CAPITULO 1-MAS ALLA DEL MURO

Los fríos vientos del norte soplaban, meciendo la capa de piel de oso de Jon. El pequeño niño se estremeció ligeramente, pero aun así continuo con su camino. Alrededor de Jon se encontraban vastas colinas de hierbas verdes donde a lo lejos se podían ver el bosque que se encontraba Last Hearth, el asentamiento de la casa Umber.

'Deberías de buscar un sitio donde descansar, Jon.'

Jon parpadeó mientras miraba como la gema de su collar brillaba pálidamente, signo inequívoco de que el alma de Edzard le estaba hablando.

"T-tienes r-razón." Dijo Jon mientras se abrigaba más con la capa, pues el frio norteño comenzaba a morderlo mas fuerte.

Tras esas palabras, Jon siguió caminando hacia el norte, pero con la vista moviéndose por todos los lugares, buscando un buen lugar donde descansar. Afortunadamente, no tuvo que buscar mucho, pues ni bien pasó por algunas colinas no muy lejos de donde Edzard le había hablado, pudo ver la entrada a una cueva, la cual parecía estar excavada en una gran colina.

Apretando el paso, Jon logró llegar a la cueva, la cual para la extrañeza del niño estaba bloqueada con algunos tablones. Esto hizo que Jon se frustrara, pues ahora tendría que buscar otro lugar para evitar el frio. La frustración del niño fue tal que terminó por patear un tablón, el cual terminó cayendo por la fuerza del golpe. Aquello, hizo que Jon mirara los tablones con confusión, pero luego hizo lo mismo con otro tablón y vio como este también caía. Por lo que, poniendo una sonrisa, Jon comenzó a golpear dos tablones más, los cuales también cayeron, dejando así una apertura lo suficientemente grande como para que pueda pasar.

Luego de ingresar a la cueva, Jon se acercó hacia una de las paredes y se sentó. Al momento en que soltó el primer suspiro de tranquilidad, la gema de su collar brilló intensamente, iluminando el lugar. Tras este brillo, Jon pudo ver que Edzard tomaba forma.

"Parece que es una mina abandonada." Dijo Edzard cuando vio la cueva, la cual estaba escasamente iluminada.

"¿Por qué crees eso?" preguntó Jon.

"Las paredes son muy lisas como para ser algo que ha hecho la naturaleza." Respondió Edzard mientras caminaba hacia la salida de la cueva. "Descansa, Jon. Voy a buscar algo de alimento para que comas."

Jon asintió y vio como Edzard atravesaba la pared como si esta no estuviese.
..........

Edzard corría con gran velocidad por los bosques del territorio Umber. Su velocidad de movimiento era tal que solo se podía ver una estela brillante moverse. Mientras seguía buscando algo de provisiones para Jon, comenzó a ver mejor el bosque. El bosque repleto de pinos hizo que sintiese un poco de nostalgia, pues le recodaban los bosques de Falkreath.

Un pequeño copo nieve que cayó en la nariz de Edzard hizo que su nostalgia fuera dejada de lado. Al hacerlo, se dio cuenta de que estaba acerándose a un pueblo. Así que, deteniéndose de golpe, Edzard comenzó a analizar el pueblo.

El pueblo en si no era grande, pero tampoco pequeño. Estaba compuesto por unas veinte casas y estaba rodeado por varios campos de cultivos donde se podía ver que el trigo estaba listo para la siega. Al ver esto, Edzard usó el hechizo de invisibilidad para poder pasar desapercibido. Después de todo, no quería causar pánico masivo apareciendo como un fantasma.

Mientras caminaba por el pueblo, Edzard logró escuchar muchas cosas mientras estaba allí. Escuchó algunos chismes típicos de un pueblo, mujeres embarazadas, maridos cornudos, entre otras cosas más. Sin embargo, fue lo que escuchó de una mujer que estaba comprando algunas cosas lo que le llamó la atención. Y es que, había una banda de ladrones muy cerca, la cual había estado acosando el camino real, el cual era el camino que llevaba desde King's Landing hasta el Muro. Es decir, estaban asaltando el camino por el cual Jon cruzaría dentro de unos días, pues una vez que ya no estén en un lugar con mucha gente, le había dicho a Jon que tome el camino principal para no perderse, pero ya luego de allí buscarían como cruzar el muro.

"Ahhhh. Bueno, por más que no quiera hacerlo, si ellos se quedan allí es posible que ataquen a Jon." Dijo Edzard mientras comenzaba a dirigirse hacia la zona donde se llevaban a cabo los atracos.

Luego de unos cuantos minutos, Edzard llegó hasta donde estaba el campamento de los bandidos. El campamento estaba en una cueva, la cual se ubicaba en uno de los lugares mas profundos del bosque que había en el territorio Umber.

