Accidente #26: La cueva de los héroes


East Royal Forest, zona del este, residencia Bellemore [06:57 AM]

Era nueva mañana en East Royal Forest, debido al horario, el sol apenas empezaba a dispersar la penumbra mientras las estrellas empezaban a desvanecerse sobre el firmamento. En dicha ciudad, el aire frio se empezó a notar debido a sus cercanías a las épocas invernales, lo cual provocaba que todas las personas aprovecharan cada momento en su cama con tal de adquirir ese calor que perderían al salir de la cama.

En aquella casa donde habitaba aquella castaña de aspecto reluciente, esa misma chica no era la excepción. Cynthia se hallaba envuelta en sus sabanas mientras su aspecto denotaba una notable falta de sueño, estaba sentada en el centro de su cama adornada con sabanas y colchas de aspecto fino de colores rosados con toques abstractos de color rojo como rosas. En su mayoría haciendo juego con el tapiz y pintura que adornaba su cuarto que se encontraba impecable desde la ropa hasta su escritorio donde se podía ver un bolso, su celular, su laptop y la mochila del colegio. Teniendo colgado su uniforme en su puerta cerrada con un gancho.

Sus ojos estaban esbozando cansancio por unas pequeñas ojeras que se le habían generado su insomnio que era alentado por una notable mueca de tristeza que cubría su rostro. Pero un sonido tras su puerta fue lo que le hizo despabilar. Al parecer una puerta se había cerrado de un portazo mientras unos ligeros pasos acompañaban una caminata a la que la castaña solo pudo suspirar con cansancio y esbozar una mueca ligeramente molesta mientras deslizaba su mano por debajo de una de sus almohadas.


—Ny... Tan inocente que sigo sin creerlo...— la chica tomó un objeto amplió que pudo tomar a duras penas entre su mano a duras penas, notando una textura similar al yeso pulido —¿En que te has metido? — fue lo último que pudo decir con un tono melancólico mientras contemplaba una máscara de arlequín, la misma máscara de los asesinos que en la noche pasada asechaban sobre ella y el equipo de Asia, solo que esta se encontraba fuertemente cuarteada en uno de sus ojos y llevaba un ligero rastro de sangre en la parte de la sonrisa



Parque ecológico, Crystal Forest [06:57 AM]

El crujir de las hojas era notorio mientras se podía ver a un joven pelirrojo corriendo a través de la arboleda del parque mientras su cabello se encontraba húmedo mientras aun portaba aquella bermuda negra con verde y en su tren superior llevaba una sudadera de camuflaje militar de colores grises con negro y franjas rojas a lo largo de los brazos. Mientras que como calzado llevaba unas zapatillas deportivas de color verde sin calcetines, debido a que por las prisas no pudo obtener algunas.

Su aspecto era similar a un nadador después de una ardua competencia, pues sus expresiones cansadas denotaban un jadeante aliento que empeoraba con los metros que recorría; pero esto no plasmaba una mueca muerta de cansancio, sino que se veía más que nada desesperado por llegar a la meta. Portando también en su mejilla derecha una gaza amplia y en su mejilla izquierda y nariz llevaba varios curitas, y como un extra a esto, su mano derecha estaba completamente vendada a diferencia del resto de su cuerpo.


—¡Acelera Nyron! ¡El alba esta sobre de nosotros! — exclamó un hurón de color rojo que estaba en su capucha que dejaba ondear al viento mientras apuntaba al cielo con una de sus patas


Fue con esa misma frase con la cual el pelirrojo apresuró el paso mientras notaba poca gente circulando en las vías generadas por caminos de cemento perfectamente simétricos. Llevando su curiosa mirada al lugar donde su enfrentamiento nocturno se llevó a cabo, notando como este estaba sin rastro alguno de la destrucción que habían generado. Un hecho que quiso cuestionar; pero ya no tenía el suficiente tiempo, debía correr.

Ese pensamiento lo llevó a apresurar el paso a aquel camino secreto que el siempre usaba para atender a sus clases impuestas por el hurón, caminando a lo largo de aquella sección oculta delimitada con bambús, descendiendo hasta ver el jardín de cerezos, el lago de los koi de trueno. Y mientras su aliento mermaba sus ganas de correr, logró divisar su objetivo, la cueva del metal cazador, notando como el propio W estaba enfrente de esta, viéndose completamente pasivo mientras miraba al interior de la cueva.


—¿S~se encuentra ahí? — cuestionó de forma temerosa el pelirrojo mientras se acercaba a la altura de W, el mismo que le aseguró su pregunta con un gesto afirmativo


Fue así como su maestro saltó de su capucha para colocarse frente al joven expresando una expresión inmersa en la emoción infantil que le caracterizaba.


—¿Estas listo?... Recuerda usar tus guantes


Ante esas palabras, el joven se tensó mientras de los bolsillos de la sudadera empezaba a buscar algo; pero aquello no estaba ahí, y fue cuando recorrió los bolsillos traseros de las bermudas cuando pudo sujetar entre sus manos un par de guantes deportivos que al sacar se pudieron identificar como aquellos que el azabache le había regalado.

Tras ello, este se empezó a colocárselos de forma nerviosa, colocándose el equivocado de manera repetida hasta que finalmente tras unos intentos finalmente pudo colocárselos de manera correcta. Y ya estando en sus manos, empezó a abrir y cerrar la mano con repetividad al sentir como aquellos guantes le hacían sentir extraño, algo a lo cual tendría que acostumbrarse.


—También quiero que tengas en mente el gran sacrificio que has hecho para adquirir aquella técnica— su habla calmada se tornó sumamente serio ante el chico mientras le brindaba una mirada determinada —Así que te lo diré de frente... Solo tendrás una oportunidad, y cuando llegue, debes usar la brecha que te otorgará esta misma... Mira al ambiente como una parte tuya, o rómpete como una frágil hoja en un huracán... La decisión es tuya, Nyron Zhongli... Mi estudiante


Aquellos enunciados tomaron un gran significado en aquel chico a lo que solo pudo reaccionar tragando saliva mientras le daba una amarga mueca al suelo, sintiéndose sumamente patético.



Departamento de la familia Zhongli [Noche anterior, 9:55 PM]

A paso apresurado, un pelirrojo irrumpió en su propio hogar llevando entre sus manos aquella caja amarilla algo rasguñada. Tras ello, lo que pudo ver de lleno en su lugar fue la luz de la sala que le cegó por un instante mientras por las prisas se caía sobre su propio peso, denotando como su cuerpo se encontraba sumamente tembloroso ante las imágenes que había visto hace unas horas. Fue así como su maestro descendió de su cabeza y se plantó en el suelo del departamento haciendo un gesto de apuro con sus patas, por lo que este mismo desapareció en el pasillo que daba a los cuartos, algo que notó extraño hasta que vio como este animal se colgaba de la perilla de la puerta de su cuarto y se introducía tras ver una abertura en ella.

Su atención fue atraída por el suelo mientras se levantaba poco a poco; sin embargo, se vio notoriamente alertado cuando notó otra presencia acercándose desde el mismo pasillo donde se había ido su elocuente maestro.


