necesitamos de tu ayuda William, aunque no quiero meterte en esto, no tenemos otra salida.

— Haré lo que pueda.

— Bien. —asintió a Will antes de continuar:— Has estado allí por un buen tiempo, conoces al pueblo y el interior de la Sede, así que serás nuestros ojos y oídos, cualquier información por más pequeña que sea se la darás a Blakk. Como en los viejos tiempos de entrenamiento. —ambos asintieron, entendiendo lo dicho.

Sin embargo, Blakk frunció el ceño y se cruzó de brazos al escuchar aquello, ¿como en el entrenamiento?, en verdad que estos dos y su historia juntos le está causando mucha curiosidad.

Blakk bufo para llamar la atención de ambos:— Como el caso cambió a Homicidio, las reglas cambian, tengo total control sobre el caso, y supongo que ya solicitó la orden federal. —se acercó a ambos.

El cristiano lo miró curioso:— ¿Orden federal?.

— Le otorga el cateo legal, con esta orden podrá entrar a cualquier propiedad y revisar la misma. 

Aclaro el moreno, mirando por un breve momento al albino con seriedad al captar su sonrisa engreída. 

Negó con irritación antes de dirigirse al cristiano:— William, a partir de ahora serás nuestro informante, así que debes tener mucho cuidado. Quien sea que le haya hecho esto a Kal debe estar al acecho, y más con Blakk cerca, así que debes ser lo más discreto posible, ojalá pudiera decir que te mantengas separado de Blakk, pero por lo que veo, ya los han visto juntos muy seguido. —el moreno miro fulminante al castaño, claramente echándole la culpa.

Blakk a pesar de lo indignado que estaba no podía negarlo, ya está claro para el pueblo que ambos se han reunido o que son "Amigos", pero es complicado; al querido Sacerdote solo lo ve como un medio para un fin, este caso en particular, pero ya conociendo la personalidad del cristiano seguramente lo tiene tachado como otro amigo más, un error muy grande.

— William, ya que conoces al pueblo, ¿alguna idea de quién pudo hacerle esto a Kal?.

Will frunció los labios y negó:— Me temo que no hay nadie en el pueblo que pudiera hacerle esto a Kal.

— Pero uno sí William. Lo suficiente para que provocara que se suicidara. —el comentario hizo entristecer al cristiano, haciendo que mire al suelo apenado:— Lo lamento, pero es la verdad. Alguien hizo esto... Piénsalo un poco.

Hubo unos momentos de silencio en los que dejaron al Shane reflexionar, esperando alguna sospecha y nombre. Aunque lastime, es la verdad, no todos los que conoces son santos, algunos ocultan secretos siniestros en los cuales son muy buenos ocultando, nunca conoces a alguien en verdad, siempre te sorprenden, y algunas veces, de la peor manera.

Pasado el minuto Will alzó la vista apenado mientras dejaba caer sus hombros.

— .. No.. No se quien pudo hacer esto. —tanto Por como Blakk se miraron sin saber que responder:— Lo lamento.

— No te preocupes. —Tom llevando una mano al hombro de este para darle un ligero apretón:— Debemos seguir investigando con las siguientes preguntas, "¿porque?, ¿para qué?, y ¿quien?".

Blakk gruño a lo bajo:— Me causa mas intriga el "¿para que?", ¿será que con la muerte del Obispo el perpetrador llegará a alguna meta?, ¿o simplemente lo hizo por rencor?... La verdad es que veo esto como algo planeado, el que hizo esto quería a Kal Zane fuera de juego por alguna razón, una meta.

— ¿O quizás Kal sabía algo y el perpetrador quería asegurarse de que él no hablara devolviéndole el golpe?. —recalco el moreno.

— ... No, en la carta se expresa claramente que la idea principal era exponer a Kal sin dudas si este no abandonaba el puesto de Obispo... Ahora que lo pienso. —se dirigió al cristiano:— Sobre las cartas, está claro que eran enviadas directamente a su oficina, el perpetrador se limitó únicamente a ello, estoy seguro que si las cartas llegaban al hogar su mujer las vería y sin duda denunciaría el acoso, así que las amenazas estaban limitadas.

— William, ¿como llegan las cartas a las oficinas del Obispo?.

— Cada semana se revisa nuestro casillero en el edificio postal, el cartero nos trae las cartas y se es entregada a su receptor por... —el cristiano quedó pasmado, sus ojos casi salen de sus cuencas y palideció casi como el estado de Blakk.

Tanto Blakk como el moreno se miraron de nuevo, captando la reacción del cristiano. 

Blakk se acercó a Will:— Sacerdote Shane, ¿que ocurre?.

— Las Cartas.. Son... Son revisadas. los Diaconados revisan las cartas, para ver si son ofrendas, donaciones, cartas de los orfanatos, del seguro, del banco, aquellas cartas son llevadas al Sacerdote, al Obispo, o al Arzobispo.. Solo el Clero.. Nuestros Clero. —entristeció ante el significado de aquellas palabras:— Sólo los Clérigos de alto rango son capaces de entrar y dejar las cartas en las oficinas superiores.

El moreno bufó con irritación:— ... Alguien dentro de la iglesia es el culpable.

El caso se tornó muy interesante de golpe, alguien fue capaz de apuñalar por la espalda a su compañero, pero aún persisten las tres preguntas, "¿porque?, ¿para que?, ¿quien?". Antes de poder seguir con esta intriga noto como el cristiano se le dificulta seguir en pie, el pobre hombre estaba pálido y le costaba respirar, notando como se había quitado de la muñeca el rosario para sujetarlo con fuerza en su puño.

Rápido se acercó y lo sostuvo de los hombros, llevándolo a la silla frente al escritorio para sentarlo.