'No parecen ser muchos, tal vez solo unos cinco.' Pensó Edzard al contar rápidamente, pero para salir de dudas, comenzó a usar el hechizo «Detectar vida». Al terminar de contar las bolas de energía roja que aparecieron en su visión, Edzard supo que solo había siete bandidos.

'Esto será pan comido.' Pensó Edzard mientras se acercaba al lugar.

Tres bandidos se encontraban sentados haciendo guardia a las afueras de la cueva. Estos sujetos se encontraban bebiendo un poco de cerveza, la cual había sido parte del botín que habían obtenido no hace mucho.

"¡Ja, ja, ja! Ese gordo de mierda se cagó en los pantalones cuando nos vio." Dijo entre risas divertidas uno de los bandidos al recordar como el gordo comerciante se había cagado en sus pantalones cuando su escolta había sido masacrada en la emboscada que le habían tendido.

"Tienes razón. Su peste llegó hasta donde estábamos." Contestó otro mientras tomaba un trago de su cerveza. Mientras el liquido bajaba por su garganta, una flecha vinculada le atravesó la garganta, provocando que comenzara a ahogarse tanto con su sangre como con su bebida.

"¡¿Qué mierda?!" preguntó con sorpresa uno de los bandidos, dejando caer su taza de cerveza.

Aquel repentino ataque hizo que él y su compañero que aun seguía vivo se pusieran alertas y miraran a los alrededores mientras sus manos se dirigían hacia las hachas que tenían en sus cinturones.

"Rolf, haz sonar la alarma." Dijo uno de los bandidos.

Su compañero asintió y llevó su mano libre a un cuerno. Lamentablemente, nunca pudo llegar a cogerlo, pues otra flecha voló y atravesó su mano. La fuerza de la flecha fue tal que terminó traspasando el muslo del bandido.

"¡Ahhhh! ¡Mi pierna! ¡Mi mano!" gritó de dolor el bandido mientras inútilmente intentaba liberarse, pero fue en vano, ya que la flecha atravesó los huesos, atorándose y causándole un dolor atroz. Sin embargo, los gritos del bandido se silenciaron cuando una flecha se incrusto en todo el centro de su frente.

El ultimo bandido que quedaba vivo, vio esto y llenándose de miedo, comenzó a correr hacia el interior de la cueva. Sin embargo, no llegó a dar ni diez pasos, pues dos flechas le impactaron en las rodillas, inmovilizándolo. Al no poder seguir corriendo, el bandido terminó por caer de bruces al suelo.

El bandido comenzó a desesperarse al ver que no podía moverse. Por lo que comenzó a arrastrase, en un fútil intentó de escapar de su muerte. Su desesperación comenzó a aumentar al escuchar pasos a sus espaldas. Sus movimientos se detuvieron de manera abrupta cuando una espada vinculada le atravesó el cerebro.

Sacando su espada vinculada del cráneo del bandido, Edzard dejó los cadáveres en el bosque, para que los lobos y las aves carroñeras se den un festín con su carne. Sin preocuparse por aquellos cuerpos, siguió caminando por la cueva. Mientras atravesaba la cueva, Edzard mataba de manera silenciosa a los bandidos. Para cuando terminó de matarlos a todos, ya habían pasado algunos minutos.

'Realmente estos bandidos no son la gran cosa.' Pensó Edzard mientras se dirigía hacia el supuesto almacén que tenían los bandidos.

Cuando llegó a ese lugar, el cual estaba al final de la cueva, Edzard vio que estaba lleno de comida ahumada y varios barriles de lo que seguro era cerveza. Moviendo los hombros, comenzó a hacer un inventario de los bienes que allí había. Cuando terminó de hacerlo, Edzard comenzó a guardar todo en la bolsa encantada que Jon había encontrado. Además, aparte de aquella bolsa, Edzard tomó un poco de cuero y con el hizo un monedero, el cual planeaba encantar para que Jon pueda poner allí su dinero. Y hablando de dinero, los bandidos habían tenido un pequeño tesoro en monedas. Cuando terminó de contabilizar las monedas, Edzard supo que había unos cincuenta dragones dorados, doscientos ciervos de plata y mas de mil estrellas de cobre.

'No es mucho, pero si se usa con sabiduría, esto podría ser de utilidad en el futuro.' Pensó Edzard mientras guardaba el dinero.

Tras haber asesinado a todos los bandidos y luego de haber guardado sus tesoros, el ultimo sangre de dragón se fue de la cueva de los bandidos y regresó hacia donde estaba Jon.

...........

La noche ya había caído sobre el mundo conocido y en la mina abandonada donde acampaban se podía ver a Jon descansar sobre algunas capas de piel mientras la cueva era calentada y alumbrada por una pequeña fogata. A un lado del niño que dormía, se podía ver a Edzard, el cual estaba sentado muy cerca de la fogata.

La luz de la fogata se reflejaba en el rostro de Edzard, mostrando que este tenía un semblante de preocupación. La razón de esto se encontraba a escasos centímetros de su rostro.