—¡Ny! — la voz de Cynthi canturreó para él con gran emoción —¿Qué haces en el suelo? — su voz se cuestionó mientras daba cierto aire infantil


Fue así como el pelirrojo se vio notoriamente alterado por la presencia de su amiga en su hogar, con lo que al elevar pobremente la mirada pudo verla en cunclillas hacía él, fijando inconscientemente su mirada en su rostro que denotaba un particular brillo en sus labios, haciendo más encantadora su sonrisa mientras de poco a poco bajaba la mirada de forma inconsciente, sonrojándose en gran medida por el atuendo que llevaba la chica.


—¡Cy~Cynthia!


El chico se reincorporó y se tensó firme como en una posición de descanso militar se tratase. No queriéndole ver la cara por el obvio descaro que tuvo de ver su atuendo por completo. La combinación de colores, sus hombros revelados, su falda. Inconscientemente hizo un chequeo completo de forma inocente sin contar como sus mejillas y un instinto muy profundo le daba esa sensación de gusto de verla en ese atuendo, notándose completamente avergonzado de aquel deseo.


—¿Listo? — cuestionó la castaña mientras notaba la mirada avergonzada del pelirrojo y acercándose con tal que este le viese nuevamente, todo esto mientras portaba una sonrisa juguetona —Vamos Nyron... ¿Co~cómo me veo? — cuestionó de forma tímida mientras cruzaba sus manos por detrás de la cabeza del pelirrojo, sonrojándose al instante como un tomate al igual que el pelirrojo mientras agachaba la cabeza con tal que no le viera; lo cual no era muy buena idea pues ella le ganaba en altura por un poco


En dicho momento, el corazón del chico iba al mil por hora mientras notaba la peligrosa cercanía que tenía con ella. El calor que ella emanaba le nublaba los sentidos, un sentimiento que compartía con la chica; pero que ambos no estaban dispuestos a expresar por la vergüenza. Tensó su torso mientras sus brazos no le respondían y se limitaba a temblar de manera brusca por el colapso de nervios que estaba sufriendo en ese momento. Siendo no un colapso malo como el que había sufrido, sino uno que le hacía sentir completamente nervioso y apenado.


—Ny... Te~tengo algo que decirte...— la voz de la chica fue ligeramente suplicante mientras esa pena le daba el toque dócil que hizo que el pelirrojo se pusiera aún más avergonzado


Pero dicho momento fue cortado por un hurón de color rojo que corrió atrás de ambos chicos mientras en su boca llevaba una notoria prenda de colores negros y verde. Algo que le hizo despabilar al hacer que su mente se llenara de imágenes que antes ya había vivido. Centrándose completamente en el llanto de su compañera, haciéndole recordar por lo que había vuelto a casa. A lo cual solo pudo reaccionar con un espasmo agresivo de su pecho, haciéndole retroceder con preocupación, algo que pudo cortar su afectuoso tacto con su querida amiga.

Fue así como la chica empalideció el semblante mientras notaba como el chico se encontraba con una mirada perdida. El chico solo pudo apretarse la camisa por la parte de su corazón mientras se veía con una notable mueca entristecida, a lo que ella reaccionó con tomarle su otra mano.


—Lo siento, Cynthia...— habló con un tono sumamente apagado mientras se separaba de ella hasta que sus manos se separaran y tras ello simplemente pudo colar un rostro sumamente preocupado —Ocurrió algo con Ryoko y me necesitan allá


—¿Es por ella? — cuestionó la chica mientras agachaba la mirada notándose ligeramente exaltada, notando así un notorio gesto de culpa que el pelirrojo expresó, un factor que le delató —¿Acaso ella te gusta?


—¿Qu~qué?... ¡No! — el chico negó con fuerza mientras movía sus manos —Es solo que...— dio un paso hacia atrás viéndose apresurado contra sus propias prisas en su deber —Ella saldrá lastimada por mi culpa... Ya no quiero que eso ocurra— el chico tras sus palabras tomó una bocanada de aire tras recordar esa frase del asesino sobre los arrepentimientos, conteniéndose así un notorio miedo que expresaba con un tembloroso cuerpo y un rostro enrojecido que miró de lleno a la chica, si debía arriesgarse, quería dejar algo sumamente claro —Además... Qui~quien me gusta... Eres tu


Tras esa entrecortada frase creada por sus nervios, el chico empezó a correr fuera de su hogar con tal de seguir a su maestro a donde sea que lo llevaría esa vez. Dejando atrás a una castaña en blanco a la cual solo pudo reaccionar ante las palabras del chico con una amarga sonrisa a la cual se le escapaban un par de lágrimas que se limpió rápidamente mientras cambiaba su mirada a una sonrisa tierna que se le formó tras sentir como un caluroso sentimiento inundaba su corazón y coloraba sus mejillas.


—Ny... En serio eres un tonto



Parque ecológico, Crystal Forest, Cueva del metal cazador [7:16 AM]

El pelirrojo, el maestro y el asistente se encontraban a unos pasos de un descenso que daba de lleno a la cueva. El aire frio de la mañana hacía aumentar los nervios del pelirrojo mientras notaba la oscuridad en la cual pronto sería participe al ingresar en la cueva. Llegando a tener un sinfín de imágenes de él siendo apaleado por Wrath, y con la propia Ryoko siendo perforada por aquellos bisturís que serían el sello que determinaría su destino.


—Ya están aquí— susurró el hurón mientras unas pisadas se creaban tras ellos


La vista del chico se alteró en un segundo mientras el aire a su alrededor empeoraba y le hacía erizar su piel que aún estaba ligeramente humedecida por su entrenamiento que había dilatado toda la noche entre cortos descansos de unos 30 minutos por cada proyectil que recibió en su cuerpo. Aun con aquella pesadez en su cuerpo por el cansancio y el dolor, reaccionó de forma instintiva al llevar una mano a sus artilugios en el cuello y otra en una guardia improvisada.

Lo que sus ojos lograron ver fue solo una imagen que logró hacerle pasar saliva con fuerza mientras recordaba enormemente aquella situación de vida y muerte en contra de aquella asesina que hoy debía salvar.

Frente a él se encontraban un total de seis personajes completamente llamativos por sus características, en las cuales destacaban más su cabello blanco como la nieve y ojos de color azul profundo en todos ellos. Ahí se encontraba el hombre de gran estatura que lograba rasgar los 2 metros con sus facciones mayores y un cabello semi rapado, viéndose como el más viejo de entre ellos, cargando sobre su hombro y brazo derecho aquella cola de alacrán; el segundo más alto por poseer 1.85 metros era el moreno con de cola de trenza elongada con facciones de tipo afroamericana, portando como arma dos macanas de metal de color blanco; se encontraba una mujer de altura aproximada a unos 1.76 metros con un elongado cabello que daba hasta su cintura, recalcando dos prolongados mechones que descendían cubriendo sus orejas y llegando al mismo lugar, un lápiz labial de color negro con el cual sostenía una sonrisa enternecida por el chico, portando como arma un látigo blanco con púas celestes que llevaba colgado en la parte lateral izquierda de su pantalón ajustado a unas muy bien definidas piernas; al costado de dicha mujer se hallaba un chico de baja estatura con un cabello corto cubierto por un prolongado sombrero vietnamita curiosamente más grande de color negro que no dejaba notar si era hecho de metal o de paja del cual descendían adornos dorados como campanas o dijes de estrellas del mismo color, siendo el más bajo como un niño y que a su lado se encontraba una esfera de metal blanca con líneas celestes que flotaba con libertad; otro joven era desconocido por el pelirrojo, y este era un chico de alrededor de 1.76 (siendo así el tercero más alto) que llevaba un corte de cabello de fleco que cubría su ojo derecho, llevando con una correa lo que parecía ser un rifle francotirador del mismo color que sus compañeros, viéndose al costado del capitán de dicha escuadra; Wrath que era al cual el pelirrojo miró de forma fija, se hallaba en el centro de ellos, siendo de manera notable el segundo más bajo por sus 1.68 metros, viéndose con una evidente sonrisa tras el cubrebocas.


