Capítulo 2: Yo te protegeré

¡Hola chicos!

Aquí estamos de nuevo con un capítulo más de esta historia que al parecer gustó mucho, una reacción que no me esperaba a medias, pues sabía que era buena xd

Aquí está el capítulo 2 y uff, a pesar de ser menos palabras que el anterior (porque el autor es un gilipollas y lo decidió terminar allí), espero les guste mucho.

...

-Cientos de años después-

El mundo parecía estar en paz, los pequeños conflictos entre las razas seguían, pero siempre se procuraba no mezclar a los humanos.

En el cielo se llevaba una reunión, en el sexto cielo, lugar donde residen los serafines, se encontraban la mayoría reunidos alrededor de una mesa redonda, en una habitación blanca.

Michael y los presentes dialogaban, pero miraban preocupados y tristes a Gabriel.

-Han pasado 700 años...-, murmuró Raphael a su hermano, el Overlord del cielo.

Michael asintio algo desanimado por su hermana y el desaparecido Sariel.

En cierto momento Gabriel se levantó.

-Me voy-, dijo caminando hacia la salida.

Todos observaban esto cada vez que se reunían y aún les afectaba.

-Gabriel espera...-, Uriel la detuvo, ella se quedó parada frente a la puerta, esperando que dijera lo que tenga que decir. -Han pasado 700 años, ¿en verdad crees que... ?-, pregunto.

-¡Lo hara!-, interrumpió Gabriel bruscamente. -Se que él volvera-, dijo por ultima vez saliendo de la sala.

Todos se quedaron en silencio.

No sé imaginaban todo lo que Gabriel sufría y es por eso que trataban de convencerla de que tal vez, Sariel ya no volverá.

Justo en ese instante un círculo mágico se manifestó, del cual salió un chico pelicafe de ojos verdes con una polera verde puesta, este era Nejima Yosef, no se confundan, el no es un ángel.

-Oh, Yosef, ¿Que sucede?-, pregunto Michael mirando a uno de los nuevos integrantes del cielo, aunque en verdad ya llevaba un año sirviendo para ellos y los ha ayudado mucho en la resolución de varios conflictos con otras razas.

Yosef solo se había hecho aliado de ellos sin la necesidad de reencarnar.

-Muy buenos días a todos-, se inclinó al ver a los demás Serafines también reunidos, pero luego miro seriamente a Michael. -Tengo noticias importantes... Excalibur ha sido robada por, según dicen los rumores, el Cadre Kokabiel-, dijo Yosef serio.

Michael y los Serafines también se pusieron serios.

-Esto es malo...-, dijo el Overlord del cielo. -Yosef, tendrás que ir a encargarte de esto, más tarde enviaré a alguien para que pueda ayudarte-, dijo el Arcangel Michael serio.

Yosef asintió mientras se retiraba, con cierto misterio de emoción en su mirada.

-Esto no está bien, a largo plazo podría ocasionar una nueva guerra-, mencionó Raphael serio.

-Ese es su objetivo, todos conocemos al demente de Kokabiel-, dijo esta vez Uriel algo molesto.

-Tranquilos, estoy seguro de que Yosef podrá encargarse de esto y si no lo hace, la guerra sería inevitable-, dijo Michael encontrándose en una mala posición y solo pudiendo confiar en Yosef y a los acompañantes que enviara.

-Lugar desconocido- Narrador Yo-

Un sueño...

Un largo y profundo sueño es en el que me encuentro desde... no lo recuerdo, paso hace mucho tiempo, sólo recuerdo a padre gritar y después de allí, nada más...

-¡Padre!-, grite levantándome, dándome cuenta de que estaba en una inmensa oscuridad.

No podía ver el comienzo ni el final, no podía ver si tan siquiera tenía techo, o suelo.

¿Que hago aquí?

Sólo recuerdo la guerra, mis padres, Michael... Gabriel...

¡Gabriel!

¿Estará bien?

Por padre espero que si, no me perdonaría si algo malo le hubiera sucedido.

Me lancé como siempre, a lo estúpido, ¿en que mierda estaba pensando al hacer eso?

Y más importante, ¿en donde estoy?

No se cuanto tiempo ha pasado, pero sin duda debió ser mucho.

Puedo percibir algunas auras, el exterior no debe estar tan lejos, la realidad no debe estar tan lejos.

-"O puede que esto sea muy débil"-, pensé y entonces comencé a aumentar mi poder.

Toda esta dimensión comenzaba a temblar.

Pero aún así, aparte de pequeñas grietas, no parecía romperse pronto.

Me senté en suelo mientras pensaba en mi última alternativa, y esa era descifrar esto y salir de aquí a su tiempo, aunque claro, valgase la redundancia, eso llevará tiempo.

