Recuerdos

Royal woods michigan, hace 17 años, se podía observar a una pareja de niños de 11 años un albino y una latina, las personas decían que no era una mala combinación incluso las familias de ambos daban su total aprobación de dicha unión. 

En una banca de un parque cercano, ambos niños estaban disfrutando de su momento juntos, ese amor infantil que da ternura de solo ver, aunque algo irónico su amor nació del odio ya que la latina solía molestar al peliblanco, quien sabe tal vez solo quería llamar su atención pero al no saber cómo expresar dicho sentimiento lo único que se le ocurrió fue hacerle bromas pesadas y al parecer le funcionó. 

-Lincoln hay algo que quiero decirte, es un poco difícil para mí sabes- Se notaba un ligero nerviosismo en su voz y un suave rubor en sus mejillas 

-Dime Ronnie que pasa, es algo malo lo que me dirás- Del mismo modo el albino respondía expectante de las palabras de la chica

-Bueno llevamos un mes de estar saliendo y llamarte perdedor cada vez que nos vemos me hace sentir un poco mal, así que he decidido ser un poco más blanda contigo, he pensado en un mejor apodo para ti-

-Qué te parece si desde hoy te empiezo a llamar mi copito de nieve- Esto último lo dijo con un gran sonrojo, nerviosismo y con la mirada al suelo 

-Que! Es enserio, digo no me desagrada ni nada, de hecho me hace feliz, pero porque el cambio tan repentino- Preguntaba ya que si bien conoce sobre Ronalda Santiago, es el hecho de que al ser una chica ruda y orgullosa, lo cursi no va de la mano con ella 

-Es un poco tonta la razón, como Lori y Bobby se dicen apodos de enamorados pensé en hacer lo mismo- Aquellas palabras las decía con un pequeño tono de vergüenza, pues para ella era como quitarle toda su rudeza e imagen de chica fuerte, pero valía la pena si era por el albino 

-Ronnie, me encanta el apodo y la razón no es para nada tonta, de verdad lo aprecio mucho, te quiero Ronnie- Al decir esto la joven Santiago brinco de la emoción directo a darle un enorme abrazo y un pequeño beso en la mejilla 

    -Yo también te quiero mi copito de nieve-

Nos ubicamos 4 años después de esta escena, en la preparatoria de Royal Woods, donde una Ronnie adolescente paseaba en su Skate directo a ver al chico que había ganado su cariño desde la primaria, por otra parte él albino dejaba sus libros y libretas en su casillero, las clases ya habían concluido y sólo esperaba la llegada de Ronnie a quien con el tiempo le comenzó a decir de cariño, " mi tarrito de miel". 

Al llegar la Skater, lo sorprendió tapando los ojos del albino desde su espalda, quien sin pensarlo mucho ya sabía quién era pues el característico aroma de lavanda de la latina era inconfundible. 

-Puedes adivinar quién soy

-Mmm dejame pensar, eres Clyde- esto lo dijo con un tono de burla 

-No tonto! Soy tu tarrito de miel, como no pudiste adivinar algo tan simple 

-Lo siento, Ronnie ya sabía que eras tu ese perfume de lavanda que usas lo reconocería donde sea- Decía el albino muy sonriente 

-Enserio se nota tanto, bueno no importa solo quería recordarte que el sábado será mi participación en el concurso de Skater's, es una gran oportunidad para pulir mis habilidades con la patineta- La joven hablaba con orgullo sobre su aquello que más le gustaba hacer, patinar 

-Lo sé mi tarrito de miel, se que tu meta y sueño es ser una Skater profesional, y no me perderé tu participación lo prometo estaré apoyándote desde las gradas con todas mis fuerzas- Finalizó para después tomar la mano de su novia y salir en dirección hacia sus casas, una escena que se fue borrando en el tiempo pero no de su mente 

De regreso en la actualidad, Lincoln se despertaba era la mañana de Navidad y tendría que ir a casa de sus padres, el día anterior había recibido una llamada de su madre, y por la sorpresa del momento había quedado en ir a la fiesta de Navidad en casa de ellos aquella noche trató de conciliar el sueño pues no podía dormir, durante el día estuvo reflexionando sobre cómo debía afrontar este problema en aquel lugar que por años fue su hogar junto a todas sus hermanas, donde muchos recuerdos, sentimientos y promesas quedaron plasmados. 

Se le podía notar  cansado, nostálgico y triste, aquellos recuerdos que tenía con la mujer que más amo, aun lo atormentaban en sus sueños, pues él sabía que eso le hacía daño, quería dejarla ir de su mente, año tras año lo intentó 3 relaciones fallidas desde entonces y por una razón que él se negaba a admitir, aún la amaba como la primera vez. 

