Capítulo 18
Azul notó que Chiara a estado bastante extraña los días siguientes, luego del reencuentro con Marco. A la mañana siempre se ve cansada, la encuentra dormida al regresar y no habla mucho con él sobre lo que hace cuando va a trabajar, además anoche la vio devorar algo que sacó de su mochila, aunque parecía seco y duro, olía bien.
—Buenos días —la saluda mientras hace el desayuno, sin embargo Chiara se a dormido sobre la mesada, ni siquiera a cepillado su cabello—. Hey, ¿estás bien? —él la sacude suavemente para despertarla.
—S-Si, buenos días —responde para luego soltar un gran bostezo—. Ya es tarde, ¿no debes trabajar?
—Es sábado —responde al soltar una risa—. ¿Qué estaba comiendo anoche?
—Un poco de proteína —responde para luego beber el licuado de banana que él preparó para ambos—. Que delicia.
—Son frutas y verduras que trajo Ferran, las cultiva él mismo junto con el señor Marcos —Azul la acompaña a desayunar con gusto. Debe reconocer que esos alimentos saben muy bien y diferente a los que siempre probó en la Sede y fuera de ella.
—Ferran, ese idiota es un problema.
—¿Por?
—Le gustas —señala Chiara —. Puede ser un problema —agrega la castaña pensativa. Entonces ella le dice a Azul que ha llegado el momento de actuar, dar el primer paso porque tal parece que Sam no lo dará.
Por eso, luego del almuerzo el rubio va al departamento de Sam, siendo atendido por Rose. Es recibido con un fuerte abrazo, prácticamente se arroja encima de él e intenta besarlo, pero gira su cabeza para evitarlo.
—Vengo a hablar con Sam —dice, usando un tono serio, haciendo que Rose retroceda.
—Está pasando tiempo con Ge, yo les di espacio. —En ese momento Azul escucha los gemidos provenientes de la habitación. Azul debe dar una profunda respiración para tranquilizarse y opta por salir del departamento luego de decirle a Rose que esperará a que terminen.
De nuevo ese sentimiento, siente su pecho doler y su garganta está cerrada por un nudo. Sus manos tiemblan un poco y siente los fuerte latido de su corazón. Ya comenzaba a culparse por sentirse así, pero recuerda las palabras de Chiara, diciéndole que los celos son normales cuando ama a alguien, pero también se pregunta si Sam siente lo mismo.
Ahora le resulta raro que nunca lo celara, ni cuando Rose lo besó en su cara o cuando fue a esa cita con el pelirrojo, no le demostró ese cariño que él sí.
—No es diferente al trato que tiene conmigo —murmura para sí mismo.
—¿Azul? ¿Querías verme? —Sam sale del departamento con el cabello húmedo y hace una mueca al ver la ropa de tono verde que lleva su ex—. Terminamos, ¿recuerdas?
—Si, pero podemos salir de paseo como amigos, ¿verdad?
—Supongo que si —acepta luego de pensarlo un segundo, esto hace sonreír al rubio, quien extiende su mano hacia Sam.
Ambos salen del edificio tomados de la mano, Azul no puede evitar decirle lo bella que se ve, dejando que Sam se sonroje un poco. No hay duda que eso fue extraño pero la hizo sentir bien.
—¿A dónde vamos? —pregunta al ser guiado por el rubio por la cuidad.
—No muy lejos. Mira, parece que remodelaron el museo otra vez —indica Azul al ver los carteles sumamente coloridos en la entrada, de inmediato reconoce la letra de Chiara y el porqué le aconsejó llevar a Sam al museo.
—¿Nuevas exposiciones? —lee Sam y lleva a Azul dentro—. La última vez me llevé muchos regalos y juguetes, debe haber nuevos-
El de ojos azules queda sin palabras al ver que ya no hay personas sobre mesas, dándose amor, sino que hay esculturas y pinturas muy extrañas. Azul se acerca al primer cuadro y lee la leyenda que está debajo del mismo.
