31. Bye Bye
Marinette March 2022
"El Maletín de Marinette"
Bye Bye
"Solo te pido un favor, permanece a mi lado"
Marinette era muy consciente de que mantener una relación con Adrien, con el padre que tenía, iba a ser muy difícil. La agenda tan apretada que manejaba, solo le dejaba tiempo para estar juntos en clases, donde casi no podían hablar, o durante las misiones o patrullas, pero ahí tenían que ser tan cautelosos porque podrían ser vistos.
Pero, tampoco podía echarle toda la culpa a él, su trabajo con Audrey le consumía todo el fin de semana y cuando el auge por la revista empezó a aumentar, Marinette se encontró paseándose por las oficinas de la revista, tras salir de clases, durante algunos días de la semana.
Su carrera como diseñadora estaba empezando a tener reconocimiento en internet, así que Alya, finalmente, publicó el blog de Marinette, donde subiría sus propias creaciones de ropa y accesorios.
Sí, entre el colegio, la revista, su blog y ser Ladybug tampoco estaba teniendo mucho tiempo para estar con Adrien.
Al final, solo podían verse y relajarse durante los ensayos de la banda cada viernes en la tarde después de las lecciones de esgrima del muchacho. Si es que un akuma no aparecía para fastidiar.
A veces, se encontraba a ella misma, divagando de si iban a poder con todo, eran en esos momentos, cuando, como si fuera un acto de magia, un mensaje aparecía en su teléfono con el remitente de Adrien.
Aquello bastaba para que ella pensara que valía la pena cada segundo que pudiera vivir junto a él.
Con una sonrisa previa, porque ya veía venir una cursilería, abrió el mensaje, pero su sonrisa desapareció inmediatamente.
«Voy a estar fuera de París unos días, me voy hoy. Lamento dejarte sola, espero que no pase nada grave mientras no estoy»
«¿Está todo bien?» consultó, pues algo en el mensaje la inquietó.
«Sí. Iré a verte en cuanto regrese. Extráñame 😊»
Algo en ella le decía que las cosas no estaban bien, pero quería confiar en él.
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Durante el fin de semana, estuvo trabajando en la revista como una loca, concentradísima para no pensar en nada que tuviera que ver con Adrien; habían decidido empezar con los tutoriales más elaborados, esta vez era unas flores a crochet de diferentes colores, que, al coserlas todas juntas, darían vida a una piecera para la cama.
La idea de empezar por objetos decorativos había gustado a Audrey, sobre todo porque el punto de flores que Marinette había presentado era elegante y a la vez, muy llamativo.
—Marinette —le había dicho Audrey antes de que saliera de su oficina—, ¿Qué te ha parecido trabajar en la revista?
El espanto se apoderó de todas sus facciones, sabía que Audrey Bourgeois era experta en despedir gente, y aquella pregunta la hacía temer ese mismo desenlace.
—Pues, me gusta, prácticamente, es ver el mundo de la moda desde adentro —la mujer se bajó las gafas levemente para observarla—. Es distinto a la idea de solo diseñar.
—Me alegra que te guste, eso me hace tener confianza.
—¿Por qué lo dice?
—Gabriel Agreste, quiere verte en su casa, hoy a las cinco de la tarde. Tenía miedo de que quisiera arrebatarme a mi pequeño descubrimiento.
—Oh —rápidamente, negó con su mano derecha, ya que en la izquierda aun mantenía la Tablet—, no, no se preocupe. Me gusta este empleo. «Y no creo que el señor Agreste me cite por eso»
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Marinette estuvo puntual en la mansión Agreste a la cinco de la tarde y realmente, odio haber ido ese día con la chaqueta que Adrien le regaló, sobre un vestido negro con pequeñas pintas rosadas en la parte superior y la falda era completamente negra.
Aspiró profundamente cuando las puertas fueron abiertas, se acomodó la boina negra que llevaba sobre sus cabellos sueltos e ingreso.
Y cuando vio la mirada fría de Gabriel Agreste, confirmó que no estaba ahí por trabajo.
