- Parte 2 -
Al mismo tiempo, Seok-jin suspiraba con notoriedad sobre su cama, con su cabeza sobre su almohada, rodeándola con sus brazos. Nam-joon no se detenía, no lo hizo en ningún momento. Después de haberse probado por primera vez, llevó a Jin hasta el gran ventanal para que observaran juntos la luna llena, acarició su cabello, besó y chupó su cuello, aunque se contuvo de morderlo, pero no se abstuvo de ponerlo con sus palmas contra el vidrio, abrir sus piernas y adentrarse en él hasta empañar los cristales con sus jadeos a la par. Hacían surcos con las yemas de sus dedos y los arrastraban como si fueran garras, quitándole parte del vaho a los vidrios. Nam-joon tomaba a su chico del rostro, excitándose al ver cómo el sudor se hacía presente sobre su piel, y cómo contraía los músculos de su bello rostro al recibir una parte de él en su interior, acompañado de un suave aunque sentido jadeo.
Al culminar con el acto, lo alzó y llevó contra la pared. Allí sujetó sus muslos y los acomodó alrededor de su cadera, y volvieron a realizar el coito, mientras se besaban con desespero. En cuanto Jin parecía quedarse sin aliento o fuerzas, Nam-joon sujetaba su cara, posicionándolo firme y lo besaba con auténtica hambre, mordiendo de tanto en tanto sus labios y lamiendo la sangre que brotaba de ellos.
Volvieron a la cama. Jin jadeó áspero en cuanto sintió el miembro de su pareja penetrar su ano nuevamente. Permaneció de rodillas con sus piernas separadas, y se sostuvo con sus palmas, en un intento por no desfallecer. Luego de unas cuantas estocadas furiosas, Nam-joon lo tomó por el cuello, aunque sin apretar o cortar el paso del aire y alzó su cuerpo, apegando la espalda de Jin contra su pecho. El choque de las pieles humectadas y pegajosas era excesivo, pero deleitante para ambos. Sí, para ambos, porque pese a su agotamiento Jin no solo lo disfrutaba, sino que, tal y como ocurría con Taehyung, la mirada de Nam-joon era hipnótica, y lo dejaba subyugado a su voluntad. Le había pedido antes con sus manos que los masturbara a ambos y lo hizo hasta que terminaron; luego le pidió devorar su pene y sin rechistar lo hizo. También reclamó que se le subiera encima y lo montara, a lo que tampoco se negó. No podría estar más feliz: ya no sentía miedo en absoluto, y Jin no sufría por sus inseguridades.
¿Cómo podría alguien tan hermoso como él sentirse insuficiente? Cuando gemía lucía hermoso. Cuando jadeaba su nombre por lo bajo, cuando lo tenía entre sus piernas devorando su sexo, cuando le pedía lanzarle algún improperio u obscenidad mientras se lo cogía rudamente; cuando se tocaba o se estremecía debajo de él, cuando suspiraba que pronto iba a venirse para que así lo hicieran juntos. Era un espectáculo repleto de sensualidad. Y no se cansaba de corromperlo a cada momento un poquito más.
―¡Nam...! ―gimió alto ante esa última estocada.
Jadeaba con ganas sobre esa almohada, apretándola también entre sus puños. Nam-joon mantenía sujeta y alzada su cadera. Sacaba casi todo su pene para luego adentrarse de una sola vez. Algunas veces Jin simplemente gritaba en una mezcla perfecta de dolor y placer, ya que estaba dando de lleno con su próstata. Era delicioso. Baba se filtraba sobre la tela o directamente él la pellizcaba con sus dientes para ahogar un poco sus gemidos.
―No te contengas, Jinnie... Gime... tan alto como puedas... ―dijo entre embestidas.
―Nam-joon-ah... Se siente muy bien. Muy, muy bien... Voy... a...
―Sí... También yo, bebé...
* * * * *
Taehyung abrió los ojos de par en par, hallándose aún encima de Ho-seok, y con su trozo dentro de sus entrañas. Siseó un poco y con cuidado lo sacó y se quitó de encima. Su cadera le pasaría factura en la mañana. Se hallaba más lúcido ahora, por lo que empezó a indagar, mientras observaba al chico, que se había quedado dormido. Miró esos cuernos rojos brillantes y matizados con negro.
―Son reales. ―Reafirmó―. Y también el tridente, pero... ―Hizo una pausa, absorto.
En ese momento, una bombilla iluminó sus ideas y recuerdos: el viejo grimorio que habían encontrado, y los vagos dibujos que se hallaban en la página que leyó.
―¡Claro! Lo que leí sí era un conjuro para Halloween, ¡y funcionó!
Taehyung tomó su ropa, se la puso y salió corriendo de ahí para dirigirse al subsuelo, pero no antes de acudir al baño: necesitaba orinar, entre otras cosas.
Una vez abajo, recorrió la biblioteca hasta que encontró el atril con el libro, y en efecto sus sospechas ahora eran certeza, ya que el objeto estaba brillando. Se asomó a mirar las páginas y, con ayuda de un traductor, leyó para sus adentros un poco más del contenido.
―Ya veo, así que dura 24 horas ―dijo, y deslizó con su pulgar sobre la pantalla de su teléfono celular para observar la hora―. Son casi las diez, queda poco más de dos horas todavía, carajo... Espero que los demás estén bien y no les haya pasado nada. ―Se quedó pensativo unos segundos―. Todos nos pusimos un disfraz... ―Se cruzó de brazos y entrecerró los ojos, haciendo memoria―. Todos menos... ―Separó los párpados de par en par―. ¡Jin-ssi!
Tomó su teléfono y le hizo un llamado rápido, mientras se mordía una uña con impaciencia.
El teléfono vibró y sonó en el piso donde se encontraba, entre la ropa desparramada. Su dueño lo oyó, mas no se le pasó por la cabeza la sola idea de buscarlo y responder, ya que sus manos, su boca, se hallaban demasiado ocupadas. Nam-joon había clavado sus colmillos sobre ambos antebrazos, los hombros y el espacio entre éstos y el cuello. La sangre corrió, él la succionó y limpió con sus labios, su lengua, mientras lo tomaba y empujaba su cuerpo contra el impropio, haciendo que su chico gimiera por placer, y siseara por el dolor de sus marcas, de su intrusión.
* * * * *
―¡Rayos! ―maldijo Taehyung, terminando la llamada.
