Capítulo 10.3

Cuando decimos que Manic y Scourge son tal para cual, literalmente estamos llamando a ambos "idiotas". Desde que el erizo de cabellera mal acomodada se enteró del problema del que se supone no se debía enterar, trataba a Scourge como a una princesita o una flor.

Lógicamente, Scourge no sabe que Manic ya sabe lo que él sabe (?), por lo que estaba confundido y hasta incómodo de que lo trataran como terrón de azúcar húmedo.

Su primo azul solía ver con decepción e incredulidad como el de pelos revoltosos, que tiene por pareja su primito menso, actuaba como una mamá en apuros con una bendición que no cerraba el osico.

Sin embargo, Scourge no hacía nada en realidad, solo seguía siendo el mismo verdecito culón de siempre.

— Manic —lo vió venir de un lado a otro en la cocina—, ¿Estás seguro de que no quieres irte a descansar?

— ¿¡POR QUÉ LO PREGUNTAS!? —contestó gritando, ya que estaba usando la licuadora.

— ¡POR QUÉ ESTÁS TAN APURADO COMO SI FUERAS EN UN MARATÓN!

— ¿¡QUE TIENES UN MORETÓN!?

— ¡MARATÓN!

— ¿¡CORRERÁS EN UNO!?, ¡FELICIDADES MI AMOR!

— Agh...¡NO CORRERÉ EN NINGUNO!

— ¿¡QUIERES JUGAR UNO!?, ¡VOY POR LA BARAJA!

Y dejo la licuadora sola, claro que sí.

El verdecito de ojos azules corrió a apagarla, ni siquiera sabía que era lo que estaba haciendo ahí adentro, ¿Salsa?, ¿Licuado?, ¿Por qué estaba verde entonces?

¿Por qué Medy estaba tan extraño?