—"El hombre de las cavernas se caracterizaba por ser un hábil cazador, se vestía con pieles y usaba huesos como herramientas"
—¿Hombre de las cavernas? Es ridículo —comenta Sam—. Lo hubiéramos visto en cualquier momento, además comer carne está mal.
—Aquí dice que vivió hace miles de años, por eso no se parece a nosotros —señala el rubio. Luego pasa a las otras pinturas, donde se resumen en pocas importantes para la humanidad, como el oscurantismo y el renacimiento por ejemplo.
—Esto es muy raro —murmura Sam, cree que en cualquier momento le dará un dolor de cabeza por tanta información.
—Es historia, mira —Azul se acerca a las esculturas. La primera es la de un barco con hombres, el cual navega hacia la segunda escultura, la cual es el mundo con todos los continentes y mares bien detallados.
—"La Tierra es un planeta del sistema solar que órbita alrededor de su estrella llamada Sol. La Tierra se formó hace aproximadamente 4550 millones de años y la vida surgió unos mil millones de años después. Es el hogar de millones de especies, incluyendo los seres humanos y actualmente el único cuerpo astronómico donde se conoce la existencia de vida" —lee Sam, luego hace una mueca y suelta una risa—. No entiendo nada, tierra es suciedad, debe ser una exposición de lo raro o extraño.
—Si seguimos podemos ver qué es Sol o estrella —sugiere Azul, pero Sam ya está cansada del paseo y sólo quiere volver a su departamento.
Al salir, él ve a varias personas entrar al museo, mostrándose interesadas por las nuevas exposiciones. Luego de ese fracaso, Azul regresa a casa y encuentra Chiara dormida en el sillón, su rostro y manos se encuentran llenas de pintura y pegamento.
—Chi, despierta —la mueve suavemente y consigue que despierte, ella le sonríe y luego bosteza.
—¿Qué tal te fue con la cita? —le pregunta luego de desperezarse.
—No muy bien... pero ya sé por qué siempre tienes sueño de día —comenta, haciendo que ella suba y baje los hombros—. ¿Tú hiciste eso en el museo?
—Si, quedó bien con los pocos materiales que dispongo.
—Es impresionante, sabes muchas cosas —murmura, dándole una sonrisa—. A Sam le pareció muy extraño y nada más.
—No importa, ahora seguiré con el museo de ciencias naturales, luego la galería de arte y-
—¿Necesitas ayuda?
Chiara sonríe, aunque debe rechazar su oferta porque él debe trabajar a la mañana y sin fondos su misión se vería afectada considerablemente. Entonces para cambiar de tema le pregunta sobre su cita, aconsejándole que debe hacer sentir bien a Sam, hacerle cumplidos pero que no la incomode, preocuparse por ella, pero no acosarla y querer saber lo que hace las 24 horas.
—¿Sabes qué? Tengo una idea para que Sam caiga a tus pies.
—¿Si? ¿Cómo?
—Haciendo ejercicio —comenta mientras palmea el plano abdomen del muchacho, para luego enseñarles sus abdominales ejercitados.
—T-Tu estómago...
—Este es un cuerpo ejercitado y preparado para la caza —se señala, entonces le pide a Azul ir al parque más cercano para empezar con la rutina de ejercicio. Al rubio le resulta incómodo al principio, correr alrededor del parque le parece raro y además las personas los miran extrañados.
—Vamos Color, dos vueltas más y terminamos con el calentamiento —le dice la castaña, ella está llena de energía mientras que él apenas puede respirar, además se siente asqueroso por el sudor.
—Creo... que... voy a... morir —apenas alcanza a terminar la frase y luego se arroja sobre es césped sintético para descansar. Chiara se sienta a su lado mientras suelta aire, ahora ya sabe porqué todos los domonienses son delgados y débiles, eso irá a su libro de investigación.
—No exageres, nuestros cuerpos están diseñados para correr. Es resultado de millones de años de evolución, heredado de nuestros ancestros.
—Leí algo de eso en el museo —comenta él sonriendo.
—Eso no es nada, espera a conocer la música.
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