Probó con Jimin esta vez, y su teléfono lo contestó Yoon-gi en su lugar, entonces le explicó brevemente lo que estaba ocurriendo.
―Ya decía yo que las cosas estaban extrañas de más esta noche ―dijo, mirando cómo su nueva cola ondeaba despacio.
―¿Cómo está Jimin-ssi? ¿Está contigo?
―Sí ―dijo, girándose hacia la cama donde yacía el susodicho, profundamente dormido bajo las sábanas, cubriendo su cuerpo desnudo―. Se desmayó en el bosque así que lo traje a mi habitación. Yo cuidaré de él.
―Te lo encargo, hyung.
―Pierde cuidado. Lo único que nos queda es esperar. Mientras sean solo nuestros disfraces el resto de la gente no correrá peligro, en cierto modo es bueno que nos hayamos encontrado entre nosotros.
―Sí. Buscaré a Jung-kookie, es el único que no he visto.
―Con lo revoltoso que es, si hubiera atacado a alguien ya nos hubiéramos enterado, así que es una "buena señal".
―Espero tengas razón.
Yoon-gi finalizó la llamada y dejó el teléfono de Jimin sobre el buró junto a la cama, donde tomó asiento y suspiró. La fiesta y el bullicio continuaban, viniendo de todas partes, su sentido de la audición estaba colmado ahora, por lo que podía escuchar con mayor precisión. Eso hacía que se le ericen los vellos de la nuca. Luego se giró hacia Jimin y posó su mano sobre su cabello. Sonrió; se veía adorable acurrucado y dormido.
Se despojó de la ropa y se dirigió al baño: una ducha era lo que necesitaba para así quitarse la suciedad, sudor y fluidos de encima. Cerró los ojos bajo la regadera y echó su cabello cenizo hacia atrás, aunque sus nuevas orejas lo incomodaron bastante, poniéndolo de malas. Asimismo, la sensación de la lluvia sobre su cuerpo, especialmente sobre su pelo, no le gustaba para nada; le erizaba la piel y se sacudía a cada momento.
De súbito, la cortina se abrió, dejando ver a un ojeroso y desnudo Jimin.
―Sabía que eras un animago. Pero eres uno muy extraño ―dijo, con cara de pocos amigos y arqueando una ceja; su rostro ya no se veía tan adorable.
Pero ningún rostro circunspecto se equipararía al de Min Yoon-gi ahora que estaba molesto. No iba a aguantar escuchar estupideces, le daba igual si era por borrachera, por un torpe hechizo o ambas. Le arrojó agua al rostro y lo tomó por el cuello, hacia el interior de la ducha, donde su cabello comenzó a caer por la lluvia. Yoon-gi apartó las hebras rubias y dejó su rostro al descubierto.
―¿Qué pasa? ¿No te serví lo suficiente en el bosque, sigues con tu maldito celo?
―Cállate y bésame, idiota ―dijo, sujetándolo por la nuca y estrechó su boca con la suya.
Con sus cabezas moviéndose al compás de ese enardecido contacto, Jimin posó sus manos sobre los hombros de Yoon-gi y dio un salto, enredando sus piernas alrededor de su cadera. Con sus manos subió por su rostro y continuó comiéndole esa delicia que tenía por boca.
* * * * *
Taehyung llamó a Jung-kook a su teléfono, y sus ojos se abrieron palmariamente al oír el sonido del aparato ahí mismo en el vasto espacio del opaco sótano.
Se dio la vuelta y buscó con la mirada. El sonido se escuchaba, mas no veía nada, o no lo vio, hasta que escuchó pasos pesados acercándose a su persona, y ahí en la oscuridad, pudo ver dos ojos amarillos resplandeciendo en la penumbra, asustándolo por unos segundos. Por supuesto que intuía de quién se trataba.
―¿Ju-Jung-kookie? ―preguntó y oprimió un botón en su teléfono, entonces el timbre de llamada cesó.
La figura de su amigo se dejó ver por fin, bajo una de las tantas luces opacas que colgaban del techo.
―Taehyung ―dijo por fin―. ¿Me buscabas? ―Sonrió―. Felicidades, me encontraste ―dijo, guardando su dispositivo en el bolsillo de su chamarra de cuero negra.
―¿T-te sientes bien?
―Oh, de maravilla... ―dijo con euforia, arrimándose a él en un parpadeo―. Un poco... inquieto a decir verdad. ―Meneó la cabeza.
―Va-vaya Jung-kookie... Qué ojos tan grandes tienes...
―Gracias, Tae... ―Acarició su cabello―. Son para verte mejor.
Taehyung observó en ese momento como algo detrás de él se asomaba, balanceándose de manera un tanto impaciente. Algo semejante a un largo plumero, negro y peludo. Su cola. Luego contempló con más detenimiento su rostro, y notó que sobre su cabello resaltaban dos largas y puntiagudas orejas de lobo. Las mismas que él le había puesto para su disfraz.
―Qu-qué... orejas tan grandes tienes...
―Son para oírte mejor... precioso ―susurró, con un aire siniestro en su voz.
Al separar sus labios para hablar, logró ver cómo unos molares caninos resaltaban en su quijada.
―Qu-qué... bo-boca tan grande tienes.
El chico de la capa roja retrocedió unos pasos, y su acompañante lo siguió, como si lo acechara, hasta que su espalda dio contra uno de los pilares de concreto.
―Sí... Para comerte mejor. ―Relamió sus labios.
Taehyung intentó alejarse, pero Jung-kook aplacó su cuerpo contra la columna al poner su mano sobre su pecho.
―¡Por favor, no me lastimes! ―exclamó, apretando los párpados con fuerza.
―¿Lastimarte? Oh no, V... Nunca te lastimaría ―dijo, acariciando su rostro―. Mi compañero predestinado.
En ese momento el oyente abrió los ojos, y lo miró con una expresión de hastío al darse cuenta que se estaba burlando de él.
―¿Otra vez te pusiste a leer comics de omegaverse? ―Entrecerró los ojos.
―¿Qué? Son divertidos. ―Se encogió de hombros―. Además... ―añadió, descubriendo unas garras afiladas.
―¿Ahora es cuando me dices que estás en tu celo o algo así? ―Arqueó una ceja.
