9
Después de poco más de una hora de profundo sueño, Jimin comenzó a abrir sus ojos. Aturdido, arrugó el entrecejo, intentando volver a la realidad. Se encontró con un enorme cielo blanco iluminado con grandes y cuadrados paneles led. Las paredes eran del mismo color.
-¿Dónde estoy?... ¿Qué... qué pasó?
-Estás en la clínica -le dice Jeon con un susurro. -¿Cómo te sientes?
-Yo... -balbuceó Jimin, manteniendo su entrecejo fruncido -me siento bien, pero tengo mucho sueño.
-Es el efecto del medicamento. Llamaré al médico.
Jeon salió del box de atención para preguntar por el médico. Una enfermera le informó que estaba atendiendo a otro paciente, por lo que optó por dejarle un mensaje a su primo avisándole que Jimin ya había despertado. Regresó hasta donde estaba el chico y le dijo:
-Ya le avisé al médico. Vendrá pronto a verte.
Jimin asintió con la cabeza. Tenía un semblante muy sereno aunque de desconcierto -¿Jeon? Tú... estuviste aquí mientras yo dormía. Digo, te quedaste a lado mío.
-Sí -respondió escuetamente.
-¿Por qué? ¿Pensaste que podría despertar y escapar?
-No Jimin. No pensé eso. Solo te vigilaba por si despertabas y te sentías mal -le dijo mirándolo fijamente a los ojos, con su rostro Impertérrito, como si nada lo afectase.
La respuesta de Jeon lo impactó. Hizo que sus ojos se abrieran más de lo habitual. En ese momento, llegó el médico y el momento entre ambos se diluyó -¿Cómo te sientes Jimin?
-Ya no tengo dolor. Solo mucho sueño.
-Eso es normal -El medicamento que te administramos es fuerte. La somnolencia se irá en algunas horas más. Si el dolor vuelve debes venir inmediatamente para que te mediquemos y te realicemos exámenes -finaliza y mira a Jeon.
-Yo prefiero que le hagas los exámenes ahora. No quisiera que Jimin volviera a pasar por esto.
-Sí, claro. Si te dejará más tranquilo, lo haremos.
-No creo que sea necesario... -Jimin intentó decir.
-Sí lo es -lo interrumpió Jeon con una voz seca y autoritaria.
-Ordenaré que te hagan todos los exámenes. Permiso.
El médico se fue dejando a Jimin un poco cabreado. Al darse cuenta de su enfado, Jeon se acercó y tocó su hombro -Es mejor que con los exámenes, el médico pueda descartar algo más serio. Así nos quedaremos tranquilos.
-Yo estoy tranquilo Jeon.
-Yo no. Necesito saber que estás bien.
-Bueno, lamento decirte que no tengo garantía, o sea, que no podrás devolverme -lanzó una carcajada falsa.
Jeon no respondió, solo negó con la cabeza.
-Permiso -entró la enfermera con una bandeja -le sacaré un poco de sangre.
-De acuerdo -respondió el chico no muy complacido, pues no toleraba muy bien las agujas. Algo en su pasado lo había traumatizado. Jeon se quedó a su lado, intentando no mostrarse preocupado. Colocó su palma en la espalda de Jimin y la palmoteó con suavidad. Luego la posó allí durante el transcurso del procedimiento.
Cuando la enfermera dispuso todas las muestras de sangre en los tubos, Jeon sacó la mano de su espalda.
-Un enfermero vendrá a buscarlo para llevarlo a la sala de imagenología -le informó la enfermera.
-¿Y... eso para qué?
Su rostro manifestó cierta reserva.
-El médico ordenó una ecografía abdominal.
-Ah, está bien -respondió resignado. Y aunque se negara, Jeon lo obligaría a realizarse el examen a como de lugar.
-Yo lo acompañaré -le dijo Jeon a la enfermera Fue de manera tan repentina que ella quedó pasmada y no supo qué contestar -Las políticas de la clínica para ese procedimiento, no contemplan que el paciente que se debe realizar la ecografía, entre acompañado por otra persona.
Pasaron algunos segundos antes de que la enfermera le contestara -Lo siento, el paciente debe entrar solo. Son las normas...
