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Levanté la cabeza y ahí estaba él, Azul.
— Estás hecha mierda ... ¿Qué diablos te pasó?
Él se bajó de la moto y se acercó a mi cara.
— Estás como un huevito. Con la cabeza entre los brazos y oculta entre las piernas. A la mierda ¿Estás llorando? ¿Qué fue, flaca? Puta madre.
— Sí, estoy llorando y a ti ¿Qué mierda?
Levanté un poco la mirada, sin embargo, igualmente no hicimos contacto visual. Me daba mucha vergüenza mirarlo a los ojos
— Puedo ser muchas cosas, pero entre todo eso soy un caballero. No voy a dejar a una chica tirada en medio de la nada mientras está llorando ¿No quieres que te lleve a tu casa?
— No, no quiero. Yo no tengo a donde ir.
— ¿Ah? Por como estaba Itto parecías una "niña bien", ¿cómo no tienes a donde ir entonces? ¿No sabes donde es tu casa o qué?
— No es eso, es que odio mi casa. No la soporto; yo me quiero ir de ese lugar de mierda, pero nadie me entiende ¡Nadie me escucha! Le digo a Itto y me manda a la puta mierda, me hace cerrar la jodida boca.
— Uff — Balbuceó para luego sentarse a mi lado— Ha de ser muy feo, si quieres puedes seguir hablándome sobre ello
— ¡CLARO QUE SÍ! Maldita sea estoy harta. Harta de que nadie me escuche. Harta de ser hecha de lado. No tengo espacio en el mundo. Cada persona tiene un lugar a donde volver, pero ¿Yo? Yo no tengo ningún lugar donde estar segura. Yo no tengo un "los míos", no tengo un "hogar". No tengo nada, pero según él, mejor dicho, según el mundo entero, yo tengo todo. Por que tengo un techo, y por que tengo padres ¿Pero que padres tengo si es que ni si quiera se dan la molestia de conocerme? Maldita sea.
— Eso es jodido, la gente habla como si conociera todo de ti y de tu vida. Siempre dan por hecho que tu vida termina en el momento en que ellos dejan de conocerla y comparan tu sufrimiento diario con sus peores problemas solo para no sentirse culpables por no querer ayudarte. Es que a la gente se le hace mucho más fácil quedarse ahí, por que son unos vagos; nadie quiere perder el tiempo conociendo a los demás. Prefieren que les laman el culo a ellos mismos.
— Parece que sí. Me siento tan sola, tan perdida. No quiero estar sola.
— Mira, no te preocupes; no te voy a dejar sola, pero sería bueno que nos vayamos de acá. Súbete a mi moto y te llevo a una cafetería, y seguimos hablando. Hay algunas abiertas 24 horas, así que eso no es problema.
Azul me ayudó a levantarme y me dio su casco para dirigirnos a la ciudad y llevarme a donde ya antes había mencionado.
ೀ⋆。🌷
— Por dios niña, comes como mierda.
— Es que tengo mucha hambre.
— ¿Y era necesario pedir un pan con chicarrón y una hamburguesa también? Vaya barril sin fondo. Esto me va a salir caro.
— No, no. No te preocupes, yo puedo pagar lo mío.
— Nah, yo te invité. Normal que pague yo. Además, yo no haría pagar a alguien ebrio, luego paga demás, se da cuenta luego, se molesta y hace un escándalo. Lo he visto más de una vez
Tal vez por el alcohol (seguramente por el alcohol) terminamos ambos hablando de lo que sea como si nos conociéramos de toda la vida. Incluso llegamos a un punto en que hasta parecíamos cercanos.
— Lo peor es que el fracasado de mi padre se mete todo el tiempo en mis decisiones, según él yo doy para más que para lo que quiero o que soy una mierda en eso que me gusta; pero él no sabe nada— Me quejaba de mi padre con toda la confianza que el alcohol me dio.
— Así son todos, o bueno, serán. No lo sé, a mí mi papá me abandono— Tiro el comentario a la mesa con total normalidad mientras comía su salchipapa.
— ¿Qué? ¿Cómo así?— Pregunté sacada de onda ¿Cómo vas a decir que no tienes papá con tanta normalidad?
— Sí, pues abrió la puerta se fue y no volvió. Es más común de lo que crees.