―Según tengo entendido, los lobos macho están predispuestos a la reproducción en cualquier momento, porque no tienen un ciclo reproductivo marcado ―explicó, atrapando con la garra de su índice el primer botón de su camisa y tiró de él hasta hacerlo saltar, luego siguió con el otro, dejando poco a poco su pecho al descubierto.
»Pero no pretendo reproducirme, esto no es como el omegaverse. Solo divertirme ―dijo, arrimándose al rostro del chico y bajando con su otra mano la capucha roja de su cabeza―, con mi compañero predestinado ―agregó, situado casi sobre sus labios, ensanchando una mueca socarrona.
―¡Deja de llamarme así, tonto! ―Ladeó su rostro.
Jung-kook rio por lo bajo al notar la aceleración en sus latidos, la agitación repentina y el cambio brusco de temperatura en su rostro, dejando que se apreciara rojizo, y que se expandiera por su cuerpo lentamente.
Tomó de un arrebato su cara, apretando sus mejillas, abultando sus labios, y lo direccionó al propio, haciendo que lo mirase a los ojos. Bajó la vista a sus labios y sin esperar más lo besó. Toques breves con los que humedeció sus labios, inclinando su cabeza hacia un lado y hacía el otro. Asomó su lengua y Taehyung la apretó suavemente entre sus labios; Jung-kook ensanchó una sonrisa y comenzó a mover su cabeza de atrás hacia delante mientras su sinhueso era tomada y succionada. Ambos abrieron más sus bocas, con la mirada fija en el otro, e hicieron círculos con sus pequeños órganos húmedos, dejando escapar pequeños jadeos que poco a poco les erizaban los vellos.
El "lobo" dio una lamida desde el mentón hasta el arco de cupido de su "Caperucito", succionó los labios inferiores, luego los superiores, y se apartó un poco para contemplar el éxtasis en su rostro. El pecho de ambos subía y bajaba con frenesí, y absorbían la respiración cálida del otro.
Taehyung, ya atrapado por la excitación palpitando en su interior por todo su organismo, fue quien lo besó a él a continuación, abrazando su cuello, despeinando el cabello de su nuca y apretándolo entre sus dedos. No dejaba de ser una fiesta después de todo, y el hechizo culminaría en unas pocas horas, por lo que decidió divertirse también, ya que tenía la oportunidad para ello, y no es como si pudiera resistirse tampoco a la fogosidad que se amplificaba en él.
―Abre tu boca, quiero violártela ―susurró sobre sus labios.
Jung-kook sonrió, divertido, y accedió a su pedido en la brevedad. El furor con el que comenzó a meter y sacar su lengua, dando unos meneos con su cabeza y alcanzar sus mejillas con la punta de tanto en tanto, no tardó mucho en excitarlo y dejarlo muy duro. Frunció el ceño y sujetó su rostro para hacer una pausa; lo estaba desarmando, por lo que cambió el ritmo: estrecharon y separaron sus belfos de manera constante, dejándose llevar por el dulce chapoteo de éstos. Jung-kook apoyó sus palmas sobre el pecho de Taehyung, abriendo más la camisa y masajeando su suave piel. Al sentir sus tetillas erectas las apretó entre sus dedos y lo escuchó gimotear dentro de su boca, mientras sus lenguas ensalivadas danzaban frenéticas ante su encuentro.
El joven lobo dio una última lamida contra la boca del muchacho y comenzó un sendero de besos que fue desde su cuello y bajó por todo su torso, provocando que respirara cada vez más audible, mientras acariciaba sus brazos, en tanto se inclinaba hasta que quedó arrodillado y sus besos siguieron en la zona de su ingle, sobre su ropa. Subió la mirada en ese momento testeando sus expresiones, luego desabrochó su pantalón junto con su ropa interior y allí se topó con su erección. Taehyung lo miró desde arriba, relamiéndose los labios, con una expresión de sufrimiento en su rostro: anhelaba su toque más que nada ahora mismo. Jung-kook se lo concedió y muy despacio comenzó a tocarlo, hasta masturbarlo. Cuando estuvo satisfecho con sus dulces gemidos, utilizó su boca para la tarea, con movimientos rápidos, succionando y lamiendo toda esa longitud con afán, a la vez que masajeaba sus testículos, entonces sus gemidos fueron mayúsculos.
―Eres un buen chico, ¿verdad? ―dijo, con lujuria y entre jadeos.
Jung-kook respondió con una ahogada onomatopeya. Taehyung posó su mano sobre su cabeza y acarició su cabello, incitándolo a devorarlo más todavía. El chico así lo hizo y comenzó a acariciar sus nalgas, dando suaves golpes. Quitó el miembro de su boca un momento, y sin despegar sus ojos de los ajenos lo tomó con su mano, humedeciéndola con los fluidos y la saliva, entonces llevó esa mano hasta su entrada para lubricarla lo suficiente hasta que se decidió a meter su dedo, arrancándole un fuerte gemido. Jung-kook volvió a detener su labor oral.
―¿Qué es esto? Estás dilatado. Tuviste sexo hace poco, ¿eh?
―Pero me lavé ―respondió de inmediato, ruborizado.
―Si estás dilatado no será tan divertido para mí.
―¿Cómo lo sabes? ―Lo miró un tanto desafiante.
En ese momento Jung-kook se irguió mirándolo fijamente; parecía molesto. Taehyung pudo notar entonces lo grande que se veía. ¿Eso también era una condición adquirida por su disfraz?
Más tarde, Taehyung se encontraba no gimiendo, sino gritando y gruñendo, como si estuviera en una mazmorra recibiendo una terrible tortura, aunque en realidad lo hacía contra uno de los almohadones que Jung-kook había tomado de un viejo sofá y arrojado al piso, junto con su ropa, utilizándola como mantas. Desde que dio inicio al coito no había sido delicado. Sus penetraciones eran salvajes embestidas, sacando casi todo su miembro de su interior para enterrarlo después hasta el fondo de una sola vez. Apretaba y manipulaba la cadera de Taehyung contra su pelvis, golpeando toscamente y gimiendo de manera pornográfica, al unísono con su "presa", así lo había denominado instantes antes de comenzar. "¿Sabes? Con la luna llena, los hombres lobo suelen tener mayor actividad y cazan con más agresividad". Le había dicho, mientras lubricaba su pene con su propia saliva. Ahora Taehyung, con la mano pesada de Jung-kook apretando su nuca y las lágrimas asomándose por las cuencas de sus ojos, lo entendía a la perfección, mas no le importaba, ya que su masoquista interior le pedía a su organismo resistencia, pues lo estaba disfrutando demasiado. Ya había eyaculado dos veces, ambas con un sentido orgasmo; sus glúteos estaban al rojo vivo como quemaduras por los múltiples golpes que había recibido con la palma abierta. Las marcas de las garras habían rayado toda el área de sus costillas. Su corazón latía con mucha prisa, su cabeza bombeaba con una ligera sensación de dolor y su ano ardía como el infierno. Sin embargo, no deseaba que la dulce agonía acabara tan pronto.
