✓1. Pesadilla
—Te quiero mucho mami. —La abrazo fuerte escondiendo mi rostro en su pecho.
—Yo también te quiero mucho mi niña. —Corresponde el abrazo dejando un beso mi cabeza—. Ahora anda, que se te hace tarde.
Salgo de la casa corriendo y antes de doblar la esquina, detengo mi andar maldiciéndome internamente al no decirle a mi madre sobre la reunión escolar.
—Aah que tonta —susurro dando media vuelta corriendo de regreso a casa.
Cuando me voy acercando puedo ver la puerta de la entrada entre abierta. “Pero apenas salí hace unos minutos y la dejé cerrada”, pienso abriéndola por completo. Entro con cuidado y unos gritos en las habitaciones del final hacen que mi cuerpo se estremezca imaginándome lo peor.
Comienzo a caminar despacio con mi cuerpo temblando. Entre más cerca estoy, los gritos y el llanto se hacen más fuertes y al reconocer los lamentos de mi madre mi corazón se aprieta y las lágrimas comienzan a descender.
Cuando llego al último cuarto, mi cuerpo se paraliza al ver la escena antes mis ojos. Un hombre completamente de negro está encima de mi mamá sujetando su cuerpo. Ella se encuentra en el suelo tratando de soltarse y gritando que la deje, que no le haga daño.
El sujeto solo se ríe mientras dice que se calle. El rostro de mi madre está manchado de sangre y su ropa toda deshecha. Tal escena desagradable y desgarradora me tiene en shock, no puedo moverme y mis ojos inundados en lágrimas no hacen más que observar.
Un sollozo imposible de contener se escucha por toda la habitación y me congelo cuando el sujeto gira el rostro en mi dirección. Su mirada de maniático se oscurece y su sonrisa asquerosa crece. Observa a mi madre la cual empieza a negar con su expresión empapada de terror.
—Así que la zorra tiene una zorrita. —Su vos rasposa resonando por todo el lugar en silencio.
—N-no no ,ella no, de-deja que se vaya po-por favor —suplica mi madre con palabras entrecortadas.
—¿Por qué? Hay que invitarla a la fiesta —dice con un tono divertido poniéndose de pie, dando unos pasos hacia mí.
—No no no, a ella no…. —Trata de sostenerlo tomando su pierna, pero él con un movimiento se libera del débil agarre—Manuela ¡¡MANUELA COREEE!! —grita.
Y es entonces cuando salgo de mi estado y empiezo a correr por el pasillo hacia la puerta de salida, pero no logro llegar ni al salón cuando un tirón en mi cabello me detiene haciéndome gritar de dolor.
—¿Dónde vas zorrita?, la fiesta apenas y acaba de comenzar —susurra en mi oído pasando un brazo por mi cintura, separando mis pies del suelo, iendo de regreso a la habitación.
—¡¡SUÉLTAME… SUÉLTAMEEE!! —grito con todas mis fuerzas mientras pataleo tratando de soltarme, pero todo es inútil.
Me lleva hasta el cuarto de nuevo y ahí está mamá tratando con esfuerzo de ponerse de pie.
—¿Dónde crees que vas perra?
—De-deja que mi hija s-se valla, ya m-me tienes a mí —dice con la voz quebrada mientras lágrimas corren por su rostro.
‹ Esto es una pesadilla y quiero despertar. ›
—No lo creo, ya me aburrí de ti —menciona acercando su boca a mi mejilla. —Vez a tu mami, —un sollozo escapa de mis labios y sonríe— dile adiós, que ahora tú y yo vamos a divertirnos mucho—. Un arma que no había visto apunta en la dirección de mi madre y se me va el alma del cuerpo.
—NOO.. —grito desgarrándome la garganta, pero es tarde, el sonido de un disparo y mi mamá cayendo en el suelo con una bala en su cabeza es lo único que ven mis ojos —MAMAAAÁ NOOO…..
—¡MAMAAAÁ! —Despierto sobresaltada con la respiración a mil y las mejillas mojadas por las lágrimas.