—He visto que ha estado ganando buena repercusión en el campo del diseño amateur —indicó, haciendo que Marinette se confundiera un poco.
—Sí —respondió algo nerviosa, pero invocando a su lady interna, miró al hombre frente a ella—. Mi trabajo en la revista de la señora Audrey me está ayudando mucho. Nos esta yendo bastante bien y mis diseños al ser amateur, consiguen una originalidad, que marcas exclusivas no suelen tener.
Gabriel solo la miró, como si quisiera hacerla quebrar con solo mirarla, pero cambió su semblante cuando Nathalie apareció, para indicarle que estaba listo el té.
Marinette llevó su dedo índice doblado a la boca y se los pellizcó con los labios de los nervios, pues Gabriel Agreste le indicaba que podía pasar al comedor.
Nathalie estaba con ellos y aunque no hacía el ambiente más ameno, ayudaba a disminuir su ansiedad.
—Seré directo —le dijo—. Sé que Adrien está saliendo con usted —Marinette casi se atora con el té al escuchar eso—, se imaginará que no estoy de acuerdo con eso.
—Por supuesto —respondió, dejando la taza sobre la mesa. Aquello hizo que el diseñador, quisiera tomar la palabra de nuevo, pero Marinette no lo dejó—. Escúcheme por favor, sé que no lo voy a hacer cambiar de parecer. Solo quiero que escuche lo que voy a decirle.
—Adelante.
—Supongo que usted conoce a su hijo mucho mejor que yo —concedió—. Sé que busca lo mejor para él, pero estas semanas he visto a Adrien más vivo que nunca, es poco el tiempo que compartimos porque nuestras agendas están muy llenas, pero, ¿no lo nota usted también en las sesiones? ¿El tiempo ahorrado, la sonrisa espontanea que su hijo demuestra? No voy a decir que es gracias a mí, pero si es gracias a que él está explorando un sentimiento que lo hace realmente feliz. Si usted se opone, no hay problema. ¿Qué son tres años? —le dijo, moviendo sus hombros—. Voy a trabajar duro, mucho, para que el nombre de Marinette sea tan conocido que no podrá creer que nuestra relación pueda dañar a su compañía.
—Nunca dije que...
—Pero lo es, ¿no? —dijo Marinette. Y pudo ver al intercambio de miradas entre Gabriel y Nathalie que así era.
—Yo hablaré con Adrien, no se preocupe, le diré que su padre no nos quiere juntos, que prioricemos nuestras carreras y que debemos demostrarle que no podrá con nosotros.
—¿Me está amenazando?
—Claro que no —dijo, sacudiendo sus manos frente a ella—. Sé que podría dejar a Adrien encerrado y no quiero eso. Solo que sepa que estoy segura que ambos vamos a luchar por estar juntos. Así nos lleve trabajo, lágrimas y tiempo. —tras esas palabras, se levantó—. Creo que debería retirarme. Gracias por hacerme saber lo que opina de nuestra relación.
Nathalie la acompañó a la puerta y Gabriel se quedó observando el cuadro familiar sobre la chimenea.
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Marinette estaba en su balcón, apoyada contra la protección sin dejar de suspirar. ¿Es que de donde demonios salieron esas palabras? ¿Por qué perdía tanto su temperamento ante Gabriel Agreste? Era como si una fuerza extraña la llevaba a desafiarlo, aunque sabía que tenía más que perder que ganar, si lo hacía.
Pensaría que es gracias a Audrey, pero no, eso siempre ha sido así, desde que le regresó el grimorio aquella vez para que Adrien volviera a clases.
Suspiró.
—Wow, cuántos suspiros —exclamó una voz detrás de ella, que la obligó a girarse, encontrándose con Chat Noir— ¿Tanto me extrañaste? —Marinette no respondió, pero corrió los pasos que los separaban para abrazarlo, tan fuerte que el chico solo se rio—. Lo tomaré como un sí.