'Parece que me estoy quedando sin fuerzas.' Pensó Edzard al ver como su mano comenzaba a volverse trasparente. 'Bueno tampoco es que fuese novedad. Llevo más de ocho mil años por estas tierras. Ocho mil años desde que caí en aquella cadena de montañas al este.'

Tras pensar en aquello, la mente de Edzard comenzó a recordar sus días desde que cayó allí. Inicialmente no había pasado nada fuera de lo común, bueno, tampoco es que el pudiese saberlo, ya que mientras su collar no tuviese un dueño, él no podía interactuar con el exterior. Así que, después de llegar a este mundo, estuvo sin tener contacto con nadie por muchos años. Hasta que llego aquel fatídico dia, el dia en que fue encontrado por un joven pastor.

FLASHBACK

Los vientos mecían la ropa de un joven de cabellos plateados y ojos violetas, el cual estaba ataviado con una túnica de lino blanca, pantalones del mismo material, pero de color negro. Sus simples sandalias de cuero ayudaban a que pudiese caminar por el accidentado terreno. En su mano había un simple bastón de madera, el cual fue usado para guiar su rebaño de ovejas.

Mientras este joven iba caminando por los senderos, vio como una oveja se separaba del resto. Así que, para evitar que se perdiera, el joven la siguió. Estuvo siguiendo a la oveja unos pocos minutos hasta que la encontró haciendo un hoyo con sus patas en una de las ladeas de las montañas.

Al verla allí, el joven no perdió tiempo y se dirigió a atraparla. Al tener la oveja entre sus brazos, el joven posó su vista en el pequeño agujero que había hecho la oveja. Al hacerlo, vio un pequeño cordón de cuero sobresalir. Guiado por la curiosidad, bajó la oveja y con pasos cautelosos se acercó. Al llegar al hueco, se arrodillo y lentamente extendió su mano hacia el cordón. Al tomarlo, dio un suave tirón y sacó un collar.

Al ver lo que había encontrado, el joven puso una sonrisa y sin perder tiempo se lo puso. Cuando vio la alhaja en su cuello, el joven comenzó a volver con su rebaño de ovejas, mientras lo hacía, era inconsciente de que su hallazgo cambiaría el destino del mundo por los siguientes milenios.

FIN DEL FLASHBACK

Jon siguió mirando a su maestro con sorpresa y confusión, sobre todo cuando mencionó que su civilización aun no podía usar algunos metales. Sin embargo, cuando escuchó la palabra oro, comenzó a entender mejor y cuando escuchó la palabra metal mas raro que el oro, comenzó a imaginar un metal que tal vez vaga mucho dinero. "¿Qué clase de metal?"

"Hierro." Respondió Edzard de manera simple y directa.

"¿Hierro?" preguntó Jon con escepticismo.

"Así es, hierro."

"P-pero… si hay hierro por todos lados."

"Hierro mundano, si, pero el hierro que hay en las estrellas es diferente, Jon." Dijo Edzard mientras le acercaba la bola de hierro que componía la estrella.

"¿Qué diferencia hay entre ambos?" preguntó Jon mientras se quedaba embelesado al ver el corazón de la estrella, pues era tan negro que casi no podía distinguirlo.

"El hierro que cae del cielo se llama «Hierro meteórico», si bien hay de muchos tipos, algunos como este son muy buenos metales para fabricar armas y armaduras de gran calidad." Dijo Edzard mientras se agachaba para estar al mismo nivel que su aprendiz. "Me dijiste que la familia de tu madre tiene una espada hecha del corazón de una estrella, ¿verdad?"

Jon asintió.

"Pues, cuando termine tu entrenamiento, tu también tendrás una."

Los ojos de Jon se abrieron como platos a mas no poder, pues no espero aquello.

"Y-y-yo…" tartamudeó Jon mientras intentaba pensar en las palabras para agradecerle a Edzard.

"No me agradezcas, Jon." Dijo Edzard mientras le despeinaba un poco los mechones de cabello castaño. "Solo hay algo que quiero saber… ¿Cómo llamaras a tu futura espada?"

Las palabras de Edzard resonaron en la mente de Jon y este se sumió en un profundo debate interno. Mientras pensaba en un buen nombre, su mente recordó que la espada de la casa Dayne se llamaba Dawn y que era una espada blanca, que reflejaba una luz propia.

'Mi espada no será una espada blanca, sino que será una espada negra. Una espada negra que fue un regalo de las estrellas…' pensó Jon, para luego poner una sonrisa tímida, pues ya tenía una idea de cómo llamar a su espada.

"Y… ¿Cómo la llamaras?" preguntó Edzard al ver a Jon mover los pies.

Jon miró a Edzard con un poco de pena y acercándose a su oído, susurró el nombre.

Aquel nombre hizo que Edzard sonriera divertido, pues aquel nombre aun reflejaba que Jon era un niño. Y es que, el hijo de Ned Stark había elegido «Regalo de Estrella» como nombre de su futura espada.