—Buenos días, capitán de Asia— el jefe le brindó una reverencia al chico mientras era imitado por los dos más altos del grupo —Veo que se encuentra listo para enfrentarnos


—¿E~enfrentarlos? — el semblante del pelirrojo ensombreció como si hubiera visto un fantasma —¿No iba a ser un uno contra uno? — su voz se vio ligeramente quebrada por los nervios


—Fu... Vaya chico tan inocente— se mofó la mujer mientras cubría su boca con una de sus manos cubiertas por guantes de cuero de color negro —No sabía que un capitán podía ser así de irresistible— ensañó su mirada al pelirrojo con cierto toque coqueto ante este, para ella, él era un capitán nombrado por un rey, una presa digna de unas horas de diversión


—Mejor cierra la boca, vieja bruja... Más respeto al capitán de un rey— mencionó aquel muchacho similar a un niño en un tono cansado mientras su esfera se desplazaba frente aquella mujer —No detecto peligro alguno de su presencia... Pero si fue elegido debe ser por algo


—Yo digo que entremos y matemos a la mocosa de una vez— habló el afroamericano mientras se le notaba emocionado y empuñando sus armas con notorias intenciones


—Sigo sin creer que Pride haya llegado tan lejos siendo encandilada por el dinero... Ella nunca fue así— mencionó el mayor de todos mientras acomodaba su cabello —Ella menciono en su ultima llamada que tenía una buena razón para haber desafiado el contrato del pecado


—Todos guarden silencio, la decisión fue tomada por el actual líder de las dagas. Wrath, tus ordenes — habló con seguridad el joven con el francotirador mientras llevaba su mirada a su líder


El asesino se mantuvo pensativo mientras contemplaba de arriba y abajo al pelirrojo, notando en primera instancia sus heridas y lo húmedo de su cuerpo. Un escaneo rápido como era de costumbre a todo lo que le rodeaba, siendo ese su truco con el cual lograba asestar disparos de truco impresionantes mediante mero calculo en la trayectoria de sus bisturís, era un prodigio cuando se trataba de análisis rápidos sobre el terreno, y en este caso, también de oponentes.


—Solo yo bastaré para retenerte— su habla calmado fue interrumpido por sí mismo tras elevar su mano con dos dedos alzados —Lust, Gluttony rodeen la zona y busquen cualquier posible ruta de escape, bloquéenla y reporten si busca huir por ahí... Envy, vigila la salida con tu rifle cargado atento a cualquier cosa, apunta a las piernas e informa para que yo de, el golpe de gracia, tienes la mala costumbre de asestar disparos a la cabeza... Greed y Sloth... Vayan— sentenció mientras señalaba la cueva con aquella mano que elevo —Tráiganla moribunda para que sea más sencillo


Tras sus palabras, los dos más altos de aquel grupo empezaron a correr en dirección del pelirrojo, buscando evadirlo con tal de adentrarse en la cueva que estaba a su espalda.

El chico se miró petrificado cuando notó como esos dos hombres cargaban hacía él, su cabeza se llenó de dudas reflejadas en una notoria ansiedad producida por su indecisión. "¿Debo usarla ya?", fue lo que se cuestionó mientras notaba aún más la cercanía con aquellas personas; sin embargo, esto tuvo su punto de quiebre cuando el sujeto con las macanas se frenó de forma abrupta mientras unas nuevas pisadas se escuchaban acercándose desde el interior de la arboleda a un costado del pelirrojo.

Esas pisadas se generaron más cercanas en fracciones de segundo hasta que una silueta alta similar a la de la daga se abalanzó sobre la misma. Fue así como el asesino giró una de sus macanas de forma defensiva enfrente suya con tal de recibir un impacto que sus instintos le habían logrado prever. Con aquel movimiento, un sonido metálico se produjo por toda la zona mientras los presentes podían notar por completo la identidad de aquella entrometida silueta.


—¿Una trampa? — cuestiono el asesino mientras notaba como su macana volvía hacía el por el empuje de su contrario —Si ese golpe hubiera impactado ya estuviera viendo estrellas


Aquella silueta que estaba a su misma altura era conformada por un chico de cabello azabache que el pelirrojo reconoció al instante, dejando perplejos al resto de asesinos. Portando como vestimenta una camiseta con capucha de colores blancos con manchas muy diluidas de gris y negro, que dejaba al descubierto desde sus hombros; unos shorts holgados de color azul con negro que en la parte de las piernas discurrían unas mayas de tipo deportivo que descendían hasta poco más debajo de la rodilla; y como calzado, solo llevaba un par de zapatillas deportivas de color negro. En cuestión de vestimenta no había nada raro, lo raro era ver un conjunto de artilugios que llevaba encima, en la parte anterior de donde estaba el hueso de la tibia, llevaba en ambas piernas lo que era similar a un par de espinilleras de metal reluciente similar a la plata que se encontraba amarrada a su pierna por una espinillera de menor tamaño que se conectaba con la principal y abrazaba la pantorrilla del chico, así como un anillo de metal en su tobillo que permitía que este se detuviera y mantuviera fijo; mientras que en sus manos portaba unos guantes de metal de tipo medieval pero con notables protuberancias en los nudillos como rectángulos, en la parte posterior de la mano se podía ver una placa de aquel metal reluciente que se veía ligeramente elevado en porción diagonal como si de un alerón se tratase donde dejaba ver que debajo de aquella placa elevada se encontraba otra pero que cubría la mano del chico de forma regular, discurriendo de forma ascendente hasta toparse con la división con el antebrazo donde se extendía con una serie placas de metal que se ajustaban al antebrazo del chico como si de la piel de un dragón se tratase, cubriendo solo la parte posterior hasta su codo denotando una fina malla por debajo que explicaba la forma en la cual se ajustaba y mantenía fija a su antebrazo. Esas eran sus armas obtenidas en aquella forja.