—Obvio que te extrañé —respondió, aspirando profundamente—. Mucho.
—Supo que has tenido una batalla con mi padre —ante eso, Marinette se separó de él—. Nathalie me contó que estuviste en la mansión. ¿Estás bien?
—Sí, pero quizás hice enojar a tu padre un poco.
—¿Un poco? —Chat Noir la tomó del rostro—. Mi padre realmente parecía un dragón enfurecido cuando llegué. Te imaginaras que peleamos.
—Lo siento —se disculpó, bajando la mirada—. No era mi intención.
—Descuida, me sirvió para comprobar algo que me enteré en Londres —le contó, bajando la mirada—. Ay, Marinette —le dijo, abrazándola con fuerza—. Me alegro tanto de tenerte, por favor, pase lo que pase, no me dejes, quédate conmigo.
Marinette lo abrazó.
—No pienso dejarte ir —le afirmó, correspondiéndole el abrazo—. Ya estás condenado.
—Entonces, ¿puedes hacerme otro favor?
—¿Cuál? —cuando se separaron, Chat Noir buscó en el bolsillo de su traje y sacó de ahí dentro un anillo plateado, precioso.
—¿Un anillo?
—No es cualquier anillo —le explicó—. Mi padre se vio obligado a dármelo, era la alianza de matrimonio de mi madre —Marinette no pudo evitar que sus mejillas se colorearan de rojo—. Escúchame —le dijo, tomándola de los hombros—. Lamento mucho agregar otro peso a tu maletín, pero necesito que escondas este anillo, que ni siquiera yo sepa donde lo tienes.
—¿Por qué? —dijo, tomándolo—. ¿Qué tiene este anillo?
—Aún no lo sé bien, pero sea lo que tenga, tiene el poder de controlar mi vida.
—¿El poder de controlar tu vida? —Marinette vio algo espantada aquella alianza—. No quiero tener esto, entonces.
—No —dijo, tomando con sus manos la de ella, para encerrar la alianza en ella—. Escúchame, mi tía me dijo que quería que empezara a despertar, me dijo que prestara atención a los gestos de mi padre y que iba a descubrir algo.
—¿Eso pasó recién? —Chat Noir afirmó.
—Cuando llegué estaba enojado, dijo que ni tú ni yo íbamos a desafiarlo. Traté de hacerlo entrar en razón y fue en ese momento, cuando me percaté por leves segundos que él tocó esto y yo dejé de discutir.
—Adrien... —susurró apretando la alianza—... tengo miedo.
—Cuando le dije que sabía que usaba el anillo para controlarme se puso pálido, trató de amenazarme con dejarme encerrado, pero le dije que iba a encontrar la forma de escapar y hacerle saber al mundo la verdadera cara tras el diseñador. Enfureció, pero Nathalie intervinó y me terminó entregando el anillo. Por eso necesito que lo escondas en algún lugar, hasta que podamos descubrir que es.
—Está bien —dijo, observando el anillo en su mano—. Sea lo que sea, déjalo en mis manos, yo lo cuidaré.
—Gracias, Marinette —y tras sus palabras de agradecimiento, la abrazó—. Por cierto, como ya no puede controlarme, puedo tener novia...
—¿De verdad? —exclamó emocionada buscando su rostro.
—Sí, mientras guardes ese anillo, le diremos Bye Bye, agenda extrema
Marinette sonrió y lo volvió a abrazar.
Y sin que él se diera cuenta, observó el anillo con el corazón latiendo con pánico.
Porque ella tenía una corazonada con respecto a ese anillo y esperaba estar equivocada.
—Estaré siempre contigo, Adrien, siempre.
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¡Y qué final! Final con sabor a continuación, ¿verdad?
Pues, mañana arranca el Adrinette April y vamos a darle seguimiento a esta historia.
¿Qué pasará con estos dos?
¡Pronto lo sabrán!
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¡Gracias por acompañarme todo este mes!
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Aquatic~
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1 de Marzo 2022 – 31 de Marzo 2022
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