Quiso tocarse para poder llegar más rápido al clímax, pero su dominante lobo no se lo permitió. Unos minutos después de que su próstata siguiera recibiendo tan violenta sugestión, Jung-kook palmeó sus nalgas de nueva cuenta y aceleró los movimientos, gruñendo al unísono con Taehyung.
El lobo envolvió su cuello con su brazo y alzó su cuerpo humedecido en sudor y semen, uniendo su espalda con su pecho. Posicionó una mano sobre su vientre y giró su cabeza con la otra para poder llevarlo a sus labios, entonces compartieron un beso descomedido, haciendo chirriar sus belfos. Taehyung se sostuvo con una mano sobre ese fornido brazo mientras que con la otra acarició la mejilla impropia, y volvió a hacerlo: metió su lengua y comenzó a penetrarle la boca. Pronto, empezó a oír y también deleitarse con los lamentos que despedía Jung-kook dentro. Lo estaba enloqueciendo, por lo que llevó su mano hasta su cuello, apretando un poco. Jugó con aquella lengua traviesa y unió sus labios para un nuevo intercambio de saliva. Lo repitió unas cuantas veces, estrellando sus sinhuesos y gimiendo el uno contra el otro, a la vez que no dejaba de embestirlo con rudeza, hasta que ya no pudieron tolerarlo al alcanzar el apogeo. Los movimientos desaceleraron notablemente, ambos continuaban jadeando bajo y poco a poco acompasando sus respiraciones. Al concluir, Jung-kook no había salido del interior de su pareja, pero los fluidos se filtraban entre sus piernas.
Con la boca abierta para respirar, inflando el torso notablemente, el lobo, satisfecho, aflojó su agarre contra el chico, y éste se dejó caer hacia delante, apoyando sus palmas para sostenerse y aplacó despacio su cuerpo contra los almohadones y las prendas. En ese momento que Jung-kook contempló su cuerpo desnudo bajo el suyo, detuvo sus ojos en la parte alta de su espalda, más específicamente su nuca; hizo que sintiera una fuerte punzada en el pecho. Se relamió sus labios. Quería hincar sus colmillos de lobo ahí mismo, y reclamarlo como suyo para siempre. Poco a poco abrió sus fauces con varios hilos de saliva y restos de fluidos, y...
―¡Jung-kook! ―La repentina voz de un enfadado Ho-seok los tomó por sorpresa a ambos, provocándoles un breve sobresalto―. ¿Qué rayos crees que haces? ―Se aproximó a ellos con indignación―. ¡Taehyung es mío! ―Golpeó el suelo con la base de su tridente.
El aludido abandonó por fin la cavidad de su compañero y se puso de pie sin mucho esfuerzo.
―Así que tú fuiste quien le dilató el agujero del culo. ―Se llevó las manos a la cintura―. Escucha, Taehyung-ssi no es tuyo, puedo tener sexo con él cuando se nos antoje a ambos, ¿verdad, V? ―Desvió la mirada hacia el mencionado quien, todavía suspirando agitado, asintió con una sutil sonrisa.
―¿Pero qué dices, Tae? Antes me lo dijiste, ¡que eras solo mío!
―Oye... uno cuando tiene sexo desenfrenado dice muchas locuras. Además, estábamos jugando... pasando un buen rato, ¿o no? ―dijo entre suspiros.
―Claro que sí. Ahora ponte en cuatro, V. Haremos el perrito. ―dijo, estimulando su miembro.
―Aguarda un momento, "lobo feroz" ―dijo el diablo, golpeando sutilmente su pecho con su tridente―. Yo lo haré primero.
―Yo ya estaba con él.
―¡Yo estaba con él desde mucho antes!
―¡Cállense! ―gritó Taehyung, haciendo que los dos lo miraran―. Tómenme... ambos ―declaró, mirándolos de hito en hito.
Los referidos se miraron entre sí un tanto sorprendidos, aunque no demoraron en ceder. Lo tomó cada quien de una mano y lo levantaron. .
Ho-seok dio comienzo penetrando a Taehyung con tanta facilidad que fue doblemente placentero. Sintió esa cavidad envolver su pene, tan cálida y lubricada, que le dejó la piel de gallina. Apoyó su espalda contra la columna para mayor comodidad y mantuvo a su chico sujeto por los hombros, apretando un poco su agarre. Taehyung jadeaba tenue mientras Jung-kook lo besaba con hambre, apegado a su cuerpo. El chico aprovechó que sus penes se apretaban contra sus abdómenes, entonces comenzó a acariciar los glandes y recorrer ambos falos con su mano, sintiendo cómo poco a poco se humedecían de nueva cuenta. También trató de tomar la cola larga y peluda de su lobo, solo por diversión, pero éste la apartó de inmediato.
El sonido del besuqueo, los tocamientos y los jadeos de los tres los excitaban demasiado rápido. Taehyung pronto empezó a sentir el duro bombeo contra su entrada, debido a los movimientos afanosos de su diablo, haciéndole imposible la tarea de responder a los besos de su lobo, mas no dejó de acariciar su miembro y el propio.
Jung-kook lo tomó del rostro y volvió a conectar sus bocas en un repetitivo y mojado ósculo.
―M-métemelo... tú también... ―jadeó con lujuria sobre sus labios, apretando con fuerza sus penes.
Ho-seok había alcanzado a escuchar aquello; sin dudas sería algo divertido, por lo que tomó los muslos del chico y los alzó, dándole un fácil acceso a su compañero que pronto se adosó y se abrió paso en su interior. Taehyung dejó ir un breve alarido al sentir la expansión en el área, y poco a poco se sintió desfallecer de dolor y placer.