— Will, tranquilo, respira. —tratando de que este se recupere, inclinándose al lado de la silla para estar en su campo de visión. 

El Sacerdote asintió, tomando bocanadas de aire para respirar lento y suave, cuando Blakk vio que se estaba tranquilizando llevó una mano al hombro para apretarlo suave.

— Se que es difícil de creer, pero tú mismo lo has deducido. Te sientes traicionado, alguien de tu propio hogar fue capaz de lastimar a quien consideras tu hermano por años, pero si fue capaz de hacerlo no dudes que lo volverá hacer. Debemos atraparlo antes de que eso pase, y no lo haremos sin tu ayuda.

Al cristiano le tomó unos minutos asimilar la información, no es fácil, pero por su bien debía sobrellevar la situación. Con tristeza y cabizbajo asintió al castaño, a la vez Tom se cruzó de brazos aliviado.

— William, te pediré que esperes unos minutos fuera de la oficina. —Will giró la cabeza para ver curioso a su amigo, igualmente Blakk miró confundido por la repentina petición:— Me temo que tengo que hablar con Blakk de ciertas cosas que deben ser limitadas.

Blakk gruño llevando su mirada al suelo, sospecha que en realidad los temas a discutir son regaños o ciertas restricciones. 

Se levantó y le dio espacio al cristiano que se levantó aun perdido por todo esto. No podía dejarlo al azar en una comisaría caótica, Will podría asustarse o meterse donde no debería, así que sostuvo de los hombros al pelinegro para conducirlo fuera de la oficina.

— Ven, espérame aquí. 

Al salir condujo al Sacerdote hacia uno de los escritorios de la primera fila de tres más cercano a la oficina del capitán, ya frente al escritorio soltó los hombros para señalar la silla de oficina.

— Este es mi escritorio, la silla es cómoda, así que creo que estarás bien aquí.

Will permaneció en silencio, de todas formas no pudo decir algo mas, Blakk entró de inmediato a la oficina para encerrarse con Tom, dejándolo parado al lado del escritorio. 

Debido a su propio silencio se percató que el edificio quedó en silencio por igual, apenas desvió su mirada a los demás escritorios, Detectives y Policías volvieron a lo suyo, disimulando que no se habían quedado viendo al cristiano que Blakk había traído por un tiempo.

Claramente no estaba cómodo, no por lo recién ocurrido, sino por el reciente descubrimiento. Dejó caer sus hombros a la vez que un suspiro, sujetando la silla con ruedas del brazo la arrastró hacia atrás, la verdad es que la silla se veía cómoda y nueva, por lo que sin más se sentó. 

Dando un vistazo al escritorio limpio y organizado, le es extraño cuando en el hotel Blakk tenía todo hecho un desastre y lleno de papeles, miró con curiosidad la barra de madera con una placa de hierro con el nombre completo del detective.

Esto lo llenó de curiosidad y se inclinó sobre el escritorio para leer bien el nombre.

— Detective Thaddeus Blakk... Había olvidado su nombre. —dijo para sí mismo. 

Solo estaba la computadora de oficina, un archivero pequeño al costado con cerrojo, un teléfono y unos pocos papeles de notas pequeños con alguna que otra palabra escrita como "Otro día, otro caso de mierda", negó decepcionado por esto, así que no quiso leer las otras notas por miedo a leer algo peor.

Pasaron unos minutos más donde solo tenía de compañía los susurros, el timbre de los teléfonos, las sirenas de los auto policía ir y venir fuera del complejo, incluso discusiones al fondo de los pasillos. Para alguien que ha vivido un largo tiempo rodeado de paz el ruido es ensordecedor, pero podía soportarlo, no todo el tiempo estuvo metido en la Sede, de hecho, piensa que en las filas había más ruido que aquí.

— ¿Disculpe?.

Sobresalto al mirar a su lado a un joven, por la placa deduce que es un policía.

— ¿Si?.

— Padre, le recomiendo que no se siente aquí, si el Detective de este escritorio lo ve sentado en su silla me temo que podría terminar muy mal. 

Will sonrió sin sorprenderse mucho por la descripción de la actitud de Blakk, hasta sus compañeros de trabajo evitaban problemas con él o algunos temen enfrentarse.

— Gracias por su preocupación, pero estoy bien. El Detective Blakk me dio su permiso.

— ¡¿Blakk le dio permiso?!. —el chico se mostró completamente asombrado:— ¡¿Y vino con usted y no le hizo nada?!. 

El joven policía alzo la mirada a sus compañeros que extrañamente se metieron más en sus trabajos, escritorios o les dieron la espalda, claramente no querían ver nada o involucrarse.

Esto extraño demasiado al Sacerdote, los compañeros de Blakk no es que quieran meterse en esto, sino que parecían tener miedo de siquiera ser mencionados, y la actitud sorprendida del chico después de lo que le dijo solo le causa más curiosidad.

— No comprendo. ¿Qué tiene de malo que Blakk esté conmigo siquiera?. —entrecerró los ojos y miro expectante al joven.

Este se mostró muy nervioso:— ¡Nada!. No es nada solo... Es.. No quisiera meterme en problemas, Padre.

— Entiendo. Pero la verdad es que me gustaría saber el porque todos tienen terror sobre este tema en particular, y quisiera conocer mas al Detective, así que, te pido por favor me aclares la duda.

El chico frunció los labios y se encogió de hombros, estaba en dudas si hablar o no, pero al final y dado que el cristiano se lo pidió, pudo sentirse más libre para contar parte de la historia que rodea a Blakk, sobre todo uno de sus casos en particular.


Este cap esta dividido en dos partes, seria demasiado largo así que la otra parte para la otra publicación -.-

DEJEN SU VOTO Y SUS COMENTARIOS :D

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top