Accidente #4: Primera lección, valor

Nyron se encontraba corriendo con todas sus fuerzas a lo largo de los patios y canchas. Sus ojos parecían estar impacientes con encontrar cierto elemento que hacía que su corazón se llenara de ansiedad. Su caminar era frenado constantemente por su falta de aliento y un dolor punzante que se originó en su pecho por la presión a la que ejercía su cuerpo, cosa que le hacía ingerir un dulce por cada pinchazo. ¿Qué buscaba exactamente? Esa pregunta hallaba su respectiva respuesta en la carta que su susodicho "maestro" dejo para él; pero ¿ahora qué hizo ahora el hurón?... Eso solo Nyron lo sabía, pero igual, no podía ser tan malo... ¿Verdad?

Giró bruscamente en cierta esquina de los pasillos del edificio de secundaria. Sus ojos se mostraban más miedosos que de costumbre. Miro a cierto grupo de chicos de primer grado entrando a sus clases, nunca escucho el timbre de entrada, estuvo tan inmerso en su objetivo, que olvidó atender sus labores escolares. Volteó la mirada hacia atrás de sí mismo, solo para ver cómo a los que reconocía como segundos y terceros grados empezaban a entrar. Y curiosamente unos de... ¿Preparatoria?... Nyron los reconoció apenas ver sus uniformes y complexiones más grandes, al igual que cada grupo de preparatoria de la escuela se diferencian por sus camisas de manga larga de color blanco.

—¿Sabes quién es Nyron Zhongli? — el más alto de los tres jóvenes le cuestionó a un chico de secundaria que se encontraba entrando en su edificio

El joven miró algo desconcertado a su superior. Giró su mirar a varios lados en búsqueda del objetivo de la pregunta del joven pelinegro que se encontraba presionándole con su sola presencia. Pero de un modo a otro, aquel joven dio con Nyron y lo señaló directamente. Entregaron a nuestro pelirrojo; pero ¿por qué le buscaban unos jóvenes del otro edificio? Dicha respuesta sería resuelta de una manera poco convencional a su parecer. Un inesperado abrazo que a su espalda envolvió desde atrás.

—¡Te atrapé! — una voz femenina gritó con una emoción infantil muy remarcada

—¿Cy~Cynthia? — el joven no esperaba el abrazo y eso le puso de nervios —Y~yo...

—Ny, apenas y pude enterarme; pero dime...— la chica giro al pelirrojo y lo tomó por los hombros mientras su tono cambiaba a uno más preocupado —¿Es cierto que...— fue ahí que el joven pelirrojo intensificó sus nervios tras sentir como una sombra cubría a ambos chicos e interrumpía el habla de la chica

—Nyron Zhongli— una voz algo más grave fue escuchada por ambos jóvenes.

Se trataba de aquel joven pelinegro proveniente del edificio de preparatoria. Llevaba las mangas arremangadas, dejando ver sus brazos bien tonificados que denotaban una que otra vena, se veía realmente imponente debido a la altura con la que veía a ambos chicos desde arriba.

—¿Todo lo que escribiste en esa carta es cierto? — el joven se escuchaba algo molesto y en caminó a ponerse furioso

Tronó sus nudillos, dejando escapar un sonido bastante fuerte para esa clase de acciones. El pelirrojo se alteró y contempló a su alrededor. Todos los otros estudiantes de secundaria rodeaban a aquella peculiar conversación mientras los murmullos se intensifican aún más. Los profesores cercanos se veían intrigados y de poco a poco se acercaban al centro del gentío con tal de averiguar la verdadera razón.

—¿Ny? —aquella chica que seguía teniendo a su amigo tomado por los hombros intento hacer una mínima pregunta de lo que sucedía a su alrededor

No obstante, el pelirrojo tragó saliva y se giró hacía su superior. Su corazón le iba al mil por hora sin saber cómo los demás le miraban, su mirar estaba en el suelo y no sé anima a encarar a lo que estaba enfrente de sí mismo. Por sus labios se coló un leve quejido mientras se presionaba levemente el pecho, algo le empezó a doler.

"Ten algo de valor"

Recordó la frase de su animalado maestro y la dichosa carta que acababa de leer hace no mucho. Alzó la mirada y miro de una manera temerosa los ojos del otro chico.

—Y~yo... ¡T~te estoy retando a una pelea! — su grito fue entre agudo y decidido, una combinación que dejó a todos expectantes de aquella situación, ¿desde cuándo ese chico tenía valor?

Todo oído que escuchó el grito desafinado del chico pelirrojo empezó a generar murmullos que en cuestión de segundos género una explosión de risas y gritos eufóricos que tronaron las ventanas y oídos de todos como el graznido de más de cien aves encerradas en una jaula; pero dicha respuesta causó solo un rostro ahogado por una gran irritación sobre el chico que ya hacía enfrente del pelirrojo.

El llamado capitán se acercó a Nyron, haciendo notar su superioridad en tamaño. Tomó la camisa de su retador y luego lo alzó levemente hacía el.

—Te arrepentirás de haberme retado, mocoso— su habla se encontraba sumamente irritado mientras sus dientes rechinaban denotando su furia

¿Que acaba de pasar?... Sencillo, la primera lección de Nyron Zhongli, había iniciado formalmente.