Pronto, los gemidos de los tres en conjunto hacían competencia a la música de la fiesta ahí arriba. El chico estaba apresado en medio de su demonio y su lobo, quienes comenzaron a moverse con mayor ímpetu, después de unos suaves meneos. Compartían besos, juntaban sus lenguas y se manoseaban sin reservas. La presencia de Ho-seok acrecentaba la calentura en los cuerpos, y aumentaba la libido en los otros dos, provocando que se excitaran sin alcanzar el clímax al completo, cosa que los frustraba, los llevaba a movilizarse con más frenesí, agotando más pronto sus fuerzas. Taehyung sentía los constantes espasmos, por lo que decidió dejar su cuerpo flojo y permitir que los otros dos lo manipulen a su antojo; ya no tenía fuerzas para nada, solo para gemir y gruñir en diferentes frecuencias, y balbucear obscenidades.
―Sí... ¡Sí! Me lo hacen tan sabroso... Continúen... ¡Háganmelo bien duro! Vuélvanme de su propiedad... ―gimió con voz aguda, entre agitaciones, mientras su cuerpo ascendía y descendía por las penetraciones, y su cuello era devorado por los labios de ambos.
* * * * *
Nam-joon estaba arrodillado en la cama, con su hermoso hombre entre sus brazos; una mano sobre su cerviz y la otra apretando sus nalgas, enterrando sus largas y filosas uñas en su carne. Jin jadeaba y se quejaba entre los besos que no dejaba de darle, mientras lo surcaba con sus piernas, se abrazaba a su cuello con sus brazos, y tiraba de sus cortas hebras rubias.
Cuando la sangre de los rasguños se filtraba, Nam-joon la lamía de sus dedos después. También chupaba las pequeñas lágrimas que se filtraban por sus ojos, manchándolo un poco de rojo, ya que en su lengua quedaban restos de sangre.
Con un intercambio de posición en sus palmas, el vampiro rayó todo el largo de la espalda de su preciosa presa, haciéndolo gruñir y esparciendo la sangre sobre su suave piel. Eso lo excitaba todavía más, lo que lo llevaba a clavarle sus colmillos y beber de su sangre. Lo hizo ahora en uno de sus pectorales, sobre el área de su pezón, succionando, bebiendo, lamiendo y relamiendo, como si lactara sangre pura y exclusivamente para él. La sensación volvía loco a Jin.
―N-Nam... si sigues... comiéndome así... me... vas... a matar... ―jadeó casi sin voz, entre duras estocadas que su pareja le propinaba, haciendo que su cuerpo entero diera pequeños rebotes, volviendo el dolor, así como su placer, inaguantables.
―Te viniste...
―¿Vas a culparme? ―suspiró, muy agitado.
―No. ―Sonrió y besó sus labios―. Me encanta cuando te vienes... porque tu cara de orgasmo es el espectáculo más erótico que no pedí, pero que desesperadamente necesitaba contemplar, sentir. ―Volvió a besarlo, con mayor intensidad y pasión esta vez.
―¿De verdad crees eso? ―preguntó coqueto, escondiendo una sonrisa y abrazándose más a él.
¿Qué podría ser mejor que recibir cumplidos de la persona que tanto le gustaba?
Volvieron a conectar sus bocas en un beso profundo, húmedo y grosero.
―Y no te preocupes por morir en mis brazos. Yo no te mataría, solo te convertiría.
―Escucha, esos colmillos de verdad son buenos, has conseguido abrirme la piel. Supongo que valió lo que costó...
―Claro... ―dijo malicioso, alargando la primera vocal―. Los colmillos... ―musitó y lamió sus belfos, para después adentrar su lengua dentro de su boca a jugar un poco y así recobrar la excitación.
En tanto profundizaban ese vertiginoso toque, Nam-joon volcó al chico sobre el colchón, sacó su pene de su recto y con sus manos masajeó y recorrió su torso, apretando un poco también, y oyéndolo quejarse, hasta que se decidió a abandonar sus labios.
―Ahora volveré a metértela hasta que consiga venirme yo, y mientras lo hago voy a morder ese dulce y apetitoso cuello que tienes ―murmuró con su voz rasposa, acariciando la zona deseada con sus dedos y relamiéndose los labios.
―N-Nam... ¿No estás llevando tu disfraz... un poco lejos? ―preguntó nervioso.
―¿Estás bromeando, bebé? Este es el mejor disfraz ―dijo y ensanchó una sonrisa en su rostro, dejando ver su hilera de dientes, con esos colmillos a los lados.
Jin observó esos molares con desconfianza, abstraído, aunque sintió un fuerte espasmo y liberó un sonoro gemido al ser penetrado de manera salvaje. Llevó rápido sus manos contra su pecho, mientras plañía en concordancia con sus abruptos movimientos, pero su chico lo tomó por las muñecas y las apartó, aplacándolas sobre el colchón, entonces empujó su sexo en su interior con mayor fuerza, haciéndolo sudar y gritar.
―¡Nam-joon! ¡Estás... desarmándome...!
―Sí... ―jadeó con parsimonia, perdido en éxtasis.
―¿Por qué me lo haces tan rudo...? ¿Y-y por qué me encanta tanto? ―gimió, apretando los párpados y haciendo su cabeza hacia atrás.
―Porque... ―Tomó un respiro y acumuló saliva para articular las palabras―. Hacerte el amor no basta... ―Deslizó sus manos sobre las opuestas y entrelazaron sus dedos―. A ti, mi príncipe, debo cogerte duro hasta los huesos y aun así quedarme poco satisfecho... para ver si la próxima vez lo conseguiré... pero al final... mi verdadero placer será provocar y presenciar los diferentes matices del tuyo.
Dada su breve explicación, Nam-joon asaltó el cuello de Jin, besándolo y lamiéndolo como un dulce. El muchacho abrió la boca, para seguir disfrutando del placer que le brindaba, hasta que lo oyó susurrar cerca de su oído "Hora de comer", entonces sus ojos se abrieron de par en par, y lo siguiente que sintió fueron esos colmillos enterrarse en la suave piel de su cuello con alevosía.
* * * * *
Los rayos de sol se colaban por las pequeñas aberturas de las cortinas sobre los ventanales de los dormitorios, mientras que en el resto de la mansión Min, con gajos de comida, guirnaldas y adornos de papel crepé, luces, globos con el tamaño reducido y otros reventados en el piso, entre otras cosas, yacían esparcidas.
