15
Jimin despertó lentamente con la mente algo turbada aun, atrapada entre los ecos del sueño y la vigilia. La habitación de la clínica estaba teñida por un suave baño de luz que entraba por la ventana y le daba un toque cálido y familiar a las frías paredes blancas. Sentía su cuerpo agotado y adolorido. Se movió cuidadosamente y entonces lo vio. Sentado en la silla que estaba a un costado de la cama y con la cabeza descansando sobre el colchón tan cerca del hombro de Jimin que el simple hecho de respirar hacía parecer que sus cuerpos se rozaban. Su rostro se veía tranquilo, casi desprovisto de toda la tensión que normalmente lo acompañaba. Jeon lucía tan cercano y tan vulnerable en ese momento que contrastaba drásticamente con la imagen imponente que siempre proyectaba.
Jimin se sintió abrumado por la corta distancia entre ellos. Si bien en ese momento se sentía seguro por su presencia en ese lugar, también lo inquietaba el recuerdo de su abandono y el recuerdo de todos los momentos en que Jeon puso una fría distancia entre ambos. Pero a pesar de su aparente desinterés, Jeon estaba ahí para Jimin. Lo observó detenidamente por mucho rato. Observó como el cabello oscuro de Jeon caía desordenado sobre su rostro y sus facciones normalmente endurecidas, en ese momento se mostraban serenas. Como si estuviera descansando en una paz que raramente le era accesible. Jimin tragó saliva y continuó mirándolo.
Cuando Jeon despertó Jimin pudo notar el brillo apagado en sus ojos, un leve Suspiro se escapó de sus labios cuando finalmente cruzaron sus miradas. Algo se apretó en el pecho de Jimin. Era una extraña y compleja sensación que no pudo identificar. Jeon se movió ligeramente como si su cuerpo quisiera acercarse más, pero al hacerlo su rostro rozó de manera inadvertida la piel de Jimin. Un contacto tan fugaz como estremecedor para ambos.
Finalmente, Jeon rompe el silencio —¿Cómo te sientes? —preguntó con una voz suave mientras levantó la cabeza.
—Me duele la cabeza —respondió.
—Buscaré a la enfermera, tal vez puedan subir la dosis del analgésico.
Se puso de pie y voló hasta el mesón de las enfermeras que se encontraba justo enfrente de la habitación. La enfermera entró y le brindó una dulce sonrisa a Jimin, luego aumentó el goteo del analgésico hacia la intravenosa.
—Pronto se sentirá mejor —le aseguró y se fue.
Jimin miró a Jeon de reojo y este sintió que sus ojos se posaron en él. Entonces se acercó, pero no volvió a tomar su mano para no ser invasivo. Jimin se sentía somnoliento aún.
—¿Dónde está Seungmin? —preguntó repentinamente con sus ojos atemorizados.
—Él ya no podrá lastimarte, Jimin —respondió con el rostro lleno de ira al recordar al agresor de Jimin.
—¿Está preso? —su expresión esbozaba cierta esperanza en que su pregunta tuviera una respuesta afirmativa.
—Él está encerrado - la respuesta de Jeon fue tajante. No quería mentirle a Jimin, sin embargo, tampoco quiso revelar ningún detalle sobre el operativo que se había llevado a cabo y las consecuencias de este.
—¿Jeon? —preguntó con la voz entrecortada debido a la fragilidad de su salud, pero también a la vulnerabilidad en la que lo hacía sentir la situación en la que se encontraba.
Jeon se acercó a su rostro con la respiración contenida —Dime —las palabras que pronunció no se condecían con su actitud. Su voz sonaba fría y distante, pero en su interior, su corazón estaba acelerado y la voz de Jimin le producía una especie de cosquilleo en la cabeza.
—¿Quién me encontró? ¿Quién me trajo aquí? —Su mente estaba llena de dudas —Después que Seungmin me azotó contra la pared del baño, lo único que recuerdo fue su zapato acercarse a mi rostro.
—¡Maldito hijo de puta! —dijo Jeon entre dientes. Sus ojos parecieron salir de su órbita y soltó todo el aire que tenía contenido dentro de sí.
—Es mi culpa— dijo Jimin haciendo que la expresión de Jeon cambie inmediatamente.
—Por supuesto que no es tu culpa —dijo con la voz firme.
—Yo lo busqué y le pedí que me dejara quedarme en su casa. Yo... Yo le mentí. Fui tan tonto, le dije que tú eras violento y que por eso no quería vivir contigo.
—Jimin, yo jamás...