-Hablaré con el médico -le dijo con una voz seca y autoritaria para luego sacar su teléfono del bolsillo interno de su chaqueta y marcar el número de su primo Hoseok.
Después de apenas un «ring», el médico respondió -Necesito que vengas -.
El mensaje fue claro y conciso. La enfermera miró a Jeon con temor y luego giró sus ojos hacia Jimin, quien mantenía los ojos clavados en Jeon. Analizaba su comportamiento, pues veía algo distinto en él. Su actitud de indiferencia y desconsideración se manifestaba hacia los demás, pero no hacia él. Jimin comenzaba a percibirlo atento y hasta compasivo con él. Solo con él.
-Jeon, yo puedo entrar solo a tomarme el examen. Te aseguro que me comportaré -le dijo con un tono sugestivo.
-Entraré contigo, Jimin -concluyó y Jimin se quedó en silencio ante la mirada enjuiciadora de la enfermera.
El incómodo silencio se rompió cuando el médico entró al lugar -¿Qué ocurre, Jeon?
-¿Puedes informar a tu personal que puedo ingresar a la sala de imagenología? Necesito entrar con Jimin.
-Um, por supuesto -enfermera, el señor Jeon puede ingresar a todas las dependencias de esta clínica. Por favor avísele a quienes sea pertinente para que no haya problemas -le dijo inesperadamente.
-Sí, doctor -respondió ella y se marchó de ahí.
-Buenas tardes -dijo un joven enfermero al entrar con una silla de ruedas -vengo a buscar a Jimin.
-¿Silla de ruedas? ¡Eso definitivamente es demasiado!
-Es parte de los protocolos de la clínica -le explicó el médico.
Entonces Jimin bufó con exageración, sin embargo, cuando sus ojos se cruzaron con el vistazo que le dio Jeon, detuvo la acción. Apretó los labios y se calmó por completo. Se acomodó para ponerse de pie y el sonriente y atractivo enfermero le ofreció su mano para ayudarlo.
-Yo lo haré -dijo Jeon al aproximarse a ellos con un semblante implacable.
Jimin volteó hacia él con una mirada de asombro, aunque también se sintió complacido de captar la atención de Jeon. No quiso pensar que el enfermero despertó sus celos. Eso le pareció demasiado ambicioso. Jeon extendió su mano y Jimin la tomó con gusto mientras esbozó una sonrisa. Dio unos pasos hasta sentarse en la silla de ruedas. El enfermero acomodó los pies del chico en los reposapiés y antes de tomar las palancas de empuje le dio un repaso visual a Jeon. Parado en frente del enfermero, el hombre de mirada dura e inexpresiva lo observó detenidamente y en silencio. Cada movimiento que involucra a Jimin, era supervisado con minuciosidad y extremo rigor. Al no escuchar ni percibir ninguna señal que lo impulse a detener la acción, el enfermero, comenzó a empujar la silla y salieron de la habitación. Jeon lo siguió de detrás junto con el médico.
-¿Tú realizarás el examen?
-No. Lo realizará el médico radiólogo. Revisaré los resultados y les informaré.
-De acuerdo.
-Te veré luego -le dijo antes de regresar a la sala de urgencia.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, el enfermero ingresó con Jimin, seguidamente lo hizo Jeon.
-¿Cuánto dura el examen? -preguntó Jeon.
-Unos veinte minutos aproximadamente -le respondió demostrándole despreocupación a propósito.
Jimin leía sin real atención los anuncios pegados en las paredes del elevador. Sintió algo de tensión entre Jeon y el enfermero. Prefirió hacerse el desentendido. Había una posibilidad de que dicha tensión haya sido efecto de su imaginación. Pronto abandonó esa idea. Finalmente, llegaron al piso 14 en donde se encontraba el sector de imagenología. Entraron a una sala de paredes blancas y piso resplandeciente. Era mucho más silencioso que el área de urgencias. Avanzaron hasta el mesón y el enfermero se dirigió a una mujer mayor que viste un atuendo azul.
-Él viene a tomarse una ecografía. Su nombre es Jimin... ¿Tu apellido, Jimin? -le preguntó en enfermero al voltearse hacia él.
-Solo Jimin -dijo Jeon con brusquedad. De nuevo la tensión entre ellos regresó.
