Capítulo 29

Luego de la ducha ambos se vistieron y a pedido de Azul, salieron a busca a Sam a la calle. Él nunca le había hablado de esa manera y está muy preocupado, además la castaña no puede negarse cuando usa su tierna mirada de cachorrito.

—Si yo fuera Sam, ¿dónde iría? —se pregunta Chiara pensativa—. A tener sexo —susurra para sí misma pero sacude su cabeza rápidamente para aclarar su mente.

—Tal vez fue a comer algo o... No tengo idea. —Azul suelta un suspiro.

—¿No sabes dónde podría estar?

—Sólo conozco a la Sam de la Sede, pasábamos mucho tiempo juntos, había abrazos y nos tomábamos de la mano. Cuando salimos al exterior ella cambió completamente y nos separamos —le explica mientras continúan buscando.

—Creí que ustedes... Ya sabes.

—¿Mmm? Ah, eso —él suelta una risita al comprender lo que trata de decir—. No, Sam prefirió hacerlo con alguien más porque yo soy muy tóxico. Con Rose y Georgiano para ser exactos.

—Si... Tal vez esté con ellos —supone la castaña, sin embargo no abandona la búsqueda debido a la mirada tierna de Azul—. Manipulador.

Mientras siguen recorriendo las calles, Chiara no puede evitar sentir su cuerpo flotar, por así decirlo, su piel la siente muy suave y puede sentir cada roce de su ropa. Me siento extraña, pero es agradable. No mencionan nada de esto en los libros de anatomía, piensa y, por estar distraída, acaba chocando con otra persona.

—Ay, lo siento —se disculpa rápidamente y la ayuda a juntar los folletos que estaba repartiendo.

—Estoy bien. ¡Eh! Ustedes son la pareja de la galería de arte —dice la chica cuando los reconoce—. Soy Catarina, mujer, pueden usar femenino conmigo. Los vi en su primera presentación y desde entonces voy a la galería todos los días. Aunque no los vi esta última semana.

—Es que nos tomamos un descanso, pero nuestro amigo nos está cubriendo —responde Azul, un poco avergonzado ya que en su trabajo ya lo habían reconocido y siempre se siente un poco incómodo al recibir tanta atención.

—Yo soy Chiara, mujer, usa el femenino conmigo y él es Azul, hombre, usa el masculino —habla la castaña, aunque como siempre piensa que con decir sus nombres basta.

—Es un gusto conocerlos, eh esto es atrevido pero... ¿podrían ayudarme? A mi negocio no le está yendo bien frente a la competencia y puede que tenga más ventas si ustedes promocionan mis productos —les suplica Catarina mientras toma la mano de ambos—. Por favor, sólo por hoy.

—Estamos en medio de una búsqueda y-

—Azul, yo choqué con ella mientras trabajaba. Puedo hacerle este favor a cambio —lo interrumpe mientras le da una sonrisa—. Tú puedes seguir buscando a Sam.

—No. Vamos a hacer esto y luego seguiremos buscando, los dos. —Chiara sonríe por la ternura del rubio, luego ambos miran a Catarina y aceptan ayudarla con su negocio. Sin embargo a Chiara casi se le cae la quijada cuando llegaron a la tienda, esta resulta ser una sexshop.

—Sus cuerpos se ven diferentes a lo estándar pero podrán usar mis diseños de todos modos —dice mientras le entrega las prendas a cada uno y los guía hacia los probadores del lugar.

—Esto no es ropa —murmura Azul al verse por el espejo frente a él. Lleva puesto un collar grueso, el torso desnudo, brazaletes con púas que se abrochan alrededor de sus muñecas y un diminuto y ajustado short negro. Este último tiene una cola peluda cocida a la tela.

—Azul, ¿ya estás listo? —escucha a Catarina del otro lado de la puerta.

—Ya casi.

—¿Y tú, Chiara?

—Uhm, yo... No, aún no.

Azul sale del vestidor unos minutos después, dejando a Catarina sin aliento. Ella sólo había elegido la ropa al azar y no pensó que su cuerpo la haría lucir tan bien.

—¿Es necesario que use esta cosa? —cuestiona al tocar el bozal de hierro que lleva en su rostro.

—Oh si, es un conjunto —responde con una gran sonrisa—. Vamos Chiara, sólo faltas tú.

—Quiero hablar c-con Azul u-un momento. —La castaña saca su mano y lo toma del brazo para hacerlo entrar al vestidor rápidamente—. Fue una mala idea, Color. No puedo salir a la calle así —grita entre susurros para luego quedar sin palabras.