-Ahh! Debo preparar el desayuno Laín de seguro tendrá hambre cuando despierte, después del desayuno tendré que afrontar muchos problemas- La principal razón por la cual el albino sentía mucha ansiedad, en parte porque volvería a ver a su familia después de tanto tiempo, y por otro lado sentía orgullo por presentarles a su pequeño Laín

Mientras preparaba el desayuno favorito de su hijo, y preparaba su café de todas las mañanas no pudo evitar pensar en cómo sería su vida, si todo hubiera salido como él deseaba, una pequeña sonrisa apareció en sus labios, una que ocultaba muchas cosas en el. 

-Buenos días papi- El pequeño dijo a su padre, mientras sentía el olor de sus pancakes favoritos

-Buenos días campeón, te prepare tus pancakes favoritos con miel y fresas como te gustan- Lincoln le sonreía a su hijo, tenía que demostrar que a pesar de todo él era feliz junto a su hijo, no quería mostrarle aquel lado que sólo sale cuando está solo en su habitación 

-Sí! Mi desayuno favorito, gracias papi te quiero- Decía el niño mientras se sentaba a un lado de su padre a comer su desayuno, el albino solo lo veía con ternura y cariño mientras bebía su taza de café, de pronto recordó algo importante sobre este día que había pasado por alto por tener su mente ocupada con tantos pensamientos 

-Laín hijo lo había olvidado por un momento, Feliz Navidad- Le decía su padre con cariño

-Feliz navidad papi, podemos salir hoy al desfile de navidad quiero ver a Santa Claus- El pequeño Laín preguntaba a su padre con mucha emoción

-Este año no creo que podamos ir hijo, tenemos que ir a casa de…- Dio un ligero suspiro - Tus abuelos, al fin conocerás a tus abuelos mi pequeño, cenaremos en su casa- 

-Sii! Tengo abuelitos ya los quiero conocer papi, cómo serán, espero que sean buenos conmigo y contigo- Decía Laín emocionado era una gran noticia para el niño, pero Lincoln estaba un tanto preocupado sabía que cuando llegara a casa de sus padres sería abrumado con muchas preguntas, no le dio importancia por el momento

Terminó de tomar su café justo cuando Laín terminó su desayuno, se dispuso entonces a lavar lo que usaron para después prepararse para salir. 

El pequeño se fue rápido a bañar cepillar sus dientes y arreglarse para salir con su padre a casa de sus abuelos, el albino solo terminó lo que estaba haciendo, pasó entonces a tomar un baño también se arregló y cuando estuvieron listos los dos salieron de su hogar. 

Lincoln a pesar de su trabajo ganaba lo suficiente para poder pagarse un buen auto, subiendo en él a su hijo le puso el cinturón de seguridad para después pasar a subir y prender el coche, una vez en camino no tardaría mucho tiempo en llegar. 

Durante el trayecto el peliblanco sólo pensaba en que tal vez no haya sido tan mala idea ir después de todo, al menos su hijo estaba feliz y emocionado por conocer a quienes son sus abuelos, eso por el momento lo calmaba. 

-Bien hijo ya hemos llegado, espero que te portes bien, se un niño educado con tus abuelos y con tus tías está bien o si no, no habrá regalo de navidad- Sentenció al niño, de una manera burlesca, sabía que sin importar que le entregaría su regalo al final del día 

-Sí papi sere un buen niño- 

-Perfecto vamos a entrar hace frío aquí afuera- 

Una vez se acercó a la puerta y la abrió, no se esperaba que tan solo de llegar fuera recibido con un puñetazo de parte de su hermana la deportista, estaba claro ella estaba furiosa por los años que él había desaparecido. 

-LINCOLN LOUD! Como te atreves a mostrar tu cara aquí después de tantos años, exijo una explicación- Decía Lynn completamente furiosa, le iba a dar otro golpe ante la negativa de su hermano de responder, pero alguien se interpuso en su camino era el pequeño niño, se detuvo de inmediato. 

-No le pegues a mi papito, por favor el no ha hecho nada malo señora- El pequeño Laín suplicaba entre llantos a una enojada Lynn quien se quedó en shock cuando el niño llamó padre a su hermano, fue entonces que se escucharon los gritos de las demás hermanas diciéndole que no haga locura. 

Sus padres llegaron de inmediato para ver la escena de su hijo tirado en el suelo con la nariz sangrando, y el pequeño niño llorando Lincoln había quedado inconsciente de semejante golpe, Lynn se disculpaba con el pequeño para que dejara de llorar, mientras tanto los padres del albino trataban de que recuperará la conciencia y después darle un buen regaño a Lynn. 

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Hasta aquí el capitulo de hoy, espero les guste me partí medio cerebro para escribir. 

Como va su cuarentena?, de mi parte yo ando deseando regresar a mi trabajo, o tal vez no, he estado jugando mucho y haciendo poco ejercicio me siento gordo 

Si encuentran algún error díganme para poder corregirlo nos vemos en el siguiente capítulo 

Y recuerden chicos, no olviden a la Bocchi 

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