'Regalo de Estrella…' pensó Edzard mientras saboreaba como sonaba el nombre. El nombre no era el más épico que podía imaginarse, pero no era malo, ya que reflejaba lo que sería esa espada. Sin embargo, si bien un nombre en un idioma podía sonar no tan bien, en otro idioma podría hacerlo mejor.

'Si, ese nombre creo que le quedaría mejor.' Pensó Edzard luego de formar un buen nombre con el conocimiento de los diversos idiomas de Nirm que tenía.

Los ojos tanto de Jon como de Edzard estaban abiertos como platos a mas no poder y la causa de eso era la gran muralla que había frente a ellos.

"Tu ancestro inicio la construcción de esto, ¿verdad?" preguntó Edzard mientras miraba la construcción de hielo.

"S-sí." Respondió Jon entre tartamudeos.

"¿Sabes si estaba loco o si intentaba compensar algo?"

"No."

"Ya veo."

Tras aquella pequeña charla, el dúo de maestro y alumno comenzó a caminar hacia el enorme muro. Ya habían pasado mas de un mes desde que salieron de aquella mina y durante todo el trayecto, Edzard estuvo entrenando a Jon en idiomas y escritura rúnica.

Ahora, el dúo se encontraba ante el último obstáculo para llegar a donde iniciaría el verdadero entrenamiento de Jon, las tierras más allá del muro. Un lugar donde el joven hijo de Ned Stark solo tendría dos opciones, fortalecerse o morir.

Luego de caminar varios kilómetros, al fin llegaron hasta Castle Black. El castillo que servía como la sede principal de comando de la Night's Watch era cualquier cosa menos un castillo, ya que desde el lado sur no tenia defensa alguna mas que una simple y pequeña empalizada de madera. Mientras se acercaban a dicho lugar, Edzard usó dos hechizos en Jon, uno era el de «Amortiguar» y el otro fue «Invisibilidad». Con la combinación de ambos, lograron pasar desapercibidos a los sentidos de los miembros de la orden.

Mientras caminaban por el patio de entrenamiento, Jon vio la verdad de aquella orden. La Night´s Watch no era como lo decían los cuentos de su tío Benjen o los de la Vieja Tata, no, parecía más una prisión que un lugar donde ganar honor.

Pasando por las cercanías de algunos reclutas, Jon escuchó como alguien mencionaba que eran delincuentes que habían elegido vestir el negro para no ser castrados o perder alguna extremidad o la vida. Sintiendo tristeza por lo que descubrió, decidió seguir caminando, dejando de pensar en lo que de seguro podría haber sido una de las peores decisiones que podría haber tomado en el futuro.

Luego de lograr atravesar el patio, Edzard y Jon caminaron hasta una especie de túnel, el cual parecía ser el lugar por donde podrían cruzar el muro. Cuando llegaron a la entrada del túnel, ambos vieron con fortuna como este estaba abierto. Así que, sin perder tiempo, Jon comenzó a caminar rápidamente, pues temía que los hechizos lanzados sobre el se agotaran y lo dejaran expuesto. Afortunadamente, eso no pasó y luego de unos pocos minutos, el bastardo de Ned Stark estuvo en las tierras más allá del muro. Una vez que estuvo a unos cinco metros de la puerta, esta comenzó a sonar y lentamente comenzó a cerrarse, cortándole cualquier intentó de retroceder.

Jon miró como la puerta que le permitiría volver a Westeros se cerraba totalmente y soltando un suspiro, volvió a mirar hacia el enorme bosque que se alzaba frente a él. Comenzó a moverse con pasos pequeños primero, pero luego comenzó a correr hasta terminar perdiéndose entre los árboles del bosque.

MAS ALLA DE LA MURALLA-AÑO 296 D.C

La tranquilidad que había cerca de una de las regiones de las montañas conocidas como los Colmillos helados fue interrumpida cuando una gran explosión se hizo presente. La explosión hizo que todo el lugar temblara, casi como si fuese un terremoto.

"Ah, ah, ah." Respiró con dificultad Jon.

"Lo has hecho bien hasta ahora, Jon." Dijo Edzard, el cual estaba parado a varios metros de distancia de su aprendiz. Levantando una mano, Edzard hizo un gesto simple, el cual fue el inicio de un ataque. Cientos de estacas hechas de magma endurecido surgieron del suelo y comenzaron a avanzar rápidamente contra Jon.

Al ver el ataque llegar, Jon apretó el agarre en su espada de practica y enfocando todos sus sentidos, comenzó a correr hacia el ataque. Cualquier persona que viera esto pensaría que Jon estaba loco, pues cargó contra un ataque que fácilmente podría matarlo. Sin embargo, el hijo de Ned Stark nunca fue empalado por las estacas, ya que al momento en que el ataque estuvo a escasos metros de él, comenzó a esquivarlos grácilmente.