Yoon-gi abrió los ojos de par en par y comenzó a removerse entre las sábanas de la cama, hasta que notó un peso a su lado y una cálida respiración contra su piel desnuda. Se levantó de golpe al ver que a su lado dormía Jimin, muy apegado a él, entonces se quedó en blanco unos segundos.
Paseó la mirada, percatándose así de que era el dormitorio que había elegido su amigo para ocupar en solitario.
―¿Qué carajos...? ―balbuceó, con un párpado más caído que el otro. No se conectaba del todo con la vigilia.
Se llevó una mano a la cabeza, rascando un poco su cabello y la banda con las orejas de gato que le había puesto Jimin cayeron sobre su regazo. El muchacho las tomó y entrecerró los ojos, tratando de recordar qué demonios había pasado la noche anterior. No recordaba haber bebido tanto como para no acordarse de absolutamente nada.
Al apartar las sábanas notó que ni siquiera llevaba puesta ropa interior, aunque no se hizo demasiado problema: le robó un par de prendas a Jimin y dejó la habitación; estaba preocupado no solo por no recordar nada de la fiesta, sino por la condición en que podría haber quedado la casa.
Al salir al pasillo una empleada doméstica de mediana edad, junto a sus compañeros de trabajo, lo saludaron cordialmente, a lo que él correspondió de inmediato. Estaba totalmente perdido, no recordaba haberlos llamado.
―Disculpa la pregunta, pero... ¿Yo los llamé para que vinieran a limpiar temprano?
―Oh, no ―respondió ella, muy atenta―. Su amigo Kim Seok-jin nos llamó muy temprano, poco antes de que saliera el sol, y pidió que acudiéramos ya que con la fiesta la mansión era un verdadero desastre.
―¿Seok-jin lo hizo? ―Alzó las cejas.
―Y su otro amigo, Kim Taehyung también.
Yoon-gi abrió los ojos de par en par.
―Él, junto al joven Seok-jin despacharon a los invitados a eso de las cinco de la mañana, luego nos llamaron y ellos se fueron a descansar. Saben que trabajamos para la familia Min hace años, por lo que no tuvieron inconveniente en dejarnos solos para hacer nuestro trabajo.
El asombro no paraba de atiborrar al muchacho, hallándose estupefacto.
―Lo felicito, joven Yoon-gi. Parece que ha sido una buena fiesta, ¿no es así?
―S-sí... ha estado muy bien. ―Sonrió apenas.
«Desearía poder recordarlo», pensó, frustrado.
La mujer hizo una reverencia y continuó con sus labores. Min correspondió y siguió su camino, hasta que de pronto una voz ronca lo asaltó por la espalda.
―¡Suga-hyung! ―exclamó Taehyung con un tono calmo, rodeó su cuello con sus brazos y depositó un casto beso en su mejilla―. ¡Buenos días!
―¿Y tú por qué tan cariñoso?
―Dormí bien y me divertí mucho en la fiesta ―dijo, caminando y quedándose de pie a su lado.
―Me dijeron que tú y Jin se encargaron de despedir a los invitados y llamar a la servidumbre. Gracias.
―¡Oh, eso! No hay de qué. ―Sonrió muy alegre y llevó su mano bajo el mentón de su hyung, haciendo unas caricias con sus dedos, aunque éste no pareció inmutarse en lo más mínimo.
»Oh... ya no funciona ―expuso, sorprendido.
―¿Qué cosa? ―indagó, enarcando una ceja.
―Nada. ―Meneó la cabeza―. No me hagas caso. ―Mantuvo su expresión llena de júbilo en el rostro―. Desearía que pudiéramos juntarnos más seguido y todos los Halloween que vengan.
―Sí, a mí también. ―Sonrió.
―Bajemos a desayunar. Noona seguro nos preparará algo delicioso. ―Tomó su mano.
―Espera. ―Se soltó―. Iré a ver a Jin un momento. Anoche no se sentía muy bien y terminó encargándose de todo contigo, porque al parecer nosotros nos quedamos noqueados por el sueño.
―Yo no haría eso. ―Negó lento con la cabeza.
―¿De qué hablas?
―Como bien dijiste, Jin-ssi se quedó en vela hasta muy tarde. Lo mejor será dejarlo descansar un rato.
―P-pero...
―Yo lo he visto y está mucho mejor. No tienes de qué preocuparte.
―D-de acuerdo... Si tú lo dices.
―Yo tengo mucha hambre, así que bajaré a desayunar ahora, ¿sí? ―dijo, y se dio media vuelta―. ¡Te veo abajo! ―exclamó, con una mano en alto.
En ese momento, asomado por el cuello de su bata que acompañaba su pijama, logró distinguir una marca en su cuello, un poco más debajo de la cerviz. Un surco que dejaba la piel enrojecida, parecía... ¿una mordida?
―¡O-oye, Tae! ―Le llamó la atención, haciendo que se volteara hacia él―. ¿Cómo te hiciste eso? ―preguntó, haciendo ademanes con sus manos.
―Oh, ¿esto? ―Posó su palma sobre la herida―. Anoche fue muy salvaje ―dijo, y le guiñó un ojo para continuar su camino hacia el ascensor.
―Pe-pe-pero, ¡¿estás bien?! ―Le gritó a distancia.
―¡Sí, hyung! ¡De maravilla! ¡Nada de qué preocuparse!
Yoon-gi no lograba atar los cabos sueltos; su cabeza era un embrollo ahora mismo. Aunque le dio un sacudón a ésta al momento siguiente, e intentó dejar el tema de lado, pues no le encontraba respuesta; tal vez su mente conseguiría aclararse después.
Preocupado, se acercó a la habitación de Ho-seok y allí se lo encontró durmiendo con Jung-kook abrazándolo por la espalda y su cabeza sobre su brazo, sumidos en un sueño profundo, el cual no interrumpiría. Tras cerrar la puerta se percató que era la misma de donde Taehyung había salido. ¿Habían dormido los tres juntos? No le extrañó, ya que la noche anterior también habían dormido los dos con Ho-seok.
Pese a la advertencia de su compañero, Yoon-gi no dejaría de velar por cada uno de sus amigos, por lo que, con suma cautela, abrió la puerta del dormitorio de Jin, y allí, en una oscuridad casi absoluta, se lo encontró durmiendo boca arriba, y para su sorpresa, aunque no tanta realmente, Nam-joon reposaba su cabeza sobre su pecho y abrazaba su cintura como la mejor almohada del mundo. Ambos dormían plácidamente, cosa que lo hizo sonreír. Por fin esos dos habían aclarado los tantos y dieron "el gran salto".