—Estas cosas casi no pesan— sonrió Sam hacía el asesino mientras cortaba el contacto entre su guante de metal y aquella macana —¿No es algo descortés iniciar sin el equipo rival?, o ¿acaso solo querían ganar por abandono? — su sonrisa se tornó ligeramente avergonzada mientras se pasaba ambas manos por detrás de la cabeza


—Ju, ju... Al parecer el equipo de Asia tiene buenos elementos— canturreó la mujer mientras se relamía los labios con cierto deseo ante el físico del azabache —¿Qué te parece que en cuanto terminemos aquí vayamos a un lugar más privado? — trató de avanzar; pero fue detenida por la mano del niño a su lado jalándole del abrigo formal que todos compartían en dicho momento


—Perdón... Pero me temó decirle que estaré castigado en cuanto mi mamá se entere que falte a la escuela— el chico rio con nerviosismo mientras caminaba a un lado del chico pelirrojo —Además... No me gustan las mujeres mayores, quizá solo si me llevan dos años como Ryoko... Pero bueno, solo es un pequeño gusto


—¿Me acabas de rechazar por esa mocosa? — musitó con molestia la mujer mientras sostenía una sonrisa amable notoriamente forzada, a la par que llevaba su mano a su látigo


—Mejor déjalo así, cabeza de aire— una nueva voz familiar emergió desde la arboleda con nuevas pisadas que le acompañaban


Fue así como cierto rubio y un castaño salieron a escena, cada uno portando notables artilugios. El rubio llevaba como vestimenta una camisa deportiva negra de manga larga algo holgada que se encontraba arremangada cubierta por un chaleco algo grueso de color miel que se encontraba abierto, unos shorts de tipo basquetbolista de clores dorados y morados muy holgados donde se podía ver colgado un par de bolsas de tipo militar de color negro a través de un cinturón ajustado, sin mencionar un calzado conformado por botines de basquetbol de color amarillos con negro; llevando como característica notable una notable funda para armas que amarraba su tórax como un arnés y que dejaba ver dos empuñaduras de armas envueltas en su funda, distribuyendo una en cada costado a la altura de su caja torácica como si de un detective se tratara. Mientras que el castaño se encontraba llevando una sudadera de lana de colores negros con rayas purpuras que cubría ligeramente su rostro por la capucha, llevando un pants de color negro que era notoriamente más grande para el por lo acampanado que era en la parte de los tobillos, mientras que en su cabeza llevaba una notable venda que envolvía su frente como una bandana; y su artilugio lo llevaba cargando como si se tratase de una bandera sobre su hombro derecho y forzando su balance por su tamaño que casi le doblaba la altura y debía ser sujetado por sus dos manos, se trataba de un palo elongado de madera que llevaba en sus extremos otro pedazo de madera atravesado como una cruz y un gran rollo de tela roída de color morado, era como una bandera doble enrollada, una cosa muy extraña de ver.


—¿Pe~pero como sabían que estaríamos aquí? — cuestionó sumamente confundido mientras notaba como esos chicos se colocaban a sus costados —¿Los llamo el maestro?


Del mismo lado donde ellos salieron, una silueta se asomó mientras se mantenía recargada en un árbol contemplando de manera fija ante el grupo extraño que le traía cierta similaridad con una compañera de equipo que a regañadientes debía de tratar día con día. Esa figura era una chica morena de alrededor unos 1.7 metros que llevaba consigo una sudadera deportiva de cuello deportivo de color morado con celeste con rosa como granjas de tigre y unas licras deportivas de color negro bien pegadas a la curvatura de su cintura y muslos. Esa era Katherine, la misma chica que miraba con ligero miedo la situación.


—Te lo dije Nyron... Si uno de nosotros está en peligro, todos nosotros estaremos ahí— respondió con emoción el azabache mientras apretaba uno de sus puños


Su contestación al ser muy idelista y romántica como para la realidad, el pelirrojo giró su torso ligeramente para ver a Clay que estaba separado de él por el pequeño cuerpo de Tyler. Algo a lo que el rubio le correspondió con un suspiro y una mirada algo agotada, denotando unas atroces ojeras que eran sutilmente ocultadas por sus gafas.


—Ayer olvidaste colgar cuando soltaron el teléfono... Lo escuchamos todo— respondió de forma cansada mientras se acomodaba las gafas


Ante aquella respuesta el pelirrojo se coloró por la vergüenza mientras se veía notablemente nervioso por las cosas que había dicho aquella noche. Algo que fue relajado por una palmada en su espalda que le hizo llevar la mirada al castaño a su lado.


—Yo no escuche nada— el castaño le elevó su pulgar mientras tenía problemas con el equilibrio de su curiosa arma —Pero Sam fue muy persuasivo... Tras escucharlo todo, nos estuvo marcando constantemente para acudir en tu ayuda y la de la albina, para mi lo logró a la segunda... Pero el resto... — llevo su mirada algo preocupada al rubio a su lado


—A la quinta... Al final tenía razón, fuimos elegidos para trabajar como un equipo, es lógico que tratemos de ayudarnos... Además, si lo analizo bien, estaremos sin peligro alguno... Ellos solo deben matarla a ella, significa que solo nos sacaran de combate, lo que significara que solo nos dejaran incapacitados para luchar... Si lo vemos por ese punto tenemos la ventaja ya que tendrán que contenerse— llevó su mirada con cierto reto al sujeto que estaba a un lado de Wrath, el otro joven, la razón era por su arma que constaba también en el mismo estilo que la de él —Además si lo logramos, tendremos la gratitud de la señorita Yukimura, lo cual podría sumarle puntos a Clay— intentó excusarse tras sonreír con cierto orgullo y llevándose una mano al mentón


—Enserio eres un asco Carmine— la voz de Katherine se escuchó molesta mientras se acercaba ligeramente al grupo de chicos —¿No te cansas de acosar a las chicas y sacarles fotografías? — cuestionó con ligero asco mientras se refería a aquellas carpetas en la nube que supuestamente eran las bases de datos filtradas del rubio, las cuales constaban de fotos de los vestidores de las chicas, fotos de ellas en las clases y clubes deportivos (en especial natación), fotos por debajo de la falda, y otro gran número de fotos filtradas muy reveladoras de entre parejas, ¿cómo las había conseguido?


—Y me lo dice la que se acostó con dos chicos para engañar a su novio— respondió de forma seca el rubio, atrayendo la mirada furiosa de aquella chica


La morena iba con grandes intenciones de impactar un gran puñetazo en la quijada de aquel rubio; pero fue detenida por una risa burlona por parte de Wrath.


—Jo... El equipo de Asia es tan divertido— el asesino secó una lagrima falsa en su ojo mientras chasqueaba sus dedos y tras esa sencilla acción, todos sus compañeros cargaron hacía la cueva, con una velocidad con la cual el grupo de chicos no pudo evitar su avance por la pequeña riña interna que llevaban consigo —Aun les falta mucho para comprender lo que la unidad significa en un equipo... Ahora si nos disculpan, intenten detenernos— tras sus palabras, arrojó un bisturí en dirección al pelirrojo, un bisturí que fue repelido por el antebrazo blindado de Sam


Tras aquella hostil escena, el asesino desapareció du la mirada de aquellos chicos, a lo cual forzaron una mirada fugaz a la cueva donde tenían entendido que se refugiaba cierta albina.


—Maldita sea, si tan solo Clay no hubiera soltado ese comentario tan infantil— gruñó el rubio mientras se golpeaba ligeramente la cabeza —Una disculpa a todos


—No te preocupes, Clay— le calmó el azabache mientras miraba a su amigo pelirrojo —Nyron, la cueva no es tan profunda, la encontraran y acorralaran rápido... Hay que ir— Sam endureció el semblante mientras tronaba sus nudillos


El grupo enteró sintió la necesidad de pasar fuerte con la garganta mientras contemplaban aquella cueva con un notorio miedo, al igual que podían notar como su apuro por ayudar a su compañera se tornaba en ansiedad al notar que claramente se les habían adelantado, estaban por perder por aquel desplante infantil.


