°°

-Entonces, ¿no irás a visitar a Yoongi? -Taehyung preguntó bajito, como temiendo hacer la pregunta o mi posible reacción.

Le dí una última mirada a mi reflejo en el espejo y luego caminé hacia la cama, en donde Tae estaba acostado. Habían pasado un par de meses y mis visitas a Yoongi disminuyeron, al igual que aumentaron mis salidas con Jungkook. Taehyung no estaba de acuerdo, a diferencia de mis padres, quienes parecían haber superado una crisis y volvían a ser los "comprensivos" padres que una vez fueron.

-No, Tae -negué con expresión seria. -Tal vez vaya mañana o el fin de semana, no lo sé.

-Estás abandonando a Yoongi. -sentenció, sus ojos lanzando dagas en mi dirección, su ceño fruncido haciéndole competencia al mío.

-No estoy-

-¡Lo estás haciendo! -interrumpió -Desde que conociste a Jungkook, Jimin. Lo haces, lo abandonas.

-Tae, yo no-

-Olvídalo. -se levantó de la cama negando ligeramente con la cabeza y salió de mi habitación, regresando un segundo después para decir: -Tu príncipe llegó, mamá acaba de darle una muy cariñosa bienvenida.

Lo observé irse y suspiré cuando escuché la puerta de su habitación ser cerrada de golpe, decidí ignorarlo sin embargo, ya hablaría con él al volver. Salí de mi habitación hacia la primera planta en donde pude escuchar a mis padres reír junto a Jungkook. No pude evitar rodar los ojos, mi relación con ellos seguía siendo la misma y aunque ellos pretendían que todo estaba bien, nada había cambiado para mí.

-Hey -saludé rápidamente -¿Nos vamos?

El chico sonrió al verme y siendo educado se despidió de mis padres, mientras yo lo esperaba en las escaleras de la entrada.

-Hola -el elegante hombre saludó, dejando un besito en mi mejilla en cuanto salió de casa. -¿Listo?

Miré sus ojos brillar y asentí sonriendo. Empezamos a caminar y empezó a hablar sobre lo que tenía planeado. Yo simplemente sonreía, fingiendo que estaba completamente concentrado en lo que decía. Sin poderlo evitar, mi mente reprodujo la conversación con Taehyung y de pronto me sentí mal. Era cierto que mis visitas a la prisión habían dejado de ser diarias, pero no estaba abandonando a Yoongi.

Yo seguía amándolo incluso más que el primer día. Jungkook había llegado a mi vida para distraerme, para aligerar mi dolor y hacerme olvidar -por momentos- lo mucho que extrañaba a Yoongi. Pero nada más. Jungkook me gustaba, de alguna forma. Pero no producía en mi lo que Yoongi, no lograba hacerme callar con tan solo una mirada, ni erizaba mi piel con tan solo un roce y no me hacía tartamudear con su sola presencia. Jungkook era un buen chico, pero no era mi Yoongi.

(...)

-¡Jimin! -Taehyung entró a mi habitación agitado y con ojos enormes en su rostro. -¡Evil está afuera! -gritó en un susurro.

-¿Qué? -pregunté confundido, ignorando el cómo lo había llamado mientras me levantaba de la cama y lo seguía hacia la ventana de mi habitación. El rubio movió la cortina ligeramente y ahí estaba; apoyado sobre su brillante motocicleta, vestido completamente de negro y en la acera frente a mi casa.

-¿Dónde están mamá y papá, Tae?

-Papá está en el despacho y mamá en la cocina. - Taehyung respondió mientras mordía la uña de su pulgar. Era bueno saber que mis padres no llamarían a la policía. Por lo menos no de momento.

-Bajaré antes de que mamá o papá lo vean. -informé calzandome un par de zapatillas y tomando mi teléfono de mi escritorio -Y su nombre es Yoongi, Taehyung.

-Lo siento. -se disculpó.

Salí de mi habitación sin decir más y bajé las escaleras lo más rápido que pude. La puerta del despacho de mi padre estaba cerrada y mamá tarareaba alguna vieja canción en la cocina, confirmando lo que Taehyung había dicho. Abrí la puerta principal y salí de casa sin hacer ruido. Yoongi estaba recostado sobre "Candy", su Harley, con la mirada en el tubo de nicotina entre sus labios y el encendedor en sus manos.

Me apresuré y llegué delante de él arrebatándole el cigarrillo y partiendolo por la mitad. Sus ojos encontraron los míos y brillaron mientras una sonrisa explotaba en sus labios. Sus brazos rodearon mi cintura, pegandome a su cuerpo y su aliento a tabaco y menta golpeó mi rostro.

