Capítulo 7.2

Llegó a casa nuevamente, cansado de sus ensayos con la banda, los múltiples golpes que se dió contra la batería y los golpes que Sonia le alcanzaba a dar con su bajo. Suspiró con frustración y se dirigió a la cocina por un calmante vaso de agua.

Al entrar, notó como su amorcito verdecito bonito estaba limpiando la cocina como todos los días, con la mirada gacha en la mesa reluciente mientras acomodaba el florero de en medio.

— Ya llegué, cariño~ —exclamó ronroneante mientras le daba un abrazo por la espalda, se separó un poco y besó su mejilla—. ¿Qué se te antoja para comer?

— Medy...—dirigió su mirada al chiquillo—. Bebé, ¿Por qué?

— ¿Por qué qué?

— Verduras.

El de ojos cafecitos color caquita tembló, ¿Es que ya había pasado lo que predijo el azulado nalgón?

— ¿Verduras para cenar? —rió nervioso—, pero si a ti no te gus-

— ¿Por qué metiste mi oso entre las verduras?

— Eh...¿De qué hablas, cariño? —reía nervioso. Su pelaje se respingó al notar como el verdoso le enseñaba una bolsa vacía de "baby carrots".

El verdecito suspiró ya rendido, mientras sentía como el mayor le abrazaba. Se sorprendió un poco al ver que no hacía berrinche y le correspondió el acto.

— ¿Bebé?

— Lo siento, se que te dejo mucho peso en casa —murmuró mientras se separaba un poco—. Desde ahora te ayudaré sin que tengas que llegar a "esto" —alzó la bolsa de plástico y la señaló con su mirada azulina, rió un poco mientras rascaba su nuca.

El menor se sonrojó completamente, ¡Scourge sacaba brillitos de toda su persona y se veía increíblemente guapo!, ¡El novio ideal!, ¿¡Cómo no derretirse ante tal hazaña!?, ¡Mirando en cámara lenta como su chico destellaba en encanto mientras su ternura lo hacía ver divino!

Sentía que sacaba humo de sus orejitas ante el sonrojo tan grande que tenía, tapó su rostro con ambas manos, golpeándose.

— ¿¡Medy!?