El enfermero posó sus ojos sobre Jeon y seguidamente, mostrándose visiblemente cabreado volteó a ver a la mujer nuevamente. Solo alzó las cejas y torció la boca. Jeon bufó y quiso avanzar hasta el mesón, pero Jimin lo detuvo con la mano. Con suavidad, rozó su piel para que Jeon lo mirase y se distrajese de la situación. Jimin cerró sus ojos y negó sutilmente con la cabeza. Sorprendido, Jeon frunció el entrecejo, no obstante, a continuación abortó la acción.
-Um, lo llevaré al vestidor para que deje su ropa y se coloque la bata -se apresuró a decir la mujer, mientras el enfermero retiraba los posapiés. Nuevamente, Jeon estiró su mano, pero esta vez, además, puso su mano en la espalda de Jimin.
-Te esperaré aquí -le dijo cuando soltó su mano para que Jimin se pierda en el pasillo con la mujer. Acto seguido su expresión se endureció al mirar al enfermero que se disponía a irse del lugar.
-Lo siento, no quise molestarlo -su disculpa se diluyó en el aire cuando Jeon se dio la media vuelta para ir a sentarse. Avergonzado, se retiró del lugar ante la compasiva mirada de otra enfermera que observó la escena detrás del mesón.
Jeon tomó una revista de temática científica y comenzó a hojearla, mientras esperaba que los veinte minutos transcurrieran. En ese intervalo, recibió un mensaje:
Suho: ¿Cómo les ha ido?
Jeon: Ya no tiene dolor. Ahora le están tomando exámenes.
Suho: Espero que se esté comportando.
Jeon: Sí, extrañamente lo está haciendo. Hablemos más tarde.
Treinta minutos después, Jimin seguía dentro. Jeon estaba a punto de perder la casi nula paciencia que tenía. Sintió un poco de preocupación. ¿Y si Jimin intentaba escapar?
Se puso de pie y caminó hasta el mesón -¿Dónde está Jimin? -preguntó a la enfermera.
-Aún está dentro, señor.
-Eso ya lo sé. Lléveme a la sala donde le están realizando el examen -le exigió ofuscado.
-Sí... por supuesto -le dijo al ponerse de pie -por aquí.
La mujer ingresó por una puerta que decía "solo personal autorizado" y Jeon la siguió de cerca. Atravesaron un largo pasillo y llegaron a una oscura sala -Él es el señor Jeon. Quiere ver al paciente del ecógrafo 4 -dijo la enfermera cuando entraron.
-Pero... tú sabes que el acceso está restringido...
-No para él -le dijo la enfermera con un tono firme, causando la sorpresa de Jeon.
-¿Usted sabe quién soy? -le preguntó con el entrecejo arrugado.
-Sí, señor. Lo sé -le dijo ella mostrándole una sutil sonrisa solo para ser cordial -Es la sala número cuatro.
Jeon caminó hasta la puerta que le indicó y entró sin golpear la puerta. El médico radiólogo y Jimin se giraron intempestivamente hacia él. El médico lo miró extrañado y Jimin le sonrió. En su interior, Jeon quiso devolverle la sonrisa, pero tantos años de frialdad se lo impidieron.
-Señor Jeon, ¿cómo está? -le dijo el médico al reconocerlo.
-Bien. Jimin... ¿Está bien?
-Está en perfecto estado. Justamente estamos terminando el examen -le dijo mientras marcaba unas coordenadas en la pantalla.
-Esperaré aquí a que terminen.
-Claro -finalizó ell médico y volvió a concentrarse en su actividad.
Jimin continuó viendo a Jeon por unos segundos más. Luego volteó hacia la pantalla nuevamente, como si algo en ella fuese entendible para él.
Cuando el examen concluyó, Jimin fue llevado nuevamente al box de urgencias. Allí el médico le explicó a Jeon que no había hallazgos en ningunos de los exámenes practicados. A Jeon no le gustaban los cabos sueltos ni los asuntos inconclusos. Siempre pretendía tener el control sobre todo lo que ocurría a su alrededor, por lo que no se conformó con los resultados. Quiso agotar todas las alternativas para averiguar qué ocasionó el malestar de Jimin. Llevó a su primo Hoseok, hacia fuera del box.
