18.-una estrategia osada


Hola Pucca.

Creo que también, al igual que tú, soy malo para escribir cartas, así que solo te diré que no hay que agradecer nada, por primera vez pude hacer algo bueno por la aldea, aunque sé que me detestan mucho y a mis hermanos también.

Mejor tendría o mejor dicho debería agradecerte a ti, por tu preocupación hacia mí y la de los ninjas, pero no considero que sea necesario que lo hagas más, después de todo, soy el ninja malo de la aldea y soy muy fuerte a pesar de mi edad. Además, acabo de cumplir catorce, mi papá era un general y aunque no me lo creas soy un buen estratega.

Les platiqué a los ninjas que los mandabas saludar y ellos también te mandan saludos y que estés muy bien. Dijeron que esperan regresar pronto para poder jugar algún día a las escondidas en el bosque.

Supongo que ahora que ya no estoy, Garu ha de estar menos preocupado por mis intentos de derrotarlo y no solo él, pienso que la aldea entera piensa lo mismo, pero bueno, esos ya no son asuntos que me interesen, tengo una vida de la cual preocuparme y más vidas que mantener a salvo...

Como no sé qué más escribirte, me despido.

Atte. Sou Hou Tobe

PD. Mientras yo siga vivo, la aldea estará a salvo de que más gente del emperador vaya a reclutarlos y deberías empezar a entrenar, no siempre estará el ninja malo para rescatarlos, a ti y a tus amigos.

Después de muchos intentos, Tobe al fin pudo escribirle una carta decente a Pucca, sin tener que mencionar, que le costó mucho, no hablarle con más cariño, como solían hacerlo entre ellos y que con cada intento, el papel siempre terminaba mojado, llenándose de lágrimas.

Suspiro tristemente. Metió la carta en el sobre, sin darse cuenta de que su herida de nuevo se había abierto y ensuciado con su sangre la carta, serró el sobre y ordenó a un ninja la entregara.

Dos semanas más pasaron, las costras de sus manos ya casi salían por completo, estaba ansioso por volver a entrenar como era debido. Gracias esas heridas, paso casi dos meses sin entrenar y eso traería grandes repercusiones a su condición, si no comenzaba de inmediato a retomarlo.

—¡¡amo Tobe!!— Entro un ninja extendiéndole un pergamino, el cual esperaba desde hace tiempo, un valioso informé que sería su as bajo la manga, para acortar la absurda guerra. Si por él fuera dejaría que se llevarán al emperador, pero tenía que proteger a su loto y a sus hermanos. No podía dejar de estar emocionado por esto. Tobe lo tomo y comenzó a leerlo mientras una sonrisa de satisfacción se dibujaba en su rostro.

—dile a Hanzo y al trío de inútiles, que regresen de inmediato con lo que tengan, es hora de nuestra ofensiva— El ninja obedeció y salió de inmediato tras lo dicho por Tobe, quien rápidamente se levantó de donde estaba sentado y se dirigió a la carpa del terrateniente.

—¡¡buenas tardes!!, ¿puedo pasar?— hablo con un tono fuerte y cortés saludando al terrateniente con la cabeza inclinada.

—¡adelante Tobe pasa!, ¿¡que se te ofrece!?— el Uzumaki, le señalo la silla frente a su escritorio.

—¡¡traigo muy buenas noticias!!— informo, mientras le extendía el pergamino con el informé al terrateniente. Su mayor lo leyó muy detenidamente y su expresión de felicidad, se distorsionó rápidamente a una de preocupación.

—¿pero?— le costó articular, cada palabra que leía en el informe, le estaba cayendo como una mala revelación —¿si cuentan con tanta gente?, ¿en verdad estamos perdidos?— rebusco en su mente, para entender por qué aquel joven, se mantenía con una radiante sonrisa, imperturbable. —¡Yo no le veo las buenas noticias!
Tobe solo sonrió ante la acción del terrateniente, negando con su cabeza, para él era más que obvia aquella respuesta. A su parecer el hombre estaba exagerando las cosas —¡oh acaso! ¿Quieres decir que tienes un plan en mente?— cuestiono el terrateniente.

—¡sí!— poniendo su cara más seria de lo habitual y dejándose de nimiedades y hechos sin importancia, replico Tobe en respuesta. —los llevaremos a cabo en dos meses, justo minutos antes de que ellos desplieguen su ataque final— golpeo la mesa con su puño, justo donde un mapa se mostraba —lo principal será hacerlos retroceder, mientras más cerca estén de la costa y sus barcos, más pronto acabaremos con esta guerra— Dijo Tobe aun manteniendo información en sus pensamientos. —es tiempo suficiente, para que yo esté en condiciones de pelear, odio ser un maldito lastre en estos momentos.