Miro en todas las direcciones desesperada, asegurándome que todo está bien, que estoy en mi habitación. Respiro por unos segundos tratando de calmarme, cierro los ojos y los imborrables recuerdos llegan a mí, de nuevo la misma pesadilla. No se detienen desde que tengo quince años. Ese fatídico día, mi realidad perdió todos los colores.
Cuando mi respiración está más calmada, tomo mi teléfono sobre la mesita de noche y observo la hora, cinco de la mañana, por dios. Levantándome, doy por concluido mi periodo de sueño, ya que es obvio que no podré volver a dormir.
Saliendo de mi habitación, me dirijo hacia la cocina a por un vaso de agua. Hoy mis clases comienzan a las diez, por lo que tengo el tiempo necesario para relajarme y despejar mi mente un poco. Dejando el vaso vacío sobre la mesa, voy hacia el pasillo de las habitaciones, caminando hacia la última puerta.
Abro la puerta y recuesto mi cuerpo al marco observando el interior del lugar. Mi estudio de arte, mi lugar seguro, está un poco desordenado: hay pinceles, cuadros y manchas de pintura por todas partes, pero en mi opinión, el desorden de algunos, es el orden de otros.
Entro por completo y voy directo hacia el lienzo que comencé hacer ayer. Poniéndome el delantal para no ensuciar mi ropa tomo asiento frente a la pintura. Mis ojos recorren el boceto echo, buscando algún fallo y al estar conforme con los trazos, elijo un buen contraste de colores y los vierto en la paleta.
No soy muy amante a los colores brillantes, aunque no los descarto cuando son necesarios. En todos mis cuadros casi siempre predomina el color negro, el blanco y el gris; puede que los demás también, pero en tonalidades oscuras.
Con la primera pincelada me pongo manos a la obra y me pierdo en mi mundo del arte. La verdad es que hacer esto me mantiene viva, me distrae de la realidad. Aquí en este pequeño espacio me siento bien y en cada uno de estos lienzos he plasmados mis sentimientos, tanto tristes como alegres. Aquí me siento libre, sin restricciones y de alguna forma segura de mi misma.
Después de minutos u horas, suelto el pincel observando mi trabajo terminado y luego de recorrerlo con la mirada, llego a la conclusión de que me encanta el resultado. La pintura consiste en el perfil de una mujer con los labios entre abiertos, sus ojos brillan y una lágrima va recorriendo su mejilla, mientras su mirada se pierde en el horizonte. No es algo muy alegre, pero si atrapante y me gusta.
Miro hacia la ventana a mi derecha viendo la claridad entrar a través de las cortinas, por lo que levanto la mirada hacia el reloj sobre la puerta y me sorprendo al ver que ya son las 8:30 de la mañana, siempre se me pasa el tiempo. Pongo la pintura a secar y empiezo a recoger un poco el desorden que tengo aquí.
Al cabo de unos quince minutos salgo del estudio y voy directo a darme un baño en mi habitación, tengo pintura en todas partes. Unos minutos después de una relajante ducha, salgo envuelta en una toalla, la cual dejo sobre la cama poniéndome la ropa que había sacado minutos antes.
Saliendo hacia a la cocina, me preparo algo rápido para desayunar, eligiendo mi cereal de chocolate como buena opción. Con mi estómago lleno, dejo el recipiente que utilicé limpio y voy hacia el salón tomando mi bolsa junto con mi teléfono y las llaves del coche. Cierro la casa y al llegar al garaje saco a mi bebé, un deportivo negro regalo de mi padre.
Monto en el puesto de copiloto, me coloco el cinturón de seguridad y enciendo la radio buscando algo que escuchar mientras tomo camino hacia la universidad. Al parar en un semáforo en rojo mi teléfono suena anunciando un nuevo mensaje.
Mari Mari
9:40 am
Manuela ¿dónde demonios estás?, ya es tarde, apresúrate.
¿Y esta? Desde cuando le preocupa la entrada temprano. Frunzo el ceño y escribo una respuesta.
