Capítulo 30
Luego de despedirse de Catarina, quien le dio varios consejos para su vida sexual, ambos regresaron al departamento. Agotados subieron al ascensor y el silencio los abrazo.
Azul observa a Chiara mirar sus brazos en el reflejo del espejo en el ascensor, ella levantó sus mangas para dejar al descubiertos las cicatrices.
—Al principio se asustaron un poco pero... Luego no podían dejar de ver mi escote y trasero —comenta mientras dirige su mirada hacia él—. Ahora soy conocida como la chica del pecho hinchado.
—Jajaja, si... No me gustó que te miraran tanto, las proposiciones que recibiste estuvieron de más —confiesa para un segundo después arrepentirse—. Lo siento, es tu cuerpo y puedes-
—Tampoco me gustó cómo esas chicas te miraban, ¿o eran chicos? Parece que también soy celosa. —Chiara se acerca mientras muerde su labio inferior, entonces gira y se recuesta por la ancha espalda del rubio—. Es una obra de arte —comenta al pasear sus manos por toda la extensión.
—Chi, ¿qué haces? —Azul suelta una risa cuando toca su costado, haciendo que sienta cosquillas. Ella lo hubiera torturado, pero las puertas se abren en el piso correspondiente.
Al entrar al departamento ambos sienten una fuerte fragancia a rosas, entonces ven pétalos en el piso. La luz está apagada y alrededor hay pequeñas luces led simulando ser velas.
El camino de pétalos los conduce hacia la habitación, donde encuentran a Sam vistiendo un camisón de encaje blanco, muy revelador. Chiara aparta la mirada al igual que Azul, entonces oyen unos pasos acercarse.
—Los estaba esperando —dice al tomar la manos de ambos.
—¿Para qué? —cuestiona la castaña y recupera su mano al ver que trataba de guiarla hacia la cama.
—Estuve muy mal, te hice daño y quiero compensarte con cariño. Azul me ha dado la bienvenida siempre y pensé en agradecerle a ambos.
—No Sam, esto no es necesario —contesta él mientras la cubre con las sábanas.
—Además ni siquiera me conoces —agrega Chiara, sumamente indignada.
—De esta forma podemos conocernos —propone cuando se descubre nuevamente. Sam deja caer la sábana mientras da unos pasos hacia ella, coloca una mano en su cintura y otra en su nuca para acercarla—. Déjate llevar.
—¡No, no quiero! —grita al sentir la lengua de éste acariciando su cuello.
—¡Basta, suéltala! —le ordena el rubio y luego ve a Sam doblarse mientras suelta un quejido de dolor.
Chiara limpia la saliva que quedó en su cuerpo luego de haberle dado un rodillazo en la entrepierna, no quería golpearlo pero se sintió obligada a hacerlo. Sam suelta unos gemidos al no poder soportar en intenso dolor y comienza a llorar.
—Yo s-sólo quería...
—Sam, no puedes obligarnos a-
—¡¿La estás defendiendo?! ¡Ella me golpeó sin razón! —le grita al rubio cuando trata de incorporarse—. Quiero llevarme bien con ella, q-quiero tener lo que teníamos en la Sede, pero... T-Todas las veces me rechazaste. Ya no te entiendo, dijiste que serías adulto conmigo, me prometiste-
—Eso fue antes de que me lastimaras, antes de descubrir que no te importa lo que siento. Hasta me hiciste creer que había algo malo conmigo —contesta Azul con unas palabras firmes y claras al mismo tiempo que derrama lágrimas—. Sólo vete... y-ya no puedes estar aquí.
—¿De qué estás hablando? B-Busqué la forma de ayudarte, tra-traté de que les dieras una oportunidad a Rose y a Ge. Siempre pensé en ti. ¿Qué más quieres?
—Sólo quería tu amor —murmura Azul y comienza a guardar toda la ropa y pertenencias de Sam dentro de un bolso de viaje—. Vístete o puedes enfermarte —agrega al arrojarle un tapado.
—E-Espera. —Sam trata de resistirse, pero el rubio es mucho más fuerte y lo lleva a rastras hacia la salida—. ¡Azul! ¿A dónde voy a ir?
—Puedes conocer personas a tu manera, ellos te darán techo —responde y cierra la puerta con fuerza.
Azul se apoya por la madera mientras jadea, es este momento es golpeado por la adrenalina, su corazón palpita demasiado rápido y su garganta se encuentra cerrada por un gran nudo. Él gira la cabeza rápidamente luego de sentir un toque en su hombro, encontrándose con una leve sonrisa de parte de Chiara. Ella le toma de la mano para sentarse en el sillón y hacer que él se acueste sobre su regazo.
—Ya pasó —murmura al acariciarle el cabello. Azul cierra los ojos con fuerza mientras llora todas sus penas, al mismo tiempo que recibe el consuelo de la castaña. Él se duerme luego de tanto llanto y ella sólo se acomoda para descansar a su lado.
Al día siguiente Ferran golpea la puerta del departamento, lleva en sus manos las frutas y verduras que suele traerles diariamente. En eso es recibido por Azul, quien lo ayuda a cargar las bolsas, lo ve feliz pero un poco cansado.
El ojiazul huele el aroma de las rosas en el ambiente y encuentra un montoncito de pétalos dentro del tacho de la basura y algunos otros que todavía están en el piso.
—No puede ser —murmura sorprendido para luego atrapar al rubio en un apretado abrazo—. ¡Ustedes lo hicieron, ya eres todo un hombre Azulito!
—¿Eh? ¿Por qué?
—No te hagas el tonto, por como luce el departamento diría que Chiara y tú tuvieron una noche muy intensa —comenta al subir y bajar las cejas.
—Si, lo fue.
—Buenos días Azul. Hola Ferran —los saluda la castaña mientras entra a la cocina.
—Llegaste a tiempo, él me estaba contando lo que ustedes hicieron anoche. Quiero todos los detalles Azul. —Ferran espera la reacción de Chiara, pero ella no parece avergonzada en lo absoluto, cosa que lo hace sospechar.
—Sam trató de "agradecernos" con sexo, intentó besar a Chiara por la fuerza y ella la golpeó. Discutimos y yo le pedí que se fuera, ya no podía seguir conviniendo con Sam —le resume el rubio mientras prepara el desayuno.
—¿Qué? —suelta Ferran confundido.
—Hice mi elección —le recuerda su propio consejo, entonces el hombre suelta aire.
—Oh, no tenía idea... Debió ser muy difícil para ti.
—No tanto.
—Sam lo hizo llorar hasta que se durmió —señala Chiara, y, a pesar de estar molestando, ella se mantiene abrazada a Azul—. Color llorón.
—Esto es serio y yo pensado que tuvieron relaciones con amor —niega Ferran mientras suelta una risa.
Azul y Chiara intercambian miradas, él comienza a tener las mejillas sonrojadas debido a su piel pálida. Entonces continúa preparando el desayuno. Por su parte Chiara le presenta a Ferran su próximo gran proyecto.
—Debe ser una broma.
—No, vamos a intervenir la fuente de alimento de la ciudad para reemplazarla con tus vegetales orgánicos y naturales. Los cuerpos de los domonienses comenzaran a desarrollarse como debe ser y en poco tiempo tendremos muchos bebés lindos y gorditos. ¡La humanidad está salvada!
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