Edzard miraba a su aprendiz esquivar el ataque fácilmente. Al ver que logró esquivarlo completamente, levantó su otra mano en la que tenía una espada y la movió rápidamente, pues Jon había logrado atravesar la distancia que los separaba rápidamente. Las armas de ambos comenzaron a resonar mientras se detenían la una contra la otra.

Los movimientos de Jon parecían casi un calco de los que usaba Edzard. Moviendo rápidamente su mano derecha, Jon lanzó un potente corte en diagonal, el cual fue detenido fácilmente por su maestro. Tras aquel ataque, el joven tuvo que ponerse a la defensiva rápidamente, pues Edzard comenzó a contratacar rápidamente.

'Aghh. Los ataques de Edzard siguen siendo igual de rápidos. Aun no logro verlos del todo.' Pensó Jon mientras sentía como su defensa era atravesada, haciendo que reciba cuatro golpes de manera consecutiva. La espada de practica de su maestro le impacto en los dos hombros, luego un golpe le dio en una costilla y finalmente, Edzard giró en ciento ochenta grados y le dio un golpe potente en todo el pecho.

La fuerza usada en los ataques de Edzard fue tal que el cuerpo de Jon salió disparado hacía unos peñascos. Sin embargo, antes de impactar contra las piedras, Jon logró maniobrar en el aire y terminó cayendo de pie. Aunque, logró evitar impactar con las piedras, la velocidad a la que fue enviado a volar lo forzó a clavar su espada en el suelo para lograr detenerse. La espada comenzó a dejar un surco hasta que finalmente su dueño logro detenerse. Una vez que vio que ya se había detenido, Jon comenzó a levantarse usando su espada como apoyo.

"Dejémoslo aquí por hoy, Jon." Dijo Edzard mientras se acercaba a su pupilo.

"Está bien." Respondió Jon mientras sacaba la espada clavada en el suelo de un solo tirón.

'Parece que ha logrado adaptarse a su nueva fuerza física.' Pensó Edzard al ver como su aprendiz fácilmente sacó una espada completamente clavada en la tierra. 'Su cuerpo se ha adaptado a la sangre Nirmniana mejor de lo que esperaba.'

El cuerpo de Jon había sido modificado mágicamente por Edzard en un ritual especial, el cual fue hecho un año después de que inició el entrenamiento de Jon. El ritual había consistido hacer que el cuerpo de Jon lograse asimilar un poco de sangre de Edzard, la cual había estado guardada en un vial especial. El ritual fue largo y tedioso, ya que duró más de siete días. En esos siete días, Edzard estuvo modificando el cuerpo de su pupilo para hacerlo más fuerte, resistente y darle al joven bastardo todos los atributos que tenían los habitantes de Aurbis.

Cuando el ritual terminó, el cuerpo de Jon estuvo ardiendo en fiebre varios días y cuando esta cesó, el joven hijo del Guardian del Norte ya no era un mortal ordinario. La prueba de que ya no era normal estaba en los ojos de Jon, los cuales aún eran purpuras, peor ahora tenían un cierto brillo antinatural en él.

'Ya han pasado varios años desde que inicie su entrenamiento. Y cada dia que pasa, se adapta mejor a sus nuevos sentidos y habilidades. Afortunadamente, pude solucionar el problema que tenía para usar magia.'

"¡Jon!" llamó Edzard a su pupilo.

El mencionado joven giró la cabeza y miró a su maestro.

"Anda a buscar algo de provisiones al bosque."

Al escuchar aquella petición, Jon asintió y se dirigió hacia su campamento.

El campamento en el que vivían parecía ser una simple cueva, pero eso estaba más alejado de la realidad, pues aquella simple cueva era un gran complejo de túneles. La cueva originalmente parecía haber sido una mina de cobre o estaño y al parecer había sido usada cuando los primeros hombres, quienes usaban bronce, aun vivían por estos lares. Ingresando a la cueva, Jon se dirigió por unos de los túneles, el cual daba a su habitación. Entrando en ella, Jon se quitó su ropa de entrenamiento, la cual consistía en una simple camisa negra de manga corta y pantalones marrones, siendo ambos artículos de lana, mientras que sus pies calzaban botas de cuero negro.

Luego de ponerse un par de pantalones limpios, Jon pasó por un espejo, el cual estaba hecho de hielo encantado. La imagen que reflejaba el objeto hizo que pusiera una sonrisa en el rostro. Atrás había quedado su pequeña figura que tuvo hace años y ahora frente a él se podía ver el inicio de la figura que un guerrero debería de tener. El entrenamiento físico que había recibido había hecho que su cuerpo fuese atlético, pero no estaba marcado ni tampoco era musculoso, por ahora. Alguna que otra cicatriz se podía ver, pero aparte de eso no había nada más. Bueno, eso era casi mentira, ya que en el lado derecho de su tórax había un tatuaje nórdico negro, el cual tenía la forma de un lobo aullando a una estrella.