Yo
9:41 am
Ya estoy por llegar, no te estreses.
Unos minutos después estoy estacionando en el aparcamiento, tomo mis cosas y salgo del coche poniéndole la alarma. Veo a mi amiga en la entrada y me dirijo hacia ella. Cuando estoy a unos pasos de distancia nota mi presencia volteándose en mi dirección, notando así su expresión extraña.
—Al fin, pensé que no ibas a llegar nunca. —Y así me recibe mi mejor amiga.
—No seas dramática, todavía faltan unos minutos para la primera clase, además, cuando tu llegas tarde yo no te reclamo nada —digo mientras me acerco dejando un beso en su mejilla, dándome cuenta de sus lindos ojos mieles algo rojos.
—Bueno, como sea, vamos. —Toma mi mano y me lleva con ella sin darme tiempo a preguntar que le sucede.
Entramos en los pasillos llenos de estudiante, encontrándonos en unos de ellos con Marcos, nuestro loco y mejor amigo.
—Chicaaas.
—Hola Marquitos ¿qué tal tu noche? —pregunto recibiendo como respuesta una enormes sonrisa—. Bueno, por tu sonrisa me imagino que perfecta.
—Más que perfecta, ¡estuvo alucinante!, deja que les cuente. —Mueve sus cejas enganchando su brazo con el mío.
—Chicos, luego los veo —dice Marina de pronto comenzando a caminar, perdiéndose entre los demás estudiantes sin darnos tiempo a replicar.
—¿Qué le pasa a Mari? —pregunta Marcos con la mirada puesta en la dirección que se ha ido nuestra amiga.
—No lo sé, cuando llegué estaba muy seria y noté sus ojos algo rojos.. como si hubiera llorado.
—¿Llorado? —Asiento—. Algo debe haber pasado, ella siempre está feliz.
—Lo sé, luego trataré de hablar con ella, ahora me voy que ya empieza mi clase. Hasta más tarde, después hablamos de tu noche.
—Hasta más tarde. —Me despido con la mano y me pierdo entre la multitud.
Me dirijo hacia mi salón entrando junto con el profesor. Un minuto más y me quedo fuera, por poco.
Ya eran las dos de la tarde y había terminado mis clases por fin. Entrando a la cafetería veo a Marcos en una de las mesa cerca de la ventana y me dirijo en su dirección.
—Hola —saludo tomando asiento frente suyo.
—Hey, ¿ya terminaste? —pregunta dándole un trago a su jugo.
—Por hoy si.
—Que bien por ti, yo tengo clases en media ahora —dice haciendo un puchero con sus labios cruzándose de brazos, a veces parece un niño—. No es justo.
—Nada aquí es justo mi rey. —Tomo su jugo riendo de su berrinche—. Oye, ¿no has visto a Marina?, la he estado buscando desde que salí del salón.
—Cuando venía hacia la cafetería, la vi salir. La llamé, pero me dijo que después nos llamaba y se fue casi corriendo —comenta haciendo una mueca—. Está muy rara y me preocupa, ella nunca se ha comportado de esa manera con nosotros.
—A mí también me preocupa, es obvio que le sucede algo y ella es de las que no puede mantener la boca cerrada y que no comente nada… —Tuerzo mis labios y vuelvo a dejar el jugo sobre la mesa.
—Si, es raro —suspira con una expresión preocupada.
Después de estar un rato más conversando con mi amigo tratando de sacar nuestras propias conclusiones y no haber llegado a ninguna, nos despedimos cuando fue la hora de su clase. Él subió nuevamente las escaleras de la entrada y yo fui hacia el estacionamiento montando en mi coche y conduciendo en dirección a mi hogar.
Mientras estoy en la cocina, siento mi teléfono sonar en el algún lugar. Dejo lo que estoy haciendo y sigo la dirección del sonido hasta el salón. ¿Cuándo lo deje ahí? Sentándome en el sillón, lo tomo viendo que es una llamada de mi padre.
