Capítulo 15

-Debe ser una broma, una broma. Es inconcebible. ¿Un museo de historia sin historia? -dice la muchacha mientras entran al departamento. Da un fuerte portazo, haciendo que el rubio dé un salto del susto.

-¿Estás enfadada?

-Es una mezcla de enojo, indignación y frustración. Y tú actuabas demasiado normal ante las persona sin ropa cuando, unos minutos antes, te sonrojabas al hablar del tema.

-Bueno... Es porque estábamos en un museo y aprendí.

-Ya entiendo, te comportas fresita cuando Sam está involucrado en la conversación, digo involucrada -Chiara bufa, luego suelta un suspiro y se deja caer en el sillón-. Todo es tan confuso aquí.

Ella mira a su alrededor, dándose cuenta que se encuentra sola en la sala. No hay rastros de Azul, quien estaba de pie junto a la puerta hace unos segundos. Chiara se levanta del sillón y comienza a buscarlo, primero revisa la cocina, luego la habitación.

-Hey, ¿pasa algo? -pregunta al verlo sentado en el borde de la cama.

-Te doy espacio.

-¿Por qué? No estoy molesta contigo.

-Es que, solo es bueno compartir la alegría con los demás. Eso aprendí en la Sede, cada vez que alguien está molesto o triste hay que darle su espacio -explica el rubio mientras ve a Chiara sentarse a su lado.

-Es extraño.

-Si quieres puedo salir del departamento por unas horas, hasta que-

-No hace falta, Color. Comer algo mejorará mi ánimo. -Ella le sonríe, deja la habitación con destino a la cocina y se devora un par de galletas sin pensarlo mucho.

Azul escucha un grito agudo, entonces corre hacia la cocina y ve a Chiara escupiendo en el lavado. Él niega con la cabeza y una risa se le escapa al ver el rostro rojo y labios más rellenos de la muchacha a causa de su alergia.

-Otra vez no -se queja enjuagando su boca y hace gárgara para quitar el desagradable sabor de su lengua. Luego levanta la cabeza y mira al rubio con el ceño fruncido-. Si, si. Muy gracioso.

-Ese tono te hace ver muy tierna.

-Sería perfecto de no ser porque tengo comezón -responde rascando sus mejillas. En ese momento alguien llama a la puerta, haciendo bufar a la castaña-. Es la tercera vez hoy.

Azul abre la puerta e intenta a sonreír a las personas frente a él. Rose salta al verlo y se apodera de su boca, sin importarle que pierdan el equilibrio y caigan sobre la alfombra. Lo besa con pasión hasta perder el aliento y luego pasa a besar todo su rostro, diciendo lo mucho que lo extrañó y que lo siente por su ruptura con Sam. Georgiano también se abalanza sobre él y siente que el peso lo acabará en cualquier momento.

-Ya, ya. ¡Paren! Lo asfixian.

-Lo extrañamos, sólo le damos cariño -responde Rose. Deja que Azul se incorpore pero continúa abrazándolo como si su vida dependiera de ello.

-Y-Yo les agradezco, pero, ¿qué hacen aquí? -Él se aleja de ambos, haciendo que la felicidad de sus rostros desaparezca poco a poco.

-Olvidé decírtelo, ellos entraron al departamento como si fuera suyo esta mañana y les dije que regresen cuando tú estés.

-Nos amenazaste -la acusa Georgiano-. Cariño, ¿quién es ella? ¿De dónde la conoces? ¿Por qué su piel es roja?

-¿Cariño? Esto es una gran confusión. -Azul les sonríe, sintiéndose muy incómodo-. Ustedes son pareja de Sam, yo acepté sólo por ella.

-Rompiste con Sam, no con nosotros -contesta Rose sosteniendo su mejilla, intenta besarlo nuevamente. Pero él gira su rostro.

-De verdad lo lamento. No puedo. -Azul toma esas manos y las baja, haciendo que Rose tenga pequeños hipos al contener el llanto.

-¿Estás terminando conmigo?

-Eh... Con ambos. -El rubio camina hacia la puerta y la mantiene abierta para que sus invitados se marchen.

-Pero, n-nosotros te hubiéramos dado todo. Por favor... Piénsalo -suplica el pelirrojo ya que Rose no es capaz de hablar. El silencio reina en la sala por unos minutos luego de que la visita se marchara, Azul se sienta en el sillón y suspira. Las palabras y lágrimas de Rose y Georgiano hacen que un gran sentimiento de culpa lo invada.

-Ellos fueron muy amables conmigo, lo que dije fue cruel.

Chiara toma asiento en el sofá individual y lo observa con atención. En silencio, analizando cada palabra y reacción del rubio.

-Sam se veía muy bien, ellos deben cuidarla con mucho cariño. ¡Y yo los lastimé!

-A ver... Déjame ver si entendí. Sam, Rose, Georgiano y tú comparten una relación de pareja polígama o algo así. Pero Sam rompió contigo pero no los otros dos y... ¿Es así?

-No, Sam y yo crecimos juntos en la Sede. Salimos de allí hace unas semanas. Entonces conocimos a Rose y a Georgiano, también a Anastasia, pero él no es el problema. Sam comenzó a llevarse muy bien con ellos y Rose vino a hablar con nosotros, pidiendo ser parte de nuestra felicidad. Acepté porque Sam se veía tan feliz. Pero comencé a sentir celos, se lo dije a ella y discutimos. Traté de controlarme y fallé, discutimos nuevamente porque le dije que no quería compartirla con nadie, yo estaba ebrio y le grité. ¡Soy despreciable, lo sé! -Azul cubre su rostro, intentando retener las lágrimas que empapan sus mejillas-. Por eso necesito volver a la Sede, m-me falta madurar.

-Ahora todo tiene sentido. -Chiara se pone de pie y de sienta en el suelo, junto al sillón mientras acaricia su cabello rubio. Azul siente su cuerpo más relajado, como si se hubiera quitado un gran peso de encima-. Lo que sientes por Sam es amor y los celos son natural. Tú debiste decir que no desde el principio a la proporción de Rose, nadie puede obligarte a hacer algo que no quieres.

-Pero Sam se hubiera decepcionado de mí. Así son las parejas fuera de la Sede.

-¿Disculpa? ¿Quién dijo eso?

-Pues... Rose y Georgiano.

-Que ellos sean así no significa que todos tengan ese mismo tipo de relación. Mis padres, por ejemplo, siempre han estado juntos, de jóvenes lucharon uno al lado del otro para sobrevivir y ahora tienen una bonita familia. Sólo los dos, compartiendo vida y experiencias.

-Quieres decir que Sam y yo, podemos formar una pareja. -La mueca de tristeza de Azul cambia a una sonrisa mientras mira a Chiara asentir.

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