Pero también note algo extraño en mi poder, era como si este estuviera perturbado.

-Mundo normal- Narrador normal-

Todos habían sentido, aunque sea por una milésima de segundo, aquel poder, y se encontraban totalmente sorprendidos.

Gabriel era de las más sorprendidas y felices, lo sabía, era el, el estaba vivo.

Michael desde su oficina también parecía sorprendido, pero feliz.

Por otro lado, en Grigori, Azazel tembló un poco al sentirlo, sabía quien era y por nada del mundo quería cruzarse con él.

Por otro lado en la tierra, sólo pocos seres pudieron detectarlo, y entre ellos se encontraba cierto pelicafe y cierto dragón rojo sellado dentro de un artefacto el cual era portado por un castaño pervertido.

El pelicafe parecía intrigado, en sus años de vivir aquí, nunca había sentido tal poder, y sabía que fuera quien fuera, sin duda sería poderoso.

Por otro lado, el dragón sellado estaba serio, había reconocido a un viejo conocido.

Y en el infierno, los nuevos Maous se preguntaban quién sería, pero esperaban no fuera una amenaza.

-Con Gabriel-

Ella se encontraba en su habitación, en una hermosa habitación blanca, adornada de manera elegante, pero a la vez algo tierna.

Todo allí era hermoso, pero Gabriel no parecía feliz.

Ella se encontraba acostada, en un profundo sueño, desde que Sariel desapareció, no había tenido energías para nada, la muerte de su padre también le había afectado, se encontraba en un estado grave de depresión desde hace cientos de años.

Siempre tenía sueños, los cuales parecían pesadillas por todo el dolor que le provocaba recordar todos los momentos que pasó con Sariel, no había momento en el que el no estuviera presente en su mente.

-Sueño de Gabriel-

-¡Señorita Gabriel! ¡Señorita Gabriel!-, escuchaba una voz desesperada.

Se levantó lentamente sintiendo un gran dolor en todo el cuerpo.

Pero miro impactada todo el lugar.

Había destrucción por todas partes, había grandes ríos de sangre y varios cuerpos en el suelo.

A su lado de encontraba una Ángel, su más fiel acompañante, la cual se veía feliz y tenía lágrimas al verla levantarse.

Miro a los demás que se encontraban protegiéndola de todo el Ejército de demonios frente a ella.

Todos parecían desesperados y los demonios sonreían al ver que la victoria era suya.

-Señorita Gabriel, que bueno que despierta...-, dijo alegre la Ángel.

-¿Qué.... qué está pasando?-, pregunto algo confundida.

-Estamos rodeados...-, dijo triste y desesperada.

-¡Señorita Gabriel, usted escape, nosotros lucharemos hasta el final para protegerla!-, dijo uno de los Ángeles mirando seriamente a los demonios.

-No...-, Gabriel se levantó con algo se dificultad. -Ustedes váyanse, yo me encargo-, a pesar de la situación no se rendía.

-¡Señorita Gabriel, debemos irnos!-, gritó la Ángel que la había despertado.

-No permitiré que muera nadie más, váyanse ustedes-, dijo seriamente mientras aparecía sus alas.

Todos los Ángeles detrás de ella, miraban todo tensos y no sabían que hacer.

No querían morir y dejar a sus familias solas, pero tampoco querían dejar sola a Gabriel, quien era la Serafín más bondadosa de todas.

-Oh vaya vaya, que valientes palabras Gabriel-, escucho una voz grave y algo arrogante desde el otro lado.

Todos miraron como en el cielo se encontraba una figura imponente con doce grandes alas de murciélago sobre su espalda, irradiando un gran poder.

-Beelzebub...-, dijo Gabriel seria observando a uno de los cuatro Reyes Demonio, ahora las cosas eran más difíciles.

Beelzebub sonrió al verla así.

-Ha pasado tiempo hermanita, y por lo visto sigues siendo igual de hermosa que siempre-, decía mientras observaba su cuerpo con lujuria, Gabriel sintió asco por eso y los Ángeles detrás de ella se molestaron mucho. -Es una lástima tener que asesinarte aqui-, suspiro algo decepcionado.

Gabriel apretó los dientes de furia e impotencia.

-¡Ataquen!-, dijo el rey demonio riendo con suficiencia al ver que los Ángeles frente a el estaban acabados y que eliminaría a uno de los serafines.

Gabriel y sus súbditos veían como el gran Ejército de demonios se acercaba a ellos.

-"Sálvame"-, no sabe el porque pensó aquello mientras cerraba los ojos, y lo hizo pensando en cierto serafín.

De pronto, antes de que los demonios llegarán a atacar a los angeles más que listos, del cielo un gran rayo blanco iluminó la zona.