— Pero ¿Cómo le hicieron luego de eso? ¿Tu padre no llevaba el pan a la mesa o algo así?
— Nah, creo que era un delincuente y mi madre era una drogadicta. Mi hermana mayor era la que usualmente veía por mí.
— ¿Tus padres tuvieron jóvenes a tu hermana entonces? Supongo que tienen una gran diferencia de edad ... ¿No?
— Bueno sí la tuvieron cuando eran jóvenes, pero a mí también. Tipo yo tenía 12 y ella 14 cuando me sacó de la casa.
— ¿¡Qué!? Pero, ¿cómo se supone que te mantenía?
— No lo sé, no me preguntes. Siempre supuse que no era nada agradable lo que tenía que hacer para eso. Cosas que pasan cuando naces en un mal ambiente; no tienes oportunidades, ni terminas bien, incluso aunque lo merezcas. Ella fue un ejemplo de eso.
— ¿Cómo terminó?
— Preferiría no hablar sobre eso.
— Veo que tuviste una muy mala vida, que vergüenza que hayas tenido que escuchar mis problemas de niña básica.
— No te preocupes, no eres la primer persona con una vida relativamente regular que conozco. Sé que nuestros problemas actuales o pasados no tienen comparación, y justo por eso no los comparo. Igual cada quien siente distinto.
— No suenas como un pandillero, mucho menos como el líder de una pandilla. Hablas como un chico ... Inteligente ... más que la mayoría que conozco— Mencioné sin darme cuenta a quien diablos era que hablaba, se nota que había tomado. Me gusta pensar que no soy así de imprudente.
Gracias a mi comentario (en verdad supongo que la imprudencia de este) dio una pequeña risa. Supongo que como pandillero le parece gracioso que una niñita como yo haga esa clase de comentarios sobre él.
— Es que mi hermana fue mi madre prácticamente y esa mujer tenía la cabeza muy buen puesta sobre su cuello. No se le escapaba nada. Es gracioso como una niña pudo ser mejor madre para mí de lo que mi propia madre. Finalmente gracias a ella estoy en una buena situación.
— Pero terminaste como un pandillero sin estudios ¿Crees que estás en una buena situación?
Se atragantó con su juguito para luego reírse a carcajadas. Llegó a su punto límite de mi estupidez.
— Jajajaja. Maldita sea, niña, estás ebria.
— ... Un poco
— Mmm, bueno creo que no ves algo. Es que hay personas para las que estar en una buena situación es simplemente estar vivo.
— Mmm ... Entiendo, pero no, pero sí.
— Jajaja, no te preocupes. Mejor dicho, ¿no quieres que te lleve a tu casa?
— Mmmññ— Bufé como un animal
— Okey, eso es un no ¿A donde quieres ir?
— A conquistar el mundo
— Mira, nadie niega que lo que te esté pasando en tu casa sea desagradable; pero tómalo con pinzas. Si es que piensas escapar de casa ¿Crees que ahora es un buen momento?
— Sí
— Parecías una chica más pensante ¿Porqué crees eso?
— Por que solo ahora tendré el valor.
Supongo que lo tomé desprevenido o algo del estilo, pues se quedo callado con una expresión pensativa. Era como que estaba confundido.
— Escapar de casa es más que solamente no ir a dormir allá. Yo que tú vuelvo para en verdad poder escaparme, si es que en verdad eso es lo que quieres.
— Pero no quiero volver. No quiero— Lloriqueaba como una niña. Cada vez más.
Azul entró en pánico, pues no sabía que hacer conmigo. Lloraba y lloraba como una pequeña mocosa que quería que le compren un caramelo, pero en este caso lloraba por que no quería volver a mi casa. Qué mala situación la suya.
Pagó lo que debía y me subió a su moto a la fuerza mientras me repetía que no me llevaría a mi casa (Cosa que era lógica, ya que ni si quiera sabía donde era).
— ¡Basta suéltame!— Gritaba como si mi vida dependiera de ello
— ¡Te estoy diciendo que no te voy a llevar a tu casa! Deja de gritar que va a venir la policía y vamos a estar jodidos ambos.
— ¡TE ESTÁ DICIENDO QUE LA SUELTES!
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