—Si lo que necesitan es tiempo, yo se los compraré— bramó el hurón con cierta calma mientras se postraba frente al grupo de chicos


Con aquel desplante, el hurón ondeo su cola en formas rectas hasta crear en el pasto de aquel lugar un símbolo chino que significaba uno de los cinco elementos manejados en la antigua china con base a sus creencias, era el símbolo del elemento tierra; y tras crearlo, este mismo lo encerró nuevamente en un rombo de forma precisa.

Tras haber formado su diagrama, el hurón se sentó en sus dos patas traseras como mariposa con velocidad en aquel delimitado espacio que creo con su dibujo y tras tomar una respiración amplia, este exhalo al susurrar unas palabras.


Dominio... Responde ante tu rey


Ante aquella calmada palabra generada por el animal, aquel dibujo debajo de él se ilumino y empezó a emitir llamas de color rojo brillante. Unas llamas controladas y notablemente vivas que curiosamente no se esparcían y emitían una cálida sensación ante aquellos chicos. Sin mencionar que sobre la cabeza del hurón se empezaba a formar una corona de tres crestas prolongadas creada por una luz roja intensa que era en si una contradicción, pues se podía ver ligeramente a través de ella.

La escena no podía ser más impresionante para el grupo de chicos que le observaban, estaban finalmente contemplando un suceso que les dejaba más que en claro una sola cosa, aquel hurón si era quien debía sostener su título mientras emitía una imponente presencia con sus llamas con las cuales paralizó incluso la respiración de aquellos chicos por un instante. Un hecho que le hizo a la morena arrugar el ceño con dolor tras sentir como su ojo derecho le ardía nuevamente como si sus poderes se forzaran a activarse; sin mencionar al pelirrojo que se encontraba sumamente asustado mientras llevaba su mano al anillo en concreto y su pecho empezaba a contraerse debido a su problema cardiaco, ¿por qué su cuerpo reaccionaba así ante aquella acción?

Y sus nervios empeoraron de golpe tras sentir como un temblor de alta magnitud similar a un terremoto de tipo longitudinal les hacía mecerse de un lado a otro mientras el crujir de los árboles y e cantar agresivo de las aves les hacían un notorio estruendo que no hacía más que ensordecer a los jóvenes. Fue tanta su conmoción que el castaño se derrumbó, el rubio se cubrió los oídos mientras que el azabache sujetaba por los hombros a la morena y al pelirrojo que se veían notablemente más sensibles a aquel fenómeno.

Fueron cuestión de segundos como para que aquel estruendo cesara mientras aquel hurón se mantenía sentado mientras emanaba esas mismas llamas y portaba aquella corona que flotaba sobre su animal cabeza. Tras aquel momento de paz, el hurón suspiró mientras juntaba sus patas delanteras como si se tratara de una pose de meditación, ondeando nuevamente su cola en señal de felicidad.


—Bien... Solo echen un vistazo— el hurón habló con calma mientras le sonreía al grupo de chicos


Aquel grupo de jóvenes se miraron entre si al reincorporarse y restablecer sus sentidos. Y con esa duda que les implantó el animal frente a ellos, se encaminaron hacía lo que era el descenso hacía el cual el azabache fue arrojado dos días en su fin de semana con tal de entrenar. Llevándose una gran sorpresa al notar que aquel descenso de piedras ahora fue suplantado por unas escaleras bien definidas de roca mientras a sus costados llevaba formas rectangulares similares a lámparas, con la notable diferencia que no estaban encendidas. Una estructura que iba en descenso hacía una nueva entrada a la cueva que era adornada por dos Leones de Fu como se ven en las imágenes de templos tradicionales de la antigua China, uno de ellos aplastando con una de sus patas un mundo y otro "aplastando" a uno similar, pero de menor tamaño.


—Pero... ¿Cómo lo hizo? — el rubio cuestionó mientras se ajustaba sus lentes por la impresión


—Como ya dije antes, soy un rey del mundo— con esa sencilla frase el hurón atrajo la atención de su público —Como tal soy capaz de moldear mi territorio como me plazca, la tierra se podría llamar una extensión de mi y su aura como tal obedecerá mis deseos... Soy uno con todo y todo es uno conmigo— tras aquella explicación que dejó con la boca abierta a los chicos, el animal suspiró con cansancio —Mientras que este en mi dominio y tenga control de mi mismo, lo que supone a mi entorno a su vez... Seré capaz de moldear el aura que compone el territorio y me permitirá cambiar sus propiedades físicas y químicas, haciendo que incluso puedan florecer especies endémicas a mi voluntad tras modificar significativamente las condiciones del ambiente... Y actualmente he creado para esta prueba una estructura cavernosa a nuestros pies llamada antiguamente como "La cueva de los héroes", un lugar que los pondrá a prueba ante una gran adversidad con tal de ver si son dignos de llegar al centro de la cueva donde estará su merecida "recompensa"


—Entonces... ¿Has sido tu el que ha hecho los lugares de entrenamiento?... ¿Por eso los sakuras, bambús, lagos, estas cuevas y los peces del demonio? — se adelantó la morena mientras se miraba con un brillo en los ojos que solo le hacía ver tan emocionada como un niño pequeño —¡Eres increíble!


—Bueno, en parte todo es correcto... A excepción de los koi de trueno, esos fueron importados... Interactuar con la fauna no es lo mío, si con solo modificar el ambiente se me hace una falta de respeto... Modificar una vida más compleja como un animal o un humano se me hace a mi perspectiva una gran aberración— el hurón explicó de forma calmada mientras permanecía inmóvil en aquella posición


—Clay tiene una duda... Dijiste que eras el rey de Asia, ¿cómo puedes modificar suelo del continente de América? Si mis teorías son correctas referente a usted, ¿este territorio no sería "dominio" del rey de América? — cuestionó el rubio mientras se acercaba al hurón y en cuclillas inspeccionaba aquel símbolo del cual seguían emergiendo flamas rojas


—Este territorio le pertenecía con anterioridad a uno de ellos... Pero fue cedido a mi tras un percance por el cual dicho rey entro en una deuda conmigo... Prácticamente me regalaron el territorio de East Royal Forest— el hurón se vio con una sonrisa complacida mientras sostenía la vista en aquella cueva


—"¡¿Nos vendieron como una simple propiedad?!" — se cuestionaron con cierta molestia que se tornó en miedo mientras analizaban de forma individual sus palabras, llegando a una conclusión que les hizo tener un escalofrió por su espalda —"¿Así de grande es el poder de un rey del mundo?"


Tras sus palabras, se produjo un silencio súbito al cual la única muestra de reacción terminaba siendo una serie curiosa de gestos que hacía el hurón con su cola al aire como si se tratara de una especie de aguja de brújula que cambiaba de dirección en momentos distintos. Algo que hizo ver extrañados al grupo entero.