-Quiero que le hagan exámenes toxicológicos a Jimin.
-¿Él consume?
-Espero que no.
-Pero... ¿Cómo podría? Quiero decir, él vive en tu casa y nunca sale solo.
-Es muy astuto y puede llegar a ser muy convincente, con otros, no conmigo -O eso cree -No lo sé. No lo culpo de nada, solo quiero descartar opciones y saber qué demonios está pasando.
-Jungkook, ¿has pensado en lo que te dije antes? Tal vez el chico esté estresado.
-Eso es justamente lo que quiero descartar, Hoseok -el cargo de conciencia lo está matando. No se niega a sí mismo que Hoseok podría tener razón en su diagnóstico.
-Está bien. Ordenaré los exámenes toxicológicos de inmediato.
-Hoseok, mantengamos discreción con esto. No quiero que Jimin se entere.
-No te preocupes. Todo se hará de manera confidencial. Me ocuparé de eso.
-Gracias Hoseok.
El médico regresó al box de atención y habló con Jimin:
-Jimin, vamos a tomarte un examen de orina. Una enfermera te llevará al laboratorio, te proporcionarán un recipiente estéril y te explicarán cómo hacerlo correctamente.
-¿Más exámenes? Doctor, ya me siento bien. ¿Los exámenes de sangre y la ecografía no fueron suficientes?
-Jimin -dijo Jeon al entrar. Su voz era amable, pero categórico -debes hacer lo que el médico te pide.
Un pequeño gruñido salió de la boca del chico. Sonido que Jeon escuchó con claridad, pero decidió ignorar.
-Está bien. Lo haré -dijo con la voz apenas audible.
En eso, apareció la misma enfermera de antes y traía consigo la bendita silla de ruedas que Jimin tanto odiaba -lo llevaré al laboratorio.
-¡No puede ser verdad! No me subiré de nuevo a esa silla -. Sus ojos saltones espantaron a la enfermera. Quedó paralizada mirando al chico y sin saber qué hacer.
Jeon resopló realmente cabreado de los repetidos arrebatos -Jimin por favor. Ya hablamos de esto. La silla es parte del protocolo de la clínica. ¡Súbete! -finalizó en un enérgico tono.
Jimin apretó sus labios, una clara señal de la frustración que sintió ante el reproche de Jeon. Un silencio siguió al momento. Segundos de tensión incomodaron a los que observaban la escena. El médico y la enfermera se miraron entre sí y no tuvieron más opción que esperar el desenlace de la discusión.
-Jimin, por favor -insistió Jeon, con su voz serena. Sus marrones ojos miraron fijamente al chico.
"¿Por favor?" ¿Era en serio? ¿El señor frialdad e indiferencia pidiendo algo por favor en vez de ordenarlo y punto? Definitivamente, algo en él era distinto. Y Jimin lo notó. Sin decir nada, se sentó en la silla y la enfermera lo llevó a realizarse el procedimiento. No demoró más de deiz minutos.
Cuando Jimin regresó, Jeon le esperaba. Se notaba preocupado al mirar la pantalla de su teléfono. Al parecer Jimin, se distrajo y guardó el aparato -Gracias -le dijo Jimin a la enfermera que se retiró de inmediato -¿Por qué deben seguir haciéndome exámenes, Jeon?
Acomodándose en el asiento, Jeon se enfocó en el rostro de chico -El médico ya te explicó: deben encontrar la causa del dolor.
Pero a Jimin lo le satisfacía esa explicación. Su expresión lo delataba. Bufó al recostarse en la camilla -Ya me siento bien, pero estoy cansado -lo miró con los ojos entrecerrados.
-Solo deberemos esperar otros 15 minutos más para que los resultados estuvieran listos. Después nos iremos -le aseguró.
-Espero que no se te ocurran nuevas ideas para torturarme. Sé que tú le dijiste al médico que ordenara los nuevos exámenes -le dijo encogiendo sus hombros.
-¿Otra vez escuchando conversaciones ajenas?
-No escuché nada. Simplemente, fue evidente que le pediste que saliera para decirle eso. ¿O estoy equivocado? -Jimin alza la barbilla y espera la respuesta de Jeon.