Negando con la cabeza tras ver su tatuaje, Jon tomó una túnica manga larga y luego de ponérsela tomó una capa para luego salir. Mientras estaba que caminaba por el túnel hacia la salida, Jon pasó antes por la armería y tomó un arco, el cual estaba hecho de hierro fundido. Probando un poco su resistencia, se dio cuenta de que estaba en buenas condiciones, por lo que, tomando un carcaj con flechas de hierro, salió de la cueva. Al momento en que el aire frio golpeó su rostro, Jon miró hacia el frente y comenzó a dirigirse hacia el Bosque Encantado.

'Espero no toparme con algún salvaje.' Pensó Jon mientras pasaba al lado de su maestro y se despedía por ahora. Cuando estuvo a unos cien metros del campamento, comenzó a correr y terminó por perderse entre los árboles.

La noche ya había caído y en el exterior del campamento una gran tormenta de nieve arreciaba, haciendo que el viento que ingresaba pareciese el aullido de un lobo. Mientras la tormenta seguía mostrando su furia en el exterior, en una de las estancias de la cueva, se podía ver a Jon estudiando sobre venenos y pociones.

"Entonces, ¿la mejor manera de saber para que funciona una planta es comerla?" preguntó Jon mientras miraba a su maestro con escepticismo.

"Así es. Después de todo, que mejor manera de saber los efectos de algo, sino es sufriéndolos tú mismo." Respondió Edzard.

"¡¿Estás loco?! ¡En el nombre de los antiguos dioses, ¿Por qué comería algo que sé que me va a enfermar?!"

Edzard solo miro a su pupilo como si este tuviese dos cabezas.

"Entonces, dime. ¿Cómo sabrás que efecto tendría esa planta en una persona?" preguntó Edzard mientras miraba a Jon fijamente.

"Buenooo…. No tengo ni puta idea." Dijo Jon haciendo que Edzard se golpeara la cara con la palma de la mano derecha.

"En serio, a veces pienso que eres idiota." Dijo Edzard mientras soltaba un suspiro de molestia. Luego suspirar, Edzard decidió seguir con la lección, la cual se terminó por alargar unas cuantas horas.

Cuando la clase de alquimia terminó, fue el turno de las clases de encantamiento.

"Recuerda, Jon. Cada una de las runas debe ir en un orden especifico." Dijo Edzard mientras veía a Jon ordenar runas para encantar un simple cuchillo de hierro, el cual había sido forjado por el propio joven.

"Lo sé, Edzard. Primero van las runas de potencia, las cuales me dicen que efecto tendrá el encantamiento, ya sea de fortalecimiento o debilitamiento. Luego, siguen las runas de esencia, las cuales le dará el efecto propiamente dicho al encantamiento. Finalmente, las de aspecto, las cuales darán el nivel de poder que tendrá el encantamiento." Dijo Jon mientras juntaba unas runas. "Bueno, ya está. Ahora a comenzar con el encantamiento. Jejora (Elevar), Rakeipa (Fuego), Denata (Superior)."

Mientras Jon recitaba los nombres de las runas, la daga de hierro, la cual estaba en una simple mesa de madera, comenzó a levitar mientras las runas, las cuales estaban en una tablilla de piedra especial para encantamientos, comenzaron a brillar de diferentes colores. La luz que generaron las runas comenzó a flotar y luego se introdujo lentamente en la daga. Esta acción duró unos minutos, hasta que finalmente la magia de las runas estuvo impregnada por completo en la daga, la cual soltó un ruido sordo al caer en la mesa.

Edzard vio la daga y acercándose a ella, la tomó. Dando rápidos movimientos, probó su encantamiento al lanzarla contra un pedazo de madera que había por allí. La daga se incrustó en la madera fácilmente, pero eso no era lo que el hijo de Akatosh quería comprobar, no, lo que quería comprobar llegó unos segundos después.

"Parece que ya puedes hacer encantamientos de manera decente, Jon." Dijo Edzard al ver como la madera comenzaba a arder hasta volverse cenizas en menos de tres segundos.

Jon se sonrojó ligeramente al recibir aquel elogio por parte de su maestro. "Gracias, maestro."

Edzard miró a su aprendiz y dándole pequeñas palmadas en la cabeza, le dio una sonrisa antes de darle un consejo. "Jon, recuerda algo muy importante. El poder y la facilidad para encantar objetos no solo se ve afectado por las runas que usas, sino que también se ve afectado por la cantidad de magia que hay en el lugar donde lo haces."

"Entiendo. Supongo que no es lo mismo hacer un encantamiento aquí que hacerlo en Winterfell." Dijo Jon, entendiendo lo que su maestro le quería decir.

"Así es. Por más que tu hogar de infancia tiene mucha magia en sus paredes, no se compara para nada con la cantidad de magia que hay en este lugar."

Las palabras de Edzard hicieron que Jon comenzara a pensar en lugares donde podrá haber grandes concentraciones de magia. Luego de unos minutos, al fin recordó un lugar.