Él, por otro lado, siente su cuerpo reaccionar debido a la muchacha. Ella se encuentra con el cabello suelto, está usando piezas de lencería con encaje junto a un arnés de cinta negra de cuerpo completo y un tapado largo de red transparente.

—Por Moral, ¿q-qué estás usando? ¿Esa s-son orejas? —Chiara no sabe a dónde mirar y al mismo tiempo se siente tentada a hacerlo.

—Son pa-parte del bozal —responde luego de darse vuelta, él aprieta los puños con fuerza para intentar controlarse—. Te ves muy bien.

—T-Tú ta-también.

—Que maravilla. Ambos se ven fantásticos —dice Catarina luego de abrir la puerta, pues se cansó de esperar y pensó que la pareja tal vez estaba haciendo cosas indebidas en su vestidor.

—¡No me mires! —exclama la castaña al momento de esconderse detrás de Azul.

—¿Eh? ¿Por qué? —Catarina queda en shock al ver las marcas de Chiara, sus brazos y piernas están cubiertas de cicatrices, también su vientre y espalda—. ¡Oh, es horrible! ¿Qué le pasó a tu piel?

Chiara se abraza a sí misma al escucharla, aunque Azul le asegura que son simples marcas de nacimiento.

—No tienen nada de malo, Chiara se sigue viendo bien.

—Supongo que sí... Su cuerpo también hace lucir mi diseño —murmura la mujer mientras la rodea—. Las caderas anchas y el pecho hinchado llaman mucho la atención. Sabía que ustedes eran perfecto para mi publicidad.

—Yo no creo-

—¿Tienes miedo Chi? Le prometimos a Catarina ayudarla.

—No le tengo miedo a nada —responde mientras toma una gran cantidad de folletos de la tienda.

—Tranquila, vamos a hacerlo juntos —él suelta una risa por el puchero que ella hizo y luego la acompaña afuera.

Mis partes importantes están ocultas, además yo sola me metí en este problema, puedo hacerlo, se dice a sí misma mientras entrega los primeros folletos a las personas que pasan frente a la tienda.

—Hay ofertas y descuentos todos los días —dice al mismo tiempo que mantiene una sonrisa falsa en su rostro, en el interior está muriendo porque no puede apartar los ojos de Azul y su ancha espalda.

—Hey, ¿no son los de la galería?

—Se parecen mucho.

—Si, es esa chica. Reconozco su pecho hinchado —la señala una mujer y rápidamente una gran multitud los rodea.

—Que no está hinchado —murmura Chiara entre dientes. Azul ríe ya que es el único que alcanzó a escucharla.

—¿Les interesa ver los artículos de la tienda de Catarina? —Él les entrega un folleto a cada persona que se acerca, pero comienza a incomodarse al ver que un grupo de chicas y chicos sólo lo observan.

—Dejen de babear y pasen —les ordena Chiara al empujarlos. Ella hace que muchos entren a la tienda y que Catarina tenga muchas ventas. Cuando cae la noche la tienda ya debe cerrar a pesar de las quejas de los nuevos clientes y los tres se reúnen en un café a pedido de la joven empresaria.

Chiara se siente más cómoda con su ropa suelta mientras que Azul frota el puente de su nariz porque el bozal le dejó una marca roja.

—Tu piel es sensible, no vuelvas a usar esa cosa si te lastima —murmura la castaña mientras observa dicha marca y luego deja un beso sobre ella.

—De verdad, no sé como agradecerles. Mis artículos se agotaron en un solo día —comenta Catarina para luego ordenar un café—. Ustedes pueden pedir lo que quieran, yo pago.

—Muchas gracias, yo quiero uno simple con bizcochos y lo mismo para Chiara pero sin leche de soja —ordena Azul por ambos ya que notó a la chica muy pensativa.

—Catarina, ¿las personas tiene sexo muy a menudo? —pregunta, haciendo que él casi se ahogue con su propia saliva.

—Si, cuando quieran y con quien quieran. Todo el mundo sabe eso —responde la mujer—. Es divertido y era lo único que teníamos hasta que ustedes inventaron música.

—¿Inventamos la música? —murmura para sí misma.

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"Ropa" de Azul

(Short a la mitad de sus muslos)

(El bozal tiene una parte superior con dos pequeñas orejas negras)

"Ropa" de Chiara

(Ella usa el arnés de la foto de abajo)

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