Todos veían extrañados esto, pero luego, por el lugar donde había caído el rayo, varias explosiones masivas comenzaron a suceder, eliminando a gran parte del Ejército de Beelzebub.

-¡¿Pero que?!-, gritó sorprendido y furioso el rey demonio.

Entonces del cielo, un gran Ejército angelical apareció y al frente de este estaba el Serafín más conocido por todos en la guerra, Sariel.

Sus doce alas y su silueta resplandecían entre el oscuro cielo, este se encontraba con una mano levantada, indicando que el había sido el causante de tal ataque.

El conocido como ángel de la muerte había llegado, el mandamiento de Dios.

Gabriel y los Ángeles miraron con alivio la llegaba de apoyo.

Los demonios comenzaron a temblar y Beelzebub estaba más que furioso e intrigado, pues las alas de ese serafín no eran como las de cualquier ángel normal.

Sariel miraba con una mirada tranquila a los enemigos, mientras tenía una sonrisa de diversión al verlos temblar y al ver a Beelzebub furioso.

-¡¿Quien demonios eres tu?!-, gritó el rey demonio cabreado.

Sariel lo miro con desdén, y sin contestar comenzó a hacer una de sus técnicas más poderosas y destructivas.

-¡Omega Ark!-, varias esferas de luz encerraron a los demonios del ejército de Beelzebub.

Los demonios dentro veian con terror lo que sucedería y por más que intentarán escapar, esto no era posible.

-¡Que la luz sagrada os purifique pecadores!-, grito mientras cerraba los puños y todas las esferas comenzaron a implosionar, no dejando ni un rastro de lo que antes había sido un gran ejército.

Sariel tenía una sonrisa satisfactoria al haber terminado con gran parte de ellos, además de que había cerrado los ojos en una expresión solemne y serena.

Por otro lado Beelzebub miraba con terror la sonrisa que el serafín tenía, esto no le parecía acordé a la actitud de un ángel, menos la de un serafín.

Se sobresalto un poco cuando Sariel lo miro directamente a él con una sonrisa y mirada que indicaba que el siguiente sería él, si es que no se retiraba.

-Nos volveremos a ver...-, dijo este mientras se retiraba mediante un círculo mágico, pero olvidándose de sus aliados, quienes estaban aterrorizados, sabiendo que ahora enfrentarían la total aniquilación al ver al ejército que Sariel había traído consigo.

Entonces Sariel, sin hacer caso a nada más, fue directo donde Gabriel.

El Ejército se quedó esperando órdenes.

Pero los demonios sabían que ya no tenían escapatoria.

-¿Estas bien?-, pregunto Sariel, pero inmediatamente Gabriel se lanzo a abrazarlo.

-Muchas gracias-, dijo ella mientras lo abrazaba.

Sariel se sorprendió un poco, pero también la abrazo mientras sonreía.

-Creía que ya todo se había perdido-, dijo ella nuevamente en su pecho.

-No te preocupes, siempre te protegere-, Sariel dijo suavemente a su oido.

"Siempre te protegere"

"Siempre te protegere"

"Siempre te protegere"

Eso se repetía en la mente de Gabriel una y otra vez.

-Fin del sueño-

-¡Sariel!-, gritó ella despertando bruscamente, tenía rastros de sudor y algunas lágrimas se escapaban de sus ojos.

Ella volvió a la realidad, dándose cuenta de que otra vez había soñado/recordado aquella vez en la que el prometió siempre protegerla, aquella vez en la que realmente sintió cálido su corazón.

Ella agarró su pecho con fuerza, sentía mucho dolor al no estar con el.

-¿Porque no estas aquí?... te necesito...-, decía sollozando.

Una mujer peliazul miraba detrás de la puerta a su ama, con suma impotencia y tristeza por no poder hacer algo.

Se alejó de allí, no queriendo verla llorar más, antes había intentado consolarla, pero todo era inútil.

Gabriel no parecia darse cuenta de que sus actos también afectaban a los demás.

-Griselda...-, la peli azul se encontró con uno de los hermanos de Gabriel.

-Señor-, se inclino un poco con respeto.

-¿Sigue igual?-, pregunto a la peliazul, pero ella sólo asintió tristemente. Uriel suspiro un poco.

-¿En verdad no se puede hacer nada?-, pregunto Griselda.

Uriel la miro un poco, en verdad que Griselda se preocupaba mucho por Gabriel.

-Hace poco hemos sentido una energía muy similar a la de Sariel-, dijo impactando a la peliazul. -Lastimosamente sólo fue por poco tiempo y no pudimos reaccionar a tiempo para localizarla, pero si vuelve a aparecer, la rastrearemos lo mas pronto posible, y si en verdad Sariel sigue vivo, eso alegrará mucho a Gabriel-, dijo Uriel sonriendo.