—¿Ma~maestro? — cuestionó con algo de duda su alumno mientras buscaba acercarse al hurón en el suelo


—Estoy modificando el ambiente de las cuevas ahora mismo para ubicar a donde desplacé a las dagas... Extendí los túneles un kilómetro o dos, estoy tratando de ubicar a Ryoko y ubicarla en la zona central para que puedan acudir en su ayuda de forma rápida... Por ahora, organiza al equipo, mi alumno... El plan debe ser producto del líder— tras sus palabras el asistente denominado W se sentó dándole la espalda a su "jefe" en la misma posición en la que él estaba, denotando que el pelirrojo tendría que arreglárselas sin incluirlo en su plan


Ante aquellas palabras, las miradas de los chicos se centraron en una sola cabeza, una cabeza rojiza que pareció tensarse un segundo tras recibir aquella orden por parte del hurón. La cabeza que portaba el anillo de Asia y por ende era su capitán, el joven Nyron Zhongli.

El pelirrojo se encontró por completo con una nueva situación, no solo iba a tener que enfrentar a un grupo de asesinos; sino que ahora debía dirigir a un puñado de jóvenes para que hicieran lo mismo. El hecho de tener que ponerse en peligro ya era una carga mental que ya le hacía temblar con muchos nervios; pero el que ahora debía indicarles a otros chicos como él que hicieran lo mismo solo le hacía más difícil su decisión.

Y no solo eso, pues ahora estaba contando con que debía dar las ordenes correctas con tal que salvaran la vida de una persona. Una decisión de la cual se definiría todo. Pero si lo analizaba bien, no solo era una decisión, el debía de organizar una ofensiva completa sin fallo alguno para evitar los posibles daños, y cualquier daño sería su culpa por su errónea visión.

La indecisión se apoderó de él, haciéndole vacilar mientras su poca confianza le hacía estragos de poco en poco. Siempre preguntándose, "¿qué pasará si fallo?", generando así una gran ansiedad que se acuño en su pecho, haciéndole estragos por los constantes reflejos cardiacos que le indicaba su condición. Su cuerpo empezó a temblar con brutalidad mientras en su cabeza también se generaban nuevas dudas, "¿qué debo de decir?", "¿cómo se organiza un equipo?", "¿en que debo centrarme?", "¿podemos ganar?". Su tembloroso ser se estaba haciendo añicos sin siquiera comenzar el enfrentamiento. Para el pelirrojo, lo habían vencido, no directamente, sino que en su cabeza al estar el al frente del equipo, sus posibilidades de victoria descendieron a cero absoluto. Así de grande era su propia confianza.

Pero un leve tacto que envolvió su cuello le apaciguo, permitiéndole al pelirrojo el llevar su mirada hacía aquella persona que le había generado cierta paz y un respiro de aquellos pensamientos agobiantes. Ahí pudo ver al propio Sam que se hallaba envolviendo su cuello con su brazo como si fuera un acto de camarería.

La mirada del pelirrojo se condujo al suelo sin querer mirar al resto, pues tenía muchas razones como para no hacerlo, se sentía patético y su poca empatía podía hacerle sentir que había tornado el ambiente ligeramente irritable para dos personas a su alrededor. Y no se equivocaba, pues tanto la morena como el rubio se hallaban con los brazos cruzados mirando detenidamente la cabellera del chico ansioso.

Fue la morena la que se tomó esto con sus nervios a flote, tratando de tomar por la remera al chico por su falta de decisión. "¿Cómo es posible que este inútil sea nuestro capitán?". Fue ese pensamiento el que llevó a su hartazgo a un nuevo límite, haciéndole reprimir un sentimiento que había guardado mucho tiempo. Por qué de todos los chicos que tuvieron que ser elegidos por un ser magnifico como aquel hurón, ¿fue alguien tan patético como Nyron Zhongli?, ¿por qué no ella?, ¿Por qué debía de escucharle?, ¿ella era la más fuerte por el aura que ahora controlaba?, ¿por qué debía detenerse por aquel grupo de chicos que no hacían más que obstruir su camino? Todas esas preguntas dispararon un gatillo sensible en su cabeza, siempre estaba atrás de alguien y ella no era más que un acompañante. Esos fueron los pensamientos con los cuales se mantenía al margen del grupo, sin querer involucrarse. Todo con tal de mantenerse al margen de alguna posible trampa... No podía confiar en nadie, porque siempre al terminar bailando en la mano de alguien, cuando ya no le servías de nada. Te desechaban.

Pero aquel arranque de la morena fue detenido por la mano del azabache, un agarre que se tensó de forma sorpresiva ante ella, sintiendo como el metal de sus guantes podía lastimarla levemente tras su sudadera. Y cuando la chica alzó la mirada, pudo ver a dicho muchacho sujetando una sonrisa contradictoria a la fuerza e intensiones con las cuales retenía a la morena. Sosteniendo así un tenso contacto visual que fue cortado por el propio chico cuando escucharon como alguien aclaraba su garganta y caminaba hacía ellos, notando su silueta como aquel rubio que también miraba de forma interrogante al chico.


—Notando que nuestro líder esta incapacitado para esto, Clay tomará la batuta si no les molesta— el rubio se escuchó ligeramente frustrado mientras ajustaba sus lentes y señalaba al azabache —Hasta donde sabemos, tenemos a seis asesinos profesionales como nuestra adorable Ryoko, poseyendo habilidades extraordinarias que aun no conocemos, por lo que me temo decir que en combate cuerpo a cuerpo y por experiencia, el cabeza de aire es nuestra primera carta y nuestra principal condición para sostener un combate lo suficientemente prolongado como para saber que hacer— su semblante se ensaño en sus extremidades mientras aquella sonrisa de idiota le irritaba —No te apresures a usar tu habilidad y tómatelo enserio, si te perdemos, estaremos expuestos... No te rompas... Se podría decir que, hasta ver una apertura, debes cargar con nuestro peso


—Entiendo— el chico golpeo sus puños entre si mientras su semblante se tornaba ligeramente más concentrado —Confíen en mí, hare bien mi parte


—Rarito — el rubio cuestionó mientras miraba al castaño perdido entre su esfuerzo por sostener el equilibrio de su curioso artilugio, notando como este le dirigía la atención con apuro y tensando el cuerpo mientras postraba su bandera en el suelo —Permanece a lado del cabeza hueca. Tu condición... Bueno... ¿Tus gustos?... Esas cosas... Te permitirán mantenerte activo si recibes un impacto considerable, así que podrás brindarle apoyo de defensa, tu deberás recibir los impactos que notes que puedan desequilibrar la balanza, solo así podremos evitar una baja próxima. Tu alta recuperación te hace apto para este trabajo


—Entonces, ¿seré carne de cañón? — cuestionó algo extrañado el castaño —¿Acaso solo soy una masa de carne que puedes tirar y patear una y otra vez de la forma más...— tras verse ligeramente molesto, su cabeza hizo clic con algo que se pudo notar que creo una curiosa sonrisa en su rostro —Pe~pero si insistes... Lo haré con gusto... ¡No es como que fuera a disfrutarlo! — el chico empezó a emitir ciertos chillidos de felicidad y unas curiosas respiraciones que todos identificaron bien con algo de incomodidad