—Hola papá.
—Hola cariño, ¿cómo estás? —pregunta y me imagino la sonrisa en su rostro.
—Muy bien ¿y tú cómo has estado?
—Bien, un poco cansado por el trabajo nada más.
—Me lo imagino. ¿Y eso qué llamas?
—¿No puedo llamar para saber de mi hija? —Sonrío ante su tono indignado.
—Papaaá… —Suspira y mi sonrisa se agranda.
—Bueeeno, está bien, me atrapaste.
—Siempre pa —ríe.
—Bien, hace unos días te comenté de mi casamiento en Italia, ¿recuerdas?
—Claro que lo recuerdo, no es algo se puede olvidar tan fácil ¿sabías? —Río—. Me lo dijiste y me enfadé también, ¿recuerdas? —pregunto imitando su pregunta con una sonrisa.
—Si, un día para no olvidar. —Hace una pausa—. Bueno a lo que iba, te llamé para invitarte a una cena, quiero presentarte a mi esposa y a sus hijos.
—Está bien, ¿y cuando sería?
—¿Puedes mañana en la noche?
—Si, no hay problema.
—Perfecto, entonces nos vemos mañana hija.
—Está bien, adiós papá.
Cuelgo la llamada y dejo el teléfono sobre la mesa de centro frente al sillón. Me pongo de pie iendo en dirección a la cocina nuevamente para terminar de hacer mi comida. Ya es algo tarde y mi pancita no ve nada desde que salí en la tarde de la universidad.
Unos minutos después me siento en la mesa a comer y con el primer bocado mi cabeza trae los recuerdos del día que mi padre me contó tal noticia. Como él mismo dice, un día para no olvidar.
Porque a ver, cuándo me citó hace unos días a su oficina para hablar, lo menos que yo me imaginaba era que iba a decirme que se había casado en Italia, cuando supuestamente había ido a ese tal viaje por asuntos de la empresa y menos que su esposa tenía dos hijos, aunque eso es lo de menos. Osea, él nunca antes me había hablado de ninguna mujer ni de rehacer su vida amorosa, aunque no me molesta porque muchas veces se lo insinúe, pero de la nada viaja y puff se casa, y sí, me enfadé con él y peleamos, pero no por que se halla casado, sino porque no me lo contó desde antes, no confió en mí.
Él pensó que no lo entendería, pero como no lo voy a entender si yo solo quiero su bien y su felicidad. Además, ya hacía siete años que mi padre era viudo. Después de lo que ocurrió con mamá y conmigo, él se sintió culpable por no haber estado en el país en esos días. Luego de eso dedicó todo su tiempo al trabajo y a mí.
Y hace un tiempo atrás, volvió a sonreír más seguido y sus ojos dejaron de estar apagados. Me preguntaba el motivo y hace unos días supe porque. La verdad es que después de todo me alegro mucho por él. Mi padre es mi vida y si es feliz, yo también lo soy.
Termino de comer y recojo todo lo que utilicé dejando todo limpio y en su lugar. Voy hacia mi habitación sentándome en la cama y reviso mi teléfono esperando tener alguna señal de Marina. La llamé muchas veces y le dejé varios mensajes, pero no he tenido respuesta de su parte. Mañana iré a su departamento a ver que es lo que está sucediendo con ella.
Con ese pensamiento, prendo la TV cambiando los canales hasta que me detengo en uno donde están transmitiendo algún capítulo de una serie americana. Dejo el control sobre la mesa de noche y me meto bajo la sábanas. No sé en que momento dejo de prestar atención a la televisión, solo sé que mis ojos pierden la fuerza y solo queda una profunda oscuridad.
Aquí les dejo el primer capítulo de esta historia linduras, espero que haya Sido de su agrado.
Si les gustó dejénmelo saber en comentarios y no menos importante, no se vallan sin darle a la estrellita ★.
Este de aquí es mi Instagram: soy_thati_3000; donde estaré publicando cositas sobre la historia así que los invito a darle un vistazo si no es mucha molestia.
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