-Sabes que odio verte fumar, -acusé -No lo hagas frente a mí.

-Hola, vida de mi vida. -me ignoró, dejando un suave besito sobre mis labios.

-¿Qué haces aquí? -pregunté en un susurro, mis manos volaron a acariciar su rostro. Él simplemente sonrió.

-Vine a verte, por supuesto.

-¿Por qué no llamaste?

-Bueno, quería que fuera una sorpresa... -aclaró divertido -¡Sorpresa! -gritó y no pude evitar sonreír.

Yoongi era un niño cuando estaba conmigo, completamente distinto al Yoongi que cerraba negocios ilegales y amenazaba gente para defender su territorio. Completamente distinto a Evil. Había logrado enamorarme de él en menos de un mes y en todo ese tiempo sólo conviví con Yoongi. Estaba al tanto de todo lo que hacía y sobre los problemas en los que se metía pero él no dejó nunca que éstos me alcanzaran. No me relacioné nunca con su estilo de vida, pero era algo imposible de ignorar.

-¿No pensaste en mis padres, niño bonito? -pregunté picoteando sus labios y enredando mis dedos en su suave cabello.

-Por supuesto, -dijo, dedicándome su sonrisa de un millón de dólares. -Pensé en tomar el té con tu madre y hablar de negocios con tu padre, mientras nos fumamos un puro.

Eso me hizo reír y es que amaba hacerlo junto con él, amaba que él fuera el causante de mi felicidad. Aunque el motivo de mi risa fuera de todo, menos divertido. No cuando lo que Yoongi dijo estaba muy alejado de la realidad. Mis padres estaban enterados de nuestro pequeño romance y no estaban felices. Papá había enloquecido cuándo se enteró que el delincuente más "peligroso" de Daegu visitaba a su hijo todos los días en la escuela y fue peor cuando Yoongi apareció en la cena de aniversario de la empresa y me besó frente a todos.
Y hablando del diablo...

-¡Jimin! -papá gritó, de pie en la puerta de la casa. Sus ojos estaban fijos en Yoongi, lanzando dagas y seguro asesinandolo en su mente. -¡Entra a casa en este momento!

El agarre en mi cintura se apretó y sentí los labios de Yoongi acariciar mi oreja cuando susurró: -Huyamos.

-¡Jimin! -papá gritó haciéndome dar un brinquito de la impresión. Yoongi soltó mi cintura y subió a su moto en un ágil movimiento, la encendió haciéndola rugir y me tendió su mano.

Mi padre dió un paso fuera de casa y estaba seguro que iba a ir por mí. Lástima que yo no tenía nada qué pensar. Tomé la mano de Yoongi para darme impulso y subir sobre la moto, escuché a papá gritar algo sobre llamar a la policía pero ni siquiera me importó. Me abracé a la cintura de mi chico y reí cuando vi a Taehyung sonreírme desde la ventana de mi habitación.

Poco a poco nos alejamos de casa, sin embargo Yoongi no se detuvo. Estuvimos recorriendo las calles de Daegu antes de que llegáramos a Daegu Stadium, uno de sus lugares favoritos. Una de las puertas del estadio se abrió sin problemas para él y nos adentramos sin tardar más, caminamos tomados de la mano sin decir nada hasta llegar a las tribunas que rodeaban el muy bien cuidado césped.

-Entiendo perfectamente a tu padre, amor - Yoongi rompió el silencio de repente, mientras bajabamos por las escaleras hacia el campo de juego. -Yo tampoco dejaría que mi hijo o mi hija saliera con alguien como yo.

- Yoongi, sabes que no tiene que importart-

-Lo sé, -interrumpió dándole un apretón a mi mano antes de llevarla a sus labios y besarla suavemente -Sólo quería que lo supieras.

Yoongi nos llevó hasta la banca del equipo, sentándose como si fuera el entrenador o talvez un jugador más. El estadio se veía enorme desde el campo y gracias a Yoongi, con el tiempo, se convirtió en mi lugar favorito tambien.

-Te amo, Park Jimin -él dijo, tomando mis manos y colocándome entre sus piernas. Sus ojos jamás dejando los míos. -Tú eres el porqué de mi existencia. Eres la razón por la que despierto cada día e incluso eres la razón por la que me arrepiento de ser quien soy. Yo te juro, mi niño, que no hubiera hecho las cosas que he hecho, si hubiera sabido que un día llegarías.