Jeon negó con la cabeza y echó su cuerpo hacia atrás. Apoyó su espalda en el respaldo de la silla y suspiró pesadamente antes de hablar -En primer lugar, no te estoy torturando, estoy cuidando de ti. Y en segundo lugar, sí. Fue mi idea pedir más exámenes. Es irrelevante si estás de acuerdo o no -al finalizar volvió a sacar su teléfono del bolsillo y comenzó a leer algunos mensajes que había recibido durante el día.
Jimin siente un apretón en el estómago. ¿Rabia? ¿Miedo? ¿O algo más? Ni siquiera él lo tiene tan claro. Durante el tiempo que trascurrió posterior a la cortante respuesta por parte de Jeon, Jimin lo miró de reojo algunas veces y creyó no ser advertido. Sin embargo, Jeon simuló estar sumergido en la pantalla, pero siempre estaba atento a todos los movimientos de Jimin. Los minutos pasaron con agónica lentitud, pero como dice el refrán: "No hay plazo que no se cumpla", aunque la continuación del refrán no aplica para este caso. El médico entró con un papel en la mano. Le mostró una sonrisa a su paciente y luego le hizo un gesto a Jeon para que saliera del lugar.
-Doctor, ¿tengo algo grave? -preguntó Jimin angustiado.
-No. No te preocupes, no tienes nada de cuidado.
-¿Qué tengo, entonces? Dígame.
-Jimin, tranquilízate. Volveremos enseguida -le pide Jeon.
El corazón de Jimin se aceleró y el nerviosismo se apoderó de él. Ajeno a la índole del examen, pensó que el examen habría arrojado un hallazgo desfavorable para su salud. "¿Y si tengo una enfermedad mortal? ¡Carajo!"
Casi al instante, Jeon entró seguido de cerca por el médico. Su rostro denotaba una expresión distinta. La misma frialdad de siempre, pero, tenía algo que llamó profundamente la atención de Jimin. "Maldición debo estar muy enfermo". Jeon se acercó y se detuvo en frente de él.
-¿Qué tengo? -preguntó compungido.
Jeon entrecerró sus ojos, estiró su cuello inclinando la cabeza hacia atrás y exhaló fuerte -Hoseok, déjanos solos -le pidió sin dejar de mirar a Jimin. Su expresión dura se incrementó. Parecía un volcán a punto de entrar en erupción y con toda lógica, no era seguro para nadie estar cerca de él. El silencio del momento era denso. Jimin podía escuchar su propia respiración agitada. Tragó saliva, aún con la garganta tan seca como la tenía.
-¿Dónde conseguiste las drogas? -preguntó en un tono reprimido que aparentó ser calmado. Solo Dios sabía qué pasaba por la cabeza de Jeon.
-¿Q-q-qué? -logró balbuceó, con la voz entrecortada y los ojos abiertos de par en par, como si las palabras se resisitían a salir de su garganta -¿De qué carajos hablas? ¿Crees que me estoy drogando?
-El resultado del examen toxicológico es claro. No te servirá de nada seguir negándolo.
-¿Qué? ¿Pediste que me hicieran un examen toxicológico sin decirme nada? ¿Quién te crees?
-No tengo por qué decirte nada. Lo hice porque era necesario y porque eres mío. Debo saber qué está pasando contigo -su voz era firme y grave. Más gruesa de lo normal.
-¡Eres un maldito, Jeon! No soy tu juguete. ¡Yo no me drogo! ¡Nunca lo he hecho!
-¿Dime dónde conseguiste la droga?
-¡Vete a la mierda, Jeon!
-Si hubiese querido llevar un drogadicto a mi casa, lo hubiese buscado en alguna esquina. No hubiese pagado tanto dinero por...
-Entonces déjame ir. Si soy un maldito drogadicto, devuélveme a las calles -los ojos vidriosos del chico no lograron ablandar el oscuro y gélido corazón de Jeon.
Un silencio abrumador se sintió en la habitación. Jeon intentó calmarse. Colocó sus manos en la cintura y dio algunos pasos en círculo en el centro de la habitación. Miraba el suelo. Se detuvo de nuevo en frente del chico -Lo haré -le dijo -No porque seas un drogadicto. Debes irte de mi casa porque me mentiste.
Jeon se va del lugar.
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