«Bien por ellos», pensó, cerrando la puerta y sin abandonar la mueca de su rostro.
Poco después de haber desayunado en la planta baja, se incorporaron a la cocina Ho-seok y Jung-kook, luego apareció Jimin, mas no contaron con la presencia de Jin o Nam-joon. Al igual que Yoon-gi, todos concordaban en el hecho de que no conseguían recordar nada de lo ocurrido anoche, aunque por alguna razón, no era capaz de ignorar la sonrisa ladina que intentaba ocultar Taehyung; él continuaba diciendo que tampoco recordaba nada, pero... ya no se sentía tan seguro al respecto.
* * * * *
Alrededor de las tres de la mañana, cuando ya todos habían caído, presos del cansancio por la incesante... "actividad". Taehyung y Seok-jin eran los únicos de pie y con mucha energía al parecer.
El fuerte aroma de uno atrajo los alterados sentidos del otro hasta su ubicación en la planta baja, entre toda la gente que aún rondaba en esa fiesta espectacular. Sus ojos se encontraron y se sonrieron, y por supuesto que "se portaron mal" también. Lo hicieron en uno de los vestíbulos, encerrados bajo dos vueltas de llave. Se quitaron la ropa como dos auténticos desquiciados. Se testearon con sus bocas, se recorrieron con sus manos, apretando y rasgando con sus pezuñas.
Tuvieron sexo contra la pared, sobre los muebles, en el piso, y sobre el gran sillón. Raudos, salvajes, indecorosos.
―Tan sucio... Jinnie... ―gimió Taehyung, mientras meneaba su cadera de manera sensual, devorando el pene de su compañero, y se tocaba con descaro para él.
―No me llames Jinnie... Solo una persona puede decirme así ―suspiró con un tono severo, empezando a acompañar sus movimientos.
Luego de abastecerse y satisfacerse, ambos se prepararon para expedir a los visitantes. Todos los saludaron cordialmente, agradecieron por todo lo ofrecido en la fiesta y dejaron sus cortesías para el resto de sus amigos, lamentando no poder despedirlos como era debido en ese momento.
Los iris amarillos de Taehyung y la mordida en el cuello de Seok-jin, captaron la mirada de muchos. Los felicitaron por el excelente "maquillaje" que se habían hecho, aunque los dos se miraron entre sí y comenzaron a reír a carcajadas, y no era una risa que contagiara, sino una que más bien causaba escozor, pues no parecían ellos mismos. Y ambos compartían el pensamiento de que sin lugar a dudas eran el mejor disfraz.
* * * * *
Llegada la tarde, con el crepúsculo desvaneciéndose, el grupo de cinco tenía todo listo para que pronto partieran de regreso a la ciudad.
Todos parecían verse bien y sanos, por lo que Yoon-gi zanjó el tema de lo ocurrido en la fiesta ahí mismo. No obstante, sí estaba preocupado por Nam-joon y Seok-jin, ya que no se habían dejado ver en todo el día, por lo que volvió a su dormitorio, y antes de tocar a la puerta ésta se abrió, dejando ver el rostro circunspecto de Jin.
―¡Hyung! ―Abrió grande los ojos―. ¿Te sientes bien?
―Ahora me siento de maravilla, Suga. Lamento haberlos preocupado.
―No hay problema. Lo importante es que estés bien. ¿Sigue Nam-joon-ah contigo? ―preguntó, poniéndose de puntillas y tratando de mirar al interior del cuarto, que todavía se hallaba muy oscuro, pero Jin le bloqueó el campo de visión enseguida.
―Yoon-gi-ya, sé que tal vez sea un abuso de mi parte, pero... ¿Crees que podrías dejar que me quede aquí unos días más?
―¿Quedarte?
―Quedarme con Nam. ―Sonrió―. Ahora que hemos podido conectar... me gustaría que podamos tener un poco de tiempo... juntos.
―Yo no tengo problema, Jin. Confío en que no descuidarás el lugar. Los chicos y yo nos marcharemos en unas horas. Te dejaré el manojo de llaves en el primer piso, en la mesita al pie de las escaleras, y avisaré a los sirvientes para que vuelvan en dos días a limpiar, ¿de acuerdo?
―Me parece fantástico. Te lo agradezco, Yoon-gi-ssi.
De repente, un ruido, semejante a un quejido, se oyó en el interior de la habitación.
―¿Qué fue eso?
―Oh, Namu debe estar empezando a desperezarse. Le diré que les envíe saludos y los llame luego.
―Te lo quieres quedar solo para ti, ¿eh? ―dijo, jocoso.
Yoon-gi notó las marcas en su cuello, por lo que no pudo evitar indagar, pero antes de que pudiera palparlas con sus dedos, Jin se apartó.
―¿Te visitó Drácula anoche? ―bromeó, arqueando una ceja.
―Tal vez. ―Sonrió con pillería―. Es maquillaje. Anoche a duras penas alcancé a medio disfrazarme.
―Pues, se ve muy real. Buen trabajo.
―Gracias.
―Nos veremos pronto entonces, amigo.
―Cuenta con eso, Yoon-gi-ssi. Cuídense mucho ―dijo, alargando las vocales en su última frase, mientras lo veía alejarse.
En cuanto cerró la puerta, la sonrisa cálida de Seok-jin se esfumó. Se giró hacia la cama donde tenía amarrado y amordazado a Nam-joon.
―¿No podías quedarte tranquilo? ―le reprochó, caminando y agachándose junto a la cama, cerca de su rostro―. ¿Qué iba a hacer si Yoon-gi-ssi me descubría? ―dijo con un tono más dulce ahora, mientras acariciaba su cabello.
El cautivo frunció el ceño y gruñó bajo el trapo que tenía en la boca.
―No te entiendo nada, cariño. A ver, déjame ayudarte ―dijo muy sonriente. Desató el pañuelo rodeando su mandíbula y retiró los pares de calcetines que le había metido en la boca.
»Ahí está. Pero no grites o me vas a hacer enfadar, ¿eh? ―dijo, tan dulce como amenazante.
―¿Te volviste loco, Jin? Desátame ahora mismo.