Griselda también sonrió con felicidad, si se logra dar con aquella energía hay una pequeña posibilidad de que el legendario Serafín Sariel siga vivo, y si eso sucede, Gabriel de nuevo recuperará su luz.

Debían localizar a Sariel a cualquier costo.

-Con Sariel- Narrador Yo-

Ahora recuerdo mejor como es que llegue aquí, no a esta dimensión, ni al lugar donde me encuentro encerrado, sino de como llegue aquí, a este mundo.

En realidad no es mucho, sólo recuerdo pocas cosas, después de todo, ya eh pasado mucho tiempo aquí.

Yo era una persona normal, vivía en un mundo pacífico, bueno, no tan pacífico, pero menos peligroso que este, en aquel mundo los angeles, demonios, caídos y demás seres eran sólo mitos, leyendas y simplemente imaginación del humano.

Todo esto era inventado por grandes magnates que dominaban todo y nos controlaban a su antojo.

Era un mundo moderno, con Ciencia y tecnología avanzadas.

Las personas simplemente seguían el sistema, el mundo era un gran sistema.

Uno nacía y ya desde temprana edad te preparaban para estudiar y una vez terminado todo, elegían a un grupo selecto entre los mejores para tener los mejores puestos en cualquier lugar en donde fueran a trabajar.

El mundo era así, y aunque muchos no lo quieran aceptar, sólo éramos simples esclavos del sistema, y los que controlaban el sistema eran esclavos de algo mucho más grande y así seguía la jerarquía mucho mayor.

Era un simple estudiante de preparatoria, bueno, era de los mejores académicamente y en Deportes también me defendía, hacia muchas actividades y en fin, siempre me encontraba ocupado, incluso en días de descanso, en los que me dedicaba a escribir un poco después de una larga y pesada semana.

Nunca fui alguien presumido ni mucho menos, bueno, aveces me gustaba actuar como alguien así, pero sólo era parte de mi personalidad, mis padres me habían enseñado a ser alguien humilde y a nunca creer que lo se todo, pues en esta vida nunca se deja de aprender.

Crecí con esos valores y eso me convirtió en una persona muy respetuosa aún con quienes no me caían del todo bien.

Aunque a pesar de todos mis esfuerzos, no tenía lo que yo más deseaba, y eso era tener amigos, tener personas aparte de mis padres en las cuales confiar y con las cuales pasar momentos divertidos.

Todos los que me seguían era por interés y estoy seguro de que si no fuera por mi esfuerzo, nadie notaría mi insignificante existencia.

Todo esto causaba en mi un estado emocional inestable, lo cual me mataba a cada momento, deterioraba mi mente y me hizo muy desconfiado.

No se porque lo hice, pero un día cometí el más grande pecado de todos.

Atente contra mi propia vida... lograndolo en el primer intento.

Sólo quería sentirme en paz, sólo no quería sentir nada, no quería preocuparme por nada, no quería nada más que paz.

Había dejado una carta sobre mi cama, y sin mas, acabe con todo, estaba seguro de que a nadie le importaría.

El pequeño banco cayó de lado mientras mi cuerpo permanecía colgado del cuello por una soga.

Por fin paz...

O eso creí en aquel momento, pues por algún motivo volví a despertar, pero esta vez no estaba en el mismo lugar, las personas y el ambiente se sentían diferentes.

Y después de eso, ocurrió todo esto.

El odio hacia mi, la guerra, la muerte.

Creo que en vez de estar en paz llegue a un mundo mucho peor, que ironía.

Y que casualidad, llegue al mundo de DxD, lo que se creía imposible, yo lo logre.

[Más adelante profundizaré su historia, en realidad a pesar de conocer el mundo de DxD, al pasar Miles de años ya no recuerda demasiado]

Pero lo acepté, acepte mi destino, y ahora estoy viviendo aquí.

Quiero redimirme, no quiero volver a cometer los mismos errores.

Y se que tengo una promesa que cumplir, es por eso que haré todo lo posible por salir de aquí.

Tengo que volver con Gabriel.

Y decirle todo lo que siento y cuanto lamento haberla dejado sola por tanto tiempo.

Y quiero que sepa que yo siempre la protegeré de absolutamente todo, no importa que clase de enemigo sea, lucharé hasta que mi vida sea arrebatada.

...

Bien, aquí termina este capítulo.

Espero lo hayan disfrutado y voten y comenten que ya saben que eso motiva mucho, además de que me ayuda a saber en qué estoy mal y cosas así.

Nos vemos la siguiente semana y más tarde a lo mejor suba el capítulo 11 de "Yo en Highschool Of The Dead", historia que está llegando al triste final de su primer temporada y que bueno, ahora está tomando un rumbo diferente.

Bye bye ^^

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