—Lo sé, lo sé. Es solo que... me dio vergüenza decirle que tú me habías dejado botado.
Al escuchar las dolidas palabras de Jimin, Jeon se derrumbó por completo. Sintió un frío que bajó desde su nuca hasta la última vértebra de su columna. Un nudo se atoró en su garganta y le costaba respirar. Mucho menos podía hablar. Se tapó la boca con ambas manos y se puso de pie. Se alejó solo un poco para poder tomar aire. Y como si la última frase de Jimin no hubiese sido lo suficientemente devastadora, le preguntó:
—¿Por qué me abandonaste Jeon? ¿Por qué carajos no confiaste en mí? - le dijo con un tono de angustia, pero de profunda rabia también.
Jeon se aproximó negando con la cabeza. Resoplando furioso, pero la furia estaba dirigida a Jimin, la furia estaba dirigida al mismo por haber sido un canalla. Jimin ya no lo miraba. Con sus ojos, pero la vista estaba fija en la ventana. Le tomó la barbilla y giró con suavidad su rostro hacia él. Jimin no opuso resistencia. Al ver sus ojos cristalizados su corazón se apretó, sus tripas también. No pudo resistir ver la angustia en la mirada de Jimin. —Perdóname por favor - pidió por primera vez en su vida - Haré lo necesario para enmendar mi error.
Jimin lo miró y lo miró sorprendido mientras secaba sus mejillas con sus dedos. Jeon sacó un pañuelo blanco con bordes dorados de su bolsillo y se lo entregó a Jimin.
—Cuando me fui de urgencias, volví al poco rato. A los cinco o diez minutos regresé, pero ya te habías ido.
—El médico me dijo que te habías marchado y que no regresarías por mí, así que me fui.
—Te busqué en las calles junto con mis hombres. Y ahora sé por qué no te encontramos en las calles.
—Lo estuve. Pasé una noche en un edificio abandonado, cerca de aquí, pero al día siguiente no tenía qué comer, no tenía dinero. Y recordé la dirección del club donde fuimos a comer. Allí me encontré con Seungmin. Imaginé que él estaría allí.
—¿Cuándo conociste a ese miserable?
—Ese día cuando fuimos a comer. Cuando fuiste al baño, él se acercó a hablarme.
—¿Y mis hombres no vieron eso?
—Ah, no lo sé. Supongo que sí.
Jeon frunce el ceño y aprieta los labios. Tal vez si sus hombres lo hubieran alertado sobre lo que pasó ese día, hubiese buscado a Jimin en casa de Seungmin.
—Lo importante es que ahora estás a salvo de él y jamás volverá a acercarse a ti —dijo finalmente con su habitual tono autoritario.
—¿Entonces... podré regresar a la mansión?
—Solo si quieres ir. No te obligaré.
—Pero tú quieres que yo regrese.
—Sí, Jimin. Quiero que regreses, por favor.
—Ese "por favor" fue una clara señal para Jimin. Al parecer, Jeon había adoptado una actitud muy diferente a la que tenía antes de que sucediera la tragedia de Jimin.
—Está bien. Volveré —dijo con un atisbo de seguridad. A pesar de su bajo estado anímico, Jimin sintió que estar en casa de Jeon junto a él le daría la seguridad y protección que necesita —Pero no me has dicho cómo llegué aquí.
—Yo te traje. Fui a casa de Seungmin con mis hombres y te encontramos en un baño.
—¿En un baño? Entonces, ¿él me dejó tirado allí? Debo haberme desmayado después del golpe que me dio en la cabeza. ¿Estaba... estaba sin ropa?
Jeon tragó saliva y evitó la mirada de Jimin por unos segundos. Estabas en ropa interior.
Jimin suspiró con alivio —Entonces él no me... um, no me...
—No, Jimin —respondió antes de que Jimin pudiera terminar la frase —debo ir a hablar con Hoseok. Volveré pronto.
Inesperadamente, Jeon concluyó la conversación y salió de la habitación con tranquilidad.
Buscó a Hoseok en la consulta que su primo tenía en la clínica.
—Necesito que hablemos —le dijo luego de golpear brevemente y abrir la puerta de par en par. Afortunadamente, en ese momento Hoseok no atendía a ningún paciente.
—Pasa Jeon. Siéntate.
—Necesito que le hagas un examen a Jimin para comprobar si fue víctima de agresión sexual.
—¿Crees que ese tipo abusó de él?
—No lo sé. Pero si lo hizo lo mataré con mis propias manos.
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