- Yoongi, te amo por quién eres cuando estás conmigo. -respondí, porque era lo que sentía y no podía dejar que él pensara que no era bueno para mí, por supuesto que lo era. Yoongi era perfecto. -Me importa una mierda lo que la gente diga.

Sus preciosos ojos grises brillaron bajo el sol y una sonrísa iluminó su rostro antes de que se pusiera de pie para besarme. Besarme como siempre lo hacía, con gentileza, casi con miedo a romperme o hacerme daño. Besarme como si él y yo fuésemos las únicas personas en el mundo.

-¿Te he dicho lo mucho que me pone el que digas groserías? -preguntó sobre mis labios. Su voz ronca envió un estremecimiento a todo mi cuerpo.

-No, pero dado que puedo sentir tu pene presionando mi estómago, supongo que es cierto.

Un gruñido escapó de su garganta y volvió a hundirse en los acolchados asientos llevándome con él en su regazo. Sus labios atacaron los míos y su lengua se adentró en mi boca con gran facilidad, dominando el beso desde el principio. Sus manos viajaron a mi trasero y se hundieron dentro del pantalón para apretar mis glúteos y sacarme un gemido.

En el completo año de relación que llevábamos, Yoongi y yo habíamos follado en infinidad de lugares públicos y privados, pero nunca lo habíamos hecho en el maldito estadio al que su abuelo lo llevaba de niño y mentiría si dijera que no quería hacerlo.

Empecé a moverme sobre él, a la vez que su lengua jugaba con la mía y sus dientes raspaban mis labios. Era jodidamente erótico pensar en dónde estaba y todas las posibilidades de follar justo ahí. Las manos de Yoongi volaron a desabrochar mi pantalón y las mías hicieron lo mismo con el suyo. Gemí cuando su áspera mano tomó mi erección y empezó a masajearla lentamente.

-Quieres que te tome aquí, ¿no es cierto? -siseó en mi oído -Te encanta saber que alguien podría vernos.

- Yoongi...

-Shhh -arrulló, su mano abandonando mi miembro para poder bajar un poco más mis pantalones y bóxer, lo suficiente para que mi polla quedara libre al igual que mi trasero.
Bajó tambien sus pantalones y bóxer dejando a la vista su deliciosa polla. Tuve que contenerme para no ponerme de rodillas y llevármela a la boca, a Yoongi le gustaba tener el control y lo hacía tan bien que yo simplemente me dejaba hacer.

Me tomó por la nuca y volvió a unir nuestros labios a la vez que alineaba su polla con la mía y empezaba a masturbarlas juntas. Gemí sobre sus labios debido a la abrumadora sensación, mis caderas empezaron a embestir su puño y nuestro pre-semen mezclado ayudó a que su mano resbalara con facilidad. Sus ojos estaban fijos sobre los míos aún cuando llevó el dedo índice de su mano libre a sus labios y lo chupó antes de dirigirlo a mi entrada. Lo empujó sin avisar, haciéndome gemir y arquear la espalda aun sin dejar de moverme sobre él. Su dedo empezó a moverse de forma circular mientras se adentraba más y más antes de empezar a acariciar mi próstata.

- Yoongiii -gemí. Su lengua delineó mis labios antes de acariciar la mía.

-Precioso, mi amor -susurró, empujando su dedo aún más y apretando nuestras erecciones en su puño.

La ya conocida sensación de mi orgasmo aproximándose se instaló en mi bajo vientre y supe por la sonrisa en el rostro de mi novio que él sabía que yo estaba cerca con sólo mirarme. Aumentó el movimiento de su mano y retiró su dedo por unos instantes antes de volver con dos. Eso fue suficiente para mí y me corrí con un gritito estrangulado y mis manos echas puños sobre la camiseta de él.

-Mira eso, - Yoongi gruñó entre dientes, su mano yendo aun más rápido haciéndome sollozar por la sensibilidad en mi pene -Te ves aun mejor cuando te corres, bebé. -¡Oh mierda!

Yoongi se corrió tambien, párpados apretados y labios rojos entre abiertos. Me dejé caer sobre él sin importar si hacía un total desastre de nosotros mismos, lo único que quería era sentirlo cerca. Yoongi subió mis boxers y besó mi frente, sus brazos cerrándose a mi alrededor en un apretado abrazo.

-Te amo, Jimin -susurró- Juro que lo hago, te amo como jamás pensé que podría ser capaz de amar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top