—Guárdate el libido en tus pensamientos— el rubio le plantó su mano en dirección en el rostro con tal de frenar sus desplantes emitidos por la emoción —Tu— apuntó su dedo hacía la morena; pero con un giro de cabeza rápido pudo notar que el hurón le miraba con detenimiento y cuando cruzaron miradas, el hurón asintió como si le diera una orden al chico —Zhongli— esta vez atrajo la atención del pelirrojo de forma abrupta mientras la morena se extrañaba ante aquel cambio de objetivos —Tu eres nuestro comodín, tienes dotes para el escape y un aguante extra para los impactos. Siendo también nuestro capitán, supongo que como tal eres el único que tiene permitido detener a Wrath antes de que mate a Ryoko, por lo que deberás mantenerte al margen y solo intervenir hasta que Wrath aparezca... Sin importar lo que pase, tu deberás continuar hasta dar con Ryoko, solo si detienes a Wrath, ganaremos. Tú eres nuestra única oportunidad de ganar que se me ocurre hasta ahora


—Pe~pero yo...— el chico pelirrojo se mostró alterado sobre su tarea asignada, siendo esta la que se temía recibir, una tarea de la cual derivaría la salvación de aquella chica


—Nyron— el rubio le postró ambas manos sobre los hombros del chico mientras centraba su mirada centrada en aquella que emitía un gran nerviosismo —No he confiado en ti ni una sola vez... Eres nervioso, indeciso, miedoso, depresivo, y no posees un intelecto que te defienda— sus palabras fueron con severidad a la cabeza del chico como si fueran alfileres; pero eso no detuvo al rubio —Eres alguien en quien no confiaría para un evento como este... Pero ahora mismo mi confianza no importa, ahora lo que importa es la realidad... Y esa realidad te ha hecho el capitán elegido para representar un continente... No le apostaré nada a Nyron Zhongli... Le apostare a tus capacidades que te hicieron llegar a tomar ese puesto...— tras esas palabras el rubio apretó las manos de forma sutil mientras se veía ligeramente incomodo —No espero nunca nada de las personas, son aburridas y predecibles... Pero contigo...— nuevamente la imagen de cierto niño pequeño de cabellera rubia volvió a su cabeza como un relámpago, haciéndole reprimir una mueca que conllevaba cierta irritación —Realmente espero que me hagas equivocarme... Confiare en su alumno, Lord Shen... Fuera de toda lógica en la que Clay considere estúpidas— suspiró con cansancio mientras rompía el tacto con el chico y miraba al hurón, el mismo que se miraba de forma complacida por sus palabras


Fueron esas palabras de aliento las que hicieron que el azabache ensañara una sonrisa en su compañero de cabellera rubia mientras saltaba a su lado y postraba su brazo a su alrededor como su típico gesto que tenía con el pelirrojo, haciendo sobresaltar al erudito y rechazar el tacto casi por completo. Todo mientras enfrente de ellos un pelirrojo se encontraba revolviendo sus manos por la ansiedad mientras un castaño se le acercaba con problemas de equilibrio. Pero entre ellos había una presencia que se veía notoriamente disgustada.


—¿Y yo que? — cuestionó Katherine mientras se acercaba al grupo con una notable mueca irritada y predispuesta a explotar ante cualquier cosa


Fue con esa pregunta con la cual el castaño paso saliva y miró al hurón.


—Señorita Palmer... Usted no irá— sentenció el animal mientras sonreía de forma calmada —No estas lista... Solo serías una carga en esta importante misión


—Pe~pero yo...— la chica se vio notablemente pálida ante las palabras del hurón, un gesto que fue borrado por la forma en la que apretaba sus puños y dientes —¡¿Me están jodiendo?! Este grupo de alcornoques y estúpidos no pueden ir sin mi... Mis poderes son los más fuertes de entre el grupo


—La fuerza no sirve de nada, si no la controlas— el habla calmada del hurón hablaba con seguridad mientras se veía impasible —Tus cualidades físicas podrán verse incrementadas; pero tu factor mental es el que te ha hecho dar no solo uno, sino múltiples pasos hacia atrás— tras aquella frase, arrugó el ceño mientras se veía ligeramente desilusionado —Tu no eres la estrella más brillante... Solo eres una bola de gas en esta galaxia... Una igual de entre un millón


—¡¿Me estas llamado reemplazable?! — la chica explotó mientras se veía como sus poderes se accionaban en sus manos y su ojo derecho, generando una bruma de color azul frente a este que por su enojo no pudo divisar que le estaba quemando de poco en poco —¿Sabes lo que se siente que en cada entrenamiento el dolor no cese? Es agonizante... Y estos poderes no hacen más que detonar cada vez que gente estúpida como ellos aparecen, creyéndose mejores y alardeando de sus progresos mientras yo no conseguía nada... Siempre caía, las flamas no las controlaba, o no podía activar estos poderes— de forma rápida, se pudieron notar como el humo empezaba a brotar de su sudadera por las quemaduras y su piel empezaba a ser desgarrada por el fuego azul que emitía —Soy una bomba... Soy la más fuerte... Yo herede algo que ellos no... Yo soy quien verdaderamente carga con algo... Yo debo demostrar que gente como ustedes no son más que idiotas con suerte— sin que ella lo notara, llevó ambas manos a su rostro mientras denotaba como sus lagrimas empezaban a brotar —¿Entonces así es?... ¿Me desecharan porque no fui de ayuda?... ¡Son iguales a ellos!... Egoístas, avariciosos, orgullosos, gente asquerosa que cree que puede tratar a los demás como basura... ¡Por eso nunca seré parte de este equipo!


Tras ese grito de furia, lo único que pudo escucharse tras aquella desesperación expuesta por la chica, fue un golpe vacío de una bofetada. Una firme y audible bofetada que infundió en el prado un silencio súbito mientras aquellas flamas se tornaban débiles gasta ser casi nulas.

Fue así como todos pudieron ver una escena que dejó a todos completamente helados. La morena se vio con el rostro volteado mientras un rojo intenso era remarcado en su mejilla, mirando de forma perdida a la nada. Mientras que enfrente de ella, una figura de unos 1.60 se paraba enfrente de ella de forma firme mientras se notaba como su mano volvía a su cuerpo mientras se separaba de la zona enrojecida por la chica. Notando como Tyler había terminado con el arranque de la chica con un simple bofetón.

La morena trató de elevar la mirada; pero solo lo que podía hacer era limitarse a inhalar con fuerza mientras forzaba a sus lágrimas a no salir.


—Katy... Ya cierra la boca— habló el castaño mientras se le notaba sutilmente molesto —Si ayer no activaste tus poderes, fue tu culpa de alguna manera... Si antes te vieron la cara, fue tu culpa por no querer despertar... Que estés molesta con la vida por lo que paso, es tu culpa por ser tan testaruda como siempre... No olvidas eso; pero si olvidas de cuidarte a ti misma y a mí, que hice parcialmente ese trabajo— tras sus palabras, tomó su bandera que había dejado en manos del pelirrojo mientras le daba la espalda al volver a su posición a lado del chico rojito


—Él tiene razón— habló el hurón de forma calmada al atraer la mirada perdida de la morena —Eres tan testaruda y cegada por una nostalgia autodestructiva, que se te olvidaron por completo los sentimientos de tu equipo... Si no puedes activar tu habilidad, ¿cómo crees que las cosas terminaran para ti y para el resto, sí no es con un riesgo muy cercano a la muerte?... En vez de buscar superarlos para demostrar tu valía, debiste enfocar tu valía en demostrar que eras capaz de controlar tus habilidades para cumplir con tu rol... Pero demostraste ser incapaz de domar tu propio corazón y el rencor que en este alberga, te cerraste y perdiste lo que era importante, la confianza de quienes te rodean y en ti misma... ¿Segura que no estas lista para morir?


