|E|Cap.10|Nunca te aceptará

POV RUBY

Lugar oscuro y tenebroso, así describo donde estoy ahora mismo, así describo el entorno que en un segundo a cambiado, hace un momento estaba con ellos, no me acuerdo de sus nombres, pero uno era muy guapo y el otro también claro está, recuerdo que estábamos escondiéndonos de algo, tampoco me acuerdo de qué, pero que de algo malo; me acuerdo que unas manos me atraparon, unas manos desconocidas, unas manos frías y desconfiadas, unas manos que me aprisionaban pegándome a la pared, no sus intenciones, solo que estaba horrorizada; me acuerdo de una aguja, una aguja fina y puntiaguda que me pinchaba la piel inyectándome algo que bajó mis sentidos y me inundó en esta oscuridad; recuerdo que hace poco sentí algo tocándome el cuerpo, sentí dolor, como si despegaran algo de , como de ese esparto que te pegan cuando te vacunan, que luego duele quitarlo, pero no fue solo en el brazo, ni siquiera fue en el brazo, fue en mis muñecas en mi pecho en mis piernas, en mis tobillos y en los hombros, un tirón que dolía, varios tirones que me arrancaban la fina piel que tenía dejándome la carne al rojo vivo.

He perdido la noción del tiempo, no si llevo aquí encerrada segundos, horas, días, meses o incluso años, no nada, ya no se ni quién soy, estoy empezando a volverme loca, aunque, no tenga nada que hacer, puedo pensar en cosas, pero esas cosas se están agotando, últimamente mis pensamientos se centran en una persona, o así nos queremos llamar, también se podría decir que es un lobo, a veces se muestra de una forma y otras veces de la otra, pero, es un hombre, un chico de unos veinte años supongo, no lo , él no es muy alto de preciosos ojos verdes, unos ojos que me provocan que me inunde en ellos, unos ojos intensos, pero llenos de tristeza, parece que hecha de menos a alguien; también tiene el pelo moreno, algo rubio y corto por los costados.

Muchas veces invade mis sueños o mis pensamientos, pidiéndome que despierte de un sueño que ni siquiera estoy viviendo, lo que vivo es la experiencia que se tiene cuando estás solo, como en cuarentena, sin nada ni nadie; muchas veces me dice que me hecha de menos, que me quiere, me ama, y que tenemos una boda pendiente, dice que me necesita, yo muchas veces me pierdo en su dulce voz, aunque esté rota y dolorida.

A veces veo a un lobo, que, me mira igual que el chico, triste, anhelando algo, el lobo tiene sus ojos, es gigante y su pelaje es negro como la noche y como... Como la luna de mi decimoctavo cumpleaños... La luna negra, la luna que les dio poder a los lobos de la leyenda para volver. Me he acordado de algo, pero... No es importante, por que no se si tengo dieciocho, diecinueve o veinte, así que... Le resto importancia a todo, la verdad es que ya no me importa.

Muchas veces he intentado pedir ayuda, he gritado, he pataleando, incluso me he imaginado un saco de boxeo para descargar toda mi ira en él, aunque sea imaginario, me sirve de mucho. Nunca nadie me ha ayudado, de lo contrario posiblemente no esté aquí si lo hicieran, aquí solo estoy yo mis sueños, mis pensamientos, y el hombre lobo negro gigante que me inunda y que siempre veo.

Mi entorno cambia, cambia a una habitación donde hay una mujer y un chico hablando, la mujer le intenta dar algo que enseguida analizo, comida, agua y una pastilla de un color rojo muy intenso, el chico es de pelo moreno, alto y ojos marrones, al igual que todo el mundo, no se quién es, pero me resulta familiar.

La chica es muy hermosa, es de altura como yo pero no muy alta, tiene el pelo largo y ondulado rubio como el oro, sus ojos son negros aunque también grises depende como los mires.

-Amor, tienes que tomarla, no podrás controlarte, por favor es por tu bien y para que no nos hagas daño, entiéndelo... Eres de otra especie, una especie que nos quiere ver muertos, al igual que nosotros a ella... Por favor Al. -dice ella con una mirada llena de cariño y suplicante, acerca una bandeja con la comida el agua y la pastilla al tal Al, pero éste la rechaza amargamente.

-No necesito esa mierda para controlarme, ¿Vale? Eres mi madre y nunca te haré daño, al igual que a Warren, a él me gustaría hacerle sufrir, nunca me a aceptado y ya estoy harto de que sea así, de que me desprecio, ¡De que me maltrate! Ya es hora de que las cosas cambien.-dice con molestia pero mostrándose calmado.