Escuela Obelisk. Vestidores del gimnasio de boxeo y artes marciales [2:49 PM]

En aquel vestidor de hombres donde los casilleros creaban un camino recto hacía las duchas, todo con un número considerable de bancas en medio, no todos se cambian de pie. En una de las bancas se encontraba un joven pelirrojo en una posición completamente pensativa, más bien desesperada. Sus piernas se tambaleaban por la ansiedad mientras en su cabeza aún recordaba con mucho arrepentimiento lo que había hecho, se burló del orgullo del capitán de boxeo de la escuela entera, y todo por un simple "accidente" generado por una carta escrita por la pata y letra de un hurón. "¿Qué he hecho?", pensaba una y otra vez mientras se encogía de hombros y sentía cada parte de su ser temblar.

—¿Estás listo? — el diablo de dicha comedia había aparecido tras el abrir brusco de un casillero —Tenemos la fortuna de nuestro lado por haber conseguido este equipo para ti, las ofertas eran un buen trato que para nada dejaría ir... ¿Por qué siento la hostilidad en tu mirar, alumno? — ladeó la cabeza con cierto aire curioso mientras se sentaba en una mochila deportiva de color negro con franjas de color rojo

—¡¿C~cómo no quieres que te mire así?!— el chico se puso de pie con mucha prisa tratando de apartarse del hurón —¡¿Qué no ves en que me has metido?!— chilló con algo de reclamo, el hurón sacaba esa actitud miedosa en el chico, ya no era el joven depresivo de siempre, era un buen comienzo para los cambios de actitud

—Toma un respiro... Yo solo moví las piezas correctas para realizar esta prueba, tú eres quien lo retó abiertamente, la lección original era que admitieras un error enfrente de todos tus compañeros para quitar poco a poco tu pánico escénico— hurgó dentro de la maleta brevemente hasta sacar un par de rollos de vendas

El chico se tornó bastante pálido tras recordar el acto de "valentía" que había hecho hace no mucho, era cierto, él se colocó la soga al cuello. El pelirrojo se contempló con ambas manos sobre su cabello en un espejo de los casilleros. Estaba vistiendo solo un short deportivo de color rojo con franjas negras, al hurón le encantaba el color rojo al parecer. El chico se miró de arriba hacia abajo, su cuerpo delgado denotaba una fuerte falta de ejercicio, dicho hecho le golpeó fuertemente en la autoestima tras contemplar muy bien en su cabeza contra quién se enfrentaría en unos minutos, el que es llamado el más fuerte de la escuela.

—¿P~por qué tantas molestias en recalcar lo obvio?, no importan cuanto lo intente siquiera... Y~yo perderé— su voz decayó de su tono alarmado —No soy rival para él, s~solo mírame

La dichosa carta que el joven había leído se trataba de un aviso. Resulta que el hurón había enviado otra carta al capitán de boxeo de la escuela, un chico de preparatoria con secretos sonaba un buen oponente para el chico. Cosa que terminó con el hurón haciéndose con los secretos más perversos del capitán de una u otra manera. Secretos tan vergonzosos y de un carácter tan oscuro que le traería tanta mala fama en un futuro, desde su historial de parejas, sus mentiras, sus sustancias lícitas en su organismo... Todo se hizo en las patas del hurón. ¿Y que hizo aquel ser con esa información?... Chantajeó al chico pelinegro para que supusiera que Nyron revelaría sus secretos si no aceptaba su pelea... Y todo ello llevo a la actual situación, el pelirrojo trato de hallar la carta o escapar, pero el destino le hizo aceptar el desafío... Sin ser consciente de cómo le dolería mañana.

—Lo único que miro es a un futuro líder— salto hasta el hombro del chico —Y una persona capaz de soportar cualquier golpe, mira— apunto con su pata derecha al espejo.

Fue ahí que el joven pelirrojo se percató de que todos los moretones que plagaban su piel caucásica en las zonas de la espalda, pecho, brazos y hombros; se desvanecieron con una mínima porción de tiempo. El dolor seguirá, pero sus heridas se habían ido. El chico se sorprendió levemente, el hecho de que sus heridas se hayan ido le pareció un tanto curioso, pero al final todo volvía a la misma pregunta, ¿de qué sirve eso?, terminará perdiendo al final, ¿no?

—Solo dime... ¿Por qué lo retaste, aun sabiendo que perderías? — le miro sumamente intrigado mientras se paraba en la banca para hacer sus katas marciales nuevamente

—Y~yo...— el joven pelirrojo hablo dudoso mientras sintió un dolor en su corazón que se extendió tan rápido como para que su sangre empezará a calentarse

Pero no fue capaz de contestar, debido a que alguien había entrado a los vestidores. El sonido rechinante de la puerta de metal fue audible por todos en la habitación repleta de casilleros.

—Me tengo que retirar, mí joven alumno, recuerda que no pueden sospechar nada... Por cierto, toma...— el hurón le arrojó al joven un auricular bastante pequeño de color negro —Te apoyaré desde el techo... Recuerda que no estás solo, yo soy tu maestro... Deja que el dolor te ayude a crecer— hablo con su típica voz chillona solo para desaparecer por una reja de la ventilación del techo

Esas palabras pudieron haber sido reconfortantes para el corazón del chico, pero solo terminaron siendo una simple burla, aparentemente. El chico cayó sobre su peso en la banca, la presión de la situación no le hacía bien a su estado de ánimo y al dolor en su pecho que aumentaba debido a la ansiedad del momento, estaba a nada de pararse frente a muchas personas en un cuadrilátero. Bajo la mirada y se perdió en su paranoia, sin percatarse de quién le miraba algo intrigado desde no más de un metro.

¿Quién le estará a punto de brindar sus palabras de apoyo?

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