—bien Tobe, dime lo que necesites, en un mes tendré todo listo, haremos lo que pidas al pie de la letra... yo también odiaría ver a mis hombres morir innecesariamente. Informaré al general Lee de la decisión tomada— se mostró decidido.

—el informe de mis ninjas aún no está incompleto, pero es lo más que podemos hacer sin ponerlos en riesgo— Tobe se mostró pensativo, caminando de un lado a otro, pero prosiguió hablando —lo que me preocupa, es el arma de la que piensan que es su carta de la victoria. Aún desconocemos a que se refieren y eso es un factor incierto con el cual tendremos que arriesgarnos a descubrir en el proceso— suspiro.

—pues ese asunto tendremos que averiguarlo, en el peor de los casos debemos trazar varias estrategias para no cometer errores— el terrateniente tenía razón y eso no era desconocido para el chico.

—lo sé y para eso, necesitamos hacer una retirada masiva a la aldea más cercana, como ya leíste, suponen atacarnos con un escuadrón bien armado de 150 arqueros, 200 samuráis, 200 lanceros a caballo y tenemos que enfrentarlos, sin tantas bajas nuestras de ser necesario, y para eso, necesitamos hacer esa retirada.

—¡¡pero!! Perderíamos parte del territorio que hemos recuperado— el terrateniente se mostró preocupado ante tal afirmación —tenemos 100 arqueros, 90 espadachines, 200 caballos y lanceros, ya solo contamos con 50, sin mencionar que cada vez más, las provisiones están disminuyendo en cantidad. Somos menos que ellos y tenemos la desventaja...

—la mayoría de los que están aquí, son niños sin experiencia, mandados al frente como cebo, ni siquiera son soldados reales— se burló, froto sus sienes con frustración. —para eso es la retirada y necesitamos sacrificar a los caballos restantes. Podremos alimentar a los hombres con ellos y disminuirá el uso de recursos por mantener esos caballos sin dueño— Tobe trato de sonar muy convincente. Tenía que convencer al terrateniente a como diera lugar.

—pesándolo de ese modo, sería lo más indicado, guardar la carne y la sangre de los animales— El terrateniente suspiró meditando lo que Tobe le decía. —en cuanto a la retirada, informaré al general la decisión, ordenaré de inmediato que empiecen a recoger lo que puedan, tendríamos que hacerles pensar que nos rendimos entonces.

—así es— Tobe camino al mapa y le explico al terrateniente sus planes —mis ninjas y yo nos quedaremos al frente cubriendo su retirada, mientras todos van a la aldea, seremos la distracción. Una vez que los japoneses lleguen al campamento, los rodearemos, utilizando el bosque a nuestro favor, ya que divide el campo de batalla con el campamento, ustedes atacaran por el frente y nosotros por detrás, necesitaré la magia explosiva de shaman. Así acabaremos de inmediato con ellos, con el mínimo de bajas y si todo va bien, no perderemos a ningún hombre o vestía más.

—me agrada esa estrategia, ordenaré de inmediato la retirada y el sacrificio de los animales, mientras más rápido estemos preparados, todo el plan saldrá a la perfección. Me sorprende tu rápido modo de analizar la situación. El terrateniente se acercó a Tobe y le puso las manos en ambos hombros. —es bueno tener a un buen estratega, te agradezco tu ayuda, yo tampoco quiero seguir viendo a mis hermanos de armas morir.

—así será entonces— no se quería ver muy sentimental —me retiraré para dejarlo con los preparativos necesarios, tengo que reunirme con mis ninjas también y pulir algunos puntos de este contraataque, no podemos permitirnos ningún error o irremediablemente le daremos la ventaja a los extranjeros. Pereceremos todos en el intentó o vencemos para avanzar, morimos y ellos se hacen del Reino.

—Bueno, si lo dices así no podemos perder, todo o nada ¿¡cierto!?— el terrateniente se sorprendió por la inteligencia del adolescente. Cuando recién se habían reencontrado, no pensó siquiera que tuviera alguna posibilidad de sobrevivir a tal batalla.

—¡así es!, una operación limpia, para avanzar dos casillas, acabando con este escuadrón, podremos presionar su frente y hacerlos retirar a la costa, una vez ahí aguantaremos y podremos saber cuál es su carta del triunfo de la que tanto presumen entre sus filas, sin arriesgar de más a mis informantes.

El terrateniente estaba complacido con el plan, una estrategia única y muy atrevida, pero que vale la pena intentarse si no querían caer ante los extranjeros.

Por la tarde y observando como el sol se escondía por el horizonte, Tobe hablo, acompañado de sus ninjas. Todos arrodillados a su espalda, con el puño en su pecho. Mientras sus ropas y cabello, se movían suavemente por la brisa.

—¡Jugarse el pellejo— apretó la empuñadura de su espada —o morir en el intento...!



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