¡ O C H O Y U N O !
Capítulo 8.1
Buscaba con la mirada algún indicio de trasero azul a la distancia, llevaban ahí aproximadamente una hora. El aeropuerto estaba semi lleno, olía a café con pan y ya se estaba desesperando porque no aparecía su...
— ¡AAAAAH!
— ¡AAAAAH!
Ambos corrieron y se abrazaron gritando como perras locas a medio pasillo de la bajada de aviones. Daban saltos mientras se daban golpecitos en la espalda y se tomaron de las manos mientras daban vueltas.
— ¡YA LLEGUÉ SCOURGE, YA LLEGUÉ!
— ¡YA LLEGASTEEE!
El verdecito picioso le terminó dando un fuerte y cariñoso abrazo mientras ambas de sus parejas se acercaban a ellos; miraban como el azulito comenzaba a lagrimear.
— Lo siento, no vine a verte antes —dijo con voz quebradiza.
— N-No llores *sniff*, me harás llorar a mi también —terminó llorando como todo hombrecito, escondió su rostro entre el cuello del más bajito mientras lo apretujaba.
Sus parejas se acercaron a la pequeña escena que habían formado, algunos los grababan y uno que otro tomaba fotos. El azebache y el de copete se miraron con una leve incomodidad, nunca habían entablado una conversación después del "felicidades" que le dijo el pastito en la boda de ambos chicos.
— Medy...¿Cierto? — comenzó la plática el mayor.
— Manic jeje — rió nervioso—, Medy es solo un apodo.
Ambos miraron como los primitos se separaron de su sentimental abrazo, se limpiaron las lágrimas y se acercaron corriendo tomados de las manos a su esposo/novio.
— ¡Shady, mira! —señaló sus manos tomadas—, ¡Lo estoy tocando!, ¡Y él a mí!
— ¡Medy, mira! —hizo lo mismo— ¡Es él, es él!
Ambos sonrieron al ver la notoria felicidad que tenían, más que nada el azebache, al saber que esta vez no se abandonarían como antes. Mientras que Medy trataba de no sentir celos de la escena.
— " Son primos, no pasa nada —se tranquilizó—. Espera, ambos nacieron en la región norte, ¡Norte!, ¿¡Son de esos primos que se besan hasta donde no llega el sol!?, ¡No, no, noooo!-"
— ¿Manic? —lo sacaron de sus pensamientos.
Alzó la mirada y notó como el trío de erizos lo miraban extrañados, pues había apachurrado el vasito de café vacío que tenía en la mano.
Tomaron las maletas de los recién llegados y caminaron al estacionamiento, dónde habían puesto la camioneta que Blaze les había prestado para ir por los esposos. Subieron el equipaje y ambos pares amorosos para dirigirse a su ratonera.
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