Ante aquellas palabras, la morena agrandó su mirada mientras volvía a ver incrédula al rubio. Notando como este miraba con cierta molestia a un lugar distinto tras hacer contacto visual, delatando verdaderamente que había dejado de lado a la morena debido a que sus desplantes mentales podrían ser un peligro para la misión y sobre todo para sí misma.


—Pe~pero yo...


—Tu no iras, Katherine, fin de la discusión— sentencio el hurón con un tono autoritario que hizo estremecer a la chica que ni siquiera le devolvió la mirada


Esa declaración hizo estremecer por el miedo al resto de jóvenes y tras ello, Clay los llamó a lo que era el descenso a la cueva, notándose completamente concentrado ante la situación que se acercaba. Sam miró de forma triste a la morena siendo seguido por Tyler que solo se limitó a realizar un bufido de molestia ante ella, finalmente dándole la espalda. Mientras que Nyron la miró de reojo con nervios mientras se preguntaba internamente "¿qué es lo que quiere demostrar?, llevándose esa incógnita en la cabeza mientras su cabeza se llenaba de dudas. "¿Por qué ella quería participar en esto?", llevando sus dudas ante el carácter que había identificado en su "cita", siendo ella en el fondo y en sus descuidos una chica que vivía maravillada ante lo inesperado y la fantasía. A lo que su cabeza se llenó de una simple palabra "desilusión", él ya lo había visto antes; pero no pudo pensar más allá más que un pensamiento egoísta que provino de si mismo, "la gente es cruel, nunca esperes nada bueno de ellos", su pensamiento lo llevó a dirigir una mirada amarga al suelo mientras caminaba inconscientemente a lado de sus compañeros.


—¿Están listos? — cuestionó Clay mientras ajustaba sus correas


—¡Espera! — exclamó el azabache mientras postraba sus brazos alrededor de las cabezas del castaño y el pelirrojo —Únete, Clay— fueron sus palabras mientras tiraba de sus compañeros de forma sutil hasta crear un semicírculo en el cual ambos jóvenes incluidos a la fuerza se vieron ligeramente cohibidos


El rubio se subió los lentes notando de forma clara las intenciones de su amigo, un gesto que notaba de los deportistas de su colegio durante los eventos extraescolares como partidos o competencias. Siendo un pequeño ritual de suerte que los equipos realizaban antes de un gran evento.

Sam llevó su mirada a la morena con aquella sonrisa energética intentándola persuadir de unirse como parte del equipo; siendo notoriamente ignorado por ella mientras llevaba su mirada dolida hacía otra parte.

Y en contra de todo pronóstico, el rubio suspiró con pesadez mientras imitaba al azabache y llevaba sus hombros alrededor del pelirrojo y el castaño, viéndose ligeramente incomodo por su cercanía con este último. Siendo este el punto de arranque de una emoción sin precedentes en el azabache.

El resto de los chicos imitaron a sus mayores por altura con nerviosismo mientras inclinaban el rostro como si formaran un círculo.


—Nos cuidaremos entre nosotros— el habla de Sam se tornó fuerte mientras sostenía aquella sonrisa —La misión es alcanzar a Ryoko-chan, sobre cualquier cosa, la traeremos de vuelta y disfrutaremos de una buena malteada... Y para ellos, todos deben de volver... ¡Confío en ustedes! — el azabache levantó la voz mientras ajustaba más su agarre —¡Equipo!... ¡A ganar!


El grito del azabache no fue acompañado por nadie, lo cual le hizo sentir ligeramente avergonzado una vez que se separaron.


—Oh vamos, chicos... Era para que me acompañaran en el grito


—L~lo siento... No lo sabía— se disculpó ligeramente el pelirrojo mientras inclinaba la cabeza


—Agradece que al menos Clay accedió a hacer ese ridículo circulo— el rubio se acomodó las ropas mientras empezaba a caminar hacía las escaleras


—Yo no sabía nada— exclamó el castaño con una ligera e inexplicable emoción infantil


Una risa burlona se produjo desde la zona donde estaba aquel animal, notando de inmediato que había sido él quien la emitió.


—Poco a poco, joven Sam... Por eso eres la pasión del grupo— habló con suavidad mientras hacía un corto ademán con su pata en dirección al pelirrojo —Ya no hay tiempo, Wrath se está moviendo más rápido que el resto... Te llevaré de inmediato con Ryoko— tras sus palabras, un agujero amplió se abrió de forma inmediata abajo del pelirrojo


—¡Ahhhhhhh...— un gritó de alerta del pelirrojo fue emitido con fuerza mientras se apagaba poco a poco por la distancia a la que se iba apartando


Fue así como el azabache se vio con intensiones de arrojarse también al agujero; pero no pudo hacerlo, pues este cuando engulló al pelirrojo, se cerró de forma abrupta.


—¡Nyron! — gritaron todos los chicos incluyendo a Clay mientras se veían alarmados por su reciente desaparición


—Si quieren alcanzarlo, el camino de la cueva los llevará al centro de esta... Apresúrense, si Wrath recibe refuerzos antes que Nyron, quizá pierdan la única oportunidad que les estoy brindando— tras sus palabras, dirigió su pata hacía la cueva —Vayan ahora. Nyron Y Ryoko los necesitan


Tras aquellas palabras, el trio de chicos se miraron entre sí y con solo levantar la mirada en gesto de afirmación, empezaron a correr de lleno en la cueva. Un apuro que fue mermado por el silencio mientras sus pisadas dejaban de ser audibles.

Dejando atrás de ellos a un orgulloso hurón que veía el tenue pero maravilloso comienzo de la unidad de su equipo, mientras era acompañado a su espalda por un W que se había levantado para iniciar unos movimientos de estiramiento en cada una de sus extremidades. Sin mencionar a aquella morena que solo se limitó a mirar con una mueca sumida en amargura mientras abrazaba su propio torso.

Fue así como en cuestión de segundos, W dejó su sombrero en el suelo frente a la chica.


—No soy tu maestro... Pero te pondré a prueba... Quema únicamente la punta del sombrero sin quemar el resto... Y solo así podrás ir— tras sus palabras encubiertas por aquella bufanda que obstruía su voz, el asistente de aspecto imperial hizo una reverencia al hurón mientras empezaba a caminar de forma calmada al interior de la cueva


—Ve con tu estudiante— el hurón habló para sí mismo mientras lo delataba una sonrisa emocionada —Los estudiantes se irán siempre para atrás cuando noten el rostro de sus maestros... No es así, ¿Pegasus?


Ante aquellas palabras la morena dirigió su mirada de forma súbita a su espalda mientras una antorcha parecía encenderse a su espalda, dándole una sensación reconfortante de calor que le hizo activar sus sentidos. Y siendo así cuando la chica pudo ver aquella figura que ella idolatraba y la misma que le había brindado sus poderes. Balthazar Pegasus.

El mismo adulto de facciones mayores que se miraba sumamente enojado mientras le dirigía su atención a aquella morena.


La misión está en curso, y el aprendizaje sobre la unidad será clave sobre todos los frentes. El roce entre asesinos y el equipo de Asia, está por comenzar.

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