Capítulo 6.4

— ¡Lo siento!

— Ya n-no im-mporta m-medy, p-p-pero por f-favor ya t-traem-me una b-bendit-ta t-toalla.

Después de una hora bajo la lluvia, nuestro querido verdecito de dudoso coeficiente intelectual al fin pisaba la calidez interior de su hogar. Manic le abrió la puerta al escuchar que la rasgaban como si un animalito se hubiese quedado afuera y al abrir solo vió a su bebé casi con neumonía.

Un rato después, ambos ya estaban en la cama recostados tratando de echar wueba un rato, Scourge metió su mano bajo su almohada con naturalidad. El verdecito menor notó como su mano iba cada vez más y más profundo bajo el esponjoso objeto; movía su mano de un lado a otro ya con desespero. Volteó la mirada evitando ver su delito.

— ¿Amorcito?

— ¿Si?

—...N-Nada.

¡Oh no!, ¡Scourge no le había contado la existencia de ese oso a Manic!, ¡JA!, Si tan solo supiera que aquel peluche está siendo roomie de un chayote.

— Scourge...¿Puedo pedirte algo?

— ¿Qué pasa?

— Podrías, a partir de hoy, encargarte de la limpieza de la cocina —pidió amablemente.

— E-Eh...pues...no quiero sonar m-

— No es pregunta, pequeña y preciosa garrapata verde, te estoy DICIENDO que lo PODRÁS HACER a partir de HOY. Y si te niegas, OLVIDATE de ese oso.

Al terminar las palabras maliciosas con un tono confiado en su voz, miró de reojo a su chico verdecito. Notó como este se limpió los ojos con el antebrazo, queriendo chillar.

— S-Si mi amor. *Sniff*

¡Excelente!, ¡Al fin le sale algo bien a Manic!...pero...¿Podrá resistir lo que viene?