'Seguro que en Valyria los encantamientos serían muy poderosos.' Pensó Jon, y él no sabía que tanta razón tenía.

La tierra de Valyria, por más destruida y maldita que estuviese ahora, era un lugar donde la magia se podía respirar. Sin embargo, adentrase en ese lugar no era la más brillante de las ideas para muchos de los mortales de este mundo, ya que si las bestias que por allí moran no te destruyen, lo harán los hombres de piedra e incluso si sobrevives a eso, la niebla que rodea el lugar terminara por carcomer tu alma, hasta el punto de que comenzaras a alucinar con supuestos futuros, cuando la realidad es que aquellos supuestos futuros no son más que alucinaciones provocadas por la gradual destrucción de tu alma.

"Parece que ya es muy tarde, Jon." Dijo Edzard mientras comenzaba a volverse traslucido, lo que significaba que estaba por volver al collar. "Te veo mañana."

"Si. Nos vemos mañana." Dijo Jon al ver como Edzard comenzaba a desaparecer.

Al verse completamente solo, Jon se fue a descansar a sus habitaciones.

MAS ALLA DE LA MURALLA-AÑO 297 D.C

El sol del medio dia iluminaba las montañas que eran los Colmillos Helados y en algún lugar de aquellas escarpadas montañas, se encontraba Edzard sentado en una roca, mirando a su pupilo entrenar sus habilidades mágicas y de espadachín.

'La forma en que lucha me recuerda a la de los «Caballeros Dragon» que poseían los soldados Akaviri.' Pensó Edzard a ver como Jon convertía su espada bastarda en un látigo de fuego, para luego lanzarlo y destrozar una roca de tamaño medio.

'Parece que en este último año Jon ha logrado pulir muchas de sus habilidades. Ya es capaz de usar algunos hechizos de alto nivel, aunque tiene un tiempo de lanzamiento muy lento, pero eso es algo que se esperaría de alguien que se ha convertido en un hibrido de manera artificial. Sobre su combate con armas, es más que bueno con el uso de la lanza, la albarda, la pica, el hacha, tanto de una mano como de dos manos, la maza y por supuesto los martillos de guerra. Pero donde realmente recae su maestría es en el uso de armas de hoja, la daga, la espada corta, la espada larga, la espada bastarda y por supuesto los mandobles, esas son las armas en las que no encontrara muchos rivales en este mundo.' Pensó Edzard para luego mirar su mano y vio como esta comenzaba a desaparecer ligeramente mientras un ligero dolor le atravesaba el cuerpo. Tomando una respiración profunda, el ultimo hijo de Akatosh comenzó a absorber parte de la magia que había en el ambiente. 'Me estoy quedando sin tiempo, ya es hora de que comience a terminar mis asuntos en este mundo. No quiero irme dejando cosas al azar.'

Terminando de pensar aquello, el hijo de Akatosh se puso de pie y comenzó a acercarse a su aprendiz. Cuando llegó, vio como Jon corría hacia donde había varios muñecos de madera y paja, los cuales estaban puestas de manera que parecían enemigos rodeando a alguien. Edzard vio como Jon corría hacia ese lugar y cuando estuvo allí, lo vio tomar su espada bastarda con ambas manos y moviéndola con fuerza, hizo un giro de ciento ochenta grados, cortando así a todos los muñecos que estaban allí.

"Parece que esos muñecos ya están muertas." Dijo Edzard con una sonrisa al llegar a donde su pupilo.

Jon bajó su espada y mirando a su maestro, sonrió de manera divertida.

"Si, no tuvieron oportunidad alguna."

"Je, je. Así parece." Dijo Edzard viendo como su pupilo había terminado de cambiar en estos últimos años. El joven Jon ya había crecido lo suficiente como para ser considerado alguien ligeramente más alto para su edad, pero sobre todo fue la forma en que ahora se expresaba dónde estaba su mayor cambio, pues ya no era tan reservado para hablar y solía decir algunas cosas en tono de burla o incluso era capaz de señalar lo obvio solo para de esa manera sacar de quicio a alguien. 'Me temo que su personalidad se parece a la de alguien a la que siempre quise tirarle un puñetazo, pero si no mal recuerdo sí que se lo di. Aunque, no recuerdo bien cuando fue. Ahhh…. a veces odio tener tantos miles de años encima, ya que eso hace que mi memoria sea algo confusa en ciertas partes.'

"Entonces, Edzard. ¿Qué necesitas de mi hoy?" preguntó Jon apoyando su espada en su hombro.

"Necesito que vayas por algunas cosas." dijo Edzard para luego enumerarle las cosas que necesitaría.

"Ummm…. ¿para que necesitas tantas cosas?" preguntó Jon con curiosidad, pues la lista de objetos que le estaba pidiendo Edzard era larga y muy específica.

"Para algunas cosas." respondió Edzard con una sonrisa enigmática en el rostro.