―¡No gritaste! ―exclamó con euforia―. Tal vez sigues confiando en mí. Qué dulce eres, Nam ―dijo, y depositó un tierno beso en su frente.
―¿Por qué me haces esto? ¿Por qué mientes a nuestros amigos? ¿Qué pretendes? ―preguntó intranquilo.
En ese momento Jin se irguió y se despojó de su bata, desvelando su cuerpo desnudo y en un parpadeo, con una ínfima brisa, estaba sentado sobre la pelvis desnuda de su hombre apresado, dejando que las pieles de sus miembros, aún dormidos, se tocaran, y empezó a acariciar su torso, erizándole la piel con el frío de sus manos.
―Te ves diferente... ―Expuso con recelo.
―Digamos que... ―Inclinó su cuerpo hasta que sus narices se rozaron en primer lugar―, estoy... renovado, Nam-joonie ―masculló y comenzó a besar sus labios. Su compañero respondió.
»Y te lo debo todo a ti ―dijo, y volvió a besarlo, más apasionado que antes.
―¿De qué hablas? ―cuestionó, en el momento en que separaron un poco sus bocas.
―No importa. ―Sonrió―. Solo gracias. ―Lo besó una vez más.
Una de las manos de Jin bajó hasta el miembro de su hombre, entonces comenzó a brindarle atención en tanto intensificaba ese beso.
―Me hiciste tuyo tanto como quisiste anoche. Así que prepárate, amor... porque yo no te lo pondré tan fácil. ―Canturreó con un susurro dulce.
―Jinnie, ¿de qué estás hablando? Lo haremos como tú quieras, pero desátame ya, ¿sí? Me estás poniendo nervioso.
―Te drenaré y te torturaré con tanto placer... Y lo mejor de todo será que ambos lo recordaremos todo esta vez ―dijo, metiendo sus dedos entre su corto cabello y besando sus labios, esos dulces y sugerentes labios que tanto amaba, otra vez.
* * * * *
―Esta es mi última maleta ―dijo Jung-kook.
―Perfecto, acomódala bien ―respondió Yoon-gi.
―¿Estará bien que RapMon-hyung y Jin-hyung se queden solos en esta casona?
―Son adultos, Jung-kookie. Estarán bien. No te preocupes ―dijo, y le dio una palmada en el hombro al chico, aunque éste se hallaba inquieto, sin entender por qué, sin saber que era un sentimiento bastante acertado.
Allí, dentro de aquellas añejas y gruesas paredes, el deseo de los dos que decían quererse y anhelarse estaban en guerra. Aquel que había sido dominado, ahora estaba sobre la sombra que dejó su dominante. Mentiría si dijera que no lo extrañaba. Pero en estos momentos solo quería exprimirlo y orillarlo a la locura, con su voz, sus besos, sus caricias, su cuerpo entero. Llevarlo a la cúspide del placer, para luego bajarlo de un empujón, y volver a empezar.
―E-está bien, Jinnie. Aceptaré lo que me des... Castígame como tú quieras. Sé que no me arrepentiré...
―Nam-joonie... ―Sujetó su rostro humectado en sudor con ambas manos―, me gustas mucho, pero no me cabe la menor duda de que podría amarte... para toda la eternidad.
El travieso vampiro se inclinó a lamer y pellizcar la piel del cuello de su pareja, estremeciéndolo y haciéndolo suspirar.
―Ahora vamos a coger ―susurró, mirándolo a los ojos―. Y poco antes de que terminemos, si es que se me antoja dejarte, voy a morderte ese delicioso cuello tuyo. ―Recorrió el área con sus largos dedos y entreabrió su boca ante el apetito.
―Jin... ¿Esos son los colmillos del disfraz de vampiro que me diste?
El referido esbozó una gran sonrisa.
―De verdad, cariño... Es el mejor disfraz.
* * * * *
Sin dos de ellos, en la camioneta había más espacio, por lo que pudieron estirarse con ganas. Jimin estaba al volante, llenando el vehículo con su dulce canto, y molestando a un somnoliento Yoon-gi, que tenía a su alcance en el asiento del copiloto, cada vez que se detenía en una luz roja. Ho-seok, desde el asiento de atrás, contribuyó poniéndole en la cabeza esas orejas de gato que había llevado en su disfraz para la fiesta.
―Dejen eso... o les voy a patear las bolas... ―balbuceó, con los ojos cerrados y los brazos cruzados; sus amigos respondieron con risas.
* * * * *
Las criaturas que por la magia puedan surgir serán despojadas de sus memorias al abrir sus ojos y resurgir como lo que fueron, mas los vestigios dejados por ellos prevalecerán, y eso será otro cantar.
Esas eran "las letras pequeñas", escritas debajo del conjuro en el viejo grimorio de los Min. Taehyung pudo notarlas y leerlas con ayuda de Jin, a quien le había mostrado el libro y explicado los detalles de todo lo ocurrido, poco antes de cargar a sus desfallecidos amigos hasta sus respectivas habitaciones. Asimismo notaron al curiosear la tapa dura de color escarlata, que se trataba de un libro de ocultismo especializado en hechizos para divertirse, afrodisíacos y el aumento de la libido.
Dichas páginas, las ojeaba Taehyung por medio de su teléfono celular ahora, acurrucado en un extremo del asiento trasero de la camioneta, donde hacía su retorno en compañía de sus amigos, mientras acariciaba el cabello de Jung-kook, quien se encontraba arrimado contra su cuerpo, con sus ojos cerrados y tratando de entregarse al sueño.
―V-hyung, me haces cosquillas... ―murmuró, ensanchando una sonrisa, al notar el tacto de sus dedos sobre la piel de su cuello.
―Sí... cosquillitas... ―Canturreó en voz baja, mirándolo de costado y subiendo la comisura de sus labios.
Necesitaba del Halloween para darle vida al conjuro nuevamente, pero... nada le impediría a él o a Seok-jin poder portarse tan mal como quisieran mientras aguardaban.
FIN.
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Como me gustan los vampiros, maldición ò.ó
Estoy pensando en hacer en algún momento una historia puramente con vampiros. ¿Quién podría ser la "pobre alma" que llega a ese mundillo plagado por vampiros? ¿Qué parejitas podría haber? Acepto sugerencias.
Como siempre, gracias infinitas por su lectura e interacciones.
Se aprecia muchísimo. ♥
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