-Y nunca te aceptará, él es así. Duro consigo mismo y con los demás, siempre lo ha sido y siempre lo será, es muy orgulloso y odia aceptar a alguien distinto a él, trátale igual que te trata a ti. -Dice con evidencia en sus palabras.

-Mamá por favor, cállate ya, no puedo pasar de él ni tratarlo igual, ya lo hice y mira lo que recibí a cambio.-Dice frustrado.-Ya es hora de que pague las consecuencias de sus actos.-dice apretando las manos, convirtiéndolas en puños furiosos, noté como sus ojos cambiaban de color a un rojo tan intenso como la propia sangre, su madre le miraba asustada, más que esto, estaba aterrorizada.

-Alton por favor, tómate la pastilla, ya está pasando, te estás descontrolando, te está dando un ataque de ira, un ataque de defensa, para por favor, antes de que pase na... -intenta razonar con él, pero Alton lo único que hace es coger la bandeja y estamparla a la pared fuertemente, lo que provocó que ella diera un brinco asustada.

-Elizabeth, cállate ya, cállate de una puñetera vez, no la voy a tomar y punto, pero voy a matar a ese cabrón que le haces llamar mi padre. -dice iniciando su camino hacia la puerta pero Elizabeth le impide el paso con temor

-Alton por favor, te lo suplico -dice entre lágrimas.-tranquilízate, piensa antes de actuar, te estás pasando... -solloza.

-Quítate. -le ordena parado a unos centímetros de ella, Eli niega temblorosa y temblorosa con lágrimas recorriendo su rostro y humedeciéndolo, enrojeciendo sus ojos llenos de dolor, él la mira con tristeza pero la coge del cuello estrangulándola, dejándola sin aire para después lanzarla hacia la pared que estaba llena de comida. Ella posa sus manos a su cuello recobrando la respiración, pero hiperventilando por la falta de aire.

Sigo a Alton hacia una sala con una chimenea encendida dando una tenue luz a la sala, alumbraba a dos sillones, uno estaba vacío, entre ellos una mesita redonda de cristal, se acercó hacia un sillón que al parecer estaba ocupado, sus ojos parecían tener luz propia al brillar en la oscuridad.

-Por fin te enfrentas a lo que odias sin temor.-dijo un señor sin levantarse del sillón.

-Soy de lento aprendizaje.

-Pues ya era hora, al menos aprendiste, ahora... Si tienes lo que hay que tener, mátame ya, al menos harás algo bien en tu vida, pero dudo mucho de que seas capaz lobito... -Veo como Al aprieta más sus puños y en un segundo está agarrando del cuello al señor.

-¡Alton! ¡Ya está bien!-dice Eli tirándolo del brazo, al parecer había recuperado pocas fuerzas para intentar detenerlo, intentando que lo soltara pero igual que rápido lo cogió a él la agarró de los brazos y la mordió el cuello provocándola la muerte, algo bastante trágico pero como dijo hace unos minutos, no se podría controlar.

-¿¡Qué has hecho!? -gritó el señor levantándose y dejándose ver, observaba el cuerpo inerte de Elizabeth con horror pero a la vez odio.

Alton se mira las manos horrorizado por lo que acaba de hacer, una lágrima brota de sus ojos pero no se movió ni un centímetro, sus manos empezaron a temblar.

-Yo... Yo... Warren... Lo siento... No quería... No la hice caso... No la tomé.- El tal Warren cogió un látigo y le hizo una seña con la mano, inmediatamente, Alton se quitó la camiseta cabizbajo y le dio la espalda, dejando a la vista una gran cicatriz que le trazaba toda la espalda desde el hombro izquierdo a la cadera de la parte derecha de manera claramente diagonal.

Sin hacer ademán alguno, Warren terminó por formar la otra cicatriz que le trazaba desde su hombro derecho hacia su cadera izquierda, tallando una cruz en su espalda, Alton soltó un grito ahogado de dolor, pero después no hizo nada, no se movió, no contraatacó, no hizo nada, simplemente se quedó mirando el suelo con una gran tristeza en su mirada, sabía que significaba eso... Y seguramente Warren le estaba sentenciando a estar solo.

-¿Cuál es mi verdadera familia? -pregunta sin emoción alguna a Warren, pregunta la cual no pareció sorprenderle en lo absoluto, quizás estaba a punto de descubrir algo que estaba suponiendo ahora, pero la verdad no quería que fuera verdad.

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