"Ya veo, bueno, no preguntare nada más, ya que de igual manera me enterare al final."

Edzard sonrió al ver como su pupilo se iba a buscar las cosas que le había solicitado.

Jon se encontraba entrenando con un mandoble, cortando varios troncos de madera de roble. Estos se encontraban colocados de una forma que parecían ser soldados en una formación. Si bien estos deberían de ser fijos, estos estaban encantados y estaban atados a un dispositivo que hacía que se movieran de manera aleatoria, dándole así un mayor desafío al entrenamiento.

'Ya han pasado tres semanas desde que Edzard me pidiera esos materiales.' Pensó Jon mientras cortaba por la mitad un tronco, el cual se había movido de tal manera que se había acercado a gran velocidad contra él. 'La verdad no sé qué estará haciendo, pues me ha pedido madera de diversos tipos, mineral de hierro, plantas que fácilmente se convertirían en fibra para hacer sogas y algunos materiales que se podrían convertir en resinas impermeables.'

Volviendo a la realidad, Jon cortó cuatro troncos que aparecieron en su línea de visión moviendo su arma de manera horizontal. Comenzando a correr con un poco de más de velocidad, dio un salto y convirtiendo su mandoble en un látigo de fuego, calcinó varios troncos, los cuales habían tomado una posición que hacía que pareciesen estar en una formación de falange. Cayendo grácilmente, Jon siguió su entrenamiento, cortando todos los obstáculos que había.

Cuando llegó al final de su entrenamiento, Jon tomó unas cuantas bocanadas de aire, pues el entrenamiento había sido algo largo. Apoyando su mandoble en su hombro, comenzó a regresar hacia su refugio para poder asearse y ver que estaba haciendo Edzard. Sin embargo, luego de dar algunos pasos, tuvo que mover su arma para poder defenderse de un ataque que llegó desde su espalda. El dueño de aquel ataque no parecía ser una persona, sino que parecía ser una sombra con forma humanoide. Aquella sombra estaba cubierta por un miasma negro que parecía absorber la luz del sol. El rostro era irreconocible, ya que se podía ver que tenía una máscara negra, la cual tenía dos colmillos similares a los de un mamut.

'Es fuerte.' Pensó Jon al ver como el golpe de su enemigo lo había hecho derrapar varios metros hacia atrás.

"¿Quién eres? ¿Por qué me atacas?" preguntó Jon tomando su mandoble con ambas manos.

La sombra no le respondió nada y solamente tomó una posición de lucha con su propia arma. El arma que estaba usando la sombra era un mandoble blanco, casi traslucido.

Al ver esto, Jon supo que no obtendría ninguna respuesta verbal de este ser, por lo que sin esperar un segundo más, se lanzó contra él para luchar. Su enemigo hizo lo mismo que él y ambos se encontraron en el centro. Al estar cara a cara, comenzaron intercambios rápidos con sus armas, las cuales comenzaron a sacar chispas, pues usaban mucha fuerza para golpearse.

Jon tuvo que mover su mandoble de manera diagonal para desviar el ataque de su enemigo, el cual no dejaba de atacarle de manera consecutiva. Por su parte, el comenzó a desvía los ataques, buscando encontrar una sola apertura para lograr derrotarle de un solo movimiento, pero hasta ahora no había encontrado nada. Así que, viendo esto, Jon decidió usar una técnica de magia, por lo que dando un salto y girando ciento ochenta grados, convirtió su espada en un látigo de fuego, el cual se dirigió contra el cuerpo de su oponente. Lamentablemente, este ataque falló, pues la sombra movió su arma de tal manera que el látigo no pudo tocarlo.

'Mierda.' Pensó Jon al ver que su ataque al fallar lo había dejado completamente desprotegido.

La faltade defensa que dejó el fallido ataque de Jon, hizo que su enemigo le diera una potente patada en todo el estómago, haciendo que Jon saliera volando algunos metros.

Mientras estaba en el aire, Jon se llevó la mano a su estómago, pues el golpe le había causado un poco de daño interno. Mientras estaba en el aire, el arma de Jon comenzó a volver a su forma y el hijo de Eddard Stark dio gracias a los dioses de que su espada volvió, pues su enemigo no esperó ningún segundo luego de haberle atacado para volver a lanzarse contra él.

Cuando Jon fue alcanzado por la sombra, comenzó un nuevo intercambio de espadazos, los cuales fueron dominados por la sombra, la cual terminó por lograr asestarle a Jon otro golpe en el abdomen, solo que, a diferencia del anterior, ahora no se detuvo allí, ya que comenzó a darle varios golpes en el cuerpo.

'Maldición. Este sujeto es fuerte.' Pensó Jon mientras su visión comenzaba a volverse negra. Fue el siguiente golpe, el que hizo que su visión terminara por oscurecerse, haciendo que la inconciencia lo reclamara.

FIN DEL CAPITULO

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top